EX OPERE OPERANTIS: EL DEDO EN EL OJO

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O magnum mysterium et admirábile sacramentum, ut animalia viderent Dóminum natum iacentem in praesepio. Oh gran misterio y admirable sacramento, que unos animales vieran al Señor nacido yaciendo en un pesebre.
Pues sí, Dios tuvo a bien que los primeros que pudieran contemplar al Hijo de Dios nacido de María, fueran un par de animales, la mula y el buey, que además le cedieron su comedero (pesebre): la primera ofrenda, para acostarlo con la máxima dignidad y comodidad que tuvieron María y José a su alcance para el Niño Dios. Pues sí, resulta que ante la insoportable soberbia de la decrépita Europa y de sus expansiones formando el mundo occidental, ante el que se arrodilla la Iglesia con las triquiñuelas de la Fiducia Supplicans, ha tenido que ser el África subdesarrollada la que vea totalmente claro de qué se trata, y alce la voz para plantarse en bloque ante tamaño disparate. Lo que le faltaba al catolicismo en un continente mayoritariamente musulmán, para que además de desprecio por nuestra sacrosanta religión, sientan repugnancia. ¿Es que Roma no sabe eso? Están abismados contemplándose el ombligo. 
No, no hay piezas sueltas. Ni en geopolítica ni en la vida de la Iglesia. Acaba de salir la fatídica “Declaración” del novísimo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cuya razón última es la bendición de las parejas homosexuales por parte de la Iglesia en la iglesia (ex ópere operato) y por un sacerdote (ex ópere operantis). Entretanto, como si eso no tuviera nada que ver, el cardenal Omella ha escrito una Carta a la archidiócesis sobre la Pastoral Vocacional, pidiendo que recemos para que en su jurisdicción haya candidatos al sacerdocio. Como si esa fatídica Declaración del Vaticano (firmada por el papa) casi imponiendo a los sacerdotes la “bendición de parejas homosexuales” (pórtico de las “bodas” que ya se celebran en algunas diócesis sin que ni el papa ni el Prefecto digan ni pío); pues he aquí que nuestro cardenal, como si eso no influyera en absoluto en la decisión de los jóvenes que pudieran sentirse llamados al sacerdocio, en vez de decirles algo al papa y al audaz Prefecto para que no les espanten las vocaciones con decisiones tan peregrinas y peligrosas, va y se dirige a los fieles para que recen. 
Eminentísimo Señor Cardenal de la Santa Romana Iglesia, a Dios rogando y con el mazo dando. Hay algo de norme peso y de muy posible eficacia que usted podría ¡y debería! hacer en ese sentido; y en vez de eso, reorganiza el organigrama diocesano para asignar nuevos responsables de la ruina (un solo ingreso en su seminario este año), y nos manda piadosas cartas a los fieles. ¿Es eso todo lo que puede hacer nuestro eminentísimo cardenal para resolver la gravísima crisis de vocaciones? ¿Y qué hay de la escuela cristiana cuya fundación usted preside, que fue siempre la principal cantera de vocaciones? ¿No ve nada interesante que hacer en ese campo? Vale, vale, rezaremos; pero usted no lo deje todo ahí.
Señor cardenal, señores obispos, ustedes son el cuerpo consultivo (¡y sinodal!; por cierto, la cosa esa suplicante no ha sido nada sinodal) del papa, en cuya virtud están obligados a apoyarle en sus buenas decisiones y a criticarle en las malas. Sí, claro, criticarle y advertirle. En vez de escribirnos cartas a los fieles, lo que han de hacer es escribirle cartas al papa: miles de cartas. Pero algo irregular está ocurriendo, el coronel no tiene quien le escriba, y el papa tampoco. Debe de ser porque cuando a alguien se le ocurre escribirle, la ira le domina y tarda años en contestar. Así se explica la soledad del coronel. Está sobre una fuerza de un cuarto de millar de cardenales (consejeros natos del papa) y miles de obispos, además de una nutridísima curia principesca. Y el papa, más solo que la una, a pesar de alojarse en un hotel con todo su ajetreo de personal arriba y abajo. No, el papa no tiene quién le escriba ni quien le hable con confianza; y los obispos y cardenales, venga a escribirles a los feligreses. El mundo al revés. 
Todo está relacionado de una forma sobrecogedora. Por ejemplo, el ominoso silencio en la visita de los obispos españoles al papa, sobre homosexualidad en los seminarios (hay países en que éste es el mayor problema). ¡Pero cómo iba a poner en cuestión este tema, un papa que firma esa Fiducia supplicans en favor de las parejas homosexuales! Lo que propone es sólo una bendición de la pareja, aunque sea como sin querer. Es obvio que todos pusieron el mayor cuidado en que este tema ni se tocara; porque en la Iglesia es políticamente incorrecto tocarlo: igualito que en el mundo. 

A pesar del espeluznante problema de los abusos homosexuales de los clérigos (obispos cardenales y sacerdotes de a pie), que ni se ha resuelto, ni hay la menor intención de resolverlo. Con esa crudeza se expresa el informe Cremades recién entregado a la CEE (
Cultura de la ocultación). El tema está estudiadísimo, y se sabe que en bastantes países se constata que, en el entorno eclesial, un 95% de abusadores y un 80% de víctimas son varones. En contraste con la sociedad no clerical, en la que el 80% de las víctimas de abusos son chicas. La cuenta se echa bien fácil: si en la Iglesia el 80% de los abusos se cometen contra varones, y sólo el 20% contra niñas y adolescentes, mientras que fuera del ambiente clerical los números están cambiados, eso significa que la Iglesia sufre un gravísimo problema de homosexualización, gravísimo, que obviamente empieza en los seminarios, cuyos problemas de homosexualidad se ocultan y se silencian. Ahí empieza la “cultura de la ocultación” que denuncia Cremades.
Y como dice el mismo estudio que ofrece estas cifras, hay abundantes indicios de que un tercio de los gays han accedido a esa condición por vía de abuso, que los abusadores consideran una “iniciación” benéfica y necesaria de la víctima. Si eso ocurre en algunos seminarios (o en muchos), estamos ante la pescadilla que se muerde la cola. Es bastante fácil que los abusados se conviertan en abusadores. Y por este camino tan preservado de toda crítica, la Iglesia va de cabeza al abismo. ¿Sabe Omella algo de todo esto? ¿Cómo están al respecto las cosas en su seminario? ¡Cómo no va a haber Cultura de ocultación, si de la mismísima cabeza de la Iglesia sale el documento de defensa más audaz de la homosexualidad, intentando dar el primer paso para bendecir las bodas homosexuales! 
Y claro, en ese documento-declaración se exige que el autor de esa ficción de boda sea el sacerdote, para imprimirle carácter sagrado al menos ex ópere operantis. ¿Y así es como quiere nuestro cardenal llenar sus seminarios? ¿Para celebrar bodas de parejas homosexuales? ¿Para eso se ha de hacer uno sacerdote? Con esa amenaza sobre nuestras cabezas, ¿de qué nos vale que recemos? ¿Es posible que consigamos engañar a Dios?      
Las declaraciones del cardenal Müller, exPrefecto de la Doctrina de la Fe, sobre la Fiducia supplicans no son mera opinión, son para ponérseles los pelos de punta a los obispos y a los demás cardenales. Ni que fuese en el orden de las “medidas cautelares” de la justicia civil, habría que ir con enorme cautela a la hora de poner en marcha esa “Declaración” tan confusa y tan poco sinodal: en realidad, rechazada por el Sínodo de la Sinodalidad. Para Müller, las bendiciones (de novísima denominación ad hoc) que ahí se proponen, son claramente sacrílegas. Lo argumenta con absoluta claridad. Y advierte: “Esto implica también al obispo diocesano. Éste, como pastor de su Iglesia local (tan pastor como el papa), está obligado a impedir que estos actos sacrílegos sucedan, o se haría él partícipe de éstos, y renegaría del mandato que le dio Cristo de confirmar en la fe a sus hermanos”. Confirmar es hacer más firmes; y no van por ahí esas bendiciones. ¿Piensa Omella hacer algo al respecto? Si confunde su fidelidad a Cristo y a su Iglesia con la fidelidad al papa y al cardenal Fernández, vamos dados. 
Es que, al fin y al cabo, lo que pretende el cardenal Fernández con sus burdos sofismas, es sacramentalizar ex ópere operantis, esas “bendiciones sui géneris”. ¿Para qué ha de poner la Iglesia a un sacerdote, y además poner el templo a disposición, para ese género de bendiciones? Oiga, que los seglares se pasan la vida bendiciendo (“Que Dios le/les bendiga”), sobre todo en la América hispana, donde es frecuente que los hijos al acabar una conversación telefónica familiar o al salir de casa, o al tomar una decisión seria, piden la bendición al padre o a la madre. Y son bellísimas y conmovedoras bendiciones. Pero no, para un entierro ponen a un seglar o a un diácono, ¿y para bendecir a una pareja homosexual han de poner a un cura? “Lo que Dios ha maldecido, que no lo bendiga el hombre, por muy importante que sea ese hombre”, escribía al respecto un comentarista de Gérminans. 
Hombre, si para casarse por la Iglesia, el casamiento lo ha de hacer un cura, con la respectiva bendición para que éste tenga valor sacramental ex ópere operantis, ¿por qué iba a ser menos el “acto sagrado” de la “bendición” de una pareja homosexual? En la antigua Iglesia inmisericorde, sí; pero inadmisible en la misericordiosísima Iglesia de Francisco. Y, por cierto, ¿tiene previsto Omella lo que hará cuando le venga uno de sus curas acompañado de otro cura o de un laico, a pedirle que les bendiga su unión?
Y entretanto, golpe a golpe de piqueta, vamos destruyendo el auténtico matrimonio, el de la Iglesia, el que ha ofrecido a la mujer y a los hijos, la máxima protección que conoce la historia. El matrimonio que protege la vida y pone orden en las costumbres. Todo lo demás, incluida la fatídica Fiducia supplicans, mina la institución, la debilita: en perjuicio no sólo de los católicos, sino de toda la humanidad, que el matrimonio católico es un bien inmaterial no sólo de los católicos, sino de toda la humanidad.    
Virtelius Temerarius

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12 comentarios

  1. Cita: "¿Piensa Omella hacer algo al respecto? Si confunde su fidelidad a Cristo y a su Iglesia con la fidelidad al papa y al cardenal Fernández, vamos dados.".--------------Pues ya veremos como responde Omella, este personaje tan vapuleado en GG, a bien seguro será en los próximos artículos la principal carnaza literaria en esta web. Muy cierto que clamar para que salgan vocaciones y para luego bendecir humussessuales la cosa es altamente manicomial.

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  2. Poco que agregar , pero dejo esto cuando el eclipse es total .
    Este documento es un paquete de dinamita dejado sobre el altar de la iglesia con la cordial dedicatoria y firma de este pontifice , a la espera de que un sacerdote temerario , y de otro despistado prendan la mecha y todo salte por los aires .

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  3. Sr. Virtelius, no sé cómo tiene el valor de escribir todo esto. Le deseo que el año nuevo le dé un poco más de equilibrio. No me cuente entre sus seguidores.

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    1. Anónimo 11:59, La Paz sea contigo en este nuevo 2024.

      Si tanto le molesta el articulo de Virtelius, quédese por lo menos con el último párrafo que -para mí- es modélico.
      Y de paso vale la pena ver el video del P. Santiago Martín que complementa muy bien el de Virtelius: https://magnificat.tv/es/node/24841/2
      MT

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  4. Por muy becesario que pudiera resultar, enseñar teología en santa Marta y en el dicasterio de Fernández es pérdida de tiempo. Recuerdo cuando Lombardi tenía que salir al paso a cada declaración de Francisco en sus entrevistas en las alturas (de los aviones). Su santidad quiso decir esto o aquello, no lo que había dicho, porque lo que había dicho era realmente sorprendente y no por lo profundo o acertado. Lombardi se cansó al parecer de tanta hermenéutica forzada y dimitió. No así el viejo periodista de La Reppublica que puso en boca de Francisco auténticos disparates teológicos, quien nunca se retractó de lo que dijo haberle oído a su confidente, aunque, sin desmentirlo, la oficina de Comunicación vaticana dijo aquello tan memorable de que el Papa no se hace responsable de lo que otros dijeran que dijo. Pero siendo tan graves, tan heréticas, las expresiones bien merecían algo más contundente.
    Ahora Tucho ha dado otra muestra de ignorancia supina de teología. No cabe en este caso la insinuación malévola de quien le criticó su entusiasmo por los ósculos afirmando que lo escrito eran vivencias personales por el detalle de la descripción. Bien pudiera ser una calumnia. Lo que no es calumnia es el desmenuzamiento de la falsedad doctrinal y futilidad de esa declaración sobre parejas.

    A imagen de su protector, Tucho se defiende atacando al mensajero. Si en los dubbia los cardenales, eminentes teólogos y canonistas los cuatro, fueron acusados ante los juniores jesuitas de Bogotá dde no haber leído la Amoris Laetitia, Franciscus dixit, ahora los obispos africanos son --en contraofensiva de Tucho-- rehenes de sus costumbres y su contexto. Doy fe de que, en moral, el lector encontrará en google y en páginas académicas, numerosos escritos sobre ética tomista de seminaristas y sacerdotes africanos de sólida solvencia. Pero es más fácil, ¿verdad Tucho? caer en la miserable desconsideración racista. ¿Qué va a enseñar un ugandés a un porteño?
    Con Muller no puede. Ni siquiera puede con teólogos laicos mucho mejor preparados que el cardenal.
    El dislate pone de manifiesto la degradación de la barca de Pedro. Lo normal es que la Gregoriana, la universidad jesuita, hubiera salido en tromba a rescatar la buena fama doctrinal del Papa. Pero guarda un clarísimo silencio. Y me imagino que las presiones no habrán faltado. Ni seguirán faltando. De momento han fracasado supuestas defensas de algún teólogo de la Facultad teológica de Valencia y del Seminario de Vitoria. Lo que ha servido en el caso de estos dos teólogos es para dejar al aire su inanidad doctrinal. El asunto es muy grave para echar tinta de calamar con la misericordia, la bendición para todos y demás sofismas. Porque no se trata de negar la bendición a nadie, sino de condenar la unión condenada por antinatural por la Iglesia. No de bendecirla.

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    1. Totalmente de acuerdo con Ricardo, Silverio y Valderas Gallardo.

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  5. Profeta Malaquias 2: 2

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  6. Feliz y Santo Año del Señor 2023 , al magnífico equipo Germinans y comentaristas, que están de acuerdo con la PERENNE enseñanza de Nuestro Señor Jesucristo.

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  7. Francisco ha hecho estallar el problema del ultramontanismo papal que se ha construido en los dos últimos siglos: permitir que el Papa actúe como un soberano absoluto, en vez de un servidor de la Tradición. Este problema ya lo advirtió Benedicto XVI. Cuando el Papa es un santo o muy prudente este problema no se hace visible, pero cuando no lo es, estalla todo por los aires.
    Juan XXIII no hizo ningún caso a los que le advirtieron de los graves problemas del modernismo que se infiltraba en la Iglesia, y los llamó “profetas de calamidades”, pero la situación actual no habría sido imaginada ni en las peores pesadillas de este papa.
    Pablo VI se cargó la Tradición litúrgica, y pocos protestaron, a pesar de que había razones gravísimas para hacerlo. Si la Sagrada Liturgia, que fue intocable muchos siglos, se puede derribar y construir una nueva, entonces todo es susceptible de cambio. Porque lex orandi, lex credendi, o sea tal como rezas, será tu Fe. Desde la existencia del Novus Ordo, los abusos litúrgicos se han hecho constantes, y si tu Liturgia es pachangera y mundana, tú fe será lo mismo.
    Con la destrucción de la Liturgia, vino la destrucción de la Fe. Seminarios y curas están impregnados de influencias protestantes, y a veces de herejías manifiestas. Podría detallar una larga lista de herejías escuchadas en homilías, o en escritos de curas progres. Estos mismos son los que están protegidos por la jerarquía, mientras muchos curas fieles sufren ostracismo.
    Era cuestión de tiempo que Roma perdiera la Fe, tal como anunció la Virgen de La Salette hace poco más de 177 años. ¿Qué nos espera? Pues que el Tucho haga más tuchadas, y Francisco las bendiga, hasta que desde arriba digan basta.

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    1. No cabe duda que vendrán más Tuchadas y jesuitismo al puro estilo.
      Para Pascua tendremos documento de "diaconado femenino", es decir, mujeres no ordenadas, pero con bendición para hacer los ministerios del diácono: proclamar evangelio, predicar, ministerio del altar, casar, bautizar, enterrar...
      La nueva primavera
      Han abierto la caja de Pandora

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  8. Para los actuales pésimos gobernantes de España y el Vaticano, y a todos los dioses menores como Aragonés, omellas, collbonis, feijoos, Von Der Thorpen europeos:


    1. "Mundus vult decipi, ergo decipiatur"

    que a veces se abrevia citando sólo la primera parte, es una locución latina, equivalente a "desinformación y postverdad", que significa «El mundo quiere ser engañado, luego que se le engañe»" (Quien quiere ser engañado, que lo sea).

    Este refrán significa que los que quieren ser engañados, acabarán siendo engañados. Pero como el mal no es eterno, los gobernantes que toman por tontos al pueblo, acabarán siendo castigados por ello.


    2. Potest amari proditio, sed non proditor.
    Roma traditoribus non praemiat

    Puede amarse a la traición, pero no al traidor; Roma no paga a los traidores. A muchos, algunos, les puede gustar la traición a los valores y principios de una ideología, religión, nación, causa o persona, pero desde luego no al infame e ignominioso traidor.


    3. Qui nescit dissimulare nescit regnare

    Quien no sabe fingir, no sabe reinar. Este refrán habla de la hipocresía de los gobernantes, seglares o religiosos, que bajo la disimulada capa del bien de Dios, del Pueblo, de la Democracia, de la Historia y del interés general, toman decisiones donde disimulan que hacen el bien cuando sólo hacen el mal en beneficio propio.


    4. Quos Deus perdere vult, prius dementat
    τὸ κακὸν δοκεῖν ποτ᾽ ἐσθλὸν τῷδ᾽ ἔμμεν' ὅτῳ φρένας θεὸς ἄγει πρὸς ἄταν
    Tò kakòn dokeîn pot' esthlòn tôid' émmen' hótoi phrénas theòs ágei pròs átan
    El mal parece ser bueno en las mentes de aquellos a quienes Dios lleva a la destrucción

    O sea, dicho en román paladino: que cuando Júpiter-Zeus (el refrán es pagano, luego identificado con Dios de la Santísima Trinidad) quiere perder a alguien, comienza por idiotizarlo, es decir, a tomar decisiones irracionales e ilógicas, locas y estúpidas, o bien racionales y lógicas orientadas al mal que lo hará perder.

    Los que son arrogantes y se creen superiores a los demás, pueden llegar a cometer actos malvados que creen que son buenos. Sin embargo, estos actos acabarán provocando su propia destrucción.

    Por ejemplo, pueden haber reyes, papas y presidentes que se creen superiores a la Dios, la Nación, la Ley, el Derecho y la Justicia, pero la hybris o la arrogancia, la soberbia, el orgullo, la altanería y la presunción excesiva, les conducirá a su perdición más tarde o más temprano


    5. Improbitas, ex seipsa sibi suplitium struit

    La maldad, desde sí misma, construye su propio castigo. La injusticia y la deshonestidad, tarde o temprano, llevan a su propio castigo o autodestrucción.


    6. Non simul, quisque sceleratus fit

    No de súbito uno se hace malo, en el sentido que la maldad y corrupción se hacen mediante un proceso.


    7. Sic transit gloria mundi

    "Así pasa la gloria mundana": la fama y el éxito son pasajeros, y que todo lo que es mundano acabará pasando.

    Se utilizó en el ritual de las ceremonias de coronación papal entre 1409 y 1963. Durante la procesión, el Papa recién elegido era llevado en una silla gestatoria por la Basílica de San Pedro.

    En tres ocasiones, la procesión se detenía y un maestro de ceremonias papal caía de rodillas ante el Papa, sosteniendo una caña de plata o latón y cargando un haz de lino humeante. Por tres veces seguidas, mientras la tela se consumía, decía en voz alta y lúgubre:

    "¡Pater Sancte, sic transit gloria mundi!"
    ("¡Santo Padre, así pasa la gloria mundana!")

    Estas palabras, así dirigidas al Papa, servían para recordarle el carácter transitorio de la vida y de los honores terrenales.

    El Papa debía ser consciente de que su poder y su autoridad eran temporales, y que debía usarlos para el bien de la Iglesia y de la humanidad, no para cumplir con agendas e ideologías no católicas.

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  9. Ésto es la abominación de la desolación dentro del Templo Santo de Dios.

    Que Dios nos ampare!

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