El nacionalprogresismo tanto eclesial como civil no ha tardado en comparar lo que está sucediendo con el desalojo del B9 de Badalona con la escena entrañable del Portal de Belén. Para ellos los inmigrantes sufren el mismo maltrato que San José, la Virgen María y el Niño Jesús. Es cierto que la Sagrada Familia fue rechazada en las posadas de Belén, pero no fueron expulsados del portal, sencillamente porque no estaban haciendo nada ilegal, o que pudiera provocar un desalojo. Los protagonistas de la primera Navidad no tenían ninguna intención de quedarse a vivir indefinidamente en el portal, y como nos recuerdan los Evangelios, después del nacimiento del Hijo de Dios, y del momentáneo exilio en Egipto, regresaron a su ciudad de Nazaret, donde Jesús no se movió de allí en 30 años.
Hay que ser muy ingenuos para no darse cuenta de que se trata de una operación premeditada para desgastar a un alcalde del Partido Popular, al que le tienen ganas, porque en la tercera ciudad en número de habitantes de Cataluña, en el tradicional cinturón rojo de Barcelona, arrasa en las elecciones consiguiendo la mayoría absoluta de los votos.
A esa campaña se han prestado los obispos catalanes, que no hablan nunca de los ataques que se realizan contra la fe católica, pero que se meten en un berenjenal, que tiene muy poco de buenos cristianos y un mucho de intereses políticos. Curioso que el arzobispo Planellas que aparece en todos los medios de comunicación progresistas e hipercríticos con la Iglesia, para atacar a su colega, el arzobispo Argüello, presidente de la CEE, elegida democráticamente por todos los prelados, porque según él se mete en política, se meta hasta el cuello en este asunto. Me juego un garbanzo a que si el alcalde fuera de Junts per Catalunya, el partido de Puigdemont que en temas de inmigración está virando a la derecha, para que no le roben los votos los de Aliança Catalana, el arzobispo de Tarragona y sus colegas catalanes no hubieran movido un dedo.
He visto un video en que el alcalde Xavier García Albiol, muestra una moto, bicicletas y patines eléctricos que habían sido robados y denunciados, y que estaban en el territorio del B9. Y es que aunque debería haber de todo entre los desahuciados, está claro que algunos de esos "angelitos" se dedicaban a delinquir. Porque esa es la clave, en todo el tema del racismo, acoger sí, pero proteger y dar carta blanca a los que siembran la inseguridad y la delincuencia, pues eso es otra cosa distinta.
La Iglesia de Badalona ha querido marcarse un punto ante los medios, comprometiéndose a acoger a una quincena de los inmigrantes, concretamente en la parroquia Verge de Montserrat, una acción que no se ha podido realizar, porque los vecinos impidieron la llegada de los "sin techo" al templo parroquial. El propio alcalde Albiol ha tenido que mediar personalmente en el conflicto, intentándolos convencer de que necesita tiempo para negociar con la Generalitat, pero que se compromete a que se vayan de la ciudad.
La ciudad de Badalona está masivamente con su alcalde, pero aquí una parte de la Iglesia catalana, a diferencia del Procés, no se posiciona a favor de la democracia y de que sean los ciudadanos los que decidan, si quieren la independencia hay que respetar la voluntad popular, pero si desahucian a personas en situación de ilegalidad entonces hay que machacar a los representantes del pueblo, que cumplen escrupulosamente con las leyes, y que responden a las demandas y peticiones de los ciudadanos badaloneses, también los creyentes. Aunque para Planellas y compañía los que no están de acuerdo con él son malos católicos.
Francesco Della Rovere

