Este año el memorial por los innumerables niños víctimas del aborto, que forma parte de nuestra incesante Marcha por la Vida, ha tenido un sabor especial. Por una parte nos sentíamos inclinados a celebrar, aunque sin excesivo entusiasmo, que por fin el señor Gallardón, ministro de Justicia, haya tenido la gallardía de sacar a la luz un proyecto de ley (que desgraciadamente todos conocemos como “ley del aborto”) que nominalmente al menos, intenta darle un vuelco significativo a la situación, derogando la ley Aído aún vigente, que presentaba el aborto como un derecho para las mujeres y una obligación para los médicos; y poniendo a la nueva ley el sonoro título de Ley para la protección del concebido y de la mujer embarazada.
Cierto que algo es algo y menos da una piedra; pero junto al gravísimo defecto de volver a ser un coladero esta nueva ley para que el aborto siga siendo tan fácil como hasta ahora, recupera para éste la calificación de delito, considerando prácticamente únicos responsables del mismo a los profesionales que se lucran con él. Y junto a esto le reconoce el derecho a la vida al concebido y no nacido; aunque luego echa tan buen principio por los suelos introduciendo una sarta de excepciones. Y proclama, pero sin articularla, la protección de la mujer embarazada.
La mejor noticia al respecto es que por fin el gobierno se haya decidido a presentarle batalla al gravísimo problema de nuestra legislación proabortista, en la que se sustenta también toda una estructura proabortista de las instituciones y de sus recursos. Es tan relevante este hecho, que los promotores del aborto así lo han entendido y se han puesto en pie de guerra al grito de “no pasarán”.
En esta situación es imperioso que nuestros gobernantes perciban con toda claridad que hay un sector importante de la sociedad civil que teniendo como tiene puesto su horizonte en el Aborto Cero, celebrará y apoyará todo movimiento que vaya en esta dirección. Por eso era importante que en esta ocasión se nos viese en la calle, más numerosos que de costumbre. Sabemos que la opinión publicada (uno de los oligopolios más peligrosos para la salud de la sociedad) está escorada totalmente a favor del aborto: pero de ahí al monopolio de la opinión, de la razón y de la moralidad hay un buen trecho. Y eso es absolutamente esencial visualizarlo.
Los defensores de la Vida tenemos la impresión de que el 28 de diciembre de 2013 será una fecha memorable en el movimiento de la lucha por la Vida en Barcelona. La gran novedad que se ha producido es que, en perfecta sintonía con la política vaticana respecto a la estrecha vinculación entre el templo de la Sagrada Familia y la defensa de ésta y de la Vida, mossén Lluís Bonet, su párroco, ha abierto las puertas de la emblemática parroquia a la Marcha por la Vida. El Papa, efectivamente, hizo saber en su alocución del 29 de diciembre que tiene puesto el corazón en este templo, que quiso Benedicto XVI que fuese el icono de la Nueva Evangelización: que tiene como pilares básicos la Vida y el nido en que ésta se tiene su mayor seguridad: la Familia.
Ya el clarividente Benedicto XVI tuvo claro que esta maravillosa obra arquitectónica es un foco de atención para todo el mundo, y que por eso merecía ser consagrada para que fuese ante la Iglesia y ante el mundo, el icono de la defensa de la Vida y de la Familia cristiana edificada sobre el matrimonio. Por eso, una vez consagrada, la convirtió en el icono de la Nueva Evangelización. Una evangelización que de ningún modo podrá avanzar si no asienta sus más sólidos pilares en el Evangelio de la Vida y en la Familia cristiana a imagen de la Sagrada Familia de Nazaret.
El párroco de esta iglesia, mossén Lluís Bonet, se mostró encantado de que la Marcha Memorial por la Vida terminase en el templo, y explicó: “la iglesia de la Sagrada Familia está abierta para todo el que venga a rezar, y mucho más si es por la Vida”. Es una causa con la que se siente profundamente identificado el párroco de la Sagrada Familia, como no podía ser menos, puntualizó cuando nos dio la bienvenida.
No sólo la iglesia, sino todo el mundo dirige su mirada al templo de la Sagrada Familia: pero lo importante, lo que ha querido destacar el Papa en su alusión del pasado día 29, no es la monumentalidad y belleza del templo, sino su absoluta vinculación a la lucha de la Iglesia en su defensa de los grandes valores que construyen toda sociedad: la sacralidad de la Vida humana (justo por ser humana, es decir de nuestro semejante) y la Familia, núcleo de toda socialización sana y fuerte.
La apuesta de la Iglesia es que el icono de la Sagrada Familia, la simple visión de su silueta, evoque estos grandes valores esenciales que defiende con especial predilección por sufrir hoy los más feroces ataques: la Vida y la Familia. Pero es imprescindible para ello que el templo no se limite a la celebración de una solemne misa al año en defensa y exaltación de la Familia, sino que sea el epicentro de la defensa de estos dos grandes valores: Vida y Familia; y que esta vinculación trascienda a los medios. Por eso es tan digno de agradecimiento y de elogio el gesto de mossén Bonet, que ha querido iniciar esta vinculación por la que tan interesada está la Iglesia.
Precisamente abundando en esta orientación, Priests for Life (Sacerdotes por la Vida) ha iniciado la exploración de viabilidad de la vinculación del gran movimiento Prolife norteamericano con la Sagrada Familia, a través de un programa de actividades y de presencia de estas organizaciones en el templo de la Sagrada Familia, ofreciendo de paso su apoyo y su brava experiencia al movimiento pro vida en Barcelona y en el resto de España, el círculo concéntrico más próximo.
La idea fuerza de esta propuesta es utilizar en el seguimiento mediático del desembarco escalonado de estos movimientos prolife en la Sagrada Familia, las imágenes del templo, realmente maravillosas e inagotables y por tanto siempre nuevas. Y crear a través de este medio una poderosa corriente de peregrinación hacia la Sagrada Familia, que se definiría como una Peregrinación Reivindicativa de la Vida y la Familia; teniendo como icono y destino de esa fuerte corriente, justamente el templo de Gaudí.
Felicitamos por ello efusivamente al párroco de la Sagrada Familia, mossén Lluís Bonet, que como diríamos en catalán, ha posat fil a l’agulla (ha puesto hilo a la aguja) para, a partir de ahora, y en plena sintonía con el Santo Padre, no dar puntada sin hilo en algo tan esencial para la Iglesia como es la defensa de la Vida y de la Familia.
Custodio Ballester Bielsa, pbro.
www.sacerdotesporlavida.es
¡Por fin una buena noticia vinculada a la Basílica de la Sagrada Familia! Y sería muy bueno lograr la vinculación con el movimiento Pro Life norteamericano.
ResponderEliminarGracias Mn. Custodi por su labor y enhorabuena por la sentencia del Tribunal de Apelaciones de EEUU, que ha dictaminado a favor de su movimiento, ‘Priest for Life”, para no seguir las imposiciones abortistas de Obama. En la historia de la Iglesia católica en EEUU no ha habido una disputa tan radical como la de hoy con Obama en la cuestión crucial de la libertad religiosa, vulnerada con la legislación sobre el aborto y la anticoncepción de la Ley de Salud y su imposición a las universidades, escuelas y hospitales católicos. Se ha ganado legalmente otra batalla por la libertad religiosa y el derecho a la vida.
Hace pocos días un Obispo se puso de rodillas, rezando el Rosario ante una clínica matabebes, junto con muchas otras personas, fue noticia en todos los informativos. Proponga que m.a. CARDENAL copie esta iniciativa, puede hacerlo anta "su hospital" del Santa Cruz y San Pablo, y luego si nos da "su permiso" continuar rezando en "su exclusiva " Basílica Expiatoria de la Sagrada Familia. EL lugar que se referencia en el texto es la cripta sótano del mismo en donde hace muchos años esta confinado el SAGRARIO de la Basílica y los servicios liturgicos..
ResponderEliminarMu chas gracias Padre Custodio por este articulo. Deu vos guard !!!
ResponderEliminarMn. Custodio, gracias por su articulo.
ResponderEliminarQue Dios misericordioso le bendiga todas sus actividades en este Año Nuevo que estrenamos.