Juanjo Omella, el de la más alta estrella

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Omella en la presentación de la Auditoría sobre la pederastia

 

Ha sido muy duro pasar del 2021 al 2022. Nunca me había costado tanto dar ese salto. Como si el fatídico año que hemos dejado atrás, hubiese agravado mi minusvalía. Creo que, en cualquier caso, no soy yo solo. No me saco de encima la impresión de que el año que hemos dejado atrás, ha puesto de manifiesto y ha agravado las minusvalías que nos aquejan a todos. Pero no quiero dejarme vencer ni por los años ni por el mal tiempo que estamos pasando; no quiero dejarte, Juanjo, sin tu mejor amigo. Son celos de aduladores los que se empeñan en convencerte de que me has de contar entre tus enemigos. Cierto es que quien dice las verdades pierde las amistades. Las interesadas y ocasionales, sí; pero no las de verdad. 


Ya sabes, Juanjo amigo, que yo, aunque renqueando, sigo tus pasos para darte a conocer al mundo: porque ¡cómo te van a querer si no te conocen! Para que te quieran, te has de dar a conocer. Ya sé que esto no va con tu natural modestia; pero para eso estamos los amigos. Y para tu fortuna, cuentas con tu mejor amigo, el papa Francisco, que te tiene como su alter ego en España. Por eso te ha ido cargando de poderes y honores, por eso ha puesto en tus manos el destino de la Iglesia española (lo de Barcelona fue un mero escalón); y por eso, dicen los entendidos, ha puesto al nunciecito bajo tus pies, para que no te haga sombra.


Este pobre Cojo ha pasado estas semanas de aquí para allá, de la Ceca a la Meca, como zorra por rastrojo. Y, ¡mira por dónde!, me encontré hace unos días con un monseñor de pro, afincado desde hace tiempo en los madriles. En la Villa y Corte, vamos. Me citó una fría tarde de diciembre (¿quién no sabe que soy tu mejor amigo, después del papa?) en la cafetería del Hotel Ilunion, al ladito mismo de la Nunciatura Apostólica, para dar más morbo a nuestra conversación, supongo. Allí, saboreando un exquisito café con leche y unas tentadoras chocolatinas, emergió ante nosotros la deslumbrante figura de nuestro paisano Juan José. Fuiste nuestro tema de conversación, cómo no. 

 

 

El Nuncio Apostólico de Su Santidad en España, Bernardito Auza

El monseñor necesitaba presumir de su vista de águila y de su sabiduría de búho. Así que, sin demasiados preámbulos, me soltó su tesis: la comisión de control constituida para mediatizar (o minimizar) al nuncio Bernardito de la mano del siniestro jesuita Arana, y formada por ti mismo y tu zaragozano acólito Carlos Escribano, el masculinísimo Ricardo Blázquez, el malogrado Osoro y el lacayuno las Heras, palafrenero de León (monseñor lucía con orgullo su destreza adjetivadora mientras se recreaba con las chocolatinas), ha sido un éxito total. Desde ahora –sentenció rotundo- los kikorros ultramontanos y los radicales opusinos pueden despedirse de alcanzar el episcopado. Eso está reservado para los elegidos por la “comisión”. El pobre “Bernardito, ese que -como dijiste, Juanjo, en una celebración en la Sagrada Familia- ha tenido que ausentarse para tomar un avioncito (¡hay que ver cómo atrae los diminutivos para que concuerden con él!) se ha convertido en una especie de profeta Mahoma, que escribe en el Corán de los nombramientos lo que le dictan los ángeles gabrieles que configuran la bendita “comisión”.


Me explicó además el preladito doméstico, afanoso por demostrarme su alto nivel informativo y escrutador, que el dossier de los escándalos sexuales en la Iglesia de España que el diario El País entregó al papa, ha enranciando la visita ad limina de algunos de nuestros obispos. Parece que Francisco no entiende que lo de El País no es más que un correo en el que ha escrito el que le ha dado la gana, denunciando un abuso sin necesidad de probar absolutamente nada. La clave está (me explicaba monseñor) en que, aunque eso genere muchas incomodidades, Francisco se ha empeñado en hacernos un lavado de cara cuidadosamente cribado ante la opinión pública. La mayor o menor credibilidad de las acusaciones en este momento histórico es ya secundaria, y el Juicio divino no digamos (sentenció monseñor). Acusar de los peores crímenes a los difuntos es justo la clave. Precisamente por eso mismo, hay que hacer un gesto, si no pueden rodar ya cabezas. Es necesario dar carnaza a unos medios de comunicación que huelen ya a sangre, aunque los años trascurridos la hayan secado. 


Sangre seca, insistía el monseñor. Por eso, argumentaba, ese diario tan ávido de sangre clerical se olvidó totalmente del expediente de la pedófila y fornicaria Casa de Santiago de Barcelona, coincidiendo, ¡vaya casualidad!, con la decisión de dejarlo varado en el dique seco; decisión que, ¡nueva casualidad!, coincide con la judicatura vaticana. Ya ves cuánto puede el poder. También el eclesiástico, al que tan neciamente se da por extinguido. 

 

 


El buen hombre, bajando la voz porque las paredes oyen y hasta escuchan, me confesó: “Mira, Cojico, dicen en Nunciatura que ese expediente lleva ya tiempo en Roma, donde el bueno de Ladaria está dispuesto a poner toda la carne en el asador en este asunto. Casi como en el caso McCarrick. ¡Imagínate!  Lo cierto es que del legajo de la investigación, que tenía un espesor de más de cuarenta centímetros (miles de folios), llegaron a Roma, debidamente expurgados por un alto funcionario eclesiástico del arzobispado barcelonés, de la máxima confianza del cardenal, no más de una veintena de folios. Habían desparecido las decenas de escalofriantes declaraciones debidamente firmadas y escritas de puño y letra por las víctimas, algunas ya difuntas. Hasta el punto -me explicó- que había que empezar de nuevo a tomar declaraciones a unos damnificados”, la mayoría de los cuales, agotados por tanta dilación y mandanga, no quieren saber nada más. “¡Salvo escribir a El País!, repuse yo. Y no precisamente sobre la Casa de Santiago.


Me dejaron atónito las confidencias del monseñor. Le recordé de todas maneras, que eso de la Casa de Santiago es un muerto sin enterrar. Y hasta que no se le entierre digna y cristianamente, seguirá molestando con su hedor y atrayendo a las moscas. No pude menos que elogiar tu gran habilidad, Juan José, al dar traslado del expediente al Vaticano. Si tus subordinados hacen de tu capa un sayo para abrigarse ellos, no se te puede imputar a ti. 


Y para demostrar tu acrisolado celo por la verdad, Juan José, has dado otra vez el do de pecho, ¡claro que sí! Has contratado por una pasta gansa (¿para qué está el dinero si no?) a la firma de abogados Cremades&Calvo Sotelo que abrirá “un cauce independiente para recibir eventuales denuncias, revisará los procedimientos jurídicos tendentes a sancionar las prácticas delictivas y ofrecerá su colaboración a las autoridades para ayudar a esclarecer los hechos y establecer un sistema de prevención que satisfaga las demandas sociales al respecto”. Las morales son harina de otro costal. Y es que tus episcopales colegas, carentes de credibilidad, por muchos protocolos que sancionen, necesitan un plus de esa transparencia que sólo tú puedes darles con una “auditoría externa”. ¡Chapó, Juanjo! Los has dejado a todos de pasta de boniato, maño. Has demostrado gran iniciativa (igualito que en la pandemia cerrando el culto) y les has tomado la delantera a los patanes del PSOE y ERC en decisión y dinamismo. Los gachós están que trinan porque el encargo que has hecho al bufete también “incluye investigar todos los casos históricos que se han producido y documentado ¡en los últimos sesenta años!”. Más allá, por tanto, de toda prescripción civil o canónica, que para chulos nosotros. Y es que acusar de los peores crímenes a los “difuntos” es justo la clave. 

 

 


Pero lo importante es que sigues reinando en Barcelona, Juan José, que es como decir en España. Si bajo la tiara del Vaticano está la basílica de San Pedro, bajo la de Barcelona está la Sagrada Familia. Y sí, claro, estuviste guapico en la inauguración de la estrella de la basílica de la Sagrada Familia. Sobre todo, cuando saliste al exterior a bendecir el lucero luminoso y a encararte con el “atrio de los gentiles”. La moza sosteniéndote el misal -que rabien los carcas- y esas palabras improvisadas, tan simpáticas, tan reconfortantes. 


Sí, es una lástima que Barcelona se haya convertido en un antro inmundo de narcotráfico, botellón y porno barato pagado por el erario público; pero eso no quita en absoluto que tú, el cardenal arzobispo del lugar, les hables a los barceloneses de lo bonita que es la estrella y de los guays que son todos los que pasan frío en la plaza esperando el acontecimiento, porque la Virgen los bendice a todos. 


Muy bien, muy bien: estás en tu papel de alimentar la esperanza, sobre todo en Navidad. No son tiempos de melancolías, como la de aquel santo padre que, allá por el siglo V, tristemente se lamentaba: “Edifican iglesias ¡para demoler la fe!” Aunque tal parezca en esta archidiócesis tuya tan paganizada, aquí estás tú para que se alcen orgullosas al cielo las últimas torres de la Sagrada Familia, justo en la ciudad que más hace por destruir la familia. Y para alimentar, con la estrella que les bendijiste, la esperanza de que, por fin, se salve la familia.  


El Cojo de Calanda

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7 comentarios

  1. Desde luego, tener al Cojo de Calanda como sombra o acompañante, para algunos malotes malosos, no les es nada recomendable, pues antes se coge a un mentiroso que a un cojo, y los coge el Cojo de Calanda, jeje...

    A vuelapluma, se me ocurren las siguientes reflexiones y opiniones:


    1. Existe el derecho humano a la presunción a la inocencia, esto afecta a vivos, incapacitados y fallecidos, pues la personalidad se extiende más allá de la vida. Lo que hacen los periodistas es absolutamente infame, y con el código deontológico, una falta de ética e inmoralidad: no, lo presunto no es verdad...


    2. La presunción de inocencia está reconocida en el art. 24.2 de la Constitución española, pero también en otros sitios:

    a) Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, art. 11.1
    b) Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, art. 14.2
    c) Convenio para la protección delos Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales de 1950, art. 6.2
    d) Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea de 2007, art. 48


    3. Además, hay otros derechos procesales: información de la acusación; juzgado por tribunal independiente e imparcial; oído públicamente por el tribunal; publicidad de los procesos; juzgado en tiempo razonable y sin dilaciones indebidas; garantías del derecho de defensa; legalidad; irretroactividad de las leyes penales; non bis in idem; derecho al recurso.


    4. De otra parte, esto de imputar penal o civilmente a los difuntos es muy, muy, muy feo, porque implica una posición de poder y superioridad que causa una violencia sobre alguien que sabes que no va a defenderse en persona, y al ser un consagrado, con seguridad ya no tiene descendencia (hijos, nietos) ni cónyuge que tutele sus derechos, como es el derecho humano a la imagen y al honor. La Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, da 80 años de protección civil desde el fallecimiento (art. 4): si uno muere el 2000, hasta el 2080 dura la protección. Imputar contra los presuntos abusadores durante los últimos 60 años (supongo 2022-1962), no es civilmente legal, pues el Ministerio Fiscal puede reclamar la protección del honor e imagen, además de otros terceros legitimados.


    5. Los abogados Cremades & Calvo Sotelo presuntamente no protegen, por tanto, los derechos humanos de los presuntos abusadores, y que se han mencionado arriba, como son los procesales, el honor, la imagen, la dignidad, la justicia, la igualdad, la libertad, etc. Por tanto, parece obvio que las premisas y conclusiones del supuesto informe Cremades son nulos ex tunc por lo que será una falta evidente de tutela efectiva de los derechos humanos de los presuntos abusadores. ¿Dónde están los abogados defensores de los presuntos abusadores ya fallecidos o incapacitados, con delitos prescritos?. Otra cuestión es saber si aparecen pruebas que incriminen civil o penalmente a terceros durante el transcurso de la investigación, entonces ¿se dará parte a la Justicia civil y penal?, ¿intervendrá el Ministerio Fiscal?


    6. Además, hay que saber la cualificación jurídica del supuesto informe Cremades. ¿Qué es? Parece un acuerdo extrajudicial entre la Iglesia y las presuntas víctimas, por el cual el informe Cremades parece que determinará a éstas una correspondiente indemnización civil por daños y perjuicios morales. Parece que será un informe muy curioso: presuntos delitos penalmente y quizás civilmente ya prescritos, presuntos abusadores ya fallecidos o incapacitados sin garantías procesales ni civiles de ningún tipo, posibles indemnizaciones económicas a las supuestas víctimas, daños irreversibles en el honor e imagen de órdenes, congregaciones, parroquias, asociaciones y movimientos, y lo peor, a los derechos humanos de los supuestos abusadores, y en el aire si denunciarán nuevos delitos hallados pero no prescritos.

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  2. Si es necesario, retorcer el cuello de la verdad (ii)25 de febrero de 2022, 4:08

    7. Por eso, ni la comisión de investigación ni el supuesto informe Cremades tutelan efectivamente los derechos humanos de los supuestos acusados, sino que además carecen ambos, aparentemente, de protocolos de investigación, probática y deliberación y toma de decisión, así como de recursos e impugnaciones habilitadas contra las resoluciones de las comisiones, ni ha calendado la duración del proceso y las audiencias y deliberaciones (necesitan años) ni presupuestado los gastos (necesitarán 1-3 millones para todo tipo de costes), ni hay un plan de personal, material, organización y financiamiento.


    8. Otra injusticia es el agravio comparativo. Viola todos los principios de justicia, libertad, igualdad y dignidad de las personas, reconocidos por la Constitución en sus primeros artículos. Sólo hacer una comisión de investigación a la Iglesia, que representa el 0,2% de los casos (y encima tapando la Casa de Santiago), y de otro lado, que no se investigue para nada los casos de los abusos a menores tutelados por las administraciones, así como todos los abusos a menores cometidos en entidades privadas y públicas o por privados y familias: es una causa general contra la Iglesia, no hay un tratamiento global del problema, dan una inconstitucional inmunidad e impunidad al 99,8% de casos de abusos. Viola el Estado democrático y de derecho. ¿Por qué se hace esta injusticia? Si eso no lo entiende Bergoglio, ¿para que queremos a alguien que no defiende la justicia y la verdad?


    9. También queda claro que ni la comisión de investigación parlamentaria ni el bufete de abogados Cremades y Calvo Sotelo no son jueces, ni están dentro de un procedimiento judicial, en el que gozarían por imperativo legal, por ejemplo, del beneficio de médicos y péritos forenses oficiales de la justicia, la policía y la administración, la garantía legal de que los informes periciales han de cumplir unos requisitos estrictos (hechos, indicar la lex artis seguida, premisas y conclusiones completas y causales), y sobre los testigos y denunciantes planea la obligación bajo delito de decir la verdad, entre otras muchas garantías procesales, como que el art. 741 LECrim dispone que la valoración de la prueba y la credibilidad de quien denuncia corresponde a la Administración de Justicia, no a las comisiones de investigación de políticos corruptos ni de bufetes de abogados interpuestos por parte interesada, aunque sus integrantes sean exjueces del tribunal galáctico.


    10. Además, el tipo de delito de abusos sexuales puede condenar (civil o penalmente) únicamente por la versión de quien denuncia. Pero para que ello ocurra, la declaración debe de cumplir estrictamente muchos requisitos:

    a) las circunstancias personales que confluyen en el denunciante que influyan en su versión, el grado de desarrollo o madurez, trastornos y enfermedades mentales, si el denunciante es un actor (puede simular) o ha recibido algún tipo de presión externa (premio, coerción, amenaza), las relaciones anteriores de acusado y denunciante, si hay motivos espurios (deseo de hacer mal a la religión, venganza personal, beneficios legales de la condición de víctima) que perturben la veracidad de su declaración.

    b) los datos objetivos, reales y verificables que apoyen las manifestaciones (partes de lesiones o informes psiquiátricos), las testificales de testigos de visu o de auditu que corroboren lo que depone en foro. También es muy importante el modus operandi (el abusador suele seguir una pauta de conductas, gestos y palabras), y detalles anatómicos del abusador.

    c) la coherencia y lógica de la de la versión de la presunta víctima (sin lagunas, concreta, no vaga o ambigua), o si el relato es constante durante el tiempo, sin contradicciones, sin ilógica ni irracionalidades. Ver por ejemplo los casos de las absoluciones del cardenal Pell y del cura Román, donde se cometieron errores judiciales graves por creer a unos testigos inidóneos del todo. ¿No lo entiende Bergoglio?

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  3. Cometiendo injusticia sobre iniquidad (iii)25 de febrero de 2022, 4:08

    11. Otro problema es que no se observa el derecho a recurrir las resoluciones ya indicado arriba, y el derecho a la recusación que los presuntos abusadores fallecidos no tendrán, y que podrían ejercer contra tanto sobre los miembros de la comisión, del informe, de los testigos, de los péritos o de cualquier persona cuya objetividad, imparcialidad y neutralidad esté en entredicho.


    12. También no se ven tutelados suficientemente el derecho humano a no confesarse culpable o a no declarar contra sí mismo, así como la revisión de la sentencia (aquí sería los informes de la comisión o el bufete) por vicios esenciales y pruebas obtenidas violando los derechos humanos fundamentales de los acusados: aquí la probática y los derechos humanos son transcendentales, nadie puede perder la libertad, dignidad, honor, imagen, justicia e igualdad mediante pruebas insuficientes o violando los derechos humanos: más vale un culpable libre que un inocente encarcelado.


    13. Se cuenta aquí un grave delito penal:

    "el legajo de la investigación, que tenía un espesor de más de cuarenta centímetros (miles de folios), llegaron a Roma, debidamente expurgados por un alto funcionario eclesiástico del arzobispado barcelonés, de la máxima confianza del cardenal, no más de una veintena de folios. Habían desparecido las decenas de escalofriantes declaraciones debidamente firmadas y escritas de puño y letra por las víctimas, algunas ya difuntas. Hasta el punto -me explicó- que había que empezar de nuevo a tomar declaraciones a unos damnificados”, la mayoría de los cuales, agotados por tanta dilación y mandanga, no quieren saber nada más."

    a) Se me ocurre la prevaricación, la obstrucción a la acción de la justicia, la destrucción de pruebas judiciales.

    b) La investigación y la sentencia final quedan nulas ex tunc, ipso iure y ope legis, por destrucción de pruebas esenciales, sin posibilidad de reconstrucción, así como de la existencia de fallos inexcusables e invalidantes en la cadena de custodia tanto del legajo como de las pruebas inculpatorias. En efecto, un legajo investigatorio ha de ir indexado (pág. 1106... Declaración víctima nº 12), paginado completamente, y como toda hoja tiene dos caras (recto-verso), una barra inclinada en el verso anula toda inclusión fraudulenta, constando sólo originales o copias compulsadas. Las declaraciones desaparecidas, además, constarán en las resoluciones, pues por fuerza una resolución dirá "dice la víctima nº 12 en la pág. 1106), y será divertido ir a la página 1106 y ver aire sólo... la investigación y la sentencia son nulas, pudiendo encausar a los jueces por semejante daño moral y real... para que te fíes de la justicia canónica.


    14. Me parece indignante que Bergoglio haya dado su visto bueno y dando cancha a lo que los indicios demuestran tal patochada de la comisión de investigación parlamentaria parcial, tendenciosa y partidista, llena de políticos corruptos, así como a la investigación de un bufete de abogados también parcial a favor de parte interesada con fines no explicitados, pues no se sabe si al final, como ha hecho la Iglesia de Francia, se deberán de pagar indemnizaciones por los supuestos abusos cometidos por supuestos abusadores fallecidos con delito prescrito. Tal como se ha visto en el informe Sauvé de la Iglesia de Francia, dicho informe ha sido realizado con graves defectos de forma y fondo que lo invalidan, pero inexplicablemente, la Iglesia de Francia y Bergoglio no sólo aceptaron tal inicuo procedimiento de Sauvé desde su formación como comisión, sino que aceptó las inicuas conclusiones finales, pagando 3 millones de euros y tardando nada menos que 3 años, para al final dar cifras falsas de abusos y partes de abusos carentes de garantía de veracidad.

    A ver si queda claro, con mi dinero al menos, no financiaré nada de todo este trampantojo de politiquería que a mí me parece bastante serio y fundamentado. No conmigo...

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  4. Aunque se trata de una web alicantina de humor, en este caso dicen que no es broma:
    "Desmontando al obispo Munilla: 26.627 de sus seguidores en Twitter son bots"

    https://viscalacant.com/twitter-munilla-bots-cuentas-falsas/

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    1. Viscalacant tiene razón en un punto:

      "El sexto continente (internet) es más fácil de adulterar que los otros cinco, donde no puedes meter a miles de personas fake los domingos en misa."

      Cierto, internet está plagada de servicios secretos y grandes empresas dedicadas a la guerra cognitiva.

      Mucha información está manipulada, además. Y no todo está en internet, sino en libros descatalogados y que no se encuentran en internet.

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  5. En Rusia, cuando un pope se porta mal con su bragueta,envían a una réplica de Putin para convencerle de su error!!!

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  6. Todo muy bien..., pero lo que no veo es el reconocimiento del Vaticano II en este desastre sin paliativos y posibles soluciones, que no tienen nada que ver con la Pachamama, el sodomitismo o los cerezos cristianos.

    Sin una buena teología, una buena ascetica y la oración, no podemos ir a ninguna parte.

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