Viven instalados y en la provisionalidad

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Peregrinos, no vagabundos
Cuando yo era pequeño, mis padres me enseñaron a protestar y a no conformarme con las cosas que no me gustaban. Ellos eran personas muy diferentes entre sí. Mi padre daba la impresión de ser muy accesible, de carácter agradable y acogedor, capaz para el acuerdo, risueño y muy dialogante, de trato fácil. Y de temperamento profundamente emotivo. Mi madre daba la impresión de ser una persona rigorista: educada sí, pero con un punto de taciturna frialdad y misantropía. Un poco la persona que no te manifiesta sus impresiones hasta que no ha adquirido un cierto grado elevado de confianza. De ambos recibí afecto a raudales y sobre todo buenos ejemplos y máximas morales, sencillas y directas, que me sirvieron de guía de conducta durante muchísimo tiempo. Y que sobreviven, aún pasados los años en mi personalidad y psicología.

Pero ambos entre ellos tenían al menos una cosa en común: habían sido niños de la posguerra y de clase social muy humilde y sufridora. Habían aprendido no sólo el valor de las cosas y el esfuerzo necesario para conseguirlas, sino la osadía de luchar por ellas y un gran sentido de la justicia, que tristemente habían tenido que dominar y contener con el objeto de no empeorar las cosas y acarrear para ellos y los suyos, males aún mayores. Poseían, diría yo, una rabia contenida. La de los perdedores, la de los últimos, la de los humildes, la de los que tienen que callar siempre.

Pero como tantos matrimonios de los años 60, para sus hijos querían una vida diferente. Y no solo con más y mejores cosas a su alcance, y con mayores oportunidades,sino con una actitud menos atemorizada y resignada con la que a la fuerza ellos tuvieron que vivir, siendo plenamente conscientes de ello. Y no estoy hablando de consentirnos caprichosamente todos los deseos, sino de luchar por lo creíamos justo.

Uno de los primeros recuerdos que tengo del ejemplo que me dieron, sucedió ante una tómbola. Tenía yo quizás seis años, no más. Y el premio que me tocó, tras la correspondiente compra ilusionada de muchos boletos por mi padre, fue uno de sus cachivaches inútiles que en nada alegran a un niño. Mis padres observaron mi cara de decepción y tristeza. Tras lo cual, atendiendo la sugerencia de mi madre, mi padre le rogó al feriante que se lo cambiara por algo de la misma categoría que pudiera hacer ilusión al niño, véase a mí. El feriante, tras una negativa descortés y un tanto malhumorada, trató con displicencia a mi padre. El feriante de la tómbola no se imaginaba el error que había cometido. Porque mi madre sacó ese sargento de artillería que lleva dentro y organizó al tombolero la de Dios es Cristo, consiguiendo el común apoyo de todos los presentes. Al feriante no le quedó más remedio que cambiarme la birria que me había dado, por un muñeco de Daniel Boone (una de las series de moda de los 60) que ha resistido a todas las purgas de limpieza y desescombro de mis enseres personales y a todas las mudanzas en medio siglo de existencia.

No conformarse con lo ilógico, luchar por lo que consideras justo, sacar el brío, ser asertivo, alimentar un carácter resolutivo: todo lo aprendí en mi casa. Y el gusto por la libertad de acción, que es cosa muy importante para ser cura. Y más en nuestros días. Es decir, no aborregarte ni acomodarte a nada ni a nadie. Como dirían los psicoterapeutas de la afectividad y el encuadre sociológico (¡qué palabrotas!): no vivir instalados. Preguntarte por el sentido de las acciones y el valor del esfuerzo que dedicas para conseguir un objetivo, y cuestionarte la estricta necesidad o no de esa meta o el carácter absolutamente prescindible de ese objetivo.

Por eso cuando llegas a una cierta edad, y los primeros achaques de salud de una cierta gravedad llegan con imperiosa puntualidad, tomas una decisión: no perder ni un minuto de tu tiempo con algo que no quieras hacer. Nada de pantomimas ni sufrimientos innecesarios. Ya el cumplimiento fiel de tu ministerio te acarrea más de los necesarios. Abraza esos y ni uno más: es estéril y contraproducente hacer lo contrario. Sobretodo si redundan en servicio de una casta de instalados y conformistas, de corporativistas de sonrisa hipócrita que no debes consentir que amarguen tu vida.

Si los que ostentan cargos tienen que publicitar (sin mucha convicción ni entrega, que eso se nota) las consignas de la jerarquía eclesial que les otorga los cargos y los mantienen en ellos, que lo hagan. Yo y muchos como yo no pensamos gastar ni un minuto ni en “Sortim/Salgamos” ni en los planes pastorales de alpargata y despacho caliente que suelen circular por esos mundos de Dios. Porque resulta que los obispos que afirman con retórica ampulosa que siempre quisieron “ser curas de pueblo”,en ningún destino pastoral han estado más de cinco años y están siempre de aeropuerto en aeropuerto, de aquí para allá: en todas partes menos donde deben estar.

Personalmente yo y muchos de mis compañeros no queremos ser los típicos payasos de parroquia, con vocación de hacer estúpidas reuniones pastorales, patéticas homilías, ridículos distingos sobre esto o sobre lo otro, siempre prestos a manifestar admiración ecuménica y encendido deseo de diálogo interreligioso, o acercamiento a asociaciones civiles en búsqueda del bien común y la colaboración ciudadana. Ni hablar. En una palabra, no quiero reducir mi ministerio a un buenismo inofensivo y compatible con el clima general y políticamente correcto. No voy a obsesionarme con no ofender al mundo.

Para la jerarquía y sus cuadros intermedios, instalados en su capillita de confort, tú no no eres nadie ni importas para nada. Me contaba hoy un sacerdote medianamente joven de una diócesis catalana, que un sacerdote de más de 80 años (que llevaba cuarenta en su parroquia de barrio en una ciudad del área metropolitana, supongo que aguantando carros y carretas) ha enfermado y está en el hospital. La única muestra de interés de la que ha tenido noticia es saber que se han puesto en contacto con alguien de su parroquia que sepa llevar la economía. Sin decirle nada a él ni interesarse personalmente por él. Nadie le ha ido a visitar, excepto este sacerdote amigo. ¡Ningún clérigo llorará en tu funeral ni hablará de ti cuando estés muerto! Muchos obispos y curas de alto rango son como las prostitutas: siempre tienen en sus labios la palabra “amor”, pero en el fondo no quieren a nadie.

Además, como suelen ser carreristas aspirando siempre a más, viven todo lo que hacen con un evidente e insultante sentido de provisionalidad. Se les ha pegado el estilo de los políticos y gobernantes a los que tanto frecuentan. No les importa lo que pase en el futuro, viven al día. No construyen para el mañana como afirman presuntuosamente:excusatio non petita…Dime de qué presumes y te diré de qué careces. ¿Cuántas diócesis pueden afirmar que sus pastores trabajan a diez o quinceaños vista por el bien de parroquias, instituciones, conventos, etc? ¿Cuántas trabajan por conservar, mejorar, aumentar, engrandecer algo que no sea su peculio personal, su comodidad o su prevista y tranquila jubilación...?

Convengan tristemente conmigoen que  todas sus determinaciones y actitudes pastorales están marcadas por lo precario, lo interino, lo efímero, lo caduco, lo temporal, lo revocable, lo incierto. Y eso provoca en todos aquellos que los secundan, un sentimiento de inseguridad desestabilizante que te aboca a un sentimiento de algo que acaba y que desentona con la exquisita necesidad y ansia humana de eternidad. Para mí, lo revocable y temporal hoy en día me evoca una visión guay de la vida: la pesadilla de dejar siempre una puerta abierta a la discrecionalidad del obispo, es decir que dispondrá de ti como le parezca: prescindiendo de las necesidades de la parroquia o de las del párroco. Ahora aquí, como en muchos lugares, los obispos prefieren nombrar administradores parroquiales o equipos sacerdotales “in solidum” y no párrocos o coadjutores. Así los utilizan como peones a voluntad, a los que ni posibilidad les queda de rechistar ni de objetar. Mientras ellos se insedian de forma inamovible (¡suerte de la jubilación obligatoria!) en sus cátedras con pompa y solemnidad. “La llei de l´embut: l´ample per a mi, l´estret per a tu”.

Te dicen que todo es provisional como el tiempo que pasamos por esta tierra. Pero olvidan que el tiempo, además de ser medida de lo que trascurre, es medida de tí mismo: es decir posibilidad de orientarte en la existencia en orden a tu propia identidad y en relación con los demás. No tener en cuenta eso, es maltrato psicológico. La provisionalidad llega a convertirse para muchos en desesperación. El trabajo que haces hoy, lo que hoy y ahora construimos con tanto esfuerzo, debe convertirse en algo que permanezca. Más si cabe para los sacerdotes que no engendramos hijos biológicos, sino hijos y familias espirituales. Pero no, las cosas no discurren por esa vía.

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Don Pepito de Cangas
He recordado estos días al sacerdote asturiano don José Manuel Castaño que falleció este pasado mes de julio, riosellano nacido en el 29 y ordenado en el 54. Después de diversos encargos de coadjutor y ecónomo llegó como párroco encargado de las diversas parroquias de Cangas de Onís en 1983. En ellas se jubiló en 2010 envuelto en un sonado incidente, pues protagonizó una huelga de hambre en protesta por un retiro que consideraba impuesto desde el Arzobispado. Don Pepito, como se le conocía en la parroquia, era muy querido por vecinos y feligreses, claro. Sacerdote de misas multitudinarias, su pérdida fue recibida este verano con pesar en una comarca a la que consagró su ministerio. «Estas parroquias son y serán mi vida», contaba Don José. ¡Qué gran ejemplo!

Es cierto, queridos amigos lectores, que de esa provisionalidad como carencia y precariedad, podemos hacer una oportunidad de bien, construyéndonos como personas más gratuitas, convencidos de que el bien permanece siempre. Pero no siempre poseemos la madurez psicológica para llevarlo a cabo.

Me gusta repetir muy especialmente a mis jóvenes que todos los males y carencias pueden ser proyectados hacia una posibilidad de bien, porque éste es el dinamismo que hace que el hombre sea un peregrino y no un vagabundo. Y es que el peregrino sabe que toda etapa es un paso necesario hacia la meta.

Prudentius de Bárcino

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22 comentarios

  1. Aquest sacerdot de pseudònim "Prudentius de Barcino" explica una història, com n'hi pot haver moltes, dels que a vegades poden ser difícils relleus parroquials però almenys aquest senyor sacerdot podria haver tingut el detall d'oferir la versió que va donar l'arquebisbat d'Oviedo que és igualment digna de tenir-se en consideració.

    https://www.elcomercio.es/v/20100910/oriente/cura-huelga-hambre-relevado-20100910.html

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    1. Jordiet: GG no es sitio de webs oficiales ni comunicados; institucionales. Es vanguardia, es trinchera, es signo de contradicción, bandera discutida. No es alimento para paniaguados financiados por el poder. Para eso vaya a leer a Llisterri. Es la voz del Regimen, el parte de guerra del Estado Mayor. Pero que sosez la suya!!! Desayuna con bicarbonato??

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    2. Sra. Cuca.
      Afirmar, como Ud. lo hace, que GG es vanguardia,debe ser fruto de su imaginación. Para ponerle un epíteto, diría que es retaguardia: mirando hacia atrás.

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    3. Grndiosa reflexión la suya Doña Cuca,SIGA ASÍ!!!

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  2. No existe en la piel de toro ningún portal con las aportaciones del equipo de Germinans. Si ayer la reflexión teológico-pastoral de mosén Francesc cabría incluirla entre las “mejores lecturas espirituales” de tiempos recientes, la presente descripción de la situación del sacerdote de a pie de Prudentius de Bárcino no desmerece las páginas hermosas sobre el sacerdocio de George Bernanos o de Martín Descalzo. El corolario o coda final –ser peregrinos, no vagabundos--, me ha traído a la memoria el poema de León Felipe “Romero sólo romero”: Ser en la vida romero, /romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos./ Ser en la vida romero, /sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo. /Ser en la vida romero, romero..., sólo romero./Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,/pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,/ligero, siempre ligero./ Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo, ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos/para que nunca recemos/como el sacristán los rezos.”/
    Esos sacerdotes son el baluarte de la fe, los dispensadores de los sacramentos de vida eterna y de la palabra de Dios que nos salva. Unos sacerdotes que no necesitan salir, ni ir a las periferias y otras zarandajas porque son ellos los auténticos evangelizadores. Por mucho que los laicos se empeñen en seguir a Cristo, sin la ayuda del sacerdote no podrán dar un paso. A menudo solos. Demasiado solos. Por culpa de los fieles. Con determinados obispos y curiales no pueden contar. Ellos son los auténticos viñadores. Gracias Prudentius por recordárnoslo. Mientras otros se pierden en logomaquias y consejos vendo que para mí no tengo, esa infantería del evangelio son los auténticos soportales del templo que es el Cuerpo Místico.

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  3. Ese discurso falto de trascendencia en el clero, no es difícil de encontrar. En una Parroquia de Madrid, un Vicario Episcopal presidía la Santa Misa. Al final de la misma y ya dirigiendose hacia la salida, expresó a los allí reunidos, que ya no había que explicar el Credo, sino que era epoca de sanar las heridas de la gente. Pensé que había perdido la Brújula en su peregrinaje en la tierra y estaba vagabundeando.

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  4. Totalmente de acuerdo con el Sr Valderas Gallardo.

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    1. Lo corroboro ampliamente, siempre dde acuerdo con él!

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  5. “La llei de l´embut: l´ample per a mi, l´estret per a tu”.

    Regina Farré trabajó durante casi 30 años en TV3 y cuenta lo que vio:

    www.abc.es/espana/abci-desprecia-50-por-ciento-poblacionse-manipula-y-miente-cada-201809230246_noticia.html


    - «En TV3 se desprecia al 50% de la población». Es decir, a la ciudadanía que no comulga con los postulados nacionalistas. Y considera que no puede ser de otra manera, porque «todos los periodistas de TV3 son alfombrillas y, el que no lo es, no está dispuesto a perder su medio de vida».

    - «Hay convencidos, solo hay hooligans, y se indignan cuando les dicen la verdad, como cuando alguien como Albert Rivera dice que manipulan y mienten cada día; claro que lo hacen».

    - «En el 93 ó 94 deciden que desaparezca la sección “España”

    - "David Bassa, que ahora es el jefe de Informativos de TV3. Es un fanático... »

    - Terribas llevó a cabo una labor alucinante de promocionar lo más radical, empezando por blanquear a Arnaldo Otegi. Era un programa totalmente parcial. Un día, por ejemplo, tras un atentado de ETA, la productora, que ya no está en TV3, cuando comentamos en la redacción el atentado nos dijo, sobre las víctimas: “Algo habrían hecho”».

    - «es inimaginable que alguien critique en una reunión de redacción a la Generalitat para que esa crítica se traslade en antena. En la CCMA –la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, ente público del que dependen TV3 y Catalunya Ràdio– hay muchas parejas y con sueldos por encima de la media en el sector, ¿a ver quién es el guapo que se atreve a perder su sueldo por ser valiente un día?». [jejeje... qué pregunta... nadie]

    - «el momento de penetración de independentistas más bestia en TV3 fue cuando llegó el tripartito –PSC, ERC e ICV-EUiA– en 2003»

    - Y al que tiene contactos en el mundo secesionista, lo promocionan. Farré concreta esta opinión con varios ejemplos: Helena Garcia Melero o Toni Cruanyes...

    - «TV3 no tiene remedio porque no hay mimbres para que los profesionales reflejen la realidad de Cataluña, en la que el independentismo no llega al 50% de la población. El que no es militante, que es la inmensa mayoría, se defiende en clave crematística. El dinero».

    Eso es fascismo y estalinismo...

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    1. Con los sueldos que cobran, y con el clima gelido ártico-siberiano que reina fuera de TV3-Katalunna Ràdio, vamos, se harían hasta de la Guardia Roja de Stalin, y a machacar a sus órdenes...

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  6. Aceptaría y agradecería opinión del Sr. Morrós sobre la situación actual del Valle de los Caídos y de querer alterar el eterno descanso de nuestro Invicto y Glorioso Caudillo, gracias.

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    1. Muy esclarecedor el articulito prudentiano de hoy. Se cualifica tal cual es.

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  7. El papa Francisco fue muy certero al decir que podría abrirse las puertas al sacerdocio a muchos casados, tal como fue en la época apostólica ( miren ustedes el canon de los apóstoles por ejemplo). Debe haber un cambio profundo en la estructura eclesial , pero sobretodo un enfoque en la vida espiritual que no esté encorsetada o secuestrada por un sistema "filosófico" y que limita el verdadero evangelio.

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    1. Abrir el presbiterado al matrimonio no es posible, porque el cura es la imagen de Cristo, y Jesús fue siempre célibe, casto y continente. Por eso, los presbíteros han de estar solteros para "casarse" con su comunidad, de forma espiritual.

      Por otro lado, si los presbíteros pueden casarse, también deberían de hacerlo los obispos, pues en tiempos de Pablo estaban casados, con "una sola esposa".

      Si los presbíteros se pueden casar, entonces los obispos también, y evidentemente, el Papa, pues Pedro estuvo casado.

      No todo lo que se hacía en el pasado debe de hacerse ahora, porque hoy sabemos más verdades.

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    2. Su argumento es inválido y contrapuesto, pues dice usted que no pueden casarse y que al principio estaban casados...en que quedamos? Por otra parte ya existen sacerdotes casados en oriente dentro del catolicismo, por tanto su prohibición ideal no tiene base.Además lo que usted dice que el sacerdote está casado con la comunidad no es ningún argumento teológico que recoja la Tradición ni la biblia, no existe eso. Imagen de " Cristo" lo somos cada cristiano , no sólo el presbítero . Revise sus argumentos, no tienen consistencia.

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  8. salvador (nombre de pila)24 de septiembre de 2018, 13:01

    Anónimo de las 6:30, este Sr. Morros, dudo que te opine sobre el Valle de Los Caidos, asi como del CAUDILLO FRANCISCO FRANCO POR LA GRACIA DE DIOS, del mismo modo como los Franquistas de se pasaron al nuevo regimen, al igual que todos los Obispos y en especial los de la TARRACONENSE.

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    1. salvador (nombre de pila)24 de septiembre de 2018, 14:42

      por cierto a los GOLPISTAS (mal llamados presos politicos), en mi humilde opinión yo no los mantendria a la CARCEL, todos a la calle, pero ojo SIN SUELDO NI CARGO PUBLICO DE POR VIDA, que se ganen la vida y el PAN CON EL SUDOR DE LA FRENTE como todos los mortales.

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  9. salvador (nombre de pila)24 de septiembre de 2018, 14:37

    Tot pels amics de les 2:54, A mi humilde opinión, para poner freno a este desenfreno SEPARATISTA DE T.V.3, yo les cortaba el AVAL ECONOMICO DE SUS DEUDAS MILLONARIAS CON LOS BANCOS (ESPAÑOLES POR CIERTO)y que fueran cantando todo lo que quisieran, no se estos periodistas, por cierto partidistas, del regimen GOLPISTA, de donde cobrarian, porque de los del LAZO AMARILLO YA SE CANSAN MUCHOS DE PAGAR A FONDO PERDIDO.

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  10. Señor moderador del blog, deje de aceptar mensajes Fascistas, que dan muy mala imágen de GG y de la Iglesia, ¿o es que acaso quiern dar esa imágen?

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  11. Totalmente de acuerdo con Salvador ( nombre de pila). Por cierto, en Tortosa el 99 % del clero tienen al Caudillo como a un Santo, pero a escondidas, claro, jeje, que no se entere el Pigdemond ese y se acaben las subvenciones, etc.......

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  12. "Muchos obispos y curas son como las prostitutas, tienen en sus labios la palabra 'amor', pero en el fondo no quieren a nadie."
    Tremebundo testimonio.
    Gracias, pues, a todos esos curas y obispos que no viven instalados y que han hecho evocar al romero del poeta León Felipe: sirven -son útiles- porque sirven -están prestos para lo que en su ministerio se necesite- sin servirse de nada. Sin ellos, la Iglesia ya se habría ido por el sumidero.

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  13. Lo simpático del caso es que aquellos que viven su ministerio de cualquier manera, no como debe ser, según el el corazón de Cristo y el quere de Dios, van por ahí pidiendo y exigiendo que no se les critiqwue, que no se hable mal de ellos. A esos, me atrevo a sugerirles que si no quieren ser objeto de comentarios y críticas, sean como deben ser: auténticos pastores. Así de sencillo

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