Un rector del Seminario de Barcelona, santo

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Beato José María Peris Polo  /  Seminario de Barcelona a inicios del siglo XX

José María nació en Cinctorres, provincia de Castellón y diócesis de Tortosa, el día 1 de noviembre de 1889, a las tres de la madrugada. Pertenecía a una familia de condición humilde. Su mayor riqueza era la bondad, además poseía una inteligencia privilegiada. Tenía fama de niño muy bueno. Y desde esa edad también tenía afición a la música. Son las tres características que destacarán en su vida: piedad profunda, estudio constante, músico virtuoso. Ingresó en el Colegio de San José de Tortosa el año 1900, cuando tenía once años. Desde muy pequeño manifestó su deseo de ser sacerdote. Aprovechó extraordinariamente en todo, particularmente en los estudios eclesiásticos. Fue un seminarista ejemplar y gozó de fama excelente, dentro y fuera del Seminario. Son muchos los testigos que insisten en que no pudo realizar sus estudios en Roma por falta de salud, que siempre fue muy precaria en él.

Realizó sus estudios en Tortosa y allí le confirieron todas las órdenes. Una vez ordenado de menores, fue admitido en la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. El día 15 de agosto el prelado de Tortosa concedió sin dificultad el permiso para pertenecer a dicha Hermandad. Quedó como formador en el Colegio de San José de Tortosa desde el curso 19121913. Recibió el subdiaconado el día 17 de mayo de 1913. El 19 de diciembre de 1913 fue ordenado diácono. Y el 6 de junio de 1914 recibió el presbiterado en Tortosa. Celebró su primera misa al día siguiente en el Colegio de San José de Tortosa. El 12 de agosto de 1914 emitió sus primeros votos trienales. Durante cuatro cursos actuó como prefecto de disciplina en el Colegio de San José de Tortosa. El 1 de julio de 1914 fue enviado a Valencia para perfeccionar sus estudios de música bajo la dirección de don Vicente Ripollés.
C:\Users\usuario\Desktop\PLACA A CINCTORRES.jpgC:\Users\usuario\Desktop\9109328707_9f63462943_b.jpg                                Lápida conmemorativa en Cinctorres, su pueblo, diócesis de Tortosa, provincia de Castellón 

Al comenzar el curso 1916-1917 don José María Peris fue nombrado director del Colegio de San José de Tortosa. Durante diez cursos ejerció este cargo, y todos sus alumnos declaran que su gestión fue excelente. Se ganó el corazón de todos.  Se preocupó con excelente resultado de la formación litúrgica y musical. Trabajó con idéntico interés en la formación catequística de sus alumnos. De forma similar testifica el cardenal don Vicente Enrique Tarancón, también alumno del Beato: “Llamaba la atención la orientación sacerdotal de horizontes muy amplios en sus pláticas, realmente maravillosas; en la orientación del seminario; en el descubrir y perfeccionar las cualidades de cada uno de los seminaristas. Supo orientar muy sólidamente la piedad sacerdotal, basándose en la doctrina del Cuerpo Místico de Jesucristo, y destacando la exigencia de santidad que tiene la vocación sacerdotal, cosa no frecuente en España en aquellos tiempos”. 

Todos sus seminaristas destacan muy en particular las conversaciones individuales con don José María Peris en la rectoral. Era lo que más impacto causaba y lo que más eficacia tenía. Fue digno de notarse su trato personal e individual con cada alumno. Los chicos salían de allí transformados.
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Colegio de San José de Tortosa y estatua a Mn. Sol  /  Mn. Peris en Tortosa

Testifica don Vicente Lores: “Pero a lo que daba el siervo de Dios importancia trascendental y eficacia suma era a la conversación individual con el alumno en su despacho. Periódicamente y sin orden prefijado iba llamando a su habitación a los seminaristas para tratar con ellos todo lo concerniente a su familia, aprovechamiento en los estudios, dificultades que podían encontrar; pero sobre todo lo concerniente a su aprovechamiento espiritual y a su idoneidad sacerdotal”.

Fue un compositor musical muy inspirado. Son muchas sus obras publicadas. Quizá la más conocida sea el “Haec est dies”, compuesta para la fiesta eucarística de las casas de formación, la llamada Fiesta del Reservado. Para componer esta pieza se inspiró de rodillas ante el sagrario, según declaran varios testigos. Convencido de la influencia que tiene la la liturgia y la música en la formación de los pastores compuso el libro “Prácticas litúrgicas”, que tanto ayudaron en la formación de los seminaristas. 
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Abadía de Maredsous

El 12 de junio de 1922 fue a Barcelona don José María Peris para perfeccionar sus estudios musicales y ver los mejores medios para imprimir sus obras, ya preparadas, sobre música, meditaciones para seminaristas y alguna otra. En su formación musical fue discípulo del maestro Felipe Pedrell, de Tortosa, en composición, armonía y contrapunto. Estudio también en la Abadía de Maredsous (Bélgica), en Solesmes (Francia) e incluso en Besalú, con los monjes occitanos de En Calcat, para perfeccionarse en el gregoriano.
 
El 15 de agosto de 1926 registra en su crónica el Director General: “Al prelado de Tortosa, que está en el balneario de Alhama de Aragón, escribo la conveniencia de que el director del Colegio, don José María Peris, vaya al rectorado de Córdoba”. El 27 de agosto de 1926 el Director General comunica a mosén Peris su nombramiento de rector del Seminario de Córdoba. Llegó a Córdoba el 14 de septiembre. Se dedica a alentar a todos a que no achiquen el corazón. Y poco a poco se va metiendo en la formación de sus alumnos. Un dato importante al finalizar el curso: “Hemos terminado el curso bien, y el señor obispo, ahora más atento y contento que nunca, a pesar de los presagios de tempestad supuestos por algunos”. Pero le esperaban días de prueba. Terminó muy bien el primer curso. Pero el obispo, tan atento y contento al exterior, era un enigma. No podía menos de ver y palpar las extraordinarias cualidades pedagógicas, la santidad del rector de su Seminario; mas no olvidaba el resquemor que bullía en su corazón contra la Hermandad. Enfrentado con ella, siempre que podía, la perjudicaba.

Al finalizar el año 1927 está preparando un volumen de Meditaciones y el Directorio de la Hermandad que le han encomendado. Por eso dice: “A pesar de mis vivos deseos, no sé cómo me va a ser posible este curso prepararme para grados. Aún no he podido mirar una letra”. El 25 de febrero manda las Meditaciones, copiadas a máquina. “El trabajo que he puesto en estas Meditaciones es harto más de lo regular y bien superior a mis fuerzas. No sé el juicio que va a merecer, y, por si fuera desfavorable, ya tengo ofrecido al Señor el pequeño contratiempo que en esto pudiera sufrir... Continúo trabajando en la redacción del Directorio... También continúo repasando la teología”.Trabajó denodadamente en Córdoba y logró mucho en medio de continuas y grandes tribulaciones.

Don José María Peris, en el trato personal con los seminaristas, había ganado su confianza, y la mayoría de ellos querían ser buenos de verdad. Más aún, estaban dispuestos a dar la cara por Cristo y por la Iglesia, a pesar de la oposición del prefecto de estudios, de un grupo de profesores y, solapadamente, del mismo prelado. En vista de la insolencia de los culpables, el Rector dijo al prelado que escogiera "entre los rebeldes o nosotros". A fines del mes de junio de 1932 el señor obispo escribió a don Carmelo Blay diciéndole que los Operarios se retiraran de su Seminario. Poco antes había estado de visita en Córdoba el Director General y nada le había dicho. Después de la carta a don Carmelo envió comunicación al Director General de la Hermandad. Pero el Señor Nuncio dijo que los Operarios no se retiraran. En la Sagrada Congregación de Seminarios tampoco lo autorizaban. Mientras tanto, el siervo de Dios aguantando el calor del verano y el calor de aquella angustia: “Estamos aquí como quien espera que le llamen o le echen. Nuestra forzada permanencia en ésta se hace angustiosa”.Por fin, el 15 de septiembre de 1932 don José María Peris hizo entrega del Seminario de Córdoba y respiró tras un calvario de dos meses y medio de amarguras. 

Del Seminario de Barcelona a Cinctorres de allí a Almazora y al cielo

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Dom Gabriel Mª Brasó, Abad Coadjutor de Montserrat  /  Don Vicente Enrique Tarancón

El Beato pasó unos meses en la casa central de Tortosa preparando la segunda edición de sus Métodos de solfeo y la primera de Canto gregoriano.En el mes de enero de 1933 enfermó de algún cuidado el rector del Seminario de Barcelona, que hubo de marchar a su pueblo, y “en vista de que tardará mucho tiempo en reponerse y que el Seminario de Barcelona no puede ser gobernado a medias, después de visitar al enfermo y persuadirme de su estado fui a Barcelona a conferenciar con el señor obispo y, de acuerdo, dispusimos se encargara interinamente de aquella casa nuestro José María Peris, a quien tenía preparado de antemano”. Testifica el padre Gabriel María Brasó, de Montserrat, que fue alumno de mosén Peris en el Seminario de Barcelona:“Transformó el Seminario. Cuando él llegó de rector, el Seminario de Barcelona atravesaba una fuerte crisis en todos los aspectos, particularmente disciplina, espíritu eclesiástico y piedad. Como prueba de ello aduzco que incluso en un periódico de izquierdas de Barcelona se publicaron al menos dos artículos firmados con el seudónimo “Un Seminarista”, contra los responsables del Seminario y el régimen del mismo. Incluso ante el Santísimo solemnemente expuesto en la capilla se realizaron actos colectivos de indisciplina”. Dice el padre Brasó:“Los medios de que se valió fueron especialmente el conocimiento y trato personal con los seminaristas, la formación espiritual de los mismos, procurando inculcarles una profunda conciencia del estado eclesiástico y una sólida piedad teológica y litúrgica. Consiguió que los seminaristas desearan ir a su habitación y todos pasamos sistemáticamente por ella. Señaló unas horas cada día exclusivamente para ello, a pesar de tener tantas ocupaciones. Se ganó plenamente la confianza de los seminaristas”.Todos los testigos que fueron alumnos suyos insisten lo enfatizan.
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Retrato  y Salon de Actos de Seminario antes de 1936, convertido en Tribunal Popular Rojo

Se hicieron famosas las pláticas de mosén Peris sobre la espiritualidad sacerdotal. “Cada semana nos hacía al menos una plática, con temas interesantes, con una gran profundidad teológica. Eran muy prácticas”. Sus seminaristas las recuerdan con cariño y veneración: “Se sirvió, para elevar el ambiente del Seminario, de pláticas magistrales periódicas, de profundidad teológica y de mucho sentido práctico”. “Con sus profundos conocimientos teológicos, litúrgicos y ascéticos orientó la mentalidad y la espiritualidad de los seminaristas. Además organizó unas series de conferencias para los ordenandos in sacris; las daba personalmente todas las semanas, versando un año sobre la espiritualidad del sacerdote y otro sobre la acción pastoral”.El obispo mártir don Manuel Irurita le encomendó la clase de teología pastoral, y a través de ella “hizo vivir en un sentido eclesiástico y teológico la vida parroquial”.Durante el curso 1933-1934 dictó “plática semanal a los teólogos sobre el ideal de perfección del sacerdocio; meditación, los domingos, a los teólogos y filósofos; plática a los teólogos y filósofos los días de retiro”. Organizó además excursiones pastorales de los alumnos del último curso dirigidas por el rector.

El obispo mártir don Manuel Irurita le apoyó en todos sus proyectos. Un testigo afirma: «Fue un excelente rector del Seminario de Barcelona. Yo mismo oí decir al señor obispo mártir, doctor Irurita, que “no cambiaría a este rector por nada del mundo.» Consiguió en poco tiempo orden y disciplina en el Seminario. Su rectorado en Barcelona la considero como de oro» Para el curso 1935-1936 logró sesenta nuevos seminaristas, lo que no dejaba de ser un triunfo en circunstancias tan difíciles.” “Quisiera decir yo lo que dice el señor obispo: 'No nos caerá, no, esa breva, la breva del martirio” El Beato Peris escribe el 19 de febrero de 1936, tras el triunfo electoral de las izquierdas: “El trance es verdaderamente apurado. Los curas de los pueblos están muy amenazados, y acaso más que todos el señor obispo, contra el cual dirige la puntería la prensa izquierdista en los últimos días. Me ha dicho él, y lo he sabido también por otro lado, que estaban ya señalados y armados los que debían asesinarle la noche del lunes... y, a pesar de todo, está tan tranquilo y respirando paz y ansias de mártir.” Nuestros chicos están preparados como para salir. Y en cuanto a nosotros, que el Señor disponga como le plazca. Quisiera decir yo lo que dice el señor obispo: 'No nos caerá, no, esa breva, la breva del martirio”  

El 19 de abril escribía a don Francisco Ballester: « por aquí va cundiendo la convicción de que se acercan días de prueba... No hay sino prepararse tranquilamente y con gozo para cuanto el Señor quiera de nosotros. Aquí, en el Seminario, anteayer se presentaron a embargar el edificio... Creo que el embargo irá adelante y sacarán el edificio a pública subasta. Por lo demás, amenazas y avisos de que iban a quemarnos la casa, pero nada más. En fin, que son tiempos para favorecernos mucho en la fe porque el horizonte se ve cargado. Que se cumpla en todo la voluntad del Señor y ojalá que nos encontrase dignos de sufrir persecución, hambre y aun la muerte por su nombre.»   

Estaba próximo el día en que Dios iba a colmar sus anhelos de martirio. El Beato José María Peris se sabía predestinado al martirio Mosén Peris estaba preparado para el martirio. Más aún, lo deseaba, pero no se sentía digno de ese don, que sabía Dios concede a pocos, sólo a sus elegidos. En carta que escribió el 25 de marzo de 1936 a don Buenaventura Pujol, Rector del Colegio Español en Roma, le dice: «Que venga lo que Dios quiera, y ¡ojalá que el Señor nos hallara dignos de ser elegidos para víctimas! Mas esto es pedir mucho, demasiado».  

Esta su aspiración al martirio le venía de muy atrás. Sintiéndose desde pequeño atraído por Dios, ello le impulsaba a llegar cuanto antes a Él, por el atajo más corto. Ante el sagrario había gustado cuán bueno es el Señor, y tenía «sed de Dios, del Dios vivo: ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?». Testifica en el proceso don Clemente Sánchez: «Al estallar la guerra, estaba yo con el siervo de Dios José María Peris en el Seminario de Barcelona, y ante la proximidad de las turbas que habían incendiado varias iglesias vecinas, repitió varias veces: Quedémonos aquí, en el Seminario, y muramos mártires».

Estalla la Revolución: marcha del Seminario 

Mosén Jaime Armengol, seminarista entonces de Barcelona, dice de Mosén Peris: «la mañana del día 19 de julio de 1936, mientras los superiores y seminaristas nos hallábamos reunidos en el salón de actos, oyendo la radio, presos de pánico y nerviosismo, don José María Peris estaba en el coro rezando con gran paz y  quietud. Ordenó luego la salida del Seminario, y le noté gran serenidad y dominio de sí mismo, aunque también gran emoción al despedirse de nosotros».

Mosén Peris en la clausura del curso en el verano de 1936 había dicho a sus seminaristas: “Seguramente no volveremos a reunirnos más en este salón del Seminario. Que todos vosotros, mis seminaristas, recéis con frecuencia tres avemarías reparadoras para que no claudique jamás ninguno de nosotros.” Mn Josep Comas, también seminarista, dice del beato: «Aquellos días era más frecuente su oración y más profunda su confianza en la Divina Providencia. El domingo 19 permanecimos en el Seminario en expectativa; la Guardia Civil rodeó la Universidad, que está frente al Seminario. Aquella noche salimos todos. El lunes 20, por la mañana, el beato, con el vicerrector, un criado y el testigo, con algunas religiosas, volvimos al Seminario. Permanecimos hasta el día siguiente, 21, a media mañana. Yo, como el teléfono no funcionaba, fui al palacio del señor obispo para recibir órdenes. Cuando llegué acababan de asaltarlo los revolucionarios. Regresé al Seminario y en aquel momento empezaban a asaltarlo” 

Sigue diciendo  Mn. Comas: “El Rector Peris y los demás salieron por una puerta disimulada y se refugiaron en la casa de un vecino, y luego marcharon al Convictorio de Les Corts. Allí fui a verles y les ayudé en misa. Después pasaron a otra casa en la que celebró la santa misa por última vez el día 25, festividad de Santiago. Yo mismo se la ayudé. Me dijo que tenía el plan de marchar a su pueblo. Estaba muy tranquilo y conformado plenamente en la voluntad de Dios». Obtuvo un salvoconducto y a primeros de agosto marchó a su pueblo de Cinctorres para acompañar a su sobrina Lourdes, de diez años, que estaba hospitalizada en Barcelona.  

Preparación para el martirio en Cinctorres   

El viaje fue accidentado. Su hermana cuenta: “Al día siguiente de su llegada nos llamaron del Comité, y fuimos él y yo. Allí me dijeron a mí que si mi hermano desaparecía, lo pagaría yo. Él estaba conforme con morir, pero yo procuré buscarle un refugio seguro, y no lo quiso. En casa ocupaba el tiempo rezando. No dijo misa aquellos días, porque ya estaba cerrada la iglesia. Rezábamos las tres partes del rosario en familia.»  

Refiere su sobrina religiosa: «Hablaba del martirio y parecía como que estaba convencido de que le matarían. Yo alguna vez llegué a pensar que se había ofrecido como víctima a Dios. He oído decir a la que era superiora de la comunidad del Colegio de la Consolación de Barcelona que, en la última plática que les dio el beato, muy pocos días antes de la revolución, les habló del martirio, y que tenían que prepararse, porque podían ser ellos mismos los mártires». “A aquellos que da mayor participación de su cruz es que quiere hacerlos más semejantes a sí.”  

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Cementerio de Almassora (Castellón)
Su sobrina Conchita —entonces una niña— recuerda: «En nuestra casa pasaba los días rezando y escribiendo, siempre retirado. Cuando llegaban milicianos forasteros, yo, que jugaba con las niñas por la calle, se lo avisaba, y mi tío, siguiendo las indicaciones de mi padre, se subía a una escalera para llegar al tejado y esconderse, o escapar ». Como si fuera un malhechor. Había cometido el crimen de seguir a Jesucristo. Lo sabía. Lo había escrito: «Una cosa hay cierta, y es que nuestra semejanza con Cristo se realiza principalmente sufriendo con El y por El, y que a aquellos que da mayor participación de su cruz es que quiere hacerlos más semejantes a sí. Por lo tanto, al mal tiempo buena cara y, sobre todo, muy conformes y contentos en poder ofrecer a Jesús algunos pasos caminados por la calle de la amargura, que El caminó antes que nosotros hasta el Calvario».  A las doce de la noche, llega la hora del poder de las tinieblas. «La noche que lo detuvieron rezamos juntos el rosario, como de costumbre. Al terminar, mi tío dijo: “Hoy ya nos hemos librado; mañana, Dios dirá». Como era tan de noche Conchita no estaba en la calle jugando con las niñas y no pudo avisar del peligro inminente a su padre y a su tío. Los milicianos iban a tiro fijo y a hora intempestiva, cuando nadie los esperara. Daniel, el hermano del beato, relata la detención: “Al cabo de unos quince días que estaba en mi casa, vinieron a detenerlo. Era el 13 de agosto, a las doce de la noche. Avisé en seguida a mi hermano, y los dos cogimos la ropa y nos subimos al tejado. Allí nos terminamos de vestir y de allí pasamos a la casa de al lado, desde donde salimos a la calle y pudimos ver que estaba ocupada por los milicianos. Empecé a correr y dije a mi hermano que me siguiera. Di un empujón a uno de los milicianos y salí corriendo al campo; mi hermano no pudo seguirme, porque acudieron tres milicianos y le prendieron. Él me llamó; pero yo no pude acudir a auxiliarle. Había unos veinte milicianos que eran del pueblo. Le llevaron a la cárcel”. 
Continúa narrando sor Encarnación Peris: « El Comité de Cinctorres le detuvo, pero los del pueblo no se atrevían a matarle. Comunicaron al Comité de Morella la detención, pidiendo instrucciones. Cuando se trataba de sacerdotes, ya se sabe que las instrucciones se reducían a matar. Contestaron que dieran muerte a ese cura” Los de Cinctorres todavía se resistían, cuando llegaron unos milicianos forasteros que dijeron se encargaban ellos de darle muerte. Por la noche le llevé la cena; entonces me dijo: “Voy a morir; por mí no sufras. Es una gran dicha morir por la fe. Aquí, en la tierra, he hecho por ti cuanto he podido; pero desde el cielo podré hacerte mucho más.”  

Lo prendieron el día 13, jueves, como al Señor, y estuvo en la cárcel todo el viernes. La noche del 14 de agosto, víspera de la Asunción, sobre las once, «llegó un auto de fuera y se lo llevó. Iba con las manos atadas.” Dice su sobrina Conchita: «Le mataron porque era sacerdote. Mi tío no tenía ningún enemigo, ni se había metido nunca en política. Por el pueblo se dijo que, cuando lo subieron al coche, apareció alrededor suyo como un resplandor».  Los milicianos del pueblo recomendaran a los forasteros que no lo matasen cerca de Cinctorres para que no se alborotase la gente. Se lo llevaron al cementerio de Almazora. Uno de los asesinos, tras la ejecución, en la taberna: 'Hoy hemos matado a uno que era algo así como el obispo de Barcelona” Celebró ya en el Cielo la fiesta de la Asunción con muchos otros sacerdotes mártires que él había formado 
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Lápida conmemorativa de los Operarios mártires y libro de don Juan de Andrés

Se lo llevó la Virgen en su Asunción, cuando iba a romper el alba del 15 de agosto de 1936. En la puerta del el cielo le recibieron con sus palmas   muchos sacerdotes mártires a quienes él había formado y trasmitido su deseo de martirio. Con él, Juan Pablo II beatificó el 1 de octubre de 1995 a otros ocho mártires de su Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús.  

Mn. Francesc M. Espinar Comas, párroco del Fondo
Licenciado en Historia y Derecho Canónico

Bibliografia: “Testigos de su sacerdocio” DE ANDRÉS HERNANSANZ, Juan (1990)
                      Cap. IX  “Don José María Peris Polo, seducido por lo sacerdotal”

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15 comentarios

  1. El demonio engañó a " los dos bandos". Algunos odiaban a la "iglesia" porque se ponía del lado de criminales capaces de todo por mantener sus privilegios y entonces mataron a miembros de la iglesia que eran inocentes y santos, convirtiéndose ellos también en criminales y asesinos... Y el demonio tan contento.. El diablo los engañó a todos.. a creyentes y a no creyentes.. Porque el demonio sí que cree y se las sabe todas.. La falta de fe de los creyentes fue la que falló, les pudo el orgullo.

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    1. ¡Maco!, yo no sé de dónde has salido, pero no te has enterado de la película.

      Les asesinaron expresamente y a sangre fría, como si fueran sabandijas, porque estaban haciendo exactamente lo que antes habían hecho en Rusia con el clero ortodoxo.

      Que fuera el "Terror Rojo" de Lenin para afianzar el golpe de Estado y facilitar la imposición su dictadura o si era simplemente para sustituir el catolicismo por el marxismo, no importa.

      La persecución sangrienta de la Iglesia en Cataluña tiene también el precedente en la masónica que hubo en México.

      No porque querían mantener sus privilegios (???), sino porque eran los líderes naturales de los Católicos; y la masonería, entonces y ahora, tiene como razón oficial de ser la destrucción de "la INFAME" en palabras del ilustre ilustrado de mala baba Voltaire, el "tolerante" .

      Lo que pasa es que uno de los artífices del genocidio católico en Cataluña, hecho del que se jactaba en entrevistas, era Sant Companys, malo y mártir.

      Y, cosas de la Historia o del diablo, que se empeñan en gastarnos una mala pasada:

      En el régimen del Pujolismo, el asesino en masa Companys ha sido beatificado y elevado a la dignidad de Precursor, entre otros por los obispos, abades, dignidades y demás marmitones que hubieran sido sus víctimas si Franco no lo hubiera impedido.

      Sí: el diablo nos hace ver lo blanco, negro cuando estamos abducidos por el lavado de cerebro constante de 40 años de pujolismo.

      Dicho esto y observando sus cualidades de observación, objetividad y juicio, espero que usted no tenga responsabilidades de gestión, porque arruina lo que toque.

      Hoy hemos vuelto a lo mismo, sólo que sin sangre y poco a poco, para no levantar el rechazo de los hombres de bien y no
      levantar sentimientos que se quieren extirpar ("sangre de los mártires, semillas de cristianos")

      ¡Claro que el diablo tendrá algo que ver!

      Pero la responsabilidad de nuestros votos no nos la quita nadie, ni siquiera el masón asesino Companys o el ladrón al por mayor caco Pujol.

      Y, no; no faltó la falta de fe de los creyentes (ni católicos ni frentepopulistas).

      Tampoco el "orgullo" de los martirizados (¡hay que cuajo decir esto de estas víctimas inocentes tan salvajemente y despiadadamente asesinadas!)

      En su momento fue que nadie veía lo que iba a venir, como hoy; y cuando se reaccionó fue demasiado tarde.

      Hay una esperanza: a principios del siglo XX, la moda del momento era la dictadura de los "trabajadores" y la masonería se dedicaba a dar golpes de Estado en toda Europa para imponer a todos sus hombres de paja.

      Hoy el comunismo ha fenecido por sanguinaria incompetencia y las revoluciones y secesiones están mal vistas: vamos justamente hacia lo contrario.

      Y tarde o temprano, cuando el movimiento de masas pujolero, como todos estos movimientos artificiales, se desinfle, se verá a Companys exactamente como lo que fue: un repugnante asesino que quiso romper la unidad de mercado y esto último, amigo, es lo único que importa y de lo que depende todo.

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    2. ¿y a ti no te está engañando?

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  2. Si alguien quiere saber las causas de la eclesiocatástrofe de la muerte de la vida sacerdotal y laical barcelonesa para esta década del 2020 (Omella consiguió ordenar a cero sacerdotes el 2019, si recuerdo bien), lean esta biografía y a cada elemento de acción de este beato, simplemente, pongan un "no":

    “Cada semana nos hacía al menos una plática, con temas no interesantes, no con una gran profundidad teológica..."

    y añadan el caso Arzobispo Carles, que quien quería poner un "sí", lo corrieron a boinazos...

    Antes, el enemigo estaba fuera y bien identificado, hoy, es el pecado interior de la Iglesia, son los mismos consagrados, algunos y jerarcas, son los anticristos que no son de los nuestros aunque estuvieran dentro de nosotros, y son los que con su heterodoxia modernista, al Cuerpo Místico lo debilita, hiere y mata (sin vocaciones, sin participación), y no habrá que esperar que el Gobierno de izquierdistas expropie el edificio del Seminario, sino que será el propio Gobierno episcopal el que venderá el edificio del Seminario al mercado de la vivienda y a un fondo de inversiones internacional.

    Somos progresistas, nacionalistas y alternativistas, pero el dinerillo es el dinerillo, y viva Barcelona como marca internacional...

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    1. Hoy domingo, fiesta de los Santos Arcángeles (2019), en la basílica de la Sagrada Família, tenemos la alegría de celebrar la Eucaristía y la ordenación sacerdotal de seis nuevos sacerdotes: Mn. Carles Bosch Falgueras, Mn. Alberto Para Martínez, Mn. Carlos Pérez Laporta, Mn. Pablo Pich-Aguilera Blasco, Mn. Antoni Vidal Gómez del Moral y Mn. Agustí Vives Vaqué.

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    2. Muy bien, pero sólo atrasan un alguito la muerte de Barcelona.

      Según Catholic Hierarchy (2017), estos son los curas en Barcelona (entre paréntesis, el máximo número obtenido lo más reciente posible), todos los cálculos son aproximados s.e.u.o.:

      Barcelona: 813 curas (en 2013 tenía 862)

      Es decir, cada año deben de haber, como mínimo, 16 ordenaciones sacerdotales.

      Un cura entra como mínimo a los 25 años, y se jubila a los 75. Esto es un rango de 50 años, por lo que sólo hay que saber cuántos sacerdotes hay en cada año: 16 curas en el caso de Barcelona.

      Los ordenados sacerdotes, según la CET, son para Cataluña el 2018:

      Barcelona: 0

      Para el 2019 fueron sólo 6 (seis) sacerdotes.

      Necesidades: 16 para el 2018, 16 para el 2019: 32 ordenaciones teóricas

      Realidad: 0 para el 2018, 6 para el 2019: 6 ordenaciones reales

      Déficit: 26 sacerdotes

      Conclusión: con Omella, Barcelona está destinada a morir, eso sí, un poquito más lentamente, pero morirá. Bueno, menos da una piedra...

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    3. No tengo nada contra Omella, pero si no da fruto, no creo que se le debiese premiar con la púrpura.

      Dicho esto y sin quitarle un ápice su responsabilidad (para eso es el jefe), ¿qué pasa con el resto de responsables?

      En primer lugar los párrocos.

      Luego, el resto de los que tienen cura de almas (aquí se incluyen no sólo los curatos, sino también y especialmente los maestros y responsables de los colegios religiosos)

      Por último, nosotros (resto de cristianos), que no sólo tenemos un mandato especial de Cristo: tenemos un interés especial (el numero influye en la sociedad y ahora vemos que también ayuda a pagar los gastos de organización)

      ¿Qué está pasando aquí?

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  3. La vida de los mártires ha guiado la marcha de la Iglesia desde el protomártir san Esteban. Sirven de acicate y estímulos para el común de los fieles. Constituyen un hontanar de enseñanzas y ejemplos de vida, sean varones, mujeres, sacerdotes, consagrados o laicos.

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  4. La lápida conmemorativa está en la Iglesia de la Reparación de Tortosa, fundada por el Beato Manuel Domingo y Sol, que fue el fundador de la congregación de los Sacerdotes Operarios Diocesanos de San José. Gracias Mosén Francesc por su magnifico artículo.

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  5. Peris sí que era un rector de seminario, y no lo que hay ahora...

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  6. No sé qué ha pasado en Cataluña que antes estaba llena de estos santos (singularmente Vich, "tierra de santos") dispuestos a ser martirizados por Cristo y hoy la única fe que uno encuentra es el odio ideológico ajeno al cristianismo.

    Parece que, cuando el Concilio impuso el laicismo y la Pachamama concepción, estaba expulsando literalmente el catolicismo de siempre por la puerta de atrás.

    Que digan que "por una rendija el humo de Satanás ha entrado en el templo de Dios" me suena a tomadura de pelo total.

    ¿Hay futuro?

    Mientras sigamos pensando que el catolicismo es una mezcla de auxilio social y club filosófico, nunca.

    Hay algo que ha funcionado muy bien durante 2000 años; y no son precisamente las logias secretas de los iluminados y exaltados.

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    1. Pues en Holanda, gracias al Concilio de las Equivocaciones, pasó lo mismo.

      Holanda, que como se sabe es un pequeño país de mayoría calvinista, tenía una minoría católica fiel y muy comprometida.

      Proporcionalmente era la Iglesia que más misioneros daba a la Iglesia Universal, hasta el punto que recibió una felicitación pública de Pío XII por ello.

      Todo esto terminó hace mucho tiempo; desde antes de clausura del Concilio.

      ¿Son más santos los holandeses católicos?

      No.

      Ya no hay casi católicos. Hoy, como ha sucedido en otros paises, la inmigración latina, que sigue siendo de mayoría católica, sube las cifras.

      Parece que hay esperanza con las nuevas comunidades tradicionalistas, pero el daño ha sido enorme y se necesitarán siglos para reparar el daño causado.

      Afortunadamente hay protestantes que se convierten a la tradición católica (no a la modernidad católica)

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  7. Que lástima. Conozco al sacerdote que actualmente esta a cargo del seminario, nada que ver!

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    1. Rece por él, por sus alumnos, que son el futuro de la Iglesia, y por el ejemplo que debemos dar todos.

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  8. Sí Pablo VI levantara la cabeza, a la vista de lo que hay en 2020, no diría "por una rendija el humo de Satanás" sino "por un boquete".

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