Para mantener el distanciamiento social, se excluye cualquier otra forma de agregación alternativa que la propia burbuja. Es bueno repetir: cualquier otra forma de agregación-alternativa.
De hecho, por lo tanto, está prohibido jugar, estar juntos, caminar libremente, levantarse del lugar y estirar las piernas, está prohibido enamorarse si no es manteniendo todo dentro del corazón, o confiando pedazos de ti mismo a la herramienta digital. Sin lugares de reunión, sin fiestas, sin abrazos. ¿Cómo puedes no sufrir? Es imposible. Y para redondear la fechoría, los trenes del silencio, que amplían su radio de acción al metro. Ahí te dicen y te machacan por los altavoces, que está prohibido comer, beber, hablar y en general cualquier actividad que te requiera bajarte la mascarilla. Rizando el rizo.
Hay quienes se hacen fuertes y de alguna manera tratan de reaccionar a una realidad opresiva, aquellos que se encierran en su crisálida y tal vez parecen estar bien con ella, los que lloran. Hay quien sale lastimado. Y hay quienes cediendo a la coacción más descarada, se hacen débiles hasta la náusea. Me contaba una señora con evidentes signos de dificultad respiratoria, que va por todas partes con mascarilla para evitar la multa y para no tener que dar explicaciones a quienes la increparían por no llevarla. La señora está en tratamiento respiratorio y ha de acudir varias veces por semana a las terapias. Pero no se siente con fuerzas para hacer frente a la policía y a la multitud de los llamados policías de balcón. ¡Qué enorme precio pagaremos por este feroz experimento social cuando, una vez que la resaca mediática inducida por los cerebros bien pensantes haya cesado, llegue el tiempo de pagar la factura!
¿Tenemos una vaga percepción de lo que están infligiendo especialmente a nuestros jóvenes? ¿Logramos por un momento pensar en el desastre humano al que estamos asistiendo? Proceder como autómatas, ejecutores implacables de órdenes sin sentido, dispensadores a su vez de órdenes inventadas, en un crescendo de demencia sin fin. ¿Pero realmente no vemos cómo el viento de locura del que nos dejamos llevar deja un rastro de tristeza si no desesperación, y muchas más víctimas que las causadas por el nefasto microbio?
No es más que un nuevo catecismo funcional (abrazado con ímpetu también por muchas parroquias, en sustitución del caducado) para inculcar y cimentar progresivamente en las cabezas de los jóvenes a través de una serie de fórmulas rituales, los nuevos mandamientos dictados en el monte Davos y escritos en las tablas de la ley "humanitaria" que lleva el nombre de la Agenda 2030. Es el manual del buen ciudadano obediente, conforme a la autoridad. Esta es la forma temprana de dar forma a ejércitos modelo de soldados, puntuando a un ritmo totalitario los dogmas del civismo del régimen, y al mismo tiempo alimentando el miedo y la culpa, y de nuevo demonizando y reprimiendo desde la raíz cualquier impulso de insubordinación: la necesidad de pertenecer a un grupo con el que identificarse, ejerce una presión poderosa y casi invencible sobre los jóvenes.
El miedo y la culpa: todo lo que ocurra, tiene culpables muy bien identificados; los que no llevan mascarilla hasta en medio del desierto, los que no se lavan las manos frecuentemente con gel hidroalcohólico, los que no guardan la distancia de seguridad en las colas y en los supermercados, los que se reúnen con personas fuera de su burbuja, los que se atreven a celebrar fiestas y hasta botellones, los abuelos que se atreven a visitar a sus nietos, los hijos que van a visitar y asistir a sus padres ancianos, sea en sus casas, sea en la residencia, los que transgreden los minuciosos ritos de prevención, los que se saltan los confinamientos y los toques de queda. En fin, ahí está la culpa ampliamente repartida, y ahí está el miedo sabiamente administrado.
Y por si no bastaran el miedo y la culpa, ahí está una de las consignas más conspicuas del decálogo: es la famosa "resiliencia", que hasta hace poco era propiedad de los materiales y se usaba para indicar, desde el resilium latino (salto hacia atrás, rebote), la capacidad de un material para absorber un choque sin romperse.
Últimamente el término ha estado de moda en un sentido amañado, que significa la actitud de un individuo, o un sistema, para adaptarse a una condición negativa o traumática. A la gente les encanta, especialmente a psicólogos y sociólogos, presentadores televisivos y otros: porque suena bien y les permite establecer un tono de elevación cultural barato, al tiempo que proporcionan a quienes lo muestran, la prueba incontrovertible de estar a la moda.
Pero sería un error para aquellos que lo descartan y lo minusvaloran como un mero fenómeno del folclore lingüístico, porque en realidad es mucho más: es un instrumento de una maniobra de persuasión colectiva donde, en presencia de cambios radicales en sus vidas, las personas deben ser educadas para adaptarse a ellos sin resistirse e incluso sin tratar de entender lo que realmente sucede. En la práctica, las personas deben estar convencidas de que la virtud radica en saber desarrollar en todas las circunstancias un espíritu indefinido de adaptación, de modo que el esfuerzo se dirija siempre y únicamente hacia sí mismos, con independencia del tipo de cambio, de su génesis y de su bondad o maldad: la opción de combatirlo y superarlo no debe contemplarse, incluso cuando esto implica algo manifiestamente injusto y destructivo. Se está construyendo un dispositivo perfecto para someter a todos los ciudadanos sin excepción, a un ritual cíclico, que es testigo de la participación coral en las liturgias sagradas de la nueva religión terapéutica que, como cualquier religión que se respeta a sí misma, requiere ofrendas.
En resumen: un puñado de mandamases sin arte ni parte, que ni siquiera saben cuál es la ley y blanden sus palabras en vano, en virtud del uniforme que llevan, se permite abofetear a una población formada por niños, jóvenes, familias, trabajadores, a través de la fuerza y la intimidación. La verdadera tragedia es que las víctimas, en su mayor parte, obedecen sacrificando al ídolo de la salud todo bien y toda libertad. ¡Y hasta la salud, mientras no sea la del Covid!
Los rebaños están demostrando una docilidad probablemente profana para su propia manada. El terreno ya está listo para la solución final, hacia la que muchos acudirán, tras el espejismo del regreso a una nueva normalidad cuyas connotaciones se están redefiniendo poco a poco.
Si bien todavía puede ser que algún pobre teledependiente esté convencido de la buena fe de la narrativa oficial difundida a las redes unificadas (los mismos medios que ejercen una fuerte censura contra cualquier voz disonante) ahora es difícil creer en la buena fe de quienes están en posiciones de poder; imposible pensar que estos ignoren cómo cientos de médicos honestos y emprendedores están honrando el antiguo juramento y tratando a las personas en casa con fármacos seguros y a largo plazo, que tienen el único efecto secundario de ser inofensivos y baratos. Es imposible que no sepan que el Covid es derrotado en casa y que se ha convertido en parte de nuestra vida cotidiana, como lo es la gripe estacional que ha desaparecido milagrosamente este año. Es imposible que no vean el daño inconmensurable que el Covid ha causado, números en mano, restando asistencia a los enfermos de otras patologías más graves, sobre todo ancianos, que mueren como moscas por falta de cuidado. Vergonzoso que pretendan no notar la barbarie que los procedimientos de emergencia traen consigo, la soledad sideral de los viejos y los enfermos, el sufrimiento de los jóvenes segregados en la prisión de los sentidos y criminalizados si sueñan con escapar.
Nada tiene sentido en el escenario apocalíptico que hemos estado sufriendo durante un año, como tantas escenas propias de una obscena película de terror. Bastaría con que muchas personas se resistieran al chantaje y obedecieran a la ley, la verdadera, que reconoce y garantiza las libertades fundamentales; una ley que está ahí precisamente para proteger esas libertades de los abusos de los aprendices de tiranos.
Mientras tanto esperamos que llegue el momento en que la verdad, con toda la fuerza de su evidencia, se vuelva contagiosa y suplante otras infecciones. Y entonces todos aquellos que la han pisoteado, protegidos de un sistema criminal que se cree imbatible, serán llamados en fila uno a uno a pagar la factura por todo lo sucedido.
Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
El título llama mucho la atención . El contenido altamente negacionista. En catalán dicen "home de molts oficis pobre segur" o "què en sap el gat de fer culleres" Dejémoslo así a veces la crítica puede ser perjudicial.
ResponderEliminarAnónimo 17:55. A lo mejor tendría que aplicarse usted mismo el refrán. Los hecho son que:
Eliminar1)No hay una relación entre confinamiento duro, con menor contagios. España e Italia se decretaron confinamientos duros y han sido los países con mas contagios.
2) La Declaración de Great Barrington, suscrita por mas de 17.000 expertos, considera el confinamiento muy perjudicial, y que son más efectivas otras medidas.
3) La edad media de la mortalidad se sitúa en 80 años. El índice de mortalidad en todo el mundo y en España, se sitúa en el 2,2% de los contagiados. (Esto no lo dice ningún medio de comunicación)
Estos datos debería hacer reflexionar a los políticos y reconocer que su estrategia ha sido un fracaso. Los medios de comunicación hay ayudado mucho a crear un ambiente de psicosis general, el pánico vende mucho.
Los que consideramos que las medidas tomadas por los políticos han sido un fracaso, no somos negacioncitas, simplemente criticamos la ineptitud de los políticos. O peor todavía: a lo mejor no es ineptitud, sino que hay una intención clara de limitar libertades y someter a la población, tal como reconocen los del World Economic Forum.
Si el confinamiento no sirve, si llevar mascarilla no sirve, tomar medidas de precaucion no sirve. ¿Por qué la gente va como loca a vacunarse? Sinó es en España, porque no les toca, van a Arabia Saudí v.g. los equipos de fórmula 1 y muchos otros
EliminarJunto al coronavirus se ha inoculado el virus todavía más contagioso y letal del miedo. No cuestionar a los que mandan siempre ha tenido sus ventajas.
EliminarCuando falta la sensatez, la más mínima prudencia, la responsabilidad y el egoísmo, es cuando surgen las leyes y su inevitable imposición. Y nunca nos gusta estar supeditados a la ley.
ResponderEliminarLa libertad de uno termina donde empieza la del otro. Sí, es una sentencia muy trillada. Pero resido en una población donde nos conocemos casi todos. Sabemos de un hijo que fue de fiesta en fiesta hasta llevar el maldito virus a su casa y mandar a su padre a pasar unos cuantos días en el hospital, acongojado; sabemos de alguien que quiere ir a un concierto y que le da igual si contrae el virus y si lo deriva a su abuelo (aunque luego todo serán lamentaciones en el tanatorio); sabemos de alguien que prefirió gozar de una jornada feliz entre el gentío y luego llevar el virus a una residencia con un resultado muy deplorable. Hay más casos. Pero no sigo.
Dijo un joven: "A nosotros no nos pasa nada, ¿porque no podemos salir a divertirnos? ¡Que se aparten los viejos, si tienen miedo!"
No hablaré de amor al prójimo, que eso ya es pedir demasiado a los jóvenes, y a los no tan jóvenes. Pero si tener respeto y humanidad para, sobre todo, con los mayores, los más frágiles.
Dios ve lo que sucede y no va a condenar a nadie por no ir a misa, si cree que debe quedarse en casa de forma preventiva.
Un poco de paciencia. Pronto saldremos de las catacumbas.
Con este artículo sólo se puede estar de acuerdo en su totalidad. La incongruencia de las "medidas" para combatir la llamada pandemia, su descoordinación, sus contradicciones flagrantes, su evidente desproporción, sus consecuencias nefastas, su sinrazón, deberían bastar para alarmar a la población. Pero, no nos engañemos, la masa es un rebaño que, gracias a la técnica y los medios de comunicación convertidos en medios de manipulación, está aún más sometido, es más dócil y crédulo. Los individuos, si de tales aún se puede hablar, tienen cada vez más miedo de salirse del rebaño; la misma posibilidad de ser objeto de la implacable estigmatización a la que se somete al disidente y a la verdad a la que no renuncia, causa un pánico sin medida. Todos tienen miedo de perder algo, presuntamente supuestas ventajas personales, privadas, muy nebulosas e indefinidas; y para evitar esta pérdida están dispuestos a sacrificar el bien común, como si paradójicamente ellos, que se esconden en el rebaño, pudieran escapar a las consecuencias de un desastre colectivo de tal magnitud.
ResponderEliminarEn todo caso, el experimento de sumisión de las masas a una arbitrariedad sin sentido por medio de un pretexto absurdo está teniendo un éxito que no augura nada bueno. Lo que ahora aparece como ensayo amenaza con convertirse en, valga la paradoja, un caos ordenado y continuo; el actual caso singular está a punto de consolidarse en un sistema sin fisuras apreciables. Pero no le echemos la culpa a nadie: si nos dejamos someter y engañar es porque queremos, porque no estamos dispuestos a sacrificar nada por la la justicia, porque la cobardía y el egoísmo son más fuertes que el amor a la vedad.
A nadie le gusta estar encerrado.
ResponderEliminarA nadie le gusta no poder ir de fiesta, a comer con los amigos, o a visitar a nuestros abuelos.
Todos estamos de acuerdo en que el gobierno ha estado dando palos de ciego. En realidad, todos los gobiernos del mundo están desorientados.
Pero más allá de esto, le pediría al mn Espinar que nos diga qué haría él para evitar que el virus siga matando. ¿O es que no cree en la existencia del virus?
Hasta que haya inmunidad de rebaño o que el virus pierda fuerza, estamos condenados a sufrirlo.
EliminarEsa es la realidad y es lo que los inmunologos dijeron cuando estayó la epidemia.
Salvo haber aislado el pais o parte de él a tiempo (solución coreana, japonesa... Funciona) el resto de las medidas estaban pensadas para que la infección no se produjese en toda la población al mismo tiempo y, con ello, colapsar los hospitales.
De todos modos, ni la situación epidemiologica es la misma que hace un año, ni muere tanta gente:
Aunque los noticieros lo igualan, no es lo mismo estar contagiado que morir.
A parte de rezar y mantener la distancia social, lo único que usted puede hacer para no sufrir el virus es librarse del estrés (el cortisol deprime el sistema inmunitario), aprender a relajarse (puede utilizar canto gregoriano) y tomar suplementos de zinc y melatonina (estimulan el sistema inmunológico )
Recuerde que, como el virus de la gripe, el sol y el verano (rayos ultravioleta) son letales para el coronavirus, por lo que hay que concentrarse en llegar vivo a julio.
El hermano coronavirus también es hijo de Dios y también tiene derecho a comer. No le de ese gusto.
(y no diga sinsentidos respecto a Mn Espinar, que hace lo que puede)
Padre, ha puesto el dedo en mi llaga. Soy rebelde por necesidad. Esta crisis casi me lleva al suicidio. He pasado varias crisis nerviosas desde marzo de 2020. Veo que usted también es un rebelde. Pero a mí esta rebeldía casi me mata. Usted tiene toda la razón del mundo. Yo escribí unas notas personales en marzo del 2020 muy parecidas a su artículo. Lo compartí por WhatsApp. Nadie me comprendió. Todos estaban anímica y mentalmente dispuestos a obedecer. Pero ellos, todos, han pasado la crisis mejor que yo. Dios me ha librado del paro, de la enfermedad pero como barcelonés he tenido que tragar con todo lo demás. Pero esto viene de Dios o está permitido por él, si no es que ya es un signo del fin de los tiempos profetizado en el nuevo testamento. Romanos 13 me dio la respuesta. Todos los que están en el poder causando esta situación han sido puestos ahí por Dios, probablemente para castigarnos y enseñarnos y advertirnos de que el final está cerca. Le pido una oración para esta alma atormentada. Gracias.
ResponderEliminarEl vicario de mi parroquia estaría de acuerdo con usted. Vino a decir en un sermón que el Covid lo ha mandado Dios porque algunos llegamos tarde a misa.
EliminarRepase usted las cartas de San Pedro y el Apocalipsis de San Juan, antes de juzgar tan a la ligera. Opinión la mía? Por supuesto, susceptible de error, pero fruto de la experiencia y del sufrimiento.
EliminarAnónimo 17:21
EliminarEl vicario de su parroquia tiene toda la razón:
El Covid lo ha mandado Dios porque no se obedece Su Ley (entre otras cosas, por llegar tarde a Misa )
O si no, ?que cree que significa fabricar estas enfermedades mortales en los laboratorios ?
?Y mancillar con coronavirus el cuerpo -templo del Espíritu- porque no se toman las medidas sanitarias adecuadas?
?Y la poca Caridad contagiando la muerte a los demás porque no se ha tenido cuidado en primer lugar?
?Votar a malos e inútiles para dirigir el pais, quebrarlo y que aprovechen la emergencia sanitaria para descristianizar el pais con leyes anticatolicas?
?No ve la relación entre llegar tarde a la Santa Misa y el castigo de Dios?
?No le sugiere nada su tibieza en la fe y falta de interés en el debido culto divino?
No es ninguna excusa ser un mediocre.
Y le aseguro que usted no llega tarde al cine ni a una cita picante.
Si esta calamidad le revela algo de usted y le pone en el buen camino, bien venido sea este castigo.
Y no se sulfure, que, ni a usted ni a nadie, nadie nos ha prometido al llegar a este mundo que vamos a durar 100 años y que tenemos el "derecho Humano" a no morir.
La obligación del vicario de su parroquia es leerles la cartilla.
Avisados, son libres, pero ya no hay excusas ni "nosabia" ni "penseques".
Ahora,
?Como seria si cada uno de nosotros cumpliese -libremente -con la Ley de Dios ?
(Yo el primero)
?No sería esto casi como el paraíso ?
!La vida fácil!
Como de vacaciones.
Incluso usted dejaria de ser un mediocre, por lo que le ascenderían o ganaría más; y no tendría que soportar al pesado del vicario sobre la urbanidad y el respeto a Dios y a los demás que implica la puntualidad que, como ya sabrá, es la cortesía de los príncipes.
Creo que se impone un buen acto de contrición.
Pero de los gordos.
(por cierto, dudo que Messi sea un tibio con los goles. Y por eso mismo los disfruta, aunque les cuesta meterlos como a los demás. Esa es la vida )
Soberbio artículo, Mossèn Francesc,como todos los que suele escribir. Le felicito de veras. Covidio es el nuevo dios al que debemos adorar, por encima de todo: por encima de nuestro bienestar y hasta por encima de Nuestro Señor. Sus nuevos sacerdotes: los sanitarios. El Santo Grial, una vacuna con razonables dudas. Su Vaticano: la OMS, y los telediarios, su nuevo ceremonial litúrgico. Dios nos dé el raciocinio que hemos perdido tras este año de locura covidiana.
ResponderEliminarSiento discrepar, Laura, si el Covid es el nuevo "dios" y así lo consideramos , ensalzamos el mal , lo deificamos. Sus meytaforas muy atrevidas denotan un tanto de negacionismo. Además tienen un punto irreverencia. Es Dios, el Nuestroseñor, el que que hace la historia y ni una hoja de un arbol se mueve sin su conocimiento. Ni un cabello de nuestra cabeza cae sin consentimiento. Quizas no lo entendamos, pero debemos aceptar lo que el Señor nos manda para nuestro bien.
EliminarAsí es, Laura.
Eliminarhttps://vk.com/video558980251_456239036
Realmente el autor escribe "tratados" , en este caso desde el negacionismo, que se tapa los ojos ante la dura realidad de una pandemia sin precedentes ,que atenta al valor y derecho primordial de la vida . Por que no se mete con la redes sociales que transtornan la mente de nuestras sociedades generando un pensamiento único con la con-siguiente esclavitud mental y de formas de comportamiento manejadas des tan celebrada tecnología? . Los patrones de estos medios envian sus hi- jos a escuelas , que en Estados Unidos prohiben a los alumnos llevar móvil y la enseñanza por via telemática .El negacionismo lo incuban las redes on line .
ResponderEliminarUsted su que está hecho un buen "negacionista"
Eliminar?Espíritu de contradicción?
Lea el articulo mejor.
"Nada tiene sentido en el escenario apocalíptico que hemos estado sufriendo durante un año, como tantas escenas propias de una obscena película de terror. Bastaría con que muchas personas se resistieran al chantaje y obedecieran a la ley, la verdadera, que reconoce y garantiza las libertades fundamentales; una ley que está ahí precisamente para proteger esas libertades de los abusos de los aprendices de tiranos."
ResponderEliminarPero eso es responsabilidad plena, total y completa del Pueblo, que vota libre y democráticamente. Y si existen estos corruptos y corruptores políticos, es por culpa, imputabilidad y responsabilidad del Pueblo.
Recordar que Francisco Franco, sí, murió hace 46 años, de verdad, que no ha nombrado a Sánchez e Iglesias, pues no, y ciertamente, no acordó las medidas sanitarias anticovid... algo inaudito, pues para estos, parece que Franco sigue siendo todavía el Jefe del Estado, con poder para nombrar el Jefe de Gobierno y con potestad legiferante activa (Franco podía aprobar leyes por sí mismo).
Repito, Franco no ha elegido como presidente y vicepresidente del Gobierno a Necrosánchez y el Marqués de Galapagar... sí, de verdad, créanlo...
"Si bien todavía puede ser que algún pobre teledependiente esté convencido de la buena fe de la narrativa oficial difundida a las redes unificadas (los mismos medios que ejercen una fuerte censura contra cualquier voz disonante)"
ResponderEliminarRedes unificadas: redes pulpo Kraken, con cada tentáculo adaptado a cada franja económico-social. La cabeza, una sola, sumergida al fondo del mar, con dos ojos, un mediático, otro demoscópico, observando, mirando, viendo, oyendo, escuchando.
GerminansGerminabit debería publicar artículos sobre la Iglesia en Cataluña, por ejemplo, sobre los voluntarios en parroquias o Cáritas que atienden a los deprimidos heridos por la pandemia. O dar más ideas sobre cómo atender a la gente que sufre.
ResponderEliminarPero este artículo es una pataleta conspiracionista y casi negacionista, y no tiene nada que ver con la actualidad eclesial. Que mosén Espinar hable de cosas concretas, edificantes y espero que legales y creativas que hagan en su parroquia contra la pandemia, la soledad y la tristeza. Si no tiene ideas positivas y prácticas (no pataletas antisanitarias), que no escriba.
Sr. Anónimo 9:05. GerminansGerminabit no le hará caso. Busca lío, con razón o sin ella. Mosén Espinar cree que lo sabe todo, sea un entendido en la materia o no.
Eliminar¿Se da cuenta que los escritos son negacionistas? Este es el estilo que los responsable de GG quieren que tenga su blog.
Yo también pienso que podía dar ideas para clérigos y fieles sobre cosas buenas que pasan aquí y en otros paises, como EEUU.
EliminarPero decir que este articulo es una "pataleta"...y encima !conspiratoria!
Si de verdad la situación que vivimos afecta a la fe, el señor Espinar, por razón de su cargo y la obligación de su consagración tiene que orientar a los fieles; desde sus conocimientos, desde la teología católica y desde el sentido común.
Substraerse a ello es pecar por omisión.
Es cierto que todos pontificamos de lo que no sabemos; pero esto no significa que no podamos abrir la boca si no somos peritos en la materia.
Desde una posición abierta, con las armas de la filosofía , ?no podemos contemplar el problema e intentar dar una solución?
Sabiendo siempre que somos limitados y que nuestras propuestas son solamente propuestas y no dogmas revelados.
Recuerde también que si como ejercicio de salón está muy bien (el sr Espinar es bachiller en filosofía y teología ), la realidad no es un juego de salón, porque la gente muere.
Me temo que si este buen sacerdote de Cristo recomendase los viejos remedios probados de siempre (oración, penitencia, caridad)... ustedes le tacharian de Tridentino, anticuado y de negacionista del siglo XXI...
En fin; contentese con ejercitar la prudencia, el sentido común y el lavado de manos.
Si sirven para salvar a muchos, también le pueden salvar a usted.
Sabiendo que esto NO es la Peste Bubónica ni nada que se le parezca.
No le recomiendo que entienda mejor lo que lee, porque ya vemos que no es lo suyo.
Totalmente de acuerdo con la Sra Laura S.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el Sr. valderas Gallardo.
EliminarSr. Anónimo 18:13. ¿Cómo puede estar de acuerdo con alguien que no ha escrito nada? ¿O lo está por principio?
Eliminar9/49: usted o usteda SE RETRATA con su comentario.
EliminarÉste y el anterior!
El artículo dice una espantosa verdad que no queremos oír: el pueblo es un conjunto de marionetas movido por unas cuantas manos.
ResponderEliminarY unas cuantas verdades concretas como el pasmo de anteponer atención a enfermos de covid relegando a enfermos por otras enfermedades, o las enfermedades que han surgido y surgirán como efecto de medidas contra la libertad.
Y un anuncio de algo ya presente o inmediato o próspero a corto plazo: la domesticación masiva de las mentes.
Solo los sencillos de corazón pueden ver este colosal ejercicio de dominio mundial.
Lo siento mucho pero esta vez casi no estoy de acuerdo con Mn Espinar.Y lo siento porque lo estimo mucho.No se puede banalizar el gran problema de salud que padecemos.(Que se lo digan a todos los sanitarios que están luchando en primera línea...entre otras muchas cosas están AGOTADOS,física y psicologicamente).
ResponderEliminarEstando de acuerdo en algunas cosas,en muchas otras,creo que derrapa de forma considerable.Entre otras cosas,LA GRIPE.¿NO se ha preguntado seriamente el porqué apenas ha habido este año?.Científicamente está muy claro:por las MASCARILLAS y por l
a higiene de manos,esto,a pesar del negacionismo es un hecho.
Lo curioso del tema es que pareciendo ser negacionista en el artículo,cuando lo veo en la iglesia cumple casi escrupulosamente con las normas higienico-sanitaria,lo cual creo es lo acertado.En fin...no siempre podemos estar todos de acuerdo en todo.Un abrazo(virtual)Mn Espinar.
Las mascarillas ayudan mucho, pero no como piensa:
EliminarNo filtran lo suficiente.
Lo que de verdad hacen es recordar al que la lleva y a los que le ven 2 cosas:
1) que hay una pandemia mortal para muchos.
2) que hay que guardar la "distancia social", porque el virus se transmite a través de gotitas microscópicas de saliva, y esto no pasa si hay una distancia determinada entre dos personas (1'50-2 metros). Las gotitas caen al suelo.
Probablemente también, al restringir la respiración, hace que se respire más cerca de uno, por lo que se hace inconscientemente una "distancia social" efectiva.
Ante esta pandemia altamente mortifera solo podemos entonar un "Miserere" desde el fondo de nuestro corazon. Si somos menos creyentes pero más amantes de los militares cantar a coro el himno "La muerte no es el final" y si somos más folosoficos que creyentes, conservar la esperanza que ante este nuevo "caos" aparecerá un nuevo orden.
ResponderEliminarDejemonos de actitudes infantiloides echando la culpa a uno y a otro.. y recordemos que es el Señor, Cristo Rey es el hacedor de la vida y como dice san Lucas 21: 18 "ni un solo cabello caerá de vuestra cabeza" sin el consentimiento del Señor. O ¿por mucho cavilar podemos alargar un codo a nnuestra vida? como nos recuerda el Sermon de la Montaña
Totalmente de acuerdo con el artículo del Mossèn.
ResponderEliminarEsto de la RESILIENCIA o como c.ño lo quieran llamar, va para que nos preparemos A SUFRIR.
Los políticos con 15.000 € al mes, aparte dietas, etc. de RESILIENCIA, NADA DE NADA!
VIVA LA DEMOCRACIA, JEJE!!!!
Peor aún que el virus, es que intenten sobornar al Santo Oficio para que bendigan el PECADO.
ResponderEliminarTendremos pandemias PA RATO!
Si Dios no lo remedia, claro!!!
Estoy muy desacuerdo con algunos comentarios. Mi experiencia es totalmente distinta. Estar confinado me ha permitido vivir en el silencio. No necesito huir de nada. Huir , hacer cosas, hablar con ... etc. a mi me aparta de encontrarme conmigo mismo.
ResponderEliminarMe ha permitido poder rezar la liturgia de las horas, todas , sin prisas. La Pandemia ha sido una bendición. Apenas he abierto el televisor, He podido leer, escribir....
Las prisas , el ajetreo de la vida moderna, creo personalmeente, que nos aleja del silencio que nos acerca al Señor.
No es que considere que tengo vocación de anacoreta, pero el silencio y parar un poco me ha permitido y facilitado la introspección. Hacemos muchas cosa , quizás demasiadas porqué huimos de nosotros mismos y de nuestra realidad que nos desagrada.
No pretendo dar lecciones, solo pretendo aportar mi experiencia en estos tiempos de pandemia y confinamiento.
No lo considero una manipulación, sino al contrario una bendición del Señor. Para mi sentirme manipulado es o sería un signo de infantilismo.
Antiguamente ante una epidemia o la peste, como se llamaba, la gente volvia la mirada hacia Dios buscando la salvación y la sanación. El pueblo fiel creía que la peste era un castigo divino, un aviso del cielo para volver al camino recto.
ResponderEliminarHoy en día confiamos en la ciencia , la medicina y los médicos, es en definitiva lo que Dios quiere ya que nos ha dotado de sabiduria y capacidad para que progresemos, crescamos y dominemos la tierra
Pero hay quienes la soberbia ha anidado en sus corazones y se empeñan, arguyendo principios filosoficos acomodados a "sus creencias" que niegan los avances científicos y se ciegan realidades tangibles, como la enfermedad y la muerte; alegando que son tejemaneges para tenernos subyugados. Es el colmo
Recordemos los hechos del pobre Galileo Galilei.
No creo que venga al caso Galileo Galilei.
EliminarEste señor creía en la astrología y los horóscopos, creía que el sol era el centro del Universo...
!incluso creía que Dios hizo el mundo en 6 días -de lunes a sábado - y descansó el domingo!
Aunque sea el santo patrón de la masonería y la prueba para ellos de que la Iglesia Católica no es "ilustrada" (como usted, y como la mayoría, incluidos los masones, que no tenemos los conocimientos de astronomía -la Ciencia, no los horóscopos- que sí tenía Galileo)
El problema de Galileo era que era un soberbio:
Decía que la Biblia (incluida la de Calvino, Lutero y la de los judios) estaba "equivocada".
Simplemente porque el texto no confirmaba sus investigaciones.
Bueno, seguramente tenia razón. Solo Dios sabe si el sol sale por el este o por el oeste y cual es el numero de la loteria que saldrá premiado.
Pero sí que es seguro una cosa:
En una epidemia de las de verdad -tipo Peste Negra, de las que mata en días la mitad de la población -, toda su soberbia y superioridad intelectual se hubieran desvanecido como la niebla en una mañana de sol.
Ante la muerte, que es inapelable, aparecen otros valores.
Seguramente más reales, porque ya no valen los aplausos humanos.
Ahora la realidad es muy otra y, por tanto, las necesidades, también.
0/24: no se entera usted de nada.
ResponderEliminarEstá usted en la parra.