Razón tenían los pesimistas, y no eran pocos, en temer que siguiendo el sabio consejo de Napoleón, esta cumbre, sínodo, conciliábulo, comisión del episcopado universal sobre los abusos de pederastia de los hombres de Iglesia, lo que realmente persigue no es resolver el problema o al menos encarrilar su solución, sino diluirlo en una infinidad de consideraciones, de contemplaciones y de contemporizaciones.
Porque un problema de partida ineludible es que en torno a un 80% de los abusos están en concomitancia con la homosexualidad de los abusadores y de las autoridades que los consienten (en este caso está la variante del obispo o superior religioso homosexualista: que sin ser personalmente homosexual, es conceptual y moralmente claro defensor de la homosexualidad en el clero). El dato del 80% es tan objetivo y tan demostrado en todos los ámbitos de discusión del problema, que nadie lo discute. Donde surge la discusión, tanto fuera como dentro de la Iglesia, es en el momento de establecer una relación de causalidad entre ese 80% de clérigos homosexuales y el 80% de casos de abusos de esos clérigos. ¡Ah, no!, eso es tan casual, dicen, como si se diese además el caso de que el 80% de clérigos abusadores fueran rubios. El empeño del poder homosexual del mundo y también del poder homosexual de la Iglesia, está en desligar totalmente los abusos de la homosexualidad. Ése es el campo de batalla, y de ello han advertido ya los cardenales Burke y Brandmüller: “La plaga de la agenda homosexual se ha extendido dentro de la Iglesia, fomentada por redes organizadas y protegida por un clima de complicidad y silencio”. Esto dicen señalando que los abusos de menores no están desconectados de otros problemas, entre ellos el de la homosexualidad, fomentada y protegida por un clima de complicidad y silencio.
Y precisamente alguien que está atrapado en esas redes, el cardenal Blaise Cupich, es el que por encargo del papa ha organizado ese conciliábulo de los abusos. Y para que no haya la menor duda de que está atrapadísimo en esas redes, reconocía públicamente después de varios jeribeques dialécticos, que “no sólo la abrumadora mayoría de los casos de abusos conocidos entre el clero eran de naturaleza homosexual, sino que este dato era importante y había que tenerlo en consideración”. ¿Entonces está todo claro? ¡En absoluto!, porque a continuación volvía a los jeribeques y añadía, como si eso no fuese una burda y flagrante contradicción, que sin embargo esa aplastante estadística no le da carácter al asunto y que es un grave error concluir que la homosexualidad de los sacerdotes abusadores tenga algo que ver con los abusos de carácter homosexual en que han incurrido.
He ahí un pre-juicio, una conclusión aberrante del cardenal responsable de esa cosa, cuyo principal propósito es dejar a salvo por todos los medios que sea necesario, la inocencia de la homosexualidad. Lo importante es que esta figura tan sacralizada ya por tantos jerarcas de la Iglesia, quede fuera del conflicto de los abusos sexuales de los sacerdotes, por más que el 80% de esos abusos sean de carácter homosexual.
Es decir que ese sínodo de obispos, que por cierto son los máximos responsables de que los abusos se hayan multiplicado, ese sínodo ha de partir de la base de que no se puede “criminalizar” a la homosexualidad en la cuestión de los abusos a menores, por más que el 80% de esos abusos tengan carácter homosexual.
Por cierto, ¿tiene previsto esa cumbre cuantificar la responsabilidad de los obispos en la abrumadora profusión de esos escándalos? ¿Valorará esa santa cumbre por cuánto se han multiplicado los abusos a causa de silencios de hasta 30 años del respectivo obispo (o abad) como responsable directísimo de frenar, corregir y castigar esas conductas? Son los grandes multiplicadores de esos abusos los que van a explorar cuáles pudieran ser las formas de remediar el problema. Pero ellos son intocables (a ellos ni se les puede pedir cuentas de nada, ni se les puede acusar de nada). Y la homosexualidad también es intocable: tampoco se la puede acusar de nada. ¿Habrá algo más intocable, aparte de las personas señaladísimas a las que no se les puede tocar ni un pelo porque se tambalearían las redes organizadas y protegidas dentro de la Iglesia que fomentan la homosexualidad copando los puntos neurálgicos de su estructura jerárquica?
Son realmente muchos los que se están preguntando cuáles son las verdaderas razones que han movido al papa a convocar esta cumbre, incluso frenando otras iniciativas como la de los obispos de Estados Unidos. Los síntomas son ciertamente inquietantes. Sobre todo cuando hemos llegado a un punto en el que a “La Palabra” le hacen mucha sombra los hechos. Las palabras van por un camino (y no siempre por el mismo, que hay que dar una de cal y otra de arena), mientras los hechos siguen caminos opuestos. Y sobre todo cuando esos hechos responden a elección de responsables de enorme proyección. Frente a estos hechos que finalmente contribuyen a consolidar esas redes, las palabras no son más que humo, que ya no importa en qué dirección vayan, porque como el humo se diluyen.
Respecto a la relación de causalidad entre la homosexualidad y los abusos de carácter homosexual, creo que es oportuno recordar que la causalidad es un juicio reforzado sobre la concomitancia o concurrencia, que es algo previo a la causalidad (de la que por cierto carecen muchas culturas). Si un fenómeno se presenta siempre después de otro, ¿qué más me da si el primero es causante del segundo o simplemente acompañante? Si es así, eliminando el primero, no aparecerá el segundo. En realidad, ni siquiera la lengua griega, en la que tuvo que construir Aristóteles el principio de causalidad, dispone de la palabra en que ese principio brille con transparencia. El “por qué” con que se expresa la causa, es el diá ti, que en rigor significa “a través de qué”. Es decir que por salud mental tendríamos que prescindir incluso de si hay una relación de causa-efecto entre abusos y homosexualidad. ¿Qué más da hablar de causalidad que de concurrencia?
En fin, esperaremos a ver qué jeribeques y qué contorsiones hace la cumbre esa de los responsables de tanto abuso sexual en el clero. En el cargo les va la responsabilidad. Y de paso podremos constatar hasta dónde alcanza el poder de esas redes organizadas y protegidas que tienen dominada a la jerarquía de la Iglesia.
Virtelius Temerarius
La solución es muy fácil, el camino está trazado, para bien o para mal.
ResponderEliminarPara bien o para mal ¡no!. Para bien, a largo plazo (corto si se le compara con el infinito).
A un lado de la linea roja los permisivos, tolerantes, transigentes, defensores y/o partícipes de la corrupción sexual a través de la homosexualidad, o a través de otras fórmulas, modernistas, artífices de la nueva ideología que contempla al Dios adaptado a las nuevas circunstancias de la cultura defendida por los que no admiten la ley y que se inventan una ley a su medida. Creadores de un dios, que no Dios, a la medida de sus intereses, conveniencias o ideologías.
A otro lado de la linea roja los otros. Los que creen en las Fuentes. No importa el número. Cada cual, con los suyos, que siga su camino.
No faltará (está escrito) Quien ponga las cosas en su sitio.
Mañana, pasado mañana, cuando estemos ante Él, parece ser que sólo habra dos opciones: "Tú si" o "Tu no". No importará que seas uno contra un millón o que formes parte del grupo mayoritario contra el "uno" de entre un millón.
Estarás solo.
"Tu si". "Tu no"
Dá igual que seas Cura, Herrero, Enfermera, Médico, Taxista, creyente, no creyente, Papa, Sacristán o Madre Abadesa.
"Tu si". "Tu no"
Para siempre.
¿Te has parado a pensar lo que es "siempre", oido de los labios del Señor?
¿Dónde está la Razón y sensatez del creado a Imagen y Semejanza?
"Tu si". Tu no"
Ahora estás a tiempo. Sigue haciendo el tonto. "Tu s´". Tu no".
Terol
Mejor explicado, imposible: bien claro y sin paños calientes.
EliminarCreo que el problema no tiene solución con las normas celibatarias actuales. Además si se recrudece la admisión de candidatos al sacerdocio con los exaustivos requerimientos antihomosexualidad bajará el numero de seminaristas. El problema es la falta de efectivos en el ejército de Cristo y habrá que sacarlos de las piedras si no lo hace el mismo Dios.
ResponderEliminarTambién es posible otra explicación, que no he visto considerada en ningún análisis, mucho más simple pero más dolorosa y difícil de admitir para la Iglesia: el probablemente altísimo porcentaje de homosexuales que hay en el clero. Si el % de homosexuales entre el clero fuera de media un 80%, eso explicaría que el 80% de las victimas sean varones, sin que el hecho de ser homosexuales indique mayor tendencia a la pederastia. Puesto que se calcula que ‘solo’ alrededor del 5% de los curas están implicados en casos de abusos a menores, se podría decir que un 80% de ese 5% abusaron de varones. Pero igualmente se podría decir que un 95% de los curas homosexuales no han abusado de nadie (lo mismo se puede decir de los curas hererosexuales).
ResponderEliminarEsto es duro de aceptar para la Iglesia que tiene como criterio de acceso al sacerdocio el requisito (entre otros) de ser heterosexual. Pero es una condición difícilmente comprobable. Pero, ¿será cierto que hay tanto % de homosexuales en el clero? ¿o es que preferimos no aceptar como plausible esa posibilidad porque preferimos interpretar la estadística de otra manera? Mi intuición es que durante décadas el sacerdocio ha sido una “salida” para muchísimos hombres homosexuales en unas épocas en que su condición no estaba socialmente aceptada como hoy. Una vía para que nadie se preguntara por qué no formaban una familia. Esto ha hecho que a lo largo de los años el porcentaje de homosexuales entre el clero sea muchísimo mayor que en el conjunto de la sociedad (se calcula aquí un 10% ¿?). Y eso explica que la mayoría de las victimas de curas pederastas sean varones, sin necesidad de inferir que la homosexualidad es la causa de la lacra.
Entiendo, pues, que la sotana fue, en eso casos, un disfraz encubridora de vergüenzas y la actividad un modus vivendi alejada de la que se supone en quién la utiliza como distintivo y no como camuflaje.
EliminarTerol.
100% de acuerdo con el anónimo 7:24.
EliminarSi fuera al revés que se permitiera el celibato opcional, ciertamente que la cosa seria más normal, no habría este alto índice de homosexuales en el Clero Católico. Entonces la Iglesia debería pagar sueldos mas altos a los sacerdotes con familia e hijos, pero esto ya ha pasado de rosca, era antes cuando los sacerdotes no salían de un pueblo determinado por no haber automóviles, hoy día un cura puede llevar varias parroquias incluso 10 trasladándose con su coche y bien puede cobrar el sueldo como ejemplo de un trabajador albañil y con el mantener a su familia perfectamente. Pero claro, el matrimonio de los curas seria según muchos la desaparición de la Iglesia tal como la conocemos. Sería un nuevo tipo de Iglesia como los principios fundacionales, queda claro.
EliminarMuy interesante su análisis estadístico, señor anónimo de las 7:24. Es posible que tras un detenido examen, disienta totalmente de él. Pero a pesar de ello considero que es muy oportuno, y muy digno de tenerlo presente.
ResponderEliminarAcaba de publicarse The Gendered Brain: The New Neuroscience That Shatters The Myth Of The Female Brain. Su autora, Gina Rippon, es neurocientífica. Un mito que arranca en 2005 con la aplicación de la moderna técnica de formación de imágenes denominada resonancia magnética nuclear a un grupo de voluntarios, 21 varones y 27 mujeres, por parte de investigadores de la Universidad de California en Irvine. Una investigación que, como se comenta esta semana en Nature, tuvo un curioso recorrido, y extraordinaria repercusión, en periódicos y televisión. Significó el principio de bulos sin cuento sobre la disparidad de materia gris y blanca, sobnre talentos matemáticos, sobre cocientes intelectuales, etcétera. La verdad, viene a decir la autora, es que en el cerebro no hay dimorfismo sexual, como tampoco lo hay en el hígado, en el corazón o en los riñones. Permite ello poner en entredicho los que dicen que existen tendencias radicales, profundas, anatómicas, cerebrales en particular, en el campo de la homosexulidad. Por dejarse arrastrar cómodamente por la moda muchos eclesiásticos, los denunciados aquí por Virtellius, toman a la sexualidad como un estado natural, cerebral en última instancia.
ResponderEliminarNo estoy de nada de acuerdo con lo que dice ni. ¿Acaso no hay diferencias en la amígdala? ¿Y el efecto hormonal sobre el hipotálamo? ¿Y los intralaminares del tálamo? ¿Y el funcionamiento del globo pálido? Todavía hay demasiadas dudas para negar absolutamente dimorfismos cerebrales.
EliminarTotalmente de acuerdo con el Sr. José María Valderas Gallardo.
EliminarEl 80% de los casos de abusos son sobre varones. Luego el 80% de los abusadores hombres son homosexuales. Falso.
ResponderEliminarEn primer lugar, que el abuso o relación homosexual sin abuso se produzca entre varones se explica por razones de proximidad. Viven juntos, duermen juntos, las duchas, etc. Los varones, en ocasiones, sin ser homosexuales, hacen prácticas homosexuales: confianza, probar, dinero, experimentar, afectos desordenados, falta de proximidad de mujeres.
3 ejemplos y podría poner muchos más:
David Beckham, 17 años, vestuario del Mánchester, es obligado a masturbarse ante los demás como prueba de virilidad. Puede buscarse en internet. No eran homosexuales.
Soldados argentinos en Las Malvinas. Cuando se rindieron fueron sodomizados todos por los gurkas nepalíes al servicio de la Gran P.. quería decir Bretaña. No eran homosexuales.
Eugenio Vegas Latapié cuenta en sus memorias que los marineros de la España nacional, cuando desembarcaban eran enviados a confesar con los curas de la zona, porque les daba vergüenza confesar a sus capellanes que habían hecho guarrerías entre ellos. Tampoco eran homosexuales.
Esas cosas ocurren bastante en la adolescencia, acuartelamientos cerrados, cárceles... En el caso de los púberes y adolescentes, a veces esas relaciones con adultos las inician o favorecen ellos mismos.
Sí es cierto que los que reiteradamente cometen abusos sobre varones durante años y años, esos sí son indudablemente homosexuales.
En segundo lugar, tradicionalmente los homosexuales estaban vetados para el sacerdocio. Los afeminados, por supuesto. Los que no, eran observados atentamente mediante el doble sistema de confesión y dirección espiritual. Pero bastaba con "poner ojitos" a algún guapo, un par de miradas que se posaban instintivamente, y el candidato se veía en la calle, con miramientos y respeto, pero inexorablemente.
Cuando se produjeron las masivas secularizaciones en los años 70 y 80, miles de sacerdotes se fueron y la inmensa mayoría se casaron, a veces con ex monjas.
Yo no creo que el fenómeno de la homosexualidad esté tan extendido entre el clero, sobre todo en España. Los casos de abusos son esporádicos y no representan para nada la conducta proba de la inmensa mayoría de los curas españoles.
Se ha investigado que sucede en los seminarios ?
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el Sr Valderas Gallardo.
ResponderEliminarExcelente análisis que nos permite valorar hasta qué punto desbarraba aquel pontífice que al comienzo del Concilio se burlaba de los profetas de calamidades.
ResponderEliminarCatolicos: “el 80% de los abusos clericales los comten gays”, por lo tanto el problema son los gays y hay que eliminarlos del sacerdocio
ResponderEliminarFeminazis: “más del 90% de las violaciones las cometen varones”, por lo tanto el problema son los hombres y hay que eliminarlos de la sociedad
Reto: encontrar la diferencia
¿Puede saberse de dónde sale ese dato "tan objetivo y tan demostrado" del 80%? Se repite y se repite sin decir de donde sale. Por la propia naturaleza de los abusos cualquiera sabe que es difícil saberlo.
ResponderEliminarEs significativa la coincidencia entre los que se podrían llamar integristas y los homosexualistas en ver homosexuales por todos lados. Hoy el socio del Opus José Apezarena da pábulo al homosexual Martel que en su libelo se inventa homosexuales por doquier, resaltando Apezarena sus infundios en la Iglesia en España. Nótese la hipocresía de Apezarena, que al principio dice que no tiene credibilidad y luego airea sus infundios:
https://religion.elconfidencialdigital.com/articulo/conferencia_episcopal/libro-pro-gay-sodoma-acusa-tambien-episcopado-espanol/20190228191212027283.html
Hasta ahora los medios no habían recogido los infundios de este Marcet contra eclesiásticos españoles. Cabe imaginar que después de que lo haga Apezarena le seguirán.
Viganó acusa a Cupich, y todo el mundo lo repite. Cuando lo único claro es que Viganó apoyó a McCarrick. Esto sí está probado. Con video incluido diciéndole en público que “todo el mundo os queremos tanto”.
Esto es lo que ha dicho Cupich, según dos medios:
Cupich ha señalado que “es importante admitir el hecho y reconocer el porcentaje de abusos sexuales cometidos hacia hombres. Creo que es importante y algo que se tiene que reconocer. Pero al mismo tiempo, los estudios de organizaciones profesionales han indicado que la homosexualidad en sí misma no es la causa. Aunque algunos digan que hay homosexualidad en el sacerdocio, se ha demostrado que el hecho de ser homosexual no significa que seas más propenso a abusar de menores que los heterosexuales”.
https://gloria.tv/article/21MELGqEBxXf3JUrZjabHBgDL
“Creo que es importante reconocer que en la mayoría de los casos las víctimas de abuso son hombres, pero las organizaciones internacionales han estudiado este tema en profundidad: la homosexualidad no es una causa en sí misma, los abusos son a menudo una cuestión de oportunidad, de ocasión, se relacionan a un bajo nivel de instrucción”,
https://es.aleteia.org/2019/02/19/card-cupich-la-homosexualidad-en-si-misma-no-es-causa-de-abusos/
Parece claro que el objetivo de la cumbre era que todos en la Iglesia tomen completa conciencia de la gravedad de los abusos y de que en ningún caso hay que encubrirlos. Al contrario de lo que se venía haciendo, como es opinión casi unánime. Es ese tomar plena conciencia el objetivo de la cumbre. Si se quiere, sobreactuada con ese fin, precisamente para ese fin. En ningún caso, como han resaltado, es un ungüento mágico que paralizará los abusos. Como cualquiera puede comprender. Reprocharle a la cumbre que no haya descubierto el ungüento mágico es bastante ridículo. Cualquiera sabe que seguirá habiendo abusos, como seguirá habiendo pecados.
ResponderEliminarEs del todo contradictorio quejarse amargamente del encubrimiento de los abusos -lo que ahora más se quejan han empezado a hacerlo hace menos de un añosç- y a la vez criticar una cumbre que tiene como objetivo el que todos tomen conciencia íntima de que es inaceptable encubrir los abusos, que es sabido se dieron muy mayoritariamente en décadas pasadas con los que mandaban entonces, hasta que el Papa Benedicto XVI condenó a Maciel.
El colmo es aprovechar el caso ad hoc de la condena al cardenal Pell -a todas luces injusta por ser notoriamente sin pruebas- para decir que la extraordinaria cumbre, con su fuerte acto penitencial, no sirve de nada. Conviene aclararse en si se quiere que se acabe el encubrimiento o si se intenta sabotear los esfuerzos para acabar con ello. Ya se sabe que hay gente que se da la habilidad de estar en misa y repicando a la vez.
El otro aspecto de la cumbre, prácticamente silenciado, es el propósito de proteger a la infancia, dentro y fuera de la Iglesia. Se ve que esto quiere evitarse, por la brutalidad de múltiples ataques a los niños, con las autoridades civiles mirando para otro lado en el mejor de los casos. Denunciar esto, para evitarlo, sí debe ser obligación de cualquiera en la Iglesia, y no se hace, hay un ominoso y pecador silencio.
Ese estudio no aclara nada sobre este este tema. En materia de “gustos” sexuales lo que corta el bacalao son las hormonas, tanto cuantitativa, como cualitativa y la interrelación con ellas.
ResponderEliminarActualmente ya sobran los seminarios. Teología por Internet, la misma para toda Europa o España o incluso el mundo desde casay desde las parroquias o incluso trabajando 8 horas diarias. Y encuentros y seguimiento espiritual.
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