¿Réquiem por la Federació de Cristians de Catalunya?

Un ejemplo de cómo la Barca de la Iglesia, con redes extendidas para pescar peces, es ocupada por un grupo de piratas... con visos de convertirse en otro nuevo Titanic, hundido... la misión de la Iglesia es evangelizar, si no evangeliza no cumple con su misión... por eso la Iglesia es el Arca de Noé, con la iniciativa que sale de Dios, quien es el capitán, y a Noé le toca trabajar en una zona secularizada (una barca en tierra, sin agua, una chifladura aparente), hasta que las aguas renuevan toda la tierra y Dios hace una Alianza con toda la Humanidad, con la familia de Noé y todos los animales y luego con Moisés... Hay que atacar y reocupar la barca ocupada, o venderlo si nada se hace como chatarrilla de lujo, pues para ahí va el barquito si nadie hace nada...


Un jesuita de los buenos expuso la tradicional doctrina de la triple misión de la Iglesia (del Papa al laico), la visión eterna que fue, es y será la Iglesia, y está inspirada en el campo: mostaza, levadura (agua y trigo fermentado) con trigo, y cizaña con trigo... y a quien le pique, ¡mostaza!:


1. Parábola del grano de mostaza (Mt 13, 31-32): describe la misión de la Iglesia, que es la difusión de la Fé, la extensión y la dilatación poblacional y territorial, el proselitismo, en definitiva. La Iglesia es el pequeño rebaño (Lc 12, 32), es aquel grano de mostaza (que es una hortaliza), la más pequeña de todas las semillas, que crece más que todas las semillas, haciéndose mayor que todas las hortalizas, para llegar a ser como un árbol (sólo como un árbol, pues no tiene tronco leñoso). La Iglesia es aquella piedra de Daniel, que se convirtió en una gran montaña y llenó toda la tierra (Daniel 2, 35).

- Mostaza
- Pequeño rebaño
- Piedra de Daniel


2. La parábola de la levadura (Mateo 13, 33, seguidito de la mostaza): describe la fuerza y eficacia de la doctrina, la intensidad de la Fé justicia, caridad y santidad en cada fiel, no por la mera predicación externa de los predicadores, sino la doctrina de Cristo, con la Gracia Divina y los Sacramentos, que llevarán a todos los hombres hacia la Ley Nueva o Evangélica.

Una mujer toma un puñado de levadura y tres de harina de trigo, las mezcla y espera hasta que fermenten:

- la mujer es la Iglesia, Mater et Magistra (Juan XXIII, encíclica de 1961) y Esposa de Cristo
- las tres partes de harina representan a todo el mundo, puesto que en todo el orbe (Europa, Libia o África y Asia) se ha de predicar la doctrina de Cristo, el Evangelio de Cristo (Mt 24, 14).
- Levadura: el Evangelio de Cristo
- Fermentar: todo el mundo, en el tiempo escatológico final, se convierte a la única y verdadera Iglesia Católica (fin de las falsas y erradas creencias: protestantes, anglicanos, ortodoxos, judíos, musulmanes, budistas, hinduistas, taoistas, masones, ateos, agnósticos, sectarios, esotéricos, Nueva Era...)

Por tanto, la Mujer, la Iglesia, recibe el fermento de la doctrina de Cristo y la mete en las tres partes de harina (Europa, Asia y África) que es el orbe conocido en aquella época, unido por el Mediterráneo, hasta que toda la masa es fermentada, esto es, hasta que todo el orbe, por la fuerza y eficacia de la doctrina de Cristo, se nos convierta totalmente en católico, en el momento del fin de los tiempos escatológicos:

"La Iglesia, juntamente con los profetas y el mismo Apóstol, espera el día, que sólo Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con una sola voz y le servirán como un solo hombre", como dijo Nostra aetate, nº 4, basándose en Sof 3, 9; Is 66, 23; Sal 65, 4; Rm 11, 11-32.

Lo que demuestra que la declaración de Abu Dabi, de que todas las religiones son queridas por Dios, es falsa y gravemente errónea, pues la única verdad es que al final de los tiempos, todo el mundo será católico y solo católico.

3. La tercera es la parábola del campo de cizaña, de Mateo 13, 23-30: la primera de la serie pero puesta al final por cuestión de escatología del final de los tiempos, pero también porque Jesús la explica después de la levadura, en Mateo 13, 37-43.

Es la revocación final de los escándalos e iniquidades y el castigo definitivo de los condenados y demonios.

Un hombre siembra trigo y el enemigo, por la noche, cizaña; ordena que ambas crezcan juntas para evitar daños al trigo, pero en la siega manda cortar primero a la cizaña para quemarla y luego el trigo para el granero.

Jesús la explica con detalle:

- Sembrador diurno de trigo: Jesús
- Sembrador nocturno de cizaña: el demonio
- Campo: mundo, orbe
- Trigo: hijos del Reino
- Cizaña: hijos del diablo
- Siega: fin del mundo, escatología
- Segadores: ángeles
- Cizaña en el horno: condenados al infierno (llanto y rechinar de dientes)
- Granero: los justos brillarán como el sol en el Reino del Padre

Las tres parábolas representan el progreso de los viadores (fieles) de la Iglesia y demuestra la triple única consumación de la Iglesia: en extensión de la Fé, en intensidad de justicia y santidad y, finalmente, en la revocación de los escándalos y las iniquidades.

Y cada una tiene sus especificidades: la extensión y difusión de la Fé y la intensidad de la justicia y santidad es obra tanto de la Gracia Divina y la Cooperación Humana. La consumación de la revocación y destrucción de los escándalos es la obra de la Justicia Divina en exclusiva.

La extensión de la Fé y la intensidad de la Fé, la justicia y la caridad, se obtiene por la predicación del Evangelio y la labor de los hombres que ha de ser obtenida por la Gracia Divina, que inspira y asiste.

Pero corresponde sólo a la Justicia Divina en exclusiva aquella derrota final del mal y del fin de los escándalos y de las iniquidades, que el Reino del demonio sea derrotado, atado y lanzado al estanque ardiente de azufre, donde la Iglesia católica reine en todas partes de la tierra y todos los judíos y todos los gentiles estén dentro de la unidad de la Fé católica, en caridad y paz, formando así que la íntegra humanidad, según profetizó Cristo, esté en plena unión en un solo rebaño, bajo un solo Pastor.

En definitiva, todas las tres parábolas se resumen en una única misión de la Iglesia: la salvación de las almas, la cura animarum (canon 1752 CDC), único principio supremo que justifica todo el derecho canónico, desde el Papa hasta los obispos, abades, congregaciones, curas y laicos.

Está muy claro, pero la actual jerarquía de la Iglesia no lo tiene claro: no, no es la ecología, ni la emigración, ni la economía, ni la educación, no, no, no, no, no... eso pertenece al Estado, a la sociedad, a los ciudadanos, a los religiosos (educación), a las empresas...

La Iglesia sólo tiene una misión suprema: salvar almas de la segunda muerte, la pena del infierno.

El tema es muy claro, durante años se han nombrado laicos en fundaciones, asociaciones, centros culturales, ateneos,.. de índole eclesial.
Primero: no siempre la persona nombrada era la adecuada, más que su preparación, ha contado (el amigo, el pariente, primo o sobrino de,…). O que fuera manejable, sin personalidad.
Segundo: una vez nombrados no ha existido ningún tipo de dar cuentas, auditoría, control,… hasta que saltan las alarmas (desfalco, estafa, robo, problemas de indemnización,…)
Tercero: antiguamente estas instituciones tenían consiliario, ahora muchas ni eso. No hay acompañamiento esto hace que en muchos casos se desvirtúa la finalidad última para lo cual fueron creadas.
Cuarto: ¿Responsables de estos desaguisados? Los que hacen los nombramientos y después no se preocupan de ver cómo funciona todo.
Quinto: Solo toman medidas cuando es tarde y el problema estalla. Y en muchos casos hay que pagar deudas o indemnizaciones laborales, además de las pérdidas patrimoniales y espirituales.
Aquí podríamos nombrar varios casos ocurridos, algunos muy recientes.