Eligió la carne que era el punto de máxima lejanía del Cielo: "El Verbo se hizo carne" (Jn 1,14). No fue por lanzar una provocación desafiante sino como signo de la más íntima afinidad: elegir lo que era débil para confundir a los fuertes, abrazar lo lejano para que se sienta cercano, sumergirse en hombre para que el Cielo penetrase la tierra. Fue el inaudito Belén, la casa del pan y de la carne de Dios. Pan y carne, pan y pescado, pan y agua: siempre habrá un pan disponible para aquellos que, sacios de todo, experimentarán en el corazón el hambre y la sed de lo esencial: "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres" (1,4). Sucederá lo absurdo, como en el principio ocurrió lo inaudito: y lo que acontecerá es que los hombres prefieran la oscuridad a la luz. Siempre hay alguien que confunde el sol con un punto amarillo: los evangelios nos advierten. Lo tienen en cuenta, lo calculan y nos anticipan las consecuencias: "Pero a todos los que le recibieron, les da poder para ser hijos de Dios" (1:12).
Belén: iglesia de la Gruta de los Pastores |
Mano de labrador palestino |
Se convirtió en la fiesta de los oídos, "lo que hemos oído" (1 Jn 1,1). A quien se fiará de lo oído, le cambiará la vida. Contemplará una noche de pesca infructuosa convertida en una mañana de pescado abundante. El secreto -también para los veteranos pescadores de las artes del mar- será poner atención y escuchar de dónde viene la voz: siempre desde la dirección justa, la que nos parece la más ridícula e insensata. El más favorable para que se rían fácilmente de ti los que están sentados en el banco de la orilla. Las redes, sin embargo, seguirán la palabra: "Por tu palabra echaré las redes" (Lc 5,5). La palabra, a su vez, acreditará exactamente lo que te haría oír:" Lo hicieron así, y recogieron una cantidad enorme de peces y sus redes se rompían"(Lc 5,6).Que al final es la fiesta del tacto: "lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca de la Palabra de vida" (1Jn 1,1). Del Dios que se hace tangible: intimidad, caricia, retoque, golpe.
Nazaret: el valor de lo cotidiano |
Tocará siempre a Dios: serán alegrías y dificultades a intervalos más o menos regulares. Reveses y alientos: su toque hará tanto arder los montes como hundir la tierra; cerrará y abrirá las bocas; construirá y se pondrá manos a la obra para reformar sus edificios y restaurarlos. Cubrirá valles de huesos cosiéndoles encima la carne, arrebatará de las garras de los leones la vida, de la misma manera que acariciará los ojos cegados por una amarga oscuridad. Siempre con las manos en la masa: un Dios artesano y alfarero, fabricante y obrero, pescador y carpintero. Con las manos de padre, de madre y de Dios. Preferiblemente eligió profesiones al aire libre: los que a fuerza de toques y empujones, hacen salir callos, deforman los dedos y ennegrecen las uñas (Ai, uix!: algú s´esgarrifarà) Un Dios conmovedor: que conmueve y emociona. Un día lo crucificarán. Él contestará a su manera, resucitando. La fiesta del gusto y del olfato. De la memoria y el placer. De lo que hasta entonces sólo pensarlo era locura. Del residuo neto después de todos los rechazos y negativas: "La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella" (Jn 1,5).
Aún hoy en día el mundo, cuando se cruza con Él, lo deja pasar: Todos se detienen cuando se encuentran con un hombre que sabe a dónde ir. Por eso ellos le dan la preferencia: no por pudor o buena educación. Simplemente por miedo: miedo a tener que lidiar con su Luz.
Fr. Tomás M. Sanguinetti
Fray Tomás, gracias por esta Glosa.
ResponderEliminarSin Dios no podemos hacer nada.
Dios lo es todo para nosotros, tanto en el pensamiento. palabras y obras.
LA PALABRA SE HIZO CARNE, por medio de Jesús Dios se comunica con los hombres y revela cuáles son sus criterios, sus valores.
Toda la vida de Jesús, palabras, actos, pensamientos, sentimientos, es una inmensa PALABRA que llena la tierra, es “la LUZ de los hombres”.
Es la PALABRA auténtica, porque en él los pensamientos van acordes con los actos: perdona, proclama la justicia, habla del amor, vive la pobreza, la sinceridad… y se cumple.
Todo él es Palabra de Dios “que acampó entre nosotros”, no es palabra que se la lleva el viento o se olvida, no es una idea o un concepto, es una persona de carne y hueso, que ha salido con su tienda para acampar al lado nuestro.
VINO A CASA Y LOS SUYOS NO LE RECIBIERON, Jesucristo aparece como el mediador de la revelación y la salvación de Dios que puede ser aceptada o rechazada. La frase final de este prologo: “A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer”, nos hace la introducción del Evangelio.
Todo lo que viene detrás, los hechos, palabras, parábolas, milagros, no son más que la manifestación de Dios, por eso la necesidad de volver siempre al Evangelio, de escuchar la Palabra y hacerla vida en nosotros.