Es inevitable que el comercio vaya de la mano de las fiestas religiosas. Son hermanos siameses y es imposible separarlos. Ya desde los orígenes de Roma, cuando el único vínculo entre las tribus dispersas por el Lacio eran las ligas religiosas, era difícil saber si el causante de las fiestas religiosas era la necesidad de las ferias, o si no eran capaces de montar una feria que no tuviese sus actos religiosos. Los puristas que se quejan de que la Navidad más parezca una fiesta comercial que religiosa, tienen la batalla perdida. Por más barullo comercial que lleve la Navidad, y por más que se haya empobrecido su sentido religioso, la Navidad siempre será la Navidad. Una fiesta absolutamente inconfundible: sobre todo, habiendo niños en la casa.
Pero una cosa es que el Comercio vaya arrinconando cada vez más el sentido religioso de las fiestas, y otra muy distinta que se convierta él por sí mismo en religión, y las compras junto con las fórmulas de consumo que las acompañan, se constituyan como un nuevo culto religioso.
Las notas que siguen son probablemente blasfemas. De hecho ponen en duda y en entredicho a la religión más difundida de nuestros tiempos: el Consumo, poniendo en discusión su rito más reverentemente practicado, las Compras; instituyendo las fiestas “litúrgicas” más importantes del año: el Black Friday (ya una especie de Adviento), las Navidades y la fiesta de Reyes. Como antaño para Pascua, cuando todos cumplían con el precepto pascual de confesar y comulgar, el periodo “religiosamente” más álgido del año lo empezamos con ese Viernes Negro, gran fiesta sagrada en que es preceptivo para todo el mundo comprar aprovechando los descuentos clamorosos. La presión del ambiente es tal, que si no cumples con ese precepto al que te empuja todo tu entorno, acabas teniendo mala conciencia. Las ganancias van todas al Santo Padre de Amazon, el Papa Universal del Consumo Jeff Bezos, fundador y Sumo Sacerdote y mayor accionista de la empresa, el inmenso centro comercial virtual global. Quien no está conectado, está excomulgado.
Amazon en las últimas semanas ha sido muy hábil focalizando todos los reflectores sobre ella misma, con las declaraciones fingidamente preocupadas de un Bezos pronosticando una hipotética quiebra de su “criatura” o al menos, atenuando el pronóstico a una vida no muy larga para la empresa.
Amazon se ha convertido en el dios justiciero, que para beneficiar y fidelizar a sus fieles, ha ejercido de auténtico Dóminus de miles de empresas titulares de las marcas más apreciadas por el público y las ha obligado a ruinosos descuentos si querían seguir subidas a su carroza triunfal.
El mismo Black Friday, una institución desconocida hasta hace dos o tres años en Europa y en el resto del mundo excepto en los Estados Unidos, es hoy en día a nivel mundial el mejor invento del gigante Bezos. Todo el mundo quiere vender en el mayor centro comercial del mundo en la principal fiesta de precepto del Consumo, el Adviento, la Navidad y la Pascua de Su Majestad la Mercancía.
Provocado el aumento de la demanda, el amo alza el nivel de requisitos para que el cliente sacie su ansiosa sed de consumo con la mejor experiencia de adquisición posible en el centro comercial más importante del planeta. Y para convertir esta experiencia en una celebración claramente religiosa, instituye el Black Friday -oportunamente extendido a toda la semana entera- como el gran día en el que es absolutamente inexcusable la peregrinación anual a la Meca del Comercio.
Ahí tenemos una de las grandes manifestaciones del control de la población mundial a través del ídolo del Consumo. Una auténtica dictadura ante la que las industrias manufactureras no pueden sino doblegarse. Todas de hecho quieren estar presentes y conquistar una buena posición en la deslumbrante vitrina de masas online. Es como cuando las autoridades pugnaban entre sí por el mejor puesto en la procesión del Corpus o del santo del pueblo.
Y el precio que se paga por esta presencia es bastante elevado. En este periodo, explican los profesionales del comercio, Amazon cambia sus condiciones de venta, acentuando la presión hacia los proveedores, es decir las industrias de medio mundo. Milagrosamente escapan del procedimiento coercitivo las editoriales y las librerías, ya que ni una sola oferta especial concierne al sector de las ventas culturales.
Jeff Bezos |
El fenómeno Black Friday tiene toda la pinta de fenómeno religioso, pero de secta. Y de las duras Los días que preceden a este gran acontecimiento, forman un periodo de tiempo en el que Amazon mima con particular énfasis a los clientes finales, para que encuentren los productos que buscan al mejor precio. ¿Todos? No, en absoluto. Es Amazon el que escoge qué mercancía se vende, cómo y en qué mercados. El dictador californiano señala a la industria los productos que serán objeto de descuentos. Es decir, los fabricantes no pueden recurrir al portal Amazon y aprovecharse del periodo de descuentos para dar salida a los productos con menos demanda para liquidar stock. ¡Ni en sueños! Eso sería profanar su festividad más genuina y más santa.
Las empresas interesadas en vender a través de Amazon han de calibrar las ofertas al gusto del consumidor, un gusto impuesto por Amazon con campañas publicitarias en los medios de comunicación y en las redes sociales. Si no lo hacen, deben rendirse y ceder ante el competidor titular de la siguiente página de búsqueda. Esta es una estrategia evidentemente camuflada que los expertos en el sector conocen muy bien.
¿Y qué pasa con los ministros que sirven a este dios tan voraz? Ante él es inútil argumentar sobre los bajos sueldos o los frenéticos ritmos de trabajo impuestos en todo el mundo a los trabajadores en los inmensos centros de distribución. Nada importa.
Es indispensable desplegar todo ese frenesí para hacer sentir al consumidor que es el gran beneficiario del sistema. Saben que el homo cónsumens únicamente conoce un tipo de felicidad: la satisfacción de comprar algo nuevo, y mejor si está convencido de haber encontrado un chollo.
Y es indispensable tenerlo narcotizado para que no caiga en la cuenta de que el chollo de verdad lo consiguen los hombres más ricos del mundo, las sociedades limitadas más capitalizadas del mercado financiero. ¿Que miles de pequeñas empresas se van al garete y millones de empleados pierden los ingresos o los empleos en la guerra de la competencia reventando los precios de ese modo? ¿Y que él, el feliz comprador de chollos es la pieza clave para producir esos desastres? El narcótico es suficientemente fuerte como para que pase totalmente de eso. Quien no compra, es enemigo del Mercado y del Crecimiento. Que el mundo se fastidie mientras viva el sistema, llevando a casa las últimas maravillas del mercado con un gran descuento, exclusivo, sólo para mí…
Soy listo, atento, estoy informado y pago con tarjeta de crédito. Yo, el Consumidor Medio Global, esclavo feliz de dictadores bondadosos dedicados a mi felicidad: Amazon, Alibabá (por ahí asoma ya Alibabá con sus 40 ladrones) y los otros arcángeles del luminoso Paraíso de las Cosas. ¿Y me quedarán tripas para completar ese aquelarre laminador del mercado con un “Feliz Navidad”?
Mn. Francesc M. Espinar ComasPárroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
Oportuna reflexión en medio de este marasmo. No nos damos cuenta de que el éxito de las grandes superficies, de las cadenas, de Amazon, es a costa de enormes sacrificios de otras. En Valencia conocí el caso de un abastecedor de naranjas de Mercadona, se las pagaba a precio de saldo. Apenas cubría gastos. En Gerona, el caso procedía de las fábricas "fuet" y embutidos. Pierden, de entrada, el nombre propio de la empresa para cedérselo a Mercadona. (Por cierto, compro en Mercadona porque lo tengo a un paso y porque han desparecido todos los comercios familiares, els botiguers). Ha sido una revolución silenciosa que crea puestos de trabajos, pero menos que si las empresas siguieran con su autonomía. Son los proveedores los que tienen que apretarse el cinturón y sortear los problemas laborales de todo el proceso de fabricación, informatización, mecanización, etcétera.
ResponderEliminarNo soy especialmente adicto a las compras online. Salvo los billetes de aviación, que te obligan, no habñia comprado nada hasta hace unos días. Por razones familiares me interesaba un péndulo de Newton. Ni en el FNAC ni en Abacus, ni en ningún otro sitio: sólo Amazon. No le aburriré mosén Francesc con las peripecias que tuve que sufrir hasta recibir la dichosa "cuna" (cradle), como traducía el comerciante. ¿Cuántas librerías, cuántas papelerías han desaparecido? Es decir, ¿cuántas personas se han ido al paro? Los sindicatos siguen anclados en criterios del XIX con su miedo a la informatización y robotización. Eso tuvo su razón de ser en el ámbito de las artes gráficas en Cataluña. De la noche a la mañana desaparecieron talleres de impresión con tipos variables, de fotocomposición, de encuadernación manual. Lo que se llamó "del disco a la plancha". El problema real, que usted denuncia y nadie subraya, es otro: el egoísmo de un capitalismo salvaje que domeña a los ciudadanos para sus propios intereses. Unos pocos con pingües ganancias y unos muchos mileuristas o menos.
Totalmente de acuerdo con el Sr Valderas Gallardo.
EliminarEn un determinado Mercadona de Barcelona, el único en que he comprado algo, me he dado cuenta en concreto de que, en los embutidos, jamones y quesos, sólo y sólo hay marcas de la propia empresa y de una empresa coaligada. El resto de marcas no están, no existen.
EliminarEn este caso concreto (productos lácteos y cárnicos), no sé si habrá en otros sectores, gozan y tienen de largo, y bien largo, de muchísima más variedad en El Corte Inglés, Caprabo, Dia, Bonpreu...
La competencia es fuente de libertad de elección...
"No le aburriré mosén Francesc con las peripecias que tuve que sufrir hasta recibir la dichosa "cuna" (cradle), como traducía el comerciante."
EliminarCuando el economista americano de origen ruso Wassily Leontief fue premiado en 1973 con el premio Nobel de Economía por haber creado las tablas Input-Output o tablas intersectoriales, sistema estadístico que separa la Producción Nacional entre los sectores que la han producido y los sectores que la han consumido, dijo que sólo estaba integrada en los años 1940 por un escaso centenar de sectores, manejables manualmente. Luego, cuando la economía avanzó, ya en los 1970, con miles de sectores, sólo podía manejarse informáticamente.
Hoy, con una economía globalizada e informatizada, estos sectores ya son miles y miles, y cada año crecerán más y más, con la entrada de la China y Asia: cosas de la Teoría del Capital y de la libre competencia.
Nuestro comercio ya ha cambiado irreversiblemente, y Amazón et alter ya son un hecho sin vuelta atrás. Lo único que queda hacer es procurar dar un nuevo tratamiento fiscal a las tiendas físicas y a los botiguers, que aparezcan nuevos sistemas de comercio informático más libres y competitivos, y sobre todo, que el Estado regule los monopolios o oligopolios de Amazón, Google, EBay, Alibaba...
Sólo exponer un fragmento de una noticia sobre Amazon de hace unas semanas, con el acuerdo de Cuomo y de Blasio, cuyas cifras han sido validadas precisamente por las tablas input-output hechas por REMI:
"Amazon creará en la Ciudad de Nueva York, en Long Island City (Queens) entre 25,000 y 40,000 empleos nuevos con un salario promedio de más de $ 150,000, invertirá más de $ 3,6 mil millones en 15 años y generará $ 27,5 mil millones en ingresos fiscales durante 25 años.
El nuevo campus representa el proyecto de desarrollo económico más grande en la historia del estado de Nueva York.
238 ciudades de América del Norte compitieron para un proyecto de miles de millones de dólares que ofrece más del 900% de retorno de la inversión a Nueva York."
El Área Metropolitana de Barcelona es la mitad que el territorio de la Ciudad de Nueva York, y el Ámbito Metropolitano de Barcelona es el doble que el territorio de Nueva York. Un tercio del territorio de Nueva York es agua.
El Memorándum Amazon-Nueva York puede verse aquí:
https://esd.ny.gov/sites/default/files/NYC-MOU-Final.pdf
Que las autoridades catalanas y barcelonesas tomen nota...
y se dejen de independencias a la nada y progresaurismos...
100% de acuerdo con Mn. Espinar, y con Don José María.
EliminarEs cierto, compramos por inducción. Científica, calculada... no falla. Estamos en un mundo conductista, en el que tanto los políticos como los empresarios saben perfectamente lo que compraremos. Con lo cual, no necesitan averiguar qué queremos, sino estudiar cómo nos inducirán a votar o a comprar lo que ellos quieren. ¡Menos mal que eso no son ciencias exactas, y de vez en cuando les fallan los pronósticos. Por eso está tan claro que caerá el dios Bezos. Su lugar quizá lo ocupe Alibabá aliado con El Corte Inglés (el gran templo de las compras hispanas). Pero también pasarán. Son ídolos de barro.
ResponderEliminarLo importante es que nosotros seamos conscientes de esa realidad y no nos dejemos arrastrar a ese culto. Prefiramos la Navidad de verdad, con sus ritos y costumbres. Con sus compras también; pero sólo también. No renunciemos al espíritu de la Navidad; y en la medida de lo posible, cultivemos el alma de la Navidad. Es un gran don.
En Amazón se pueden comprar muchos libros digitales por 2 euros especialmente sobre temas de religión, con solo buscarlos en su buscador
ResponderEliminary con un solo clik. ¿¿que más queremos??.SG.
¿Es mejor ser ciudadano de un paraiso comunista o volver al feudalismo cuando la mayoria eramos siervos?, está bien criticar lo que está mal, pero la pregunta es, ¿hay una alternativa mejor?, ¿Como se paga la sanidad universal, pensiones, carreteras, policia, seguros de desempleo?, ¿por qué ha dejado de haber hambrunas en europa?, ¿ como se financian las vacunas que evitan millones de muertes?, ¿por qué no nos matamos unos a otros cuando un años las cosechas son malas?, ¿como se financia la depuracion del agua?, ¿quizás con un estado que se financia generosamente recaudando en un sistema capitalista?,
ResponderEliminarTienes una visión del mundo medieval estereotipada por videojuegos y completamente falsa. Nunca hubo una mayoría de siervos en la Edad Media, puesto que era requisito indispensable tener título nobiliario para ser considerado como tal.
Eliminar¿Entonces los campesinos no eran siervos y los condes si?, ¿no estarás confundiendo siervo con vasallo?
EliminarEn absoluto, esto es exactamente así y así está documentado a lo largo de toda la Edad media, la Alta y la Baja: Ni siervo ni vasallo podían ser plebeyos ("raffezes" o "gent raffez"en la Baja E.M.)
EliminarSi el bueno de Josep Pla levantara la cabeza.....!
ResponderEliminarLo más importante que ha escrito Mn. Espinàs en la entrada puede pasar desapercibido: Este consumismo tienen encomendado el control y descenso de la natalidad. Parece que para poder tener más hijos es necesario poder dotarlos de videoconsola, tableta, teléfono móvil 12 G... la lista se va ampliando y cada vez hay más y más requisitos, todo lo que no llegue a eso será algo así como una condena a la miseria. Todo empezó con la televisión, el 600 y la torre.
ResponderEliminarNo son más importantes en la vida los trastos electrónicos que nuestros hijos. Y desde luego que no nos van a dar la misma felicidad. A ver si dejamos de quitar tiempo a la vida con estos chismes y volvemos a ser un poco más personas.
"La torre": para la mayor parte de los lectores no catalanes, el chalé.
EliminarSin consumismo no hay sistema economico que resista siete mil millones de almas que hay mas o menos ahora en el planeta, no se pueden cubrir las necesidades de tanta gente con nin gun otro sistema economico, hasta que china no adoptó un sistema en parte capitalista sufrí continuas hambrunas, la naruraleza tiene sus leyes y no hay ningún sistema que pueda alimentar a tanta gente como el capitalismo, para bien o para mal
EliminarNo vayamos a confundir consumo con consumismo, no pido en absolouto que vayamos de "desapegados budistas", sólo que tengamos un poco de sentido común. (que no es lo mismo que comunismo, por hacer el chiste).
EliminarAL HILO DEL COMENTARIO DEL SR. VALDERAS
ResponderEliminarÉse es el drama, que el deslumbrante esplendor de los grandes divos de las finanzas como Amazon, lo pagan miles y miles de pequeños comercios que han desaparecido, con la consiguiente ruina de sus propietarios. O con la tremenda extorsión que ejerce y ejercita Mercadona contra sus proveedores, a los que literalmente estrangula (¡el Sr. Roig es un genio de la economía y las finanzas!) Y después de arruinar a tanta gente, viene con enorme generosidad a subirles el sueldo un 15% a todos sus empleados. ¡Qué caritativo es el Sr. Mercadona, que arruina a 1.000 para favorecer a 100! Y Europa, y América, que estrangulan a los mercados del tercer mundo, para luego organizar impresionantes y caritativos (perdón, solidarios, con sus ejércitos de oenegistas) planes de ayuda al desarrollo y a todo eso.
Pero lo más importante de todo, es que esos magnates-mangantes de las finanzas cuentan con el egoísmo de cada uno de nosotros, que miramos con indiferencia cómo cierra el taller de nuestra ciudad y se queda nuestro vecino en paro, porque preferimos comprar productos chinos (parte de cuya economía es la explotación inmisericorde de los trabajadores, con jornadas muy altas, sueldos muy bajos, sin derechos, sin vacaciones, sin sanidad, sin jubilación...) en vez de comprar los de nuestro vecino, encarecidos a causa del bienestar que es parte de su sueldo y repercute en el precio de sus productos.
Los magnates-mangantes saben que nosotros estamos a su lado alentándolos para que extorsionen a los trabajadores-proveedores de sus mercancías, porque lo que finalmente nos interesa es pagar lo menos posible el trabajo del prójimo. Y si es chino, ¡no veas! Ellos lo único que hacen es dar la cara haciendo el trabajo sucio de extorsión que a nosotros nos repugna. ¡Es que somos tan buenas personas! Y con lo que ahorramos comprando tan fantásticamente, hasta podemos hacer caridad. ¿Quién da más?
El que cierra el taller de la ciudad tambien es consumidor y también sale favorecido de que los precios sean mas baratos y los chinos explotados siguen vivios gracias al capitalismo, con otro sistema economico ya habrían muerto de hambre, ¿ quizá el problema es que el estado nos quita gran parte de lo que ganamos para favorecer a directores de cine millonarios o financiar abortos?, ¿nadie se da cuenta de que es la voracidad del estado totalitario el que obliga a cerrar el taller?
EliminarY estamos en Adviento. Y llega Navidad. Y hay mucha hambre en el mundo. Y hay muchas guerras... y al cura de turno le preocupa el comercio... Qué materialistas sois todos!
ResponderEliminarQué poco espiritual es esta recriminación. Necesita que llegue la Navidad para convertir reflexiones sobre el consumo en "comerciales", como si no produjeran igualmente una distracción en lo esencial y en lo económico (que de ahí deviene el hambre en el mundo al fin y al cabo), parece que las guerras han llegado de repente o es ahora cuando el sr. Anónimo Sánchez las fija en la agenda. Esto es materialista por "su" definición -que no se suyo- y en su ignorancia, a un sacerdote excepcional lo tiene como cura "de turno".
EliminarEn fin, que es muy fácil pasarse por aquí, dejar caer cualquier cosa despectiva y quedar como el tipo más sabio del mundo. Pues te digo una cosa: Igual esta entrada no arregla nada de nada, puede ser que no termine con las guerras ni las hambrunas, que no trate sobre el Adviento (que esto es Germinans y sin duda lo hará, no sé si tú también), que la Navidad llega, sí, pero cuando acabe el Adviento y esto es Parusia que aquí se conoce perfectamente y da para adecuarse al calendario litúrgico... Pero una reflexión sobre el consumismo no viene mal, ni siquiera para producir un antimaterialismo que parece ser que deseas. No es jipi, no es nebuaje, pero es. Al fin y al cabo, existen otras opciones entre la libertad humana y se puede incluso no consumir maiguana y varitas de incienso con olor a mier...
Al anónimo de las 10'48 del día 10:
EliminarEstamos en la categoría "ómnibus rebus". Mírate la de "fiestas", "reflexiones dominicales", escritos interesantes"... El mundo funciona de una manera que no resulta tan simple como te lo haces. Y que conste que no te llamo simplón sino simplista, que no es lo mismo.
Ya ha salido el típico progre, el de las 10:48, demasiado preocupado por zarandajas sociales, y poco interesado en cuestiones doctrinales... que son las importantes. Espiritualidad bobalicona de izquierdas, progresismo, opción pòr los pobres, etc. etc. Disparates a mansalva!!
EliminarSr. Anónimo 8:02 ,total y absolutamente de acuerdo con su reflexión. Ha ampliado usted magníficamente el comentario del Sr. Valderas Gallardo y esto le honra mucho a usted!
ResponderEliminarEn vez de organizar ayunos en Monserrat, nos animamos todos y hacemos totalmente lo contrario. Nos hinchamos hasta los topes de Botifarres, salxitches , baldanes,ect.... hasta rebentar, hombre!!!!
ResponderEliminarDel comercio no, más bien del consumismo, que es otra cosa.
ResponderEliminar10:48, por fin encuentro un comentario algo trascendente en medio de tanta materialidad! Menos mal! Felicidades!
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