Si en 1968 la Encíclica Humanae vitae de Pablo VI levantó las ampollas de una sociedad dormida y acomodaticia, la Evangelium Vitae de Juan Pablo II -27 años más tarde- fue la llamada al combate de quien dirige a la Iglesia hacia una terrible batalla que de ninguna manera puede evitar: “Estamos ante un enorme y dramático choque entre el bien y el mal, la muerte y la vida, la cultura de la muerte y la cultura de la vida. Estamos no sólo “ante”, sino necesariamente “en medio” de este conflicto: todos nos vemos implicados y obligados a participar, con la responsabilidad ineludible de elegir incondicionalmente a favor de la vida” ( Ev. Vitae , 28).
En la Humanae vitae , el Papa Pablo VI profetizó que el uso de anticonceptivos causaría:
Contra viento y marea, en medio de la incomprensión y el rechazo de tantos -también de muchos obispos-, Pablo VI afirmó que la separación de los aspectos unitivo y procreador del acto conyugal llevaría a la esterilización, la anticoncepción y el aborto. El Papa tal vez no se imaginó entonces que la fecundación in vitro, el homosexualismo y otros actos intrínsecamente graves serían universalmente difundidos y aclamados y, con el paso del tiempo, elevados a la categoría de “derechos”.• La infidelidad conyugal y una degradación general de la moralidad.• Que el varón perdiera el respeto a su esposa y acabara considerándola como simple instrumento de goce egoísta y no como compañera respetada y amada. En consecuencia, también se difundiría el amancebamiento, el concubinato y la promiscuidad sexual.• La imposición por parte de los gobiernos de la anticoncepción y el aborto como método de control demográfico en las poblaciones vulnerables.• El que los hombres llegaran a creer que tienen un dominio ilimitado sobre el cuerpo humano. Así fueron apareciendo y extendiéndose la fecundación artificial, la experimentación genética, el aborto y la eutanasia.
Un Consistorio extraordinario de Cardenales celebrado en 1991, que se dedicó a estudiar las amenazas y atentados a la vida humana en nuestro tiempo, pidió al Beato Juan Pablo II que ratificase “con la autoridad del Sucesor de Pedro, el valor de la vida humana y su carácter inviolable” . Así lo hizo en la Encíclica Evangelium vitae (1995).
Al presentar el núcleo central de su misión, Jesús dice: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” ( Jn 10,10 ) y se refiere a la vida nueva y eterna que es comunión con el Padre, a la que todo hombre es llamado gratuitamente por obra del Espíritu Santo. Ésta es la “Buena Noticia”, el Evangelio de Cristo…Lo sublime de este don -la vida nueva y eterna- muestra la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su fase temporal: “ El Evangelio del amor de Dios al hombre, el Evangelio de la dignidad de la persona y el Evangelio de la vida son un único e indivisible Evangelio” ( Ev. Vitae, 2 ). El Evangelio de la vida es una realidad concreta y personal, porque consiste en el anuncio de la persona misma de Jesucristo, “Palabra de vida”.
“Cada persona -afirmaría con claridad Juan Pablo II-, precisamente en virtud del misterio del Verbo de Dios hecho carne, es confiada a la solicitud materna de la Iglesia. Por eso, toda amenaza a la dignidad y a la vida del hombre, repercute en el corazón mismo de la Iglesia , afecta al núcleo de su fe en la encarnación redentora del Hijo de Dios, la compromete en su misión de anunciar el Evangelio de la vida por todo el mundo y a toda criatura” ( Ev. Vitae, 3 ).
Mientras una inmensa multitud de seres humanos débiles e indefensos, como son los niños aún no nacidos, está siendo aplastada en su derecho fundamental a la vida, los atentados relativos a la vida naciente y terminal han perdido ya, en la conciencia colectiva, el carácter de delito y han asumido el de “derecho”. La profunda crisis de la cultura, una idea perversa de la libertad que, prescindiendo de la Verdad y del Bien, se convierte en la libertad de “los más fuertes” contra los más débiles destinados a sucumbir, ha llevado a la democracia, a pesar de sus reglas, por un camino de totalitarismo fundamental , transformándose así el Estado en un tirano . ( cf. Ev. Vitae , 20 ). La “utilidad pública” se ha convertido en el interés de algunos. Reivindicar el derecho al aborto, al infanticidio, a la eutanasia y reconocerlo legalmente, significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo : el de un poder absoluto sobre los demás y contra los demás . Pero ésta es la muerte de la verdadera libertad: “En verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo”, dice Jesús.
Si muchos y graves aspectos de la actual problemática social pueden explicar en parte el clima de extendida incertidumbre moral y de confusión entre el bien y el mal, Juan Pablo II fue el primero en atribuir a la difusión del aborto, la eutanasia, la experimentación genética y la fecundación artificial, el carácter de estructuras de pecado que generan una cultura contraria a la solidaridad, que se configura como verdadera cultura de muerte , como verdadera guerra de los poderosos contra los débiles. “La vida que exigiría más acogida, más amor y cuidado, es tenida por inútil, o considerada como un peso insoportable y, por tanto, despreciada de muchos modos”. Quien con su enfermedad, su minusvalidez o con su misma presencia en las entrañas maternas pone en discusión el bienestar y el estilo de vida de los más aventajados, se convierte en un enemigo de quien defenderse o a quien eliminar. “Se desencadena así una especie de “ conjura contra la vida ”, que afecta no sólo a las personas, sino que va más allá, llegando a perjudicar y alterar, a nivel mundial, las relaciones entre los pueblos y entre los Estados” ( Ev. Vitae 13 ).
Jean Marie Le Méné |
Al respecto -siguiendo la argumentación del profesor Jean-Marie Le Méné , Presidente de la Fundación Jérôme Lejeune y miembro de la Pontificia Academia para la Vida - es importante notar que es ineficaz recurrir todavía hoy al artículo 73 de la Evangelium vitae , a veces llamado en causa. Este artículo permitiría, en algún caso, sostener una ley más restrictiva destinada a sustituir una ley abortista más permisiva, pero ciertamente no a mejorar los componentes de un sistema malo cuyos efectos negativos de ningún modo se doblegarán al pleno respeto de la vida. La realidad que está en juego es la del ser humano en todas las fases de la vida, desde su concepción hasta su muerte natural
Así habló la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1980: “Nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. Nadie además puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a su responsabilidad, ni puede consentirlo explícita o implícitamente. Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo o permitirlo”.
El profesor Le Méné anima a los formadores católicos (sacerdotes, maestros, profesores y médicos) a ponerse en una lógica de ruptura -y no de seguimiento- del cuadro legislativo de los países que han disociado la deontología, la ética, la ley y la moral. “Si no se establece claramente esta voluntad de romper con un sistema de normas desviadas , es imposible dispensar una formación capaz de formar las conciencias, de romper el aislamiento del personal sanitario y de esperar que los progresos técnicos y científicos se pongan al servicio de decisiones médicas y legislativas conformes al bien común”. El colaboracionismo , la connivencia con el mal y el silencio cómplice no están permitidos. Sólo respetando, defendiendo, amando y sirviendo la vida, a toda vida humana, encontraremos justicia y desarrollo, libertad verdadera y paz.
Veintisiete años después de la publicación del luminoso testimonio del beato Juan Pablo II, el pueblo cristiano sigue mereciendo un liderazgo claro en la defensa de la dignidad de la vida humana. El Evangelio de la Vida no es la letra muerta de una Encíclica pasada de moda. Es el anuncio valiente de una Verdad que el mundo no quiere escuchar –y a veces, tampoco nosotros mismos. “Al anunciar este Evangelio, no debemos temer la hostilidad y la impopularidad, rechazando todo compromiso y ambigüedad que nos conformaría a la mentalidad de este mundo. Debemos estar en el mundo, pero no ser del mundo, con la fuerza que nos viene de Cristo, que con su muerte y resurrección ha vencido el mundo ( Ev. Vitae , 82)”.
La Nueva Evangelización no puede obviar la Evangelium vital: no puede prescindir de su anuncio y testimonio de palabra y de obra. Si lo hiciese, nos habríamos convertido en esa luz escondida y en esa sal inservible destinada a ser pisoteada sin compasión.
Custodio Ballester Bielsa, pbro.
La Humanae Vitae (25 julio 1968) fue la primera expresamente olvidada, como recuerdan fielmente los 17 sacerdotes anónimos del libro "Fills del Concili. Retrat d'una generació de capellans" (¿o quizás "Retrat d'una [de]generació de capellans?), en lo que constituyó la primera gran rebelión mundial progresista contra el magisterio papal:
ResponderEliminarhttp://infocatolica.com/blog/germinans.php/1109260736-los-17-sacerdotes-anonimos
Por lo que sé, parece que muchos obispos, cardenales, sacerdotes, teólogos, religiosos y laicos relevantes del mundo católico le hicieron la vida imposible a Pablo VI por publicarla, de tal manera que fue la última que escribió, apenado por la recepción de lo que era una verdad moral de fe católica, hasta su muerte el 6 de agosto de 1978 (fecha que no se ha recordado), y que le llevó a decir en 1972 sobre la presencia del humo de Satanás en la Iglesia.
Excelente artículo. Hoy es muy necesario que haya personas que refresquen la memoria y nos hagan mirar hacia el Magisterio de la Iglesia. Gracias Mn. Ballester, gracias germans Germinans.
ResponderEliminarEstupendo artículo Mossèn Ballester. Recuerdo cuando se publicó la Encíclica los periódicos de Barcelona ponían: El Papa dice no a la píldora, pero poco suponían lo que este hecho supondría después. Apartir de allí empezó la desobediencia al Magisterio de la Iglesia-.
EliminarNo hay duda que la figura de Pablo VI irá resurgiendo cada vez más-
Hay que hacer limpieza dentro y fuera de la Iglesia.Buen articulo,si señor!!
ResponderEliminarExcelente articulo, quizas solo faltan referencias mas explicitas al derecho al suicidio que viene, y al de hacer de la muerte y el sufrimiento un espectaculo que vendra.
ResponderEliminarEntre tanta moralina almidonada y alcanforada de muchas webs"católicas" el aire fresco de este artículo nos despierta y anima a luchar sin condiciones ni excepciones esta batalla...
ResponderEliminarel feminismo satanoide entró a saco en la sociologica cristiana y en La Iglesia. Y sin vistas de sacarlo al tal demonio.
ResponderEliminarCuanta falta nos hace que alguien nos recuerde en estos tiempos difíciles palabras de aliento, llenas de verdad y vida a poner en práctica como las del Evangelium Vitae. No tengo la fortuna de conocer al Padre Custodio Ballester, pero admiro su gran apostolado por la vida, su ejemplo no quedará impune, siga siga, mientras desde la distancia seguimos mi familia y yo rezando.
ResponderEliminarBerta Madrid y familia
Este artículo me ha recordado la última vez que estube cerca del Beato Juan Pablo II, no sabéis como me he emocionado, la verdad es que con tantos problemas que nos acechan, tanto en lo económico como en lo espiritual, algunos lamentablemente vienen desde dentro de nuestra amada Iglesia, la pesadumbre, la mentira, el orgullo y sobre todo LA SOBERBIA, todo esto es la salida del camino que conducen a Cristo, desviando la misma esencia del evangelio, si hay algún converso en estos tiempos os aseguro que es por la gente sencilla y llana que con su ejemplo nos enseñan. Padre Custodio veo que tiene clarísimo su fidelidad a DIOS y veo también que no se deja embaucar por los llamados progresismos rancios que tanto daño causan. Juan Pablo II y muchos otros profetas de nuestro tiempos ya nos advirtieron. "El que tenga oídos para oír que oiga"
ResponderEliminarLa virgen María siga bendiciendo a Sacerdotes como P. Custodio Ballester, valientes y seguro que serán muy tentados por el mal, para ello estamos el pueblo para rezar por Sacerdotes Santos como Padre Custodio.
Un abrazo a todos mis hermanos,
Rafael
Siento en el alma ver un escrito firmado por usted, P Custodio, en Germinans.
ResponderEliminarMe enseñaron, como intuyo que también le enseñaron a usted, a huir como de la peste de aquellas compañías que no dudan en criticar a su obispo de forma pública.
Aunque esas personas se amparen en una intención de buena voluntad o en un sentimiento de caballero andante.
Aunque el obispo sea una persona horrible.
Existen grandes santos que han reprendido a Papas, pero junto a sus críticas, intercalan frases de cariño, respeto y sometimiento que dudo que se hayan utilizado en Germinans cuando han criticado a un obispo. Como mucho hay condescendencia, no amor al hermano
Si lo he juzgado mal, lo siento, ruego su perdón y de ya por rectificado mi escrito
Que el Señor nos de a entender cual es el camino que nos lleva a Él