El arzobispo Planellas ha cerrado la gran crisis de la Congregació de la Sang de Tarragona poniendo al frente de ella como Prefecto a su hombre de máxima confianza, Mn Joan Àguila Chavero que a la vez es su vicario general, entre otros muchos cargos que acumula. Mn. Àguila sustituye a Mn. Josep Queraltó, que fuera hombre de confianza del arzobispo Pujol.
Para el que no lo sepa la Real y Venerable Congregación de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de Tarragona es una Cofradía fundada el año 1545 y que actualmente es uno de los principales referentes en Cataluña de las tradiciones de Semana Santa. La Congregación desde el año 1550 organiza la solemne Procesión del Santo Entierro, pero también tiene una importante actividad social, cultural y caritativa.
En septiembre saltaba el escándalo, cuando se hacían públicas diversas impugnaciones a los comicios que deberían elegir al presidente de la entidad en un duelo entre Ramon Mullerat de línea continuista y María Grau en una línea más renovadora. Se denunciaron irregularidades en el censo, errores en el proceso y falta de transparencia. El arzobispo Planellas se vio obligado a suspender las elecciones y aplazarlas hasta finales de noviembre, mientras se intentaban resolver algunas de las irregularidades que crearon tanto malestar y dimes y diretes en la ciudad tarraconense.
Finalmente, las elecciones las ganó, aunque por escaso margen, la renovadora María Grau, lo que propició la dimisión del Prefecto Mn. Josep Queraltó, que era más afín al derrotado Ramon Mullerat. Entonces le tocó al arzobispo Planellas sustituirlo, decisión en la que no dudó en colocar en otro cargo más a su delfín Mn. Joan Águila. La crisis aún no está cerrada del todo porque aún está pendiente el juicio que tiene que dirimir si se cometió falsificación documental en el momento de hacer el cambio de nombre de la sede canónica de la entidad el año 2018.
Planellas y Águila han formado una unidad de destino en lo universal, un dúo inseparable, en el que parece que Àguila es el único que entiende a Planellas y Planellas es el único sacerdote en el que confía. Mientras tanto, la diócesis hecha unos zorros, con un clero y una feligresía desanimada y desnortada, que además tiene que afrontar como Barcelona una compleja reestructuración territorial, en la que Àguila, como no, es precisamente el máximo responsable.
El dúo Planellas-Àguila comparten además de las máximas responsabilidades diocesanas en Tarragona, una misma visión política, la nacionalista catalana activista, mientras Planellas cuando era párroco de Jafre en Girona permitía la colocación de una bandera estelada en el campanario de la Iglesia, Àguila colocaba pancartas también en el campanario de su iglesia en Valls a favor de la libertad de los políticos presos por el intento de golpe de Estado de 2017.
Planellas recibió la mitra por su actividad teológica en el proceso contra el Seminari del Poble de Déu, en el que nadie ha entendido nada de nada, con una crueldad inédita, se condenó a un montón de sacerdotes por el gran delito de "pseudomisticismo", sin dar explicaciones de lo que eso significa. Su pontificado ha demostrado que es una verdadera nulidad, y un castigo demasiado duro para Tarragona, con aún muchos años por delante si nadie lo soluciona. Además, como en el caso de otro obispo pésimo, como es Taltavull, tiene el don de que monta un circo y le crecen los enanos, como le ha sucedido con la Congregació de la Sang.
Francesco Della Rovere