Bonifacio VIII (izquierda) y Benedicto XVI (derecha) |
Es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios
(Apóstol Pablo. Hechos 14,22)
La pederastia fue el arma más escandalosa que usó el rey de Francia contra el papa Bonifacio VIII; y esa también el arma que siete siglos más tarde (en los inicios del siglo XXI) empleó el poder político contra el papa Benedicto XVI con una fiereza extrema. Se le acusó a este último, de ser el principal encubridor de cardenales, obispos y sacerdotes pederastas. A los acusadores de Benedicto XVI, la moral de los hombres de Iglesia les preocupaba tanto como al francés Felipe IV, llamado el Hermoso. En ambos casos la pederastia no era su preocupación, sino su arma. El objetivo de los acusadores es, en ambos casos, el sometimiento de la Iglesia. El de entonces fue el sometimiento al poder político, que al final se concretaba en la fuerza bruta, hasta llegar a la liquidación física de dos papas: el propio Bonifacio VIII y su efímero sucesor Benedicto XI. Hoy es el sometimiento doctrinal de la Iglesia y su reducción al silencio. Como eso era imposible con Benedicto XVI, había que sacarlo del medio (sin necesidad de acabar matándolo).
Se trata hoy nada más y nada menos que de la claudicación de la Iglesia al dogma de la homosexualidad. La Iglesia está entre la espada y la pared… La espada es la pederastia, y la pared es la homosexualidad. El mundo le exige a la Iglesia que abrace estas nuevas doctrinas (en el paquete, va toda la ideología de género y el feminismo ultramoderno), so pena de verse acusada de “homofobia”: una acusación que se persigue y se castiga con las penas más graves. Es lo que le espera a la Iglesia: ser condenada, incluso por la ONU, por practicar y promover la homofobia. En conclusión, si la Iglesia quiere huir de estas gravísimas acusaciones y de la persecución inherente, no le queda más remedio que abrazar la homosexualidad, doblegarse, someterse a ella y mudarse a vivir en las regiones del arco iris, igual que se sometió en su día al rey de Francia y se trasladó a vivir a Aviñón, bajo la vigilante mirada del maquiavélico monarca.
¿Que la homosexualidad es con enorme ventaja el principal caldo de cultivo de la pederastia? ¡Pues mejor para el mundo! Porque así tendrán atrapada a la Iglesia por ahí, como en el Cisma de Occidente la tenían atrapada por el nepotismo y por la recaudación de los diezmos eclesiásticos.
Pero veamos cómo ha sido la historia: a Felipe IV de Francia no le sirvió la supuesta pederastia del papa Bonifacio VIII para acabar con él. Y eso a pesar de que consiguió para el buen papa una fama de pedófilo de siete suelas… Pero he aquí que la fuerza “moral” del rey no fue suficiente para derrotar al papa. Tuvo que recurrir a su poder militar (y a su gran poder político para las alianzas) y liquidarlo físicamente que no moralmente. Pues en el mismo momento de ser asaltado en 1303 el palacio pontificio de Anagni por los sicarios de Felipe el Hermoso, Guillermo Nogaret y Sciarra Colonna, Bonifacio VIII -rodeado ya por sus enemigos- dijo a sus acompañantes: Abrid las puertas de la sala; quiero sufrir el martirio por la Iglesia de Dios. Y, lejos de acobardarse, el anciano papa afirmó: A traición me han cogido preso, como a Cristo; pues si he de morir, al menos quiero morir como papa.
A Benedicto XVI en cambio, lo destrozó y le sacó de la circulación la acusación (sólo acusación) de pederastia (de “encubrimiento” de pederastas en la Iglesia). A sus enemigos les funcionó a la perfección el arma moral de la pederastia: a unos enemigos tan acérrimos de la moralidad, que están consiguiendo promocionar la pederastia en todo occidente a niveles escalofriantes mediante el recurso de encomendar la formación sexual de niños y adolescentes a los mayores especialistas en corrupción de menores.
Pero con el poder mediático (el auténtico poder moderno) que estaba y está en manos de los enemigos de la Iglesia y con la inestimable ayuda de los quintacolumnistas de dentro de la Iglesia, los poderes del mundo consiguieron derrotar a Benedicto XVI.
Todavía no ha concluido ni mucho menos la operación cuyo trasfondo es, como con Bonifacio VIII y su sucesor Benedicto XI, someter a la Iglesia mediante el sometimiento del papado a los dictados del poder mundano. Y tal como en los inicios del siglo XIV el instrumento de dominación era la fuerza política que, cuando conviene, se transmuta en fuerza física, en los inicios del siglo XXI se ejerce la dominación mediante la imposición doctrinal a la Iglesia. Los poderes del mundo se han empeñado en imponerle a la Iglesia la nueva doctrina de la homosexualidad y de la ideología de género. Y naturalmente, ¡he ahí la jugada maestra!, la nueva doctrina trae a la Iglesia al enfangamiento en la pederastia: gravísimo delito todavía para el mundo, según quien lo comete, claro: No es lo mismo el abuso sexual cometido en un Centro de Menores del Estado que en una parroquia, como es lógico. Y pues no hay más dura dominación que la ejercida mediante la implicación del dominado en el delito, he ahí que la Iglesia queda definitivamente atrapada en el gravísimo delito de la pederastia justamente a través de un silencio obsequioso, cuando no aceptación gozosa de la doctrina homosexual, y al enfangamiento en las prácticas homosexuales que le impone el mundo.
El problema de Bonifacio VIII y el de Benedicto XVI, no nos engañemos, no está pues en la pederastia sino en el sometimiento de la Iglesia a los poderes del mundo. Tanto en el caso de Bonifacio VIII como en el de Benedicto XVI, no son problemas morales de la Iglesia (que siempre los ha tenido, los ha afrontado y los ha resuelto), sino problemas de IMPOSICIÓN a la Iglesia del poder político del momento. El poder, sea el que sea, no está dispuesto a tolerar que la Iglesia escape de sus garras. Una Iglesia demasiado libre para anunciar la verdad y denunciar el error sería muy peligrosa para el stablishment. Y el poder político de hoy, que se caracteriza por su imposición de la antimoral, lo que pretende es eliminar a la Iglesia del panorama político y social o reducirla a simple acción benéfica para ahorrarle al Estado unos euros. Porque se trata de derrotar a la Iglesia; y lo que necesitan es destruir toda moral. Saben que cuando consigan una sociedad sin moral, podrán imponer su totalitarismo ideológico y cultural sin la menor dificultad.
Y es bien curioso, me sabe mal ponerlos al uno frente al otro en el tema de la pederastia; repito, no es ése el tema, sino el sometimiento de la Iglesia al poder político; pero bien cierto es que ni Bonifacio VIII ni Benedicto XVI se doblegaron ante el poder que quería someter a la Iglesia. Con Bonifacio VIII buscaban el sometimiento político. En el caso de Benedicto XVI se trataba de sometimiento doctrinal. Pues bien, este papa valiente no dio su teológico brazo a torcer y se mantuvo fiel y firme en las doctrinas de la Iglesia combatidas por los políticos. Ahí están los principios innegociables que expuso repetidamente el papa Ratzinger: defensa de la familia y de la vida, derecho de los padres a educar a sus hijos y el bien común. No reculó ni un milímetro en cuestión doctrinal, a pesar de que fueron a por él: urdieron contra él la muerte moral. La consiguieron en parámetros estadísticos, puesto que tenían y tienen una infinita superioridad de medios.
En el mismo orden de pugna por imponerle a la Iglesia la “doctrina” (con la praxis que le sigue) del poder civil, tenemos el cisma de la iglesia anglicana, a raíz de un problema muy próximo a la Amoris Laetitia: la indisolubilidad del matrimonio. Como no pudo obtener del papa la disolución de su matrimonio con Catalina de Aragón, se escindió de la Iglesia de Roma y el mismo rey Enrique VIII se convirtió en jefe de su propia iglesia. Luego ya se dio cuenta de que sólo la muerte disuelve definitivamente el matrimonio cristiano, y que le era más fácil resolver sus problemas doctrinales y hormonales matando a las esposas cuando las tenía ya amortizadas.
Hoy la cuestión doctrinal que amenaza con dividir a la Iglesia es también “de sexto”, es decir de sexo. El problema es que ya no estamos dispuestos a resolverla como hizo el papa Paulo III: con la excomunión a Enrique VIII. El precio lo juzga inasumible el staff eclesial. Ahí está la carta del cardenal Ladaria a los obispos norteamericanos: Sería engañoso si diera la impresión de que el aborto y la eutanasia constituyen por sí solos los únicos asuntos graves de la doctrina social católica que exigen el máximo nivel de responsabilidad por parte de los católicos. Ciertamente, con la tensión moral que propone, nunca hubiesen existido ni los santos ni los mártires… Si el cardenal Ladaria se muestra dispuesto a comprender que el aborto y el infanticidio han dejado de ser crímenes abominables (Gaudium et spes, 51) y que la eutanasia se ha transformado de cruel acto homicida en acción misericordiosa sujeta a libre elección (pro-choice) de los politicastros del Partido Demócrata, debería, no simplemente dimitir de su cargo, sino secularizarse como teólogo católico y hasta como bautizado.
Y por si quedase alguna duda, el magno prefecto de Doctrina de la Fe insiste: Una posición beligerante contra los políticos abortistas podría tener el efecto contrario y convertirse en una fuente de discordia en lugar de unidad dentro del episcopado. Está claro que esa espada que ha venido a traer Cristo a la tierra (cf. Mateo 10,34) no es la del jesuítico Ladaria… Ya no es guardián de la ortodoxia católica sino el astuto guardarriel que evitará el choque de trenes de la Iglesia con el mundo. Por ello, el afamado teólogo da con la solución: el diálogo. Primero, entre los obispos con el objetivo de mantener la unidad; luego, un diálogo con los políticos católicos que, dentro de su jurisdicción, adoptan una posición pro-choice (pro elección) en la legislación relacionada con el aborto, la eutanasia u otros males morales, para entender la naturaleza de su posición y su comprensión del magisterio católico. Hay que esforzarse en comprender a todos, claro. Sobre todo, y por encima de todo, a los que ostentan el poder. Son los que te pueden hacer pupa, si les llevas la contraria.
A estas alturas de la película y visto lo visto en la lucha pro vida en los Estados Unidos, será el diálogo de los sofistas a lo que Ladaria invita: la verdad como opinión de la mayoría, por lo que pasaron de enseñar "sabiduría" a oratoria. La opinión como criterio de verdad, ya que afirmaban que la verdad objetiva no existía.
Dialogue, monseñor, dialogue… Pero no como los sofistas, sino como Benedicto XVI:
El diálogo -afirmaba el buen papa- siempre llega a un punto muerto y entonces sólo el salto a la verdad permite avanzar… ¿Se encogerá también usted de hombros y exclamará retóricamente, ¿Y qué es la verdad? Desgraciadamente, tal vez ésta le interese ya tanto como a aquel romano que, tras preguntarlo hace dos mil años en el pretorio de Jerusalén, salió de la presencia de Cristo sin esperar su respuesta.
Custodio Ballester Bielsa, Pbro.
www.sacerdotesporlavida.info
A ese diálogo conformista que alude el padre Custodio en este artículo es precisamente a lo que me ha sonado la "queja" que el cardenal Omella le hace hoy a Rufián por su comentario burlesco a nuestra Fe.
ResponderEliminarOmella se centra en ofensa a los creyentes y a los votantes. No hace ninguna defensa de la Fe, ni referencia alguna a posible blasfemia u ofensa a Dios, y por ende a la Verdad. Pues nada. A dialogar. Y si llegamos a un acuerdo, entonces cambiemos la doctrina, la Fe, y si hace falta, incluso a Dios.
Existe la posibilidad de que a Mr. Omella se le pueda aplicar, hoy por hoy, el proverbio: «nadie da lo que no tiene».
EliminarA rezar por él. ¡Ale!
En efecto, en respuesta a las expresiones del político Rufián en el Congreso ridiculizando la fe cristiana, ni las palabras de monseñor Omella ni las de monseñor Argüello están a la altura conveniente. Por ejemplo, cuando consideran que algunas personas del mismo partido de Rufián se habrán sentido también ofendidas, por "católicas". Alguien en su sano juicio de verdad cree que ellos se creen católicos cuando han promovido y defendido leyes como las de la eutanasia, LGTBI, Trans?
EliminarAl leer sendas respuestas de los obispos, cualquiera podría dar por bueno lo que no es. Son católicos a la libérrima carta. Así cualquiera.
Por otro lado, expresiones como la de Rufián merecen la contestación unánime de toda la Conferencia Episcopal Española, en bloque, o al menos de la Comisión Permanente, porque son muy graves. Límites de la libertad de expresión?
Lo de ahora es irse de rositas, con un leve pellizquito. Omella y Argüello han respondido inadecuadamente, con un perfil bajito. Siento pena.
Padre Custodio, felicitaciones y muchas gracias por su explicación clara y rotunda sobre la actual situación de la Iglesia y el mundo, que también comparto plenamente.
ResponderEliminar"Ahí está la carta del cardenal Ladaria a los obispos norteamericanos: Sería engañoso si diera la impresión de que el aborto y la eutanasia constituyen por sí solos los únicos asuntos graves de la doctrina social católica que exigen el máximo nivel de responsabilidad por parte de los católicos."
ResponderEliminarAfortunadamente, la opinión de Ladaria no constituye magisterio alguno, porque el Magisterio dictó sentencia desde hace ¡56 años!, ó 1.950 desde la Didaché, y todo consagrado y político católico ya lo sabe mínimo desde 1965, y si no, hay ignorancia culpable inexcusable. Por lo tanto, como se trata de doctrina, es absurdo que sea negociable, ni dialogable, ni pactable, ni consensuable ni maleable mediante demoscopia o democracia, como dijo Benedicto XVI, porque es doctrina directamente aplicable por el obispo de la diócesis sobre los políticos católicos, doctrina que ya la conocen.
Biden tiene 78 años, no es un niño, y de él dijo el arzobispo de Kansas Mons. Naumann: "Lo que está haciendo Biden ahora es usurpar el papel de los obispos y confundir a la gente. Está declarando que es católico y va a obligar a la gente a apoyar el aborto con el dinero de sus impuestos. Los obispos deben corregirlo, ya que el presidente está actuando en contra de la fe católica... Instamos encarecidamente al presidente Biden a rechazar el aborto y promover la ayuda que reafirma la vida de las mujeres y las comunidades necesitadas".
Excepcionalmente, el Magisterio de la Iglesia considera legítimo que un parlamentario o un político católico, bajo ciertas condiciones, sólo promueva leyes de aborto (o eutanasia) MÁS RESTRICTIVA que las vigentes, según Evangelium vitae 73.
Ladaria, la doctrina, a estas alturas del 2021, ya debe de ser conocida por todo político católico, como la Didaché que condena el aborto desde hace 1.950 años, o recientemente Gaudium et spes, que fue votada por los Padres Conciliares con 2.309 votos a favor, 75 en contra y 7 anulados, Pablo VI la promulgó solemnemente el 7 de diciembre de 1965 como la Constitución pastoral «Gaudium et spes» y ofreció una Alocución sobre sus aspectos principales [1].
Gaudium et spes califica como actos morales intrinsece malum:
a) Numeral 27: "...el Concilio inculca el respeto al hombre, de forma de cada uno, sin excepción de nadie, debe considerar al prójimo como otro yo, cuidando en primer lugar de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente". Por ello, son actos intrinsece malum:
1. [Se debe de dar] Respeto al hombre... sin excepción de nadie... cuidando en primer lugar de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente [a sensu contrario, si no se da, es un acto moral intrinsece malum]
2. el anciano abandonado de todos
3. el trabajador extranjero despreciado injustamente
4. el desterrado
5. el hijo ilegítimo que debe aguantar sin razón el pecado que él no cometió
6. el hambriento
7. el atentado contra la vida
8. los genocidios
9. el aborto, la eutanasia y el suicidio deliberado
10. toda violación de la integridad de la persona humana:
- las mutilaciones
- las torturas morales o físicas
- los conatos sistemáticos para dominar la mente ajena
- todo cuanto ofende a la dignidad humanas:
- las condiciones infrahumanas de vida
- las detenciones arbitrarias
- las deportaciones
- la esclavitud
- la prostitución
- la trata de blancas y de jóvenes
11. las condiciones laborales degradantes, que reducen al operario al rango de mero instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad
12. todas estas prácticas y OTRAS PARECIDAS [prácticas numerus apertus y se debe de interpretar extensivamente] son en sí mismas INFAMANTES, DEGRADAN la civilización humana, DESHONRAN más a sus autores que a sus víctimas y son TOTALMENTE CONTRARIAS al honor debido al Creador.
b) numeral 51: "el aborto y el infanticidio son crímenes abominables"
Por su parte, el aborto ya es sobradamente conocido por los políticos católicos hasta el aburrimiento, pues los documentos son de derecho público y de notorio y público conocimiento al estar en red:
ResponderEliminarI. DIDACHÉ
La Enseñanza de los doce apóstoles, o Enseñanza del Señor a las naciones por medio de los doce apóstoles (año 50 d.C.):
“No matarás el embrión mediante el aborto, no darás muerte al recién nacido”. (Didaché, 2, 2; Bernabé, ep. 19, 5; Epístola a Diogneto 5, 5; Tertuliano, apol. 9)
II. PÍO XII
1. Discurso de Su Santidad Pío XII al Congreso de Unión Católica Italia de Obstétricas III (1951)
2. Discurso de Su Santidad Pío XII sobre los errores de la moral de situación (1952)
3. Discurso de Su Santidad Pío XII a los participantes en el II Congreso Mundial de la fertilidad y la esterilidad (19 mayo 1956)
III. PABLO VI
1. Humanae vitae 14: aborto, esterilización, anticonceptivos (ampliado en Donum Vitae n. 2, asumido en Splendor vitae)
2. Declaración sobre el aborto (Congregación para la Doctrina de la Fe), 18 noviembre 1974, n. 26 ("No se puede jamás aprobar el aborto")
IV. JUAN PABLO II
1. Donum vitae, n. 2 (ampliación de la Humanae Vitae 14)
2. Evangelium vitae, n. 62 (el aborto directo o querido como fin o como medio); 73 (aborto y la eutanasia)
3. Catecismo nn. 2270-2275: La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida
4. Catecismo 2370: anticoncepción, destruye lo unitivo y procreativo
5. CÓDICO DE DERECHO CANÓNICO:
- Canon 1398: “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae”
- Canon 915: no admisión a la comunión de los políticos abortistas, si han persistido obstinadamente en la promoción del crimen abominable y en el grave pecado del aborto, como por ejemplo, se puede evidenciar en la influencia que han ejercido en sus papeles de liderazgo legislativo, declaraciones públicas, en sus votos favorables, en sus apoyos a organizaciones abortistas, en el pertinaz apoyo político general al derecho al aborto durante un prolongado periodo de tiempo o durante el tiempo de elaboración de una ley (de anteproyecto a ley y reglamento aprobados con dotación presupuestaria).
V. BENEDICTO XVI
1. Aclaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre el aborto provocado (L'Osservatore Romano», Año CXLIX n. 157, 11 de julio de 2009, p. 7)
2. «Dignidad para recibir la Sagrada Comunión. Principios Generales», 10 junio 2004 y se dirige al episcopado estadounidense con ocasión de la reunión plenaria de la Conferencia Episcopal celebrada en Denver del 14 al 19 de junio de 2004.
VI. OBISPO
Thomas Paprocki, obispo de Springfield, en Illinois, ha decretado que los legisladores del Estado no pueden ser admitidos a la Eucaristía por su colaboración en la aprobación de la Ley de Salud Reproductiva de Illinois. Paprocki ha comunicado a los legisladores católicos que han votado por una ley que promueve el aborto que no deben presentarse a recibir la comunión hasta no haberse arrepentido de su acción y confesado sacramentalmente.
VII. DERECHO CANÓNICO
iuscanonicum.org/index.php/derecho-penal/delitos-y-penas-en-particular/41-el-delito-de-aborto-en-el-derecho-penal-canonico.html
Por su parte, los actos morales intrinsece malum per se semper et pro semper, Ladaria, están por toda la Biblia, desde Génesis (el pecado original de Adán y Eva, el pecado personal de Caín sobre Abel, el pecado social del hombre antediluviano y la Torre de Babel) hasta Macabeos (idolatría). También está en el Magisterio verdadero y vivo de la Iglesia:
ResponderEliminar1. Catecismo Mayor de San Pío X
- 967. ¿Cuáles son los pecados que se dicen clamar al cielo? ...son cuatro:
1.° homicidio voluntario (aborto y eutanasia)
2.° pecado impuro contra el orden de la naturaleza
3.° opresión del pobre
4.° defraudación o retención injusta del jornal, del trabajador
- 968. ¿Por qué se dice que estos pecados claman al cielo? ...porque lo dice el Espíritu Santo, y porque su iniquidad es tan grave y manifiesta que provoca a Dios a castigarlos can los más severos castigos.
2. Catecismo San Juan Pablo II, 1867:
La tradición catequética nos recuerda que hay pecados que “claman al Cielo” por su específica gravedad. Con la fundamentación Bíblica:
1: El Homicidio voluntario o el asesinato (Génesis 4,10)
2: Práctica de la homosexualidad o sodomía (Génesis 18,20; 19,13)
3: Opresión contra el pobre (Éxodo 3,7-10)
4: El Agravio al forastero, a la viuda y al huérfano (Éxodo 22,20-22)
5: La injusticia con el asalariado (Deuteronomio 24,14-15; Jueces 5,4)
3. Soyez les Bienvenues, Discurso sobre los errores de la moral de situación, 18 de abril de 1952, Pío XII, 9-10: Las obligaciones fundamentales de la ley moral están basadas en la esencia, en la naturaleza del hombre y en sus relaciones esenciales, y valen en todos los lugares y todos los tiempos donde viva el hombre.
4. Veritatis splendor, numerales 79-83 y 95-97. Los mandamientos están destinados a tutelar el bien de la persona humana y sus relaciones sociales: si no se observan, no se ama ni a Dios ni al prójimo (nn. 13-14)
5. Dignitatis humanae, 7: hay un orden moral objetivo
6. Ecclesia de Eucahristia 37: hay un comportamiento externo grave, abierta y establemente contrario a la norma moral
7. Reconciliatio et paenitentia, 17: hay actos que por sí y en sí mismos (aborto y eutanasia), independiente de las circunstancias, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto
8. Declaración Persona Humana, n. 10, 6º: se peca mortalmente cuando consciente y libremente se elige un objeto gravemente desordenado, sea cual fuera el motivo de su elección
9. Familiaris consortio, 32: la moralidad de la conducta debe determinarse con criterios objetivos tomados de la naturaleza de la persona y de sus actos
...
Ladaria, recuerda lo que dijo Pablo VI en la clausura del Concilio Vaticano II, el 8 de diciembre, en una alocución dirigida a los políticos y gobernantes [1]: Dejad que Cristo ejerza esa acción purificante sobre la sociedad. No lo crucifiquéis de nuevo; eso sería sacrilegio, porque es Hijo de Dios; sería un suicidio, porque es Hijo del hombre.
El catolicismo sigue a Aristóteles, la objetividad como roca de la verdad, la justicia y el amor que es cumplir los mandamientos. Por eso en el catolicismo hay actos morales intrinsece malum per se semper et pro semper in omnibus locis, hasta en la última galaxia. Nunca es la moral protestante de los actos bonum imperfectum et incompletum: si hay una buena intención, una buen motivo y hay algún elemento positivo (respeto, ayuda mutua, afecto, evitar dolor), entonces el aborto y la eutanasia, el adulterio y la homosexualidad son virtud y gracia divina santificante. ¡NO!.
Por ello, Ladaria, tú y tu equipo de teólogos, y Francisco declarándolo en una encíclica, podéis perfectamente recopilar, como aquí aparece, todos los actos morales intrinsece malum con su correspondiente sanción canónica: excomunión, entredicho, suspensión... y ya acabáis ambos de una vez amb aquest ball de velles que estáis organizando.
...
[1] vatican.va/content/paul-vi/es/speeches/1965.index.1.html
Cita de Ladaria: "Sería engañoso si diera la impresión de que el aborto y la eutanasia constituyen por sí solos los únicos asuntos graves de la doctrina social católica que exigen el máximo nivel de responsabilidad por parte de los católicos". -----Mi respuesta: Cierto que los únicos asuntos graves no lo son ya que el más grave de los asuntos es La Caridad (amor) en que el Sexo no es principal sinó que es el estómago y la digestión de alimentos regalados. Estamos en un punto en que se repite por enésima vez la identificación de la Iglesia con la Entrepierna, cuando cabrían para completar más en nuestro mundo super-informado la identificación de Iglesia con Universidades. EF.
ResponderEliminarTraduzco a Ladaria: "Sería cometer el pecado de la MENTIRA si el ABORTO y la EUTANASIA son los ÚNICOS asuntos graves de la doctrina social católica que exigen el máximo nivel de responsabilidad por parte de los católicos"
Eliminar1. Eso es una falacia lógica. Todo niño no nacido es portador del derecho a la vida, primer derecho básico que es fundamento del resto de derechos humanos: sin vida, no hay integridad, salud, libertad de expresión, libertad de culto...
2. Luego, porque el feto y el embrión, son los seres humanos más indefensos (no pueden defenderse), inocentes (no tienen la culpa de nada) e inofensivos (no pueden atacarte). Igual que ellos, son los niños enfermos.
3. Reduciendo al absurdo el argumento de Ladaria, se puede decir lo mismo ante Hitler y Stalin y sus genocidios en el gulag y el lager: "Sería engañoso si se diera la impresión de que el genocidio de Hitler y Stalin constituye por sí mismos el único asunto grave de la doctrina social católica que exige el máximo nivel de responsabilidad por parte de los católicos".
4. Pongo un extracto largo de Evangelium vitae de San Juan Pablo II sobre Adán y Caín y el Faraón que mandó matar a los prolíficos israelitas (n. 9, 16), porque demuestra que Dios castiga y venga el asesinato, pero actúa misericordiosamente también ante un asunto grave:
a) Num. 9: Los celos y la ira prevalecen sobre la advertencia del Señor, y así Caín se lanza contra su hermano y lo mata... Dios no puede dejar impune el delito: desde el suelo sobre el que fue derramada, la sangre del asesinado CLAMA JUSTICIA a Dios. De este texto la Iglesia ha sacado la denominación de «pecados que CLAMAN VENGANZA ante la presencia de Dios» y entre ellos ha incluido, en primer lugar, el HOMICIDIO VOLUNTARIO... la vida, especialmente la humana, pertenece sólo a Dios: por eso quien atenta contra la vida del hombre, de alguna manera ATENTA CONTRA DIOS mismo.
Caín es MALDECIDO por Dios y también por la tierra, que le negará sus frutos. Y es CASTIGADO: tendrá que habitar en la estepa y en el desierto. La violencia homicida cambia profundamente el ambiente de vida del hombre. La tierra de «jardín de Edén», lugar de abundancia, de serenas relaciones interpersonales y de amistad con Dios, pasa a ser «país de Nod», lugar de «miseria», de soledad y de lejanía de Dios. Caín será «vagabundo errante por la tierra»: la inseguridad y la falta de estabilidad lo acompañarán siempre.
Pero Dios, siempre misericordioso incluso cuando castiga, «puso una señal a Caín para que nadie que le encontrase le atacara». Le da... una señal de reconocimiento... [para] no condenarlo a la execración de los demás hombres, sino protegerlo y defenderlo frente a quienes querrán matarlo para vengar así la muerte de Abel. Ni siquiera el homicida pierde su DIGNIDAD PERSONAL y Dios mismo se hace su garante. Es justamente aquí donde se manifiesta el misterio paradójico de la justicia misericordiosa de Dios.
b) Num. 16: El antiguo Faraón, viendo como una pesadilla la presencia y aumento de los hijos de Israel, los sometió a toda forma de opresión y ordenó que fueran asesinados todos los recién nacidos varones de las mujeres hebreas.
5. La muerte mata a la libertad (n. 20): Reivindicar el derecho al aborto, al infanticidio, a la eutanasia, y reconocerlo legalmente, significa atribuir a la libertad humana un significado PERVERSO E INICUO: un PODER ABSOLUTO sobre los demás y contra los demás. Pero ésta es la MUERTE de la verdadera LIBERTAD: «todo el que comete pecado es un esclavo» (Jn 8, 34).
6. La reacción católica ha de ser política (n. 87): "...la participación en la misión real de Cristo, el apoyo y la promoción de la vida humana deben realizarse mediante el servicio de la caridad, que se manifiesta en el testimonio personal, en las diversas formas de voluntariado, en la animación social y en el COMPROMISO POLÍTICO. Esta es una exigencia particularmente apremiante en el momento actual [para luchar contra] la «cultura de la muerte»
Simplemente una opinión desde la calle.
ResponderEliminarEl tema de la pederastia en la Iglesia, por supuesto que se debía atajar y combatir, por supuesto, esto es incuestionable. Pero creo que debió evitarse el "amarillismo" con el que se ha hecho. Porque, a nivel popular, quizás ha sido peor el remedio que la enfermedad. Es un problema serio y debió haberse tratado tajantemente con seriedad sin el escándalo mediático que es donde reside también parte del pecado y dónde se ha dañado al pueblo en su FE y sus creencias respecto de la iglesia. Por supuesto que lo peor es el pecado cometido, pero el amarillismo puede ser muy negativo.
El "amarillismo" lo produce la prensa civil para vender papel, no el Clero. EF.
EliminarEfectivamente, el poder civil, es el que vapulea los temas escabrosos y graves de la iglesia(que no siempre son ciertos) pero con el mutismo y consentimiento de la iglesia jerárquica que NO DEBÍA permanecer impasible. Ni debía consentir qué medios afines a la Iglesia se sirvieran del amarillismo, sensacionalista o interés económico y que estos medios fueran los más prolijos en este tipo de asuntos sembrando escándalo que, no siempre se queda en papel mojado, sino que hacen mucho daño en la FE y práctica religiosa de la gente de la calle que no siempre sabe discernir.
EliminarCombatir el problema SÍ, pero cargarse la religión NO.
¿Necesita la iglesia el poder político para llevar a cabo su misión? Yo no lo creo. No hace falta mandar para llevar almas al cielo. VCR
ResponderEliminarEl Poder Cristiano en mayúscula mejor que llegara a la política, bien claro, con Poder se puede. Otra cosa es que el Clero no sepa gobernar como Dios pide este poder que la Historia le concede, ejemplos la España Franquista. EF.
EliminarEn el escrito de mn. Ballester hay por lo menos cuatro errores doctrinales graves.
ResponderEliminarInvito a los lectores que los descubran.
El error doctrinal es usted POR ANTONOMASIA.
EliminarY haga el favor de no utilizar el nombre del Glorioso Santo Tomas como pseudonimo.
Le queda fatal.
Como es usted Tomás de Aquino, explíquese y demuéstrelo. Tengo ganas de ver su prosa y su ciencia eximia.
EliminarPues yo no encuentro ninguno. Ya podia usted explicarse, que este blog no es de adivinanzas
EliminarPues tanto jaleo para nada. Es el Papa quien debe prohibir recibir la Comunión al presidente Biden con una orden tajante y quienes sacerdotes desobedecen esta orden a fuera por patada trastera. Esto de que se responsabiliza a los obispos de EEUU del asunto demuestra la ingobernabilidad eclesial, en un asunto de este calibre de políticos archi-famosos debe pronunciarse el Papa que para algo le han concedido el Poder. EF.
ResponderEliminarEs el obispo quien tiene poder suficiente, basado en la Palabra de Dios, la Sagrada Tradición, el Magisterio y el Código de Derecho Canónico. Pero es la conciencia quien debe de decirle primero a Biden que no debe de comulgar, luego el obispo, luego el Papa, por el principio de subsidiariedad.
EliminarMosén, le felicito por sus certeras y lúcidas consideraciones. Las Iglesia está hecha unos zorros sobre todo por falta de fe y falta de valor . Me parece que a usted no le falta ni una cosa ni otra. El problema es que los "enteros" o íntregos como usted son poquísimos: Viganò, Schneider, Minutella, Espinar..., la Fraternidad de San Pío X también. Cada vez miro con más respeto la obra de Monseñor Lefevre. Toda la podredumbre de ahora parte de la cabeza, que está tomada...
ResponderEliminarLa siguiente charla de Viganò ,muy reciente, complementa lo que usted señala: Viganò, un momento funesto de la historia. www.marcotosatti.com
Guárdese mucho porque los malos de ahora son malísimos.
Viganò calló y se abrazó con McCarrick mientras le convino y empezó a hablar cuando vio que no iba a ser cardenal, yo no lo pondría en la lista
EliminarLos hechos son exactamente al revés de como usted pretende venderlos. Benedicto XVI le ofreció el cardenalato pero él prefirió seguir en la función que ejercía , que era precisamente la función de LIMPIAR DE CORRUPCIÓN el Vaticano. Viganò no abrazó a nadie , pero era diplomático de carrera y era una persona cortés y educada. Efectivamente, hay muchas fotos de prensa en que saluda con la educación debida a diveros purpurados y personajes importantes. Utilizar esto como usted hace para intentar denigrarle me parece absolutamente ruin y miserable.
EliminarProbablemente a usted le haría tilín vestirse de cardenal, pero al nuncio y arzobispo Viganò , hombre verdaderamente creyente e íntegro, le basta con ser discípulo de Jesucristo. Lo de usted es de un lacayismo de la peor estofa.
Yo estoy completamente de acuerdo con los postulados de Mosen Custodio, Mns. Vigano, Atanasio Sneider, Burke y los innumerables VERDADEROS SEGUIDORES DE NUESTRO SEÑOR Y SU SANTA MADRE.
EliminarTodo lo demás solo es desecho de tienta.
No hay más!
D. Custodio. He leído su escrito dos veces. Ud. afirma algo que no sé dónde lo ha laído. Las palabras d el Cardenal Ladaria no dicen en ningún momento que "el aborto y el infanticidio han dejado de ser crímenes abominables (Gaudium et spes, 51) y que la eutanasia se ha transformado de cruel acto homicida en acción misericordiosa sujeta a libre elección (pro-choice) de los politicastros del Partido Demócrata". Está falseando su razonamiento haciendo decir al contrario lo que a Ud le interesa.
ResponderEliminarSería conveniente que, antes de publicar un escrito, lo releyera para ver si realmente es coherente.
Es una afirmación del P. Custodio, éste no lo pone literalmente de boca de Ladaria, sino que hace una interpretación paradójica de quien reafirma la doctrina ortodoxa de que el atentado a la vida es abominable, pero luego, en la ortopraxis, parece desmentirse del todo.
EliminarPero, hombre de Dios, no sabe usted que Ladaria es un sofista, es decir, un jesuita, y dice sin decir, y zigzaguea, y echa algo de tinta de calamar...para que lo que dice se pueda interpretar de una manera y de la manera contraria. Entiendo que usted se haya liado porque como es notorio el arte jesuítico por antanomasia es la doblez.
EliminarA mi no me ha costado entender lo que plantea el padre Custodio.
EliminarDice textualmente: "Si el cardenal Ladaria se muestra dispuesto a comprender que el aborto y el infanticidio han dejado de ser crímenes abominables...deberia dimitir de su cargo".
Y es lógico lo que dice. ¿Qué puede haber más grave que unos crímenes abominables? Porque en la carta del cardenal Ladaria al episcopado norteamericano se ve claramente que pretende quitarle hierro al asunto.
Más claro, agua.
Excelente Mn. Custodio. Formación e información que es lo que falta hoy en día. Gracias. Dios le bendiga.
ResponderEliminarMuchas gracias padre Custodio. Usted es un hombre de Fe no como estos cardenales, Ladaria jesuita de los infiltrados, que diría el gran Ignacio? Que pena debe sentir el Santo Padre Benedicto XVI al ver la silla q tantos años ocupo como cardenal Ratzinger. El mundo es muy fuerte pero no prevalecerá
ResponderEliminarSe agradecería aclaración por parte del alto mando de Roma, de lo que quieren conseguir con la convocatoria de un sínodo universal de tres años.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Me sorprenden tantas alabanzas a D. Custodio. Creo que ni desde el punto de vista doctrinal ni desde el punto de vista pastoral sea una persona que puede promover una fe sincera. Parole, parole, parole...
ResponderEliminarA lo mejor le sorprende esto porque usted se ha quedado un poquito desfasado; pero explíquese: ¿por qué el P. Custodio no puede promover ni desde el punto de vista doctrinal ni desde el punto de vista pastoral una fe sincera? A mí me la promueve y eso que no le conozco personalmente: tiene una fe sólida, predica y defiende la doctrina perenne de la Iglesia, es valiente y no se arredra frente a los poderes de este mundo, en definitiva, es muy ejemplar. Probablemente lo de usted es pura envidia porque no consigue llegar a la gente ni consigue evangelizar de tanto querer agradar. El padre Custodio no busca agradar (sólo quiere agradar a Dios).
EliminarMe atrevo a a rogarle, Padre Custodio, que usted y sus hermanos en el sacerdocio ayuden (con muchísima discreción, claro está) al Padre Barco. Quizá esto ya se haga, no lo sé, pero me parece más que grave que Omella y todas las barracudas de las alturas le hayan quitado la paga de sacerdote y el permiso de celebrar misa, etc., cuando existen numerosos sacerdotes, digamos, irregulares en muchos aspectos que reciben todos los parabienes y venias de la jerarquía. Lo peor del caso es que el padre Barco no sabe por qué le han echado, sólo pide un juicio justo con luz y taquígrafos. Tan demócratas, tan abiertos, tan comprensivos, tan tolerantes ... ,¿ por qué, pues, le tienen tanto miedo a la luz y a los taquígrafos?
ResponderEliminarLa acusación de encubrimiento de la pederastia no pasó de ser una mera anécdota; lo mismo dijeron de San Juan Pablo II. Las acusaciones falaces son habituales entre los enemigos de Cristo, y no merecen otra actitud que nuestro desprecio. Si alguien es tonto y se las cree, allá él. Por otra parte, no cabe comparar al bueno del papa Ratzinger con Bonifacio VIII, un hombre ansioso de poder que poco tenía de santo.
ResponderEliminarEl escándalo de que haya curas y religiosos que aprueben la sodomía sí que merecería una puntualización expresa por parte del papa, y más habida cuenta de la postura de los alemanes; y no solo una puntualización, sino adoptar medidas contra quienes defiendan tal aberración. Da la impresión de que todo de igual.
No hará nada ni dirá nada.
ResponderEliminarLo máximo posible es que nombre al Dalai Lama cardenal in pectore, por ejemplo.
Será para que no se enfade el Xin ping ese de los c... es!