TIEMPO DE UNA SIEMPRE NUEVA CONVERSIÓN
Después de haber dado los primeros pasos como discípulos tras Jesús siguiendo el relato del evangelio de San Marcos, hemos iniciado el camino de la Cuaresma. Este nos hace recorrer las etapas decisivas del Señor hacia su Muerte y Resurrección, acompañados de los evangelistas Marcos y Juan. Sabemos que escuchar con atención la historia contada por los evangelistas, es para nosotros hoy el cauce para continuar nuestro camino de cristianos, renovar en la vida de cada día y de cada año nuestra fidelidad a Jesucristo e intentar parecernos un poco más a Él.La primera etapa del camino de la Cuaresma nos lleva con Jesús al desierto, en estos cuarenta días que ha pasado lejos de todos y de todo. Lo ha hecho no tanto por una iniciativa personal suya, sino empujado por el Espíritu que ha descendido sobre Él en el momento de recibir el bautismo de conversión de parte de Juan Bautista. Continuando el mismo camino del bautismo, con el que toma sobre sus espaldas los pecados de su pueblo y de la humanidad, ahora Jesús repite, en un cierto modo, la experiencia del pueblo de Israel: para pasar de la esclavitud de Egipto a la libertad de la tierra prometida ha debido recorrer un largo camino de cuarenta años en el desierto, para aprender a confiar en el Señor su Dios, a obedecer su voluntad, a no ceder al miedo que le hacía añorar su Egipto, donde podía vivir tranquilo aunque esclavo. Así Jesús, como nuevo Israel, nuevo hijo de Dios, pasa cuarenta días en el desierto, tentado por Satanás, es decir por todo aquello que se opone a la voluntad de Dios. Marcos no especifica de qué tipo de tentaciones se trata, como hacen otros evangelistas. Lo hará mientras relata la historia sucesiva del Señor, cuando se enfrenta muchas veces con el diablo que tiene esclavizadas a las personas. Allí Jesús se mostrará como el más fuerte, aquel que con su palabra expulsa a los espíritus impuros: lo puede hacer porque como Hijo del Hombre, lo ha enfrentado en campo abierto, con sus fuerzas humanas y con la ayuda divina, tal como da a entender Marcos en los breves trazos con que describe el tiempo de Jesús en el desierto.
El fruto de la lucha con Satanás es para Jesús el inicio de su predicación, que Marcos resume en la famosa frase que concluye la perícopa del evangelio de hoy: ha llegado el tiempo de cumplir la alianza de Dios con la humanidad, su Reino se ha hecho cercano. Puede acoger esta alianza quien se convierte y cambia su modo de pensar y de actuar, fiándose del buen anuncio de Jesús. El primer paso decisivo lo ha dado Dios: se ha hecho cercano y permanece fiel a la promesa que había hecho en el inicio de los tiempos, la que escuchamos en la primera lectura, cuando Dios se compromete a no castigar ya nunca más a la humanidad después del Diluvio. Dios mantiene su promesa de un modo del todo imprevisible, mandando a su Hijo sobre la tierra a cargar sobre sí mismo el sufrimiento y a combatir el mal presente en el mundo: solamente el amor puede abrir un camino tan novedoso. Aunque es totalmente un don, este amor únicamente puede alcanzar a quien libremente lo acoge: he aquí la razón por la cual Jesús llama a la conversión, es decir volver a Dios, rendirse ante su benevolencia, fiarse de Él. Para el cristiano, el signo visible de este retorno, de este confiarse, es el bautismo, del que nos habla Pedro en la segunda lectura: no es un gesto mágico, sino un gesto de fe con el que pedimos a Dios de manera sincera que su amor nos transforme. Pedimos entrar con Jesús en la muerte de nuestro hombre viejo, lo que en nosotros se opone a Dios, para renacer como hombres nuevos, capaces de vivir como Jesús.
Este es el camino de la vida cristiana que se inicia con el bautismo pero que no se concluye jamás. Esta es la razón por la que la pedagogía del año litúrgico nos presenta año tras año la oportunidad de la Cuaresma, como tiempo de una siempre nueva conversión: de retorno al origen de nuestro bautismo, es decir de nuestra opción por Dios y no por el mal.
Francisco, el Papa, en su mensaje para la Cuaresma, nos invita a prestar atención a la tentación de la indiferencia, que nos lleva a olvidarnos de los demás y de sus sufrimientos, mientras nosotros estamos bien y estamos cómodos. Llama a toda comunidad de cristianos a convertirse en una isla de misericordia en medio del mar de la indiferencia. Invita a cada uno de nosotros a vivir la Cuaresma como un recorrido de formación del corazón, para dejar que el Espíritu Santo nos dé un corazón misericordioso, fuerte, cerrado para el Tentador y abierto a Dios. Un corazón pobre, que conoce las propias pobrezas y se vuelca en el otro.
Fr. Tomás M. Sanguinetti
Fray Tomás M., muchas gracias por esa Glosa del I Domingo de la Cuaresma.
ResponderEliminarHay algo muy bonito en esta primera lectura quizás no captado aún del todo por nuestra sensibilidad cristiana, el sentido cósmico de la fe.
“Con todos los animales que os acompañaron, aves, ganado y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra”, toda la creación es manifestación de la vida divina (ecología, ¿parece que el Papa quiere escribir una Encíclica sobre este tema?).
Por eso el signo de la alianza es el Arco Iris: “Pondré mi arco en el cielo” como signo de paz. La naturaleza, el universo, el cosmos, no sólo son el altar de Dios y sus mejores catedrales; es también un elemento constitutivo de nuestra fe cristiana.
Cuarenta días duro el diluvio, cuarenta años tardo el pueblo de Israel en llegar a la tierra prometida, cuarenta días paso Jesús en el desierto y cuarenta días dura la Cuaresma. Se trata de un tiempo simbólico que nos invita a la conversión y ajustarnos al Evangelio.
En la segunda lectura Pedro nos dice: “La paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva”.
La salvación que se anunciaba en el Arco Iris es la que se anuncia en el bautismo y en el bautismo nos comprometimos a renunciar a las seducciones del demonio y hacer del Evangelio la norma de nuestra vida. Cada Pascua renovamos esa alianza, la Cuaresma nos invita a hacer un catecumenado, a revisar la vida. Siempre he pensado que para ser cristiano hay que tener imaginación: el agua, el Arco Iris, el bautismo, la luz, la cruz, la noche de Pascua, los cuarenta días…, son imágenes que nos invitan a la transcendencia, a buscar y a volver a empezar, en eso consiste la Cuaresma.
El Evangelio de Marcos es muy escueto y no nos cuenta las tentaciones. Se nos muestra a Jesús (nuevo Noé) pasando cuarenta días, no en las aguas, sino en el desierto, “dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían”.
Después de ser bautizado en el Jordán se retiró al desierto impulsado por el Espíritu para prepararse a su misión. En esos días fue tomando conciencia de su vocación y trato de ajustarse a la voluntad del Padre, pero teniendo que hacer frente a la tentación de desvirtuar su mesianismo. Una vez vencida la tentación, empezó la misión: “Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia”.
Este será el principal elemento de la nueva alianza, la conversión del corazón y la aceptación de esta Buena Noticia: el Reino de Dios se ha establecido entre los hombres.
Por eso la urgencia: “Se ha cumplido el plazo”. Como nos dice el Papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma de este año: “Fortalezcan sus corazones. Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular en nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia.
Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios”. No podemos conformarnos con ir tirando, repetir rutinariamente lo de otros años; tenemos que mirar las señales en la naturaleza, el mundo, las personas y comunidades, que nos anuncian el Reino, la salvación, la Pascua.
Más bien entiendo que la vida del cristiano debe ser siempre de penitencia y no reservar esta "penitencia" para la Cuaresma. Como detalle muy curioso me fui a la ceremonia de la ceniza en mi ciudad y cuando me impusieron la ceniza en la cabeza el sacerdote pronunció las siguientes palabras: "conviértete y cree en el Evangelio" (converteix-te i creu en l'Evangeli). Me pregunto si no seria preferible otra fórmula porque esta que decía el sacerdote trata a los asistentes habituales de Misa como si fueran "inconvertidos" y puede resultar muy molesto para el amor propio de muchos que ya estamos convertidos, aunque somos pecadores pero esto ya es otro cantar, y somos convertidos porque hemos dejado de ser paganos al menos, y porque acudimos asiduamente a misa semanal. Que le digan a un católico practicante que se convierta y que crea en el Evangelio se acerca esto a un "insulto" y con perdón. Creo que algunas fórmulas en las ceremonias religiosas deberían revisarse y pueden ser causa de que algunos "emprenyats" dejen los bancos de las iglesias.
ResponderEliminarSIGNIFICADO DE LA IMPOSICIÓN DE LA CENIZA
EliminarLas palabras de imposición, pueden ser las que usted menciona de:
"CONVIÉRTETE Y CREE EN EL EVANGELIO" o bien
"RECUERDA QUE ERES POLVO Y EN POLVO QUE CONVERTIRÁS"
- Se pone al principio de la CUARESMA, ya que cuaresma significa 40 días de preparación hasta la Pascua. Es un tiempo de conversión, es decir de volver a Dios, de quien nos hemos alejado.
- La ceniza significa que es polvo, es lo que queda de un desperdicio cuando se quema. Por ello nosotros somos débiles, frágiles. En cualquier momento podemos morir. Por ser polvo podemos llegar a convertirnos en Cristo que es vida eterna y alegría completa
- La ceniza es basura que se tira. Con nuestros pecados hemos llegado a ser basura que se tira, que no sirve ya para nada, con nuestro pecado llenamos el mundo de tristezas, lágrimas y nos alejamos de nuestro Padre y de todos los que nos rodean.
- La ceniza es tizne que mancha, polvo que se pisa, con nuestro pecado hemos manchado a las personas que nos quieren.
- La ceniza indica el inicio de la cuaresma la cual es tiempo de oración, ayuno, penitencia, encuentro con Dios, encuentro con los demás y compromiso de superación para ser como Cristo.
- En los primeros siglos del cristianismo la preparación a la fiesta de Pascua comenzaba con el primer domingo de Cuaresma. Poco después, para completar la cuarentena, el miércoles de ceniza comenzó a ser la puerta de entrada a la cuaresma.
- En nuestra patria el miércoles de Ceniza es una celebración popular que forma parte indiscutible de nuestra cultura y que no puede pasar desapercibida en la vida pública. En la cuaresma se tiene que vivir lo que el miércoles de ceniza se ha celebrado. El miércoles de ceniza nos indica lo que debemos hacer en la Cuaresma.
- La ceniza no necesariamente la podemos recibir de un sacerdote, la podemos recibir de otro cristiano bautizado e inclusive uno mismo la puede tomar.
- Para poder recibir la ceniza es necesario que uno elija libremente aceptarla; durante el miércoles de ceniza se pide el ayuno a los mayores de 18 y menores de 60 años, excepto aquellos que se encuentren gravemente enfermos, si uno se encuentra enfermo o es menor de edad o muy mayor, se puede suplir el ayuno con una buena obra o evitando aquellos que más nos gusta hacer o comer y que el no realizarlo nos cueste un sacrificio, todo esto con el único fin de ofrecerlo a Dios.
Sugerencias para recibir la ceniza
Para tener una mejor participación en la imposición del símbolo litúrgico durante la celebración de la imposición de la ceniza; es necesario tomar en cuenta lo siguiente:
- Cuando participamos en la imposición de la ceniza durante la misa se ha de tener presente que participamos como una comunidad y que lo más importante no es el signo sino lo que éste significa para nuestra vida; después de la homilía del celebrante, se proceda a la imposición de ceniza.
En este momento es importante tener en cuenta que es un símbolo de penitencia y que deseamos ser cada vez mejores cristianos comprometidos por lograr vivir mejor y en paz, alegres de que Jesús venga a nuestras vidas.
"Esto brevis et placebis" Sr.Trenchs.
EliminarSr. Anónimo de las 10,09, gracias por leer mi comentario.
EliminarComo a "buen entendedor pocos palabras bastan", aunque no entienda el latín, supongo que querrá decir: "que lo breve y bueno, dos veces bueno".
Si puedo, lo tendré en cuenta y perdone. Saludos
Gracias por la respuesta, José Trenchs, pero demasiada larga. Veo que en este foro se ponen artículos en lugar de comentarios. El significado de la ceniza ya lo se de sobra, para algo tengo canas, lo que me intriga es que me digan que soy un "inconvertido". Saludos.
ResponderEliminarSr. Silveri Garrell, gracias por leer mi comentario y perdone su extensión, yo también peino no algo, sino muchas canas y reconozco que estoy muy agradecido del don de sentirse hijo de Dios.
EliminarEspero que esa otra respuesta sea más acertada.
"CONVIERTETE Y CREE EN EL EVANGELIO"
1. La Cuaresma es un tiempo de renovación para la comunidad. O la hacemos todos juntos o no es Cuaresma.
2. Hace Cuaresma: el matrimonio, la familia, el grupo, la parroquia, la comunidad. Nadie hace la Cuaresma solo.
3. Si los creyentes de este país cambian, todo el país hará el cambio. La Cuaresma ayuda a cambiar la sociedad.
4. El modelo del cambio está en el Evangelio, la Palabra de Dios. Cuaresma es un tiempo favorable para el anuncio y la escucha de la Palabra.
5. San Jerónimo decía: "Ignorar el Evangelio es ignorar a Cristo".
6. Jesús decía: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de mi Padre".
7. La lectura del Evangelio en familia, las convivencias, los Ejercicios Espirituales, ... son momentos privilegiados para escuchar la Palabra de Dios. No cierres tus oídos a la Palabra.
Cuando el hombre de hoy comprenda lo serio que es cambiar de vida y poner en cuarentena el corazón, entonces se dará cuenta que necesita la Cuaresma. Todos somos personas de hoy, que necesitamos una Cuaresma de "hoy".
Sr. Silveri, si le molesta la frase "conviértete y cree en el Evangelio" (converteix-te i creu en l'Evangeli), supongo que en determinado momento de la misa Vd. debe responder:
Eliminar"Señor YO SOY DIGNO de que entres en mi casa, pues YA ESTOY CONVERTIDO, no hace falta que digas ninguna palabra porque YA ESTOY SALVADO"
No se trata de presumir de perfecto en creerse ya salvado sino en el significado preciso de las palabras en el aspecto gramatical. De la misma manera que cuando dos homosexuales conviven alguien se empeña en decir "matrimonio", es gramaticalmente inaceptable. Con la llamada a la "conversión" que nos predican los clérigos se puede entender de puertas hacia afuera de la Iglesia pero no de puertas hacia dentro. Es más adecuado decir "camino de perfección" a los que somos iniciados en la practica devocional, al estilo monacal que de monacal la mayoría de asistentes a la misa no saben ni que significa la palabra "monacal". Realmente, y siento mucho decirlo, en nuestros tiempos nos "homilían" como si fuéramos ignorantes, esto era para tiempos pretéritos pero ahora ya nacemos todos "sabios" entre comillas, que quiere decir cargados de libros y de biblias por los cuatro costados.
ResponderEliminarHay un refrán que dice: "sabe más el diablo por viejo que por diablo".
EliminarEn cambio la Iglesia, Madre y Maestra, sabe más por ser la Esposa de Cristo que por los dos mil años de antigüedad y cuando ha dividido las Sagradas Escrituras en tres ciclos anuales, es para que en tres años escuchemos y meditemos la Palabra de Dios, se van repitiendo periódicamente los mismos mensajes. No es más que una sabía forma pedalógica de enseñar al pueblo fiel.
Que hay homilias, que parece que nos tratan de ignorantes. No se que decirle, por una homilia que trate del tema de las lecturas del día, no me siento nunca ignorante, aunque la escuche cien veces, porque siempre hay algo de nuevo que puede servirte para la vida espiritual. Somos humanos y a lo largo de la vida vivimos muchas vicisitudes buenas y malas.
Ahora bien cuando se politilizan las lecturas entonces me siendo más que ignorante, me siento indignado, porque la religión en el siglo XXI y siempre tiene que ser el hilo conductor para nuestra alma se encuentre con el Dios Creador que nos Ama infinitamente.. Saludos