La Iglesia tiene un gravísimo problema de credibilidad ante el mundo. Es lo mismo que les pasa a los partidos políticos con graves crisis internas (con riesgos de escisión e incluso de desaparición) que se postulan para gobernar el país. Obviamente la gente no está inclinada a confiar en ellos. Es ocioso que ofrezcan programas (maravillosos siempre) de actuación en el país, cuando ellos son incapaces de aplicar esos programas, ni siquiera bajo mínimos, en su propia organización.
Es el caso de la Iglesia, que teniendo una función específica de orden prioritariamente religioso y espiritual, manifiesta enormes áreas de profundo fracaso en ese orden (que se visualiza muy especialmente en los cuadros de mando, en cuya cúspide está el Papa, y en la base, los sacerdotes y religiosos); y no obstante esa evidente incompetencia para regirse a sí misma con una solvencia mínimamente creíble, se dedica a organizarles el mundo a los políticos en las áreas que son de su específica competencia.
Es lo que se propone la Evangelii gaudium en el capítulo IV, dedicado a La dimensión social de la evangelización: advirtiendo que si esta dimensión no está debidamente explicitada, siempre se corre el riesgo de desfigurar el sentido auténtico e integral que tiene la misión evangelizadora. Se centra en dos focos: Confesión de la fe y compromiso social y La enseñanza de la Iglesia sobre cuestiones sociales, pasando por El reino que nos reclama.
El orden social, la lucha por la justicia, la “inclusión social de los pobres”, la paz y el diálogo social, son los frentes de universalidad de la evangelización (“todos los hombres y todo el hombre”), abarcando “todos los aspectos de la vida humana” que nos propone la Exhortación Apostólica. Incursión harto arriesgada en territorios laicos (sin poner en cuestión el derecho de la Iglesia a aportar evangelización a estos territorios), cuando los exclusivos de la Iglesia (los religiosos y espirituales) son víctimas de la tremenda crisis que azota a la Iglesia; una crisis cuya resolución parece absolutamente previa a esta gran propuesta de gozosa evangelización.
I. Las repercusiones comunitarias y sociales del kerygma
177. El kerygma tiene un contenido ineludiblemente social: en el corazón mismo del Evangelio está la vida comunitaria y el compromiso con los otros. El contenido del primer anuncio tiene una inmediata repercusión moral cuyo centro es la caridad.
Confesión de la fe y compromiso social
178. Confesar a un Padre que ama infinitamente a cada ser humano implica descubrir que «con ello le confiere una dignidad infinita».[141] Confesar que el Hijo de Dios asumió nuestra carne humana significa que cada persona humana ha sido elevada al corazón mismo de Dios. Confesar que Jesús dio su sangre por nosotros nos impide conservar alguna duda acerca del amor sin límites que ennoblece a todo ser humano. Su redención tiene un sentido social porque «Dios, en Cristo, no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres». [142] Confesar que el Espíritu Santo actúa en todos implica reconocer que Él procura penetrar toda situación humana y todos los vínculos sociales: «El Espíritu Santo posee una inventiva infinita, propia de una mente divina, que provee a desatar los nudos de los sucesos humanos, incluso los más complejos e impenetrables». [143] La evangelización procura cooperar también con esa acción liberadora del Espíritu. El misterio mismo de la Trinidad nos recuerda que fuimos hechos a imagen de esa comunión divina, por lo cual no podemos realizarnos ni salvarnos solos. Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana, que necesariamente debe expresarse y desarrollarse en toda acción evangelizadora. La aceptación del primer anuncio, que invita a dejarse amar por Dios y a amarlo con el amor que Él mismo nos comunica, provoca en la vida de la persona y en sus acciones una primera y fundamental reacción: desear, buscar y cuidar el bien de los demás.
179. Esta inseparable conexión entre la recepción del anuncio salvífico y un efectivo amor fraterno está expresada en algunos textos de las Escrituras que conviene considerar y meditar detenidamente para extraer de ellos todas sus consecuencias. Es un mensaje al cual frecuentemente nos acostumbramos, lo repetimos casi mecánicamente, pero no nos aseguramos de que tenga una real incidencia en nuestras vidas y en nuestras comunidades. ¡Qué peligroso y qué dañino es este acostumbramiento que nos lleva a perder el asombro, la cautivación, el entusiasmo por vivir el Evangelio de la fraternidad y la justicia! La Palabra de Dios enseña que en el hermano está la permanente prolongación de la Encarnación para cada uno de nosotros: «Lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, lo hicisteis a mí» (Mt 25,40). Lo que hagamos con los demás tiene una dimensión trascendente: «Con la medida con que midáis, se os medirá» (Mt 7,2); y responde a la misericordia divina con nosotros: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará […] Con la medida con que midáis, se os medirá» (Lc 6,36-38). Lo que expresan estos textos es la absoluta prioridad de la «salida de sí hacia el hermano» como uno de los dos mandamientos principales que fundan toda norma moral y como el signo más claro para discernir acerca del camino de crecimiento espiritual en respuesta a la donación absolutamente gratuita de Dios. Por eso mismo «el servicio de la caridad es también una dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia y expresión irrenunciable de su propia esencia».[144] Así como la Iglesia es misionera por naturaleza, también brota ineludiblemente de esa naturaleza la caridad efectiva con el prójimo, la compasión que comprende, asiste y promueve.
El Reino que nos reclama
180. Leyendo las Escrituras queda por demás claro que la propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios. Nuestra respuesta de amor tampoco debería entenderse como una mera suma de pequeños gestos personales dirigidos a algunos individuos necesitados, lo cual podría constituir una «caridad a la carta», una serie de acciones tendentes sólo a tranquilizar la propia conciencia. La propuesta es el Reino de Dios (cf. Lc 4,43); se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales. Buscamos su Reino: «Buscad ante todo el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás vendrá por añadidura» (Mt 6,33). El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre; Él pide a sus discípulos: «¡Proclamad que está llegando el Reino de los cielos!» (Mt 10,7).
181. El Reino que se anticipa y crece entre nosotros lo toca todo y nos recuerda aquel principio de discernimiento que Pablo VI proponía con relación al verdadero desarrollo: «Todos los hombres y todo el hombre».[145] Sabemos que «la evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre». [146] Se trata del criterio de universalidad, propio de la dinámica del Evangelio, ya que el Padre desea que todos los hombres se salven y su plan de salvación consiste en «recapitular todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo» (Ef 1,10). El mandato es: «Id por todo el mundo, anunciad la Buena Noticia a toda la creación» (Mc 16,15), porque «toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios» (Rm 8,19). Toda la creación quiere decir también todos los aspectos de la vida humana, de manera que «la misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño» [147]. La verdadera esperanza cristiana, que busca el Reino escatológico, siempre genera historia.
La enseñanza de la Iglesia sobre cuestiones sociales
182. Las enseñanzas de la Iglesia sobre situaciones contingentes están sujetas a mayores o nuevos desarrollos y pueden ser objeto de discusión, pero no podemos evitar ser concretos –sin pretender entrar en detalles– para que los grandes principios sociales no se queden en meras generalidades que no interpelan a nadie. Hace falta sacar sus consecuencias prácticas para que «puedan incidir eficazmente también en las complejas situaciones actuales».[148] Los Pastores, acogiendo los aportes de las distintas ciencias, tienen derecho a emitir opiniones sobre todo aquello que afecte a la vida de las personas, ya que la tarea evangelizadora implica y exige una promoción integral de cada ser humano. Ya no se puede decir que la religión debe recluirse en el ámbito privado y que está sólo para preparar las almas para el cielo. Sabemos que Dios quiere la felicidad de sus hijos también en esta tierra, aunque estén llamados a la plenitud eterna, porque Él creó todas las cosas «para que las disfrutemos»(1 tm 6,17), para que todos puedan disfrutarlas. De ahí que la conversión cristiana exija revisar «especialmente todo lo que pertenece al orden social y a la obtención del bien común».[149]
183. Por consiguiente, nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos. ¿Quién pretendería encerrar en un templo y acallar el mensaje de san Francisco de Asís y de la beata Teresa de Calcuta? Ellos no podrían aceptarlo. Una auténtica fe –que nunca es cómoda e individualista– siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra. Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto, y amamos a la humanidad que lo habita, con todos sus dramas y cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus valores y fragilidades. La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos. Si bien «el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política», la Iglesia «no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia».[150] Todos los cristianos, también los Pastores, están llamados a preocuparse por la construcción de un mundo mejor. De eso se trata, porque el pensamiento social de la Iglesia es ante todo positivo y propositivo, orienta una acción transformadora, y en ese sentido no deja de ser un signo de esperanza que brota del corazón amante de Jesucristo. Al mismo tiempo, une «el propio compromiso al que ya llevan a cabo en el campo social las demás Iglesias y Comunidades eclesiales, tanto en el ámbito de la reflexión doctrinal como en el ámbito práctico». [151]
184. No es el momento para desarrollar aquí todas las graves cuestiones sociales que afectan al mundo actual, algunas de las cuales comenté en el capítulo segundo. Éste no es un documento social, y para reflexionar acerca de esos diversos temas tenemos un instrumento muy adecuado en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, cuyo uso y estudio recomiendo vivamente. Además, ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la interpretación de la realidad social o en la propuesta de soluciones para los problemas contemporáneos. Puedo repetir aquí lo que lúcidamente indicaba Pablo VI: «Frente a situaciones tan diversas, nos es difícil pronunciar una palabra única, como también proponer una solución con valor universal. No es éste nuestro propósito ni tampoco nuestra misión. Incumbe a las comunidades cristianas analizar con objetividad la situación propia de su país».[152]
185. A continuación procuraré concentrarme en dos grandes cuestiones que me parecen fundamentales en este momento de la historia. Las desarrollaré con bastante amplitud porque considero que determinarán el futuro de la humanidad. Se trata, en primer lugar, de la inclusión social de los pobres y, luego, de la paz y el diálogo social.
Virtelius Temerarius
Con relación a la crisis de la Iglesia Católica en España, el historiador Pio Moa en su libro “La transición de cristal”, escribe:
ResponderEliminar“La Jerarquía eclesiástica contribuyó más que nadie a debilitar el franquismo y a promover a sus enemigos. Estos eran fundamentalmente los marxismos, los separatismos y el terrorismo, que en los años treinta habían intentado erradicar el catolicismo de España mediante métodos brutales, por los que nunca manifestaron la menor pesadumbre.
Ya en la Transición, el episcopado desempeñó un papel mucho más discreto. La política eclesiástica entre los años 1964 y 1975 tendría un alto coste para la Iglesia y nunca le ganó la gratitud de sus beneficiarios: aparentemente cosechó lo que habría sembrado. La sociedad se descristianizó en gran medida, una tendencia general europea, quizá apoyada aquí por la acción eclesiástica”.
Sr. Virtelius Temerarius, gracias por ese artículo tan bien elaborado.
ResponderEliminarIndiscutiblemente la religión no deja de ser el nexo de unión de la criatura con el Creador.
En el caso nuestro, tenemos un Decálogo, cuyos diez mandamientos, divididos en dos partes, los tres primeros dedicados a Dios y los siete restantes a las relaciones de los hombres en la sociedad.
Esos Mandamientos, aunque parecen prohivitivos, en realidad son liberadores de la esclavitud del pecado. Aparte es el punto de partida para saber si cumplimos la voluntad de Dios o no.
Finalmente, Jesucristo dejo a la Iglesia esa herencia para que en cada momento de la Historia, pudiera actualizarse al lenguaje propio de la época
Excelente artículo. Gracias.
ResponderEliminarMe permito sugerir a los foreros (web), hacer un monográfico sobre los conceptos "pobre", "mísero", "necesitado", etc., etc.
ResponderEliminarTambién todas sus posibles asociaciones como "pobre moral e intelectual",etc., etc.
Y luego disponer un orden de prioridades a evangelizar de acuerdo con la Doctrina.
1. Francisco I me parece que es el "hombre del Sur", uno de los líderes suburbiales, uno de los nuestros, los desposeidos, de la globalización de la igualdad y la pobreza, del empobrecimiento de las clases medias, propios de Estados fallidos y débiles con grandes niveles de corrupción, pero con un gran desconocimiento del mal de Occidente y de Europa, que sí conocieron Juan Pablo II (nazismo y comunismo) y Benedicto XVI (nazismo), que es la apostasía generalizada en la fe católica en unos Estados del Bienestar y de la cultura.
EliminarEllo se nota en la Evangelii Gaudium: un insólito tercio dedicada a las cuestiones económicas, ni un 3% a las cuestiones sociales de la vida, familia y matrimonio.
2. Frente a la Evangelii Gaudium, larguísima, desequilibrada, dispersa y retórica, la mejor respuesta que se dio en la historia de la Iglesia para una situación parecida a la actual, donde la Iglesia sufría la secularización de los maestros de la sospecha (Nietzsche, Marx, Bakunin, Feuerbach, Freud y Darwin), son las dos encíclicas de San Pío X, la primera que dio, la "Acerbo Nimis" (equivalente a la Evangelii Gaudium), sobre la enseñanza del catecismo (1905), y la "Pascendi" (1907), sobre las doctrinas modernistas.
"Acerbo Nimis" es breve, precisa, concisa y eficaz: los párrocos enseñarán el catecismo; prepararán a los niños para la confirmación y confesión, y a los jóvenes para la eucaristía durante Pascua y Cuaresma; habrán catequistas y se crearán escuelas de religión en las ciudades.
La "Pascendi" va directo al grano, y ataca a los fabricantes de errores del interior de la Iglesia y soluciones prácticas: no al “seréis como dioses” (41); escolástica, tradición, magisterio y patrística (42, 46-47); formas de ataques contra la Iglesia (43); vigilancia sobre seminarios, parroquias, colegios, universidades, prensa, libros y congresos (44, 49, 50-53); fe y razón (48); Consejo de Vigilancia (54); purificación de reliquias, indulgencias, tradiciones, devociones, apariciones y revelaciones (55). Más claro, el agua.
2. Que Francisco carece de conocimientos bioéticos se ve claro en la Evangelii Gaudium: sólo le dedica un punto al aborto (213) y otros pocos puntos más a la familia y el matrimonio, no mencionando la ideología de género que destruye la familia y el matrimonio, y desconociendo las técnicas de reproducción humana asistida (congelación de embriones, abortos inducidos, manipulación e investigación de embriones), circunstancia que se traslada a la Curia, cuando Mons. Paglia, de la Congregación de la Familia, no menciona en su cuestionario de las Familias al tema del aborto y la reproducción asistida.
3. Francisco tampoco tiene una visión integral de la cuestión social, pues ésta está formada por la vertiente económico-política, y por la perspectiva de la familia y el matrimonio. La Evangelii Gaudium dedica un tercio de su extensión a la crítica de los efectos negativos de la crisis sobre la economía de mercado, olvidándose, de un lado, de los efectos aún más perversos de las economías que no son de mercado y de los Estados corruptos, de otra banda, excluye la participación directa de los Estados en la crisis mundial a través de los bancos centrales y los presidentes de gobierno, y finalmente, elude integrar a la célula básica de la sociedad, que es la vida, la familia y el matrimonio, objeto de ataques de todo tipo por parte de Estados y Organizaciones Internacionales (ONU y UE): parejas de hecho, divorcio exprés, matrimonios homosexuales, aborto, eutanasia de niños, reproducción asistida (congelación, manipulación y destrucción de embriones).
4. Relacionado con lo anterior, es increible su ceguera ante el crimen del aborto y la congelación de embriones y el naciente fenómeno de la eutanasia de niños. En efecto, cada día en Europa se comenten 3.300 abortos, 300 en Italia y en España, y que desde 1973 se han realizado en todo el mundo unos 1.800 millones de abortos. ¿No le afecta esto y sí se desplaza a Lampedusa?. Desconcierta y anonada que Francisco viaje a España desconociendo la cifra de abortos y la crisis de la familia y el matrimonio, y que reconozca ignorar la temática de la bioética (aborto y reproducción asistida). Aterra que no vea como en Europa y Occidente se comete un genocidio sistemático sobre la Humanidad no nacida, que puede llegar al homicidio equivalente a un tercio de los nacidos. Estremece que no vea la acción demoníaca de engaño y homicidio sobre el Pueblo de Dios en estas cuestiones de vida, familia y matrimonio. Sobrecoge que no vea la extensión del pecado personal y social en todos los grupos de la sociedad: parejas y matrimonios, familias, sociedad, escuela, medicina, enfermería, farmacéuticos, políticos, medios de comunicación y sociedad civil. Sacude que no vea la infestación demoníaca en la sociedad, que el aborto es la versión moderna del sacrificio a los ídolos de la modernidad de los niños inocentes no nacidos, los nuevos santos y mártires modernos. Horripila que no vea que los niños y jóvenes son formados en las escuelas en las técnicas de homicidio contra sus propios hijos a través de la educación sexual, afectiva y reproductiva. Estremece que no vea la violencia sobre la mujer, pues las madres matan a sus propios hijos, y a que las niñas no nacidas no tendrán nunca posibilidad de formar familia con sus propios hijos, y a que no vea el genocidio de las generaciones venideras, la Humanidad por venir o futura, que nunca nacerán ni participarán en la política, en la sociedad y en la economía.
Eliminar5. Finalmente, en la Evangelii Gaudium no contempla la apostasía global y general de los propios consagrados católicos: cardenales, obispos, sacerdotes, diáconos, laicos con ministerios, profesores de religión y teología, teólogos. En materia de Biblia, Escritura y Tradición, consideran que es un simple recopilatorio de mitos y símbolos, y que los evangelios no han sido creados por los evangelistas, sino por comunidades que han redactado una vida ficticia y mentirosa de Jesús para servir a una verdad teológica (Dios interviene, Dios salva, Dios perdona, Dios cura). En materia de doctrina y dogma, estos son considerados como falsos por no cumplir el requisito de cientificidad o racionalidad (la virginidad perpetua de María). En materia de mística, espiritualidad y oración, se produce una sustitución por la espiritualidad orientalista y nuevaerana. En materia de liturgia y sacramentos (misa, confesión), estos son sistemáticamente violentados y vulnerados para introducir nuevas formas supuestamente adaptadas a los nuevos tiempos. En materia de sacramentales, exorcismos y devociones, son simplemente eliminados.
6. En mi opinión, Francisco forma parte de la misión espiritual especial que Dios ha enviado para estos últimos tiempos, integrados por Pablo VI, desde la Populorum Progressio (1967) y la Humanae Vitae (1968), Juan Pablo II (Veritatis Splendor y Dominus Iesus) y Benedicto XVI. No obstante, observo que desde mi punto de vista, Francisco aún debe de asimilar el verdadero, auténtico y dramático reto de su pontificado: la apostasía general de la sociedad y de la Iglesia en Europa, integrada por Estados plenamente desarrollados del bienestar.
Francisco es un Papa del Sur, de las Villas Miseria, pero que aún no ve el mal demoníaco del Norte, cosa que sí vieron Juan Pablo II y Benedicto XVI.
- En número de abortos diarios mundiales es de casi 110.000 muertes de niños inocentes.
Eliminar- Esto casi equivale al número de muertes diarias durante la II Guerra Mundial, entre combatientes y civiles. Una salvajada.
- Los remedios de San Pío X, Acerbo Nimis y Pascendi, (1905 y 1907), se encontraron a los pocos años con la I Guerra Mundial y la Revolución Bolchevique (1914 y 1917)
- Se necesita tener doble visión, económica y apocalíptica:
-- Economía de la salvación: sobre el pecado y la gracia en el día a día
-- Apocalíptica: la Iglesia en cada época lucha contra la prefiguración del Anticristo, la Bestia, el Dragón y la Prostituta de Babilonia, hasta el día en que estos se revelarán como tales.
Me parece que a la Iglesia de hoy, le falta esta doble visión, sobre todo porque la evangelización consiste en que la gente conozca el pecado a través de la enseñanza de los mandamientos, se confiese y comulgue en estado de gracia para alcanzar la vida eterna y vencer las tentaciones y sufrimientos.
Anónimo 16,16 y 16,21
EliminarTodo lo que expone, tiene mucho sentido porque es fácilmente comprobable con datos objetivos. Tal como se requiere en estos tiempos.
Tal como profetizó la Humanae Vitae, no se puede separar la acción procreadora del placer.
Sin embargo, a la “continencia” en estos tiempos se la llama “represión”, y esta palabra tiene una connotación muy negativa en la sociedad: “no hay que reprimirse”.
Se puede comprobar que los efectos de la “lujuria” se expresan en los media bajo diferentes epígrafes, todos en contra de la ley natural: aborto, cultura de la muerte, salud reproductiva, anticoncepción, síndrome postaborto, prostitución, sumisión sexual,enfermedades, pederastia, trata de blancas, etc. Está produciendo una carga de desgracia que es facilmente medible.
Satanás tentó a nuestros primeros padres que se sintieron “desnudos”, al darse cuenta de que podían usar al otro.
Pero la Redención logró perdonar ese pecado de Adán. Pero nos dejo la impronta de la concupiscencia. Pero Cristo nos dejó los Sacramentos, para que nos ayudáramos en este transitar, hasta la Resurrección, en que seremos hombre y mujer glorificados, en plenitud.
Pero Satanás prosigue su trabajo. La opción de la lujuria está llevando a nuestra sociedad a una tasa de fertilidad muy baja que en España es 1.48. Tasa, incapaz de sustituir a la actual cultura en un futuro muy próximo, de una o dos generaciones. La tasa de sustitución de la población se considera superior a 2. Sin embargo el Islam en España, tiene unas tasas de fertilidad más altas.
Se puede lanzar como hipótesis que España volvería a los reinos de taifas, previos a la Reconquista, iniciándose su desmembración desde Cataluña. Desde aquí el Islam iría creciendo, invadiendo toda España.
Pero al final, como no podría ser de otra manera, se reiniciaría la Reconquista versión 2.0. ¡Dios no lo quiera!
"La opción de la lujuria está llevando a nuestra sociedad a una tasa de fertilidad muy baja que en España es 1.48"
EliminarAlgo pasa en el diseño social español, pues además de esto, la edad media de la maternidad y la paternidad también es alta.
No solo es en España, es la tendencia en Occidente. Es en los paises que conforman la cristiandad. Es la apostasía cristiana.
Eliminarhttp://www.indexmundi.com/Map/?v=31&r=xx&l=es
estoy de acuerdo con Laura; el articulo me a parecido muy incomplejo tendríamos que analizar muchas citas evangélicas .
ResponderEliminarSegún la Teología, en la Resurrección del cuerpo, habrá una perfecta Comunión con Dios y los hombres. Es decir, no será un contacto privado con Dios.
ResponderEliminarLas relaciones que nos han constituido en esta vida, estarán presentes allá. Seremos hombre y mujer según nuestra biología en la tierra. Los esposos seguirán siendo esposos. Los padres seguirán siendo nuestros padres. Nuestros hijos también. Y nuestros familiares. Todos nuestros amigos y relaciones, también.
Todo será, pero en Plenitud.
No estoy de acuerdo con eso de que la Iglesia tenga un grandísimo problema. Quienes tenemos el problema, más grande o más pequeño, somos las personas que formamos la Iglesia, muchas de las cuales han leído mucho y han asimilado muy poco. Porque, en mi concepto, el verdadero problema de la cuestión reside no en nada de lo que dice el artículo ni en las opiniones vertidas al respecto, sino en cómo vivimos los bautizados nuestra vida cristiana en nuestros ámbitos de familia, trabajo o sociedad. Todo lo otro es pura palabrería. Reconozcamos nuestros pecados, sinceramente, y todos podremos convertirnos a la santidad ordinaria, que buena falta nos hace.
ResponderEliminarAnónimo 16,35
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en cierto modo con usted. Los mandamientos se han tenido que cumplir desde hace 4000 años, fíjese desde Moisés. La Iglesia ha intentado vender "los mandamientos" de muchas formas con diferentes pastorales, a lo largo de 2000 años.
Siempre lo mismo, cumplir los mandamientos en términos absolutos.
Pero hace tiempo que no se oye ese discurso desde el púlpito. Los mandamientos son relativos, es lo que “siente” el pueblo de Dios y desde el púlpito se calla.
Ya veo en la Iglesia, que el día que quieran explicar que los mandamientos son de cumplimiento no relativo, sino absoluto, se ayudaran de psiquiatras y psicólogos, vigilando el proceso de no estresar al pueblo de Dios.
Sra, Laura y Anónimo de las 16,35, gracias por sus acertados comentarios.
ResponderEliminarHoy precisamente estaba en Misa oyendo el Evangelio, en que preguntan a Jesús por el Mandamiento más importante y Jesús responde: "Amarás a Dios, con todas tus fuerzas, con todo tu corazón... y a continuación dijo hay un segundo que es Amarás al prójimo como a ti mismo"
El sacerdote al comentar este Evangelio nos decía que no es que los demás mandamientos no sean importantes, pero si se cumplen fielmente esos dos, con amor, los demás ya se puenden dar por cumplidos con creces.
Ese es un discurso bastante confuso, es el estandar. No compromete a nada ya que no hay que definir los mandamientos, particularmente el quinto y el sexto con relación a la castidad matrimonial.
EliminarSe sorprendería usted de la gente que atiende al culto dominical y que no relaciona estos mandamientos con el aborto ni con los anticonceptivos, que cree que es lícito abortar y utilizar contracepción.
Sra. Laura, gracias por leer mi comentario.
EliminarCiertamente podría parecer un discurso confuso, pero quizá tambien fue la respuesta de Jesús a quien le preguntaba y como Jesús, conocía sus intenciones le respondió así.
De todas formas, aún hoy día, si uno amara a Dios con todo su corazón, creo que el quinto y sexto mandamiento ya se cumplen por si mismos.
Yo no puedo imaginar a una persona que ponga a Dios en el primer lugar de su vida y luego aborte, viva en adulterio, o sea un corrupto. Lo que ocurre es que poner a Dios en primer lugar de nuestra vida ya no puede hacerse sinceramente sin la gracia de Dios que hay que pedirla todos los días, no se trata solo del cumplimiento dominical.
Evangelii Gaudium es ante todo un programa político-económico, en el que la "cocina" jesuítica es muy evidente. De hecho, ya al padre Nicolás se le escapó que la Compañía pondría al servicio de Francisco a los asesores que hicieran falta .Las obsesiones y los temas de Evangelii Gaudium están tan en la línea izquierdista y progre de "Cristianisme i justicia", que no sería de extrañar que este colectivo jesuítico hubiera tenido algún papel en su elaboración. Se trata , pues, de un docomento inquietante, como tambien son inquietantes los siguientes hechos de Francisco:
Eliminar¿Por qué ha realizado algunas canonizaciones sin respetar los trámites regulares?
¿Por qué ha intervenido a los franciscanos de la Inmaculada, tan pobres y fieles a la Iglesia?
¿Por qué ha permitido la expulsion de varios periodistas de medios de prensa católicos italianos solo paor expresar libremente su opinión?
Quien desee ampliar información sobre todo esto, puede consultar las siguientes webs italianas:
corrispondenzaromana.it
conciliovaticanosecondo.it
riscossacristiana.it
Lo que no se entiende de Francisco es que no haya intervenido alto y fuerte tras aprobarse la ley de eutanasia de Bélgica, un país hasta hace poco tan católico. No se entiende que aproveche la menor oportunidad para ser noticia y haya desaprovechado esta ocasión de oro para expresar el verdadero pensar y sentir de la Iglesia sobre este hecho tan grave.
EliminarTampoco se entiende que haya oprobado de facto la total secularización indumentaria de los clérigos : ahora incluso los obispos y los padres generales, como el recién elegido de los salesianos, osan vestirse de cualquier manera menos la que corresponde a su condición.
Y supongo que están al llegar, vez otra vez, las misas-guateque.
Algunos sostienen que Francisco es masón, yo no quiero creerlo , pero todo esto es muy preocupante.
¿Alguien sabe quién ha escrito en realidad Evangelii Gaudium? ¿Qué equipo?Yo tengo mis hipótesis...
EliminarSeguramente entre lo más peligroso y negativo de este" programa" es el reconocer competencias doctrinales a las distintas conferencias episcopales, lo cual implica, de hecho, la disolución de la autoridad del Papa de Roma y del carácter universal de la Iglesia. Esto ni al peor enemigo de la Iglesia se le hubiera podido ocurrir.
Y otra pregunta:
¿Alguien puede cuantificarme los bienes de la Compañía de Jesús en el mundo en la actualidad? Me refiero no solo sólo a bienes inmuebles sino a todo tipo de riquezas, acciones empresariales, etc.
Es innegable que ha habido grandes santos jesuitas, pero también es innegable que la Compañía lleva siglos enredando y sigue enredando ahora y mucho. Que nadie se engañe: en lo que está pasando en la Iglesia el papel de esta institución es de protagonista. La elección de Francisco de azarosa no tuvo nada. Y no son poca cosa: su poder y su influencia son inmensos.Todo lo que está pasando puede interpretarse en cierto modo como un desquite... Recuérdese como los metió en vereda Juan Pablo II.
Realmente si Francisco concediera atribuciones doctrinales a las distintas conferencias episcopales, esto supondría, de facto, la aniquilación como tal de a Iglesia Universal por atomización... En ese caso es de esperar que sus hermanos en el episcopado y sucesores de los apóstoles le pararan los pies, amorosamente pero firmemente, tal como se los ha parado recientemente el ejemplar sacerdote y eminente teólogo Juan Pérez-Soba al cardenal Kasper, que no por ser cardenal deja de ser un progre frívolo. Vean al respecto en Infocatólica.com "No a una misericordia injusta". Si existieran unos cuantos obispos y sacrdotes de la talla intelectual de Pérez-Soba y sobre todo de su valentía, la previsible debacle podría evitarse...
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