Giuliano Ferrara (Roma, 1952) es un singular político italiano que fundó su propio periódico de opinión Il Foglio, que tiene más de 20.000 suscriptores. Es un órgano de opinión de gran peso en Italia. La singularidad de Giuliano Ferrara es que tiene una libertad de pensamiento inimaginable en nuestras latitudes. Fue comunista, socialista más tarde y acabó apoyando a Berlusconi. A él le interesa la lucha de los principios, no la de los partidos. Y justo por eso, siendo agnóstico, es un ferviente defensor de los valores que encarna y defiende la Iglesia, a la que considera un gran patrimonio de la humanidad, y muy especialmente de Europa.
En la edición del 24 de agosto de Religión en Libertad veo gratamente sorprendido un artículo de este periodista. El título queda oscuro (“La abdicación de Iglesia y cultura”), pero la firma me engancha al momento. Viene a decir que la abdicación de Benedicto XVI fue mucho más que el cambio del cabeza de la Iglesia. Que con su abdicación pasó algo mucho más trascendente, sobre todo para alguien que como Ferrara está atalayando el debate de las ideas con mirada escrutadora.
Copio y pego los tres primeros párrafos del artículo:
Copio y pego los tres primeros párrafos del artículo:
Hace algunos años, no muchos, había una batalla. Sobre la vida, los hijos, el significado de paternidad y maternidad, el criterio de la selección eugenésica o selección de la raza, el carácter humano -demasiado humano- de la imperfección genética, el derecho siempre arriesgado de saber de quién se es hijo (pero en el caso de la madre hay una certeza establecida clásicamente y en latín: semper certa est). Hace algunos años, no muchos, se discutía con pasión -y en Italia se votó en un referéndum muy combatido- sobre la naturaleza del embrión concebido, sobre su bagaje cromosómico, sobre la tutela biopolítica de los individuos en su singularidad irrepetible, fijada en las constituciones y en las conciencias.
Combatíamos, con la participación no sólo de los médicos y expertos, sino también de psicoanalistas, de feministas, de gente seria y sorprendida por la deriva en curso, respecto a la ciencia en su relación con la técnica, la tecnociencia, y pensábamos que era necesario un límite ético, que el creciente poder “creativo” de la bioingeniería debía ser definido por la norma, las costumbres, las culturas, en base también a un creciente poder moral de elección confiado por su naturaleza a la sociedad o a la comunidad, entidades distintas, por su naturaleza, a una secuencia numérica de individuos privados de conexión histórica, de ethos y pathos comunes, privados de vínculos fuertes y de una participación eficaz y fundadora también de las obligaciones legales y de los deberes simplemente humanos.
El debate se había ampliado hasta incluir, como es obvio, el aborto -sobre el que se propuso un balance no hipócrita mientras se discurría "onusianamente" sobre una moratoria para la pena de muerte-, el matrimonio y la diferencia sexual más allá del dominio, que nunca nadie ha contestado, de los sentimientos privados y de las elecciones del eros y del placer, distintos de los de la norma social familiar vinculada al matrimonio y a la educación de los niños por ambos progenitores.
Muy interesante la observación de Ferrara. En efecto, en Italia, donde está vivísimo el debate ideológico, había habido un importante trasiego de ideas en torno a estos temas. Y en ese debate estaba la Iglesia. ¿Por qué? Porque refiriéndonos a los últimos años, estaba al frente de ella un hombre de ideas y de principios (el de los principios que están por encima de la política y son previos a ella, y por tanto son “innegociables”). En cierto modo era él quien llevaba el timón de este debate. Obsérvese en este último párrafo la ironía del adverbio “onusianamente”: en efecto, como si no fuesen exactamente lo mismo, la Onu se dedica a ufanarse de su política abortista al tiempo que propone una moratoria para la pena de muerte.
Y continúa Ferrara en su transparente artículo:
Un Papa y una Iglesia, la católica, habían dicho lo que nadie osaba decir, algo que sonaba como una negación (y no lo era) de la democracia procesal o ciudadana que quiere confiar la perfección de cada decisión pública a la fuerza de los números de la mayoría: “Principios no negociables” era la frase prohibida, importante para la ética y la política, para la definición del fundamento extrajurídico del estado y de la obligación política, la frase que llevó, en el arco de pocos años, a la dimisión de un Papa teólogo y profeta y a la llegada, para curar las heridas de la contemporaneidad católica (un oxímoron), de un Papa jesuita y pastoral, cuya teología bíblica tiene sabor a misericordia, como es obvio, y de olvido y negación de la racionalidad de juzgar (lo que es menos obvio).
Aquí manifiesta ya el contraste entre lo que fue Benedicto XVI y Francisco. El primero lideraba no sólo la Iglesia, sino también la sociedad no católica que estaba en sintonía con los principios defendidos por la Iglesia. Y sigue no sé si melancólico o colérico:
La iglesia ha abandonado el campo de batalla. Se cura las heridas con un lenguaje reacio y transversal, hecho de ocultamiento y de alegría evangélica exhibida (pero no se entiende hasta qué punto vivida o vivible). Las clases dirigentes católicas y las laicas de un cierto tipo, irreductibles al capricho laicista y secularista, son un vago recuerdo, un fuego fatuo.
Y vierte a continuación la parte más dura de la crítica: los del establishment católico han cambiado de chaqueta sin la menor fatiga. No se movían por convicciones, sino por lo que marcaba la batuta del jefe. Cambiado éste, se pasan a tocar la música que mande.
Nuestro empuje de minoría fuera de la Iglesia era auténtico, fundado sobre la convergencia con una gran visión del mundo y sus consecuencias; pero la del personal católico de establishment era sólo connivencia provisional con los obispos del momento: cambiado el jefe de los obispos, cambiado el clero y el signo del clericalismo, refugiado el jefe de la Iglesia en una desesperación de la doctrina, he aquí que desaparecen los intelectuales, los pastores y los militantes de la batalla sobre la vida, o se esconden en prácticas ordinarias, el mínimo indispensable pero inútil que hoy está de moda.
Es que la pregunta está ahí candente: ¿No era vital para la Iglesia y para la sociedad la defensa de los principios irrenunciables? ¿O eso era importante sólo porque lo decía el Papa, y cuando deja de decirlo deja de ser importante? Refugiado el jefe de la Iglesia en una desesperación de la doctrina, he aquí que desaparecen los intelectuales, los pastores y los militantes de la batalla sobre la vida, o se esconden en prácticas ordinarias, el mínimo indispensable pero inútil que hoy está de moda. ¿Así que muchos del establishment eclesiástico estaban en la defensa de los principios irrenunciables sólo porque estaban de moda, y en cuanto desaparece el jefe abandonan el campo de batalla para, con la misma superficialidad y provisionalidad, dedicarse a lo que ponga de moda el nuevo Papa?
Ahí va el resto del artículo, no tiene desperdicio:
Si esta fuga es una diabólica responsabilidad religiosa o filosófica o doctrinal, es algo a lo que se tendrán que enfrentar ellos; en lo que respecta a nosotros, interesados en la espiritualidad y en la fe de quien la posee, pero sobre todo en la responsabilidad civil, política en el sentido no bajísimo del término, sentimos algo más que una responsabilidad, y dejando de lado a Fausto y Mefistófeles, sentimos culpabilidad. ¿Qué hemos hecho para merecer el intercambio de embriones en un hospital de Roma, la siniestra lucha judicial entre padres biológicos y padres de gestación que se decide en pocos días y que está en manos de un derecho débil y prepotente, que no se preocupa de los derechos del que viene, y que ha matado en la cuna con 28 veredictos activistas una ley para la que se habían necesitado treinta años?
¿Qué hemos hecho para llegar a un decreto del gobierno que parece que intenta evitar -extrema línea Maginot- los bajíos igualmente siniestros de la compatibilidad genética como agresivo derecho a la piel clara o a los ojos celestes en la fecundación heteróloga? ¿Qué hemos hecho para asistir al triunfo de los "centros" de deseo inmaduros y de los expertos "faustianos" que niegan también esta débil y evitable necesidad normativa, y teorizan una capacidad y opacidad reproductiva legibus soluta, anárquica, hecha de una segura predisposición a la eugenesia, es decir, a la selección de la raza?
Lo sabemos. Son cosas que llegan ciertamente del "biologismo" nacionalsocialista de origen alemán y de los mitos de la raza de la derecha europea o de una de parte de ésta; pero son también cosas que vienen del optimismo socialdemócrata, incluso del espíritu americano, de los territorios ideológicos en los que experimenta, en el siglo XX, el mundo del fitness liberado de la imperfección y de la realidad, que siempre es imperfecta. Leo las crónicas y pienso inevitablemente en una maldición, en una fatal renuncia a la búsqueda odiseica de lo verdadero, al abandono de la curiosidad por lo humano en favor de la construcción de lo transhumano, al brutalizarse (vivir como brutos) del género al que pertenezco, incluyendo su código cultural, su chispa divina, tanto en sentido cristiano como pagano.
Verdaderamente hemos caído muy bajo -y uso con conciencia esta expresión de abuelo cascarrabias- y tenemos que tomar acto de nuestra culpa, de nuestra culpa moral, que compartimos tanto quienes han actuado en la negligencia o en el equívoco por el mal absoluto, como quienes no han sabido vencer la batalla por un bien relativo, pero cierto. El mundo de la probeta salvaje, del derecho a morir como norma y cultura, del aborto selectivo y eugenésico, de la destrucción serena (#embrionestaisereno), el mundo que han temido unos pocos, entre ellos un intelectual triste y suicida como Alex Langer (“E se Ratzinger avesse ragione?” - "¿Y si Ratzinger tuviera razón?" - fue uno de sus artículos en tiempos no sospechosos), el mundo del sentimiento fácil y del desprecio exhibido que se esconde detrás de los niños de Gaza mientras organiza el gran campo de concentración eugenésico a cielo abierto en que nos hemos convertido: este es el mundo que laicos impotentes y cristianos reflexivos y solidarios han construido. La abdicación de Ratzinger ha sido simbólicamente mucho más de lo que ha sido la renuncia a la Cátedra pontificia.
Muchos habíamos percibido este serio abandono de un campo de batalla en el que la Iglesia, y muchos no creyentes con ella, estaban luchando con fuerza. Un campo que no debía ser abandonado bajo ningún concepto. Pero Giuliano Ferrara ha encontrado las palabras justas para transmitirlo. Ahí queda su reflexión.
Cesáreo Marítimo
* El artículo ha sido publicado originalmente en Il Foglio. La traducción es de Helena Faccia Serrano. El texto del artículo lo hemos tomado de Religión en Libertad.
Pues ¿Qué quiere que le diga? Se puede ser un chaquetero cambiado de camisa y acusar a la Iglesia de ser una chaquetera cambiada de camisa, se puede ser también más papista que el Papa con mucha más elegancia y escribiendo un artículo menos ampuloso, con más grandeza en las ideas y menos grandilocuencia. Aunque ni con eso van a conseguir nada precisamente original, que de estos tipos siempre ha habido más de los que necesitamos.
ResponderEliminarCon todo respeto, parece que usted milita en las filas del famoso general que le dijo a Unamuno ¡muera la inteligencia!, es decir que no necesitamos intelectuales que abran las mentes, especialmente si no gusta lo que dicen.
EliminarVeo que desconoce Vd. por completo los detalles de la anécdota que cita, ignorando que Unamuno no pudo oir la frase entera de Millan Astray. No importa, no es el tema troncal de su comentario.
EliminarSí necesitamos (naturalmente) a intelectuales que abran nuestras mentes, no queremos pedantes que las adormilen en absoluto. Y el saber escribir un poco mejor puede ayudar a pasar de un bando a otro; lo que resulta más difícil es pasar de la militancia de las izquierdas a la de Berlusconi y
mantenerse en los principios naturales.
Este hombre no aporta nada nuevo ni es capaz de arrojarlo por una nueva vertiente, mientras que lo consabido lo ofrece en una fórmula repelente. Quiere lucirse pero no arde. Me sobra cuando lo que necesito es un intelectual, me sobra también si reclamo a alguien que pueda divertirme un rato.
Y recuerde o aprenda Vd, Sr. Anónimo de las 11'07 que Millán Astray era uno de los militares mas instruídos y más cultos de nuestro Ejército, un intelectual en toda regla que ahora pretende ocultarse.
EliminarEl gran problema de la sociedad occidental en general, es que ha perdido el rumbo de donde viene y a donde va.
ResponderEliminarActualmente hay la mentalidad generalizada de que el pueblo, por medio de las urnes, tiene un poder absoluto y estamos cometiendo el gran error que olvidamos a Dios, como principio de toda Autoridad.
Así se lo dijo Jesús a Pilatos "No tendrías ninguna autoridad sobre mí, sino te hubiera sido dado desde lo Alto"
Las virtudes y enseñanzas de la Iglesia, como Madre y Maestra, no hacen solo que enseñarnos a la pràctica, como hemos de vivir el Decálogo.
Parece que eso es exactamente lo que lamenta en su artículo Giuliano Ferrara: si no la muerte, sí el adormecimiento de la inteligencia (del debate de los principios, del análisis de los por qué) en la Iglesia. El anónimo de las 0.38 piensa que "de estos tipos (se refiere a Ferrara) siempre ha habido más de los que necesitamos". Como interpreta el comentarista de las 11:07, eso está muy cerca del "¡Muera la inteligencia!" Algunos en cambio, pensamos que andamos muy faltos de "estos tipos". Para gustos, los colores. Pero también es cierto que "hay gustos que merecen palos". Así de bruto es el lenguaje popular.
ResponderEliminarSoy el susodicho y en absoluto digo yo (ni dijo Millán Astray yal como hoy se interpreta) que "muera la inteligencia". Digo que hay "intelectuales de ateneo" -ya metidos en expresiones muy añejas, una de José Antonio Primo de Rivera- y de garrafón -Cosecha propia, vino nuevo en odre medio viejo-.
EliminarEsos no los requerimos para nada, su única utilidad será la de sustraernos un tiempo que no podremos dedicar a los intelectuales de verdad.
¡Usemos la inteligencia! no basta con tenerla, tampoco con embotarla entre peroratas alambicadas. Mucho menos con pretender ostentarla.
Por cierto: Eso mismo estaba haciendo Millán Astray, teniendo un punto a su favor sobre Miguel de Unamuno: Toleraba "algo más" la ingesta del alcoholillo que corrió por aquella cena dichosa.
Voy a aclarar la anécdota para que no volváis erre que erre con lo que no sabéis del todo: Gritó "Muera la inteligencia traidora", quedando esta palabra ahogada por algún otro sonido. (Unos dicen que de un coche, otros que por otras conversaciones) Se refería a que era menester terminar con la actitud quienes confabulan y se entienden entre ellos en manera traicionera, no que había que terminar con la inteligencia. Unamuno lo interpretó mal y soltó todo aquello de "podréis vencer, pero nunca convencer, etc." Brillante, cierto.
Lástima que también brilla la orina cuando cae fuera de tiesto. Y dicho sea con amor a mi querido filósofo, con la ironía de quien encuentra que sería una respuesta acertada si no hubiera errado la alocución que la provocó.
Los hombres clarividentes como Ferrara son despreciados y silenciados tanto por los meaplilas -encerrados en la iglesia- como por los progres, mimetizados con el mundo. Y tanto unos como otros: "No molestar para que no me molesten". Incienso o la acción social que el mundo aplaude porque le ahorra presupuesto.
ResponderEliminarSi he entendido bien el artículo del periodista italiano, su alegato es una ´crítica a la falta de pulso doctrinal del sucesor de Benedicto XVI. Suelo ser renuente a cuestionar la labor de Francisco, pontífice, sucesor de Pedro y Vicario de Cristo. Hay en su función una asistencia especial del Espiritu Santo que me obliga a cuestionarme muchas de mis posibles objeciones.
ResponderEliminarPor deformación profesional he somatizado cierta aversión a quien se muestra superficial en la doctrina. He escrito incluso que los traspiés del Papa --esos que ha necesitado el capote inmediato del portavoz o del cardenal Prefecto de la Congregación de la Fe-- son una bendición de Dios porque nos enseña las limitaciones del dogma de la infalibilidad a cuestiones de fe. Es una purificación que nos permite desenvolvernos con tranquilidad de conciencia y liberarnos de la papolartría que consiste en creer que todo cuanto dice del Pontífice es palabra de Dios.
La conclusión que extraigo es que hemos de ser más exigentes, más adultos, en nuestra formación cristiana, sin esperar que todo venga masticado desde Roma. Evidentemente no podrá venir nunca del episcopado que campea por estos andurriales. Como diría Romanones, y lo escribo con dolorida experiencia, menuda tropa.
"Menuda tropa." Que falta de respeto! pero cada cual da lo que lleva dentro. Y cuando uno está lleno de orgullo... pues ale a leer el evangelio.
EliminarSin ánimo de polemizar. El romano pontífice, sucesor de Pedro y Vicario de Cristo es todo esto por ser el obispo de Roma. Esta primera condición le hermana con todos los demás obispos del orbe católico, también sucesores de los Apóstoles y asistidos en su función episcopal por el Espíritu Santo.
EliminarNi debemos caer en la "papolatría" (estoy de acuerdo en la bendición que supone Francisco al respecto, a mí me ha pasado) ni tampoco en el desprecio automático del episcopado local: ni todo lo que dice el Papa es palabra de Dios ni todo lo que dice el episcopado local es despreciable.
A mí me parece muy bien que se reclame respeto a los obispos y a los clérigos que forman esa "¡menuda tropa!" a que alude JMVG. Pero habría que reclamar al mismo tiempo que se respeten a sí mismos, cosa que no hacen. La falta de respeto a sí mismos y la falta de dignidad que supone el retener el cargo sin asumir sus responsabilidades, constituye una pavorosa falta de respeto a sí mismos... y a los fieles. Con esos antecedentes, ¿son acaso acreedores a nuestro respeto? ¡Menuda tropa!. Como dicen por aquí, "n'hi ha per llogar cadires".
EliminarEn respuesta al anónimo de las 11.24. Yo sí quiero polemizar. Porque se trata de un tema de teología sacramental y de eclesiología el de la función de los obispos. Las malhadadas palabras de Novell y de Pardo, incluso las infelices de Piris, son propias de quien desconoce el derecho natural y el derecho de gentes, anteriores al derecho positivo, pese a que dicen fundarse en derechos fundamentales.
EliminarNo es sólo primus inter pares el Pontífice u obispo de Roma, sino que las declaraciones del Colegio Episcopal reunido en Concilio no tienen fuerza sin el apoyo explícito del Vicario de Cristo. No es un obispo más. Un obispo o una colla de obispos, como los de la región eclesiástica tarraconense, pueden desbarrar. Y lo hicieron con soltura cuando apelaron a una mítica nación, fantasía de la que han venido extrayendo consecuencias contrarias al derecho natural. La Conferencia Episcopal Italiana puso las cosas en su sitio y habló de bien común, paz y principio de subsidariedad. El Pontífice agregó lazos históricos (de un siglo, desde Garibaldi). .
Eso significa que al hablar de la asistencia del Espíritu Santo a los obispos en cuanto sucesores de los apóstoles va asociada a la comunión con el resto del episcopado y con Roma. Las necedades y falsedades (medias verdades) emitidas por ciertos obispos de aquí son necedades y falsedades de cualquier ciudadano.
¿No es propio de cualquier ciudadano que Martínez Sistach pondere la televisión catalana llamándola la nostra pese a injuriar un día sí y otra también a BXVI y mentir por los cuatro costados? Bueno de cualquier ciudadano, no. A algunos se nos caería la cara de vergüenza. ¿No es propio de cualquier ciudadano que el arzobispo Vives diga que el Estatut abortista debe ser respetado porque lo ha querido el pueblo? Bueno de cualquier ciudadano, no. A los que se proponen ser coherentes con el derecho a la vida, sean o no creyente, les hiere. Y eso por no repetir lo que han evacuado otros con solideo antes mencionados.
No todo lo que dicen los obispos de aquí es despreciable. Santo Tomás decía que hasta el mentiroso más empedernido dice más veces la verdad.
Lo que espero y deseo es que lo que digan no dañe al menos el bien común, la paz y la obligada justicia distributiva, tres bienes que buena parte "dels nostres bisbes" se han puesto por montera.
En relación a otros que suelen "responder" a mis intervenciones, no voy abusar de Germinans, ya pongo muy a menudo su paciencia a prueba, contestando a ataques ad hominem.
Es una evidencia que Francisco ha cambiado radicalmente la dirección estratégica pontificia: hemos pasado de la defensa del Evangelio de la Vida y la Familia a la justicia social. Ya lleva tiempo denunciándolo Giuliano Ferrara: Francisco, aparentemente, daba un cambio radical de perspectiva eclesial, dando carpetazo a la “involución” del evangelio de la defensa de la vida y la familia iniciado por Pablo VI y desarrollado por Juan Pablo II y Benedicto XVI.
ResponderEliminarEvidentemente, para los obispos europeos, se está excelentemente muchísimo mejorcillo en la defensa de la justicia social de los pobres, viste mediáticamente bien, que no en absoluto en la defensa de la vida y la familia, que conlleva a un enfrentamiento con la cultura y los medios de comunicación, con los católicos y los partidos progresistas e izquierdistas y con todos los gobiernos europeos, especialmente cuando aún algunos consagrados no han aceptado la Humanae Vitae de Pablo VI (1968), tal como demuestra el libro “Fills del Concili” de Joan Estruch.
Este hecho se demuestra con la segunda convocatoria para este domingo de una jornada de oración y ayuno por la paz en Oriente Medio (2013 y 2014), sin que Francisco haya convocado, que yo sepa, ninguna jornada parecida por la Vida y la Familia. Por tanto, ni Francisco, ni los cardenales, ni los obispos europeos no han tomado ninguna medida espiritual, equivalente a las que ha realizado contra la guerra en Oriente Medio, contra el millón de abortos anuales que se cometen en la Unión Europea, sin contar con los cientos de miles de congelaciones y destrucciones de embriones procedentes de la contracepción ordinaria y de emergencia, y de la experimentación, investigación y de las técnicas de reproducción humana asistida.
Ya veremos cómo irá el próximo Sínodo de la Familia, pero hasta ahora, nulo interés, empezando por Francisco. Esto es una evidencia probada, además, por la propia confesión de Francisco: se sorprendió del número de abortos en España, reveló que casi nada sabe de bioética, y su Evangelii Gaudium sólo hizo referencia al aborto y a la reproducción asistida en tres puntos (un 2%), mientras que dedicó el 25% de su extensión a condenar el capitalismo (pero sin decir nada de las economías corruptas, populistas y socialistas).
El vuelco con Francisco, pues, es espectacular: se pasa de la vida y la familia (Juan Pablo II y Benedicto XVI) a la justicia social.
Existe una versión de la elección de Francisco facilitada por el teólogo Alberto Villasana que lo conoció del P. Gobbi.
ResponderEliminarEl cardenal Martini (muerto el 2012), rector des-moralizador de las vocaciones sacerdotales de la Gregoriana (removido promocionándolo al arzobispado de Milán), apoyó al jesuita Bergoglio como Papa en el cónclave del 2005.
En el segundo día se confrontaron progresistas y conservadores, con empate y ligera ventaja a favor de Ratzinger. Para eludir un cónclave largo, ambos grupos acordaron un primer mandato de Benedicto XVI y luego el de Francisco, ambos breves por razón de edad y enfermedad, participando Martini como progresista y el cardenal Müller (Doctrina de la Fe) como testigo.
Benedicto XVI fue elegido en la cuarta votación del segundo día del 2005, y dimitió ocho años después por razón de salud y edad que le impidieron solucionar los progresivos escándalos que lo iban debilitando. Bergoglio fue electo en la quinta votación del segundo día del cónclave del 2013.
La decisiva intervención de Bergoglio en la Congregación General de cardenales previa al cónclave dio una pista de su nueva política pontificia de preeminencia de la justicia social por encima de la vida y la familia:
1. Evangelización: ir a las periferias existenciales (pecado, dolor, injusticia e ignorancia)
2. un Papa que conduzca la Iglesia hacia las periferias existenciales
3. el fin de la Iglesia autorreferencial que se mira a sí misma con un narcisismo teológico
4. profundos cambios y reformas en la Iglesia
En resumen: las periferias sociales marcan el objetivo general de la Iglesia, enfocándose en la justicia social y sustituyendo al evangelio de la vida y la familia, cosa que era deseada por los cardenales y muchos obispos, que querían, además, un vuelco en la política general del pontífice hacia los deliciosos temas de redistribución de la riqueza, que facilitan generalistas y vagos discursos “progres” y políticamente correctos, sin implicación personal alguna.
Es evidente que la periferia existencial de Francisco tiene un enfoque conceptual dirigido hacia el “sí nacido” y “pata negra”, que está en situación de pobreza económica y opresión política, tal y como se ha demostrado durante este año y medio de mandato de Francisco, máxime cuando dijo que ““no podemos seguir insistiendo solo en el aborto, la homosexualidad y los anticonceptivos” y aquel “¿quién soy yo para juzgar a un homosexual?”, o cuando afirmó que el estudio de Kasper sobre la autorización de la comunión a los católicos divorciados vueltos a casar era “teología hecha de rodillas”. Todo ello se interpretó, por los hechos y los gestos posteriores de Francisco como “basta ya de insistir en estos temas autorreferenciales de la vida y la familia: id a la justicia social”.
ResponderEliminarAdemás, la propia biografía de Francisco remata la política de fin de la defensa de los principios irrenunciables de Benedicto XVI. Francisco tiene una experiencia vital cultivada en las “Villas Miseria” de Buenos Aires, es decir, justicia social y redistribución de la riqueza en este Estado fallido, débil y fracasado de Argentina, con gobiernos populistas (Perón, Cristina Kirchner), además de la guerrilla montonera y la dictadura militar.
Por contra, Juan Pablo II y Benedicto XVI tuvieron memoria histórica directamente vivencial (con peligro hacia sus vidas) del genocidio nazi y comunista.
Fue el genio profético de Juan Pablo II que advirtió que las democracias capitalistas derivan hacia sistemas totalitarios y tiránicos, equivalentes al comunismo y al nazismo, cuando aprueban mediante la dictadura de la mayoría todas aquellas leyes contrarias al Evangelio de la Vida y la Familia: aborto, congelación, destrucción y selección de embriones y vientres de alquiler en reproducción asistida, anticoncepción, educación sexual escolar, uniones de hecho, matrimonios homosexuales con derecho de adopción, infanticidio de niñas, eutanasia de niños, ancianos y enfermos, suicidio asistido, junto con la codicia de las naciones ricas (detectó que la globalización dividiría la humanidad en países ricos y países pobres abocados hacia la catástrofe de la imposibilidad del desarrollo integral de la persona de Pablo VI).
Juan Pablo II vio claramente que mientras Hitler imponía como deber de Estado el homicidio masivo contra la vida y la familia sin la voluntad de los afectados, las democracias también lo hacían pero con una diferencia: lo imponen como deber de Estado como Hitler, pero condicionado a la libre elección y derecho a decidir del ciudadano, reconocido como derecho humano, cívico y social.
En conclusión: Francisco es un Papa válidamente electo por un cónclave legítimo (verdad definitiva) y que está en plenitud de comunión con la fe y moral católicas divinamente reveladas, definitivas y seguras (no es cismático ni antipapa).
Pero es evidente que objetivamente, es un hecho que su dirección espiritual ha fracturado la orientación eclesial tradicional, basada en la defensa del evangelio de la vida y la familia, y la ha trasladado en favor de la justicia social; además, y ha presentado como una dicotomía la justicia social respecto del evangelio de la vida y la familia.
Por eso yo creo que en estas dos conclusiones no tiene responsabilidad subjetiva alguna, sólo es consecuencia de un efecto indeseado de su opción de política eclesial, y estoy seguro que pronto la modificará, porque de seguir así, causará una eclesiocatástrofe en breve, dado que es metafísicamente imposible no ver el desastre familiar y matrimonial y el millón de homicidios de niños indefensos e inocentes que se cometen en Europa cada año, y a la par, continuar en un hiperactivismo americano en favor de temas sociales variados relacionados todos ellos sólo con los “sí nacidos”: esclavitud infantil, pobreza, opresión política y económica, emigración, guerras...
Todo Patetico, lo expuesto por el anonimo de las 0'38, se podria pensar que es de los que se hacen llaman y que son OBRA DE DIOS,(OPUS DEI) claro solo ellos son el BIEN y pueden condenar el MAL, siempre dudan de los que cambian, pero eso si analizan de donde bienen y desde que son PRELATURA, ellos dominan los dogmas de la Iglesia.
ResponderEliminarNo necesito seudonimo, me llamo SALVADOR, y no pretendo salvar a nadie,valgame Dios, solo doy mi opinion y aveces con faltas de ortografia incluidas, PERDONENME.
Soy el anónimo de las 0'38, completamente alejado del Opus Dei, aunque no le tenga la inquina que Vd, sr. Salvador [¿Qué más?].
EliminarLe perdono que me escriba "viene" con B, porque no soy de los maniáticos incapaces de comprender un fallo al pulsar el teclado. Le perdono sus prejuicios hacia el Opus y aun le perdono que hable mal de él -Vd. sabrá qué mal le ha hecho- Pero lo que me cuesta más perdonarle es que achaque estos prejuicios a esta gente, porque no tiene demasiado sentido.
Vamos a ver: El Sr. Ferrara tiene la enervante manía de decir las cosas de la manera más complicada posible y cree que se le va a aplaudir por usar expresiones como "¿Qué hemos hecho para llegar a un decreto del gobierno que parece que intenta evitar -extrema línea Maginot- los bajíos igualmente siniestros de la compatibilidad genética como agresivo derecho a la piel clara o a los ojos celestes en la fecundación heteróloga? "
En Germinans se escribe sobre el tema ´que este autor trata con muchísimo más acierto, sin aburrirnos con estas vehemencias, con mayor concreción y detalle. Estos son los intelectuales que son útiles. Los Ferraras son flautistas de Hamelin, que tienen un séquito de seguidores que no habrán leído los apuntes para un manual de cocotología, pero citan a Unamuno. (Olvidando la manera muy despectiva con que despachó en aquella cena las heridas de Millán Astray).
A mí la música de flauta travesera no me lleva a un estado hipnótico y puedo decir que me resulta insulsa. ¡Ah, y sin ser "excesivamente" devoto de San José María Escrivá, ni llevar la estampita amarilla.
Intelectuales pedantes, al Tercer Círculo, planta tres. Seguidores de sus pláticas y lectores de sus columnas, al mismo Círculo, planta tres, habitación de al lado. Y a los citadores de oídas que no saben ni lo que dicen, ni se les deje entrar. porque son unos pesados.
Giuliano Ferrara es un periodista italiano que busca la Verdad. Ante el nuevo pontificado, creo que Ferrara no entiende bien al papa Francisco como nos ocurre a algunos católicos. La formación intelectual del Obispo de Roma es más bien limitada y algunas de sus afirmaciones están más cerca del inmanentismo reinante que del tomismo. Todo ello expresado con un italiano mas bien casero lleva a no pocos a seguir al sucesor de Pedro con pinzas.
ResponderEliminarMe temo que Francisco I tiene un riesgo de exposición de sobrevaloración: se le ha presentado como un revolucionario comefuegos, pero la realidad es que bajo su pontificado, la Iglesia va peor que la de Benedicto XVI, pues estamos bajo el desarrollo y avance de la apostasía que lo hizo dimitir. Me atrevo a predecir que en el entorno de dos o tres años, podremos asistir a una gran crisis de la Iglesia entre la ortodoxia y la hermenéutica de la ruptura.
ResponderEliminarMe da la sensación que su programa de periferia existencial y evangelización es un último intento de dinamizar y cohesionar internamente una Iglesia en progresivo e imparable proceso de pecado interior, apostasía e idolatría. Y en mi percepción, Francisco compensa su falta de carisma y conocimiento (Juan Pablo II y Benedicto XVI) con una actividad de cercanía afectiva, excelente pero insuficiente ante la magnitud de los desafíos interiores de la Iglesia.
En ciencia astronómica, acabamos de abrir los ojos. En efecto, el Cosmos está hecho de una materia auténticamente misteriosa, o sea, que los científicos no saben "ni papa". Dicha materia oscura es ¡seis! (6) veces más grande que el Universo que conocemos, y está hecha de una sustancia misteriosa que ni emite, ni refleja ni absorbe ninguna clase de luz. Si lo sabemos que está allí por su gravedad, que tira de todas las galaxias y acelera todas sus estrellas en su interior. Además, hay muchas clases de luces: luz visible, infrarroja, ultravioleta, de los rayos X, de las ondas de radio, de los rayos gamma... (Cosmos).
Podemos ver que el pontificado de Francisco es completamente irrelevante por los efectos que debería de causar y no causa en modo alguno, es un planeta de masa cero y gravedad cero, quizás por la influencia de este macrouniverso de materia oscura, el lado oscuro de la fuerza:
1. Los jesuitas van degradándose a alta velocidad, siendo la congregación más antievangélica de la Iglesia católica, cuyo peligro es multiplicador al ser educadores de niños y misioneros de adultos. El hecho se agrava porque Francisco es... jesuita.
a) Están plenamente inmersos en la Nueva Era: eneagrama, zen, yoga (Cova de Manresa)
b) Difunden enseñanzas contra el evangelio y la doctrina católicas (búsqueda del Jesús histórico, teología de la liberación)
c) En España han perdido todas sus provincias para reunificarlas en una sola, debido a su decadencia decrépita. Lo mismo ha sucedido a maristas y salesianos.
2. Las congregaciones van igualmente pudriéndose a la par que sus maestros jesuitas: todas son verdaderos zombis, cadáveres sólo biónicamente activos.
Por ejemplo, en Cataluña hay dos católicos, uno de ellos monja contemplativa benedictina de Montserrat, Sor Teresa Forcades, que sigue divulgando y promoviendo doctrina y movimientos contrarios a la enseñanza católica sin que sus superiores hagan nada: abadesa y obispo, Conferencia Episcopal Tarraconense y Unión de Religiosos de Cataluña:
wiki.procesconstituent.cat/index.php?title=P%C3%A0gina_principal)
3. Se consolidan las incontestables cifras objetivas de clara autodestrucción de la Iglesia catalana, que hasta el hartazgo ha dado fielmente Germinans, y que han motivado el mutis de la Conferencia Episcopal Tarraconense, en una palmaria muestra de incompetencia e incapacidad en todos los ámbitos posibles e imaginables.
La última, la caída de los alumnos catalanes que eligen la asignatura de religión:
www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/catalunya-tendra-cultura-humanistica-alternativa-religion-3495910
No se preocupen por los jesuitas. Estan acostumbrados a la esquizofrenia, moral, social, política, religiosa, económica, etc. Les importa un bledo la fe de los pequeños, para ellos lo único importanteque es el poder de este mundo y de manera especial poder mangonear en ROMA. Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, lideres de Podemos, ¿no serán antiguos alumnos de jesuitas como fue Fidel Castro?
Eliminar4. Otra prueba más de eclesiocatástrofe catalana es el descabezamiento del obispo Novell en su apoyo al independentismo.
ResponderEliminarEl independentismo quiere un derecho a decidir imposible: el derecho a decidir ser soberanos. Porque sólo de esto se trata, de dinamitar la constitución de 1978 mediante un proceso basado en la mentira y el homicidio, satánico, demoníaco y diabólico en sus propios orígenes, medios, desarrollo y finalidad.
En efecto, Novell debería de saber que no existe una Cataluña soberana porque ninguna constitución histórica, desde 1812 a 1978 lo ha reconocido, pues sólo lo es España. Además, la Cataluña de 1714 como la de 1936 estaba dividida, y su sociedad quería una monarquía española y católica dentro de una sociedad estamental.
Para acabar, el Proceso se ha realizado bajo la mentira histórica, seleccionando e interpretando lo que se consideraba como conveniente para la causa (¿y el Dios, Patria y Rey de los carlistas y de la guerra de Independencia?), y finalmente, el Proceso causa un homicidio sentimental, convivencial, espiritual, social, cultural, económico, institucional e histórico dentro de España y Cataluña, al demonizar injustamente y angelizar ridículamente a los unionistas e independentistas, respectivamente.
Para rematar, los independentistas son imperialistas, desestabilizadores y totalitarios (quieren imponer el catalán como única lengua y la expansión de los Países Catalanes), son populistas (quieren imponer una economía al estilo venezolano-cubano), y tienen una agenda secreta y oculta de tipo satánico (Francisco) que quiere imponer la cultura de la muerte (Juan Pablo II), del relativismo (Benedicto XVI) y del descarte (Francisco), junto con un programa anticlerical laicista de expulsión pública y social (escuelas, hospitales, tanatorios) y de persecución penal de la Iglesia Católica (leyes de igualdad).
Y dando el último remache, Juan Pablo II está en contra de la ruptura de la unidad nacional de España porque vulnera el bien y el interés común, los elementos transnacionales de cohesión y vertebración, y porque aleja Cataluña de la misión espiritual de aplicar en sus costumbres y derecho positivo la ley divina y natural.
¿Recuerdas, Novell, aquel Cataluña será cristiana o no será? Cataluña siempre será Cataluña desde un punto de vista geográfico y poblacional, pero no desde la perspectiva espiritual, porque si Cataluña deja de ser católica, como ya está sucediendo, dejará de ser la Cataluña que conocimos y pasará a ser un lugar moralmente inhóspito para los no nacidos, los enfermos y los ancianos, la familia y el matrimonio.
El obispo de Solsona es otra persona que ha llegado a la plenitud del sacerdocio sin saberlo ni comerlo y por eso, el pobre, se apunta al ilusionismo, llamado por algunos "profético" por si acierta y le aplauden. Mira que se les ha dicho a los clérigos y religiosos que la Iglesia no tiene formulas para solucionar las cuestiones temporales. Deben hablar siempre de principios...`pues ellos dale que te pego, "la burra al trigo".
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