Aplauso a los héroes: Médicos valientes, curas heroicos

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¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados (Santiago 5,14).


La obediencia debida es el escudo protector de todo el que se somete y ejecuta leyes injustas o de dudosa legitimidad, y sobre todo de los que no están dispuestos a hacerse preguntas sobre la idoneidad de las órdenes recibidas. En ambos casos se trata de profesionales de carrera, de gente con estudios que, además de haberse formado en los aspectos técnicos y prácticos de su profesión, han tenido que incluir en su formación los cimientos éticos que la justifican y la sostienen. En este caso la heroicidad no consiste en cumplir las órdenes “heroicamente”, sino en cuestionarlas y hasta rebelarse contra ellas cuando atentan evidentemente contra los fines de la profesión.


Hay médicos heroicos (¡pocos!) que se atreven a cuestionar desde su perspectiva profesional los “sacrificios” (medicinas tremendamente agresivas) que se les han impuesto a aquellos por cuya salud han de velar como profesionales. Medidas que sacrifican la salud de unos (un sacrificio incuestionable) en beneficio de la salud hipotética de otros. El ejemplo más clamoroso ha sido el de los miles de ancianos que han sido sacrificados por el sistema sanitario en aras del supuesto bien de la mayoría. Y el sacrificio de la economía de subsistencia de muchos, en aras de un supuesto bien superior, y que se ha ideado paliar con la humillante cosa esa de la renta mínima vital. Por salvarles de lo que para la inmensa mayoría de la población no pasaba de ser en el peor de los casos, una gripe especialmente grave, han sacrificado a sus padres y les han llevado a la ruina. ¡Valiente remedio! La desproporción entre el fin y los medios es sencillamente estrambótica: para ahorrarte la lucha contra una enfermedad con un coeficiente de morbilidad y letalidad algo superior al del resto de enfermedades (¡totalmente desaparecidas del panorama informativo!), voy y directamente te llevo a la ruina.

Y tratándose de decisiones tan aberrantes en el peor de los casos, y tan cuestionables en el más benigno. Y hablo sólo de cuestiones médicas... Son muy pocos los médicos que se atreven a cuestionar la adecuación moral y ética de esas medidas. Es que estamos todos sometidos a la presión asfixiante de que a nuestros gobernantes no se les debe criticar, hagan lo que hagan. Y eso vale también para el staff eclesial, que en la gestión de esta crisis ha cometido errores tan descomunales y tan perjudiciales (en este caso, para la salud del alma y para el derecho de los fieles a la asistencia espiritual), como los errores cometidos por el poder civil en la preservación de la salud, de la economía y de los derechos de todos los ciudadanos.


Porque cuando al final se ha hecho balance, la especial gravedad de la gripe pandémica sufrida ha dado una desviación de unos miles de muertos más respecto a las que nos pillan cada año, pero con una concentración temporal para la que no se estaba preparado. Y resulta que mucho más de la mitad de esa desviación de muertes la ha puesto un colectivo que las autoridades sanitarias “sacrificaron heroicamente” a la pandemia. Por la salvación de la comunidad, dicen… Ese colectivo son los más ancianos y los más enfermos. Pero si en las estadísticas se amplía el colectivo a los mayores de 65 años, resulta que este colectivo ha puesto más del 90% de los muertos. ¿Y es eso lo que debe ser? ¿Era ése el único desenlace posible? Es aquí cuando se reduce estremecedoramente el número de los “héroes”. Está prohibido criticar al poder (porque los flecos de arbitrariedad culpable son muchos y evidentes), porque eso pone en crisis la fe del pueblo en sus gobernantes y se resquebrajan los fundamentos del sistema. Y por lo visto, ése ha sido el valor supremo a preservar durante la gestión de la crisis. Y eso ha ocurrido no sólo en el poder civil, sino también en el eclesiástico: prohibidísimo analizar y sacar conclusiones que resulten críticas.


He de confesar que, debido a mi concreta situación pastoral, no he sufrido la presión del rebaño que reclama tus servicios sacerdotales, sin darte oportunidad siquiera de plantear cuestiones de ningún tipo. Así que he quedado limitado a mis relaciones personales y a alguna que otra ayuda puntual que me ha requerido algún cura amigo. Digamos que la crisis me ha pillado materialmente en situación de excedencia, confinado en el domicilio familiar con mi anciana madre. Pero, aún sin estar entre los héroes en el campo de batalla, he sentido el orgullo de pertenecer a un colectivo en el que abundan como en ningún otro, el valor, la generosidad, el sentido del deber y la conciencia por encima de todo. Un colectivo en el que predominan, sí, sí, predominan todas estas virtudes y predomina ¡la virtud!


Claro que no podemos guardar debajo de la alfombra las iniquidades de ciertos miembros de este colectivo, porque nos perjudica mucho más (¡y bien que lo hemos sufrido!) el efecto adverso de la preservación de la honorabilidad del colectivo a base de tapar y tapar las iniquidades de una evidentísima y nada representativa minoría, que soportar el desgaste y el bochorno que trae consigo hacer frente con valentía (las autoridades, claro está) a las conductas de unos pocos (¡siempre demasiados!) que son la vergüenza de todos.




Y por supuesto que no debemos callarnos ni debajo del agua, cuando el colectivo brilla en las virtudes que le son propias. Se institucionalizó el aplauso a los sanitarios; pero no ha pensado nadie en aplaudir a los curas heroicos que han caído también cuidando a los más débiles del rebaño cuando más lo necesitaban. Nuestras autoridades han pensado en el funeral-homenaje a los que fueron sacrificados a/en/por la pandemia. Pero el silencio ha mantenido en la sombra el heroísmo de un buen número de sacerdotes. Una conducta en contraste demasiado chillón con la exquisita prudencia del mando. Y ahí lo tenemos: llamamos tremendamente la atención por nuestros pecados y por nuestras maldades; al tiempo que se guarda un humildísimo silencio sobre nuestras virtudes. ¡Qué le vamos a hacer!


Nuestros pastores se están perdiendo la maravillosa oportunidad de desplegar una campaña de exaltación de estos curas heroicos que cayeron en el nobilísimo cumplimiento de su deber pastoral. Sí, porque los sacerdotes deberíamos ser lux mundi especialmente en estos momentos en que se decide el tránsito de la existencia contingente, a la definitiva esencia. Porque es decisivo y de una profunda trascendencia el momento de enfrentarse ante la propia muerte y es desgarrador escuchar el testimonio de aquella enfermera que, en medio de la epidemia, afirmaba: Desgraciadamente, la gran mayoría de los pacientes no son creyentes (o no lo expresan visiblemente). He podido comprobar que, aun estando en los últimos momentos de su vida, ninguno ha requerido la asistencia del capellán del hospital… Se trata de una prueba devastadora de la ceguera del ser humano que vive como si Dios no existiera pero que, a su vez, le culpa de todo lo malo que le ocurre.


Pero, aunque el número de creyentes ha descendido tanto, sin embargo, cada pastor conoce a sus ovejas y ha podido saber en cada instante quiénes necesitaban de su asistencia en los angustiosos momentos de la enfermedad, tal vez antesala de la muerte. Una necesidad tan acuciante al menos como la asistencia médica… No haber de padecer la insufrible sensación de haber sido abandonado por los médicos o por los responsables de nuestras almas ante Dios.


La Unción de los enfermos y el Santo Viático, a través del ministerio de los sacerdotes, han marcado la diferencia entre la angustia, la depresión y, a veces, hasta la desesperación y la rebelión contra Dios; y la gracia del consuelo, la paz y el ánimo para vencer la enfermedad o entregar el alma al buen Dios. Porque los frutos del sacramento son la unión a la pasión de Cristo, fuerza y don de la Unción, el perdón de los pecados y una gracia eclesial: los enfermos que reciben este sacramento, uniéndose libremente a la pasión y muerte de Cristo, contribuyen a la santificación de la misma Iglesia y al bien de todos los hombres por los que la Iglesia sufre y se ofrece, por Cristo, a Dios Padre (cf. Lumen Gentium, 11). Así es de esencial el celo que nos corresponde tener a los ministros de Cristo por la salvación de las almas de los fieles atribulados por el peligro de una grave enfermedad.



Después de tan larga y obscena exhibición de nuestras miserias, es hora de que nos entreguemos a la exaltación de los buenos pastores. Porque, como suele ocurrir, la heroicidad de los más humildes ha subsanado en alguna medida los gravísimos errores del vértice eclesial. Pero tal como los políticos diluyeron sus fracasos en los aplausos institucionales alentados por todos los medios (puesto que entendió el poder que se podía colocar tranquilamente entre los aplaudidos), lamentablemente la comunidad eclesial no ha fomentado el aplauso a sus héroes y confesores, quizá porque le pesa demasiado el castigo de la execración en que está viviendo, o quién sabe si por evitar cualquier análisis de los gravísimos errores cometidos desde las más altas instancias.


Es ejemplar cómo tras cada accidente de aviación se analizan con extremo rigor todos los elementos tanto mecánicos como operativos, que hayan podido fallar. Para evitarlos en lo sucesivo. Y gracias a ese extremo rigor analítico, no cesa de aumentar la seguridad en el transporte aéreo. Pero lamentablemente no se procede así en política (en este caso, en política sanitaria) ni en el gobierno de la Iglesia. Se eluden los análisis para no tener que reconocer los errores, para no asumir las responsabilidades por el daño ocasionado. Si la aviación funcionase del mismo modo, la gente tendría pánico de volar. Y eso es lo que sienten los analistas, tanto político-sanitarios como religiosos: Auténtico pánico por la deriva en que estamos.


¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en vosotras se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido con cilicio y ceniza. Por eso os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para vosotras (Mateo 11,21). Es que sin el examen de conciencia ¡tan ignaciano!, si se tiene miedo a la autocrítica (¡tan saludable!) y si se le tiene pánico al menor atisbo de apreciación crítica, no es posible la enmienda. Ni el arrepentimiento.  Que el buen Dios, en Jesucristo, nos lo conceda.


Custodio Ballester Bielsa, Pbro.

www.sacerdotesporlavida.info

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20 comentarios

  1. "Es que sin el examen de conciencia ¡tan ignaciano!, si se tiene miedo a la autocrítica (¡tan saludable!) y si se le tiene pánico al menor atisbo de apreciación crítica, no es posible la enmienda. Ni el arrepentimiento. Que el buen Dios, en Jesucristo, nos lo conceda."

    Propongo una serie de derechos humanos irrenunciables e inviolables para todos los fieles católicos para un posible futuro estado de alarma o excepción, y que ha de ser promovido proactivamente por el presidente de la CEE, Omella, y TODOS LOS OBISPOS.

    En Cataluña hay dos derechos soberanos aplicables, el del Reino de España y sus comunidades con potestad legiferante (la Generalidad), y el del Estado de la Santa Sede, a través del Derecho Canónico y su Lex Ecclesiae Fundamentalis [1] sobre los derechos humanos de los laicos y clérigos. Por lo tanto, tenemos dos fuentes de los derechos humanos religiosos: España y la comunidad internacional, y la Santa Sede.

    .....

    EN EL MOMENTO DE LA MISA Y LA VIDA PARROQUIAL

    1. Parroquia de referencia
    2. Voluntarios curas, diáconos, religiosos y laicos
    3. Hacer muchas misas
    4. Página del obispado con las parroquias de referencia
    5. Si algún familiar sale a comprar o pasa por la parroquia, el párroco podrá darle la sagrada forma para que, llevada con el máximo respeto, comulguen los de su casa, como se ha hecho en tiempo de guerra
    6. Realización del bautismo, confirmación, matrimonio
    7. Asegurarse que las familias y todos aquellos que son atendidos en Cáritas puedan seguir recibiendo ayuda en el suministro de alimentos
    8. Realizar actos piadosos, devocionales, oraciones y rezos, adoración al Santísimo, rogativas, meditación, predicación

    .....

    EN EL MOMENTO DE LA ENFERMEDAD

    1. Unción de los enfermos
    2. Santo Viático
    3. Bendición
    4. Confesión
    5. Oración
    6. Lectura de la Palabra
    7. Sacerdotes y capellanes de hospitales ofrezcan los auxilios divinos (sacramentos y sacramentales) con equipos de protección adecuados (obispado, hay que tener guantes, mascarillas, gafas, pantallas y trajes EPI)
    8. Palabras de ánimo, lecturas devocionales, contactar el enfermo con los familiares (me cuentan que una familia vio ingresado a su abuelo y a los 15 días le entregaron una urna con cenizas. Me recordó unas historias semejantes en la Alemania de Hitler y la Rusia de Stalin: el disidente desaparecido y reaparecido hipostásicamente como ceniza)

    .....

    EN EL MOMENTO DE LA MUERTE

    1. VELATORIO

    2. DUELO

    a) Servicio litúrgico de oración de RESPONSOS para el duelo en un espacio habilitado

    b) Servicio de APOYO a disposición de quienes puedan requerir su ayuda espiritual en el duelo

    c) Servicio de ESCUCHA en el duelo para acoger y sostener a las familias y sanitarios en este momento

    3. ENTIERRO

    a) Participación en la comitiva para el enterramiento o despedida para cremación (¡¡¡es una bestialidad que la redujeran a tres personas más el cura!!!)

    b) Ceremonia fúnebre en el cementerio

    c) Visitas al cementerio

    ________________________________________


    [1] No existe aún tal Lex, pero por los años 1960-1970 se propuso sobre la base del Schema Legis Ecclesiae Fundamentalis preparado por el grupo de estudio de la Pontificia Commissio Codicis luris Canonici recognoscendo. Hubiera regido el justo orden social del Pueblo de Dios, y como toda cosa buena (la versión "De fide et Ecclesia catholica", sobre los derechos de los clérigos y laicos), quedó arrumbada en el oscuro desván de instrumentos demasiado útiles, junto con el Derecho Administrativo Sancionador Eclesiástico, que bien menciona el P. Custodio como altamente regresivo desde un punto de vista democrático y de los derechos humanos: una vergüenza, señores jerarcas. Algún Maquiavelín debió decir: "no os metáis en enredos, dejad vuestro poder libre".

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  2. ... y graves reproches (II)24 de julio de 2020, 4:58

    Dos reproches y reprobaciones hago a Francisco y a Omella y a muchos obispos: haber cerrado las iglesias, interrumpido las misas.

    A ver si nos entendemos: ver la misa por la televisión o internet o la radio NO es participar y cumplir con el precepto dominical, es un acto devocional privado. Has una comunión espiritual. Y las misas con ausencia de fieles y la celebración dominical de la Palabra en ausencia de presbítero son situaciones especiales, muy excepcionales, que se apartan de la esencia de la Eucaristía.

    Si durante el estado de alarma podía tomar café con leche, comprar pan y tabaco, pregunto yo, Francisco, Omella y obispos ¿por qué cerrasteis los templos y prohibisteis las misas?

    La tradición epidemiológica (pestes del Imperio Romano y Edad Media) y bélica (guerra civil y mundial) de la Iglesia (San Carlos Borromeo) es la de dejar al discernimiendo del cura y del fiel el celebrar la misa: soy libre, asumo riesgos, soy responsable, me protejo, el obispo y el Estado no son nadie para privarme de mis derechos y libertades religiosas, la misa es comunitaria por esencia, tengo derecho a recibir la comunión en la boca.

    .....

    Traigo un estudio teológico sobre la Misa del Novus Ordo Missae sobre la misa como acto comunitario y derecho humano individual:

    El Sacramento de la Eucaristía se celebra en ASAMBLEA, aunque haya un fiel: “La celebración de la Misa, por su propia naturaleza tiene carácter ‘COMUNITARIO’” (IGMR 34). Es un acto COMUNITARIO, un acto de toda la asamblea reunida para el culto. Todos los ministerios, particularmente, realizan esta función COLECTIVA. En la Misa, la Iglesia está unida a la acción de Cristo, acción “con que Dios santifica en Cristo al mundo, y el culto que los hombres tributan al padre, adorándolo por medio de Cristo, Hijo de Dios en el Espíritu Santo” (IGMR 16). Quedamos unidos a esta acción divina por medio del bautismo, que nos incorpora al Cristo resucitado.

    Esta acción “es el CENTRO de toda la vida cristiana para la Iglesia Universal y local, y para todos los fieles individualmente” (IGMR 16) y no la iniciamos nosotros, sino DIOS, actuando en y a través de la IGLESIA como Cuerpo de Cristo Resucitado.

    Esta acción llega a ser nuestra solamente en la medida en que nos entregamos a este misterio del Culto Redentor. “Todo esto se podrá conseguir si toda la celebración se dispone de modo que favorezca la CONSCIENTE, ACTIVA Y PLENA PARTICIPACIÓN DE LOS FIELES, es decir, esa participación de cuerpo y alma, ferviente de fe, esperanza y caridad” (IGMR 18); solo así, la obra de la redención se torna PERSONALMENTE efectiva para cada uno de nosotros en la medida en que participemos activamente en el culto.

    Sobre esta participación, la Instrucción General dice que hacemos de las acciones y de las plegarias de la liturgia nuestras propias plegarias; entramos de un modo más pleno en nuestra comunión personal con el Acto Redentor y el Culto Perfecto de Cristo (véase IGMR 54, 55)

    En la celebración de la Misa, los fieles constituyen la NACIÓN SAGRADA, el PUEBLO que Dios adquirió para sí y el SACERDOCIO REAL, que da gracias a Dios, ofrece, no sólo por manos del sacerdote, sino juntamente con él, la Hostia Inmaculada y aprende a ofrecerse con ella. "Procuren pues manifestar eso por el profundo sentido religioso y por la caridad hacia los hermanos que toman parte en la misma celebración" (IGMR 95). Por lo tanto, actúen como UN SOLO CUERPO, tanto al escuchar la Palabra de Dios, como al tomar parte en las oraciones y en los cantos y, en especial, al ofrecer COMUNITARIAMENTE el sacrificio y al participar TODOS JUNTOS en la mesa del Señor (IGMR 96)

    Puesto que la liturgia completa es un acto COMUNITARIO, de toda la ASAMBLEA reunida, (IGMR 34; Catecismo de la Iglesia Católica 1144), existen ciertas partes de la Misa que deben ser realizadas por toda la ASAMBLEA, por la CONGREGACIÓN de los fieles y por todos los ministros para expresar la naturaleza COLECTIVA de este acto

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  3. Eucaristía y Asamblea (III)24 de julio de 2020, 4:58

    El sentido de esta oración es que toda la CONGREGACIÓN de los fieles se una con Cristo en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la oblación del sacrificio (IGMR 78). Los actos son:

    1. Escuchar con veneración las lecturas de la palabra de Dios (IGMR 29)

    2. Participar en el diálogo de la oración por medio de aclamaciones, saludos y respuestas a las plegarias recitadas y cantadas (IGMR 34-37), y han de responder a la índole del respectivo texto (IGMR 38)

    3. Unirse en una acción por medio de posturas y gestos corporales comunes (IGMR 42)

    4. Participar en el silencio comunitario, "ha de guardarse en su tiempo silencio sagrado” [IGMR 45])

    5. En virtud de su dignidad bautismal, dejar que se les incluya en el ofertorio simbolizado por el incienso (IGMR 75)

    6. Participar en el saludo de la paz como signo de comunión eclesial y amor al prójimo (IGMR 82)

    7. Participación en las oraciones u otros textos recitados:

    a) fórmula de confesión general durante el rito penitencial (IGMR 51)
    b) profesión de fe (IGMR 67-68)
    c) intercesiones (IGMR 69)
    d) Padrenuestro (IGMR 81)
    e) acto de humildad antes del sacramento de la comunión (IGMR 84)
    f) participación en el ofertorio durante la Plegaria Eucarística, la cual es recitada o cantada por el sacerdote pero a la que todos deben unirse como Iglesia para ofrecer "al Padre en el Espíritu Santo, la hostia inmaculada" y "que de día en día perfeccionen con la mediación de Cristo, la unidad con Dios y entre sí, de modo que sea Dios todo en todos" (IGMR 79f)

    g) participación en el CANTO LITÚRGICO. El canto es una manera de expresar tanto la naturaleza COMUNITARIA del acto de culto como la UNIÓN intensa que ha de ser alcanzada entre DIOS y la IGLESIA en Cristo por medio del Espíritu Santo.

    Se trata de una unión tan intensa y total que puede ser descrita como una UNIÓN ENTRE AMANTES, cuya naturaleza puede expresarse mejor verbalmente por medio del canto (IGMR 39). El canto es, asimismo, un acto que unifica y centra al individuo (IGMR 39) y de este modo favorece "la consciente, activa, y plena participación de cuerpo y alma ferviente de fe, esperanza y caridad" (IGMR 18). Normalmente, estos cánticos y aclamaciones deben ser cantados, ya sea en forma completa o parcial, por todos los participantes:

    - Canto de Entrada (IGMR 48)
    - Señor, Ten Piedad (IGMR 52)
    - Gloria (IGMR 53)
    - Salmo Responsorial (IGMR 61)
    - Aclamación del Evangelio (IGMR 62)
    - Canto del Ofertorio (IGMR 74)
    - Santo, Aclamación Memorial y el Gran Amén (IGMR 79, 151)
    - Padrenuestro (IGMR 81)
    - Cordero de Dios (IGMR 83)
    - Salmo opcional, cántico de alabanza o Himno después de la Comunión (IGMR 88)

    8. Para aquellos que se encuentren adecuadamente dispuestas (IGMR 80), su participación consciente, activa y plena, se expresa tomando parte en la Sagrada Comunión del Señor, al recibir el pan consagrado en esta Misa, el Cuerpo y la Sangre del Señor, del mismo modo que los APÓSTOLES lo recibieron de manos del mismo Cristo (IGMR 72.3)

    __________________

    [1] Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.

    Artículo 11. Medidas de contención en relación con los lugares de culto y con las ceremonias civiles y religiosas.

    La asistencia a los lugares de CULTO y a las ceremonias civiles y RELIGIOSAS, incluidas las FÚNEBRES, se condicionan a la adopción de medidas organizativas consistentes en evitar aglomeraciones de personas, en función de las dimensiones y características de los lugares, de tal manera que se garantice a los asistentes la posibilidad de respetar la distancia entre ellos de, al menos, UN METRO.

    ...

    [2] Decreto publicado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del día 25 de marzo del 2020 (Prot. N. 154/20):

    "los Obispos y los presbíteros celebren los ritos de la Semana Santa SIN la presencia del pueblo"

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  4. CATALUNYARELIGIO.CAT COMUNICA QUE PER AVUI - 24 DE JULIOL A LES 19 HS. I A L´ESGLÉSIA DEL SANTÍSSIM SAGRAMENT, CARRER ARAGÓ 268 - HI HAURÀ UNA EUCARISTIA PER L´ETERN REPÒS DE LA SRA. MERCÈ MORER VIDAL.
    PREGUEM PER ELLA!

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  5. Merecido homenaje a los sacerdotes que han muerto durante la pandemia en el cumplimiento de su ministerio. Es justo el reconocimiento a los médicos y otros sanitarios, que, en la inmensa mayoría de los casos, han cumplido con el juramento hipocrático que hicieron el día en el que les entregaron los títulos. Han estado a la altura sacrificando familia, horarios, vacaciones. Y lo siguen haciendo en estos rebrotes. Otra cosa es el comportamiento de las autoridades. Unos, las nacionales, promoviendo un 8-M criminal y otros, las autonómicas, unas concentraciones en Perpiñán para vitorear a un forajido. O con la redacción de un protocolo nazi, eutanásico. Las iglesias diocesanas y la Conferencia Episcopal deberían sentirse orgullosas de esos ministros ejemplares y hacerlo público para consuelo y fortaleza de los fieles.

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  6. Totalmente de acuerdo con Valderas.
    Lo de Perpignan fue la hecatombe.
    Pugdemont llevaba las narices tapadas con un filtro de partículas en el interior de las pituitarias, jeje. Tecnología pura y dura del MOSAD Judío.
    Cómo se enteren sus aliados musulmanes de Kósovo, va a saber lo que vale un peine!!

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    1. Puchi en Perpiñan solo hizo el ridículo, como hace siempre.
      Por su culpa se fueron unos cuantos al otro barrio, con banderitas de las estrellitas mediante.
      Y sus familiares echando la culpa a MADRIT, claro.

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  7. Gracias Mn. Custodio. Dios le guarde y bendiga. Es tan doloroso para mí todo lo que ha pasado política y eclesial, que no tengo palabras. Elevo mi oración a Dios para que tenga piedad, confiando plenamente en su justicia y eterna misericordia.

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  8. PROHIBIDO CRITICAR

    Hay que reconocer que, a diferencia de su jefe, el cardenal Omella sabe convivir con las críticas: seguro que no le gustan, como a casi nadie. Pero no pierde la compostura y hasta el oremus ante cualquier crítica, como le ocurre a su jefe, que se descompone y lanza dicterios contra los "murmuradores", sobre todo si son del ala conservadora. Sencillamente, no es capaz de soportarlos: ni como justa penitencia por sus pecados.

    Estoy convencido de que la Iglesia (sobre todo su cabeza) no estaría en la situación lamentable en que se encuentra, si desde el primer día, el papa hubiese dejado fluir la crítica. Porque del bando progre no sólo ha aceptado las críticas, sino también las imposiciones y los desplantes. No, no sería la aceptación del juego de la crítica, un elemento de desgaste de la Iglesia. No sería un elemento de desgaste, sino de revitalización.

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    1. Omella, supongo, es un corporativista que le resbala todo ala y cola abajo como los patos y ocas después de salir del arroyo: el zasca mayor que le pueden meter es un remojón de agua por las redes, pero mientras tenga el Gran Paraguas del Hombre de Santa Marta, pues como buen aragonés, os dirá: "chufla, chufla, que como te apartes tú".

      Además es un chistoso cuentacuentos, y vive "felix, gaudete et laetitia" en su incomparable promoción que, con unos Papas serios como Juan Pablo II y Benedicto XVI, jamás habría podido llegar a esta cumbre desde su incompetencia, pues, ¿podéis darme algún estudio o vivencia experimental de vida conforme al martirio de Jesús?

      Viéndole residir en la cima de cargos y cargos insoñables otrora, uno ve la beatitud de la más completa tranquilidad en la nube del no saber, no hacer...

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    2. Creo que el respetable anónimo de las 19,13 falta al respeto al Sr. Cardenal.Creo en una crítica`positiva, en clave de caridad y respeto, pero esta cascada de frases indican y retratan también la fisonomía de este anónimo Impensable, tristemente real,irrespetuoso.¡Hágaselo mirar.!

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  9. En efecto, da la impresión de que la jerarquía no quiere "lucir" por esos sacerdotes que se han dejado la vida al atender a enfermos en la crisis del Covid-19.
    Puede que haya un fondo de actitud defensiva: más vale no ir luciendo héroes cuando sigue presente el tremendo palo de los abusos a menores, el caso de quienes los cometieron y de quienes los ocultaron.
    Dar la cara, reconocer, pedir perdón y buscar cómo reparar: ahí duele. Son muchas cosas y todas de gran altura, como corresponde al honor de Dios. Supongo que hay parte de la jerarquía que cree que decir la verdad perjudica al conjunto eclesial. Sería bueno preguntarse si no es al contrario, que lo que daña es tapar, mirar para otro lado, dejar que siga habiendo abusos porque no siempre se actúa con decisión y prudencia cristianas.

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  10. Totalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.

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  11. Nota de Prensa:

    LA CONFERENCIA EPISCOPAL TARRACONENSE PUNTUALIZA LAS INFORMACIONES SOBRE LAS INMATRICULACIONES

    1. Las diez Diócesis con sede en Cataluña que forman la Conferencia Episcopal Tarraconense, con respecto al tema de las inmatriculaciones siempre se ha seguido el proceso legal vigente sin buscar privilegios. No han actuado en ningún momento de manera arbitraria y han documentado todo lo que les constaba como propio. La Iglesia no se ha apropiado de nada que no fuera suyo.
    Hay que tener en cuenta que una «inmatriculación» es la primera inscripción de una finca en el Registro de la Propiedad y es necesario que ningún particular o entidad la tuviera registrada antes. Cada vez que una Diócesis ha registrado un inmueble, ha presentado la documentación de prueba de la titularidad eclesial, de acuerdo siempre con la legalidad vigente, y con la supervisión profesional de los técnicos del Catastro y de los Registradores de la propiedad.

    2. Las inmatriculaciones han llevado a cabo después de que entre 1861 y 1998 no se pudieran inscribir templos destinados al culto católico, porque se consideraba de pública notoriedad el dominio de la Iglesia sobre aquellos templos. En 1998 se consideró inconstitucional esta prohibición y se pudieron registrar los bienes hasta el 2015 con la forma legal de inscripción por «certificación».

    3. En el caso de posibles errores en las inmatriculaciones, las Diócesis con sede en Cataluña están abiertas al diálogo con los interesados y a resolverlo de forma amistosa. Si no hubiera acuerdo, siempre se podría recurrir a los tribunales de justicia competentes.

    4. Los bienes inmatriculados han estado y están a disposición de los fieles, ya que no pertenecen a ningún Párroco u Obispo a título personal, pues sólo son administradores de estos bienes. Estas propiedades son de las comunidades de fieles cristianos y están al servicio del conjunto de la sociedad.

    Tarragona, 23 de julio de 2020

    http://www.tarraconense.cat/la-conferencia-episcopal-tarraconense-puntualitza-les-informacions-sobre-les-immatriculacions/

    http://www.tarraconense.cat/es/la-conferencia-episcopal-tarraconense-puntualiza-las-informaciones-sobre-las-inmatriculaciones/

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    1. La CET exactamente no existe.

      Se echa de menos el contexto que propicia la redacción y publicación de esta nota de prensa.

      Aparte de eso, lo de resolver posibles errores de "forma amistosa" y lo de que esas propiedades "están al servicio del conjunto de la sociedad" da pie a pensar en acuerdos y usos con que complacer al mundo.

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    2. Realmente si hay algún problema es con alguna hermita, porque se considere que "si la construido el pueblo, por lo tanto pertenece al pueblo".

      En el resto de propiedades no hay ningún tipo de problena, porque jurídicamente esta muy claro.

      No sólo para las propiedades de la Iglesia: los camposantos de los pueblos y ciudades, que existen desde Carlos III y que estaban vinculados a parroquias, fueron incautados por la masonería y "secularizados"

      Por tanto este "problema" es un falso problema.

      Se trata de manipular a la población con humo haciéndola creer que estos inútiles de políticos son muy "progresistas" aunque no puedan demostrarte como vas a vivir mejor con ellos en el gobierno si les votas.

      Y de paso agitan las aguas con la intolerancia de siempre, a ver si pica algún iluso.

      De República bananera no salimos.
      Estamos todavía muy lejos de Europa.

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  12. Sería bueno que cuando se informe de algún acontecimiento,se haga CORRECTAMENTE.He ido a la iglesia del Santisimo Sacramento a las 18,50 h para la Eucaristia en sufragio de Merce Morer y no
    había ni dios.Bueno,DIOS si,era el único que estaba(expuesto en la custodia) junto con cuatro adoradores,yo incluido.Por favor para otros eventos,sean PRECISOS,no cuesta tanto. Gracias.

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    Respuestas
    1. Carolus, era mi intención haber acudido también al funeral de Mercedes Morer, pero por razones de trabajo no me fue posible, y andaba pesaroso por ello. Hubiese sido para mí un grave quebranto hacer el gran esfuerzo de llegar (incluso en taxi) a un funeral que no se celebró. De todos modos, me sirve de flaco consuelo saber de su fiasco. Me enteré también por el comentarista que dio la noticia aquí en Gérminans.

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  13. No se preocupe:

    En este país no muere nadie.

    Eso es de paletos, de tercermundistas y de africanos del Norte (España)

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  14. Anónimo 13:12 Muchas gracias por su nota.Suerte que a usted no le pasó lo mismo.Yo no es que tuviera mucho problema,porque me desplace en moto desde el Clot.Pero no es eso.... hay que ser serios.De nuevo,gracias. Un abrazo en Xristo.

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