El martes pasado nos informaba Oriolt, bajo el título “Los miedos de Costa Bou” del intento de ataque de las feministas al templo del Remei, en el barrio de Las Corts. Puso el foco en la actitud distinta del párroco y del coadjutor ante ese ataque. Yo prefiero ponerlo hoy en la respuesta de los fieles, que tuvieron a su lado al otro cura, el menos “prudente”.
Primera observación: llama poderosamente la atención el descenso vertiginoso del poder de convocatoria de las abortistas. Años atrás, hubiesen superado con creces el centenar de manifestantes. En esta ocasión eran una treintena, en clara minoría frente a los fieles defensores de la vida. Un fenómeno social digno de tenerse en cuenta. Y eso que la iglesia les cae a esas gentes muy cerca de su centro social.
Lo que probablemente determina este descenso de las abortistas militantes (abortistas que dan la cara en favor del aborto), es que los pro-vida han afinado el tiro y pulido su argumentario. Han entrado al trapo en la insidiosa distinción del embarazo en trimestres, y ahí les han dado duro donde más les duele. En el tercer trimestre (para el que reclaman las abortistas el derecho a abortar, con el mismo ardor con que lo defienden para el primer trimestre), el infanticidio es evidente y además espeluznante y repugnante. Y eso ha calado hondo en la conciencia de la población no ideologizada (es decir, no adscrita al sistema y a las instituciones políticas, ni a las “no gubernamentales” regadas con abundantes caudales gubernamentales, que promueven el aborto y sus tentáculos en otras conductas). La gente normal se horroriza ante esas reivindicaciones extremas del aborto, bajo el pretexto de que la mujer puede hacer con su cuerpo lo que quiera: que nadie está legitimado para coartarle ese derecho. A eso hay que añadir la reclamación del derecho a dejar morir o a matar a la criatura abortada que a pesar de haber pasado por ese trauma, sigue con vida. Repugnante y espeluznante.
Pero luego viene el segundo trimestre, en el que lo único que cabe discutir en semejante contexto, es el tamaño de la criatura ya formada. Respecto al tercer trimestre, todo el mundo “siente” que eso es una barbaridad, a la que de todos modos son muy pocos los que se atreven a llamarla “crimen”. Respecto al segundo trimestre, la gente normal, la no ideologizada, está dispuesta a discutir y razonar. Es en el primer trimestre (¡y no entero!) donde queda muy abierta, para la mayoría de la gente, la posibilidad de discutir si en ese período el aborto puede contemplarse y discutirse como cosa que sólo tiene que ver con la mujer y sus derechos, sin que cuente para nada la criatura que se está formando en su seno. Son todavía muchos los dispuestos a discutir si lo que lleva la madre en su seno es una criatura humana o alguna otra cosa perfectamente disponible.
El hecho cierto es que para el simple espectador no adscrito ni a la moral católica ni a ideologías, la mayor fuerza argumental está con los pro-vida. El aborto salvaje por el que claman las manifestantes proabortistas, le repugna profundamente a cualquiera que tenga sangre en las venas. Aunque no tenga el valor de decirlo abiertamente (por ser políticamente incorrecto), sabe y siente que ese nivel de aborto es lisa y llanamente un crimen. Tan legal como se quiera, pero crimen. El resultado es que aunque por muy poco, los pro-vida están ganando en número y en fuerza a los abortistas. Y ése fue el estimulante espectáculo que vimos días pasados ante la Iglesia del Remei. Los fieles de esa iglesia plantaron batalla (a pesar de la proverbial prudencia episcopal de su párroco). Y tuvieron a su lado al cura más joven… ¡y con sotana! Uno de esos que hoy están tan mal vistos por la más alta jerarquía.
Se atrevieron a dar la batalla (cosa a la que renunció la Iglesia más “prudente”, es decir la jerárquica, desde hace ya bastantes decenios). Por fin la Iglesia planta cara en defensa de sus principios y convicciones. ¿Y eso es una iniciativa de los obispos, los cardenales o el papa? No padre. Como dice el papa, y con él muchos más, es la hora de los seglares (no de hacer curas a los laicos, si no, estamos en las mismas). Son al fin los laicos los que defienden a la Iglesia… hasta en el dogma, hasta en la liturgia. Es la evidencia. Los laicos. Pero ojo, quedan excluidos de este concepto de laicos, los clericalizados, es decir los que cobran sueldo de la Iglesia.
Es que lo de Las Corts es serio. Este barrio es uno de los núcleos fuertes de disidencia y combate de la ultraizquierda ultranacionalista contra cualquier cosa que huela a derecha o a defensa de la moral y de las tradiciones, como por ejemplo la Iglesia, que tanto, tantísimo se ha esforzado en siniestralizarse y en nacionalizarse. Pero eso no les ha importado a los disidentes siniestros, tan aguerridos antaño, y hoy apaciguados ya y amuermados por las cuotas de poder alcanzadas. El caso es que sus guaridas están muy cerca de la Iglesia del Remei. Quizá por eso el párroco se hizo a la idea de que era muy peligroso retarlos como quien dice en su misma casa.
Pero el vicario, joven e incauto, va y tuitea el mismo día de autos: “O la bandera de Cristo, o la de Lucifer” para convencer a los fieles más activos de que es fuera de la iglesia, donde hay que esperarlos y plantarles cara; porque si se les deja entrar, la cosa se pone mucho más difícil. Y efectivamente, ahí se colocaron un par de decenas de fieles para impedir la entrada de las manifestantes, mientras dentro otro grupo de fieles celebraba la adoración eucarística.
Este acoso a la Iglesia antiabortista formaba parte de la celebración del 8 de marzo, que fue instituido como “día de la mujer trabajadora”. Y desde ese día venían ya pintando en la fachada de la iglesia sus eslóganes. El más socorrido, Aborto seguro, libre y gratuito (en la próxima versión, ya actualizada, añadirán: “y con derecho a la venta de órganos puesto que es nuestro cuerpo y tenemos derecho a hacer con él lo que queramos”).
Muy bien, excelente. Los católicos por fin están dando la batalla contra el aborto con iniciativas pacíficas, pero totalmente efectivas, como los 40 días por la Vida o la oración de los pro-Vida ante los abortorios. La prueba de que estas iniciativas tienen una alta efectividad, es la respuesta que les dan las abortistas. Les irrita tremendamente la discusión y el debate sobre sus dogmas: más cuando están convencidas de que tienen ganada la batalla porque la sociedad se los ha tragado incluso en sus formulaciones más truculentas.
Pero tenemos ahí un efecto más, de largo alcance. Las abortistas pudieron darse cuenta de que se ha producido el punto de inflexión: la concienciación de la sociedad en favor del aborto ha llegado a su límite; y donde estamos ahora es en las dudas, es en el retorno y en la recapacitación. Con el aborto, igual que con el feminismo, los promotores de esas tendencias están perdiendo terreno a ojos vista. Es que, tanto en una doctrina como en otra, han llegado a la aberración. Se han pasado de rosca y se han desacreditado de la forma más ostentosa. Cada vez cuesta más creerlos y seguirlos.
Y bueno, lo que es ya totalmente kafkiano es que a las pandillas proabortistas les irrite especialmente la presencia de un cura en las filas de los laicos antiabortistas. Que sean los laicos, aún lo toleran, porque están acostumbrados a verlos en esas movidas; pero que un cura (¡y con sotana, para que se le distinga!) se atreva a posicionarse como antiabortista junto a esos beatos caducos, eso es lo nunca visto. Bueno, casi nunca. Ésas son excepciones que les ofenden enormemente, porque la presencia de un cura da fuerza y cohesión a los laicos, hace Iglesia de verdad. Al hablar de esta rara excepción, me salta la imagen de mosén Custodio presidiendo la marcha por la vida cada 25 de marzo, desde el hospital de San Pablo (también enfangado en abortos) hasta la Sagrada Familia. En primera fila, aguantando insultos a dos palmos de su cara. Esas marchas terminaron, pero el movimiento pro vida continúa vivo. Ahí tenemos el suceso de la parroquia del Remei, en un barrio de intenso activismo antirreligioso. Lo que ocurrió ahí es una señal evidente de que en la Iglesia hay una corriente humilde pero recia que avanza hacia la resurrección.
Virtelius Temerarius
Realmente es la hora de los laicos porque los religiosos no dan abasto a tanto trabajo presencial, además de que los religiosos son pocos y cómo en el "prudente" padre Costa su cobardía institucional les frena el movimiento. Los laicos son más libres y no se juegan la poltrona yendo a estas manifas contra leyes inmorales. Siempre son los máximos mandatarios eclesiales quienes tienen la mayor responsabilidad en el Espíritu Santo y Dios les pedirá cuentas. Nadar y guardar la ropa al mismo tiempo al final resulta un negocio fallido porque el sistema "Empresarial Católico" no avanza y no se aumentan las vocaciones. Toda empresa debe arriesgarse, y lástima que el Clero Católico no haya copiado la estrategia de las empresas civiles donde los disidentes se van a la calle. El Clero Católico trata mejor a los "prudentes" Costa que no a los valientes Ballester. Es el pecado del "carrerismo" mencionado por el Papa.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el Sr. Garrell, menos con lo del Papa.
EliminarPara carrerismo, EL SUYO, HOMBRE!!!
Me queda muy claro con este suceso que en este blog se "crucifica" a la gente (a los buenos diría yo) sin información suficiente en casi todos los casos o difamando en otros varios. ¿Blog católico? Tururú
Eliminar'El Clero Católico trata mejor a los "prudentes" Costa que no a los valientes Ballester. Es el pecado del "carrerismo" mencionado por el Papa.'
EliminarSegur?
Absolutament segur; del discerniment del Papa?
Fins ara no he vist cap senyal de coratge per part del Papa Francesc.
Fins ara, almenys.
Accepto que només ha tingut 10 anys i 30 dies, més o menys, fins ara per mostrar tal coratge.
Només
¿Hacer lío?
Sí
¿No juzgar [sic]?
Sí; amb molta freqüència. Moltíssima.
Coratge?
Res en absolut.
Potser quan fagi una entrevista a l'avió papal de tornada d'una primera visita triomfal a la Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre.
'Potser'
Ojalá cunda el ejemplo. La antiimagen nos la ha ofrecido estos días Omella con su atronador silencio ante los insultos y blasfemias de la televisión catalana, TV3, contra Nuestra Señora del Rocío. Ni una palabra. Ni una queja. Han tenido que ser periodistas sin miedo los que hayan puesto sobre papel la desvergüenza de un ente público que, en vez de estar al servicio de todos, se postra de rodillas ante el nazismo puro y duro con su supremacismo de pacotilla, la burla de la religión y el engaño permanente. Si el cardenal Sistach la llamaba la "nostra", vaya acierto el del prelado, Omella, con sus flamantes obispos auxiliares, han optado por un ominoso silencio. Sólo los laicos han dado la cara. Y, sin que sirva de precedente, el arzobispo Vives.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.
EliminarGoebbels era un inocente párvulo al lado de semejantes actores satánicos.
Muy bien dicho.
ResponderEliminarNota de la Conferencia Episcopal Tarraconense en relación a un gag de TV3 sobre la Virgen del Rocío
ResponderEliminarDebido al «gag-entrevista» dedicado a la Virgen del Rocío, en el programa «Està passant» emitido por TV3, los obispos de Cataluña manifiestan su rechazo ante una parodia que hiere la sensibilidad de muchas personas y particularmente la de todos los creyentes que, bajo esta advocación de la Virgen María, guardan su fe y sus tradiciones religiosas.
La televisión pública debe respetar toda creencia, manteniendo la neutralidad religiosa que le corresponde y respetando los sentimientos de los creyentes, no hiriendo con este tipo de «gags» que sobrepasan el sentido del humor y la dignidad de la fe de tantas personas.
Barcelona, 11 de abril de 2023
Burlarse de los sentimientos religiosos es inmoral, es una falta de respeto a lo que se vive muy interiormente y espiritualmente. Otra cosa es burlarse de los sentimientos políticos y de las nacionalidades, aquí ya lo "interior espiritual" no existe porque los lideres políticos no son "dioses" son humanos con todos los defectos.
EliminarSiempre se meten con los Católicos porque saben que no les pasará nada malo.
ResponderEliminarPorque no se atreven a disfrazarse de Mahoma?
Defensor de la vida : dime pro abortista.. Un feto de 8 meses es una persona?
ResponderEliminarAbortista: No, no lo es hasta que nace, por eso se puede abortar.
Defensor: Ese mismo feto, entonces podría ser.un ser humano en lugar de persona ?
Abortista: No lo es todavía ni una cosa ni la otra.
Defensor :Dime, cuando empezó tu existencia? Según tus argumentos empezaste a existir de golpe al salir de la barriga y antes no.
Abortista : Exacto, antes era como la semilla de donde sale el árbol, pero no era árbol.
Defensor : Ahora entiendo
Abortista : El que?
Defensor :De que estoy hablando con un árbol
A muchos Curas no les gustan nada las procesiones.
ResponderEliminarSaben que hay mucho folkclore y poca creencia en los dogmas principales Católicos.
El 99% de los católico-folclóricos de la semana santa no creo que vaya casi nunca a misa. Como mucho un par de veces al año...
ResponderEliminarLos dos últimos comentarios son muy desafortunados, no se que pasa en la calle durante las procesiones, pero os puedo asegurar que dentro de las Cofradias en Cataluña hay católicos de misa dominical y misa diaria en su mayoría, los que no ya se han quedado en la 15+1 de Hospitalet.
ResponderEliminar