El humanismo cristiano en su expresión política

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La actividad pública, como la política, no puede ser excluida de las exigencias éticas. Existen principios propios de la conciencia cristiana que deben inspirar el compromiso social y político de los católicos en las sociedades democráticas. La participación en la vida pública impone a los católicos un doble deber. En primer lugar, conocer y respetar la naturaleza, las leyes y las finalidades propias de la vida política; y por otro lado conocer y respetar los principios y las exigencias innegociables de la conciencia cristiana en tal ámbito.

Frente a la poca autoestima que los creyentes tienen sobre lo que la fe ha aportado a la vida cristiana y al bien común, merece ser leído el capítulo IV de la “Lumen Fidei” primera encíclica del Papa Francisco. En el número 54 se dice: 

“¡Cuántos beneficios ha aportado la mirada de la fe a la ciudad de los hombres para contribuir a su vida común! Gracias a la fe, hemos descubierto la dignidad única de cada persona, que no era tan evidente en el mundo antiguo. (…) Cuando se oscurece esta realidad, falta el criterio para distinguir lo que hace preciosa y única la vida del hombre. Éste pierde su puesto en el universo, se pierde en la naturaleza, renunciando a su responsabilidad moral, o bien pretende ser árbitro absoluto, atribuyéndose un poder de manipulación sin límites.”

Es harto conocido por todos el relativismo cultural que se manifiesta en la defensa del pluralismo ético. Según este relativismo, no hay ninguna ley moral arraigada en la naturaleza misma del ser humano que deba inspirar la entera concepción del hombre, del bien común y del Estado: leyes que no pueden eludir la promoción del bien de la persona y el ejercicio de sus derechos.

Dicho esto, no podemos olvidar que existen principios morales objetivos y absolutos que tienen su fundamento en la dignidad, inviolabilidad y libertad de la persona humana, y en la salvaguardia de las exigencias éticas fundamentales para el bien común de la sociedad. Como recuerda el Concilio Vaticano II, “la norma suprema de la vida humana es la ley divina, eterna, objetiva y universal”.

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La ley moral natural se funda en última instancia en Dios y en primera instancia en el hombre como ser espiritual, inteligente, libre y responsable. De esta manera pueden aceptar los valores de la moral natural, incluso aquellos que no admiten la existencia de Dios pero consideran que el hombre tiene un valor absoluto y que siempre debe ser tratado como un fin y no como un medio.

Todos los ciudadanos, especialmente los políticos, deberían contribuir a la vida política según la concepción de la persona y del bien común que consideran humanamente verdadera y correcta, utilizando todos los medios lícitos que el ordenamiento jurídico democrático pone a disposición de todos los miembros de la sociedad. Si establecieran leyes injustas o tomaran medidas contrarias al orden moral, tales disposiciones no podrán ser vinculantes en conciencia.

Ningún político, y mucho menos un político cristiano, puede tomar en consideración la idea relativista según la cual todas las concepciones sobre el bien del hombre son igualmente verdaderas y tienen el mismo valor. Y eso sin afectar al principio de libertad en el ejercicio de su actividad política. Afirma al respecto el papa Francisco:

“Si hiciésemos desaparecer la fe en Dios de nuestras ciudades, se debilitaría la confianza entre nosotros, pues quedaríamos unidos sólo por el miedo, y la estabilidad estaría comprometida ¿Seremos capaces de no confesarlo como tal en nuestra vida pública, de no proponer la grandeza de la vida común que él hace posible? La fe ilumina la vida en sociedad; poniendo todos los acontecimientos en relación con el origen y el destino de todo en el Padre que nos ama, los ilumina con una luz creativa en cada nuevo momento de la historia.” (55)


C:\Users\usuario\Desktop\imagesUGV6F9OE.jpgEstas premisas -que debieran estar siempre ante los ojos de los administradores públicos en su búsqueda del bien común- me facilitan la tarea de reflexionar sobre una cuestión muy discutida en estos últimos tiempos. Muchos y en muchos lugares discuten a propósito la ley electoral que sin duda determina la modalidad democrática del acto supremo del pueblo soberano en la elección de sus representantes. Creo que es necesario considerar en términos éticos y morales las diversas hipótesis sobre ésta.
La ley electoral es una cosa seria y merece la absoluta atención ética y moral de aquellos que creen en el deber de reformarla. El bien común tendría que ser el hilo conductor que la inspira, no jueguecitos de parte o de partido; no otros cálculos, no otras finalidades.

En esta pieza aparentemente de poco más o menos, estriba algo tan esencial como el derecho de los ciudadanos a que existan cauces electorales a través de los cuales puedan defender su concepto de la vida, de la libertad, de la economía y de la política. Es el perverso diseño de una ley electoral para los políticos (con el poder absoluto de las listas cerradas), el que ha permitido que ni haya ni pueda haber en los órganos de representación y en las distintas administraciones, la menor representación de la visión cristiana de la vida, de la libertad, de la economía y de la política, dejando totalmente huérfanas de representación las convicciones y las aspiraciones de millones de ciudadanos. Una anomalía democrática (antidemocrática más bien), que ha dejado arrumbado no sólo en España, sino en la mayoría de países de Europa, la concepción cristiana de la vida y de la política.

Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
Licenciado en Derecho Canónico e Historia

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7 comentarios

  1. Para poder influir en el curso de los asuntos de la polis, es condición indispensable estar formado. No basta con la buena voluntad. Ahogados en el clima espeso del onfalocentrismo secesionista, no reparamos en que otros asuntos no menos importantes pasan inadvertidos. Y así vemos con sorpresa y estupor que los autodeclarados cristianos impulsan leyes aberrantes que van contra la dignidad de las personas, aunque a primera vista no lo parezca. Ocurre, por ejemplo, a propósito de la incidencia de la ciencia y la técnica en la vida de los ciudadanos. Tomo esos aspectos para alejar la consideración de las urgencias más inmediatas. Los científicos se han apropiado de la responsabilidad de determinadas líneas de investigación sin control de la sociedad, como si la ciencia fuera para ellos y no para la sociedad entera, que además la sufraga. Mas, para incidir en la ciencia, hay que conocer el alcance de sus propuestas. Y su repercusión. Donde entra de lleno la ética. Dígase lo propio de la técnica.Oía esta mañana a un partidario de la eutanasia activa y el derecho al suicidio. Hay que ver los disparates que decía sobre encarnizamientos y demás mentiras, que cualquiera pensaría que la respiración asistida es una respiración obligada, cual una tabla de Procusto. Bien la eutanasia activa y el supuesto derecho al suicidio está a la vuelta de la esquina con los votos de partidos que van a Montserrat o bendice Novell. Porque, no lo olvidemos, no sólo cerradas sólo las listas, sino los contenidos de los programas de los partidos.
    No parece usted, mosén, muy de acuerdo con la Ley D´Hont. A mí tambén me parecería más justo una persona, un voto. Sea el emisor de Cantalapiedra o de Cantallops. Lo que obligaría a modificación en la constitución de las listas, que, coincido con usted, deberían ser abiertas. Y como diría Alvaro de Laiglesia, y perdón por la cita irreverente, voto al simpático Juan y que zurzan, borro, al antipático Eusebio.

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    1. Totalmente de acuerdo con el Sr Valderas Gallardo.

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  2. Así es.
    La que se estima seguramente menos mala de todas las formas de gobierno, la democracia, está muy a menudo expuesta a prejuicios y arbitrariedades que la pervierten. De tal modo que la persona de fe católica se ve, como ciudadano, poco menos que como un outsider al percibir cuánto dista el modelo demócratico del modelo evangélico; ello no debería derivar en que el creyente se desentienda y se haga individualista por más que el mundo -el siglo- ponga las cosas difíciles.
    En esta primera encíclica de Francisco, publicada a los pocos meses de ser elegido Papa, hay tinta -se nota en las dos citas- de Benedicto XVI, espléndida.

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  3. A este mosen le deben pagar los artículos a precio de oro. Es lo único interesante que aquí se escribe.

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    1. Tiene usted toda la razón anónimo de las 21:19, los artículos de Mn.Espinar es lo único interesante últimamente de este blog... Y se seguro que ni se los pagan ni a precio de oro ni de plata como el resto de firmas que publican

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  4. Un juicio de pacotilla y de pa sucat amb oli10 de febrero de 2019, 22:22

    "Es el perverso diseño de una ley electoral para los políticos (con el poder absoluto de las listas cerradas), el que ha permitido que ni haya ni pueda haber en los órganos de representación y en las distintas administraciones, la menor representación de la visión cristiana de la vida..."

    ... y menos del bien común.

    Se celebrará un juicio capitidisminiudo en la mitad de la mitad de valor e interés: nacerá y acabará con un 75% de devaluación.

    En efecto, en el juicio falta la mitad de los implicados, es decir, todos los exiliados, empezando por él, el superior de todos los golpista, el antiguo presidente de la Generalidad de Cataluña, Puigdemont.

    Además, este juicio no acabará en el Tribunal Supremo, sino que tendrá una continuación lógica hasta los tribunales europeos, los cuales tendrán la última palabra en todas las deficiencias que se hayan destacado relevantemente en dicho juicio.

    ...

    Durante juicio por el Golpe de Estado del 6 de Octubre de 1934, estuvieron ante el Tribunal de Garantías Constitucionales los 7 rebeldes Companys, Lluhí, Comorera, Gassol, Esteve, Mestres y Barrera, mientras que en el exilio permaneció Dencàs, el cual nunca fue juzgado porque se benefició de la amnistía a favor de los rebeldes-golpistas.

    De esta manera hubo dos grandes comparecencias públicas de los golpistas más destacadas:

    1. Companys y seis más, ante el Tribunal de Garantías Constitucionales de Madrid durante el 1935. [1]

    2. Dencàs en una interpelación ante el Parlamento de Cataluña en Barcelona durante 1936. [2]

    Como puede observarse, tanto Companys y sus otros compinches de golpe-rebelión, como de otra parte el huido y exiliado Dencàs, todos ellos pudieron exponer sus versiones, o bien ante la sede judicial, o bien ante la sede parlamentaria, y en todas ellas de forma pública y a la luz de la opinión pública, y careando, corroborando, contradiciendo, replicando y contrastando sus versiones ante los jueces, fiscales, defensores y parlamentarios.

    ...

    Desgraciadamente, el juicio de los golpistas, rebeldes y sediciosos de Puigdemont y Junqueras et al, estará totalmente desvalorado y devaluado, pues la máxima pieza, Junqueras, no deja de ser una piececilla menudilla, dado que carece del alto rango de que gozaba Puigdemont en su condición y calidad de Muy Honorable Presidente de la Generalitat de Cataluña, el mandamás. Junqueras es un vulgar Vice...

    Por otra parte, se dice que Puigdemont dará su relación de los hechos e intenciones, sólo una vez acabado el juicio y salida la sentencia: no habrá una declaración contradictoria impugnada por terceros, será una simple y vulgar declaración privada, hecha sin presión alguna.

    Es un juicio tomadura de pelo...

    ...

    - [1] La sentencia íntegra contra Companys y toda su camarilla está aquí:
    cuadernosmemoriahistorica.blogspot.com/p/sentencia-companys-1934.html?m=1

    - [2] La interpelacion parlamentaria catalana íntegra con Dencàs, está repartida entre dos sesiones realizadas en dos días consecutivos, con más de 330 intervenciones, y se halla aquí:

    cuadernosmemoriahistorica.blogspot.com/p/blog-page.html?m=1

    cuadernosmemoriahistorica.blogspot.com/p/interpelacion-6.html?m=1

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  5. La Fe en mayúscula debe abarcarlo TODO, desde la vida eucarística hasta los confines de la Ciencia. De poco sirve un cristiano de misa diaria si luego se sube al estrado de su oficio de profesor universitario y recita en público su credo evolucionista contrario al mensaje literal bíblico. No se predica en los púlpitos la coherencia cristiana en este Todo, solo se predica de ciertas partes del Todo, y resulta una espiritualidad de "pa sucat amb oli" como decimos los catalanes.

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