Quinielas episcopales

Si juntan parroquias... Digo yo que podrán juntar diócesis.
Si cierran parroquias, se podrán cerrar diócesis.
En Catalunya con 2 o 3 obispos ya sería suficiente, y ¡nombrados desde Propaganda Fide!

Decir lo que decís de Pulido es demostrar que no tenéis ni idea. Es un hombre rígido (no por la doctrina precisamente) y que sabe moverse (no le gusta que le etiqueten) de manera que no se le coloque en ningún bando. Vamos, que es un vendido.

Pero puede ser el perfil que busquen, sumiso, oficialista, moderado

Monseñor Bartomeu será el próximo Cardenal Arzobispo de Barcelona.

Eso está cantado, no le den más vueltas!!!

Dios nos libre de algunos obispos por no decir casi todos que son incapaces de predicar los 6 días de la Creación, el Diluvio y la Pentápolis. Me atrevo a decir que son unos inútiles ya que censuran lo más espectacular de La Bíblia que es Palabra del mismo Dios. Si al menos se parecieran algo a San Pedro en una de sus cartas que dice de la tierra que apareció en medio del agua donde había estado anegada, ya sería algo de "atrevimiento" arzobispal literario, pero vemos que pasan los años y más de lo mismo idem, idem. Esperemos que al menos no censuren tambien el milagro del Mar Rojo diciendo que fué un fenómeno natural de la bajada de las aguas debido a una marea. El pueblo quiere pan y espectáculos, no lo olvidemos, siempre la raza humana hemos sido geneticamente descendientes de los romanos. Si los obispos y el Papa incluído no predican el "espectáculo" bíblico al estilo del primer papa Pedro, la Iglesia caerá en el abismo, que por cierto ya falta poco debido a pérdida de efectivos sacerdotales, solo falta el "pasito" adelante que algún papa decida caminando hacia adelante en su peculiar estilo marchoso, y al "pasito" adelante ya tenemos el abismo.

Da la sensación de que alguien en el Vaticano, ha dicho aquello de "acepto pulpo como animal de compañía", es decir, "acepto filtrar la lista de candidatos a antístite en Germinans Germinabit como sucedáneo de sinodalidad y miro los comentarios como si fuera una deliberación". Pues no vale, como no es igual la misa con cura que la misa sin cura. No.

Aquí están todos los amiguitos de Omella, sus dos auxiliares (con Vilanova como el jefe malo y Omella como jefe bueno en el caso de la parroquia del Espíritu Santo) y el nefasto Satué, éste nada menos que para Barcelona... me gustó el chiste, tienen sentido de humor en Roma.

Lo de Bertomeu, el tortosino 0'07 al servicio de Su Majestad el Papa con licencia para tratar bien a los consagrados de alta graduación para la inane Lérida, pues sí, no es creíble. Hasta da risa, parece como una pinza para que cualquiera de ellos fuera para Barcelona...

No. En el 2021 Francisco estableció la recuperación de la Iglesia Sinodal que era tal como había sido en el principio, durante el Imperio Romano y la primera fase de la Edad Media, para tratar cuestiones sólo pastorales y para elegir a quien será su pastor, el obispo.

Ah, a los de Roma: cuando acabó el Concilio Vaticano II, se hizo un proyecto de Lex Ecclesiae Fundamentalis, donde en 1965 Pablo VI hizo un proyecto que otorgada derechos a los fieles. Lo seguimos esperando, junto con la sinodalidad y sus derechos y libertades inherentes. Desenpolvadlo...

El principio de igualdad que fundamenta la eclesiología de la sinodalidad, y que aparece en el Concilio Vaticano II, implica que no hay en la Iglesia duae vitae, sino una sola vida, la vida espiritual. No hay duo populi, sino un solo pueblo: el Pueblo de Dios. No hay duo genera christianorum, sino un solo género de cristianos: los fieles. Por ello todos los fieles son igualmente PERSONAS (ojo, se diferencia entre ordenado y no ordenado) en su sentido jurídico y todos los derechos y deberes fundamentales tienen en todos la misma fuerza de cosa debida. Así, la ya vigente y eficaz sinodalidad desde el 2021, se retrotrae hasta el inicio de la Iglesia, durante el Imperio Romano, y vuelve a ser aplicable la sinodalidad hoy en día en toda la vida diocesana, incluido en la elección, enjuiciamiento y deposición de obispos, y en toda modificación de las parroquias, física o jurídica (fronteras, venta, demolición, degradación a centro de culto...).

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METODOLOGÍA

Aquí hay unos proyectos de hace como mínimo 20 años sobre cómo ha de ser la elección de un obispo, tanto en el modo clerical actual, como en el sinodal por el Pueblo de Dios.

Cuando se dice que la elección de un jefe es una "quiniela", generalmente se está haciendo referencia a que la selección del líder o jefe se hace de manera aleatoria o incierta, como si se decidiera al azar, sin un proceso claro o fundamentado.

Por lo tanto, lo contrario de una "quiniela" en este contexto sería una elección basada en criterios claros, objetivos y bien fundamentados.

1. Criterios claros y objetivos: Se establecen criterios específicos como experiencia, habilidades, capacidades de liderazgo y nivel educativo.

2. Proceso estructurado de evaluación: Incluye entrevistas estructuradas al Pueblo de Dios y el uso de otros medios para medir la idoneidad del candidato para el obispado, siguiendo el código de derecho canónico

3. Fundamentación en evidencia y datos: Las decisiones se basan en información recopilada durante el proceso de selección (revisión detallada de currículos y verificación de antecedentes) con información concreta y verificable.

4. Transparencia y objetividad: garantizando que todos los candidatos sean evaluados bajo los mismos criterios y condiciones. Se busca minimizar la influencia de sesgos personales o decisiones subjetivas.

5. Alineación con objetivos organizacionales: Se evalúa cómo las habilidades y la experiencia de los candidatos se alinean con los objetivos de la Iglesia: sólo salvar almas, cura animarum (c. 1752 CDC)

DOCE CRITERIOS PARA ELEGIR OBISPOS

1. El candidato a obispo es necesario que sea un hombre viril, confiado y seguro en su masculinidad, con un estilo de vida concreto en lo físico y un vigor tanto físico como mental. Un hombre que los jóvenes y otros hombres admiren, y que las mujeres respeten. Debe ser capaz de atraer a los jóvenes hacia el ministerio sagrado y mantener relaciones de apoyo mutuo, confianza y visión con sacerdotes y diáconos. Un hombre coherente que inspire tanto a los laicos dentro de la Iglesia como a los hombres fuera de ella.

2. La coherencia es fundamental. Debe ser un hombre prudente en expresar sus creencias y poner en acción lo que dice. No solo debe relacionarse con quienes comparten sus simpatías y antipatías, sino también ser capaz de trabajar con personas diferentes. Un hombre que no sigue la corriente, sino que actúa con coherencia íntegra, priorizando los principios sobre las simpatías y antipatías.

3. Los principios son cruciales. El hombre ideal insistirá en un proceso justo y en la correcta aplicación de la justicia, siguiendo procedimientos canónicos en lugar de actuar arbitrariamente. Tratará a todos de la misma manera, sin importar sus simpatías. Debe hacer lo correcto ante Dios, incluso cuando las circunstancias sean difíciles, sin buscar escapar de sus responsabilidades.

4. El temor de Dios es crucial. San Juan enseña que "el amor perfecto expulsa el temor" (1 Jn 4, 18), y aunque pocos son perfectos en el amor, un vivo temor de Dios nos guía. Un hombre no es ordenado obispo por sí mismo, sino por Dios y para su Iglesia. La responsabilidad ante Dios incluye la transmisión de la herencia de la Iglesia, el Evangelio de Jesucristo, y la supervisión y colaboración con el clero. Discernir el justo temor en un hombre es esencial, pues solo el hombre que teme a Dios será un instrumento adecuado para las acciones de Dios en su Iglesia.

5. La inclusividad es esencial. Un sacerdote pastor debe edificar una comunidad acogedora para las personas más diversas y, como educador, debe atender tanto a los alumnos menos prometedores como a los más destacados. Debe ser un hombre con una gran capacidad de escucha, que sienta profundamente lo que se dice de él, y que inspire confianza en la gente por su capacidad de entender y escuchar realmente. Debe evitar actuar según prejuicios y tener una visión limitada, viendo las cosas solo en blanco y negro.

6. La oración es fundamental. Un obispo debe estar ligado a la celebración regular de la santa Eucaristía y al rezo del oficio divino, pero más importante aún es la capacidad de escuchar en la oración. La oración no es una "performance" sino una escucha activa de Dios, buscando entender Su voluntad y dirección. Es crucial discernir si un hombre practica la presencia de Dios, buscando Su guía en todas las circunstancias, o si solo practica la presencia de su propia presencia.


7. La humildad es de suma importancia. La verdadera humildad implica objetividad: conocer quién se es delante de Dios y en relación con los demás. Reconocer los propios dones y límites, saber cuándo inclinarse y seguir los consejos de los demás. La humildad es robusta, no afeminada. En la selección episcopal, discernir la humildad es crucial para evitar obispos autoritarios que abusan de su posición, se sienten amenazados por otros, rebajan a los demás y tienen una percepción distorsionada de sí mismos.

8. El amor de la belleza es de suma importancia. Aunque la idea de un obispo esteta pueda sorprender, la falta de aprecio por la belleza perjudica a la Iglesia. La liturgia minimalista, la música y las artes visuales insípidas, y las vestiduras sacerdotales inapropiadas han causado mucho daño. Es fundamental tener un sentido estético adecuado, que edifique a las personas desde los pequeños detalles cotidianos hasta los aspectos más solemnes de la liturgia. Un obispo debe comprender, amar y comunicar la belleza de Dios en todas sus formas, desde lo humilde hasta lo excelso.

9. El ejercicio intelectual es de suma importancia. Aunque el Papa no sea un intelectual en sentido estricto, su mente teológica abierta a la investigación "DEBERÍA DESAFIAR" a la Iglesia en áreas dominadas por la convencionalidad (no sucede con Francisco, el reino de lo arbitrario). En un mundo complejo, se necesita una comprensión profunda y pensamiento riguroso. Se prefieren candidatos episcopales con buenas licenciaturas en universidades públicas o calificaciones profesionales válidas. Los estudios eclesiásticos superiores deben fomentar capacidades críticas y analíticas, no solo una "mentalidad de notas a pie de página". Un candidato debe ser capaz de desatar nudos y valorar críticamente los planes para mejoras, sosteniendo la herencia apostólica. No todos los obispos deben ser grandes intelectuales, pero deben tener una mente fuerte y rigurosa y la capacidad de llevar sus ideas a la práctica.

10. La capacidad de aplicación práctica es crucial. Un obispo debe recibir ayuda de sus colaboradores cercanos, sacerdotes y diáconos, y gestionar eficientemente las burocracias eclesiásticas diocesanas, que a menudo son elefantiásicas y más civiles que eclesiásticas. La administración de la Iglesia debe ser verdaderamente eclesial y evangélica, no simplemente civil. Un obispo debe trabajar en colaboración con los organismos eclesiásticos y no simplemente administrarlos desde arriba. La renovación constante de las oficinas diocesanas es esencial para asegurar un funcionamiento verdaderamente eclesial.

11. Decidir qué no hacer es crucial. Algunos hombres creen que pueden gestionar todo y terminan no haciendo nada. Otros trabajan incansablemente pero son ineficientes e ineficaces porque no distinguen entre lo que pueden y no pueden hacer. No ejercitan regularmente, no tienen recreación ni actividades culturales, y se convierten en aburridos caballos de tiro. Estos hombres no cultivan vocaciones, no utilizan bien a su clero y no se esfuerzan como padres espirituales. Esos hombres no deben ser obispos.

12. “Sean mis imitadores, como yo lo soy de Cristo" (1 Cor 11, 1). Estas palabras de San Pablo son difíciles de aplicar a muchos obispos. Frecuentemente se encuentran hombres que hacen lo que les gusta y favorecen a los que son útiles para sus intereses. Es difícil encontrar una semejanza profunda y arraigada con Cristo, especialmente entre los socialmente "exitosos" y "inocuos". Las cartas paulinas presentan a un hombre con una personalidad áspera pero con tal semejanza a Cristo que se le ama a pesar de sus defectos. Necesitamos obispos que manifiesten una semejanza con Cristo que induzca a amarlos, hombres cuyo modo de pensar, rezar y obrar refleje a Cristo. Necesitamos hombres con un amor auténtico.

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MEJORAS EN LA ELECCIÓN DE OBISPOS EN EL MODO CLERICAL ACTUAL (NO SINODAL)

1. La documentación para la visita quinquenal de los obispos "ad limina" se origina principalmente en el oficio del obispo diocesano, quien redacta el informe sobre sus actividades. El nuncio pontificio puede proporcionar información adicional a la curia romana, pero esta información no se recoge de manera sistemática ni se consulta directamente al presbiterio diocesano correspondiente.

2. Es necesario adoptar un sistema similar al que utiliza el dicasterio para la educación católica en sus visitas a los seminarios, asegurando que las consultas a los seminaristas no sean orquestadas por los rectores de los seminarios.

3. Una delegación de visitadores del dicasterio para los obispos debería visitar algunas diócesis seleccionadas antes de las visitas "ad limina" al Papa y a la curia romana. Esta delegación debe actuar de manera independiente, sin influencia de los obispos diocesanos ni de las conferencias episcopales nacionales, ya que estas últimas suelen actuar como asociaciones de interés común (las mafias eclesiales internas).

4. La delegación de visitadores debe ser accesible a todos, incluidos los laicos, al clero y los seminaristas para estar bien informada

5. La selección de los miembros de la delegación puede ser difícil, ya que los obispos y las burocracias episcopales pueden no estar interesados en un escrutinio desinteresado (tienden a la opacidad, oscurantismo, ocultismo y secretismo). El dicasterio de los obispos podría necesitar recurrir al consejo del nuncio para seleccionar a los miembros de la delegación.

6. Tras el informe de la delegación de los visitadores, el dicasterio para los obispos debería actuar con rapidez. La destitución de obispos es rara y, cuando ocurre, suele ser con retrasos prolongados. Solo las aberraciones sexuales y ser un "desafecto" provocan una acción inmediata para esta corte bergogliana, mientras que desviaciones claras de la doctrina católica y la mala administración episcopal no generan respuestas (caso camino sinodal alemán).

7. Los sacerdotes son conscientes de que recurrir al dicasterio para el clero puede resultar en represalias, discriminación y procrastinación por parte de los obispos. Falta una aplicación práctica de los decretos del dicasterio favorables al clero. El instinto de los obispos tiende hacia la soberanía absoluta y la falta de transparencia y responsabilidad.

8. Esta dinámica se ha manifestado públicamente en España y Cataluña, con una "comisión real" y varias investigaciones parlamentarias sobre la gestión episcopal de los casos de abusos. Ha sido embarazoso ver la desorientación inicial de los obispos frente a este tipo de examen público (informe Cremades y el Defensor del Pueblo y El País). Estas investigaciones han demostrado la falta de transparencia y responsabilidad en la estructura institucional de la Iglesia, del Defensor del Pueblo y de El País: un gran fracaso multimodal.

9. Se necesita un pensamiento estratégico, una planificación y una capacidad de ejecución para que las visitas "ad limina" sean constructivas y contrarreste la influencia corrosiva y corruptora de la falta de responsabilidad episcopal. Es crucial reconfigurar el dicasterio para los obispos.

10. Los actos pontificios individuales del Papa deberían ser realizados con prudencia y moderación. Hay diversas oportunidades para tales actos.

11. Hay que reformar los ritos de ordenación al diaconato y al sacerdocio (y también al episcopado), donde el candidato promete "respeto y obediencia" a su obispo y a sus sucesores legítimos.

12. Este texto litúrgico no aclara que el respeto y la obediencia son de naturaleza filial. Estos ritos deben de reflejar las responsabilidades del obispo con un texto que evidencie los privilegios y responsabilidades del obispo cuando recibe esta promesa solemne del candidato.

13. El obispo debería de responder: "Y yo a ti te prometo, a mi vez, un servicio filial de tu vocación ministerial según el modelo de Cristo, mi maestro y el vuestro". Esto permitiría a cada sacerdote y diácono pedir respetuosamente a su obispo que rinda cuentas sobre su trato a ellos.

14. Los obispos no tienen una percepción suficiente de que su autoridad debe estar fundamentada en el derecho canónico. Aunque ejercen una autoridad personal, esta debe ajustarse a los procedimientos canónicos establecidos para asegurar coherencia y legalidad en sus decisiones administrativas.

15. La antigua congregación para el clero siempre enfatizó la necesidad de que los obispos sigan los procedimientos canónicos adecuados en la gestión de casos, ante las acusaciones episcopales desde el 2000 de la falta de criterios vaticanos. Es importante que la gestión episcopal que rinda cuentas de manera justa y conforme al derecho canónico.

16. Los intervalos prolongados entre mandatos episcopales son problemáticos para las diócesis y los sacerdotes. La falta de un liderazgo estable impide a los administradores diocesanos implementar nuevos planes y programas, perpetuando decisiones pasadas que pueden ser ineficaces o disfuncionales.

SINODALIDAD

Este es un viejo proyecto que me parece que ya proviene del período de San Juan Pablo II. La sinodalidad es, pues, vieja. Estos son los puntos que se propusieron:

1. La sinodalidad en la Iglesia promueve la transparencia y la participación pública en la elección de obispos, contrarrestando el clericalismo y el nepotismo. Esto refleja un avance hacia una eclesiología de comunión donde todos los fieles participan de manera justa y responsable.

2. La selección de obispos debe evitar las luchas de poder intraeclesial y la interferencia política mediante principios de coparticipación, subsidiariedad y consenso entre los fieles. Esto asegura que cada persona desempeñe su rol según la voluntad de Dios, preservando la eficacia y dirección de la Iglesia en su misión apostólica.

3. Los principios de la tríada eclesial (santificar, enseñar, gobernar) destacan la importancia de la elección de pastores idóneos que reflejen la función profética, sacerdotal y regia de Cristo para la salvación de la humanidad.

4. La tradición apostólica y patrística enfatiza que los líderes eclesiásticos deben ser elegidos por consenso de la comunidad, asegurando una justa representación y una guía pastoral efectiva.

5. La elección de candidatos al episcopado debe ser deliberativa y considerar la ortodoxia y ortopraxis, rechazando a aquellos que no cumplen con los estándares morales y doctrinales de la Iglesia.

6. La guía efectiva del Pueblo de Dios es crucial para mantener el rumbo y la eficacia de la Iglesia en su misión. Esto incluye la búsqueda constante de obispos idóneos que aseguren la sucesión apostólica y mantengan la naturaleza apostólica de la Iglesia.

7. Los principios de coparticipación implican que todos los fieles participen activamente en la tríada de funciones eclesiales: santificar, enseñar y gobernar, reflejando así los roles profético, sacerdotal y regio de Jesucristo.

8. Según principios apostólicos y patrísticos, los obispos deben ser elegidos por consenso de toda la comunidad, garantizando una representación justa y equitativa en la Iglesia.

9. La elección de obispos debe considerar una ponderación justa de las partes interesadas en la diócesis, asegurando criterios de ortodoxia y ortopraxis en la selección de candidatos.

10. El proceso electoral incluye la participación de múltiples partes interesadas, como el Romano Pontífice, el Nuncio, la Conferencia Episcopal, entre otros, asegurando una representación diversa y colaborativa.

a) Romano Pontífice
b) Nuncio
c) Conferencia episcopal
d) Metropolitano, obispos sufragáneos, auxiliares
e) Presbíteros agrupados (colegio de consultores, cabildo, arciprestes, consejo presbiterial) e individualmente considerados
f) Diáconos y órdenes ministeriales
g) Religiosos y todo tipo de vida consagrada
h) Teólogos, canonistas, biblistas, moralistas
i) La feligresía laical

11. Los principios de equidad y subsidiariedad son fundamentales para garantizar un proceso justo y transparente en la elección de obispos, evitando cualquier forma de favoritismo o influencia indebida.

12. La fase inicial del proceso implica la propuesta de ternas por parte del Collegium Pro Eligendo Episcopo, estableciendo estatutos y criterios de idoneidad para los candidatos.

13. La fase de escrutinio implica un tribunal presidido por el Nuncio, el Metropolitano y otros obispos electos, asegurando una evaluación exhaustiva de los candidatos antes de enviar la documentación al Pontífice para su nombramiento.

14. Una vez evaluado, el Nuncio envía la documentación al Pontífice para la aprobación final del candidato seleccionado como obispo.

15. Se realizan proclamas públicas en las comunidades donde el obispo electo ha servido, permitiendo la retroalimentación comunitaria sobre la idoneidad del candidato seleccionado.

16. El Concilio Vaticano II ha dado a todos los fieles unos derechos y libertades, los cuales deberían de estar recogidos en la Lex Ecclesiae Fundamentalis, con derechos sinodales: elección de obispo, parroquias, economía, pastoral...

Donde se informan. Madre mia cada dia mas locuras.Se superan, felicidades

Totalmente de acuerdo con el Sr. Don Silverio Garrell.

Menos sinodalidad y más Cristología.

Nuestro Señor nunca habló de sinodalidad, y mucho menos arrodillarse a los poderes del mundo, o sea a Satanás.

Ya saben la frase que dijo a los maestros de la ley: Yo no he venido a abolir la ley, he venido a darle cumplimiento.

El diluvio, Pentapolis ,etc..
entraba en dicha ley.

Nada de METÁFORAS.

Si no volvemos al espíritu de Trento y Vaticano I vamos al precipicio.

San Pío V y Beato Pío nono, Ora pro nobis!!!

Escribano a Barcelona
Satué a Zaragoza...
Podría ser.

Venga quien venga se encontrará el cadáver casi amortajado.

Hasta que que no nos pongamos a hacer penitencia salvaje, y a revisar la fe modernista que traslucen las obras, el árbol no dará fruto.

Pobre Iglesia esto va ser un erial en poco tiempo...Lo que faltan son obispos santos y fieles al Magisterio y a Cristo. No estos personajes que viven a costa de la Iglesia y de la Mitra.
Esperemos que la sangre de Santa Eulalia frene la llegada de un sicario del mal a esta diócesis de Barcelona que tantos sacerdotes y obispos ejemplares dio a la iglesia....

Tiene usted 500 an̈os o 150. Madre mia como ha cambiado el mundo.