Frescos con neófitos con albas túnicas
La Iglesia, ciertamente inspirándose en la antigua costumbre judía, ha prolongado la máxima fiesta cristiana por siete días. De esta semana pascual encontramos los primeros testimonios en la segunda mitad del siglo IV, pero ciertamente es muy anterior. San Agustín la califica como Ecclesiae consuetudo (costumbre de la Iglesia) tan antigua como la Cuaresma. Siendo considerada festiva como el mismísimo día de Pascua, el pueblo debía observar el reposo y asistir a los servicios litúrgicos que cada día se celebraban. Las leyes eclesiásticas y civiles tenían especial cuidado de ello.
En la Iglesia antigua esta semana estaba destinada al perfeccionamiento espiritual y doctrinal de los neófitos, con adecuadas catequesis y la recepción diaria de la Eucaristía. Son celebres las catequesis mistagógicas de San Cirilo de Jerusalén, con los neófitos en la semana de Pascua del 347, y las de San Ambrosio, que pronunciaba durante la misa celebrada exclusivamente para ellos, aunque él no los admitía a la Eucaristía por no considerarlos suficientemente instruidos de su significado.
En un primer tiempo, también en Roma, como en Milán, a Galia, la Hispania, se celebraba una especial misa pro baptizatis. Se intuye que el formulario de las misas que encontramos en el Sacramentario Gelasiano, represente el esfuerzo por unir las dos antiguas misas cotidianas para esta semana, una para los neófitos otra para los fieles. El Sacramentario Gregoriano las modificó en profundidad, destinándolas preferentemente a celebrar el misterio pascual. La observancia de la entera semana pascual decayó hacia el siglo IX, aunque muchos obispos y concilios se esforzaron en mantener en vigor la antigua disciplina, con diversos resultados según los países. Mientras San Bonifacio, en Germania, concedía que el miércoles los hombres pudieses volver al trabajo, el Decreto de Graciano del siglo XII enumera todos y cada uno de los días de esta semana como de precepto. En líneas generales, después del siglo X, se consideraron como propiamente festivos solo el lunes y el martes, manteniéndose así en la mayoría de países hasta el siglo XIX, cuando las exigencias de la vida moderna y la relajación de costumbres impelieron a su supresión. Prácticamente toda Europa conserva aún el lunes de Pascua como festivo, excepto e inexplicablemente buena parte de España. Sin embargo, litúrgicamente se conserva el tono festivo y solemne de toda la octava, que desde al menos el siglo VI, posee un formulario propio para cada día de la Octava, manteniendo incluso el título de las varias estaciones, a las que los fieles, y ahora los neófitos, eran convocados como en los días más solemnes. El Papa en persona dirigía personalmente la homilía, habiendo llegado hasta nosotros las pronunciadas en tales fechas por San Gregorio Magno.
Diversos Agnus Dei |
El lunes la estación era en San Pedro, junto a la tumba del Apóstol: la epístola de la misa nos trae su discurso en el día de Pentecostés, y tanto el evangelio como la antífona de comunión hace referencia a la aparición del Señor al Apóstol. Surrexit Dominus et apparuit Simoni! , aunque la narración evangélica se centra en los discípulos de Emaús. El martes la asamblea estaba convocada en San Pablo: la epístola nos reporta un discurso paulino sobre la Resurrección y la antífona de comunión nos sugiere con las incisivas palabras de San Pablo, los frutos que deben extraer del misterio pascual. Si consurrexistis cum Christo(Si habéis resucitado con Cristo…) La meta del encuentro del miércoles era San Lorenzo Extramuros, santo que ocupaba un lugar primerísimo para el pueblo romano. Y el jueves se iba a la antiguamente muy apreciado templo de los Santos Felipe y Santiago, la iglesia de los bizantinos en Roma: la epístola recuerda al bautismo administrado por San Felipe el Diácono, al eunuco de la reina etíope Candace. La estación del viernes era en el Pánteon y el sábado in albis vestibus depositis (de la deposición de las túnicas blancas) se volvía a Letran, donde los neófitos después de la última procesión al Baptisterio devolvían sus túnicas y la venda que protegía la unción crismal que habían recibido en la frente después del bautismo: la epístola es una calurosa exhortación dirigida a ellos animándoles en la perseverancia del bien. Con este sábado concluían las festividades pascuales.
Recordemos que en este sábado, tal como expliqué en su momento en el capítulo 19, tenía lugar la distribución de los llamados agnusdei: los sellos, confeccionados con la mezcla de la cera del viejo cirio pascual y el nuevo crisma, bendecidos en Letrán el sábado precedente y destinados, en sus orígenes, a los recién bautizados. Más tarde, con la desaparición de los neófitos, su bendición se trasladó a la Capilla Sixtina para el miércoles de Pascua, y realizada por el Papa en persona.
Escena del relato evangelio del domingo de la Octava |
Hoy en día la semana de Pascua no concluye el sábado, si no el domingo, llamado Domingo de la Octava de Pascua. Los antiguos documentos romanos lo llaman Post albas (Después de las túnicas blancas). El apelativo in albis dado a este domingo, es tardío e impropio, y se debió al hecho de que este domingo, convertido en domingo de la Octava, fuese asimilado al resto de días de la semana. Sin embargo en los primeros siglos, el Haec dies (Este es el día) la Secuencia, el Prefacio y el Communicantes de Pascua, así como el Aleluya añadido a la fórmula de despedida Ite Missa est, no pertenecían a las particularidades litúrgicas de este día: concluían con el sábado. En la liturgia de este domingo todo habla de infancia espiritual, empezando con el introito Quasi modo geniti infantes (Como niños recién nacidos). En el siglo VII se fijo la estación en la tumba de un mártir joven de 14 años, San Pancracio, en la vía Appia donde el Papa Honorio I (625-638) había restaurado la Basílica a él consagrada. El joven mártir era considerado el patrón de los juramentos hechos sobre su tumba, y como las promesas del bautismo constituían el más sagrado de los juramentos, la Iglesia conducía a sus neófitos a reafirmar las obligaciones contraídas con Dios.
La Iglesia romana instituyó a este propósito una fiesta para el lunes siguiente, para hacer revivir en el ánimo de los fieles, bautizados en la Pascua del año precedente, el aniversario de su iniciación a la fe. La estación pues recuerda ese empeño de la Iglesia en custodiar y sostener a sus bautizados.
Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
Fariseísmo moderno: aquellos que opinan y pontifican desde su cómodo sofá sin mover un dedo. Y eso sí, son más fervorosos que todos, y más listos que todos. Se me han abierto los ojos con esta web últimamente: exageraciones, medias verdades, cargas contra los curas, Obispos, Papa... Y no sólo eso, no ven la viga en su ojo, ni se bajarán nunca del burro. Que haya hombres "de Iglesia" tan pontificadores, juzgones, soberbios, altaneros... me ha sorprendido la verdad. Dios les perdone por el daño que hacen, o mejor, por el daño que se hacen.
ResponderEliminarhttps://www.elconfidencial.com/espana/2020-04-12/el-corona-espiritual-20-curas-fallecidos-80-sirven-en-morgues-y-otros-80-en-hospitales_2541379/
Vulpis pilum mutat,non mores.
EliminarNo sabía que el Domingo de la Octava de Pascua, se había llamado "Post albas". En mi edad menos provecta, era el Domingo "in albis", pero ahora, por San Juan Pablo II, se celebra la Divina Misericordia ¿No es así?
ResponderEliminarEl nombre que se utilizaba era ciertamente el de "dominica in albis", abreviación de "in albis depositis", se quitaba la túnica bapstismal.
Eliminar"y el sábado in albis vestibus depositis (de la deposición de las túnicas blancas) se volvía a Letran, donde los neófitos después de la última procesión al Baptisterio devolvían sus túnicas y la venda que protegía la unción crismal que habían recibido en la frente después del bautismo"
ResponderEliminar...
De Molino de ideas:
blogs.molinodeideas.com/cometario/el-origen-de-la-palabra-candidato/
"La palabra candidato viene del latín candidatum, participio del verbo latino candidare, que significa «blanquear». Candidato era, literalmente, el que iba de blanco, porque así vestían los que se postulaban a un cargo político en la Antigua Roma.
En latín se distinguían dos matices de blanco distintos: el blanco mate era ALBUS (del que derivan alba, albor o alborada), mientras que la palabra CANDIDUS [o candens] se refería al blanco brillante. De hecho, muchos de los derivados de candidus tienen que ver con objetos luminosos, como son candela, candelero o candelabro.
..........
En "El color de Virgilio" de Bartolomé SEGURA RAMOS:
Aulo Gelio es el más rico y variado [en distinguir colores] a este respecto.
- Así, en 1, 17, 4-5, 6 (Noches áticas, Noctes Atticae) enumera términos para el «NEGRO» (furvus, ater, nigror);
- en 2, 26, 1-23, para el «ROJO»
(fulvus, ruber, rubidus, rutilus [rojo ardiente], rufus, russus, poeniceus, luteus, flammeus, igneus, sandix);
- en el mismo lugar, para el «AMARILLO»
(flavus, flauens, croceus, aureus); [también auratus, luteus, luridus, pallor, pallidus, pallens]
[GROC viene del latín crŏcus («azafrán»), y éste del griego κρόκος (krókos, «azafrán»)]
- allí mismo, para el «AZUL»
(glaucus, caeruleus, caesius);...
...
Virgilio da muchos matices poéticos a los colores:
BLANCO
1. Albus, albescere, albeo
2. Candidus, candens, candor
3. Niueus
4. Canus, caneo, incanus, incaneo
5. Nitidus, nitens
6. Marmoreus
En Virgilio, albus es el término no caracterizado, en tanto que todos los otros implican caracterizaciones de lo «blanco» contenido en términos generales en albus: candidus («blanco que resplandece»), niueus («blanco como la nieve»), canus («blanco accidental»), marmoreus («blanco como el mármol»), etc... Candidus parece añadir algún rasgo a albus (como «resplandeciente»).
NEGRO
1. Niger, nigrans, nigrescere
2. Ater
3. Fuscus, infusco
4. Opacus, opacare
5. Obscurus, obscurare
Lo «negro» simboliza o representa el «horror»: cf. georg. 4, 468 nigra formidine, donde se habla de «miedo negro» (ya en Lucrecio; cf. BARAN 1968, 169); e igualmente, con ater [negro ominoso]: Aen. 9, 719 atrum timorem.
Que cansino es usted, siempre haciendo un comentario mayor que el artículo y además un corta y pega
EliminarComo cosa curiosa la Iglesia ha desobedecido en cierto punto los mandatos del Sinaí en donde se dice en dos veces repetidas de que los días de trabajo semanales deben ser 6 y el séptimo domingo fiesta. Resulta que la Iglesia con los siglos "evolucionó a SU perfección personal" el calendario bíblico del Sinaí e introdujo nuevas fiestas entre semana, que por cierto los más avispados que las celebran son los hoteles y restaurantes en los puentes festivos. Hoy en día en la sociedad industrial ya se sufren las consecuencias de las masivas fiestas entre-semanales. Cierto que a Dios cuando crea le sale todo perfecto pero luego los humanos lo modificamos a nuestro antojo creyendo que nuestro sistema es superior al de Dios. EF.
ResponderEliminarUna buena lección de historia de la liturgia y del cristianismo primitivo. Cuando más fuerte, más ligada a Cristo, ha estado la Iglesia ha sido cuando más incardinaba su vida en el tiempo litúrgico. Ají están nuestras raíces, la fe de Pablo y Silas, de Ambrosio y Gregorio, de Cirilo y Agustín.
ResponderEliminarCuánto mejor alimentados saldríamos en la fe si las hojas parroquiales de las diócesis pusieran énfasis en estos aspectos y no salvaran el expediente con pensamientos subjetivos, a veces de intenciones no enteramente sanctas. Muchas gracias, mosén. Disfruto y aprendo mucho con esas incursiones.
El sabath, esto es dejar de trabajar, incluidas las bestias de carga, desde la tarde del viernes hasta la noche del sábado (hasta que aparezcan tres estrellas en el cielo), tiene una razón sociológica: separar a los judíos de los no judíos. No es la única.
ResponderEliminarLos primeros cristianos, guardan el Sabath, siguiendo el ejemplo de Jesús, que era un judío observante.
Hay que recordar que en la civilización cristiana el domingo (día del Señor) era el primer día de la semana y el "sábado" seguía siendo el séptimo (en inglés y en portugués, el primer día de la semana es el domingo, no el lunes)
Lo que pasa es que en algún momento se empezó a celebrar la resurrección de Cristo cantando alargando el sábado hasta la madrugada del domingo; hasta que éste tomó por razones obvias la relevancia y sustituyó al sábado como día santo.
Para un cristiano lo importante es la resurrección de Cristo, no su natividad ni ascensión, ni el sábado.
Y en cualquier caso se seguía cumpliendo la voluntad divina:
Siempre ha sido doctrina de la Iglesia santificar un día, que obviamente tendrá que ser el día del señor.
Hubo sectas protestantes que intentaron volver a celebrar el Sabath (el sábado); pero ninguna lo hace ya, salvo los Adventistas, que es una secta fundada por William Miller hacia 1830 en EEUU (con refundaciones en 1861 y 1863)
Si se celebra el sabath, ¿por qué no también la circuncisión? ¿Las reglas kosher con los alimentos? ¿Las reglas familiares judías -tener la jeringa- y celebrarse con un rabino? ¿El sacrificio ritual de palomas y corderos en el Templo? Etc.
Recuerde que Jesús celebraba el sábado, sí; pero hay varias predicaciones suyas sobre que la caridad y el sentido común tienen que prevalecer sobre los ritos y la Ley estricta (un viejo tema en todas las religiones y también en todos los juzgados).
Así, ¿no decía Él algo relativo a su si cae tu borrico -hoy diríamos tu toyota - a un pozo el sábado le ibas a dejar morir?
Si tu crees que tu sistema es superior a Dios (???) siempre puedes cumplir el Sabath el sábado, olvidarte del domingo y cumplir con el resto de los preceptos:
No hacer ninguno de los 600 y pico trabajos que se hicieron para construir el Templo de Salomón (que no tiene nada que ver con el Muro de las Lamentaciones), ir a la sinagoga (andando y siempre que la distancia No suponga un esfuerzo), NO VER LA TELEVISIÓN, ni llamar por teléfono, ni matar marcianitos, ni hacer la compra en el super, ni hacer la colada ,(ni mucho menos tenderla, ¡qué van a pensar los vecinos!)
¿No curó Su misericordia a un ciego el sábado? etc
La Iglesia NO evolucionó (se entiende que la Ley de Dios) a su perfección personal (???)
La Iglesia, por razones sociológicas, sí; pero también porque para eso está y eso es lo que sus miembros esperan de ella, tiene que dar respuestas lógicas a problemas reales relacionados con el culto y la doctrina.
(recuerde que el verdadero culto -el del Templo en el Monte Sion - es imposible: está destruido.
Además, tampoco sacrificarian los cohenitas -los descendientes de Aaron en línea patrilineal-
Naturalmente no escribí "jeringa" , sino "ketuba", el contrato matrimonial judío en el que se controla la judeidad de los contrayentes y sin el cual ningún rabino oficiará la ceremonia.
EliminarEfectivamente, la Iglesia, por razones propias, introdujo fiestas durante la semana, lo que en sí no era malo cuando la sociedad vivía del campo y, especialmente en el secano (al no haber camiones, ni carreteras ni cámaras refrigeradas no podía haber mucho comercio ni producción de verduras y frutas. Las naranjas estaban todavía en China) la gente tenia mucho tiempo libre (prácticamente sólo se trabajaba durante la siembra y la cosecha)
ResponderEliminarCon la sociedad industrial, que es en la que vivimos nos guste o no; y es la que nos paga el Estado del Bienestar, nos da oportunidades reales de trabajo y sueldo y nos paga las vacaciones pagadas, el tiempo cuesta dinero (trabajamos 8 horas al día)
Hay que limitar las fiestas.
Lo cual tiene también razónes sociológicas: descristianiza la sociedad y fomenta el nacionalismo.
Si. Hemos montado un sistema -estamos en la sociedad del consumo - en que vivimos para consumir, aunque sea en hoteles y restaurantes (ya veo que usted no es camarero, porque nunca criticaria lo que le da de comer a usted y a su familia)
Lo que usted propone es vivir como los judíos en el Sinaí, ¿verdad?
¿Se da cuenta que esa sociedad tribal vivía en el siglo 13 antes de Cristo pastoreando ovejas en una estepa semidesertica no tiene nada que ver con la nuestra?
Sí; nosotros no somos poligamos. Pero tampoco somos judíos, porque nuestra madre no es judía.
No. En cosas tan importantes los humanos NO lo modificamos a nuestro antojo. Ni lo hace cualquiera:
Ser un exegeta profesional de la Biblia, un liturgista...implica, como las demás profesiones, años de estudio y exámenes a nivel superior, especializados justamente en eso.
No se trata de leer la Biblia como una novela.
Y los que confían en estas personas esos trabajos, lo hacen sabiendo de su importancia y de las criticas de los especialistas si sale mal.
La Iglesia tiene un método de lectura-oración muy antigua llamada "lectio divina". Pruebe, compare y, si no encuentra algo mejor, sírvase de ella generosamente.