“Id y predicad”, ése es el mandato de Cristo: predicad (cf. Marcos 16,15). Está poniéndose el mundo patas arriba, estamos asistiendo a unos cambios tan escandalosos (la energía, que es el motor de toda la actividad productiva, ha multiplicado su precio por 20 en un solo año) y que afectan con tal intensidad a toda la organización de nuestra vida y de nuestro sistema de valores, que la gente ya no sabe hacia dónde dirigir su mirada ni a quién escuchar. Ahí está la Iglesia, en la persona de sus cardenales y obispos, haciendo tremenda ostentación de su imponente y apabullante estructura de poder: consistorio por aquí, sínodos por allí, nuncios (embajadores) más allá. No será por falta de personal de alto nivel. Perece que su aumento es inversamente proporcional al decrecimiento del personal de base: fieles y sacerdotes.
Y tratándose de estructura de poder, y no pastoral (al menos, no nítida y evidentemente pastoral), uno podría esperar al menos la comparecencia de ese poder en la pugna en que están enzarzados los poderes del mundo para hacer oír la voz de la Iglesia: no del Evangelio, que eso ya no lo espera nadie; sino de la imponente organización de poder en el plano doctrinal, ideológico y moral a la que llamamos Iglesia. Ante situaciones de tal magnitud, la Iglesia ha estado siempre ahí, ofreciendo apoyo espiritual a los creyentes, invocando siempre la voluntad de Dios y recomendando por lo menos, resignación. Y oración, unir la cristiandad en oración para construir en ella una sola alma que ayude a crear un clima propicio para la solución de los problemas. Pero hoy, ante la angustia y el desconcierto de los fieles, la Iglesia parece desaparecida. Como si esas cosas tan graves que suceden, no tuvieran nada que ver con los cristianos.
Bien lejos quedan en el ánimo (aunque no en el tiempo), los tiempos de las rogativas y de las misas votivas. La Iglesia se sentía afectada por la sequía, por los temporales, por las plagas, por las epidemias, por las malas cosechas. Y movilizaba a los fieles para la oración. ¿Alguien tiene noticia de que la Iglesia, durante el Covid, sin pasar por alto los encierros y las medidas de seguridad, movilizase a los fieles para la oración, y al final de la primera fase más aguda, celebrase en las iglesias ceremonias de acción de gracias y misas en sufragio de las víctimas de la pandemia? Claro que algo de esto se produjo; pero eso no fue generalizado, ni mucho menos, sino tan sólo anecdótico; ni tampoco fue impulsado con fuerza desde el alto clero, que por lo visto no está para eso. Está claro que, a la Iglesia como institución, le afectó mucho menos que a los fieles.
Es llamativo que esta ausencia de los pastores de las angustias cotidianas de los fieles, la subsanen estos mismos espontáneamente en el rezo del rosario, que por lo general dirigen los laicos. Ahí aparecen, en la formulación de las intenciones, los afanes de cada día: los universales, y con mayor intensidad los más cercanos. No se le piden a la Iglesia soluciones, sino consuelo espiritual y fortaleza para superar esas adversidades cada vez más violentas. Es ésa una necesidad muy sentida, en cuya atención tendría que estar volcada la Iglesia.
Es bien palpable en el ambiente, el pánico por la pobreza que se les viene a las familias más vulnerables, que viven con recursos claramente insuficientes. Unos recursos que ya las están obligando a alimentarse cada vez más deficientemente y a reducir a límites ya imposibles, los consumos domésticos. La Iglesia no puede vivir de espaldas a ese dolor y a tanto miedo, ni puede ventilar su obligación moral de asistencia a los fieles, con unas palabras piadosas de vez en cuando. Ni puede escudarse en su acción asistencial, ciertamente meritoria, pero que, al aumentar exponencialmente las necesidades y los necesitados, tiene una incidencia global cada vez menor. Bien está esa acción material de la Iglesia; pero no acaba ahí su misión. En estos momentos y en los que se avecinan, el apoyo y el consuelo espiritual son bienes de primera necesidad. El consuelo que nos ofrece el empeño de Dios por redimirnos.
Y es sumamente llamativo que este último consistorio lo haya convocado el papa para presentarles a los cardenales la nueva Constitución Apostólica “Predicate evangelium” en la que se aborda, no la predicación del Evangelio, tal como hace suponer su nombre, sino la estructura organizativa de la Iglesia, incluidos los aspectos referentes al Estado Vaticano.
Una estructura eclesial ciertamente apabullante, no sólo cuando uno tiene a la vista los documentos, sino sobre todo cuando contempla la fotografía de esa enorme mancha de purpurados que llena el espacio. Y tampoco es sólo la foto de tanta púrpura (el antiguo símbolo del poder), sino sobre todo el estilo teocrático con que se tiende cada vez más a gobernar la Iglesia. Una teocracia, por cierto, en que tienen muy poco peso tanto Dios como su santa ley. Una ley de Dios -los Diez Mandamientos- que se está dinamitando desde dentro, sin que ese poder teocrático se arme de valor para salir a defenderla.
Sí, claro, con el pretexto de la sinodalidad, tan burdamente manejada, que finalmente está optando por volar la estructura básica de poder de la Iglesia (tu es Petrus, no “quién soy yo”, y lo que atares sobre la tierra, quedará atado en el cielo); sí, eso es lo que parece pretenderse: arruinar el poder de los sacerdotes y los obispos, convirtiendo a las parroquias en una especie de comunidades de propietarios. Por ahí andan las peticiones del sínodo alemán que, tal como vamos viendo, inspira en gran medida el Sínodo de la sinodalidad, aupado por los prelados intermedios.
Es evidente que la Iglesia no tiene voto en las cosas del gobierno de las naciones; pero sí que tiene la obligación evangélica de tener voz. Aunque fuese tan sólo la voz del que clama en el desierto (Juan 1,23). Porque pocas son las cosas en la vida que no tienen o puedan tener su dimensión espiritual: y ésa le compete a la Iglesia Santa y Católica. Y eso de callar y callar y callar con el pretexto de que son cuestiones de las que se ocupan las leyes, es un gran fraude de los grandes jerarcas de la Iglesia.
Pretender que la Iglesia guarde el más “respetuoso silencio” ante las auténticas iniquidades que cometen nuestras leyes entrometiéndose en el terreno de la moralidad (dictando lo que es moralmente bueno o malo), es aberrante. La moral no es cosa de legislaturas, sino que es un valor humano que nace de Dios y se deposita en las conciencias.
Y en eso, la Iglesia en sus pastores está fallando gravísimamente: Ha abandonado el campo de batalla y está dejando que los enemigos del alma, conducidos por el poder civil, se dediquen a adoctrinar a una población que hace unas pocas décadas era mayoritariamente cristiana. Y ahora, esta población está siendo violentamente sacudida por las luchas de poder en las más altas esferas. ¡Cuánto bien les haría a estas gentes, que resplandeciera la luz del Evangelio y les aportara alguna certeza, alguna esperanza! Pero por lo visto, se ha decidido ocultar esa luz bajo el celemín. A pesar del flamante organigrama organizativo de Predicate Evangelium, no deja de cuestionarnos la reflexión del cardenal Müller, Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe: «No es un progreso de la eclesiología, sino una clara contradicción con sus principios fundamentales, si toda jurisdicción en la Iglesia se deduce del primado jurisdiccional del Papa. Incluso la gran verborrea del ministerio, la sinodalidad y la subsidiariedad no puede ocultar la regresión a una concepción teocrática del papado”.
“Pedro actúa en la autoridad de Cristo como su vicario. Su autoridad para atar y desatar no es una participación en la omnipotencia de Dios”. Y continúa el cardenal Müller: «La autoridad apostólica del Papa y de los obispos no es un derecho propio, sino sólo un poder espiritual conferido para servir a la salvación de las almas mediante el anuncio del Evangelio, la mediación sacramental de la gracia y la dirección pastoral del pueblo de Dios peregrino hacia la meta de la vida eterna”. “Una Iglesia totalmente fijada en el Papa- afirma Müller- fue y es siempre la caricatura de la “doctrina católica sobre la institución, la perpetuidad, el sentido y la razón del sagrado primado del Romano Pontífice”. “Tampoco puede el Papa conferir a un laico de manera extrasacramental -es decir, con un acto formal y legal- la potestad de jurisdicción en una diócesis o en la curia romana, para que obispos o sacerdotes puedan actuar en su nombre». Es el segundo discurso de un cardenal, junto con Brandmüller, que no pudo pronunciarse en el reciente Consistorio, y no será el último. Müller llega hasta descalificar el consistorio: «Nunca ha habido un debate, un intercambio de argumentos sobre un tema específico. Evidentemente un procedimiento completamente inútil».
Durísimas palabras de un cardenal que, por emérito que sea, nos debería llevar a considerar aquella oscura sentencia del Señor cuando se pregunta con hondo pesar: Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? (Lucas 18,8). Ojalá que podamos, cada día, responder afirmativamente con nuestras palabras y obras.
Custodio Ballester Bielsa, Pbro.
www.sacerdotesporlavida.info
Lo ha clavado, Mn Custodio. ¿Paraqué queremos tantos purpurados si no están al servicio de los feligreses que le han sido encomendados?. Cómo han cambiado nuestra Iglesia, a peor. La mayoría de los obispos, sacerdotes y diáconos, son los culpables de esta situación tan dramática que nos toca vivir. Tienen que ser valientes y con el Evangelio en la mano, remar con fuerza y decisión mar a dentro. Que María Auxiliadora nos ayude y nos mantenga en nuestra Fe.
ResponderEliminarY también los laicos católicos
EliminarSimplemente con la lectura de un escrito de ese calibre, hasta un profano vislumbra la clarividencia de su autor.
ResponderEliminarCon mayor razón, su Eminencia Reverendísima, el Cardenal Omella ha de ser consciente del gran tesoro para la Iglesia que supone tener en sus filas una pulida joya de esa magnitud.
TEROL
«... ha de ser consciente del gran tesoro para la Iglesia que supone tener en sus filas una pulida joya de esa magnitud». Creo que para eso se requiere humildad y valor.
EliminarSe lo pedimos a María, madre de sus hijos predilectos: los sacerdotes.
AMIEES
¿Alguien tiene noticia de que la Iglesia, durante el Covid, sin pasar por alto los encierros y las medidas de seguridad, movilizase a los fieles para la oración, y al final de la primera fase más aguda, celebrase en las iglesias ceremonias de acción de gracias y misas en sufragio de las víctimas de la pandemia?
ResponderEliminarExcelente pregunta, y añado la exposición del Santísimo.
Realmente, el covid descubrió el vacío espiritual del papado, cardenalato y episcopado actuales.
En este sentido, el covid y toda la problemática que ha conllevado en el tema religioso, de los derechos civiles y de las vacunas y tratamientos, ha sido una verdadera bendición, pues ha expuesto las verdaderas intenciones de cada tipo de poder, sea médico, político, social, periodístico y religioso. En el caso de NecroSánchez, fue tenernos "secuestrados" en dos estados de alarma inconstitucionales. Una bendición.
En el caso de la Iglesia, es normal su vacío espiritual.
Ello es comprensible: dijo un tal Jesús, que dicen que hizo la Iglesia, afirmó esta sabiduría:
San Mateo 6,19-23:
«Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz.»
Y el ojo y el corazón de la jerarquía de la Iglesia está sólo centrada en la iluminista, utópica, masónica, Novus Ordo Seclorum y milenarista Agenda 2030.
En efecto, sus ojos negros y su corazón loco son onusinos, están por la paz (pero Bergoglio dice que es bueno dar armas para matar a Ucrania), la fraternidad y el Novus Ordo Seclorum y el curioso resurgir del gobierno mundial bajo el nuevo-viejo Sacrum Imperium Romanum Germanicus y el Papado pero sin Cristiandad (Fratelli tutti), lo ecolojeta y el Novus Homo œconomicus (Laudato si)...
Pero sus ojos y su corazón NO miran a lo que Jesús les dijo: la cura animarum, la ley suprema de la Iglesia es la salvación de las almas, y para ello está el Credo, los X Mandamientos y los VII Sacramentos... pues no, nada.
“Pedro actúa en la autoridad de Cristo como su vicario. Su autoridad para atar y desatar no es una participación en la omnipotencia de Dios”. Y continúa el cardenal Müller: «La autoridad apostólica del Papa y de los obispos no es un derecho propio, sino sólo un poder espiritual conferido para servir a la salvación de las almas mediante el anuncio del Evangelio, la mediación sacramental de la gracia y la dirección pastoral del pueblo de Dios peregrino hacia la meta de la vida eterna”. “Una Iglesia totalmente fijada en el Papa- afirma Müller- fue y es siempre la caricatura de la “doctrina católica sobre la institución, la perpetuidad, el sentido y la razón del sagrado primado del Romano Pontífice”.
ResponderEliminarSe dice que Pablo VI preguntó cuales son los límites materiales y objetivos que tiene el Papa (no era el primero que se le subía el dios a la cabeza), y le respondieron los teólogos:
- Fácil, las Sagradas Escrituras con la Sagrada Tradición, el Credo del los Apóstoles, los Diez Mandamientos, los Siete Sacramentos, el Magisterio vivo de la Iglesia (especialmente, el dogmático Concilio de Trento), los dogmas, las verdades divinamente reveladas, las verdades de doctrina católica, las enseñanzas no temerarias ni erróneas...
De hecho, Pablo VI dio el Credo del Pueblo de Dios, y luego estableció la enseñanza irreversible del aborto y la anticoncepción como actos intrinsece malum o intrínsecamente perversos. Y luego, ante los desmanes postconciliares, hubo de decir:
“todo se convirtió en discutido y discutible, todo apareció difícil y complejo, todo se intentó someter a la crítica y a la impaciencia de las novedades; aparecieron inquietudes, corrientes, temores, audacias, arbitrios; la duda apareció aquí y allá incluso en los cánones de la verdad y de la autoridad”... “sentimos que tenemos que contener la ola de profanidad, desacralización, secularización, que sube, que oprime y que quiere confundir y desbordar el sentido religioso […] o incluso hacerlo desaparecer”.
La Nave de Pedro navegaba y navega por tempestades, asistiendo Pablo VI a la mayor defección histórica de curas y religiosos:
“pensamos de nuevo en este momento —con inmensa claridad— en todos nuestros hermanos que nos abandonan, en muchos que son fugitivos y olvidan”... “¿Cómo ha ocurrido todo esto?... Nos os confiaremos nuestro pensamiento: ha habido un poder, un poder adverso. Digamos su nombre: el demonio."
Por eso, el poder formal del Papa es omnimodo, el propio de una monarquía absoluta, con supremacía papal, primacía petrina y pontificia y Jefatura de Estado, con poderes supremos, plenos y universales, pero sus poderes sólo son válidos y lícitos si está dentro de la comunión católica (no es hereje, cismático en relación a Cristo o apóstata) y respeta todo el contenido objetivo indicado: escrituras, tradición, magisterio, dogmas, verdades reveladas, sacramentos, mandamientos...
La Escuela de Salamanca estableció bien claros los límites petrinos:
1. Se puede y debe de desobedecer al Papa y al Emperador si afectan a una materia grave causando perjuicio grave
2. El Papa que no actúa como Papa se le trata como no Papa
3. El Papa sí puede incurrir en herejía como cualquier fiel, incurriendo en sede impedida
“Tampoco puede el Papa conferir a un laico de manera extrasacramental -es decir, con un acto formal y legal- la potestad de jurisdicción en una diócesis o en la curia romana, para que obispos o sacerdotes puedan actuar en su nombre»
ResponderEliminarEsta cesión de sus potestades a los laicos es propio de una sede pontificia impedida, daría a entender que el Papa carece de libertad y de plenas facultades mentales para ejercer su poder petrino, pontificio y estatal.
El Papa impedido está regulado en el canon 335 CDC, pero al haber una laguna legal formal, es decir, que no se ha promulgado aún una ley del papado impedido de forma relativa y absoluta o prorsus impedita, entonces toda la laguna actual debe de ser suplida poniendo en relación la Sede impedida pontificia con la Sede impedida episcopal de los cánones 412-415 CDC.
……
Existen dos tipos de Sede impedida pontificia:
1. SEDE IMPEDIDA RELATIVA:
- Sede limitada del canon 1335: toda potestad sacramental y jurisdiccional o de gobierno (legislativa, ejecutiva y judicial) debe de tener una justa causa para que la ley, el decreto y la sentencia sean lícitas y válidas y no sean nulos ex tunc.
2. SEDE IMPEDIDA ABSOLUTA o prorsus impedita:
a) El Papa impedido no puede innovar nada.
b) Equivale a Sede vacante, pues el Papa pierde su condición de Papa, implica la convocatoria de cónclave
…..
Las causas de la Sede impedida episcopal (412-415 CDC) se aplican a la Sede impedida pontificia por laguna formal legal del canon 335 (nadie aún ha regulado la sede impedida pontificia), y suelen afectar a la capacidad de obrar y entender del Papa en libertad y sometido a las verdades de Fé.
Se suelen fundamentar en esas causas:
1. Incapacidad:
a) física
b) psíquica
c) moral y espiritual: repetidas y abundantes enseñanzas temerarias y erróneas (eso lleva al cisma papal al no someterse al Cabeza de la Iglesia, Jesús), realizar pecados graves impenitentes, cometer actos morales intrinsece malum
2. El Papa está apartado de la plena comunión con la Iglesia:
a) herejía
b) cisma (el cisma lo comete en relación a Jesús como Cabeza Suprema de la Iglesia)
c) apostasía
3. Comisión de delitos civiles y canónicos graves:
a) comisión de un delito que es un pecado grave (homicidio, traición)
b) toda acción incompatible con la condición de obispo: incurre en matrimonio, blasfemia, sacrilegio, revelación de secreto de confesión
4. El Papa no tiene capacidad natural para saber y entender: minoría de edad, demencia
5. El Papa tiene la voluntad viciada por coacciones (cautiverio, incluso dentro del propio Vaticano, lo que sería un secuestro)
6. El Papa no puede comunicar su voluntad (destierro)
…..
La declaración de la Sede impedida pontificia relativa o absoluta prorsus impedita: el procedimiento de declaración de sede impedida pontificia lo lleva competencialmente la Congregación General de Cardenales, a través de su decano Giovanni Battista Re, quien además ordena la fecha de inicio del Cónclave si la sede impedida es absoluta e irreversible.
Un Papa que incurre en excomunión latae sententiae (automática, por imperativo legal, sin proceso) non declarata (sin resolución que la declare), entonces jurídicamente está entre la sede impedida relativa y la absoluta, por lo que tiene dos límites en el ejercicio de sus potestades pontificias:
a) no puede innovar en nada
b) necesita de la justa causa para que todo acto jurídico suyo sea lícito y válido, evitando la nulidad ex tunc
Si es declarata la tal excomunión latae sententiae (hay un decreto de declaración de la Congregación de Cardenales o un Concilio informal ad hoc para esta causa), entonces la sede está definitivamente en prorsus impedita, la sede pontificia del heresiarca es sede impedida absoluta irreversible, pasa a ser sede pontificia vacante, el Papa cesa como tal y pierde el munus y el ministerium con sus potestades sacramentales y de jurisdicción junto con la Jefatura de Estado y de la Iglesia, y se convoca un cónclave para elegir a un nuevo Papa.
De otro lado, todo acto jurídico del Papa que confiere el munus regendi, en las diócesis y en el Vaticano, a los laicos seglares, es ilícita e inválida, nula ex tunc, no es obedecible ni obliga en conciencia y en derecho, se puede y debe de resistir y oponer proactivamente.
ResponderEliminarEl sacerdote tiene el munus (título) o ministerio de la santificación —los sacramentos en especial—, y el munus o ministerio de la enseñanza, junto con el ministerium o derecho a ejercerlos libremente con sujeción al derecho.
Además, el sacerdote tiene la misión o munus de gobernar, de guiar, con la única autoridad de Cristo Jesús, no con la propia autoridad, a la porción del pueblo que Dios le ha encomendado.
Eso se ve claramente en PRESBYTERORUM ORDINIS, donde regula los tres munus del sacerdote:
vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651207_presbyterorum-ordinis_sp.html
Nos quieren echar en brazos de la Iglesia luterana y anglicana, fruto de la convergencia oscura y ominosa entre el camino sinodal vaticano y el camino sinodal alemán.
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"Es el segundo discurso de un cardenal, junto con Brandmüller, que no pudo pronunciarse en el reciente Consistorio, y no será el último. Müller llega hasta descalificar el consistorio: «Nunca ha habido un debate, un intercambio de argumentos sobre un tema específico. Evidentemente un procedimiento completamente inútil»
Eso es por culpa del Colegio Cardenalicio en su conjunto, que ha aceptado ovejuna y borregamente obedecer una orden pontificia inicua, como es impedir la libertad de los hijos de Dios, en este caso, de los cardenales, en la discusión de los temas de Iglesia.
Además, revela la situación extremadamente frágil de Bergoglio:
1. El camino sinodal alemán erosiona su potestad y su autoridad:
a) primero porque actúan impunemente con inmunidad para escandalizar y confundir al Pueblo de Dios sin ser disciplinados por el «poder de las llaves» y el poder de «atar y desatar» papales, es decir, el poder pontificio de dar normas a la comunidad y poder de separar de ella a los herejes, cismáticos y apóstatas y de admitir a los arrepentidos y catecúmenos.
b) segundo, porque le pueden fácilmente recordar que en Amoris laetitia y el rescripto ex audientia del 5 de junio del 2016 (AAS 7 octubre 2016, pág. 1071-76) que lo eleva a falso magisterio auténtico con deber de obedecer bajo pena justa, permitió la herética comunión y absolución de los adúlteros impenitentes, tal como permite la Iglesia luterana, ya que el adulterio no lo considera como un acto intrinsece malum, sino como actos bonum imperfectum et incompletum, válidos para santificarse si contienen una causa de justificación (la cual de facto es extensa con manga ancha).
2. Tiene muchísimas actuaciones políticas y eclesiales que son incomprensibles, como por ejemplo:
a) ¿por qué prohíbe la misa tradicional en Traditionis custodes si aquélla está conforme con la Sagrada Tradición litúrgica?
b) ¿por qué firma un tratado secreto con la China antidemocrática y genocida, violadora de los derechos humanos, con una herética y cismática Iglesia Patriótica?
Hay muchas más: la prohibición de la Semana Santa en 2020, el apoyo a las medidas covid restrictivas (vacuna obligatoria), la degradación del Opus Dei, el cierre de misas en la Basílica de San Pedro, el cambio del lavatorio de los pies en Semana Santa, las acólitas y lectoras institucionalizadas, la reforma antitradicional de la pena de muerte, la intervención de la Orden de Malta, el no centrarse en la salvación de las almas y sí en el politiqueo, su oposición al proselitismo o evangelización, sus ataques a instituciones religiosas tradicionales, su sumisión a la ONU y la Agenda 2030, la Querida Amazonía con la introducción litúrgica del chamanismo indígena, la estatua de Lutero, la Pachamama en el Vaticano y el Gran Manitú del Quebec, el abandono de la defensa de la vida, la familia y el matrimonio...
Cita del coment que respondo: "...las acólitas y lectoras institucionalizadas..."----Además de ser un copi-pasteano usted prohibiría hasta que las mujeres puedan leer las lecturas, esto ya es el colmo de la absurdidad. Otra cosa es prohibir el sacerdocio femenino que es tema diferente.
EliminarLas acólitas y las lectoras oficializadas es un error y no deben de ser instituidas.
EliminarEl Concilio Vaticano II realizó una operación errónea y totalmente contraria a la Sagrada Tradición Litúrgica, conocida como el DÉPEÇAGE.
El dépeçage consiste en ir reenviando las funciones propias del presbítero en el presbiterio durante la celebración de la misa, delegándolas hacia laicos ministeriales o no ministeriales, sobre todo las mujeres:
- dar la comunión
- hacer de ayudante litúrgico
Por ejemplo, el caso de las lecturas y servicios litúrgicos durante la misa, que se puede observar en cualquier misa posconciliar, donde hombres y mujeres invaden el presbiterio y las competencias propias del presbítero durante la misa.
Pablo VI disolvió las órdenes menores clericales del acolitado y lectorado, para crear los ministerios laicales institucionalizados del acolitado y lectorado a los laicos y candidatos al sacerdocio.
Bergoglio, erróneamente, lo ha ampliado a las mujeres.
Eso en la misa tradicional no pasa y sólo queda reducido a lo mínimo, pero en la misa posconciliar sí ocurre, de tal manera que con la presencia de acólitas y lectoras institucionalizadas aún se disminuirá la figura del sacerdote varón célibe, pues las mujeres de esos ministerios pueden ser casadas.
Es decir, durante la misa, en el presbiterado, entran:
- Laicos
- Mujeres
- Casados
Este dépeçage, desde hace 50 años, reduce a la mínima expresión la relevancia del presbítero dentro del presbiterio, y acrecienta el acceso de personas en funciones que la tradición nunca había dado, como son las mujeres.
La finalidad es puramente sociológica: feminizando la misa, se puede dar el siguiente impulso tal como quiere el Camino Sinodal alemán, que es la presencia de mujeres y hombres laicos en la misma mesa del Altar donde se celebra misa y se consagran las especies.
En el caso de las mujeres, la escalera de ascenso es llegar al acolitado, el lectorado y el ansiado salto al diaconado, presbiterado, episcopado, cardenalato, a los cargos diocesanos y vaticanos y finalmente, como no, al papado, pues admitidas al sacramento del orden, tienen libre acceso al papado, es cual NO es un sacramento.
Por ello, la feminización de la misa es un completo, total y definitivo error, pues menosprecia y deprecia la figura del presbítero, el cual, con el tiempo, entrará en crisis de legitimidad, y habrá un descenso vocacional aún mayor al ver todo hombre que para nada vale ser cura si pululan hombre y mujeres por el presbiterado durante la misa, apropiándose de sus funciones.
Por eso es un grave error hacer sacristanas, lectoras y acólitas mujeres, institucionalizadas o informales: este dépeçage feminista destruye el sacramento del orden durante el desarrollo del sacramento de la eucaristía.
Aquí lo que falla es el ordeno y mando que no funciona. Especialmente grave es el cisma alemán, pero si los obispos y sacerdotes cismáticos no son suspendidos a divinis inmediatamente, luego el cisma avanza sin obstáculos. Se toleran los cismáticos para ahorrarse un mal mayor, pero este "mal mayor" es visto con ojos miopes y solo afectaria a la falta de Clero nada más, luego las gentes creyentes ya se apañarían rezando para no perder la Fe. En algunos paises comunistas la Fe se ha mantenido sin Clero. Aquello del Evangelio "tengo otras ovejas que no son de este rebaño
ResponderEliminar" de Jesús se puede aplicar a los creyentes que viven la Fe sin sacerdotes. Este empecinamiento de Roma en mantener en sus puestos al Clero rebelde es lo que derriba la institución Iglesia. En ningún partido político o empresa de negocios se les ocurriría mantener en un cargo a un disidente, y muy especialmente en el Ejército, que por supuesto es lo que debería ser la Iglesia: Ejército contra el Mal.
Totalmente de acuerdo con el Señor Silver.
ResponderEliminarAl final tendremos que levantar la Iglesia y evangelizar a pesar de purpurados y demás mandangas.
ResponderEliminarSalut
13/05, totalmente de acuerdo con su comentario.
EliminarSiguen las farragosas parrafadas de los que creen " sábelo todo"....Siguen apuntando los criticones de turno a eclesiásitcos, al Papa, siguen con esta Cançó reiterativa, monótona, "enfadosa".... siguen hurgando como pueden y aireando los defectos que todos tenemos.....La Caridad, en algunos aspectos, brilla por su ausencia.
ResponderEliminarLo que es la "canço enfadosa", es querer tapar la realidad, con la excusa de una falsa caridad.
EliminarSanto Tomas decia, que una de las mas altas formas de caridad es corregir a un superior, ya que sus errores pueden llevar al infierno a mucha gente.
Nos ha tocado ivir un pontificado errático, sin pulso doctrinal, cuando no abiertamente disparatado. A veces da la impresión de que se busca el armar lío en lo más sagrado: la doctrina revelada, el mensaje. Cayó Muler y elevó a Ladaria, un buen segundo pero incapaz de poner el dicasterio al servicio de la verdad. No es que no llega a un Ottaviani o a un Ratzinger, es que su antropología teológica fue cuestionada en asuntos básicos, como el motivo de la Encarnación. Para moral se puso en el dicasterio de la Vida a otro ejemplar que pone entre paréntesis la Humanae Vitae y convoca al Vaticano a partidarios del aborto como método anticonceptivo. Los puso quien puede hacerlo. Ahora ya, a tumba abierta, no es que se engañe con el título de un documento, es que de intento se busca confundir, dejarlo a medias tintas. Ese es el mundo de tinieblas que nos ha tocado vivir. Y todavía no ha terminado la fiesta.
ResponderEliminarCosas verdedes, amigo Valderas!!¡!
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