La degollación de Juan (Caravaggio) |
Aquella tentación le llegó quizás muy de mañana, al alba: igual que para Cristo, también para Lucifer la alborada era la hora preferida. El hombre aún está desnudo, los ojos han de aprender a poseer el mundo, el corazón debe revestirse de su traje. Las grandes operaciones en la Escritura -desde la peregrinación de Adán a la mañana de la Resurrección- suceden con las primeras luces del alba. Cansancio o desolación, contratiempo o pequeño imprevisto, seguramente Lucifer intentó hacer descarrilar el corazón del Bautista: la gente le habría creído. Quizás también a él le propuso sustituir a Dios. Como a mí, siempre al alba, a menudo vestido de amigo: “Eres el mejor sacerdote que jamás haya conocido. ¿Qué sería del mundo sin ti?Traicionero y embustero Satanás: conmigo, aunque con el Bautista más que conmigo. Pasado mañana con Dios. Este pobre cura que soy yo, de vez en cuando cae: se siente demasiado revestido de Dios y poco después cae al suelo. Con el Bautista no lo consiguió. La muchedumbre lo aclamaba como Mesías, él señaló con el dedo: “He ahí el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo”. Siguieron a Cristo: fue el día del conseguido engarce, la fusión entre promesa, preparación y cumplimiento. Conseguido porque el Bautista nunca pensó que fuese Dios. Escogió quedarse como humilde anticipo. Para después quitarse de en medio y dejarle el camino libre. En el nombre de la fidelidad, que al fin al cabo es el nombre del Padre.
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
No el mejor, claro está, ¿quién…?, pero sí un sacerdote bueno y fiel, mosén.
ResponderEliminarA menudo, mosén Francesc, pienso en la figura del precursor como prototipo del mensajero de Cristo, de su vocero. A diferencia del Maestro, en quien mensaje y mensajero se identifican, Juan habla del que ha de venir, para cuya acogida hay que ser limpio de corazón, un corazón purificado en el desierto. No suele repararse en que Juan tenía discípulos. No me cabe la menor duda que muchos de ellos, sin duda a instancias suyas, formaron el núcleo inicial del Maestro. Podría ser esa una explicación de que a Cristo algunos le supusieran discípulo de Juan.
ResponderEliminarCuánta profundidad! Cuánta sabiduría! Cuánta elocuencia!
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