Nota de los Obispos de la Provincia Eclesiástica Valentina
El próximo domingo, día 26 de junio, hemos sido convocados a ejercer libremente el derecho democrático de elegir nuestros representantes en el Congreso y en el Senado. Del resultado de las Elecciones saldrá un nuevo Gobierno de España. A nadie se le oculta la importancia que tiene esta convocatoria electoral, máxime tras el intento fallido del pasado 20 de diciembre. La situación, lo decimos y lo vemos todos, es complicada y nada fácil. Depende mucho de nuestra responsabilidad. Y esta responsabilidad entraña, en primer lugar, el deber de votar en ejercicio de nuestro derecho a votar y el deber de elegir responsablemente a nuestros representantes conforme a lo que nuestra conciencia nos dicte teniendo en cuenta el bien común para toda España, al tratarse de unas elecciones generales.
Son muchos los cristianos que nos han pedido a los Obispos que, como sus Pastores, les ofrezcamos alguna orientación ante la excepcional importancia del momento que vivimos. Y así lo hacemos en virtud de nuestra responsabilidad de Pastores y en ejercicio de nuestro derecho legítimo e inalienable de Obispos, desde la libertad que proclamamos para todos, nunca para orientarles sobre a qué grupo político concreto deben votar, puesto que la fe cristiana no es una ideología política ni puede ser identificada con ninguna de ellas, sino simple y sencillamente para ayudar a formar sus conciencias a la hora de emitir el voto, y hacerlo libre y responsablemente, en conciencia.
La Iglesia nunca determinará quiénes deben gobernarnos, pero sí debe proyectar la palabra de Dios sobre la sociedad cuando se trata de promover los derechos humanos, y la justicia, con la firme voluntad de que nosotros como hombres de Iglesia y el próximo Gobierno acertemos en las relaciones que respeten la mutua autonomía y libertad, estableciendo la colaboración constante en beneficio de todos.
Todos somos conscientes de nuestra responsabilidad y nuestro deber de votar en estas elecciones. Se trata de un derecho y de un deber. Al emitir el voto nos encontramos ante un acto, que, para ser consciente y maduro, requiere información y discernimiento sobre programas, métodos y personas con referencia siempre al bien común; tenemos la obligación, pues, de informarnos, sin olvidar que ningún partido político es capaz de realizar plena y satisfactoriamente los valores esenciales de la concepción cristiana de la vida y de la sociedad, y que el cristiano es libre para elegir entre los diversos partidos, programas y candidatos, pero siempre en coherencia con la fe cristiana y con los principios morales que le son consubstanciales. No podemos elegir a cualquiera; no da lo mismo uno que otro. No nos podemos contentar con el mal menor, sino que habrá que intentar conseguir el bien posible. Y para ello, entre otras cosas, habrá que tener muy en cuenta los bienes y valores que contiene y promueve la Constitución Española, que habrá de ser respetada y asumida por la formación política que se elija.
En coherencia con nuestra fe y con la Constitución hemos de apoyar a quienes favorezcan el desarrollo de la persona y apoyen el reconocimiento efectivo de los derechos fundamentales de todas las personas y de todos los ciudadanos; entre otros: el derecho a la vida desde su concepción hasta su muerte natural, la dignidad de toda persona, sus derechos inherentes e inalienables, el libre desarrollo de su personalidad, el respeto de los derechos de los demás, el derecho a la libertad religiosa personal y comunitaria y a la objeción de conciencia, el derecho a la educación y el derecho prioritario de los padres a educar a sus hijos y de hacerlo conforme a sus convicciones religiosas y morales, la libertad de enseñanza y el derecho de los padres a elegir el centro que deseen para sus hijos, y el derecho de que estos reciban la formación y religiosas que desean para sus hijos; la libertad de expresión y el derecho a la información.
En consecuencia no podemos apoyar el establecimiento de ningún tipo de totalitarismo, de pensamiento único o de laicismo excluyente. Nuestro voto ha de ayudar a quienes de verdad y efectivamente trabajen por el bien común, por la justicia social y por la desaparición de desigualdades, por la atención prioritaria a los más pobres, a los inmigrantes, a los refugiados y a las periferias existenciales. Los cristianos no podemos colaborar con quienes empleen la violencia, el odio, la mentira, la manipulación o la corrupción para conseguir sus fines: en los proyectos políticos y sociales se ha de buscar siempre favorecer la convivencia y la solidaridad, el diálogo y la cooperación, la unidad y la concordia entre todos los españoles, sin exclusiones. La generosidad y la grandeza de ánimo, y poner la mirada por encima de todo en España debieran ser notas de los dirigentes a elegir. En cualquier caso, habrá que elegir las fuerzas políticas que sean más favorables para la vida moral y justa de nuestra sociedad al servicio siempre del bien común de todos: personas, grupos y familias.
+ Antonio Cardenal Cañizares LLovera, Arzobispo de Valencia
+ Jesús Murgui Soriano, Obispo de Orihuela – Alicante
+ Javier Salinas Viñals, Obispo de Mallorca
+ Casimiro López Llorente, obispo de Segorbe Castellón
+ Vicente Juan Segura, Obispo de Ibiza
+ Esteban Escudero Torres, Obispo Auxiliar de Valencia
Gerard Villalonga Hellín, Administrador Diocesano de Menorca
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Gracias a GG por difundirlo y gracias a estos queridos pastores ¿pero donde está la gran mayoría?
ResponderEliminardifícilmente un católico coherente puede ir a votar a ningún partido del arco parlamentario,esto lo tendrían que decir LOS obispos,a no ser que tengan miedo a perder las prevéndas,conciertos etc...,resumiendo yo como creyente votaré en BLANCO porque a mi moralmente no me representa NADIE,incluidos algunos OBISPOS,CURAS Y MONJAS,SALVO ALGUNAS EXEPCIONES.
ResponderEliminar¿"Coherencia con la Constitución"? Ahora resulta que ponen al mismo nivel la fe y la Constitución que nos ha traído el divorcio, el aborto, la eutanasia y el matrimonio gay. Menos beatería y más romper con un sistema corrupto. Que anuncien la verdad y se dejen de constituciones...
ResponderEliminarSr. Gerasimo,le doy un 11 sobre 10.
EliminarSí, a mí también me ha chocado. El texto en general no es nada disconforme con el Magisterio aplicado en estos casos en España, lo podría firmar desde Setién o Deig hasta el mismo Cañizares que lo firma.
EliminarPero la referencia a la Constitución sobra pues no es una constitución católica ni la mejor de las posibles. Se nota cierta desorientación doctrinal y moral entre el magisterio ordinario en nuestro país.
"En cualquier caso, habrá que elegir las fuerzas políticas que sean más favorables para la vida moral y justa de nuestra sociedad al servicio siempre del bien común de todos: personas, grupos y familias" Creo que los únicos que se acercan tanto a derecha como izquierda son VOX: http://www.voxespana.es/ y SAIN: http://partidosain.es/ lo publico de acuerdo a esto "No nos podemos contentar con el mal menor, sino que habrá que intentar conseguir el bien posible", es mi opinión como católico no militante de partido.
ResponderEliminarPor favor, hay que participar de la vida en sociedad; quizas no serán muchos políticos conforme a nuestras creencias, pero algún partido habrá que defienda valores. Lo que es impensable es votar con la nariz tapada; repase el aspectro político y seguro que va ha encontrar alguna opción para hacerlo. Por favor participe de la pequeña parcela de libertad que poseemos. un saludo.
ResponderEliminarManos mal que hay un comentario decente!
EliminarLa mayoria han demostrado que solo VELAN por SUS intereses y los demas que cada palo aguante su VELA,y lo peor, gente que se hace llamar CATOLICA,como el ministro del interior etc..,el unico que demostrÓ coherencia fue GALLARDON,los demas UNOS PAYASOS ACOJO.....!
EliminarNo hay salida todo esta perdido.Ven Señor Jesús.
ResponderEliminarYo espero la opinión del señor PICAZO,a quien vote el VOTARE YO.
ResponderEliminarAlgún enterado de las listas me podría informar si se presenta FALANGE ESPAÑOLA, le agradecería la información.
ResponderEliminarFalange Española de las J. O. N. S. ha conseguido presentar candidatura en Madrid, Valencia, Sevilla y otras trece provincias, pero no ha obtenido avales suficientes en las de Cataluña.
EliminarMuchas gracias por la informacion,una verdadera lástima.
EliminarLo primero que deberían decir los obispos es que se cuenten los votos. Porque no cuentan los votos y un poder brujo decide el resultado. La Junta Electoral confiesa que es “práctica inveterada” no contar los votos. Son las Juntas Electorales quienes deben contar los votos y no lo hacen. En su lugar, el pucherazo lo da una empresa contratada. En las elecciones de diciembre decidió el resultado la empresa del butifarrendum de Artur Más, Scytl, para que quede claro que la oligarquía catalana manda en toda España. En estas los cuenta la de siempre, INDRA, que está dirigida por Abril Martorell, muy piadoso y hasta hace nada gran jefe de El País y la SER (PRISA) junto con Cebrián, que así de piadoso es.
ResponderEliminarEl octavo mandamiento no está derogado, y los obispos deberían decirlo y exigir que no se mienta, y menos descaradamente y a todos. Que no sean tan temerosos de las consecuencias que tendría para ellos. Como poco, podrían pedir a los votantes católicos que acudieran el miércoles siguiente a las elecciones a las Juntas Electorales, que el recuento oficial es público, para comprobar que cuentan su voto.
Y si todos los partidos son malos podían recomendar no votar, que no se debe apoyar el mal, y menos aún el mal que se hace a todos. E informar que en realidad todos los partidos son el mismo partido, y anti católico, el partido del poder contra los españoles.
Cuando se olvidan estas cosas se va por mal camino y se acaba confundiendo la fe con la Constitución: “En coherencia con nuestra fe y con la Constitución hemos de apoyar…”
ResponderEliminarCañizares tuvo un encuentro público con Zapatero, cuando a este le rechazaban hasta los suyos, para intentar rehabilitarlo. El ínclito Marhuenda lo vino a calificar de cósmico, una epopeya en la civilización occidental.