Misa Crismal en San Juan de Letrán |
Los libros litúrgicos a este día consagrado principalmente a conmemorar la institución de la Eucaristía lo llaman feria quinta in Coena Domini.
Tal nombre era común en África e Italia a principios del siglo V. En
cambio el calendario de Polemius Silvius lo señala con la rúbrica Natalis calicis (Nacimiento del Cáliz)
para el día 24 de marzo. Esta fecha y esta expresión la encontramos
también en Avito de Vienne, Eligio de Nyon y al parecer era común en la
Galia meridional de los siglos VI y VII, y se explica por la idea
entonces asentada, que consideraba el 25 de marzo fecha de la muerte del
Señor y el 27, día de su Resurrección.
La
liturgia del Jueves Santo, expresada en el Oficio y en el formulario
dela Misa, une el recuerdo de la institución de la Eucaristía y los
luctuosos episodios que inmediatamente después dieron inicio a la Pasión
de Cristo, es decir la oración y agonía en el Huerto de los Olivos y,
sobretodo la traición de Judas; muchas iglesias de hecho llamaban a este
día “dies traditionis”. En
esta misma jornada, desde la más remota antigüedad, se cumplían dos
ritos especiales: la reconciliación de los penitentes y la consagración
de los Santos Oleos en vista de la bendición de las fuentes bautismales y
de la confirmación de los neófitos en la Vigilia Pascual.
a) El Oficio de Tinieblas
El Oficio de Lecturas nocturno de estos tres días finales de la Semana Santa lleva por nombre matutina tenebrarum
porque concluye con las luces apagadas. Según el Ceremonial de los
Obispos se comenzaba hacia las tres de la mañana pero en un origen se
recitaba a partir de la medianoche media nocte surgendum. Hacia
el siglo XIII-XIV, para facilitar la participación del pueblo que
sentía una predilección especial por estas funciones sagradas, se
anticipó a la tarde anterior de sero, hora competenti (a
una hora conveniente de la tarde). Es decir que se anticiparon poco a
poco los horarios de los oficios. La tarde del miércoles santo ya se
cantaba el Oficio de Lecturas del Jueves. Por lo cual, y aún lo
recordaran los más ancianos, antes de la reforma de la Semana Santa de
Pío XII la misa de la Cena del Señor tenía lugar por la mañana.
La
característica más importante del Oficio es la austeridad y simplicidad
de los ritos: sin versículos introductorios, ni Gloria Patri, sin
saludos, sin bendiciones: es un autentico oficio de lecturas meditado
como en los tiempos primitivos de la Iglesia romana. De hecho las
fórmulas introductorias y los saludos y bendiciones en el Oficio divino
fueron introducidos por San Gregorio Magno, y los himnos lo fueron en el
siglo XII. La distribución de lecturas es como la que recuerda San
Benito en su Regla: en tres nocturnos, el primero para el A.T., el
segundo para los sermones patrísticos sobre la Escritura y el tercero
para las Epístolas paulinas. Nótese la importancia de la conclusión (clausula) de las Lamentaciones de Jeremías: “Jerusalem, Jerusalem, convertere ad Dominum Deum tuum” (Jerusalén, Jerusalén, conviértete al Señor tu Dios). En el siglo XII se introdujo ya tardíamente ese famoso y muy popular salmo Miserere al final, cantado después
del Padrenuestro, que ha inspirado tantas composiciones musicales, y
que en tiempos más antiguos era recitado en silencio (Durando refero)
Tenebrario |
La
maravillosa serie de textos litúrgicos que evoca el ensañamiento de los
enemigos de Cristo contra Él y la perfidia de la traición de Judas, es
la causa de la saludable y eficaz impresión de tristeza que, más que
otros artificios exteriores antaño desconocidos para la severidad de la
liturgia romana, se suscita en el ánimo de los fieles. A destacar los
responsorios, obra maestra de la liturgia de la Iglesia Romana.
Un especial protagonismo adquiere un característico candelabro (hericia, saetta, tenebrarium…)
triangular con quince cirios que se apagan sucesivamente al final de
cada salmo, a excepción del último que se esconde detrás del altar.
Esta ceremonia, en la Roma del siglo VIII era usada tanto Viernes como
Sábado Santo, pero no el Jueves, que era un día de luz y no de
tinieblas. Hay que ver en este rito un signo de luto y tristeza, símbolo
de la muerte de Cristo y de la oscuridad acaecida a la hora de nona,
hora de la muerte del Señor. El dejar el último cirio encendido era un
signo de la esperanza que los creyentes cobijan de ver resucitar al
Señor, pero también un medio práctico y modesto de iluminar los pasos de
los que están en el altar.
b) Las tres misas antiguas
El
Sacramentario Gelasiano contiene tres Misas para el Jueves Santo: la
primera para la reconciliación de penitentes cuyo rito desde el año 416
servía como Misa de los Catecúmenos. La segunda llamada crismal para la
consagración de los Santos Óleos y la tercera, al atardecer, en memoria
de la institución de la Eucaristía y la traición de Judas. En esta
última se solía recibir la comunión sin ayuno. El Gregoriano y los Ordos
antiguos sólo conocen la Misa Crismal para este día que se celebraba
hacia la una del mediodía y con un fuerte carácter festivo, de blanco,
con Gloria, y con el ceremonial de las grandes solemnidades festivas.
Carraca |
Después
del canto de Gloria comienza el silencio “de los sagrados bronces”: el
uso de las campanas es sustituido por el uso de la tabula (crepitáculum,
crótalo, carraca…): un instrumento de madera que suple el servicio de
las campanas, tal como se usaba en los monasterios cuando un monje
agonizaba o se lavaban los pies a un huésped.
En
la Misa de Jueves Santo la participación de los fieles era general y
todos participaban de la Comunión y una parte de la oblata consagrada
por el Papa era llevada a todas las iglesias de Roma (Tituli). Este
era uno de los días en que era de precepto comulgar. Y aunque el
Concilio Lateranense de 1215 redujo la obligación de comulgar a sólo la
Pascua, el pueblo fiel ha mantenido la piadosa costumbre de mantenerla
para este día.
c) La bendición de los Santos Óleos.
Misa Crismal en la concatedral de Alicante |
La
Consagración de los Santos Óleos que tiene lugar durante el Pontifical
de la Mañana (y que en tantos lugares han desplazado a otro día de la
semana, pues es potestativo hacerlo según el misal de 1970), aunque no
es de origen apostólico sí que se remonta a la más alta antigüedad. Al
parecer en un origen el obispo consagraba el crisma y el óleo de
catecúmenos justo antes de bautizar. El de enfermos era bendecido por el
sacerdote en las misas ordinarias cuando era necesario para los fieles.
Fue a mitad del siglo VI cuando empezaran a bendecirse los tres juntos,
en algunas partes el Sábado Santo, en otras el domingo de Ramos.
Finalmente se estableció para el Jueves Santo, ultima misa antes de la
noche bautismal de la Vigilia Pascual. En la tradición romana era uno de
los ritos más solemnes y aún hoy en día mantiene el antiguo esplendor:
12 sacerdotes todos con casulla, 7 diáconos todos con dalmática: es un
recuerdo de la antigua y real concelebración que en la Edad Media tenía
lugar en esta misa crismal. Posteriormente la cooperación del clero en
la bendición se redujo casi a la mínima expresión: nula para el de
enfermos y reducida a la exhalación del aliento sobre los vasos y al
saludo reverencial hacia ellos. La reforma del misal de 1970 intentó
recuperar una mayor intervención del presbiterio.
El
modo de consagración, el momento en que tiene lugar, las fórmulas
utilizadas han variado muchísimo en el trascurso de los siglos y en los
diversos lugares: muy antiguo era el saludo “Ave, Sanctum Chrisma!” con
que el clero presente saludaba haciendo genuflexión y, más tarde,
besando la gran crismera. El Crisma se consagraba y los otros dos óleos
se bendecían. Importantísima la procesión desde la sacristía para
transportar las crismeras y el canto del himno de Venancio Fortunato “O
Redemptor, sume carmen” (Oh Redentor, acoge el canto…) una de las más
bellas y antiquísimas melodías gregorianas.
d) El Monumento y los ritos conclusivos.
Monumento en Murcia |
El
celebrante en este día de la Missa in Coena Domini debía consagrar dos
hostias, una de las cuales sumía y la otra reservaba. Este uso, debido a
que el Viernes Santo es un día alitúrgico, es antiquísimo. Y se debían
reservar las dos especies eucarísticas: pan y vino. A partir del siglo
XII se prohibió reservar el cáliz. La Eucaristía se reservaba en el
sagrario habitual en la sacristía, pero a partir del siglo XI se observa
una radical innovación: se traslada a la iglesia, sobre un altar en un
lugar preparado adrede, y su traslado se lleva a cabo procesionalmente y
con cierta pompa. En Roma se hacía así ya en el siglo XII. Poco a poco
el ceremonial se va enriqueciendo: el canto del Pange lingua, la
pequeña píxide que entonces era corriente es sustituida por un copón.
En simbolismo medieval de ese altar cada vez va representando más la
tumba del Señor, el monumentum, y
se llena de flores y velas, quedándose a velarlo los fieles día y noche
hasta la mañana de Pascua. Excepto esta última característica, el velatorium
debe concluir a medianoche, esa es la praxis actual, repetida por los
liturgistas medievales hasta la saciedad: representar la deposición del
cuerpo del Señor en el sepulcro.
Depuesto
el Reservado en el Monumento se recitaban vísperas en el Coro, aunque
esta práctica fue posterior, ya que en la primer antigüedad las vísperas
eran omitidas. Después se procedía a la denudación de los altares. No
es improbable que esta práctica recordase la antigua costumbre de quitar
los manteles, acabada la misa. Junto a esto se solía lavar los altares
con agua y vino: el simbolismo de místico homenaje fúnebre a Cristo,
representado en el Altar, se unía al hecho práctico de preparar la sacra mensa para la Pascua. Añadir la antífona Diviserunt sibi (Se
repartieron mis ropas…) con el salmo 21 mientras se quita el mantel
para lavar el altar posteriormente con vino y un poco de agua disuelta,
es un rito muy tardío, así como añadir al final el versículo Christus
factus est (Cristo se hizo obediente) y un padrenuestro.
El mandatum o lavatorio
de los pies, que a ejemplo de Cristo el obispo hace a doce pobres o
doce sacerdotes, era ceremonia común en la Edad Media, aunque integrada
en momentos diversos, dentro o después de la misa, cantando un himno o
sin cantar nada. El hermoso himno Ubi charitas es
veronés de procedencia y fue compuesto en el siglo IX, pero la melodía
por su simplicidad y belleza es un precioso legado de los primitivos
cantos cristianos.
Dom Gregori Maria
me gustaria tener una camara web que siguiera a la Forcades estos dias de pascua... pero no la tenemos. No se preocupen la tiene Dios, que no es el buenon pasota perdonatodo que estos endemoniados progres eclesiales nos venden, con los listos de Boff y de Betto brasilerietes figurando... bien forrados, por supuesto.
ResponderEliminar¡¡Qué exabruptos echa el Sr.Alejandro Fez. Me parece que afirmar "el buenon pasota perdonatodo,decir estos piropos de "endemioniados progres eclesiales...listos de Boff y de Betto brasilerietes.....
EliminarNo sé si procede ser tan ordinario y en el día de Jueves Santo, día de la Caridad, soltando este vocabulario hiriente expresión quizá de su mala digestión.No digo otra palabra.
Le dejo este acróstico de su corto apellido:
FUSTIGANTE
ESPERPENTO
ZAHIRIENDO.
No creo que este primer comentario de su boca, responsa al tema brillante de la litiurgia que nos ofrece de forma tan brillante Dom Gregori Maria. P.Fermí
Es cristiano el Sr. Fez? Decir semejantes barbaridades en Jueves Santo me lo hace dudar. Y publicar este comentario - por más democracia que haya - lo considero muy negativo. El insulto, venga de quien venga, no se puede tolerar.
EliminarQué tiene que ver el magnífico artículo con el pésimo y vulgar comentario del Sr. Fez?
EliminarDom Gregori Maria, gracias por esa bella exposición histórica de la Solemnidad del Jueves Santo.
ResponderEliminarUna curiosidad, si en los siglos VI y VII, se consideraba el 25 de marzo, fecha de la muerte del Señor y el 27, día de su Resurrección, ¿por qué no se dejó en fecha fija y no movible de acuerdo con el plenilunio de primavera?
Me ha resultado interesante este articulo sobre el Jueves Santo pero en el desarrollo de la Liturgia Romana no me que da claro cuando se intituye la celebración de este día que es antiguo día de la reconciliación de los pertencientes a la "Orden de los Penitentes" como nuevo dia de exaltación de la Eucaristía con la Missa in Coena Dominis. Por lo demás tengo entendido que en las distintas parroquias ante del papa Pio XII en 1955 esta misa u oficio del Jueves Santo se celebraba por la mañana. No estaba prescrito anteriormente que para recordar la Cena del Señor se celebrase este servicio tras la hora nona ie. tras las 3 de la tarde? Cuando se da el cambio de la tarde a la mañana? Desde luego lo del Triduo Santo es algo que procede del s. XII cuando se empieza a celebrar de forma contundente las diversas formas de la adoración eucaristica (Elevación durante la consagración, celebración del Corpus Christi, el Manifiesto eucaristico etc.) Se puede decir que el concepto del Triduo Santo surge en el s. XII, puesto que anteriormente eran dos los días sagrados el Viernes y la Vigilia Pascual del Sábado al domingo? para mi que el Jueves Santo fue un día de penitencia y de preparación para el Viernes Santo simplemente en la primera parte de la Edad Media, es esto correcto)
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