Coronavirus, el Tsunami Demográfico

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Sí, al final es la biología la que viene a poner orden en el caos: tanto en el comienzo como en el final de la vida. ¡Ah, claro! Y la moral es la que estructura las costumbres en torno al eje de la biología. ¡Como no podía ser de otro modo! Que sí, que sí, que tanto respecto al inicio de la vida como respecto a su final, estamos en un tremendísimo caos moral que se empeña ahora en sustentarse en el caos biológico. ¡Menuda guasa! Y como la clave de todo es que sobra gente, ya tenemos lo que nos faltaba: el coronavirus como genial herramienta eutanásica. 

Después de haberle dado un tremendo revolcón a la función genésica del sexo (biología pura y dura) y después de haber afianzado esa aberración biológico-moral con el aborto (¡lógico!, ¿no?), al final hemos tocado techo: el sexo es un invento cultural. Eso de que los niños tienen pene y las niñas vulva, es una insidia cultural inventada para reprimir el sexo de diseño, rabiosamente antigenésico, cenit de nuestra corrompida civilización. ¡Ya ves por qué derroteros andamos! Los sucios promotores de estas doctrinas, ufanos y sacando pecho; mientras los defensores de la doctrina tradicional, guardan un silencio vergonzante. Es que eso no podía acabar de otra manera: ya lo que quedaba era atacar a la biología.

Y claro, la cultura del sexo agenésico (que luego viene con pretensiones eugenésicas), coronada con el inevitable aborto y con el infanticidio temprano, no podía quedarse ahí. La eu-genesia, por imperativo biológico y por requerimiento lógico, desemboca en la eu-tanasia. Inexorablemente. En efecto, ¿qué otra cosa es el aborto más que una especie de eutanasia preventiva cuando es un aborto muy inicial, y eutanasia precoz cuando al interfecto, el pobre, le sorprenden los instrumentos de tortura chupándose el dedo para aprender a mamar?

Y evidentemente, la eutanasia no puede detenerse en el infanticidio eugenésico. Sería un total despropósito. Ya de puestos, hay que llegar al final. Y ahí estamos, en el final. Y oiga, que no lo disimula ninguno de los grandes gestores demográficos. Cristine Lagarde, presidenta del Banco Mundial (condición para prestar dinero a un país, es que imponga y promueva el aborto; y todos calladitos) está diciendo por activa y por pasiva que háganselo como quieran, pero vayan soltando lastre, vayan liquidando a los viejos: “que la gente viva demasiado, es un riesgo”. (tal y cual). Y sigue: “Si el promedio de vida aumenta tres años más de los previstos, el coste del envejecimiento, que ya es enorme para los gobiernos, empresas, aseguradoras y particulares, aumentaría un 50% en las economías avanzadas”. ¿Es que no queremos entenderlo? ¡Que la economía no da para que los viejos sean tan viejos! Lo dice la banquera mundial. Que hay que hacer algo eficaz. ¡Y pronto! Habló la burra de Balaam y nos barrió el tsunami.

Oiga, que se lo explico un poco más claro: del mismo modo que el Banco Mundial dijo con toda claridad a los países a los que tenía que sacar de la miseria, que “Sin aborto no hay dinero”, este mismo Banco Mundial está ya en la víspera de decir: “Sin eutanasia, no hay dinero”. Si quieren que les echemos una mano, asuman ya de una vez que “que la gente viva demasiado, es un riesgo”. Y que cuidar a los enfermos muy enfermos, es un despropósito económico. Sepan por tanto que sin eutanasia, no hay dinero. En el bien entendido de que ya ni siquiera es necesario ni suficiente hablar de la eutanasia inicial, es decir del aborto. Financiarán la pastilla de los 70 años, ¿no?

 

Y como era de esperar, como es natural, el tsunami demográfico ha elegido su blanco preferente: la gran barrida la hace entre los viejos. Y ahí tenemos el espectáculo de las residencias de ancianos: absolutamente dantesco. El caso de Cataluña es paradigmático, porque le gusta dar lecciones de esto y de mucho más al mundo, para que vean todos su ultramodernidad “ideológica”, que la hace acreedora a tener su propio Estado, ejemplo para cualquier Estado moderno que se precie. Y para que no se pierda tan sublime doctrina, la dirección de Sanidad lo deja todo bien escrito y bien detallado: paso a paso, punto por punto. Es que como dice la Presidenta del Banco Mundial, la eutanasia se ha convertido en pieza clave de la economía. La eutanasia, pieza clave de la economía y del progreso. ¡Pues igual que el aborto! Bueno, es que al final es el mismo tema.

Cataluña, en su entrenamiento para convertirse en un Estado moderno que sea la envidia del mundo mundial, ha aprovechado a fondo la crisis del coronavirus para meterle mano a la eutanasia benéfica allí donde es más necesaria: en las residencias de ancianos, que es donde más falta hace. Han decidido probar en estas residencias, a título de “medicina preventiva” (sic), medicamentos tan tremendamente agresivos, sobre todo para personas hipermedicalizadas, como el darunavir y la hidroxicloroquina. El problema grave es que se trata de medicamentos exageradamente agresivos, cuyos efectos secundarios, según el prospecto, son devastadores. Y pasa lo que pasa. Parece ser que la “prevención” se ha llevado por delante a una parte de los ancianos caídos en las residencias. La ciencia es así. Y la política también. Eutanasia camuflada. Muy mal camuflada, ¿no? Es lo que hay.

Nuestro problema, el problema de los católicos, es qué hace la Iglesia ante todo esto. Y la única respuesta es: básicamente, se somete con docilidad y mansedumbre a esos programas ideológico-fácticos: por eso procura no estorbar, pasar de puntillas ante los episodios más escabrosos; aunque siempre hay versos sueltos (eventualmente poemas enteros) hasta en los estratos más altos de la jerarquía, que se suman con entusiasmo a esos programas tan modernos, tan efectivos, tan ecologéticos. Desde el “no vamos a estar hablando siempre del aborto”, hasta el eclesiástico-vaticano “aborto por compasión”, pasando por el cura que proclama que paga abortos y las mediáticas monjas aborteras. No nos engañemos, la estrategia ideológica con la eutanasia es la misma: compasiva, misericordiosa, gradual, que vaya calando. En fin, que la Iglesia está desaparecida y por momentos colaborativa por activa o por pasiva, guardando un reverente silencio ante los poderes públicos: hagan lo que hagan.   

 

Y por todo lo que parece, estamos sólo en la primera fase del tsunami demográfico. Que sí, que sí, que hay una operación diabólica de barrido demográfico (“limpieza” llamaban a eso mismo, el siglo pasado), cuya fase sanitaria ya ha cumplido su objetivo: barrer importantísimos contingentes de población costosa. Y a continuación, sin dar respiro, pasar a la segunda fase desencadenando la subsiguiente crisis económica que, con una inexorable táctica malthusiana, se llevará por delante a los más pobres: la más genial manera de luchar contra la pobreza.

¡Menuda limpieza! Como dice el presidente del círculo de Empresarios, al final de los finales estamos ante un simple problema económico. ¿Por qué España está aún en el caos sanitario después de un mes de enconamiento del virus? Pues porque el gobierno no tiene dinero para pagar test, mascarillas, respiradores y equipamiento básico. No es cuestión de tácticas ni estrategias, sino de dinero. Simplemente no hay dinero: ni para los hospitales, ni menos para las residencias. No hay dinero para pagar la salud, que como dice Cristine Lagarde, es tremendamente más cara para los viejos. Y es justo ahí donde se rompe la cuerda. Y luego nos quejaremos de que no dan explicaciones. ¡Claro que las dan! ¡No podían ser más claras y lógicas, gracias al departamento de Sanidad de la Generalidad de Cataluña! Que hasta cuenta con todo un cardenal generosamente colaborativo que, como presidente de la CEE, ha promulgado una Nota de la Comisión Ejecutiva (sí, claro, en Cataluña, las Notas lleva tiempo cargándolas el diablo) que se sostiene en otra nota vaticana, y que relativiza mucho la directiva de la sanidad catalana. 

“El racionamiento (dice la nota episcopal-vaticana) debe ser la última opción”. Opción sanitaria, claro está. Y para optar a quién se le racionan los recursos sanitarios, “la edad no puede ser considerada como el único y automático criterio de selección”. Ni único ni automático. La edad, según esta nota, puede ser efectivamente un criterio de triaje. Pero donde radica el error y el horror es en barajarla como criterio único y automático. Si al final (¡o ya de principio!) es un criterio, lo importante es que no sea el único y que no sea automático. O si lo es, seguir el protocolo de la sanidad de Cataluña: imponerlo de tal manera que no se note.  El racionamiento, claro está, es una opción; y la edad es criterio de selección, claro que sí. Pero ni único, ni automático. Roma locuta, causa finita. Ha hablado Roma, se acabó la cuestión. ¿Entonces, cómo queda eso de descartar a los ancianos, de regatearles la asistencia sanitaria? Pues nos han dado la más perfecta respuesta jesuítica: ni sí ni no, sino todo lo contrario. Lo que te dé la gana, con tal de que lo vendas como lo mejor (como lo vende la Sanidad de Cataluña).   


Pero no nos adelantemos con alborotos preventivos, que estamos sólo en el principio de la película. Resultado de la crisis del coronavirus (¡y no era el único posible!), es que después de faltarnos dinero para la sanidad (sobre todo, sobre todo, para la sanidad de los viejos: ¡horripilante escándalo!), estamos ya a punto de que nos falte dinero para comer: colapso total de la economía. Con el coronavirus no ha hecho más que empezar el tsunami demográfico. Sí, sí, meramente demográfico. En efecto, será mucho mayor la mortalidad (ahora la llaman letalidad) que produzca en adelante el colapso económico, que la producida hasta el momento y la que está por producir el colapso sanitario. Como decía Trump, nos veremos obligados a decidir entre la mortalidad por el coronavirus, y la mortalidad por la plaga de suicidios que puede ocasionar el derrumbe económico.  Por más que nos empeñemos en ser distintos de los demás animales de la naturaleza (¡y de los países “en vías de desarrollo”!), la falta de recursos alimentarios (¡o sanitarios!) acaba siendo la principal causa de mortalidad: el más riguroso regulador demográfico.   
     
Y claro, como no podía ser de otro modo, la naturaleza va a la suya, que es contraria a la nuestra. La naturaleza empieza la gran barrida demográfica por los ancianos (“que la gente viva demasiado, es un riesgo”) y la continúa por los más gravemente enfermos. ¿Pero no es la base filosófica y tecnológica de nuestro descomunal sistema sanitario aumentar todo lo posible la esperanza de vida, impidiendo que enfermedades cada vez más graves se lleven a la gente por delante? ¿No es ése su mayor timbre de gloria? ¿Es que no se dan cuenta de que ése es el camino más corto para borrar de un plumazo la corona de gloria y negocio de los países más desarrollados? ¿Seguro que saben lo que están haciendo?

¡Ah, ya!, es que el sistema sanitario tiene un excesivo sustrato cristiano, lo mismo que la moral sexual en que se sostuvo durante milenios la moral de nuestra civilización. Era necesario acabar con ella, y por supuesto con la familia, la institución en que se sostiene esa moral cristiana, sin importar a qué precio. Y con la sanidad ocurre lo mismo: nació de la caridad cristiana, por lo que es inevitable que esté contaminada de cristianismo. Es indispensable poner la eutanasia al servicio de la eugenesia: es lo que funciona desde el primero al último suspiro. Hay que restaurar los valores precristianos y sus normas de conducta. Eso ya se ensayó el siglo pasado, ¡Y funcionó! Lo que pasa es que luego se les torció. Y dejó en muchos una gran añoranza. Ha vuelto el tsunami demográfico, pero en una forma totalmente nueva: la definitiva. Con la colaboración activa y entusiasta de las víctimas (¿recuerdan?). Nada nuevo bajo el sol.

Virtelius Temerarius

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16 comentarios

  1. Por el amor de Dios, que alguien salve a nuestros abuelos, que los rescaten cual mercedarios del s. XXI q se los vuelvan a llevar a casa...
    Que los liberen de las manos de estos pésimos gobernantes. Los asilos tendrían que ser la última opción, no la primera. Luego se llenarán la boca de solidaridad, inclusividad, acogida... Y a sus padres, a los que les deben la vida, muriendo como perros... Y ni eso, porque a éstos al menos los sacan a pasear

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  2. Una eutanasia encubierta17 de abril de 2020, 4:16

    El Tribunal Supremo dice que la responsabilidad de la Generalidad en la sanidad de urgencias, son tres factores: el resultado, la puesta a disposición de los medios razonablemente exigibles, y la responsabilidad de los médicos en el ejercicio de su lex artis.

    En la Sentencia de 20 de diciembre de 200420 el TS avisa el carácter sistemático de la dotación de medios hospitalarios: «no puede eximirse de responsabilidad a la Administración por el hecho de que el hospital (...) carecía de este medio, pues en tal caso pudo y debió remitirse al paciente a otro hospital del Sistema de la Salud, pues un sistema es un conjunto de elementos interdependientes, la unidad de una pluralidad, en suma una totalidad».

    Pero hay de facto muchas carencias de personal y material, de forma desigual entre hospitales, que en una vida normal deben de ser atendidas mediante dinero bien administrado y mejorando la organización y la coordinación administrativa entre hospitales.

    Esta eutanasia encubierta de ancianos es totalmente ilegal. En efecto, por lo que sé, hay dos sistemas de atención en Cataluña:

    1. Carta de derechos y deberes de la ciudadanía en sanidad: nada consta que te aplique si eres un anciano la eutanasia de la última cama: Constitución española y Estatuto catalán, Ley 14/1986 General de Sanidad, Ley 15/1990 de ordenación sanitaria de Cataluña, Ley 16/2003 del Sistema Nacional de Salud...

    2. Asistencia in situ, transporte sanitario y los servicios de emergencia y urgencias médicas extrahospitalarias por las ambulancias (SEM): tampoco consta en su legislación dicha eutanasia encubierta de ancianos, que además no es su competencia para nada en absoluto, y si lo hacen, cometen un delito

    3. Sistema Español de Triaje (SET): el que se una en Cataluña, tampco indica que el médico hospitalario pueda ordenar la muerte por eutanasia de exclusión del tratamiento médico debido


    En la gestión del covid-19, tanto el gobierno Torra-Aragonés como Sánchez-Iglesias han cometido dos presuntos delitos indiciarios:

    1. Delito de acción contra la salud pública con resultado de lesiones y muerte: por autorizar la concentración del 29 de febrero en Perpiñán (200.000) por Torra-Puigdemont, y las manifestaciones feministas del 8 de marzo en España (un millón)

    2. Delito de omisión contra la salud pública con resultado de lesiones y muerte: por los decesos en las residencias de ancianos, entre el personal sanitaro y en la población en general, por la falta de test rápidos, mascarillas FFP2 y trajes EPI


    Esto implica que dichos gobernantes españoles, por los indicios disponibles, que es una actuación omisiva y activa que han agravado una epidemia, no pueden ya estar ni un segundo más en la dirección del gobierno, el Tribunal Supremo los debería de deponer ya y ponerlos a disposición judicial inmediata, y que el Estado fuera gobernado por un gobierno de unidad PP-PSOE, excluyendo a los enemigos de la unidad nacional (ERC, PNV, exCIU), y a los cubano-venezolanos (Iglesias).


    De otra parte, el líder chino Xi Ping y la República Popular de China deberían de ser objeto de una demanda internacional por su delito de omisión contra la salud pública con resultado de enfermos, lesionados y muertos. China es culpable dolosa de la pandemia covid-19. Que pague.

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  3. Virtellius prolonga usted con sólida aportación documental los últimos posts de Germinans. Es la voz de la Iglesia en estos momentos de silencio cómplice de los que, por sacramento, poseen la obligación profética, es decir, magisterial. Traía ayer a colación un texto bochornoso de Planellas para sus diocesanos, que se leerá el próximo domingo, día 19 de abril. Era éste: “Com afirmava la Dra. Margarita Bofarull —membre de l’Acadèmia Pontifícia per a la Vida—, en un escrit de fa uns dies, l’individualisme, tan arrelat en la nostra societat, «s’ha hagut de rendir a l’evidència que la vida és un bé comunitari, que no ens podem repensar sols, que som responsables tots plegats de la vida de tots». Pregunteu-ho, si més no, als metges que, amb fidelitat a la seva professió i seguint els criteris ètics, aquests dies han hagut de prendre decisions molt punyents sobre la vida de determinats malalts.”
    A leerlo uno se queda con los ojos fuera de órbita. Pero, ¿qué dice? La Generalidad de Cataluña, en uno de sus actos más vergonzosos, que recuerdan los del psiquiatra de la cheka de san Elías, el doctor Mira, puesto en evidencia por el famoso médico italiano Agostino Gemelli, repartió entre los médicos el protocolo de actuación en los hospitales ante la pandemia. Lo que Planellas llama sin rubor “criteris ètics”. No, Virtellius, no era la ley natural de la Iglesia, ni siquiera el principio fundamental del Juramento Hipocrático, primum non nocere, ni siquiera los principios básicos de la bioética de mínimos. No. Lo que Planellas llama criteris ètics son los que tiene el médico ante sí para actuar ante un enfermo.
    Ha hecho usted muy bien en resaltar lo de “no sólo la edad”. Eso es tan nazi, aunque lo dicten en santa Marta, como los principios eugenésicos de la Rassenhygiene de terrorífico recuerdo.
    Mire, Planellas, en un documento importante de la Iglesia se lee literalmente “El deber de evitar la cooperación al mal y el escándalo es en realidad parte de la actividad profesional ordinaria del médico. Ésta debe ser planteada correctamente y, a través de ella, se ha de dar testimonio del valor de la vida, oponiéndose también a las leyes gravemente injustas.” ¿Lo ha entendido? ¿O es que no es suficientemente punyent el texto? Entienda que no le haga la gracia de citar la fuente. Búsquela.
    Y si quiere conocer la doctrina del magisterio de la Iglesia, voy a ser lo suficientemente impertinente para indicarle unas pautas. No digo que empiece por la I-II de la Summa Theologiae. Abra instrucciones recientes de la Congregación de la Fe y, con más autoridad, las encíclicas de Juan Pablo II Veritatis Splendor y Evangelium Vitae.
    Qué vergüenza de obispos. Cuánta incultura doctrinal. Todavía no parece haberse enterado de que el pueblo, al que usted apela cuando pone la banderola estelada en el altar o en el campanario, que da lo mismo, no es fuente de moral. Que la vida no es del pueblo, sino de Dios. Y por tanto no depende de la voluntad del gobernante. ¿Tanto cuesta entenderlo?

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    1. Como siempre, Sr. Valderas, Ud habla desde el púlpito d e la sabiduría omnímoda. Condena la acción del Papa Francisco (le llama nazi) y encumbra las encíclicas de Juan Pablo II.
      ¿Quién le ha nombrado juez en esta causa?
      Cuando termino de leer sus escritos, siento una gran tristeza. Aunque no lo crea, rezo por Ud. Que el Espíritu del Señor resucitado toque su corazón.

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    2. Rece, rece. Eso no hace daño. Y si de paso nos dice el nombre del orante (¿o del orate?), todos saldremos ganando. Usted en honradez y los demás en emoción por su compasión ante el pecador.

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    3. JMVG 17:44
      Veo que me da la razón: orante-orate. He dicho que sus escritos me dan tristeza, no compasión. Cree que soy un orate? No le doy mi nombre, como la mayoría de los opinantes. Qué ganaría con ello? Buscar información para tener más argumentos "ad hominem".

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    4. No se preocupe anónimo. Siempre argumento ad rem. A menudo la res va unido al sujeto que ostenta determinada representatividad en la Iglesia. Y no se preocupe. No dé el nombre. Nunca ataco ad foeminam.

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    5. Gracias, Sr. José María Valderas Gallardo.
      Por fin ha salido su auténtico espíritu. Me llama "Foemina/femina". Supongo que debe ser porque Ud. se cree muy "masculus".
      Pobres son sus razones, cuando su argumento mayor es el insulto.

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    6. Abusando de Germinans. Bueno, si usted se reconoce así, allá usted. No me sentí insultado cuando dijo que no daba su nombre porque le atacaría ad hominem investigando no sé qué. Sencillamente no me conoce ni pueda dar ningún dato de tal comportamiento. No le he insultado. He constatado sus miedos. Esto vir! Es un imperativo que aprendí de niño. Sea un hombre y dé la cara. Pero no se refugie en ataques gratuitos y falsos. Más vale que le partan la cara por defender la verdad que empolvársela con miedos y subterfugios. No es paulino y por tanto, no es cristiano. También lo aprendí de niño. Estaba escrito en el dintel de la iglesia de mi pueblo quemada por los seguidores de Companys, esos a los que ahora soban nuestros obispos.

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  4. Me atrevo a escribir desde mi humilde experiencia que una enfermedad tan grave como esta que en la práctica es una neumonía muy grave, dificilmente la pueden superar las personas mayores,incluso las jóvenes,es gravísima, y conllevan mucho sufrimiento que no pueden superar muchas personas.Dudo que en los hospitales estén practicando lo que aquí se dice con los mayores.Las personas que fallecen es por la gravedad terrible de la enfermedad de este virus.Los mayores casi nunca han podido superar la neumonía ni ahora ni nunca.Insisto,ante una neumonía tan grave los mayores no la superan y muchos jóvenes tampoco.No echen la culpa a nadie,sólo a la enfermedad.

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    1. Por supuesto que hay que echarle la culpa de los muertos a alguien, sr. anónimo 12:54. Y como no puede ser de otra manera, la culpa es de los políticos separatistas y de izquierdas. Sobre todo, de los separatistas. Son siempre culpables de todo.

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    2. Si yo tengo el honor de atropellarle a usted y matarle (que Dios no lo quiera) y, pongamos por caso, usted, por mor del ejemplo, padecía de un cáncer terminal con triple neumonía aguda, Alzheimer, coronavirus y 98 años de edad, 7 meses y 12 días, yo soy reo de homicidio que, si ha habido imprudencia o culpa por mi parte, a parte de mi responsabilidad penal de cárcel tengo otra civil respecto a los herederos legales de usted.

      La responsabilidad de los políticos está ahí.

      No hay excusas: el que voluntariamente se postula para asumir responsabilidades, que están muy bien pagadas, todo hay que decirlo, tiene que pagar las consecuencias de su culpa.

      Y fíjese que no es necesario que el político sea un medico, un ingeniero, un filósofo, un fabricante... todo a la vez. NO. Ni mucho menos.

      Se trata de que sea un buen gestor, porque al final se trata de eso, y un buen administrador, porque los fondos de todos son limitados.

      Para ello tendrá que poner a las personas adecuadas para resolver los problemas pertinentes con prontitud y con control.

      Las cosa no funcionan nunca cuando se rodean de una corte de consejeros y enchufados siseñores agradecidos tan bien pagados como él y tan inútiles como él.

      Porque luego viene el coronavirus o la crisis del ladrillo o lo que sea y lo arruinan todavía más.

      Por cierto, ¿Sabe qué es lo que les legitima para que suframos su incompetencia mortal?

      El voto del "Pueblo" , lo primero y la ideología ,(que al final no deja de ser una necesidad de marketing electoral -el contenido no importa; sólo la "diferencia" sea cual sea ), lo segundo.

      Sí; estamos pagando la estulticia de nuestros pecados en sangre.

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    3. Al horroroso anónimo de las 18,30h ( anteriores) Nunca había visto escrito tanta maldad en su expresión de que los separatistas. los de izquierdas, son culpables de todo. Ud es el ser perfecto, inmaculado, puro. " sine dolo". Ud podrá ver la paja en el ojo del otro pero tan ofuscado que está Ud. no ve la viga que le oscurece la visión. Sólo la derecha es válida, clara, diáfana: todo lo hace bien.Ud señala a los demás, los otros, le hace falta en su voracidad argumental un malo que su fantasía se construye para atemperar sus malas digestiones y agresividad.
      ¡Sea benóvolo, hombre.No acusador.!

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  5. Efectivamente hay un elemento económico importante, porque la pela es la pela y un viejo gasta mucho, sobre todo en sanidad; además de tener tendencias políticas "conservadoras"

    (es mejor destinar el dinero de los "gastos sociales" y los servicios públicos pagados por todos a la propaganda electoral del político o a financiar sus ocurrencias personales, que también cuestan.

    Esto se une a algo que viene de Malthus y del Darwinismo (aunque Darwin estaba en contra): la eugenesia; esto es, el homicidio selectivo de los declarados infrahumanos o de los que tienen vicios repulsivos, como el onanismo obsesivo. El famoso economista Keynes fue Presidente durante varios años de la sociedad que promovía esto en la civilizada y próspera Gran Bretaña (no en la Alemania nazi, aunque esto lo defendían mucho antes los políticos de la República de Weimar sin imaginarse que eso mismo se lo iban a hacer a ellos en Auschwitz)

    Hay más cosas:

    El aborto y el "suicidio" asistido están siendo utilizadis, como la promoción del sexo y de las aberraciones sexuales, como una manera de descristianizar Europa por aquellos que tienen un interés vital y dinero e influencia para ello.

    Finalmente esto no es más que decir quién tiene derecho a la vida y quien tiene derecho a la muerte, esto es, el máximo poder que puede tener un político sobre sus semejantes.

    La excusa es lo de menos. Naturalmente todos hablarán de derechos, de "progreso" (otro engaño: el progreso de la propaganda masónica era el económico gracias al desarrollo de la Ciencia, nunca al aborto o a la sodomía) de humanidad, de sensibilidad, de la democracia, de "los votos", del "mandato del Pueblo" (???)..

    Pero en el fondo es sólo el ejercicio del poder supremo por mediocres políticos con muy pocos votos reales y que son tan incapaces que no han podido hacer carrera en una empresa normal, como todo el mundo.

    Sí; sin narcisistas con problemas que buscan una compensación psicológica... (vale la palmadita de agradecimiento en el hombro con un "well done!" de SOROS .

    Nos ha costado bien caro renunciar al catolicismo como religión de Estado.

    No por Dios, que no lo necesita; sino por nosotros, para protegernos de esta gentuza de corruptos políticos sin moral y los multimillonarios ateos que están detrás.

    Te aseguro que con estas leyes, unos serán siempre eutanizados y otros no lo serán nunca. Casualmente los de siempre con las excusas de siemore.

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  6. GARCÍA PAGE LO CONFIRMA: HAY QUE HABLARLE CLARO A LA GENTE

    "El problema no está en las residencias. No nos engañemos. En la residencias no están las personas válidas que pueden bailar o que cantan por la noche. En las residencias está la gente que está muy malita".

    Aparte de que esto es absolutamente falso, porque en las residencias hay también ancianos extraordinariamente jóvenes, ese no es un motivo para abandonárselos al virus y entregárselos como cebo, ni para dejar de lamentarse por su muerte, ni para dejarlos solos abandonados a su suerte, ni muchísimo menos para encubrir la gestión lamentabilísima (con tintes criminales) que han hecho los responsables políticos.

    Es que con el PECADO ORIGINAL (auténtico origen de lo apocalíptico de esta plaga) de las grandes concentraciones justo en el furor expansivo de la plaga (8-M y Perpiñán), estos irresponsables no piensan más que en echar balones fuera ("viejos, total no valen para nada") y sobre todo en tapar con la tremebunda crisis económica que se nos viene encima, su enorme irresponsabilidad en la crisis sanitaria cuyo avance cuadruplicaron al menos, por su impenitente sectarismo.

    Así que "hablarle claro a la gente" no es reconocer el efecto multiplicador de la incompetencia política (a estas horas, aún no tenemos los TEST indispensables para acabar con un confinamiento indiscriminado, absurdo y totalitario), ni confesar que si no hay test ni mascarillas es por la absoluta ruina del Estado, a la que se suma la incompetencia en la gestión (compras fallidas a genios de la estafa); no, de eso no hay que hablar claro, porque se entendería demasiado bien. De lo que hay que hablar claro, dice el eximio Page del disparatado equipo que nos gobierna, es de que es hipócrita lamentarnos de los muertos de las residencias, porque la edad (y las patologías previas -y los malos gobernantes) ya los habían condenado a morir.

    Y de remate, como los test que certifiquen quién puede contaminar y contaminarse aún no están después de 3 meses de pandemia; y como al poner el negocio en manos de sus amiguetes, éstos les han estafado y les han servido material averiado, una vez más han decidido que sean los viejos los que paguen el pato: quedarán confinados presumiblemente hasta Navidad por lo menos. Todo en orden, en perfecto orden: primero los perros (la cultura Exkalibur), luego los trabajadores que han quedado con capacidad de pagar impuestos, luego los niños; y al final de todo, los viejos. Sí, sí, los viejos ya están descartados. Son una carga y no hay que cuidarse de ellos. Ni de los confinados en las residencias, ni de los confinados en sus casas. ¿Pero no es más sensato hacerles el test de una vez y dejar ir a los que ni contagian ni se contagian? Sí, pero no hay dinero para eso. ¿Es que no nos merecemos el resto de la gente que los viejos hagan este pequeño sacrificio por todos los demás? Total, ¿qué es para ellos quedarse confinados hasta Navidad, hasta la siguiente Pascua o hasta que se mueran?

    Creo que sí, que García Page tiene razón. No engaña. Por lo visto, refleja el pensamiento de los que le votaron a él y a toda su tropa. Y no se recata de proclamarlo en público.

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  7. GARCÍA PAGE LO CONFIRMA: HAY QUE HABLARLE CLARO A LA GENTE

    "El problema no está en las residencias. No nos engañemos. En la residencias no están las personas válidas que pueden bailar o que cantan por la noche. En las residencias está la gente que está muy malita".

    Aparte de que esto es absolutamente falso, porque en las residencias hay también ancianos extraordinariamente jóvenes, ese no es un motivo para abandonárselos al virus y entregárselos como cebo, ni para dejar de lamentarse por su muerte, ni para dejarlos solos abandonados a su suerte, ni muchísimo menos para encubrir la gestión lamentabilísima (con tintes criminales) que han hecho los responsables políticos.

    Es que con el PECADO ORIGINAL (auténtico origen de lo apocalíptico de esta plaga) de las grandes concentraciones justo en el furor expansivo de la plaga (8-M y Perpiñán), estos irresponsables no piensan más que en echar balones fuera ("viejos, total no valen para nada") y sobre todo en tapar con la tremebunda crisis económica que se nos viene encima, su enorme irresponsabilidad en la crisis sanitaria cuyo avance cuadruplicaron al menos, por su impenitente sectarismo.

    Así que "hablarle claro a la gente" no es reconocer el efecto multiplicador de la incompetencia política (a estas horas, aún no tenemos los TEST indispensables para acabar con un confinamiento indiscriminado, absurdo y totalitario), ni confesar que si no hay test ni mascarillas es por la absoluta ruina del Estado, a la que se suma la incompetencia en la gestión (compras fallidas a genios de la estafa); no, de eso no hay que hablar claro, porque se entendería demasiado bien. De lo que hay que hablar claro, dice el eximio Page del disparatado equipo que nos gobierna, es de que es hipócrita lamentarnos de los muertos de las residencias, porque la edad (y las patologías previas -y los malos gobernantes) ya los habían condenado a morir.

    Y de remate, como los test que certifiquen quién puede contaminar y contaminarse aún no están después de 3 meses de pandemia; y como al poner el negocio en manos de sus amiguetes, éstos les han estafado y les han servido material averiado, una vez más han decidido que sean los viejos los que paguen el pato: quedarán confinados presumiblemente hasta Navidad por lo menos. Todo en orden, en perfecto orden: primero los perros (la cultura Exkalibur), luego los trabajadores que han quedado con capacidad de pagar impuestos, luego los niños; y al final de todo, los viejos. Sí, sí, los viejos ya están descartados. Son una carga y no hay que cuidarse de ellos. Ni de los confinados en las residencias, ni de los confinados en sus casas. ¿Pero no es más sensato hacerles el test de una vez y dejar ir a los que ni contagian ni se contagian? Sí, pero no hay dinero para eso. ¿Es que no nos merecemos el resto de la gente que los viejos hagan este pequeño sacrificio por todos los demás? Total, ¿qué es para ellos quedarse confinados hasta Navidad, hasta la siguiente Pascua o hasta que se mueran?

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