La gran sinfonía diocesana

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Cuando se vive totalmente alejado de la realidad real y se monta uno en una realidad virtual, es de lo más fácil caer en el esperpento. Algo así ocurrió el pasado día 25 en la Sagrada Familia. Nuestro arzobispo cardenal se montó allí una de esas cosas mundiales que tanto le gustan: algo así como el espectáculo de la evangelización de las grandes ciudades. Como si evangelizar una ciudad de uno o dos millones de habitantes fuese algo sustancialmente distinto de la evangelización de la ciudad que llega por los pelos a los tres millones y de la que llega a los treinta, más todas las intermedias. Desde luego el que tuvo esta brillante ocurrencia (parece que fue Sistach) se lució.

Pero como lo que pretendía no era explorar nuevas fórmulas para la evangelización de las grandes ciudades, sino única y exclusivamente lucirse él con su Sagrada Familia, pues eso fue lo que se montó. Invitó a un puñado de cardenales y obispos a visitar su parque temático y quizás allí mismo en la basílica les soltó algún discurso y dio lugar a que se pronunciaran un par más de conferencias para cubrir el expediente, y andando.

Y por supuesto formaba parte del lucimiento una gran celebración en la basílica, con el máximo boato y con suficiente público asistente como para que no quedase deslucida la ceremonia. Un par de corales cantando sus loas, más una liturgia de la palabra (eso era lo importante: la palabra del cardenal) y quedaba solemnemente clausurado el congreso en el que se resolvían definitivamente los retos de la evangelización de las metrópolis. Y bueno, allí estaba para completar el escenario esa masa suficiente de adheridos, todos muy talludos, que aprovechan la oportunidad de visitar gratis la Sagrada Familia.
 
¿Toda esa gente fue movida por el fuego evangelizador de su cardenal, ansiosos de oír de su boca las grandes novedades evangelizadoras que iba a comunicar a sus colegas en el episcopado y el cardenalato? Pues no, evidentemente no fueron a eso, pues ni noción tienen de por dónde va ese espectacular proyecto de la evangelización de las metrópolis. Ni esperaban tampoco que el cardenal propusiera a Barcelona como norma y ejemplo a imitar por las grandes ciudades que andan buscando un modelo vivo de evangelización.
No lo esperaban, porque a pesar de formar parte de esa masa mayoritaria de católicos de toda la vida que no se sienten necesitados de evangelización, tienen sumamente clara la percepción de que pertenecen a una diócesis que avanza hacia la desevangelización y paganización a pasos agigantados: siendo la “escola cristiana”, fundació presidida per l’arquebisbe de Barcelona on s’aglutina totes les escoles cristianes de Catalunya” la factoría más activa de descristianización, es imposible pensar en un mecanismo más eficiente de desevangelización de la gran ciudad que es Barcelona. Imposible.
Probablemente el cardenal no les habló a sus colegas de la potentísima herramienta de evangelización que son las escuelas cristianas (él es el Presidente de la Fundación que las aglutina a todas; su autoridad sobre ellas es por tanto indiscutible) ni de la forma en que está trabajando con esta prodigiosa herramienta. Los obispos y cardenales que le rindieron el rendez vous a Sistach, no saben que él es el gran canciller del conjunto de escuelas cristianas de su archidiócesis. Sólo saben de su Sagrada Familia. Pero mientras que un templo no es un recurso de evangelización por sí mismo (ni siquiera lo es para los millones de turistas que lo visitan: ni una misa para ellos, ni una a la semana), por maravilloso que sea; una potente organización de escuelas cristianas en cambio, sí que es un gran recurso para un obispo. Pero el cardenal no sabe cómo usar esa herramienta para la evangelización.
Los obispos y cardenales invitados por Sistach no saben nada de eso; pero sí lo saben los pasmados fieles que completaron el escenario. Por eso no pudieron ser partícipes de la gran buena nueva evangelizadora que les quiso transmitir el cardenal. Ellos saben de sobras que la evangelización no es precisamente ni la gran vocación ni la gran habilidad de Sistach. Ahí están las escuelas y ahí está el resto de herramientas de toda la diócesis que puso Dios en sus manos. Pero la música no suena. 
Por eso, después del pasmo de la ostentación evangelizadora en la basílica, pasaron una vez finalizado el acto, al pasmo de la marcha por la vida, que se celebraba ese día como todos los 25 durante el año (menos el 28 en diciembre). Los primeros que salían de la basílica subiendo por Marina, tuvieron que dejar paso a la marcha que bajaba desde el Hospital de San Pablo, Avda. Gaudí abajo, hasta la fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia. Unas 80 personas, con pancartas alusivas a su batalla por la Vida, se pararon en esta fachada, igual que cada día 25, para terminar la marcha con unos cantos, los últimos parlamentos y el rezo del Ángelus.
Ni se enteraron de lo que pasó en la basílica, ni se enteraron de lo que estaba pasando en la calle. Eso sí, como todos eran cristianos viejos, al pasar por delante del grupo seguían gozosos los cantos y los rezos de los defensores de la Vida, pero sin detener su marcha, sin preguntar, sin pararse un rato para acompañar y solidarizarse. Nada de eso, porque lo que ocurría ahí en la calle era tan absolutamente extraño a ellos como lo que habían compartido en la basílica. Ni habían entendido aquello (no se sentían concernidos), ni entendían tampoco esto otro, ni pensaban menos aún que eso tuviera algo que ver con ellos. 

Todo tan fantasmagórico como la vida de esta moribundia a la que estamos convidados: un director de orquesta que no tiene ni repertorio ni partituras, pero que se sube solemne al podio y revestido con sus galas va dándole a la batuta y haciéndoles gestos a esos que hacen como que son músicos, pero que llevan simulacros de instrumentos que no hacen ni ruido; y al final, aplausos y parabienes. Como las cosas no son ni lo que son ni lo que parecen, sino más bien una visión ectoplásmica de la nada, pues ahí seguimos presos en la cueva de las sombras. Por eso los que asistieron a la gran puesta en escena de la gran evangelización de las grandes metrópolis presidida por el gran cardenal de la gran basílica de la Sagrada Familia, traspasaron ese mundo de sombras que se prolongó en el exterior de la basílica sin alterarse por nada, sin preguntarse nada, sin maravillarse de nada. Estaban transitando por la realidad eclesial de la fantasmagórica archidiócesis de Barcelona.
Cesáreo Marítimo     

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12 comentarios

  1. Sí, hubo uno de los asistentes al acto de la Sagrada Familia que se acercó a felicitarnos por el gesto de marchar por la vida cada mes: el periodista y profesor Daniel Arasa, presidente del Grupo de Entidades Catalanas de la Familia. Un católico valiente que no ha dudado en defender la protesta ante el Hospital de San Pablo delante del mismísimo cardenal.

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  2. No sé para qué organizar estas conferencias en Barcelona, son para evangelizar en un futuro grandes ciudades, ¿no? Pues el futuro de Barcelona es una ciudad cada vez más pequeña, como corresponde a la espantosa parábola de la natalidad que estamos afrontando; en estos momentos casi iguala el número de muertes al de nacimientos y en cuestión de pocos meses lo va a superar.
    Creo que S.E. el Cardenal Sistach debiera hacer más contra el aborto para evitar esta situación y conseguir que dentro de unos años aún quede algún habitante en Barcelona que evangelizar.
    El hospital de San Pablo queda a dos cigarros de la Sagrada Familia, ¿Tanto le cuesta moverse un pelín y encabezar esta marcha por la vida, o es que no quiere defenderla.?

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  3. De la periferia como bandazo... i/iii12 de diciembre de 2014, 0:39

    En el Full Dominical del 7 de diciembre, donde están también las dos primeras fotos del artículo, aparecen un discurso y una entrevista al cardenal Sistach.

    El cardenal Sistach hizo un discurso ante el Papa, quien recibió a los cardenales y obispos del Congreso Internacional de Pastoral de las Grandes Ciudades (página 4). Luego, el cardenal Sistach es entrevistado en una conversación titulada "Volem fer arribar l'Evangeli a les grans ciutats amb el llenguatge d'avui".

    En los dos, el cardenal Sistach expresó su adhesión al nuevo neolenguaje de las "periferias", pero no hizo mención del evangelio de la vida, la familia y el matrimonio, que son la base fundamental de la Doctrina Social de la Iglesia: la familia es la institución con el máximo de dependencia y el máximo de voluntariedad solidaria, porque somos los que tenemos más tiempo y damos la vida a nuestros hijos discapacitados y a nuestros padres enfermos.

    Me vino a la memoria el excelente artículo de Giuliano Ferrara de GG. Podría anotar el enlace, pero me parece necesario volver a adjuntar su artículo, donde se refería a la capacidad de huida, fuga, escape inmediato de muchos -¿casi todos?- consagrados ante los grandes ideales que antiguamente habían defendido Juan Pablo II y Benedicto XVI: el evangelio de la vida, la familia y el matrimonio contra la cultura de la muerte y el relativismo.

    Hoy, nuestros consagrados jerárquicos se han escabullido hacia el concepto de "periferias" pero sin incluir para nada a los niños no nacidos, a la defensa de la vida, la familia y el matrimonio naturales. En una palabra: el nuevo concepto de "periferia" de Francisco no ha servido para incluir, sumar, agregar la defensa del evangelio de la vida, la familia y el matrimonio, sino que ha sido la gran excusa de su sepultura.

    "Periferia" es un concepto no sumativo, no acumulativo, no inclusivo, sino restativo, desplazativo, arrinconador de la defensa de la vida y la familia, porque sólo pone el foco en los pobres en su condición de sí nacidos, convirtiendo a la Iglesia en una enorme ONU: "globalizemos el amor" pero limitado a los sí nacidos.

    Se ha frustrado lo podría haber sido una magna conjunción entre Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco: el desarrollo humano integral, la cultura de la vida (la cultura de la muerte), los principios innegociables (la cultura del relativismo), las periferias inclusivas de los no nacidos (la cultura del descarte). Se ha pasado como un rayo de la defensa de la familia como doble fuente de la vida y el amor a la sola y simple “periferia”.

    Éste es el artículo de Ferrara sacado de GG:

    germinansgerminabit.blogspot.com.es/2014/09/el-gran-giuliano-ferrara.html

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  4. De la periferia como bandazo... ii/iii12 de diciembre de 2014, 0:41

    "Hace algunos años, no muchos, había una batalla. Sobre la vida, los hijos, el significado de paternidad y maternidad, el criterio de la selección eugenésica o selección de la raza, el carácter humano -demasiado humano- de la imperfección genética, el derecho siempre arriesgado de saber de quién se es hijo (pero en el caso de la madre hay una certeza establecida clásicamente y en latín: semper certa est).

    Hace algunos años, no muchos, se discutía con pasión -y en Italia se votó en un referéndum muy combatido- sobre la naturaleza del embrión concebido, sobre su bagaje cromosómico, sobre la tutela biopolítica de los individuos en su singularidad irrepetible, fijada en las constituciones y en las conciencias.

    Combatíamos, con la participación no sólo de los médicos y expertos, sino también de psicoanalistas, de feministas, de gente seria y sorprendida por la deriva en curso, respecto a la ciencia en su relación con la técnica, la tecnociencia, y pensábamos que era necesario un límite ético, que el creciente poder “creativo” de la bioingeniería debía ser definido por la norma, las costumbres, las culturas, en base también a un creciente poder moral de elección confiado por su naturaleza a la sociedad o a la comunidad, entidades distintas, por su naturaleza, a una secuencia numérica de individuos privados de conexión histórica, de ethos y pathos comunes, privados de vínculos fuertes y de una participación eficaz y fundadora también de las obligaciones legales y de los deberes simplemente humanos.

    El debate se había ampliado hasta incluir, como es obvio, el aborto -sobre el que se propuso un balance no hipócrita mientras se discurría "onusianamente" sobre una moratoria para la pena de muerte-, el matrimonio y la diferencia sexual más allá del dominio, que nunca nadie ha contestado, de los sentimientos privados y de las elecciones del eros y del placer, distintos de los de la norma social familiar vinculada al matrimonio y a la educación de los niños por ambos progenitores.

    Un Papa y una Iglesia, la católica, habían dicho lo que nadie osaba decir, algo que sonaba como una negación (y no lo era) de la democracia procesal o ciudadana que quiere confiar la perfección de cada decisión pública a la fuerza de los números de la mayoría: “Principios no negociables” era la frase prohibida, importante para la ética y la política, para la definición del fundamento extrajurídico del estado y de la obligación política, la frase que llevó, en el arco de pocos años, a la dimisión de un Papa teólogo y profeta y a la llegada, para curar las heridas de la contemporaneidad católica (un oxímoron), de un Papa jesuita y pastoral, cuya teología bíblica tiene sabor a misericordia, como es obvio, y de olvido y negación de la racionalidad de juzgar (lo que es menos obvio).

    La iglesia ha abandonado el campo de batalla. Se cura las heridas con un lenguaje reacio y transversal, hecho de ocultamiento y de alegría evangélica exhibida (pero no se entiende hasta qué punto vivida o vivible). Las clases dirigentes católicas y las laicas de un cierto tipo, irreductibles al capricho laicista y secularista, son un vago recuerdo, un fuego fatuo.

    Nuestro empuje de minoría fuera de la Iglesia era auténtico, fundado sobre la convergencia con una gran visión del mundo y sus consecuencias; pero la del personal católico de establishment era sólo connivencia provisional con los obispos del momento: cambiado el jefe de los obispos, cambiado el clero y el signo del clericalismo, refugiado el jefe de la Iglesia en una desesperación de la doctrina, he aquí que desaparecen los intelectuales, los pastores y los militantes de la batalla sobre la vida, o se esconden en prácticas ordinarias, el mínimo indispensable pero inútil que hoy está de moda.

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  5. De la periferia como bandazo... iii/iii12 de diciembre de 2014, 0:47

    Si esta fuga es una diabólica responsabilidad religiosa o filosófica o doctrinal, es algo a lo que se tendrán que enfrentar ellos; en lo que respecta a nosotros, interesados en la espiritualidad y en la fe de quien la posee, pero sobre todo en la responsabilidad civil, política en el sentido no bajísimo del término, sentimos algo más que una responsabilidad, y dejando de lado a Fausto y Mefistófeles, sentimos culpabilidad.

    ¿Qué hemos hecho para merecer el intercambio de embriones en un hospital de Roma, la siniestra lucha judicial entre padres biológicos y padres de gestación que se decide en pocos días y que está en manos de un derecho débil y prepotente, que no se preocupa de los derechos del que viene, y que ha matado en la cuna con 28 veredictos activistas una ley para la que se habían necesitado treinta años?

    Lo sabemos. Son cosas que llegan ciertamente del "biologismo" nacionalsocialista de origen alemán y de los mitos de la raza de la derecha europea o de una de parte de ésta; pero son también cosas que vienen del optimismo socialdemócrata, incluso del espíritu americano, de los territorios ideológicos en los que experimenta, en el siglo XX, el mundo del fitness liberado de la imperfección y de la realidad, que siempre es imperfecta.

    Leo las crónicas y pienso inevitablemente en una maldición, en una fatal renuncia a la búsqueda odiseica de lo verdadero, al abandono de la curiosidad por lo humano en favor de la construcción de lo transhumano, al brutalizarse (vivir como brutos) del género al que pertenezco, incluyendo su código cultural, su chispa divina, tanto en sentido cristiano como pagano.

    Verdaderamente hemos caído muy bajo -y uso con conciencia esta expresión de abuelo cascarrabias- y tenemos que tomar acto de nuestra culpa, de nuestra culpa moral, que compartimos tanto quienes han actuado en la negligencia o en el equívoco por el mal absoluto, como quienes no han sabido vencer la batalla por un bien relativo, pero cierto. El mundo de la probeta salvaje, del derecho a morir como norma y cultura, del aborto selectivo y eugenésico, de la destrucción serena (#embrionestaisereno), el mundo que han temido unos pocos, entre ellos un intelectual triste y suicida como Alex Langer (“E se Ratzinger avesse ragione?” - "¿Y si Ratzinger tuviera razón?" - fue uno de sus artículos en tiempos no sospechosos), el mundo del sentimiento fácil y del desprecio exhibido que se esconde detrás de los niños de Gaza mientras organiza el gran campo de concentración eugenésico a cielo abierto en que nos hemos convertido: este es el mundo que laicos impotentes y cristianos reflexivos y solidarios han construido. La abdicación de Ratzinger ha sido simbólicamente mucho más de lo que ha sido la renuncia a la Cátedra pontificia."

    En resumen: lo social incluye la base y el centro del evangelio de la vida, la familia y el matrimonio, y luego se sube a lo social superestructural, al concepto político-jurídico de pobreza socioeconómica, la "periferia". ¿O periferia también incluye la vida y la familia? Si el sistema mata (abortos) e implanta el diseño diabólico de familia y matrimonio (Carta de Francisco a las carmelitas bonaerenses, 22 junio 2010), no le importará "descartar" ancianos y pobres (Evangelium Vitae, 20).

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    1. Dando tumbos en la periferia12 de diciembre de 2014, 14:13

      Francisco ha promovido lo social en su aspecto político, jurídico y económico con los conceptos de "periferia", "pobres" y "descarte", de acuerdo con sus experiencias vitales en las argentinas Villas Miseria, dando continuidad con la tesis del desarrollo humano integral de Pablo VI.

      Prueba de ello es la firma de un documento interreligioso que condena como crimen contra la humanidad las modernas esclavitudes que afectan a los niños sí nacidos: prostitución, guerra y trabajo.

      Así, ha dado visibilidad a los más de 40 millones de niños que sufren cada año en el mundo estas nuevas esclavitudes.

      Pero por otro lado, su pontificado ha experimentado un retroceso en el aspecto central de lo social: el evangelio de la vida, la familia y el matrimonio, temas fundamentales durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Francisco no ve los 40 millones de abortos anuales en el mundo, un millón en Europa.

      Juan Pablo II, en la Evangelium Vitae 20, advirtió de la caída de las democracias hacia el totalitarismo y la tiranía si legislaban a favor del aborto como atentado a la vida del niño no nacido, el más indefenso e inocente.

      El Sínodo de las Familias pretendía ser una actualización de la doctrina social sobre la vida, la familia y el matrimonio, pero realmente ha sido un verdadero empeoramiento involutivo que afecta de lleno a la coherencia, integridad y congruencia lógicas del pontificado de Francisco: lo social comprende la vida, la familia y el matrimonio, lo primero que nació (Génesis), y luego la nación y su ágora (parlamento) y emporion (mercado), lo político y lo económico.

      1. El primer cuestionario del Sínodo de las Familias del 2014 tuvo cuatro fases involutivas:

      a) Octubre 2013: se omitió la pregunta sobre el aborto y la reproducción humana asistida (congelación de embriones)

      b) 20 febrero 2014: Kasper crea la polémica de la comunión de los divorciados recasados

      c) Junio 2014: las conclusiones de las respuestas al cuestionario dan un sí a la Revolución Sexual

      d) 13 octubre 2014: primera Relatio con un sí a la homosexualidad

      2. Pero el 2º cuestionario del Sínodo de las Familias del 2015 (Lineamenta) tiene 2 graves regresiones:

      a) La pregunta 35 es un retroceso de 1.000 años a las prácticas de los cismáticos ortodoxos en materia de la comunión y los sacramentos para los divorciados recasados. La mejor descripción de este punto la da Néstor Martínez, infocatolica.com/blog/praeclara.php/1412100134-title#more27226

      b) Las reflexiones 57 a 59 y las preguntas 41 y 44 son un retroceso de más de 20 años en relación con los nuevos desarrollos del aborto y la reproducción humana asistida: hace una remisión genérica a las “ciencias y tecnologías biomédicas”, no describe sus prácticas gravemente inmorales, pretende un “diálogo” con las mismas, y no menciona la actualización de la moderna doctrina, Dignitatis Personae (2008), quedándose en la Evangelium Vitae (1995).

      Así, se olvida de mencionar los graves atentados presentes en la reproducción humana asistida y natural:

      - anticoncepción y contracepción abortiva; ideología de género; donación y congelación de gametos; donación y congelación de embriones; destrucción de embriones a través de la investigación y la experimentación o por caducidad del plazo de conservación; la selección y manipulación embrional (ojos, sexo, características fenotípicas); fecundación in vitro (fuera del seno materno mediante acto unitivo); el aborto preimplantacional eugenésico (eliminación de embriones no viables, sin calidad o sobrantes antes de la implantación al útero); el aborto prenatal denominado “reducción embrional (cuando un gemelo frena el desarrollo del feto de calidad o hay alguna enfermedad o malformación); el aborto postnatal eutanásico (sobre el recién nacido con enfermedades o malformaciones); los vientres de alquiler.

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  6. ¿Cuántas bodas católicas se celebran en Barcelona? ¿Y bodas civiles?. Quizás eso sea un buen indicador del grado de evangelización.

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  7. Seguro que lo interesante venía después ¡la gran comilona!
    Siempre recordaré la respuesta de uno de los profesores de la Facutat de Teologia de Catalunya cuando le preguntamos los alumnos ¿que tal el Congreso de Teología en el Vaticano? y nos responde: la comida fabulosa. Eso fue todo, loas a la comida ofrecida; lo de menos eran las conclusiones o los frutos que los teólogos aportaron al Congreso. Dios mío, Dios mío, qué le diremos o que le ofreceremos al Señor cuando nos llame como responsables de su viña... Dios tenga piedad y misericordia de nosotros. Hemos querido encarnar tanto a Dios en la realidad que algunos lo han hecho en els budells. Para echarse a temblar.

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  8. ¡¡¡¡Cuanto teatro¡¡¡¡Para evangelizar ,lo primero es dar ejemplo,y romper muchos zapatos en la ciudad hablando y explicando a la gente.
    Todas éstas fotos me sobran,por no decir que me hieren.

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    1. Comparto su opinión. Sistach es la hipocresía personificada.....

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  9. ¡Cambios en el Opus en Roma!

    El obispo Echevarría delega todos sus poderes, salvo el de ser obispo, en Ocariz, que ya mandaba. E introducen de vicario a un argentino.

    No sé en que sentido van los cambios -supongo que la clásica táctica del Opus: "conceder, sin ceder, con ánimo de recuperar-, pero pueden ser muy importantes para todo lo que sucede en España, que está manejada por el Opus. Quizás los haya forzado el Papa Francisco.

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  10. Que buen retrato del Cardenal!!! Santidad, socórranos!!! Ya están diciendo por estos lares que se alarga el pontificado de Martínez durante dos años más...porque no encuentran candidato. Mire, necesitamos cambiar de aires; mande quien sea, pero que se acabe esta lacra.
    Ojalá nuestro Ordinario tomara ejemplo del Papa Benedicto; pero tranquilos, lo utilizó a él y al de ahora para sus fines.
    ¿Que organizará para el próximo año? Estamos expectantes por dónde saldrá la inventiva festivalera.
    Hasta cuándo, Señor, hasta cuándo. Adiós, Martinez, adiós.
    Salvador Biarnés (ElCidCabreador)

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