Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa (Mateo 5, 13)
El sector sanitario no podía apostar de ningún modo por el riesgo cero. Tampoco podían hacerlo las fuerzas del orden, la producción y suministro de agua, gas y electricidad, la telefonía, los medios de comunicación, las funerarias, los transportes, las tiendas de comestibles y un buen número de servicios y aprovisionamientos necesarios. Porque el riesgo cero sólo se obtiene con el confinamiento total y con la actividad cero. Todos esos son factores de riesgo que es obligado asumir para no desmantelar la sociedad. Entre esos servicios esenciales probablemente se hubiesen tenido que añadir el Congreso de los Diputados y con toda seguridad el culto. Todos esos sectores asumieron sin duda unos niveles de riesgo que hasta podríamos calificar de exagerados. Sobre todo, el sector sanitario, al que se mandó tan mal pertrechado a la guerra contra el virus. Y, sin embargo, no quedó diezmado el sector, ni muchísimo menos. Pero aun suponiendo que hubiesen pagado ese 10% de bajas, ¿hubiese justificado eso la paralización total del sector? Por supuesto que no.
Es evidente el descalabro que les ha producido al turismo, a los bares y restaurantes y a la Iglesia, la obsesión por situarse en el riesgo cero, tras el empeño de no ser tildados esos sectores (¡también el Congreso!) de factores de riesgo. Las máximas autoridades de la Iglesia se empeñaron en que ni por asomo se pudiera acusar a esta institución de constituir un factor de riesgo en la pandemia. Así que, como en el turismo, los obispos decretaron el cierre de los templos al culto con carácter prácticamente universal (y sus enemigos se frotaron las manos con inmensa fruición). El resultado de tamaño esmero por la asepsia es parecidísimo al que ha cosechado el turismo: estado de demolición. ¡Lo que daría el sector turismo por asumir los riesgos que ha asumido el sector sanitario, por no afrontar el hundimiento al que ha sido empujado!
Es fantástico cómo nos han habituado a las gráficas para unas cosas, a las anécdotas para otras, a los razonamientos para algunas más, y al impacto sentimental para las más importantes. Y claro, si no usamos para todos los entes de razón la misma unidad de medida, no habrá razón que valga. Para una misma cuestión, el primero apelará a los sentimientos, el otro a las estadísticas y otro más a la razón, sin llegar jamás a aplicar al mismo objeto las tres varas de medir: porque cada una pretende ejercer en exclusiva la representación veraz de la realidad.
En el ámbito netamente eclesiástico, que es el que aquí nos interesa, a la hora de ofrecer una explicación plausible de lo que ha ocurrido con la gestión de la pandemia y de sus efectos demoledores en la demanda de servicios religiosos (llamémoslos así), creo que la primera medida a exigir es: “póngamelo en una gráfica, por favor”. Más que nada, para tener idea de lo que podríamos hacer para ir aplanando la curva formando meseta y para conseguir la milagrosa remontada en V. Eso, lo primero. Y por supuesto, poner unas gráficas junto a otras. Comparar, que eso ayuda muchísimo a ver claro.
Porque es que, siendo las estadísticas tan perniciosas y tan demoledoras, se ha optado por desestimar ese recurso tan corrosivo para explicar la realidad (la eclesial en este caso) y adoptar en cambio la paciente construcción de un relato edificante a base de anécdotas accidentales unas y accidentadas otras. Un relato a ser posible con tintes de heroicidad: “hemos conseguido evitar la enfermedad y la muerte de tantos y tantos”, escuchamos con insistencia machacona. Y con una buena dosis de creatividad, hasta se pueden construir gráficas en que se represente ese inmenso caudal de heroísmo y de fantasiosos resultados.
El hecho indiscutible es que en España (y en otros países) la pandemia ha representado para la Iglesia un golpe muchísimo más demoledor que el sufrido por la economía. Se han hundido sectores enteros de la actividad económica y social: pero ninguno como la Iglesia. Quizás el único fenómeno comparable sea el hundimiento de las demandas de independencia por parte de la población en Cataluña. Este último 11 de septiembre ha sido para echarse a llorar. Nada que ver con los más recientes 11 de septiembre en que las movilizaciones superaron probablemente el millón de personas (nadie quiere contar, a pesar de que hay programas informáticos capaces de contar uno a uno los asistentes a una manifestación). Y nada que ver con la enfervorizada asistencia de 100.000 personas dicen unos, 200.000 dicen otros) al mitin de Puigdemont en Perpiñán en el fragor de la pandemia (cuya versión de plandemia todavía estaba por diseñar). Pues sí, para esta otra iglesia, la independentista, la anteposición de las cuestiones sanitarias a las doctrinales y políticas este último 11 de septiembre, ha representado un enfriamiento del fervor patriótico no menos glacial que el enfriamiento de la práctica religiosa en el catolicismo.
Estamos asistiendo a un fenómeno muy preocupante: la sanidad (empezando por la atención primaria) no ha recuperado el ritmo normal: los riesgos de infección (que no es lo mismo que los riesgos de contraer la enfermedad: la vacuna la inventó la naturaleza mucho antes que los laboratorios) han provocado que las plantillas no estén trabajando al completo. Es complicadísimo explicar esto, igual que es complicado explicar la gestión sanitaria de esta pandemia, y que las explicaciones tengan un mínimo de consistencia. Otro tanto estamos a riesgo de ver en la enseñanza: según la definición vigente de las condiciones de transmisibilidad del virus, es imposible el funcionamiento de los colegios sin convertirlos en bombas de contagio (se prohíben las reuniones de más de 10 personas, e incluso de más de 6; porque el criterio no es la enfermedad, sino los “infectados” según la PCR) y se juntan en los colegios clases y patios de 20 y 30 y más niños y adolescentes). El profesorado está en alerta máxima, con iguales prevenciones que los sanitarios, y se espera razonablemente que los resultados sean los mismos que en la sanidad: no hay manera de que vuelva a funcionar toda ella como antes de la pandemia. Y por supuesto, nadie está dispuesto a poner en una gráfica estos desajustes normativos para que la gente los entienda y los asuma con fervor.
En esa gráfica habría que colocar también la volubilísima normativa que restringe los derechos de reunión y de culto, desequilibrando escandalosamente la balanza en contra de esos derechos mientras se abre la mano para otros derechos y servicios mucho menos esenciales como los bares y restaurantes y el ocio nocturno.
Y aquí es donde vuelve a ser relevante la distinción público-privado y donde se abre paso el debate sobre los riesgos de que el clero cobre del erario público. El personal que presta sus servicios cobrando de la Administración, tiene una visión bastante distinta de la que tiene el personal que cobra de la empresa privada: ahí tenemos los empresarios y los trabajadores del sector turismo y servicios con el agua al cuello, manifestándose para que les dejen trabajar. Su argumento es sencillo: prefieren afrontar los riesgos posibles del covid para algunos (las gráficas muestran muy a las claras cuántos son esos algunos) que sufrir los riesgos seguros de la ruina económica para todos. Así de simples son estas gentes y sus argumentos. Si todos ellos cobrasen de la administración, se ocuparían de la salud exclusivamente, porque de asegurarles la economía se ocuparían los impuestos, es decir la Administración. Porque tan cierto es que sin salud no hay economía, tan cara (y por supuesto tan eficiente) en España, como que sin economía no hay salud: no al menos la que nos ofrece el sistema público.
Y aquí venimos ya a la Iglesia que, a efectos económicos, funciona en España como un negociado más de la administración pública: aunque se paralice totalmente el sector, los asimilados por la Administración a funcionarios, seguirán cobrando religiosamente sus emolumentos. Y como en todos los sectores hay siempre un porcentaje de los que se columpian, también en el clero los hay de esta clase, que han visto como los protocolos de seguridad por la pandemia, los liberaban de su labor habitual. Igual que ha ocurrido en la administración pública: que para un elevado número de funcionarios ha gestionado el parón de la pandemia como unas vacaciones pagadas.
Pero claro, eso no sale gratis, sobre todo cuando desde las altas autoridades eclesiales se envía el inequívoco mensaje de que es preciso y conveniente doblegar la rodilla y la cerviz ante la salud y los que la administran: Lo importante es hacer caso a las normas y no mirar atrás lo que se hizo o no (Mons. Carlos Osoro). Y esta consigna corre como reguero de pólvora y es secundada por las demás gobernanzas eclesiásticas, generando un tremendo parón en el servicio a los fieles. Y la respuesta de éstos, entre temerosa y desencantada, no se ha hecho esperar… Si durante la pandemia no rige el precepto dominical, fuera de ésta, tampoco. Y así tenemos que la asistencia a la misa dominical, simplemente se ha desplomado. Nadie se ha atrevido aún a plasmar en una gráfica esta desoladora realidad. Y de momento nadie es capaz de atisbar siquiera la posibilidad de recuperación. Ni siquiera el arzobispo de Madrid, que afirma resignadamente para Europa Press: Le cuesta a la gente ir, volver otra vez, tiene miedo (¡tan intensamente cultivado por todos los medios!) y es normal porque se juega la vida, todo el mundo queremos cuidarla…
Si Dios no lo remedia (y de momento, nada indica lo contrario), este vaciado de las iglesias facilitará las tremendas ansias de nueva desamortización de nuestro preclaro Iglesias (Pablo). Se lo estamos poniendo en bandeja: decaerá por inútil el argumento de las inmatriculaciones en defensa del patrimonio inmobiliario de la Iglesia. A este paso, el número de iglesias vacías crecerá vertiginosamente. Y el relevo de los sacerdotes -el de los obispos nunca ha sido un problema-, ya vemos por dónde anda. En fin, que lo último que nos faltaba era esta desventurada pandemia.
Y es que el clero es así… Tras años de obviar cualquier denuncia acerca de la podredumbre social que nos aqueja, tras décadas de callar ante las perversiones más infames que se han enseñoreado del entramado social, intentando tender puentes y limar asperezas con el sistema que nos mantiene, el coronavirus nos ha puesto en ese sitio en el que nunca hubiésemos querido estar: en la irrelevancia más absoluta, cuando no en la decrépita inutilidad de la luz escondida debajo del celemín (temerosos de la menor brisa) o en el arrogante desprecio de aquellos que ya nos pisan miserablemente como la sal que, al final, se ha vuelto inútil.
www.sacerdotesporlavida.info
"Así que, como en el turismo, los obispos decretaron el cierre de los templos al culto con carácter prácticamente universal (y sus enemigos se frotaron las manos con inmensa fruición). El resultado de tamaño esmero por la asepsia es parecidísimo al que ha cosechado el turismo: estado de demolición."
ResponderEliminarLo que ha hecho Sánchez-Iglesias-Torra como la peor gestión nacional epidémica mejor documentada de la historia, lo mismo será para el terceto Francisco-Osoro-Omella para la Iglesia Católica (estamos de suerte, otros estados e Iglesias han sido iguales sino peores, como Argentina).
Cuando los políticos permitieron miles de actividades sociales y la concentración lazi de Perpiñán (29 febrero, infectó Igualada) y la manifestación feminazi (8 marzo), sellaron nuestro y su destino: 30.000 muertos, miles de lesionados, una pobreza que puede causar más daño que la epidemia, y la caída futura del gobierno y su enjuiciamiento.
...
Una providencial carta del Abate Faria en Marco Tosatti dando la razón al P. Custodio:
"La iglesia de San Carlo ai Catinari en Roma, una de las iglesias del centro histórico a tiro de piedra de Largo Argentina, ya no es una parroquia. Se decidió transformarla en una rectoría, ya que había estado cerrada durante algún tiempo para su restauración.
Pero esto es sólo una parte de la situación real. Como el actual párroco admite en una entrevista, a estas alturas la asistencia a la misa había disminuido drásticamente.
Se sugiere que esta solución de transformar las parroquias en rectorías también afectará a otras iglesias. Honestamente, sólo por mi experiencia tendría en mente otras tres o cuatro iglesias, parroquias, en las que a estas alturas se predica sólo a los bancos. Y entiendo que en la actualidad esas parroquias son de poca utilidad.
Todo esto debería hacernos reflexionar sobre el ESTADO REAL DE SALUD DEL CATOLICISMO en las últimas décadas. Una vez, cuando me quejé de la crisis del catolicismo, un hermano me dijo que era una crisis que afectaba a todas las religiones. Tal vez sea parcialmente cierto, pero me parece que el desafecto en los países con tradiciones católicas es MUCHO MÁS RÁPIDO Y FEROZ que en otras tradiciones religiosas:
es una CAÍDA VERTICAL.
Todos estos problemas ciertamente no nacieron en 2013, sino mucho antes, y han progresado tanto que han llevado a la actual situación de degradación. Una degradación para la que no hay soluciones a la vista y la reciente pandemia aún en curso ha dado el golpe de gracia a un estado de cosas que ya era profundamente precario."
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Como dice el P. Custodio, hay que hacer estudios sobre esta caída, pero sin duda, hay dos hipótesis:
1) o es el "antitipo" de la gran apostasía de San Pablo previa al Reino del Anticristo,
2) o bien es el "tipo" (analogía, patrón, modelo, gr. τύπος, sello) de una apostasía mayoritaria (que luego se arreglará) previa a un reino de un anticristo o anticristos (sumisión al Estado, a una ideología, a un líder...) que podemos superar. Estamos en un momento bisagra, donde podemos cambiar el mundo de un lado de la felicidad, la belleza y la libertad, o torcido hacia la opresión del Estado y otros poderes multinacionales.
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Mientras, estamos ante dos epidemias:
1) la del coronavirus, y
2) la de la mala gestión de los políticos.
Los políticos y sus medios de comunicación sólo están creando alarmismo, lo que por un lado retrae a la gente y contrae a la economía, con una enorme caída del PIB, y de otro lado, todos los medios de comunicación extranjeros hay repercutido a extremos infinitos todo el terror que como pollos sin cabeza han difundido los políticos y periodistas: pánico en el mundo, hundimiento del turismo, desplome económico.
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Ante nosotros, 2020, tenemos una enorme revolución digital, que va a ser una oportunidad de descentralización y de mayor poder cívico: la economíca de las criptomonedas, y la laboral, comercial, comunicativa y educacional de las plataformas.
Hoy aparece en Religión en Libertad un artículo sobre el bacatazo de la Iglesia católica y es un comentario sobre un artículo escrito por un especialista el la International Affairs.
Eliminar"Lo importante es hacer caso a las normas y no mirar atrás lo que se hizo o no (Mons. Carlos Osoro)"
ResponderEliminarExcelente artículo del P. Custodio: Osoro, el hombre que nunca miraba por el retrovisor.
Hay una carta de unos sacerdotes lamentando el abandono de la Jerarquía eclesial en la defensa de la vida:
"Somos un grupo de sacerdotes y fieles de varias ciudades italianas, que llevamos mucho tiempo comprometidos en la batalla cultural y política para acabar con el exterminio de los no nacidos en nuestro país.
Les escribimos para confiarles en primer lugar nuestro desánimo y nuestro desconcierto, que persiste desde hace mucho tiempo, ante el desinterés casi total del mundo católico italiano por la masacre de inocentes que se lleva a cabo durante 42 años con persistencia ideológica, política y judicial en el nuestro país.
Todos los movimientos, asociaciones y nuevas comunidades laicas no han intervenido públicamente desde hace décadas, no emprenden iniciativas públicas, no movilizan a sus adherentes, no cuestionan la política, no escriben en los periódicos, no realizan conferencias ni acciones públicas, en fin, no hacen nada en absoluto. nada ante esta masacre. Solo unos pocos pequeños grupos pro-vida, de los que también formamos parte, están luchando desesperadamente por hacer todo lo que pueden en este silencio general, como voces clamantium en el desierto..."
www.marcotosatti.com/2020/09/17/lettera-aperta-di-preti-al-card-bassetti-sullaborto
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Como dijo Seifert, Francisco tiró una bomba atómica sobre la Fé y moral católicas con Amoris laetitia del 2016 (en el 2013 fue cuando dijo "Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?"), situándose fuera de la comunión católica, sin unción espiritual ni autoridad moral, creando la peor crisis de la historia de la Iglesia.
La moral católica se fundamenta en los actos intrinsece malum per se semper et pro semper in omnibus locis. Dando la comunión y absolución de los adúlteros en Amoris laetitia, Francisco destruye la moral católica a favor de la herética moral luterana del relativismo moral de los actos bonum imperfectum et incompletum.
Francisco actuó gradualmente: la herejía de la comunión y absolución de los adulteros, primero fue una premisa teológica en el num. 305 y notas 336 y 351 de Amoris laetitia del 2016. Segundo, un año después, la lleva a conclusión jurídica bajo la forma de magisterio auténtico por el Rescripto ex audientia de 5/6/17, (publicación AAS 7/10/16): es obligatorio obedecerla bajo pena justa en caso de incumplimiento (suspensión a divinis, traslado...)
Francisco y el camino sinodal alemán sigue está doctrina papal:
- TODAS las relaciones matrimoniales adulterinas y lgbti son actos bonum imperfectum et incompletum, ya no intrinsece malum. Son actos lícitos y virtuosos moralmente, conductas que reciben en plenificación la gracia divina santificante, comportamientos que permiten la plena inclusión en la vida eclesial y por ello, los que los practican gozan de plena y libre participación y comunión en el grado de Sumo Sacerdocio con Cristo en su “munus docendi, sanctificandi y regendi”: pueden comulgar, predicar, ser lectores, acólitos...
Ello es así porque si bien las relaciones adulterinas y lgbti son un mal objetivo intrinsece malum, no obstante existen toda una serie de circunstancias que transforman el acto intrinsece malum en un acto bonum imperfectum et incompletum, y son estos:
- "actos buenos" de amor, la fidelidad, el respeto, el afecto, la atención recíproca, la ayuda mutua, el cuidado, la vida de convivencia comunitaria, el discernimiento, la libertad, la igualdad, el reconocimiento social de la unión... estas uniones de pareja son un bien por la existencia de todos estos bienes, pero es imperfecto e incompleto porque hay una unión adulterina o lgbti. No obstante, no importa, este mal queda salvado por todas estas circunstancias buenas.
Francisco no es un oráculo; ni la bimilenaria religión católica su opinión personal ni su capricho teologal ¡A Dios gracias!
EliminarRecuerde que, según lo que revelan sus actos públicos desde el momento mismo de su elección a la silla del camarada pobre Symeon Cefas , no sigue las normas básicas de la ortodoxia católica (es posible que sí las jesuiticas)
"¡basta con este carnaval!" Es lo que dijo en público cuando le presentaron sus ornamentos litúrgicos tras su elección .
Eso es lo que es esta farsa:
"Un carnaval"
A Nergoglio le ha puesto ahí la Mafia de San Gall para hacer justamente eso.
EliminarNo está loco.
Así que humillese y obedezca.
¿Saldran hoy los nuevos nombramientos, o tendremos que esperar de nuevo?
ResponderEliminarPaciencia... han enviado una tortuga pero con un caracol encima, para que vayan las cosas más rápidas...
EliminarHoy si que se tocan reflexiones IMPORTANTES en este bloc : Felicidades sin menosprecias los anteriores y siempre muy CATEQUETICOS del P. Custodio, pero es que ademas los primeros Anónimos CUM LAUDE.
ResponderEliminarpero es que nuestra Jerarquia Episcopal Española, avalada por el Argentino, (no escibo mi pensamiento por no ofender)
El argentino tiene otra misión muy diferente y la mafia de San Galo le ha puesto ahí para algo muy diferente: la Unión con los luteranos y la "justicia" social, dejando a parte la Pachamama Concepcion.
Eliminar16:03, de acuerdo, sólo hace falta que la clericalla se dé cuenta y deje de decir sí a quienes sólo se merecen una patada en el pompis...
EliminarLa asistencia a Misa se ha desplomado.
ResponderEliminarQué se esperaban?
1. El miedo al contagio, sobre todo en mayores de 60 o 65, los que más asisten.
2. Actuación timorata de casi todas las diócesis con el estado de alarma: fueron más restrictivas que lo que se decretaba. En vez de garantizar distancia, higiene...
3. Inercia de seguir la Misa por internet, televisión o radio. La pereza de tener que ponerse la mascarilla para ir a la iglesia. Las olas de calor veraniego han sumado a favor de esa pereza.
4. Posible extensión del minusvalorar o ignorar la piedra angular católica que es la presencia de Cristo en el Sagrario. Lo cual da pie a una práctica de sello protestante.
Cristo se encarnó y se hizo presente o ausente escuchando al Padre: esto es lo que no quieren oír ni por asomo muchos agnósticos, la mayor parte de los políticos y una parte de lod que se dicen católicos.
5. El desplome asistencial va acompañado de una disminución en los dineros necesarios para mantener las iglesias dignamente. Esto puede poner a la iglesia en situación difícil frente al Estado. Este dirige sus pasos a crear cada vez más necesitados que recurran a él, mientras que la recepción de ropa, alimentos y dinero en Cáritas seguramente también ha bajado sensiblemente. Una Iglesia desustanciada, a los pies del Estado, es cosa buscada por la inteligencia atea (el asunto de las inmatriculaciones va por ahí).
6. Demasiada discreción eclesial en torno a los sacerdotes y monjas que han muerto durante la pandemia en el ejercicio de su ministerio. No se trata de colgarse medallas y exhibirlas como trofeos, sino de anotar y expresar lo que ha habido, sin lucimiento sino con la debida modestia.
7. Demasiada prudencia eclesial en torno a los temas candentes como la proyectada ley de la eutanasia. Documentos y notas episcopales, sí, y muy acertados; pero en qué sermón dominical se oye hablar de la devastación del divorcio, del genocidio por aborto o por razón de sexo de décadas en China, de los mayores que huyen de Holanda por temor a su ley sobre eutanasia, de la aberración oceánica de las leyes de ideologías de género, de la alienación parental que sufren docenas de miles de niños y niñas cada año sobre todo desde 1970, de las docenas de miles de personas migrantes de una región a otra de España por la instalación minuciosa del odio nacionalista, de la influencia abyecta, entre opaca y discreta, de la masonería?
Fieles muy hartos de tabús, sacerdotes que pensarán que dé la cara el obispo. Demasiados púlpitos sin pálpito, como un pleno corazón de invierno.
Muy bien, correcto, estoy de acuerdo.
EliminarPropongo que la Iglesia Católica se llame TeleIglesia Católica Digital, dando sacramentos-click... nos ahorraríamos muchas confusiones y yo tomaría las de villadiego... esta cosa de hoy no es mi Iglesia...
Hi ha un detall que ens hauria de fer pensar: la capacitat que ha tingut creu roja de conseguit voluntaris en el temps de ja pandèmia...ens han passat la mà per la cara
EliminarYo no veo que en las dos iglesias a las que voy, una en Girona y otra en Torroella de Montgri, haya disminuido la asistencia dominical; en esta ultima descontando, evidentemente, la escasez de turismo extranjero. Entiendo que haya personas mayores que por su estado de salud no vayan, ya que conozco a quienes por lo mismo apenas salen de casa.
ResponderEliminarSi mira la web del Oratorio de Brompton (Filipenses de Londres, Basílica del Inmaculado Corazón de María) podrá observar como han reaccionado ellos a la pandemia conjugando las normas sanitarias del Gobierno británico con el servicio litúrgico y sacramental y la obligación de oir misa y santificar los domingos y días de fiesta que tienen los fieles.
ResponderEliminarDe hecho, como tenemos unos líderes civiles (autonómico y nacional) que han demostrado ser unos inútiles e irresponsables homicidas y unos líderes religiosos (cardenal, arzobispos, coprincipe, obispos, abad mitrado) que ni están ni se les espera, pues habría que pensar en seguir normas racionales de países civilizados.
Seguramente serán tan malas como las de los demás, pero no dejarán de ser una guía mejor.
¿Qué significa que el Papa ahora se haga fotografiar con mascarilla por primera vez?
ResponderEliminar¿Ahora sí hay peligro de contagio de algún nuevo virus? ¿Es un aviso que ahora sí hay que tener cuidado con contagios?
“09/09/2020. El Papa, visto en público con mascarilla por primera vez”
https://www.lavanguardia.com/vida/20200909/483387367035/papa-mascarilla-coronavirus.html
Se sabe -no hay más que visitar la web de la Agencia Española del Medicamento-, y se oculta por los medios, que con la excusa del virus se han administrado múltiples medicamentos y tratamientos contraindicados con resultados salvajes, en España con el record mundial de aproximadamente cincuenta mil muertes, que sufrimos el poder más salvaje del mundo. No informan qué medicación están administrando en su “segunda oleada” a quienes con sus confusos test adjudican su virus multifacético, multisintomático, con el que “explican” casi todo.
Es básico tener en cuenta que este verano el experto, doctor en ciencias políticas, el general de los jesuitas Arturo Sosa anunció que en el futuro habrá múltiples epidemias. Con su doctorado en ciencias políticas, ciencia mascarilla del poder real. No sé si el también experto Bill Gates, informático multimillonario, ha organizado otro “Event 201”, ejercicio de terror vírico que hizo en octubre pasado, visible en internet. Con tales super expertos, seguidos en público por los titulados, ya sabe el mundo lo que le espera.
En este supuesto, ya sabemos la explicación ad hoc de todo pelaje de expertos: la mutación. Asegurarán que es imposible que un poder perverso esté distribuyendo un nuevo virus o algo parecido. A menos que decidan echarle la culpa a Trump, que al menos hasta las elecciones del 3 de noviembre está garantizado el terror vírico, y otra vez los españoles líderes mundiales en el sufrimiento del terror vírico y del más salvaje poder.
¿Qué síntomas reales tendría el hipotético nuevo virus de su nueva normalidad vírica? ¿qué tratamiento real habría?
¿qué cuidado real habría que tener -que no el esotérico “cuidado de la nueva agenda moral” proclamada por el rector jesuita Julio L. Martinez en el ABC del 6 de junio y formalizado en la misteriosa ceremonia de estado de 16 de julio, con las actuales visibles consecuencias?
El "riesgo cero" solo existe en el Reino de los Cielos. En España lo que se está imponiendo es una tiranía a través de un falso problema sanitario.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con la Sra. Laura S.
EliminarMe hubiera gustado ver que la Iglesia (y aquí tengo que decir los dirigentes, puesto que son ellos quienes pueden hacerlo):
ResponderEliminarTriplicasen las misas dominicales para poder celebrar con un aforo de un tercio.
Hubiesen puesto a sus sacerdotes a hacer video llamadas a aquellos feligreses necesitados de apoyo
Hubiesen movilizado sus recursos (instalaciones, personas) para reforzar en verano la educación de los chavales que se han quedado sin escuela, normalmente los más desfavorecidos
Por desgracia, no he visto nada de esto.
Es evidente que esta tomadura de pelo tenía que acabar asi.
ResponderEliminarNo es por hacer de necesidad, virtud; pero los malos líderes y la mala doctrina se han desenmascarado y, una vez limpiado el campo de cizaña y echadas las malas hierbas al fuego purificador, habrá que levantar la comunidad católica desde cero.
Aquí todos estamos obligados a colaborar con la oracion, con la penitencia, con el ejemplo...y con nuestro dinero
Simplemente con estos malos líderes con piel de cordero no podemos continuar.
Tal vez Torra o Pedro Sánchez pueden destruir la economía y tercermundizarnos. O hacer una guerra civil entre hermanos:
es una molestia de la que más pronto o más tarde (o más tardisimo) podremos salir.
Una vez muertos, ya no tenemos una segunda oportunidad, por lo que una sana doctrina y un buen ejemplo son esenciales. Tanto para cada uno de los fieles como para el conjunto de la comunidad catolica.
¿Pachamamas montoneras, islámicas y sionistas?
¡NO!, gracias.