Elena Jiménez, a la derecha. |
Hace unos meses, don Jorge González Guadalix, párroco de Braojos y otros pueblecitos de la sierra madrileña, en su blog de Infocatólica, tildaba a sus incondicionales feligresas de “cardenalas”. Su artículo me encantó por el estilo y especialmente por lo acertado de sus consideraciones. A veces los sacerdotes no sabemos o no recordamos el tesoro inmenso que en nuestras parroquias tenemos con estos puntales que son las feligresas que no sólo con su asistencia, sino también con su trabajo, son las columnas que sostienen nuestras parroquias.
Esta semana, sumido en un indecible dolor, quiero recordar a una feligresa que en mi parroquia de Sant Joan Baptista del barrio del Fondo de Santa Coloma de Gramenet, era mucho más incluso que un simple pilar: era la columna vertebral sobre la que se articulaba la vida parroquial. Y eso desde los primeros días de la fundación de la parroquia en 1967.
Elena Jiménez Revuelto, esos eran sus apellidos, nació en Sotillo del Rincón, un pueblecito del norte de la provincia de Soria, el 22 de diciembre de 1928. Con su nacimiento, a muchos les tocó la lotería en ese día. De una familia numerosa y cristiana como la inmensa mayoría de aquella época en Castilla, desde joven estaba comprometida en su pueblo con la vida parroquial, especialmente en las Conferencias de San Vicente de Paul, en la asistencia a los más necesitados. En los años 60, ella y todos en su familia fueron emigrando. Una hermana marchó para Argentina, otras a Madrid. Ella fue de las que eligieron venir a Barcelona. Aquí conoció, en el antiguo Centro Asturiano de Barcelona situado en las Ramblas, al que más tarde sería su esposo, Gerardo Villabol. Establecieron su residencia en el entonces suburbial barrio del Fondo de Santa Coloma, donde aún ni siquiera había iglesia. Ambos ayudaron desde los primeros días de su llegada a Mn. Jaume Sayrach a iniciar los trabajos y el proyecto de la parroquia, junto a otras familias procedentes de todos los rincones de España allí recaladas.
Colaboraban en lo que se les pidiese, en la parroquia y en el barrio entonces tan necesitado de todo. Lo hicieron con Mn. Sayrach y con todos los párrocos que le sucedieron. Con todos por igual, a pesar de las diferencias de estilo y de talante. Y en 54 años desde 1967 hemos sido 5 párrocos diversos. También ayudaron a un muy apostólico sacerdote de los Hijos de la Sagrada Familia, el P. José Selva Tramunt, llegado a Santa Coloma con alma misionera y que tanta huella y tan buen recuerdo dejó. Ella lo asistió en su domicilio cuando ya enfermo y anciano se encontraba más solo y desamparado.
P. José Selva Tramunt |
Desde mi llegada a la parroquia en septiembre de 2002, Elena y su esposo se pusieron a disposición para lo que se necesitase. Desde los trabajos más prosaicos hasta los más delicados. No acabaría de enumerar todas las responsabilidades que puse en sus manos con absoluta confianza. En todas ponía su buen criterio, discreción, generosidad y buen tino. Trabajó incansablemente sin nunca buscar agradecimiento o recompensa alguna. Tuvo en especial estima a los enfermos y ancianos a los que visitaba y asistía en lo que fuese necesario; pero también a los niños, habiendo sido en años pretéritos catequista de muchas generaciones de críos. No tuvieron hijos, pero a ella la tuvieron por madre muchos en el barrio y en la parroquia. Con gran pulcritud y esmero mantuvo todo lo referente al material litúrgico para el culto con minuciosa delicadeza. Los domingos por la tarde los dedicaba al recuento y encartuchado del dinero de las colectas, en su casi totalidad calderilla, para llevarlo durante la semana a las dos entidades bancarias en las que la parroquia tiene cuenta. En los últimos tiempos, con grandes colas y paciente espera.
Con Elena nadie se encontraba con una negativa a alguna petición. Siempre encontraba una solución para todo. Hacía que los problemas fuesen sencillos. Te hacía las cosas fáciles. Siempre con una sonrisa y un buen humor admirables. Poco dada a la crítica, siempre encontraba lo positivo de las personas y de las cosas. Responsable de la Cáritas parroquial, se entregaba con denuedo en todos los ámbitos: en la acogida de los necesitados (tuviesen la procedencia que tuviesen), en el ropero, en la distribución de alimentos, en la asistencia a las reuniones arciprestales y diocesanas. No es de extrañar que recibiese como recibió diversos homenajes y reconocimientos a su labor entregada, discreta y constante, sea a nivel municipal como diocesano. Implicada en la Pastoral de enfermos, solía dedicar tiempo y cariño en las visitas domiciliarias, acompañada del equipo de compañeras. Podría dedicar páginas a las innumerables anécdotas que tuvo a bien explicarme y de las que me enorgullezco como sacerdote.
Era feligresa de misa diaria y asistencia a todos los actos de culto y piedad de la parroquia, sin ningún atisbo de ñoñería o mojigatería. Cuando comencé a celebrar según el modo extraordinario y tener el altar “ad orientem” expresó su preferencia por la celebración de la misa en castellano (Novus Ordo) y el altar “de cara al pueblo”; pero eso no fue obstáculo para que participara con naturalidad todos los jueves en la misa rezada en latín, respondiendo con voz clara y fácilmente distinguible. Y como es de lógica, arreglaba todos los sábados por la mañana el altar de manera primorosa y sin olvidarse ningún detalle. Fue una mujer llena de vida que supo entregar su vida a Dios y a la gente sin hacer ostentación de ello. Todos la tenían por ejemplar, y no cabe duda de que lo fue hasta el último de sus días.
Todos ignoramos cómo la pudo sorprender el contagio con la enfermedad, pues aplicaba con naturalidad y con precisión todo el protocolo sanitario contra el Covid, además de cumplir con su deber de solidaridad con los demás, vacunándose religiosamente. Tras lo cual empezó a sentirse gravemente indispuesta, una semana antes de su fallecimiento. Eran días de lluvia y de frio. Recia como un roble que había sido siempre, sin necesidad de medicación, estaba convencida de que tenía un enfriamiento y de que lo superaría ella sola en casa. Las amigas que la echaron en falta y fueron a verla, no pensaron lo mismo. Fue ingresada en el hospital y los médicos diagnosticaron una afectación del pulmón por el virus. El jueves 22 de este pasado mes de abril a mediodía, acudí al centro sanitario para administrarle los últimos sacramentos. Estaba consciente y permanecía risueña y con ganas de charlar; y eso a pesar de que cuando pretendía animarla en cuanto a su restablecimiento, me afirmaba con rotundidad que había llegado su día. Falleció a las 48 horas. Eran las tres de la tarde del sábado 24. Descanse en paz, al cel sia.
Una de sus últimas fotos |
La pérdida de Elena ha sido un durísimo golpe para la parroquia y para este pobre párroco. Es ciertamente como si nos hubieran roto a ambos la columna vertebral. Todos lloramos su pérdida. Cumplía su misión con gran naturalidad, como quien no le cuesta trabajo. Y sin embargo, ¡hay que ver cuán intenso y vital era su trabajo! En momentos así es cuando los párrocos caemos en la cuenta del papel esencial de estas santas mujeres (auxiliadas eventualmente por algún santo varón) y tomamos conciencia de nuestras tremendas limitaciones, que se difuminan gracias a esa potentísima ayuda. Nos faltan días para agradecerle a Dios que nos envíe a tantas santas Elenas como la que envió a su Iglesia para empujar al emperador Constantino a darle el gran vuelco a la historia de Roma. Y como la que nos envió a la parroquia del Fondo de Santa Coloma. Sólo Dios sabe la firmeza que le imprimió a la parroquia (¡y a sus 5 párrocos!), la firmeza indefectible de nuestra Elena, que Dios la tenga en su gloria.
Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
Menudo rollazooooo! Si hace así los sermones.... pobres feligreses!!!
ResponderEliminarNi siquiera le compadezco a usted, Anónimo de las 18:53 h.
EliminarNaturalmente que no me refiero a usted, pero los que así reaccionan, y se expresan, tienen "la suerte" de disfrutar de estupidez supina. TEROL.
Si el rollazo fuese la muerte de Puigdemont, seguro que lloraría, pero como es de una señora de Soria pues es un peñazo...
EliminarD.E.P.
je.je... para "estupidez supina" la del pobre 1:20... a estas horas la gente "normal" se dedica a otras cosas...
EliminarPuigdemont ni me va ni me viene. Para la señora de Soria, mi respeto.
Para usted, 10:16, piense antes de escribir.
Para el mosén: se enrolla demasiado!
Pues si le parece a ud. "un rollazo" el merecido homenaje a una cristiana católica que dedicó su vida a hacer el bien, demuestra ud. ser poco agradecido y muy soberbio.
EliminarAl revés, 18:53
Eliminarlos sermones han de hacerse precisamente así.
1) porque es una historia real (storytelling).
De hecho es una tendencia actual en ciertas sectas protestantes (curso Alfa)
las historias reales interesan muchísimo mas que los tradicionales sermones. Y si interesan más, se escuchan; y mejor.
si se escuchan pueden cumplir mejor su función, que es ayudar a ser mejor discípulo de Cristo.
2) porque señala claramente un comportamiento correcto a imitar (el servicio gratuito y generoso de la parroquia (que somos todos), aunque no gusten ciertas cosas, como la misa antigua)
3) porque este "sermón" es un tributo publico de agradecimiento a un comportamiento ejemplar.
Como normalmente nadie nos agradece lo que hacemos (lo damos por sentado: es un "derecho"), tendemos a apreciar cuando alguien voluntariamente reconoce el trabajo y el esfuerzo de otra persona.
Esto refuerza la efectividad del storytelling y el mensaje que ha de recibir la congregación (congregación que conocía perfectamente a Doña Elena y muchos eran sus amigos o compartían las mismas vivencias, por lo que habrán agradecido de corazón al mosén su reconocimiento y su dolor públicos)
Ya ve que usted se equivoca de parte a parte.
No es de extrañar, porque "es de ser buen nacido el ser agradecido".
El mosén lo es.
Usted, ya vemos que no.
estas son las buenas noticias.
las malas es que aunque intentemos escondernos o manipular o mentir, los que nos rodean saben perfectamente como somos y lo que pueden esperar de nosotros.
de usted ya sabemos que podemos esperar muy poco.
los sermones breves suelen mover los corazones, los largos, mueven los culos!
EliminarSeñor 17:54
Eliminar?Es necesario ser tan grosero?
Si no le gusta este sermón, haga uno mejor.
De grosero nada, simplemente el de las 17:54 repite una frase dicha incluso por grandes obispos!
EliminarQue descanse en la paz de Dios la Sr. Elena.
ResponderEliminarDios le pagará con creces su amor a Él y a su Iglesia!!!
Goyo
ResponderEliminarMe han emocionado, sin tener el gusto de conocer a la Sra. Elena Jiménez, las palabras salidas de su corazón que ha dedicado a esta extraordinaria feligresa. Cuanta falta hacen cristian@s que dediquen tiempo a sus respectivas parroquias y comunidades sin esperar nada a cambio, simplemente por servir a Dios Padre con humildad y sacrificio. Es una gran labor altruista y de Amor. Que Dios Padre la haya acogido en su Reino y sea ejemplo de cómo vivir el Evangelio. Que descanse en la Paz del Señor. Amén.
Lo suscribo
EliminarImpresionante semblanza. Solo Dios sabe el nombre de cuántas personas hay así laborando por los demás y con Él en el corazón.
ResponderEliminarGracias a Dios por la señoraa Elena (Dep) y todos los filigreses , las piedras vivas de la Iglesia.
ResponderEliminarLa Iglesia continua gracias a estos santos fieles y muy a pesar de los sacerdotes que pueden tener distintos criterios, pero ellos son los puntales de la fe.
Suerte que El Concilio Vaticano II nos reconoció como piedras vivas del Templo de Dios en la tierra
Es curioso que nos vengan ahora con esas ocurrencias modernas pseudoprotestantes, como los "sinodos parroquiales" cuando desde siempre hay gente leal implicada en el servicio parroquial, como esta santa mujer.
ResponderEliminarEs como una manera de excusar los malos resultados como hacen los políticos:
Si el problema es que los políticos roban, la "solucion" es que hagan una ley que prohíba robar a los políticos.
Sí; el problema de que los fieles "pasen" del catolicismo es que no hay "sinodos protestantes"; no que hay un probable problema con el párroco/el obispo/el Papa/el Concilio/la X de la Renta"/votar a partidos anticatolicos...
!Cómo no se nos había ocurrido antes!
Mi sentido homenaje a esta heroína del trabajo humilde y escondido en el servicio de Dios y su grey.
22/46, que tiene que ver el artículo de hoy con el Vaticano II ????
ResponderEliminarPues muy simple dignificó a los laicos y restituyó el orden de las Virgenes consagradas y mucho más. Por favor no sea anti conciliar. Esto va contra la doctrina de la iglesia mal que le pese.
EliminarLea pausadamente y reflexione sobre el Concilio Vaticano II y verá que fuente de sabiduria y profundidad cristiana hallará. Creo que se habla mucho, a veces de oidas y solo de oidas contra el Concilio Vaticano II, por una animaversión a la realidad del mundo moderno.
EliminarEs que los montinistas meten cuchara en cuanto ven que pueden sacar tajada.
EliminarEl papel de la señora Elena es excepcional, sí; pero que existe en la Iglesia desde las mismas comunidades apostólicas.
?de donde cree que viene la expresión "quedarse para vestir santos"?
Este no es el caso de la señora Elena, que estaba casada y tenía sus propias obligaciones familiares, lo cual la honra todavía más.
Otros lo llamarán el síndrome Marta-Maria.
Y olvídese, 16:47 de los del Concilio.
Si algo han demostrado en estos 50-60 años es que no son trigo limpio.
Dios pone en nuestro camino gente noble y servicial, como la señora Elena, para orientarnos.
Ahora somos libres de aceptar el consejo o no. Pero la responsabilidad es ya solo nuestra. Ya no hay excusas.
Personas como usted 16:12 imbuido de nostalgia y de pasado, ante todo no se sulfure tanto contra el Concilio Vaticano II sirvió para separar el grano de la paja. La fe no se demuestra llenando media España con procesiones en Semana Santa etc, etc La fe se demuestra cumpliendo lo que nos dice el relato del Juicio Final, en el Evangelio según San Mateo (Mt 25:31-46)
EliminarY no pongo la cita porqué parece que a alguien le escuece leer fragmentos del Santo Evangelio o hay quien dice que le da pereza consultar la Biblia
Cocineros, mozos y hoteleros Salvos. Sastres, y carceleros tambien. Gracias por la cita.
EliminarAnonimo del 4,V,21 de las 16.:12
EliminarLe recuerdo que fue un "montoniano" como dice usted, sin caridad ni respeto, Mn.Jaume Sayrach quien fundó la Parroquia de San Juan Bautista en Santa Coloma e introdujo a la Sra. Elena (dep) en las labores parroquiales
Mosén, ¿era doña Elena --aparte de su entrega a la parroquia en la evangelización catequética, asistencias a los enfermos, enfermera de sacerdotes ancianos-- aquella solícita señora que preparaba el café y los croissants o magdalenas acabada la misa, en el anexo parroquial?
ResponderEliminarPodría haber hablado de las mujeres que acompañaron a Jesús, de las que ayudaron a Pablo, de las que han mantenido la llama viva de la Iglesia en todas y cada una de las iglesias dispersas por el mundo entero. Pero he querido preguntar explícitamente por aquella señora, de la que recuerdo una sonrisa más cercana a María que a Marta, pese a ocuparse de las labores de Marta.
Precioso su escrito. Debió de ser una mujer admirable; sin conocerla, me ha dolido su muerte. Descanse en la paz del Señor.
ResponderEliminarGracias Mn.Espinar por su reconocimiento y cálida elegía a la Sra Elena. Que el Señor recompense tanto amor desprendido, y a usted por reconocerlo. Con mi oración
ResponderEliminarQué diferencia entre esta señora y los feligreses alemanes que quieren mandar en las parroquias!
ResponderEliminarLo peor de una parroquia es que caiga en manos de "chonis", esas señoras que les gusta dominar toda la iglesia y ser protagonistas en todo, de las que hacen y no dejan hacer, y que se enfadan si creen que les van a quitar su sitio. Muchos párrocos las apoyan en sus acciones.
ResponderEliminarTambién como Elena, que sin ningún afán de protagonismo se entrega a servir a la comunidad, y no a figurar. El colmo es cuando una de esas chonis dicen que es hermana de mossèn, entonces, apaga y vámonos.
Totalmente de acuerdo con el Sr. Kortaberri.
ResponderEliminarAntes del CV II, no se admitían chonis bajo ningún concepto!!!
Cualquier sermón se queda corto para glosar la figura de Elena. Ha sido servicio y magisterio. Ha sido una suerte compartir con ella mas de 25 años de vida parroquial aprendiendo de su disponibilidad y por encima de todo discreción. Estoy seguro si leyera esto me diría 'no seas bobo, no es para tanto. Hasta siempre Elena
ResponderEliminarEs terrible leer algunos de estos comentarios. Ni siquiera por un mínimo de respeto hacia una persona que ha fallecido y que, además, en vida se comportó de manera loable, somos capaces de dejar de lado rencillas, críticas, mezquindades, agresividades, egoísmos, egocentrismos, miserias. Ni siquiera en este momento podemos hacer una tregua, por un instante mostrar algo de fraternidad hacia el adversario, algo de caridad y de hermandad entre todos, incluso con respecto a aquellos que no nos gustan. Ni en esta situación, durante un instante podemos ser unos cristianos pasables. Nunca conocí a esa Sra., pero creo que merece algo mejor que lo que estamos mostrando. Aunque más no sea por cortesía, que es "la flor de la caridad", según las palabras de San Francisco de Sales. ¿Qué será de nosotros y de la Iglesia, si seguimos por este camino?
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