Nunca tan divididos como ahora que estamos unidos

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Sólo en estos tiempos de las redes sociales, nos encontramos en el punto donde todo ha sido dicho y visto; nada parece escandalizar a la gente de hoy, excepto que sea algo sugerido por los “influencers”: si estos se sienten perturbados por alguien, has de hacerte eco de la ola y debes sentirte indignado con esa misma persona; si estos se alegran un poco por algo, tienes que estar enormemente feliz; y si emiten una opinión negativa por algo que según su juicio  está mal en la sociedad, debes estar enfurecido... ¡Eso es  todo, amigos! Esta es definitivamente la actitud común de tantos hombres y mujeres a nuestro alrededor, tanto en el llamado mundo de los medios de comunicación convencionales como en las redes sociales: has de someterte al control y las directivas de los que desean que nos sometamos a una sospechosa coincidencia de opiniones. Vivimos en un tiempo rodeados de un puñado de individuos (supuestamente) divididos entre influencers e influenciados. Estos últimos hacen, leen y piensan, lo que ha sido sugerido por alguien considerado "cool" (guay) por los jóvenes, importante por los adultos, pero sobre todo y para todos, famoso. Puedes escribir y expresarte libremente, pero casi nadie te escuchará si no gozas de una multitud de devotos medios sociales. Incluso el propio dueño de una pequeña empresa, con el fin de lograr un éxito justo, debe ser social. Y si, ya poniéndonos dramáticos, eres un poco tímido, lo tienes fatal.

 

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La necesidad de seguidores, los llamados followers, connota algo esencial; allanando el camino para un género único de fantasía social: la ilusoria búsqueda de la visibilidad, dada a los pocos elegidos por el Algoritmo Omnipotente que, casualmente, siempre favorece al eximio individuo y a las hoy llamadas individuas. No hace falta decir que poseedores de cientos de miles de seguidores.

 

Ahora, después de todos estos años de “socialidad”, estamos experimentando un virus peculiar, que parece haber obligado a las personas "honestas y solidarias" al mando de los diferentes estados del mundo, a elegir adoptar un enfoque estratégico, aparentemente, bastante contradictorio: ¡la distancia social!

 

¿Qué diantres están tratando de hacer? se podría objetar. Giuseppe Tomasi di Lampedusa, en su obra “El gatopardo”, siempre actual, nos lo sugirió con claridad: “Para dejar todo como está, todo debe cambiar”. 

 

C:\Users\usuario\Desktop\Il-Gattopardo-Tomasi-di-Lampedusa.jpgPor lo tanto, podemos inferir fácilmente que muy posiblemente las redes sociales fueron ideadas para manipular a las personas de una manera bastante sofisticada. De hecho, a estas alturas, ya no sólo los historiadores honestos  son los únicos conscientes de que este es exactamente el primer paso para "facilitar" el ascenso de un solo gobierno mundial dictatorial.

La distancia social, claramente, empujará a la gente a seguir, cada vez más, a los elegidos en las redes "sociales". ¿Y si nos encontramos en una sociedad distópica? ¿Tal vez en el 1984 de Orwell? Sin duda, los llamados influencers -seductores sociales desvergonzados- llamarán a odiar a todos aquellos que no se manifiestan como fervorosos seguidores ardientes (y olvidadizos de todo lo demás). Sin duda, los católicos tradicionales (podrían omitir este adjetivo) son los primeros en ser percibidos, especialmente hoy en día, como los mayores haters de la historia, personas que muestran sistemáticamente actitudes negativas u hostiles ante cualquier asunto de los que ellos promueven. Esto ha de ser un honor para los fieles católicos: criaturas extrañas que a menudo viven en soledad. No estamos lejos de esa situación. 

C:\Users\usuario\Desktop\1984-geotge-orwell.png“Si queremos que todo siga como está, todo debe cambiar": es una frase que, en una inspección más cercana, esconde un doble significado, tan actual hoy en día. Si queremos salvarnos, necesitamos un cambio. Pero el cambio no debe tener lugar; no viene del exterior. Todo tiene que seguir como está, si queremos que todo cambie. Este es quizás el corazón de toda revolución real: no necesitamos gestos atroces, grandes suspiros y triunfalismo. El cambio debe tener lugar en el interior, ocupando las partes internas de nuestra alma porque, después de la resaca de las proclamas, realmente todo permanece como es. Aquí está el doble significado: si todo cambia hacia afuera, todo permanece como está; si todo se mantiene como está, todo puede cambiar interiormente. 

El factor desilusión se encuentra precisamente en el  fármaco contra la retórica vacía de la subversión; es un elemento que debe ayudarnos a despertar de los grandes deslumbramientos ideológicos, guiados bajo la égida efímera de la fuerza, el desarrollo ciego, el progreso de la especie. Mitologías modernas, enormes catedrales de idealismo desenfrenado que aplastan tan pronto como pueden a una persona con una virulencia y brutalidad sin igual.

C:\Users\usuario\Desktop\instagram_apps.pngEs fundamental para todo Occidente una revuelta interior, hecha sobre nosotros mismos antes que sobre los demás, No un “ saldremos de la crisis", sino una revuelta interior. No un "haremos lo que ningún gobierno hizo", sino una revuelta interior. No un "digamos no a la corrupción y hagamos justicia", sino una revuelta interior. Si las cosas no van bien, es porque hemos aprendido a externalizar la culpa, cómo se externaliza una revolución. Sin resolverlo  conociendo las responsabilidades locales y personales. "El mal viene de fuera, somos víctimas inocentes" se escucha a menudo recriminatoriamente. Esto se refiere a algo inexacto: el Estado, la sociedad, y el capitalismo  son en sí mismos y misteriosamente  la verdadera causa del malestar u opresión. 

Por supuesto, hay causas concretas que crean una cierta condición de malestar. Pero nuestra vida no puede estar en la mano –entregada- de una palabra que suena como un eslogan. De esta manera juegas el juego de aquellos que no quieren que las cosas cambien. Al hombre le encanta el eslogan más que la verdad, porque es una disculpa cómoda. No podemos permitirnos vivir con palabras que están allí, en silencio, a las que conferimos autoridad sobre nuestro destino, incluso nuestra muerte.

 

Don Fabrizio Corbera, el príncipe de Salina en El Gatopardo, dirigiéndose al enviado del gobierno de los Saboya  dice: "Los sicilianos nunca querrán mejorar por la sencilla razón de que creen que son perfectos: su vanidad es más fuerte que su miseria; cualquier intrusión de extraños tanto por origen como, si son sicilianos, por la independencia del espíritu, altera su jactancia, corre el riesgo de perturbar su presumida expectativa de nada." 

Convencidos de que somos buenos ciudadanos, creemos que somos perfectos. Pero, ¿qué hacemos para mejorar? ¿Para mejorarnos?

El gran malestar que experimentan los jóvenes hoy en día es el sentido de impotencia con respecto a un sistema que no pretende luchar a causa de la apatía y la eliminación del sentido ético, aspectos relacionados entre sí. 

El marco ontológico de nuestra existencia es complejo y contradictorio; paradójicamente nunca hemos estado tan divididos como ahora que nos sentimos tan unidos.  Os invito a hacer revoluciones interiores y una purga de responsabilidad.

 

Mn. Francesc M. Espinar Comas

Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet

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9 comentarios

  1. Resulta descorazonador, mosén, el aluvión de mensajes transmitidos por todas las plataformas digitales, emitidos desde centros que esconden mano, rostro y, sobre todo, intención. Los partidos tienen a su servicio legiones de imbéciles que inundan las redes con consignas soeces, sin base ninguna, mera repetición. Tomemos un caso arquetípico: la animosidad de la Iglesia contra la ciencia. Un periódico, pongamos El PAIS o La Vanguardia, que en esto no discrepan, arremete contra la reticencia de los obispos norteamericanos ante la experimentación con embriones humanos. El periodista sacará una lista de supuestos hechos, medias verdades y todo ello descontextualizado. Los lugares comunes serán Galileo, Darwin y demás. La Iglesia contra el progreso. Recuerdo que el periodista de El PAIS, que trabajó años en genética, negaba toda capacidad intelectual a quien defendiera esa reticencia. Ni que decir tiene que la retahíla de comentaristas que se abonaban a ese prejuicio fue enorme. Me pareció obligado salir a la palestra. "No puede decir eso en nombre de la ciencia, porque no sólo no es verdad, sino que quien le enseñó a usted genética, el catedrático, era un profundo creyente católico." Pasa en otros campos. Dentro de los círculos católicos de nuestro entorno, el uso torticero de la doctrina de la Iglesia, incluso por algunos sacerdotes que el otro día declaraba Antoninus Pius germinantes. Se repite un mantra y tienen toda la parroquia, la real y la simbólica, "viralizándola". No advierten que están haciendo justamente eso, multiplicando el virus. Propio del virus es apropiarse de la máquina celular ajenas para replicarse ad infinitum. Pasa con el coronavirus, obviamente. Pero necesita para su perversa labor de un huésped inerme.

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    1. Sr. Valderas, totalmente de acuerdo con usted.

      Ahora bien, lo de "legiones de imbéciles" me sobra. ¿Es que siempre tenemos que caer en la gañanería de argumentar insultando?

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    2. lo de "gañanería" me sobra.

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    3. La (falsa) "animosidad" de la Iglesia contra la "Ciencia" es la clásica mentira de los masones desde su fundación por protestantes, judíos y ateos para justificar su organización mafiosa secreta ("el progreso, la ilustración y la Ciencia" sic) y destruir a la Iglesia Católica.

      Naturalmente es totalmente mentira, como los hechos demuestran.

      Doblemente, porque lo más importante en la vida y en los pueblos NO es la Ciencia.

      Y porque la Ciencia NO tiene nada que ver con la religión y si y todo con la estructura económica de un pais:

      La Ciencia, que no es otra cosa que descubrir cómo funciona el Universo y estructurar ese conocimiento de una manera determinada que pruebe el descubrimiento y lo transmita, sólo se da en los países CAPITALISTAS, sean de la religión que sean:

      1) porque la "Ciencia" necesita muchisimo dinero; dinero que sólo lo pueden gastar los países capitalistas.

      2) porque en los países capitalistas la Ciencia es una inversion; esto es, se invierte en Ciencia para fabricar nuevos productos y para ganar más (recuperar la inversión con un interés o yield)

      Es cierto que se hace ciencia en otros campos no rentables; pero eso está directamente o indirectamente relacionado con el sistema de producción capitalista que permite generar recursos (impuestos) que malgastar en proyectos que no dan dinero, aunque sí prestigio.

      La mentira masónica es todavía más grave de lo que parece; porque no sólo se trata de la persecución de los catolicos, la destrucción de la Iglesia Católica y la desestabilización de la sociedad (la paz social es totalmente esencial para invertir, fabricar, vender y recomenzar el proceso):

      Es que el Gobierno de Felipe González -socialista- impuso esta ideología masonica, ideología que siguen imponiendo hoy todos los gobiernos de Moncloa. Y como era totalmente falsa y equivocada se ha cargado la industria catalana; industria que ha necesitado de 3 siglos de protección publica e inversión privada para florecer a niveles europeos y que efectivamente "modernizo" el pais.

      Es imposible que salgamos de esta tercermundianizacion programada hasta que no nos dejemos de mentiras y gilipoyeces acientificas e irracionales y copiamos a los países que funcionan.

      Por tanto, el problema para la "Ciencia" no es que seamos catolicos, sino que no seamos CAPITALISTAS.

      La pregunta que viene ahora de necesidad es:

      ¿Por que los de siempre siguen mintiendo?

      ¿Por qué los de siempre intentan arruinarnos?

      ¿Por qué los de siempre nos impiden progresar?

      El Pueblo que no recuerda su historia está condenado a repetirla. Y llevamos así desde 1808.

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    4. Es curioso como los masones, que no son católicos y están contra los católicos, insisten en que la "Iglesia está contra la Ciencia", pero no dice nada de las demás religiones, como el islamismo, el hinduismo, la new age, el waltdysneismo...

      Es más, tiene una rara fascinación por el Islam, y miente a sabiendas diciendo que es una religión a favor de la Ciencia y una civilización superior y "tolerante" (acaban de emitir en este sentido un panfleto llamado Civilizations en la 2 de tve dirigida por el judío británico Schama)

      La realidad es evidente para el que vaya a Marruecos o a Egipto: son países muy pobres y no producen ninguna Ciencia.
      Los indicadores económicos son nefastos.

      ¿Es que su religión y su cultura están en contra de la Ciencia?

      Naturalmente que la religión y la cultura influye: sólo se excele en lo que se da importancia.

      Pero el Islam en sí, a pesar de lo que digan los masones, no está ni a favor ni en contra de la Ciencia o del "Progreso"
      (sic)

      El problema es que no son países capitalistas: son países de estructura económica agrícola o primaria y, por tanto, tercermundistas.

      ¿Eso es bueno? ¿Es malo?

      Pues para unas cosas es malo (no da oportunidades para prosperar, no hay libertades) y para otras es bueno (se da más importancia a las relaciones humanas y familiares y a la cultura; y el dinero no es la medida de las las cosas)

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  2. Gran comentario sobre el recomenzar que requiere toda obra de arte, y toda vida humana si no quiere anquilosarse. Toda persona que podría convertir su vida en una obra de arte.

    Esta necesaria "revuelta interior" dará, entre otros beneficios, el de saber no estar.
    Un cristiano no debe presentarse en sitios en los que predomina el mal y donde no se percibe resquicio para que entre la Palabra. Muchos malentienden que Jesús se sentara a comer con pecadores como posibilidad de que un cristiano se siente a negociar con quien rechaza estructuralmente, por sistema, la vía de la Cruz, es decir, el Evangelio.
    No soy quién para establecer una lista de lugares o situaciones que el católico debería evitar, pero soy consciente de cómo el enemigo de Dios se aprovecha y hace botín de la debilidad, de las concesiones, de las cesiones, de la presencia ingenua o no pero superflua, de las buenas intenciones poco o nada sostenibles,de la aceptación de algún honor o distinción dispensado por los aliados del mal, etc.

    Me pregunto como cristiano católico: Jesús, hijo de Dios, habría estado ahí, habría aplaudido eso, habría sonreído con tal noticia, habría manifestado su tristeza por aquella acción, habría contemporizado ante ese otro hecho?

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  3. Eso significa que los padres y la Iglesia tenemos un interés especial en formar a nuestros hijos de modo que no caigan en estas trampas.

    Y evitar todo lo que las fomente.

    Hace unos días salió un artículo en Religión en Libertad sobre el peligro de las pantallas en los niños (no es el unico). Viene a cuento de la publicación en español de un libro escrito por un neurólogo frances.

    El poder nos quiere idiotas, pobres y sin gonadas.

    ¿Les vamos a dar el gusto?

    (Ps: la Iglesia, que es un contrapoder racional contra los demás poderes, incluidos los de los políticos puede ayudar:

    No sólo enseñando y practicando la sana doctrina y las virtudes:

    promoviendo una relación humana de perdon y de aceptacion, lejos de las apariencias.

    Las pantallas son tan falsas como el cine o mas: sólo sirven para evadirse de la realidad, igual que uno se evade y relaja fumándose un porro. Por tanto no soluciona el problema o la necesidad, sólo lo enmascara y lo aplaza.

    No crea que las clases altas permiten estas cosas a sus hijos.

    Ni siquiera los ingenieros de Silicon Valley (salió en los periodicos)

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  4. Totalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo y con el Sr. Anonimus.
    Con temas diferentes pero muy acertados los dos.

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  5. Yo no diría que las redes sociales han sido creadas para manipular a las personas.

    Pero es evidente de que una vez creadas, las utilizan para manipular los que las controlan, que es evidente que no son cristianos.

    Sin contar con una cosa tan importante o más:

    A través de estas redes y blogs saben perfectamente quién eres, lo que piensas, lo que consumes y pueden recabar esta información
    (se llama "mining") para enviarte publicidad cubierta o encubierta con una precisión milimétrica y efectividad a juego.

    Además de saber perfectamente que piensas, a quién votas y cuál es tu religión o falta de ella.

    Y hay censura también (pero nunca para el porno gratis; y si es con niños o para niños, todavía menos)

    En fin, las redes sociales, que además tu no sabes quién es el que realmente está detrás de un Blog o una cuenta determinados -de ahí que las cuentas de cantantes y políticos las gestionan profesionales especializados; nunca el que tu crees que te escribe-, estas redes son el sueño dorado de un Goebbles, de un Hitler, de un Lenin o de un Stalin.

    Con toda la palabrería vacía de"libertad", lo somos cada vez menos.

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