Omella observa como el féretro de Don Elías Yanes es introducido en el nicho de la Basílica del Pilar |
No voy a ser yo el que juzgue ahora su tarea al frente de la archidiócesis zaragozana, o su papel decisivo en esta Iglesia particular, después de ser aceptada su renuncia cuando fue substituido por Don Manuel Ureña, o su presidencia en la Conferencia Episcopal Española, de todo ello tendrá que dar cuentas ante el Altísimo, sólo me queda encomendarlo a su Infinita misericordia.
Lo que sí que voy a decir es que Don Elías fue uno de los protagonistas principales del episcopado español post-franquista. Aquellos prelados que ocuparon los más altos cargos de una Iglesia que quería aparecer como limpia de cualquier mancha del régimen anterior, unos obispos que renegaron de lo que habían hecho una buena parte de sus antecesores, y que querían aparecer como completamente integrados en la nueva democracia, aportando como prueba complementaria, una tolerancia al progresismo eclesial que se había movilizado en contra del Generalísimo y de su régimen al que catalogaban como de "nacional-católico".
El arzobispo de Zaragoza Don Vicente Jiménez, acompañado de los cardenales Blázques y Omella |
Don Gabino se buscó como principal colaborador en la diócesis asturiana, a un sacerdote canario, implicado en la Acción Católica y en la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), movimientos eclesiales claramente alejados del franquismo, e incluso cooperantes en actividades contra aquel régimen. Era Don Elías Yanes, al que convirtió en su obispo auxiliar (1970-1977)
En el año de las primeras elecciones democráticas en España (1977) se tenía que substituir al arzobispo de Zaragoza, Don Pedro Cantero Cuadrado, un hombre indudablemente implicado en el régimen franquista, en el que fue procurador en Cortes, miembro del Consejo del Reino y del de Regencia, a la muerte del Generalísimo. Don Pedro se había caracterizado por su lucha directa por la politización izquierdista de la Acción Católica, y por su enfrentamiento con algunos párrocos y sacerdotes de tendencia progresista en lo eclesial y contraria al régimen, entre ellos se encontraba nuestro actual arzobispo Don Juan José Omella. Vistos los antecedentes, el personaje eclesial elegido para cambiar radicalmente la diócesis de Zaragoza era Don Elías, con el apoyo y el aval incondicional de Don Gabino y de Don Vicente Enrique.
Los cardenales Cañizares, Sistach, Osoro y Rouco y el arzobispo emérito Ureña en el entierro |
En esa coyuntura, Don Juan José Omella se convirtió en una de las personas ideales para ser hombre de confianza de Don Elías en Zaragoza, no sólo por su enfrentamiento con Don Pedro Cantero sino también por su postura política, para nada vinculada a la derecha, ya que en los pueblos donde ejerció el sacerdocio (Calanda, Alcañiz...) con alcaldías de centro-derecha, él presumía de llevarse maravillosamente bien con las izquierdas.
En 1996, después de ocupar diversos cargos de importancia diocesana, Don Elías pide para Juanjo (como era conocido por el clero zaragozano) la mitra como obispo auxiliar, y a partir de ahí inicia su exitosa carrera episcopal, primero como obispo de diócesis menores como Barbastro o Logroño, y desde 2015 como arzobispo de Barcelona, diócesis actual en la que en 2017 es creado cardenal.
Para tan brillante promoción, sobretodo en el pontificado de S.S. el Papa Francisco, no sólo participó el ahora fallecido Don Elías, sino lo que algunos han denominado el "Frente del Ebro", con S.E.R. el cardenal Fernando Sebastián, que fue vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, los años que Don Elías fue presidente, y S.E.R. el cardenal Santos Abril Castelló, turolense de origen y amigo personal del Santo Padre por los años en que fue Nuncio de la Santa Sede en Argentina.
Ya he dicho que no iba a hacer critica de la actuación de Don Elìas, me ciño a una exposición prácticamente cronológica de unos hechos históricos, que han desembocado en la llegada a nuestra archidiócesis de uno de los principales discípulos del ahora obispo fallecido.
Antoninus Pius
Menos mal que sólo quiere hacer una presentación cronológica...
ResponderEliminarHoy nos hemos despertado con la muerte de Stephen Hawking. Negando a Dios toda su p. vida, menudo sorpresón se habrá llevado!
ResponderEliminarA mí me gusta más la fotografía en que se ve a Benedicto XVI acariciándole el rostro durante una reunión de la Academia Pontificia de Ciencias. Esperemos que el Señor le reciba misericordioso. ¿Por qué no pensar que buscó a Dios y, al no encontrar una prueba física tangible, optara por encumbrar la razón? El, que había dado un gran impulso a la termodinámica de los agujeros negros, comprobó la inestabilidad de las teorías de la física, la más sólida en apariencia de las ciencias, y pensaría que las verdades absolutas y eternas no existen. No olvidemos que la fe es un don. Y los católicos no nos esfirzamos demasiado en ahondar en los preambula fidei para que muchos no vean en ella un obstáculo contra la razón. Su excelso predecesor en la cátedra Lucasian y en la teoría de la gravedad, Isaac Newton dedicó buena parte de su vida al estudio científico de la Biblia y de la teología. ¿Le inquietó su ejemplo? ¿O tal vez se agarró como un clavo ardiendo al "nullius in verba" de la Royal Society, que algunos interpretan como alejamiento de la palabra de Dios? Nada sabemos de su lucha interior, si la tuvo. Un episodio de su vida que a mí me produjo especial desazón fue cuando se divorció de su primera mujer, enfermera suya y católico que le había asistido con absoluta entrega largos años, madre de sus hijos para casarse con otra mujer, más joven. Dios tenga piedad de él, como de todos nosotros, como decían en la misa, "nobis quoque peccatoribus".
EliminarSeguro que no le falta CALEFACCIÓN, seguro que le SOBRA.Para los IMPIOS es su LUGAR.
EliminarQuien mejor le conoció –compartieron investigación durante años- Roger Penrose, físico matemático de parejo nivel extraordinario, rememora su figura en The Guardian. Repárese en la influencia de su madre, una librepensadora:
EliminarThe image of Stephen Hawking – who has died aged 76 – in his motorised wheelchair, with head contorted slightly to one side and hands crossed over to work the controls, caught the public imagination, as a true symbol of the triumph of mind over matter. As with the Delphic oracle of ancient Greece, physical impairment seemed compensated by almost supernatural gifts, which allowed his mind to roam the universe freely, upon occasion enigmatically revealing some of its secrets hidden from ordinary mortal view.
Of course, such a romanticised image can represent but a partial truth. Those who knew Hawking would clearly appreciate the dominating presence of a real human being, with an enormous zest for life, great humour, and tremendous determination, yet with normal human weaknesses, as well as his more obvious strengths. It seems clear that he took great delight in his commonly perceived role as “the No 1 celebrity scientist”; huge audiences would attend his public lectures, perhaps not always just for scientific edification.
The scientific community might well form a more sober assessment. He was extremely highly regarded, in view of his many greatly impressive, sometimes revolutionary, contributions to the understanding of the physics and the geometry of the universe.
Hawking had been diagnosed shortly after his 21st birthday as suffering from an unspecified incurable disease, which was then identified as the fatal degenerative motor neurone disease amyotrophic lateral sclerosis, or ALS. Soon afterwards, rather than succumbing to depression, as others might have done, he began to set his sights on some of the most fundamental questions concerning the physical nature of the universe. In due course, he would achieve extraordinary successes against the severest physical disabilities. Defying established medical opinion, he managed to live another 55 years.
His background was academic, though not directly in mathematics or physics. His father, Frank, was an expert in tropical diseases and his mother, Isobel (nee Walker), was a free-thinking radical who had a great influence on him. He was born in Oxford and moved to St Albans, Hertfordshire, at eight. Educated at St Albans school, he won a scholarship to study physics at University College, Oxford. He was recognised as unusually capable by his tutors, but did not take his work altogether seriously. Although he obtained a first-class degree in 1962, it was not a particularly outstanding one.
Su sorpresa será cuando vea que el universo real nada tiene que ver con el que teorizó.
EliminarTotalmente de acuerdo con el Sr Valderas Gallardo.
EliminarNo podemos olvidar tampoco algo terrible y ominoso como fue la conspiración contra Don Manuel Ureña, su sucesor en la diócesis cesaraugustana. En esa conspiración tuvo un papel muy importante el ínclito Yanes.
ResponderEliminarManuel Ureña gastó mucho dinero ayudando a alguien que... bueno...
EliminarMira que había obispos muchísimo peores que Ureña, por sus herejías, pero ya se sabe cómo es la Iglesia española de hoy...
EliminarYanes y Omella los dinamitadores de la Archidiocesis de Zaragoza. Ureña que la quiso levantar un poco a la calle y el actual arzobispo no se atreve a respirar por miedo a los afines. Por cierto, una vez de obispo, Omella ya no era simplemente Juanjo, paso a Juanjo no me jo...
EliminarY las mierdas que todavía existen en la Diócesis de Zaragoza y que están tapando con el actual. El día que se sepa la verdad de todo veremos lo que pasa. Es una vergüenza como han traicionado a personas fieles a la Iglesia y que han sido diligentes con lo que se les encomendó desde Roma. ni la serie de los Borgia tiene tantas vergüenzas que esconder.
Eliminar"... Al año de su llegada a Asturias, don Gabino ya solicitó al Papa un obispo auxiliar y éste fue Elías Yanes, cuyo nombramiento, por el hecho de ser auxiliar, no tenía que contar con el visto bueno de Franco. El régimen franquista mantenía entonces el derecho de representación, es decir que el nombramiento de todo obispo residencial, no auxiliar, tenía que pasar por sus manos..."
ResponderEliminarhttp://www.laopinion.es/sociedad/2018/03/11/fallece-palmero-elias-yanes-espiritualidad/858511.html
Sin duda, Tarrancón y Yanes, junto con todos sus obispos afines, fueron los responsables, culpables, imputables de la actual eclesiocatástrofe española y catalana.
ResponderEliminarLa política ha entrado de la cultura de la muerte, del relativismo moral y de la ideología de género.
Además, Tarrancón y Yanes, responsables de su ominosa política general de silencio permanente en no querer dar, "y ser ellos ejemplos vivientes en hacerla cumplir", ningún tipo de directriz según la doctrina moral y social de la Iglesia en la vida pública de los católicos, en especial, sobre los cuatro principios irrenunciables:
- vida (aborto, anticoncepción, eutanasia, eugenesia),
- familia (divorcio, relaciones sexuales pre, intra y post-matrimoniales, prostitución),
- educación de los hijos (tabaco, alcohol, drogas, pornografía), y
- bien común (unidad nacional, populismos, nacionalismos),
esta generación postconciliar de obispos nos han dejado en desamparo ante dos nuevas amenazas: a) el ateísmo, y b) el islamismo radicales.
Tarrancón y Yanes, y todos sus obispos afines, sabían y querían que la Constitución de 1978 no protegiera los valores católicos de la vida, familia y matrimonio, educación, derechos humanos, democracia y bien común según la doctrina católica.
Callaron, omitieron sus deberes de defender la salvación de las almas, la justicia, los derechos humanos, la democracia, la verdad y el bien común en la plaza pública.
Como Omella, Sistach, Jubany... han seguido un principio implícito episcopal, no escrito, de ceder la totalidad de la vida pública y política a unos políticos que han sido:
1./ malvados y malignos, y
2./ corruptos y corruptores.
Ha sido estos obispos, después de unos 50 años, un magnífico fracaso doble:
- Uno, social, pues su silencio no ha disminuido el anticatolicismo ambiental sino que lo ha estimulado,
- Dos, han hundido a la Iglesia en la falta de vocaciones y participación de los laicos.
Su fracaso tiene evidencia matemática:
- descenso del 85-90% de las vocaciones al sacerdocio:
-- 9.000 en 1962 con una población de 30 millones
-- 1.500 en 1980, con 37 millones
-- 1.263 en 2017, con 46 millones (deberían de ser casi 14.000)
Con los números en la mano, la Iglesia de Yanes y Tarrancón ha perdido más del 90% de las vocaciones. Y luego nos dicen que son ejemplo... de catástrofe.
Se va la generación del postconcilio y la transición... ya dieron de sí, nomás que fracaso estrepitoso... otros vendrán y ya veremos.
Respecto a las vocaciones al sacerdocio, creo que hubiese sido más justo y exacto presentar una comparación con lo que existe en otros países.
EliminarConsidero especialmente relevantes las cifras que se dan en Polonia.
No quiero decir con esto que "mal de muchos, consuelo de tontos". Pero hay que ser más justos a la hora de atribuir responsabilidades.
La CEE informa que 109 sacerdotes se ordenaron el 2017, cuando el 2016 fueron 138, un 21% menos.
ResponderEliminarLos seminaristas: en relación con 2016, los "mayores" son 1.263, y los "menores" 1.061. Gracioso: los "mayores" aumentan en 16, pero los "menores" disminuyen en 14. Conclusión: un trasvase.
El resultado definitivo de la "generación Yanes-Tarancón" es claro: se ha hundido el número de vocaciones sacerdotales, ni esta Iglesia ha podido mantener el ingreso de candidatos a sacerdotes, los suyos propios.
Esto indica, de forma inapelable, que han conducido a la Iglesia al completo y absoluto puré churri de Tupinamba. Chicos, más peor, imposible... hasta yo puedo ser obispo... rompo la empresa, y me jubilan con júbilo...
En 1965, España tenía:
- 22.745 sacerdotes diocesanos (2016: 18.813; en 2018 deberían de haber ¡¡¡33.000!!!, casi el doble)
- 8.432 religiosos
- 76.003 religiosas (2011: 50.337; en el 2018 deberían de haber ¡¡110.000!!!, más del doble)
Por tanto, los números cantan y cuentan: la Iglesia española y catalana postconciliar y postransición, durante la etapa democrática, en relación a la denostada Iglesia dicha del nacional-catolicismo franquistas, ha sido un derrumbamiento, desmoronamiento, desplome, caída, enterramiento, cataclismo, naufragio, siniestro, aplastamiento, desaparición, ocaso, ruina, decadencia, declive, fin... en todos los sentidos: disciplinar, político, social, moral, litúrgico, fideístico, catequético, predicacional, ejemplar, canónico... todo, todo, todo, una quiebra total en todo: en una empresa, serían despedidos, en un juzgado mercantil, procesados.
Ningún obispo se atreve a poner las cifras estadísticas de su diócesis desde 1960, porque serían la constatación de su propio holocausto sobre el Pueblo de Dios. Y lo mismo sucede con los abades y superiores.
En definitiva, esta generación, muertos que entierran a sus muertos, ni da transparencia ni publicidad, ni rinde cuentas ni se pide responsabilidad.
Hay que rezar más.
Mons. José Guerra Campos, obispo de Cuenca (1973-1996). Las charlas políticas pueden hallarse aquí:
ResponderEliminarhttp://www.ivoox.com/podcast-podcast-guerra-campos_sq_f197485_1.html
Excelentes, una claridad argumentativa y una buena voz.
Mientras los destructores Tarancón&Compañía destruyeron la Iglesia con su progresismo (y en Cataluña con su esclavización al pujolismo y el nacionalismo), además, han monopolizado la aureola de popularidad. Injusto. Inaceptable.
Mons. Guerra Campos, por contra, se le ha silenciado por franquista y por no-progresista, y por oponerse a la totalidad de la política de Tarancón-Yanes durante la Transición y el desarrollo de la Constitución de 1978: divorcio, aborto, reproducción asistida, desamparo de los fieles en la orientación política según la doctrina social de la Iglesia...
Absolutamente recomendables, dan noticia de hechos veraces y relevantes, totalmente desconocidos por nosotros los laicos.
Tarancón y Yanes imprimieron la hipócrita política eclesial de no disciplinar para nada al progresismo y modernismo eclesial (curas obreros, curas progres), que en Cataluña fue el nacional-progresismo, y por el contrario, SILENCIO TOTAL, no hacer nada, a pesar de la experiencia constitucional de otros países europeos, donde entraba la cultura de diseño satánico: aborto, divorcio, anticonceptivos.
Cuando todavía podía hacerse algo en 1977-1978, Yanes-Tarancón optaron por no hacer nada. Durante la Transición, primeros años de la democracia, los obispos podían decir a la sociedad que conservar los valores católicos tradiconales, dar una dirección a la democracia según la doctrina social de la Iglesia, blindar ciertas leyes sobre vida, familia, educación en un sentido sano moral. El aborto es claro: la constitución ampara la vida, pero la ley asesina al más débil, y luego lo masacra con la experimentación, la destrucción y congelación de embriones de la reproducción artificial.
Tarancón, al modus taranconiensis, que coincide con el modus tarraconensis (obispo de Solsona), promulgó este principio fariseo e hipócrita:
- en tema de valores tradicionales, no hay que quejarse de nada, a callarse, silencio total, mordaza en la boca;
- en tema de valores progresistas, modernistas, heréticos, barra libre, promoción en los medios de comunicación eclesiales, misas libres, doctrina moral y fideística falsa liberada.
Yanes y compañía fueron un modelo de Iglesia fracasada. Muchos títulos, muchos estudios, mucha humanidad algunos y mucha comprensión del hombre y el mundo moderno pero dejaron hundirse todo. Sus diócesis las peor regidas, el número de sacerdotes y religiosos bajo cero y nulo interés en lo contrario.Mucho personalisnmo y afán de aparecer en público como legitimadores del sistema y cuando hay conflictos pues miren que triunfo que hemos salvado las clases de religión por un lustro. Es patético claudicaron en todo, no fueron valientes, amargaron a todo el que no estaba de acuerdo y con doble valía que ellos que la mayoría no tenía ninguna para creerse los nuevos Cisneros.Dejaron sin protestar zunque hubiera dado igual que se introdujese en España el aborto, el divorcio y todo pues qué esperaban que por ayudar a la Transición política les iban a alabar, agasajar y hacer caso pues ahí lo tienen. Nunca la Iglesia en España ha estado peor, menos valorada, más burlada ahora ya incluso lo sacro que parece moda su escarnio sin que nadie haga nada.No digamos sus concomitancias vergonzosas con Setién del que era amigo personal y su oposición y resistencia a que fuera acotado ese asunto en la CEE, como así ocurrió tarde pero estuvo muy bien.Por último su actuación con quien fue su sucesor al que puenteó, fastidió e hizo la contra todo lo que pudo dejó mucho que desear y demostró ser un desagradecido porque Ureña se portó bien con él teniendo que haberlo mandado a Canarias a contemplar el Teide. En Zaragoza no parecen apreciarle mucho, era notoria su antipatía, su poco gancho religioso en una ciudad como Zaragoza que vibra con nada y donde lo fácil que es evangelizar con sólo nombrar a la Virgen del Pilar. Pues ni por esas. Fue mal arzobispo por eso nunca llegó a cardenal.
ResponderEliminarBuen comentario. Setién, ooooh, aaaag.....
EliminarD.Elias :sabio,santo, servidor fiel De la Iglesia.
ResponderEliminarGracias.manuel Jiménez
“El papel de la mayoría de la jerarquía eclesiástica española en la Transición política pasará a la historia como una felonía que avergonzará a la Iglesia militante de mañana, en analogía con el clero francés que juró la Constitución civil del clero en la Francia revolucionaria o con los “lapsi” en la persecución romana contra los cristianos.
ResponderEliminarEs la negación de la enseñanza social de la Iglesia a lo largo de su historia, incluyendo por supuesto el magisterio del Concilio o del Catecismo de 1992. Los protagonistas de esta apostasía pública en la Transición nos presentan el fenómeno como una contribución de la Iglesia a la paz, la reconciliación o la democracia. Estos valores, en principio deseables por cualquier persona de bien, se convierten en idolatría cuando se proclaman absolutos. Y ni la paz, ni la reconciliación ni la democracia son valores absolutos, sino que están subordinados a la dignidad humana o a la justicia”.
Las memorias de don Fernando Sebastián: EL FRANQUISMO Y LA TRANSICIÓN (I-VII), en el quincenal navarro católico “Siempre p´alante”, nº 777-783. Comenta J. A. García Colmenarejo. http://www.siemprepalante.es/
http://www.siemprepalante.es/imagenes%202017/Revista%20P'alante%20777.pdf
http://www.siemprepalante.es/imagenes%202017/Revista%20P'alante%20783.pdf