El pasado 19 de agosto el papa Francisco recibió en audiencia privada al presidente de Aragón, Jorge Azcón, a la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, y al arzobispo de la sede cesaraugustana Mons. Carlos Escribano. La visita tenía por objeto invitar al papa a viajar a Zaragoza cuando se cumplen los 40 años de la última visita de Juan Pablo II o, al menos, contar con un vídeo en que el pontífice impartiese su bendición para las próximas fiestas del Pilar.
La protocolaria conversación discurrió por la dramática coyuntura por la que pasa el pueblo venezolano, la paz del mundo, el litigio por los bienes religiosos abierto aún con Cataluña y, casi de refilón, la posible rehabilitación del Papa Luna, Benedicto XIII, declarado hereje y excomulgado, por el concilio de Constanza en 1417. Y precisamente limpiar la memoria del papa Luna fue uno de los asuntos que ya expuso el expresidente de la Diputación General de Aragón cuando visitó a Francisco en octubre de 2022.
Es oportuno resucitar el tema de la rehabilitación del papa Benedicto XIII, justo en este momento en que la resistencia al estilo eclesial que está impulsando el actual pontífice, ha hecho subir la marea sedevacantista: donde priman, obviamente, escabrosos argumentos sobre la “legitimidad” del papa. En efecto, cuando las batallas de poder se ponen difíciles, se va directo a la cabeza, a cortarla; y se elaboran todo tipo de argumentos (especialmente basados en el derecho canónico) que justifiquen esta decapitación. En la actualidad se planteó el sedevacantismo a partir de la coexistencia de dos papas, con la tormentosa renuncia de Benedicto XVI. Obviamente ese movimiento pretendía cortarle la cabeza al pontífice sobrevenido, cosa que no consiguió. Pero es el caso que, en el Gran Cisma de Occidente, el de Aviñón, no fueron dos, sino tres los papas que coexistieron. La solución era, obviamente, cortar cabezas. Las tres estuvieron en juego; pero finalmente acabó cortándose la más resistente (¿sólo por la tozudez del papa Luna?), que argumentó siempre su resistencia en el Derecho Canónico, en las leyes de la Iglesia.
El caso es que fue decapitado de mala manera, siendo declarado hereje y excomulgado: una evidente exageración, un insulto para un papa tan recto y tan sabio, y un evidente desdoro para la Iglesia de aquel momento. Pues como el "Juicio del Cadáver" o "Sínodo del Terror" en que se juzgó y condenó al papa Formoso. Son páginas de la historia de la Iglesia que es preciso limpiar. Porque si permanecen como legítimas, en ellas se puede justificar cualquier horror. Por eso somos muchos los que consideramos que sería bueno para la Iglesia rehabilitar la memoria de Benedicto XIII, D. Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor, que en realidad fue sacrificado por el bien superior de la Iglesia, como afirmaron sus enemigos del concilio de Constanza. Un sacrificio que hoy ya no tiene sentido.
Hace ya casi dos años la Asociació de Amics del Papa Luna, presidida por el profesor Juan Bautista Simó, se ha encargado de presentar ante la Congregación para la Doctrina de la Fe la documentación necesaria: La colección de Bularios de Benedicto XIII recopilados por el Rvdo. Ovidio Cuella a lo largo de su vida en el Archivo Apostólico Vaticano y la magna obra del archivero diocesano de Tortosa, Rvdo. Josep Alanyà, El Cisma de Occidente y las vistas de Morella. Historia y documentos 1378-1429, donde se analiza pormenorizadamente la documentación que demuestra el esfuerzo de Benedicto XIII de alcanzar la unidad sin violentar la ley canónica, y la injusticia cometida contra el pontífice aragonés al declararle hereje en el concilio de Constanza sin las mínimas garantías procesales.
La legitimidad de Benedicto XIII, el papa Luna, es decir, la legalidad de su elección canónica en Aviñón en 1394, como único y verdadero pontífice de la Iglesia al suceder a Clemente VII, puede ser demostrada ya sin duda razonable a través de una sucinta investigación historiográfica. En el Archivo Apostólico Vaticano -antes Archivo Secreto- se guardan bajo el epígrafe De Schisma, los testimonios de los testigos oculares que declararon, especialmente ante los enviados de los reyes de Castilla y Aragón, que el cónclave de 1378, que eligió a Urbano VI, fue nulo de pleno derecho, pues fue realizado bajo presión del pueblo romano que exigía la elección de "un papa romano o al menos italiano". Para conseguir ese objetivo los cardenales asistentes fueron maltratados de palabra y de obra. Amenazados de muerte por el populacho que acabó asaltando el palacio apostólico, los cardenales efectuaron una elección que, sin esa presión, nunca se hubiese consumado.
Aunque luego, formalmente, los cardenales entronizaron a Urbano VI y le prestaron obediencia -por miedo a las represalias, declararon posteriormente- la nulidad de aquel cónclave, patente para todos los electores, los llevó a elegir, unos meses más tarde en Fondi, ya con plena libertad, a Roberto de Ginebra, Clemente VII, cuyo legítimo sucesor fue el cardenal de Aragón, D. Pedro Martínez de Luna.
Consciente de su legitimidad, la actuación posterior de Benedicto XIII le llevó a buscar la unidad de la Iglesia, dividida al final entre tres obediencias distintas, siempre a través de medios canónicos y diplomáticos, pero sin bajezas. Influyó decisivamente en el Compromiso de Caspe (1412) a favor de la elección de Fernando de Antequera como rey de Aragón, evitando así una guerra fratricida que hubiese devastado el reino. Solamente por esto el Papa Luna merecería estar en el panteón de los padres fundadores de la nación española. La solución que él propuso con los nueve compromisarios -tres por reino- que decidieron la sucesión, atendiendo a los derechos y méritos de los diversos candidatos a la corona aragonesa, era la eficaz concreción de la via compromisii que Benedicto XIII planteó como la solución canónica del cisma y que nunca fue aceptada por sus adversarios.
Finalmente, el Papa Luna se mostró dispuesto a abdicar simultáneamente junto a Gregorio XII, habiendo acordado previamente los términos del próximo cónclave. Sin embargo, la solución fue rechazada por el emperador alemán Segismundo que, habiendo convocado un concilio en Constanza (Suiza), depuso a Juan XXIII (Pisa) y obtuvo la abdicación de Gregorio XII (Roma), declarando "hereje y fautor de cisma" a Benedicto XIII en un juicio "in absentia" en el que no tuvo absolutamente ninguna defensa.
La conmemoración el pasado año del 600 aniversario de la muerte del papa Luna (1423) no ha conseguido todavía su rehabilitación, pero tal vez la ha acercado un poco más. El jurista illuecano, José Javier Forcén afirmaba en las páginas del Heraldo de Aragón que la continuación del último aniversario de Benedicto XIII podría llegar con la decisión definitiva del papa Francisco, que supondría su “perdón” (de las acusaciones del concilio de Constanza) y “el reconocimiento” como hicieron con Martín Lutero. Es sencillo y rápido este mecanismo – afirma Forcén-, que puede proponerlo el prefecto del Dicasterio al papa Francisco para que dicte un ‘motu proprio’ o resolución sin argumentar (muy al gusto del estilo eclesiástico), como un indulto.
Sin embargo, yo me atrevo a ir más allá de ese indulto o perdón del que habla el jurista illuecano. La legitimidad de Benedicto XIII, el papa Luna, ha estado proscrita por la historia eclesiástica durante mucho tiempo puramente por motivos de corrección política. Ya es hora de demostrar que la conciencia con la que vivió D. Pedro de Luna como único y legítimo pontífice de la Iglesia no se debía a su tozudez aragonesa, sino a la realidad de unos hechos que pueden ser ya demostrados objetivamente.
Sólo la renuncia en 1429 de su sucesor, Clemente VIII, el canónigo turolense Gil Sánchez Muñoz, y la elección en el cónclave posterior del papa elegido en Constanza años antes, puso fin al cisma y legitimó a Martín V como sumo y único pontífice de la Iglesia universal.
Custodio Ballester Bielsa, Pbro.www.sacersotesporlavida.info
Extraordinaria explicación en este artículo. No se podía exponer mejor.
ResponderEliminarAunque el arzobispo actual de Zaragoza, Don Carlos Escribano, bien podría pedir al Papa Francisco la rehabilitación del arzobispo Ureña, que sigue vivo. Y más ahora que los instigadores del derribo de Ureña han sido condenados culpables de las fechorías realizadas en Zaragoza hace 10 años.
Que aprovechen y rehabilitación a ambos. A don Pedro Martínez de Luna y a don Manuel Ureña. Al menos el segundo sigue vivo y podría recuperar la dignidad humana que le fue arrebatada.
Es normal que la Iglesia se resista a enmendar errores (y hasta horrores) que ha cometido en el pasado, porque en este caso se pone en cuestión la legitimidad de la línea sucesoria de los apóstoles y se les dan serios argumentos a los sedevacantistas que, lo único que discuten, en verdad, es la legalidad y legitimidad de la elección de algunos papas. En efecto, en tiempos convulsos para la Iglesia se han producido cónclaves nada limpios, nada canónicos. Y es por aquí por donde van los sedevacantistas. Así que andar hurgando sobre la limpieza de algunas elecciones papales, como que no: porque levantan ampollas y ponen en riesgo el tambaleante "statu quo".
ResponderEliminarY entretanto, a la espera de que el actual poder papal le "perdone" al proscrito Papa Luna los delitos de que se le acusó y le levante la sentencia de cismático y la pena de excomunión.
Hubiera estado el cardenal Fernández en el Conclave de Constanza y lo solucionaba en un plis Plas...con aplicar la "Fratelli Tutti" hubieran "consensuado" y podría haber habido un Triunvirato de 3 Papas. Eso sí, con Benedicto XIII como Primus interfaces.
EliminarEl Papa luna ya está juzgado por el inapelable tribunal de Dios.
ResponderEliminarÉsto de hacerlo humanamente,sobra.
Vaya ganas de perder el tiempo.
No ho tinc gens, clar
ResponderEliminarPerò sí que sembla evident avui mateix que el Senyor Tarradellas serà el primer sant laic de 'l'església (catalana) de francesc' ?
FEM
I ara, no surtirà això publicat a DOG? Qui canonitza a Tarradelles, Francisco o Illa & Cia? Serà a Poblet?
EliminarSeñor comentarista de las 11:25, ¿usted cree que rehabilitar la memoria de nuestro paisano es perder el tiempo? No es nada agradable haberle dado a la Iglesia un papa cismático y por ello excomulgado. No sienta nada bien. La historia es edificante (magistra vitae) cuando es auténtica. Si está manipulada a medida de los intereses del poder del momento, lo que puede enseñarnos es a acomodarnos dócilmente a la arbitrariedad y al error.
ResponderEliminarTotalment d'acord.
ResponderEliminarHasta Illa el faran Sant en vida, jeje.
Companys ja es Sant, ara Tarradelles però Illa i Junqueras Beats com Ramon Lull
EliminarPara rehabilitar a alguien lo importante es la verdad, no si nos deshonra que uno de los nuestros ha sido excomulgado o cualquier otro sentimiento tribal. Al cabo de seis siglos no estamos mejor de lo que estuvieron los contemporáneos para determinar la verdad sobre los diversos presuntos papas en competencia.
ResponderEliminarVolver a juzgar a muertos no soluciona ningún problema de los vivos, en particular el sedevacantismo actual no tiene nada que ver con el Cisma de Occidente. Si alguien piensa que afirmar que el Papa Luna era el autentico papa va a convencer a los que dicen que no hay ningún papa legítimo desde la muerte de Pío XII de que están equivocados, ese alguien no sabe en qué mundo vive. Nunca escuché a un sedevacantista o próximo a tal postura argumentar, ni por lo más remoto, con el caso del Papa Luna y sus competidores.
Catolico de Gijon:
ResponderEliminarEntiendo que esta fuera de la Iglesia si no reconoce a los papas posteriores a Pio XII
Agradecería saber donde está sepultado el cuerpo
ResponderEliminardel Papá Luna.
Muchas gracias.
Los ejercitos Napoleònica dijeron buena cuenta del cuerpo, profándolo en su loca huida de los bandoleros que les acosaban. Creo.que sólo se salvation el cráneo que esta en Illueca
EliminarSi rehabilitan a Benedicto XIII se tendrá que correr un número a los siguientes.
ResponderEliminarRatzinguer sería Benedicto XIII.
Vaya lío.
No hay lio...probablemente Benedicto XVI sabía que iba a ser Benedicto XIII vistas las pérfida que tuvo que sufrir. No hay nada oculto que no vaya a salir a la luz
EliminarQuería decir XVII, no XIII.
EliminarPerdonen.
"Al cabo de seis siglos no estamos mejor de lo que estuvieron los contemporáneos para determinar la verdad sobre los diversos presuntos papas en competencia."
ResponderEliminarAmigo, con todos los respetos, esa afirmación me suena a solemne tontería; eso sí, dicha muy solemnemente. Fíjese: ya de entrada, el que observa el fenómeno de lejos, está en mejores condiciones de "valorar los hechos y los argumentos", que el contemporáneo, que está atrapado por las pasiones desatadas en el momento y por la premura de llegar a algún desenlace; aunque ese desenlace no sea idóneo desde más de un aspecto.
En cuanto a la inutilidad de restituir la honra de alguien, tiene usted toda la razón (la que se lleva ahora). Por eso ni la Iglesia ni el papa abrieron la boca cuando en los juegos olímpicos de París se profanó la Eucaristía de la forma más burda y obscena. Bueno, sí, después que los musulmanes levantaron la voz, una oficina vaticana sacó un comunicado en el que justificaba el no decir nada.
Y respecto a que los sedevacantistas no miran los casos anteriores, documéntese, que son ellos los que mejor estudiados se los tienen.
Una mujer one presidía aquel banquete de adefesios..
EliminarEsa mujer llamada Bárbara Butch se definió como "gorda, fea, lesbiana y judia"...es o no es eso signo de los tiempos? Francisco compadres con el mundo, el Papa Luna se efrentó a tiros y troyanos y no compadres con ellos