Con esta última entrega doy fin a la serie de artículos dedicados a evocar la figura del inspirador de Comunión y Liberación. Me ha parecido oportuno traerlo a la memoria en un momento en que la teología, la pastoral y los sacramentos se han empeñado en rebajarse a nivel humano: en el trágico momento en que también lo humano, tras su desvinculación de lo divino, ha sufrido una escandalosa rebaja.
Entre tanto fuego de artificio socio-teológico, búsqueda de consensos, escuchas y acompañamientos, el Espíritu Santo continúa inspirando, a pesar de tantos obstáculos, aquellos carismas que nos acercan a lo fundamental: No sólo no pretendí nunca “fundar” nada -afirmará D. Luigi Giussani-, sino que creo que el genio del movimiento Comunión y Liberación que he visto nacer consiste en haber sentido la urgencia de proclamar la necesidad de volver a los aspectos elementales del cristianismo, es decir, la pasión por el hecho cristiano como tal, en sus elementos originales y nada más”. Así, ante la soledad brutal a la que el hombre se condena a sí mismo como para salvarse de un terremoto, el cristianismo se ofrece como respuesta. El cristiano halla una respuesta positiva en el hecho de que Dios se hizo hombre: este es el acontecimiento que sorprende y conforta la que de otra manera sería una suerte funesta.
Sin embargo, Dios no puede concebir su acción para con el hombre más que como un desafío generoso a su libertad. La tragedia del hombre moderno es que parece más preocupado por afirmar su propia libertad (dramáticamente engañosa desde que se pretende dotarla exclusivamente de dimensión humana), que por reconocer esta magnanimidad de Dios, su misericordia: la única que establece en qué medida participamos en la realidad y que, de esta manera, a través de la Cruz de su Hijo, nos libera realmente, nos hace realmente libres y capaces de obrar el bien.
Desgraciadamente, este tipo de movimientos, no sólo Comunión y Liberación, sino también el Camino Neocatecumenal, el Movimiento Focolar o la misma Renovación Carismática crean una especie de “conducto reglamentario” de autoridad –“carismática”, dirán-, paralela a la ordinaria de la Iglesia, ejerciendo así una influencia moral, espiritual y afectiva; ni jerárquica ni ministerial ciertamente, pero real y efectiva sobre los miembros del movimiento, convirtiendo al sacerdote en un simple configurador de sacramentos, cuya autoridad está mediatizada por ese líder carismático que acaba perpetuando así una especie de desconfianza hacia unos laicos que parecerían incapaces de alcanzar su “mayoría de edad” en la vida cristiana. Paradójicamente, parece que el movimiento sinodal intenta liberar a los laicos de los clérigos (exceptuados los de más alta graduación).
¿Cuál sería entonces el carisma de Comunión y Liberación, fruto de la propuesta de fe de D. Giussani? Este carisma se caracterizaría por ser la presencia de un acontecimiento dentro de la vida humana: el acontecimiento del encuentro con Cristo, que afirma y realiza a la persona según todas sus capacidades, contra todos los poderes que han tratado de reducirla a su medida, porque Dios quiere que el hombre sea él mismo, que alcance la plenitud para la que ha sido creado: participar de la gloria de Cristo. El carisma de Comunión y Liberación es el testimonio de que este acontecimiento ha sucedido, sucede y, por tanto, es posible vivirlo.
Lo esencial para la teología de Luigi Giussani es que el cristianismo no es una doctrina, sino un acontecimiento, el encuentro con una persona, la del Resucitado, y de este acontecimiento del encuentro nace un amor, una amistad y una cultura. Se trata, pues, de una eclesialidad abierta y viva, fuera de los organismos y estructuras habituales, que surge de una experiencia de fe, de un encuentro renovado con Cristo y que se ofrece como una posibilidad de vivir profunda y actualizadamente la vida cristiana.
Comunión y Liberación nacerá a partir de esa experiencia, de esas clases de religión que Giussani impartía contra viento y marea a los adolescentes en el Liceo Berchet de Milán. Su propuesta de credibilidad para la fe cristiana provocaba –según el testimonio de muchos- el encuentro con una realidad viva, con la persona de Jesús en la realidad viva de la Iglesia, que penetraba toda la vida. La enseñanza teológica de Giussani creaba espacios de vida común, de experiencia cristiana para vivir una fe profunda y personalizada, enraizada en el Cuerpo vivo de Cristo que es la Iglesia, que garantiza la contemporaneidad de Jesús con nosotros.
Y si, ciertamente, los carismas son gracias especiales que el Espíritu Santo concede a las personas en orden a la edificación de la Iglesia en el mundo, en íntima unión con la misión de Jesucristo. La misión del Espíritu constituye el principio de comunión –unidad en la diversidad- y de la vida en la Iglesia.
El propio San Pablo hablará sobre los carismas de ese Espíritu (cf. 1Co, 12): su unidad y diversidad, la edificación de la Iglesia como finalidad y la armonía y el orden entre ellos. Sin embargo, siempre existe el peligro, en quienes reciben los carismas, de llamar la atención por encima de las virtudes y la caridad. Concretamente, Pablo señalaba los problemas de orgullo y desorden, así como la tentación de apelar a los carismas como pretexto para hacer lo que a uno le dé la gana al margen de cualquier autoridad.
Hay en la Iglesia unidad de misión y diversidad de tareas. Formas distintas de ejercitar la única misión de anunciar el evangelio de Jesús. A partir del último Concilio, entendemos por carismas las gracias concedidas libremente por el Espíritu Santo y recibidas personalmente para la comunión y la misión, que deben repercutir en el bien de las personas y la vida del mundo.
Sin embargo, tantas veces el carisma al que se pertenece se vive no como una de las muchas formas de existencia cristiana, sino absolutizándolo, identificándolo con la Iglesia misma, entendiéndolo como un camino para todos, mientras que, de hecho, este único camino se puede hacer conocer de modos diferentes.
Por otro lado, en Comunión y Liberación existe el problema de quién tiene especialmente el carisma que capacita para responsabilizarse de la marcha del movimiento en sus distintos niveles. En un principio, es el fundador quien decide y escoge a sus colaboradores más cercanos en la Diaconía Central. Esta, a su vez, designa a los responsables de las Diaconías Nacionales y éstos a los de las Regionales, que eligen finalmente a los responsables de las Escuelas de Comunidad, estructura básica del movimiento.
Al morir Giussani, le sucedió el sacerdote Julián Carrón, antiguo profesor de Biblia en la Facultad de San Dámaso de Madrid, que se hizo cargo de la dirección de movimiento, provisionalmente al principio, permanentemente después, sin ningún tipo de elección, manteniendo el sistema de gobierno piramidal del movimiento. Se había apartado torticeramente a Luigi Negri, arzobispo de Ferrara, alumno de Giussani en el Berchet y, por tanto, sucesor natural de Giussani, ya que se consideró que su figura no era todo lo dialogante que los nuevos tiempos exigían. Finalmente, Carrón, tras diez años de liderazgo, se vio obligado dimitir por las nuevas directrices del papa Francisco. Los carismas anteriores al Concilio Vaticano II se ocuparon ellos mismos de degradarse para finalmente entrar en acelerado proceso de extinción.
A pesar de todo, la apologética de Giussani tiene la virtud de proponer la fe como una auténtica aventura del conocimiento, ya que no es un discurso abstracto, ni un vago sentimiento religioso, sino un encuentro personal con Cristo, que da a la vida un significado nuevo. A partir de este encuentro, comienza el camino del cristiano, su tensión por vivir en Cristo (la moral) y llevarlo a todos los ambientes donde el hombre vive y se dirige hacia su destino (la misión). Es la comunión entendida como exigencia fundamental y condición indispensable para la difusión del evangelio en los ambientes que en mayor medida determinan la mentalidad de la persona: familia, escuela, universidad, trabajo, barrio, mundo de la cultura…
Según Giussani, reconocer y seguir a Cristo –la fe- genera una actitud existencial característica, que hace del hombre un caminante infatigable hacia una meta que no ha alcanzado todavía, seguro del futuro porque todo se apoya en su Presencia –la esperanza-. En el abandono y la adhesión a Jesucristo florece un afecto nuevo a todo –la caridad- que genera una experiencia de paz, la experiencia fundamental del hombre en camino.
Las verdaderas dificultades no surgen, pues, del discurso teológico de Giussani, ni de su propuesta educativa, ni de su estilo de proponer y hacer creíble la fe cristiana. Las objeciones nacen de la praxis de un movimiento que quiere hacer “carne” esa propuesta, que quiere crear espacios para una experiencia cristiana renovada y, sin embargo, limitada por la propia condición del hombre pecador: redimido, sí, pero siempre peregrino en busca de sentido.
Custodio Ballester Bielsa, Pbro.
www.sacerdotesporlavida.info
1. El encuentro con una realidad viva, con la persona de Jesús en la realidad viva de la Iglesia, que penetraba toda la vida... proclamar la necesidad de volver a los aspectos elementales del cristianismo, es decir, la pasión por el hecho cristiano como tal, en sus elementos originales... el hecho de que Dios se hizo hombre: este es el acontecimiento que sorprende y conforta... el catolicismo es un acontecimiento, el encuentro con una persona, la del Resucitado, y de este acontecimiento del encuentro nace un amor, una amistad y una cultura... el encuentro con una realidad viva, con la persona de Jesús en la realidad viva de la Iglesia... para vivir una fe profunda y personalizada, enraizada en el Cuerpo vivo de Cristo que es la Iglesia, que garantiza la contemporaneidad de Jesús con nosotros... propone la fe como una auténtica aventura del conocimiento.
ResponderEliminarEsto implica un camino personal entre maestro y discípulo o catequizando, pues de lo contrario no se produce este encuentro personal entre Giussani y Cristo y luego entre Giussani, el iniciando y Cristo.
Quizás se fusionan diversas escuelas clásicas en el enfoque de "tecnología de enseñanza" de Giussani:
a) Sócrates tenía el método de enseñanza "mayéutica", que consistía en hacer preguntas para llevar a los interlocutores, los ciudadanos en el ágora, a descubrir sus propias respuestas y así desarrollar su pensamiento crítico. Eso le llevaba a peleas por discrepancias y recibía sus tortazos correspondientes...
b) Platón fue discípulo de Sócrates y fundó la Academia, un lugar más seguro, apartado y de acceso de pago, como escuela filosófica en Atenas. Platón utiliza la técnica de preguntas y respuestas y presenta sus propias ideas como diálogos.
c) Aristóteles fue discípulo de Platón y más tarde maestro de Alejandro Magno. Fundó el Liceo, más sistemático y científico, estudiando diversas disciplinas: derecho, física, biología, moral, teología, metafísica...
Se ha dicho que Platón tenía su técnica exotérica en forma de diálogos para acceder a más gente (como las parábolas) y luego atraerlos hacia la Academia ya más esotérica (enseñanza reservada a un círculo selecto), y Aristóteles era más esotérico (sus escritos eran académicos reservados sólo para sus discípulos y lectores cultos)
2. Dios concibe su acción con el hombre como desafío generoso a su libertad. La tragedia del hombre moderno es que afirma su libertad (engañosa porque sólo tiene dimensión humana) y no reconocer esta magnanimidad y misericordia de Dios: cómo participamos en la realidad, y luego, pasando sólo por la Cruz de su Hijo, nos libera realmente, nos hace realmente libres y capaces de obrar el bien... reconocer y seguir a Cristo –la fe- genera una actitud existencial característica, que hace del hombre un caminante infatigable hacia una meta que no ha alcanzado todavía, seguro del futuro porque todo se apoya en su Presencia –la esperanza-. En el abandono y la adhesión a Jesucristo florece un afecto nuevo a todo –la caridad- que genera una experiencia de paz, la experiencia fundamental del hombre en camino.
Aquí se hace cierto de que "la verdad nos hace libres". La masonería lo ha invertido y dice "la libertad nos hace verdaderos", aunque como siempre, el asesino mentiroso desde el origen se olvidó de redondearlo: "la libertad sin Dios nos hace verdaderos hijos de satanás". Sólo hay que ver la legislación de la cultura de la muerte y de la ideología de género destructora de la familia y el matrimonio y el bien común, de la que nos advirtió San Juan Pablo II y Benedicto XVI.
También se ve que Cristo es "el camino, la verdad y la vida", no es "un camino, una verdad y una vida".
Por eso dice Cristo "Tú sígueme" (sý moi akolouthéien, tu me sequere) en la vocación recibida: religioso, virgen, viuda, diácono, presbítero, obispo, laico en sus variantes...
3. Los movimientos católicos como Comunión y Liberación, el Camino Neocatecumenal, el Movimiento Focolar y la Renovación Carismática, que establecen una estructura de autoridad "carismática" paralela a la jerarquía ordinaria de la Iglesia, y desplazan a la autoridad jerárquica y ministerial de la Iglesia. El sacerdote aparece como mero dispensador de sacramentos, cuya autoridad queda subordinada al líder carismático del movimiento, el cual dicta su doctrina.
ResponderEliminar...
De hecho, por la misma naturalidad de la creación de una organización humana, la que sea, se requiere automáticamente de jerarquía, normas de acción, proceso y disciplina, territorio, población, recursos materiales, personales, financieros y organizativos. Por eso Comunión y Liberación tiene esta estructura piramidal de Diaconías, más cuando está por todo el mundo."
Quizás por eso Giussani se retiró de la carrera eclesiástica hacia la educativa, bien lejos del episcopado. Pienso que sólo habría podido desarrollar su carisma sólo en contacto con los jóvenes en formación, no entre académicos, preocupados por burocracia, méritos, traslados, ascensos, habladurías y sectarismos.
La Iglesia tiene dualidades para su fin, la salvación de las almas: intelectuales y didácticos, parroquias y conventos y misioneros y predicadores, vida contemplativa y de acción, ordenado y laico, consagrado y seglar, jerarquía y carisma...
4. Paradójicamente, se observa que, a pesar de este fenómeno, el movimiento sinodal busca liberar a los laicos de la influencia directa de los clérigos, especialmente aquellos de bajo-medio rango (presbíteros y obispos). Este intento de liberación apunta a un cambio en la dinámica de poder dentro de la Iglesia, buscando una mayor autonomía para los laicos.
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La Iglesia sinodal, tal como está pensada por Bergoglio, está totalmente desconectada de la sinodalidad primitiva democrático romano-medieval (consensus populi Dei), es tramposa y engañosa, porque no "libera" del altoclericalismo, es decir, del papa y la burocracia vaticana, que promueve, depone y traslada obispos titulares, auxiliares y coadjutores sin ninguna sinodalidad o consulta al Pueblo de Dios, sino que practica la clericalidad augusteo-cesariana imperial romana: el papa no responde ante ningún vasallo, todos han de obedecer...
La Iglesia sinodal parece estructurar una Iglesia Revolucionaria: una iglesia cogobernada por laicos y sacerdotes (pero en realidad por laicos que son más numerosos) y abierta a la moral satánica del mundo. Eclesiológicamente, la Iglesia se basa en la soberanía del Pueblo de Dios, y se organiza en sínodos locales, regionales y nacionales. Se cuenta que los obispos y el futuro papa serán sólo coordinadores y dinamizadores (pero Bergoglio, antes, será el soberano).
No hay conocimiento objetivo de Dios, sólo experiencia subjetiva de Dios en uno dentro del mundo, y la Biblia fue sólo la experiencia judía y eclesial primitiva de Dios en su mundo: el sínodo es el Quinto Evangelio que se reescribe continuamente para cada persona y grupo en cada tiempo y lugar. Lo mismo ocurre en la liturgia, que se inculturaliza (rito maya con presencia de chamanes y espiritualidad pagana).
No hay Depósito de la Fé objetiva ni actos morales intrinsece malum per se semper et pro semper in omnia locis, y toda la Tradición y Magisterio es inválido por ser o bien obsoleto o bien incompatible con una cultura. La Fé y moral es como el saludo, que depende de la cultura: darse un beso, darse la mano o juntarlas, inclinarse, abrazarse, decir unas palabras, prostrarse...
La verdad de Dios sólo procede del fundamentalismo democrático, las votaciones de asambleas sinodales. La misa es sólo un encuentro del pueblo de Dios, no el sacrificio de Dios. Como Dios está en todo, ya nada es sagrado o consagrado, pues desaparece por confusión: todos son sacerdotes, todos los locales profanos son templos, la Iglesia no es madre ni maestra, la iglesia es panecuménica, asume todas las religiones, la moral depende de cada conferencia, diócesis, parroquia o persona si le da la gana.
La Iglesia sinodal se configura como la Revolución Cultural de Mao. Después del desastre humanitario y económico del Gran Salto Adelante de 1958-1961 (30 millones de muertos de hambre, incontables por enfermedades y desnutrición, atraso científico y técnico), se generó la autodefensiva Revolución Cultural de 1966-1976.
ResponderEliminarTemeroso de que la superestructura en su totalidad lo derrocara del poder y lo matara, siendo esta superestructura la cúpula, los mandos intermedios y la base funcional del Partido Comunista según la perspectiva marxista, que en el caso de Mao incluía a todos sus compañeros de la Larga Marcha contra los nacionalistas chinos del Kuomintang de 1934-1935, así como los participantes en la guerra de Resistencia al Japón de 1937-1945 y la guerra civil de 1945-1948 hasta su ascenso al poder chino. Fue entonces cuando Mao decidió movilizar a toda la juventud china como tropa de choque, compuesta por docenas de millones de estudiantes de secundaria y universidad, organizados como los Guardias Rojos, carentes de todo recuerdo del pasado y entusiastas fanáticos seguidores de Mao, para enfrentarse contra esta ultraminoritaria y ya adulta o anciana superestructura dirigencial.
Aquello acabó como una orgía y aquelarre incontrolable de destrucción, torturas, lesiones y asesinatos, redadas, detenciones y humillaciones públicas, efectuando mítines, desfiles y actividades de "crítica y autocrítica" para identificar y perseguir a los supuestos enemigos de la revolución y purgar al imaginado enemigo interno de burgueses reaccionarios revisionistas, causando por ello un terrible retroceso cultural, científico y técnico. Todo se redujo a la violencia y persecución más el culto a la personalidad de Mao, la única vaca santa y sagrada "intocable" de la superestructura:
- Violencia y Persecución:
Hubo persecuciones masivas, denuncias públicas y ejecuciones de aquellos considerados contrarrevolucionarios o vinculados a la burguesía. Muchas instituciones educativas cerraron, y se destruyeron arte, libros y reliquias históricas consideradas representativas de la "vieja sociedad" burguesa y revisionista.
- Culto a la Personalidad:
Se promovió un fuerte culto a la personalidad de Mao. Su imagen estaba en todas partes, y se publicaban sus "Citas del Presidente Mao" (Libro Rojo). Se buscaba crear una lealtad total hacia Mao.
- Atraso cultural, técnico y científico
Se destruyeron obras de arte y culturales chinas del pasado por ser "burguesas", se destruyeron libros científicos y técnicos por ser "imperialistas", se crearon industrias locales ineficientes absolutamente (cada pueblo fabricaba acero, pero de tan mala calidad que era inservible) se paralizó toda vida cultural, literaria, artística, social... todo era revolución violenta permanente
Aunque en la Iglesia de hoy eso no es posible (sí que lo será durante el Anticristo), lo que se observa es un culto de idolatría ultramontano al papa como entidad infalible e inerrable en todo, siempre obedecible aunque herejice o yerre o no hable de fe y moral, y una persecución hacia los "burgueses revisionistas", hoy los "rigoristas moralistas" (Strickland y otros muchos).
Parece como si se enviara a la base laical de las asambleas sinodales contra sacerdotes y obispos (menos a este peculiar papa).
Culto personal con persecución y represión ¿no recuerda a Roma y esos locos de Nerón, Domiciano, Trajano, Marco Aurelio, Decio, Valeriano y Juliano el Apóstata?
Pues ya bien podría poner su nombre señor anónimo con sus largos 3 pastones.
EliminarMuchas gracias, como dijo de Bello Pallico, el nombre se sabrá al atardecer del último día del Juicio Final, ya que respetamos a Zeus Tonante y sus misericordiosas, amorosas y piadosas reacciones en forma de flamígeros relámpagos.
EliminarUn gato, ya anciano, del palacio episcopal, que paseaba por el patio, me dijo que me resguardara muy mucho dentro de mi capa y sombrero, y luego, ya dentro, me lo confirmó una simpática ratita de biblioteca:
- Haye cuidado vuesa merced en sus pasos, que la mejor cura de toda cuita es soslayarlo antes que aplicarle remedio. Díjomelo mi abuela, que de aquestas cosas era muy sabedora.
- Vale, pues.
La situación de la Iglesia Católica ya empezó a empeorar digámoslo así en 1941, a dos años de la victoria de 1939, pues hubo este mensaje de la Virgen María a la vidente de Fátima y le dijo que unas palabras en medio de la moral triunfante del momento:
- Lucía de Fátima recibió unas revelaciones de Jesús el 12 de junio de 1941 en Tuy, síntesis:
- Decidle al Arzobispo de Valladolid que deseo que el Episcopado de España se reúna al menos una vez al año para definir, de común acuerdo (consensus),
una REAFIRMACIÓN del estado religioso y de la piedad cristiana en España,
y
para remediar el RELAJAMIENTO de las costumbres de los sacerdotes y de los religiosos.
El Señor necesita del ÁNIMO
y
de SACERDOTES que lo sirvan en espíritu de SACRIFICIO por el BIEN DE TODAS LAS ALMAS
Totalmente de acuerdo con el Sr. Silverio.
ResponderEliminarA ver si se anima y defienda una Tesis Doctoral,hombre!!!!
Estoy convencido que si el mismo Jesucristo de disfrazara de seminarista y escribiera su tesis doctoral no le seria aprobada por la jerarquia eclesiástica, todo y teniendo en cuenta que Jesucristo era un superdotado intelectual. Así las cosas con paradojas que nunca faltan en el Clero Católico.
EliminarPastón, Pastonae, Pastae.
ResponderEliminarSupongo que algún dia se dara cuenta que espanta a los comentaristas
ResponderEliminarMenos críticas al Sr . Anónimo insomne del pastón diario.
ResponderEliminarNo dice nada malo y además quién no quiera leerlo, pues, que no lo lea.
Y punto 🪡.
Muy bien dicho.
EliminarExacto, y es que algunas cosas son recopilatorios de conversaciones o fragmentos de libros, revistas, vídeos, tesis o de conferencias que he oído, se dan gratis, y no se cohíban en absoluto de comentar nada... ¿para qué asustarse de nada?
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