Son muchos los nombres que están saliendo para cubrir las cuatro plazas episcopales vacantes que hay en este momento en Cataluña, concretamente Girona, Tortosa, Sant Feliu, y la de auxiliar de Barcelona. Incluso hay quien dice que en esta gran tongada de nombramientos podría darse también el de un obispo coadjutor para Urgell, ya que Joan Enric Vives tiene 73 años, los mismos que tenía su antecesor Joan Martí Alanís cuando le colocaron al actual copríncipe como coadjutor. Y por si esto no fuera poco, como nos recordaba Oriolt, también podría caer un auxiliar para Terrassa.
El tiempo dirá si va a haber una revolución de grandes dimensiones en el episcopado catalán o si la cosa va a quedar más reducida a unos cuantos cambios que no necesariamente tienen que venir todos a la vez. Nombres hay muchos en las quinielas, especialmente de sacerdotes que podrían aspirar a ponerse la mitra por primera vez. Lo que está claro, es que algunos nombramientos están resultando excesivamente complicados, de manera especial el de Girona, donde ya unos cuantos candidatos han rechazado ir a aquella diócesis, que ciertamente no es ningún caramelo, sino todo un reto que no todo el mundo está dispuesto a afrontar.
Tortosa no es en principio una diócesis complicada, pero no ilusiona tanto como otras, además el hecho de tener una parte en la provincia de Castellón, siempre deja ver el peligro de que algún día pase como en Lleida, cuando se quedó sin la parte aragonesa de la diócesis, quizá por eso, la mayoría de los últimos obispos han sido valencianos como Carles, Salinas o Benavent, con la excepción de Sistach, que pasó sin pena ni gloria, porque era más que evidente que para él era un trampolín para desembarcar en otra diócesis de más altura eclesial.
Más allá de los candidatos sin mitra, nos encontramos con la típica cantera de los obispos auxiliares, que siempre pueden ser elevados a la categoría de residenciales, lo que pasa es que en este momento solo hay dos, los auxiliares de Barcelona Gordo y Vilanova, el fallecimiento de Vadell y la marcha de Saiz Meneses a Sevilla siendo sustituido por su auxiliar, hace que en poco tiempo de cuatro auxiliares hemos pasado a dos. Cuesta creer que Omella quiere liberarse de uno o dos de sus auxiliares, porque le son muy necesarios y ya están enseñados, pero el nombre de Vilanova ha sonado para su diócesis originaria de Tortosa y el de Gordo para coadjutor de Urgell.
En cuanto a que algún obispo titular de Cataluña, pudiera cambiar de diócesis, para acabar de hacer los ajustes oportunos, el nombre que más suena es el de Romà Casanova, que lleva ya 19 años en Vic, y que con 66 años podría afrontar perfectamente una nueva etapa de su vida episcopal en otra diócesis. Además, al obispo Casanova le tocó una situación muy difícil, teniendo que hacerse cargo provisionalmente de la diócesis de Solsona, después del escandalazo Novell y lo hizo con mucha dignidad y con sentido de obediencia, a pesar de que nunca se vio la posibilidad de una unidad de ambas diócesis con él como obispo, algo que quizá con otro prelado, como por ejemplo Francisco Conesa, el actual titular de Solsona, fuera viable.
El obispo Casanova está sonando, para dos diócesis, una la de Girona, que parece que es la más difícil de encontrar alguien que quiera ir, y él por obediencia lo aceptaría, además ya vivió un momento amargo con su entrada a la diócesis de Vic con pancartas en su contra, y la otra sería la suya propia, la de Tortosa, que conoce perfectamente, especialmente a una buena parte del clero, teniendo en cuenta su papel de director espiritual del Seminario en la etapa de Don Ricardo. Sería como el movimiento de Benavent que de Tortosa ha vuelto a su diócesis de origen, la de Valencia, pues Casanova volvería también a la suya para acabar allí sus días como obispo.
Pase lo que pase, está claro que vienen curvas, van a haber unos cuantos movimientos episcopales en Cataluña, en los que lógicamente el cardenal Omella va a jugar un papel muy destacado, también son sus últimos años como arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, porque como es sabido el turolense ya lleva más de un año "caducado", pero nadie duda de que aún le quedan al menos un par de años por delante.
Francisco Fabra
Sant Feliu, que yo sepa, no es vacante. En ese caso, Barcelona también lo sería. En cuanto a Mons. Vadell, q.e.p.d., los obispos auxiliares no dejan vacante. Y para Mons. Casanova, ir a Tortosa o venir a Gerona no sería ninguna promoción. En todo caso, a Barcelona.
ResponderEliminar1. Los nuevos futuros obispos de Cataluña van a ser un tiovivo o carrusel de nombramientos: de la averiada Gerona, Tortosa, Sant Feliu, los 3 ayudantes de los obispos (Barcelona, Urgel, Tarrasa), Vic (si sale pà Gerona o Tortosa), más los próximos: Omella et al. Dentro de pocos años, a nivel episcopal, Cataluña no la reconocerá nadie.
ResponderEliminar2. Pero TODOS los obispos nombrados van a ser obispos no-sinodales. Todos ellos van a tener para siempre un déficit o carencia absoluta de legitimidad sinodal: el Pueblo de Dios no ha participado para nada en su elección.
3. Ciertamente, los obispos van a ser nombrados según la estricta legalidad del canon 378 y demás aplicables del Código de Derecho Canónico vigente, por ejemplo, donde establece como norma general en la Iglesia unas características para “la idoneidad de los candidatos al Episcopado". Pero una cosa es la legalidad de la lex data-ius conditum, y otra muy diferente es la tradición participativa de la Iglesia Primitiva, derecho futuro, aspiracionalmente como debe ser, que está en proceso de cristalización y difusión, es decir, la lex ferenda-ius condendum, y como el ser mismo de la Iglesia sinodal (TODOS en camino) desea y anhela la elección de obispos (lex desiderata). Pronto acabará la elección antisinodal actual de obispos.
4. Los obispos serán nombrados bajo un Papado absolutista césaro-imperial no-sinodal, ultraclerical (todo se cuece entre las altas sotanas), esto es un hecho evidente, pues ni el Concilio Vaticano II, ni Bergoglio ni el Sínodo de la sinodalidad han planteado la elección sinodal de los obispos, tal como describió San Cipriano de Cartago (siglo III) en plena persecución imperial. Las cosas son como son, y si presumes de conciliar y sinodal y en realidad no lo eres, pues esto se llama hipocresía y fariseísmo. Hay que recordarlo: son obispos no-sinodales nombrados por un papa cesáreo-imperial absolutista que presume de primaveras vanas.
5. Como dijo Jesús, la Iglesia es como dijo Jesús en Mateo 13,52: semejante a un padre de familia que saca de su tesoro aquello que necesita su familia, usando cosas viejas y nuevas, pero todas con la única finalidad suprema de procurar el bienestar a sus propios hijos, que según la tradición y el canon 1752 es la CURA ANIMARUM o SALVACIÓN DE LAS ALMAS (no la alianza de las civilizaciones con la religión del amor, la ecología, la emigración, la economía, las pachamamas y chakanas, hacerse el simpático con ateos abortistas como Mazzucato nombrada nueva presidente de la Academia de la Vida).
Sin duda, después de Bergoglio, la Iglesia necesita un Vaticano III para enmendar los equívocos y omisiones del Vaticano II como el actual mal pontificado.
6. Por lo tanto, la elección de obispos va a cambiar en el futuro, acabará este secretismo y cancelación del Pueblo de Dios. Sin lugar a dudas, removiendo la historia eclesial del pasado y del ser de la Iglesia (Imperio romano, Edad Medieval y Moderna), la elección de obispo será así:
ResponderEliminara) la participación de TODO el Pueblo de Dios, bajo los principios de clerus populusque Ecclesiae, consensus populi Dei y Quod omnes tangit ab omnibus approbari debet: sí o sí, este sistema romano-antiguo volverá, guste o no, pues es injusto que los obispos sean elegidos altoclericalmente con la exclusión de diáconos, curas, religiosos, laicos y obispos circundantes. Pero queda claro que la decisión soberana final es siempre del papa, pues es una monarquía, pero pronto será una monarquía sinodal, ya no la monarquía despótico-absolutista como ahora existe.
b) el obispo debe de salir de entre los curas de la misma diócesis y debe de gobernar hasta su muerte o renuncia por ancianidad o enfermedad, tal como se hacía antes del Concilio Vaticano II. El límite de edad de 75 años carece de justificación alguna cuando la esperanza de edad ha subido de 35-45 años en Roma, la Edad Media y Moderna y hoy, en España, alcanza los 83 años y aumentando. Además, el cargo vitalicio episcopal orilla y evita el abuso actual de Bergoglio de cesar arbitraria, discrecional, injusta y políticamente a sus "enemigos". Y finalizará con todos estos vuelos de paso de diócesis en diócesis que sólo favorecen a obispos funcionarios y serviles al poder, que sólo aspiran a jubilarse tranquilo en una diócesis "grossa i grassoneta".
c) el obispo saliente debe de sufrir el "JUICIO DE RESIDENCIA", por el cual debe de acreditar todos los méritos y deméritos acaecidos durante su pontificado, transparentando el número de vocaciones religiosas y sacerdotales, órdenes y parroquias cerradas o abiertas, caída o auge de la práctica sacramental (comuniones, bautismos, bodas), el estado patrimonial y contable-financiero de la diócesis, la situación judicial de la diócesis, la eficacia y efectividad de su gobierno y la de su curia, el estado de quejas y denuncias sobre su gestión. El obispo y su curia, si han actuado mal, deben de ser inidóneos para ser futuros obispos y curia por siempre, además de exigírseles todas las responsabilidades canónicas, civiles y penales si s'escau.
Se acabará muy pronto la actual irresponsabilidad del ejercicio del cargo de obispo y la curia, no deben de gozar ya nunca más de una ilegítima inmunidad e impunidad de facto: han de responder por todos sus actos (acciones, omisiones, tolerancias y disimulos), pues se beneficiaron del todo de su cargo (potestades de gobierno, legislación, judicial, enseñanza y santificación), y su potestad no viene del hombre, sino de Jesús: RENDICIÓN DE CUENTAS PÚBLICA Y TRANSPARENTE Y RESPONSABILIZACIÓN POR LOS PROPIOS ACTOS.
7. También hay que afrontar y explicitar la terrible crisis causada por Bergoglio y su insensato gobierno pastoral y doctrinal de la Iglesia, que lo han calificado como el peor papado de la historia (pero muy instructivo, pues sus errores enseñan).
ResponderEliminarEsto va a repercutir en la elección de obispos, pues estamos ante la fase "pato cojo" de Bergoglio: el final de su mandato sin perspectiva de sucesión espiritual e influencia futura alguna.
Ha cometido Bergoglio un cúmulo de gravísimos errores no enmendados a fecha de hoy, y son plomo en sus alas: Amoris laetitia (comunión y absolución de adúlteros impenitentes), la entronización y exaltación de Lutero como testigo del Evangelio, la Pachamama y la Chacana, Traditionis custodes, los documentos "agnósticos" y pro Agenda 2030 de Laudato si y Fratelli tutti, la liturgia chamánica en Querida Amazonía, el pacto con la dictadura genocida china, la no excomunión de Biden y Pelosi, el nombramiento de la atea abortista Mazzucato, las insensatas polémicas (no proselitismo, gays, trans, populismos sudamericanos, alianzas de civilizaciones, Agenda ONU 2030, enseñanzas erróneas repetidas), y finalmente, el horrible apostático Camino Sinodal alemán no disciplinado por Bergoglio (destrucción absoluta de la Fé, moral, liturgia y eclesiología).
Todo ello ha formado un frente de combate contra su pontificado (Viganò, Müller, Schneider et al), que va a repercutir de manera efectiva y operativa tanto en su ya etapa final pontificia como en el próximo cónclave.
El bergoglianismo morirá con Bergoglio, no tiene ya ninguna continuidad, está muerto, sólo es sinónimo de fracaso, irrelevancia y crisis: en América, el catolicismo ha bajado al 50% de la población, y el protestantismo ya es el 30% y le ha arrebatado vergonzosamente la defensa de la vida, la familia y el matrimonio... ésta es la primavera prometida.
Se hace difícil que los obispos sean bergoglianos, pues este estilo de pontificado ya carece de vida alguna, es puro modernismo carente de vitalidad, agotado en sí mismo, la muerte misma.
Ello hace muy cuesta arriba la elección de obispos por todas las razones comentadas, pues la omisión de los obispos y cardenales en la condena del pontificado de Bergoglio, los sitúa como colaboradores de la explosiva situación de cisma de facto que se está viviendo por culpa de las acciones de Bergoglio como del Camino Sinodal alemán.
No reconocerlo en meter la cabeza debajo de la tierra, y obispos y cardenales van a ser juzgados severamente por Dios, ya ahora, por su omisión en defensa de la Fé frente a Bergoglio: el Reino de Dios, la acción que espera Dios de su Esposa la Iglesia, es la maternidad de una gallina que acoge protectora a sus polluelos bajo sus alas, no se comparó a un avestruz o a una zarigüeya que se esconde de miedo al martirio en defensa de la Fé, ni a una serpiente, un lobo vestido de oveja que dispersa y devora el rebaño divino ni a un pastor asalariado cobarde... ¿a qué esperáis a actuar?
Ojalá venga a Tortosa.
ResponderEliminarAquí estaría en su casa.
De Vic a Tortosa, vaya promoción…
ResponderEliminarLa Iglesia no promociona. La Iglesia sirve!
EliminarPodría ser que el obispo Romà estuviera en alguna terna no lo niego ni mucho menos. Pero desde mi punto de vista y mi opinión personal creo que Romà, acabará sus días como obispo de Vic. No tengo ninguna bola de cristal para adivinar el futuro, pero es mi opinión. En el articulo se habla de que por obediencia Romà Casanovas, podría aceptar la diócesis de Gerona. Una cosa es obediencia y otra cosa es tener libertad de elección. Desde Roma no pueden obligar a nadie a aceptar ningún nombramiento. Siempre se le consulta al candidato con antelación. Ya hizo el enorme favor de aceptar durante un tiempo, llevar la diócesis de Solsona en momentos muy complicados y además con gran dignidad. Por tanto, el obispo Romà, puede ser bueno pero no tonto. Creo que tal y como estan las cosas en Cataluña ahora mismo, la diócesis de Vic es mejor diócesis que cualquiera de las demás que componen Cataluña, incluyendo Tarragona. Sin querer dar consejos a nadie, Sr. Obispo, si no es para ir a San Feliú o Terrasa, no se mueva de Vic.
ResponderEliminarLos Obispos Vilanova y Casanova son hijos espirituales de Don Ricardo Carles.
ResponderEliminarPara que luego digan que en el Seminario de Tortosa eran unos mindundis.
Los nazi-progres claro.
Casanova si quwe fue hijo espiritual de Carles. Gracias a él es obispo. Vilanova no lo creo... Era muy jovencito por aquel entonces...
EliminarYa rea hora de que alguien recordase que la diócesis de Tortosa ocupa indebidamente (hablo desde la perspectiva del nuevo Estado constitucionalista español, que sucedió al franquismo, y desde el sentimiento de muchos castellonenses) una parte de una provincia que pertenece a otra Comunidad Autónoma que no es Cataluña. Lo lógico sería amortizar Tortosa y unir su territorio eclesial -sin las partes infidelium castellonenses- a Tarragona. Pero como no me he caído de un guindo, estoy persuadido de que desde lo más impresentable del nazionalismo catalán habrá una resistencia que ríete de Stalingrado; y luego están los tontos útiles del gobierno valenciano, que para lucir de progres no osarán plantear siquiera tan justa reclamación (como hicieron y lograron los aragoneses, recuperando las zonas de su territorio diocesanamente lobotomizadas de la Conferencia Episcopal Baturra, cuyos estatutos serán pronto enviados, Dios mediante, a Roma)
ResponderEliminarUsted sabé que la diocesis de Tortosa es milenaria. Mas antigua que muchas diocesis.
ResponderEliminarHasta mediados de los años 50 del pasado siglo, durante más de Mil años, la Diócesis Dertasensis abarcaba casi toda la actual provincia de Castellón, con su capital incluida.
EliminarAntes de vociferar sandezes LEA SU HISTORIA POR FAVOR!!!!