La iglesia pentecostal gerundense donde Dani Alves explicó su conversión

Calificar una secta como iglesia sena a burla. La verdadera Iglesia se escribe com mayúsculas

El problema es que estamos pentecostalizando la iglesia católica y ni aún así se frena esta tendencia.

Curiosamente, el acto penitencial pentecostal tiene origenes medievales.

Reconstrucción de una confesión y penitencia pública por adulterio en Gerona, Cataluña (Hispania), 1150, s.e.u.o.

Estamos en Gerona (Gerunda), condado de Barcelona, año 1150, durante el reinado de Ramón Berenguer IV. La diócesis de Gerona —bajo el obispo Berenguer de Llers (1147-1160)— aplicaba fórmulas penitenciales inspiradas en el Pontificale Romano-Germanicum (PRG, siglo X-XII, adaptado en los reinos hispánicos) y en el Decretum Gratiani (1140), que integraba antiguas tradiciones galo-romanas y visigóticas.

El Ordo Romanus (incluyendo variantes como el Ordo XLVI para ritos penitenciales) influía en la liturgia, pero en Cataluña se fusionaba con costumbres locales, como las del Penitencial de Vich (s. XI).

El adulterio público —descubierto por testigos o rumor— era un crimen notorium contra el sacramento del matrimonio (C.32 q.7 del Decretum), que exigía penitencia visible para restaurar el orden social y eclesial. Su finalidad era evitar un crimen de honor múltiple y las consecuencias de una venganza de familia bajo la ley de hierro.

Para la Iglesia no era venganza, sino medicina animae:

"Publice detegitur, publice sanetur" (lo que se descubre públicamente, públicamente se cure).

La ceremonia, reservada para pecados graves, involucraba al obispo, clero y comunidad, enfatizando la humillación pedagógica y la misericordia divina. Esta reconstrucción combina fuentes canónicas auténticas (Decretum Gratiani, PRG, Penitenciales galicanos), testimonios históricos (crónicas catalanas como el Liber Maiolichinus) y evidencias arqueológicas (la catedral románica de Gerona, con su atrio occidental para juicios eclesiásticos).

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Escenario histórico

Lugar: Atrio y nave de la Catedral de Santa María de Gerona (consagrada en 1038, con portal románico y claustro en construcción). El atrio, empedrado y rodeado de murallas, servía como espacio público para justicias eclesiales, con uso de incienso y humo de velas.

Época: Cuaresma (tiempo de penitencia), bajo influencia carolingia-visigótica en Cataluña. La lengua litúrgica era latín, con exhortaciones en romance catalán primitivo para el pueblo.

Reo: Un hombre casado, de unos 40 años, comerciante, cuyo adulterio con una mujer del barrio ha sido notorio (testigos lo vieron, rumor se extendió). Su esposa, humillada, no es repudiada (prohibido por canon), pero el honor familiar exige reparación.

Finalidad: Admisión al Ordo poenitentium (orden de los penitentes), una manera antropológica, psicológica y sociológica de restaurar el orden social y familiar, y también personal, con exclusión temporal de la comunión eucarística y de audición de la misa junto con penitencia de varios años, para edificar a la comunidad y evitar escándalo y venganzas de los agraviados y su extensión por clanes y familias.

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I. Convocación del Penitente

- Data: Miércoles de la tercera semana de Cuaresma, atrio occidental de la catedral, al atardecer. Las campanas tocan el Signum poenitentiae (toque lento y grave), atrayendo a feligreses, con cantos de salmos desde el interior.

- Entrada: El penitente llega descalzo sobre el suelo helado, con sayal de lana basta (tela áspera que irrita la piel) y cuerda gruesa al cuello, símbolo de esclavitud al pecado (PRG, Ordo 99). Lo escoltan dos presbíteros y un subdiácono, para evitar disturbios.

- Procesión Episcopal: El obispo Berenguer de Llers sale del templo con mitra simple (aún no elaborada), báculo y cruz procesional, seguido de clero en capas pluviales. Llevan el Liber Decretorum y un evangeliario.

- Oración Inicial (PRG, Ordo 100):

Exaudi nos, Domine, et miserere peccatori tuo: ne in aeternum irascaris ei, sed dona illi poenitentiam et pacem.

Vernáculo romance catalán: "Senyor, escolta'ns e tingues pietat del teu serf pecador; no t'irritis per sempre contra ell, sinó dóna-li penitència e pau."

- El pueblo, de pie en el atrio, responde con tres Kyrie eleison, cantados en gregoriano simple, creando un eco solemne.

II. Confessio y Acusación pública

Interrogatorio: El obispo, sentado en una cátedra de madera en el atrio, pregunta en lengua vulgar para que todos oigan:

"¿Reconoces haber quebrantado la fidelidad de tu matrimonio y mancillado el sacramento ante Dios y los hombres?"

El penitente, arrodillado en el polvo, con cabeza baja:

"Sí, pare; pecí contra Déu, contra la meva muller e contra l'Església. Demano penitència e perdó."

Proclamación: El arcediano (oficial judicial) anuncia en voz alta, para educar al pueblo:

"Este hombre, Carolus Climent, confiesa adulterio manifiesto; pide ser recibido entre los penitentes según el orden antiguo de la Iglesia, como manda el canon."

Pedagogía social: el pecado afecta a la comunidad, como en Decretum C.32 q.7 c.15.

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III. Lectura del Canon

Lectura Solemne: El diácono, con voz resonante, abre el Decretum Gratiani (copia manuscrita en vitela) y lee:

Vir, qui adulterium perpetraverit, et publice detegitur, publice poeniteat; si vero occulte, occulte poenitentiam agat, iuxta modum peccati.

"El varón que cometiere adulterio, e fuere manifiesto, faga penitencia pública; mas si fuere secreto, fágala en oculto, según la medida del pecado."
Comentario Episcopal: El obispo explica brevemente, en romance:

"Així mana la llei de l'Església: qui pecà davant tots, davant tots s'esmeni; qui profanà l'aliança, en llàgrimes la restitueixi."

(PRG: enfatiza la "cura publica" para escándalos notorios).

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IV. Imposición del cilicio, ceniza y soga

- Rito Simbólico (del PRG, Ordo 99-100)

- Ceniza: Dos acólitos traen ceniza bendita (de palmas del Domingo de Ramos anterior) y el cilicio (túnica de pelo de cabra). El obispo traza una cruz en la frente con la ceniza:

Memento, homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris.

"Acuérdate, hombre, que polvo eres y al polvo tornarás." (Gén 3:19, rito cuaresmal).

- Cilicio: Le coloca la túnica áspera sobre la piel:

Induit te Dominus veste lamentationis, ut in ea defleas peccata tua.

"El Señor te reviste con vestidura de llanto, para que en ella llores tus pecados."

- Soga al Cuello: Ajusta la cuerda:

Sicut ligatus es in culpa, ita humilia cor tuum in poenitentia.

"Así como fuiste atado por la culpa, humilla tu corazón en penitencia."

- Exorcismo: Durante el Imperio Romano, se incluía la Oración de exorcismo (el pecado es “demonio”).

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V. Imposición de Penitencia específica

Sentencia (basada en Penitencial de Vich y Decretum): El obispo, con mano extendida:

Per septem annos ieiunes ter in septimana (diebus Lunae, Mercurii et Veneris); ab uxore abstine; ab omni conviviis et commerciis festis remove; peregrinationem ad sanctum Iacobum perage vel ad monasterium Sancti Petri de Roda; et omni die dominico ad limen huius ecclesiae humiliter sta inter flentes.

"Durante siete años ayunarás tres veces por semana (lunes, miércoles y viernes); te abstendrás del trato conyugal; te apartarás de festines y ferias; cumplirás peregrinación al bienaventurado Santiago o a San Pedro de Roda; y cada domingo permanecerás humildemente en el umbral de esta iglesia, entre los que lloran."

Obras de Misericordia adicionales: Reparar caminos, servir en el hospital de pobres de Gerona, dar limosna a peregrinos (costumbre catalana para reparación social).

El penitente responde: "Amb l'ajuda de Déu així ho faré."

VI. Oración de Admisión al Orden de los Penitentes

Imposición de Manos (PRG, Ordo 101): El obispo extiende manos sobre la cabeza:

Domine Jesu Christe, qui non venisti vocare iustos sed peccatores ad poenitentiam, suscipe famulum tuum N.N. ad poenitentiam; illustra cor eius, confirma animum, et post laborem tribue pacem aeternam.

"Señor Jesucristo, que viniste a llamar no a los justos sino a los pecadores a la penitencia, recibe a tu siervo N.N. en la penitencia; ilumina su corazón, fortalece su ánimo y, tras el trabajo, concédele la paz eterna."

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En el siglo XII el coro entonaba el Salmo 50 (Psalmus L, Miserere mei, Deus), con su antífona repetida, exclusivamente con Canto Gregoriano o Monodia.

La melodía era de naturaleza monódica, lo que significa que se cantaba a una sola voz o al unísono por todos, abarcando la antífona y todos los versículos del salmo.

En cuanto a la estructura, la forma habitual de ejecutar el salmo era antifonal, donde dos grupos corales (similares a "Coro 1" y "Coro 2") se respondían alternadamente. La alternancia de coros era la norma en la salmodia. Otra opción, aunque menos común para salmos completos, era la responsorial (solista y coro).

La asignación de las partes en el siglo XII se distribuiría así:

- La Antífona sería cantada por la Schola (grupo pequeño o solistas) y luego por el Coro completo. Se cantaría la frase melódica completa y se repetiría antes, después y posiblemente entre los versículos.

- Coro 1 y Coro 2 corresponderían al Primus Chorus (Primera mitad del coro). Estos cantarían los versículos impares.

- La sección Gregoriano correspondería al Secundus Chorus (Segunda mitad del coro).

Este grupo cantaría los versículos pares. Ambos coros utilizarían exactamente la misma fórmula de salmodia gregoriana del tono asignado, garantizando así el unísono y la unidad del canto.

- Respecto a las voces, la mayor parte del canto se realizaba al unísono (todos cantando la misma nota). No obstante, en grandes catedrales y en contextos solemnes, podían incorporarse incipientes formas de Organum, la polifonía primitiva de la época. Esta ornamentación se reservaba posiblemente para las antífonas o los inicios de las frases más importantes, sin afectar la salmodia básica.

- Finalmente, el ritmo era libre, no regido por un compás fijo. Estaba determinado únicamente por el acento y la prosodia natural del texto en latín. Por lo tanto, el salmo se cantaba como un discurso solemne y no con un tempo marcado:

Coro 1 Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
Coro 2 Gregoriano: Por tu inmensa compasión borra mi culpa;
Coro 1: Lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Coro 2 Gregoriano: Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado.
Coro 1 Contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad en tu presencia. En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente.
Coro 2 Gregoriano Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre.
Coro 2 Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría.

El penitente permanece postrado, a veces con lágrimas junto con ceniza.

VII. Disciplina del Ordo Poenitentium del Subordo flentium, subordo audientium, subordo prostratorum, al Ordo Fidelium

Tras la imposición de manos, el obispo toca la cabeza del penitente con la cruz procesional y pronuncia la sentencia de exclusión:

«Exi ab altari Domini, et sta inter flentes et lugentes, donec Spiritus Sanctus te restituat in pacem Ecclesiae».

Durante los siete años de penitencia, el pecador no comulga ni participa plenamente en la Eucaristía, sino que progresa por tres grados litúrgicos estrictos, según el Pontificale Romano-Germanicum y la costumbre catalana .Los pecadores públicos son recibidos en el ordo poenitentium, a través de tres subordines: los que lloran fuera, los que escuchan en el pórtico, los postrados en la nave.


Subordos:

- FLENS: En el primer año, como flens, permanece fuera del templo, arrodillado en el atrio exterior. No cruza la puerta mayor; escucha la misa desde el pórtico, con la puerta entreabierta, mientras el viento de Cuaresma azota su sayal.

- AUDIENS: Desde el segundo al sexto año, como audiens, entra al nártex junto a los catecúmenos. Participa en la Liturgia de la Palabra hasta el Evangelio; al canto del diácono «Ite, missa est vobis», sale en procesión con los no bautizados, sin ver la Consagración.

- POSTRATUS: En el séptimo año, como prostratus, se postra en el suelo de la nave, cerca del cancel. Asiste hasta la oración universal, luego se retira humildemente. Solo en el Jueves Santo final, tras la absolución, cruzará el umbral del altar para comulgar por primera vez en siete años.

- ORDO FIDELIUM: Solo al final del ordo, en Jueves Santo, será restituido al ordo fidelium mediante la absolución sacramental.

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En el Imperio Romano habían cuatro subordenes: en los siglos IV y V, la penitencia era única, pública y episcopal: el pecador confesaba al obispo, era expulsado del templo y progresaba por cuatro subordines (flentes, audientes, genuflectentes, consistentes) durante años, sin comulgar.

- Flentes: Fuera del templo. Escuchan desde el atrio

- Audientes: Nártex. Hasta el Evangelio

- Genuflectentes: Nave, arrodillados. Hasta oración fieles

- Consistentes. Con los fieles. NO comulgan

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Así, la comunidad ve cada domingo al penitente en su lugar asignado —fuera, en el umbral o postrado—, ejemplo vivo de que «publice peccatum, publice sanetur». El pueblo murmura: «Ecce homo poenitens», mientras las campanas marcan la hora de la misericordia.

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VIII. Reconciliatio final (Jueves Santo, años después)

Cumplida la Penitencia: Tras siete años de ayuno, peregrinación (ej.: a Santiago, con sello en el bordón) y obras, el penitente regresa con túnica blanca (símbolo de pureza bautismal). Día: Jueves Santo por la mañana, en el atrio abarrotado.


- Absolución (PRG, Ordo 102): El obispo, con alba y estola morada:

Dominus noster Iesus Christus te absolvat; et ego, auctoritate sua, te absolvo a vinculo peccati et excommunicationis, et restituo te in communione fidelium.

"Nuestro Señor Jesucristo te absuelva; y yo, por su autoridad, te absuelvo del vínculo del pecado y de la excomunión, y te restituyo a la comunión de los fieles."


- Ungüento y Paz: Unge la frente con óleo de los catecúmenos; da el beso de paz (en la mejilla). Lo conduce al altar mayor para comulgar. El coro canta el Te Deum laudamus, con campanas repicando. La esposa y familia lo abrazan, restaurando el honor.

TE DEUM LAUDAMUS

En la Catedral de Gerona del siglo XII, el Te Deum laudamus se cantaba al final del rito de admisión de los penitentes públicos, normalmente en Cuaresma, cuando éstos eran reconciliados con la comunidad. Era un momento de acción de gracias: tras el llanto y la ceniza, la Iglesia entonaba un himno jubiloso por la misericordia de Dios.

El canto se realizaba en canto gregoriano monódico, es decir, a una sola voz y sin instrumentos. Los canónigos o monjes entonaban la melodía en unísono, siguiendo el ritmo libre del latín, sin medida fija.

El himno se interpretaba habitualmente en los modos V o VII, de sonoridad brillante y solemne, que subrayaban el carácter triunfal del perdón.

En ciertos pasajes, especialmente en “Sanctus” o “Dominus Deus Sabaoth”, se alargaban las sílabas con melismas, largas secuencias de notas que daban un tono de júbilo espiritual.

El coro se dividía en dos grupos que cantaban de forma antifonal, alternando los versículos: un lado iniciaba la alabanza y el otro respondía. En los versos finales, como “Miserere nostri, Domine” o “In te, Domine, speravi”, ambos coros se unían en un mismo clamor, cerrando la celebración con un tono de súplica y esperanza.

El himno comenzaba con el solemne “Te Deum laudamus, te Dominum confitemur”, mientras los penitentes permanecían de rodillas en silencio. En el momento del “Sanctus, Sanctus, Sanctus”, el precentor elevaba la voz y prolongaba los melismas, marcando el paso de la penitencia a la adoración.

En “Tu, devicto mortis aculeo, aperuisti credentibus regna caelorum”, la melodía alcanzaba su punto culminante: en algunas catedrales se añadía incluso un organum paralelo, una primitiva polifonía a la cuarta o quinta, para realzar la victoria sobre la muerte.

Al llegar al “Miserere nostri, Domine, miserere nostri”, el tono se volvía más pausado y suplicante. Los penitentes podían entonces postrarse o besar el suelo del presbiterio, gesto de humildad antes de recibir la absolución.

Finalmente, en “In te, Domine, speravi: non confundar in aeternum”, el canto se elevaba con fuerza y esperanza. Todos los presentes —coros, clérigos y penitentes— lo repetían o respondían con un “Amén” prolongado, mientras el obispo alzaba las manos en señal de bendición.

Los penitentes no cantaban, pero participaban con el cuerpo y el gesto: al principio de rodillas, después en pie, cuando se proclamaba la esperanza. Así, el Te Deum simbolizaba su paso de la muerte del pecado a la vida de la gracia, transformando la severidad del rito en un estallido de alabanza por la redención alcanzada.

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Significado teológico y social

1. Teológico: Penitencia como muerte y resurrección (ceniza = muerte al pecado; manto blanco = vida nueva). Enfatiza la gracia sacramental del obispo (in persona Christi), pero con participación comunitaria (PRG).

2. Social: Restaura el orden familiar y comunal en una sociedad feudal catalana, donde el adulterio podía causar venganzas (prohibidas por canon). Pedagógico: "El ejemplo del penitente enseña a no pecar" (Decretum).

3. Conexión actual: Esta práctica medieval influyó en el sacramento actual, pero el Concilio de Letrán IV (1215) la hizo más privada para evitar escándalo. En pentecostalismo moderno, sobrevive el aspecto público y emocional.

4. Se puede ver la actual gravísima decadencia y regresión católica hasta la situación actual litúrgica del Novus Ordo, de guitarra y cancioncillas, fracasado en su pretensión de "Nueva Primavera"", y con la heterodoxa y destructiva Amoris laetitia que permite la comunión y absolución de adúlteros impenitentes, y Fiducia supplicans, la bendición de parejas que nunca deberían de ser objeto de tal dación de gracias al vivir en actos morales intrinsecem malum. Corruptio optima pessima est.

Las ovejas siguen a líder del momento, a bien seguro que muchos jóvenes asistirán a esta iglesia evangélica siguiendo a su famoso futbolista líder. El problema de la Religión es la falta de liderazgo de los mismos predicadores. Cuando salta alguna chispa de fama que se expande el fenómeno mueve masas como un golpe de viento. Pero no pasa de ser un fuego de virutas "encenalls" que se apaga luego de forma inesperada. El gran "boomm" del Catolicismo esta a la espera y es que empiecen el Papa de turno y luego los obispos a predicar La Tierra Jóven y el Creacionismo de los 6 días. Cuando la competencia nos desborda conviene afilar las espadas para ganar la batalla.

Proceso de Conversión de Dani Alves en la Iglesia Elim de Girona

En el contexto del pentecostalismo moderno, el caso de Dani Alves —exfutbolista brasileño absuelto de cargos graves en 2025— ilustra un proceso de arrepentimiento y reintegración espiritual que, aunque carente de estructura sacramental católica, paradójicamente evoca elementos de la penitencia pública medieval. El protestantismo, incluso el más moderno como el pentecostalismo, procede de católicos cismáticos y heréticos de finales de la Edad Media, por lo que transportan curiosamente muchos elementos medievales y romanos imperiales.

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1. El "rito" pentecostal de conversión observado en la Iglesia Elim de Girona.

El pentecostalismo, un movimiento cristiano carismático surgido a principios del siglo XX, enfatiza la experiencia directa del Espíritu Santo, priorizando la conversión personal y el testimonio comunitario sobre ritos formales.

En iglesias como Elim —fundada en el Reino Unido en 1915 y extendida a España, con un templo en Girona desde 2008—, el arrepentimiento no se canaliza a través de un sacramento instituido bajo un sacerdote del Sacramento del Orden, sino mediante un sustituto proceso dinámico de regeneración espiritual.

El caso de Alves, quien participó en el Tercer Congreso de Jóvenes de Elim en octubre de 2025, ofrece un ejemplo paradigmático: un individuo de perfil público, marcado por escándalos mediáticos, transita de la "oscuridad" a la "luz" mediante un pacto con Dios y un testimonio ante la asamblea.

Desde la óptica católica (cf. Catecismo de la Iglesia Católica [CIC] 1422-1498), este proceso carece de la estructura jerárquica y sacramental del Sacramento de la Penitencia, pero comparte el énfasis en la misericordia divina y la restauración comunitaria, reminiscentes de las prácticas penitenciales pretridentinas medievales: viéndolo, se ve la Edad Media.

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2. Fases del rito confesional y penitencial pentecostal

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Fase 1: Reconocimiento interno del pecado y examen de conciencia espontáneo

La primera etapa implica una introspección personal, análoga al examen de conciencia católico, que contará una guía formal y enumeración sistemática de faltas.

En el pentecostalismo, este momento surge de una crisis existencial, mediada por la lectura bíblica y la oración individual.

Para Alves, ocurrió durante su encarcelamiento (2023-2024), donde describe una "tempestad" de turbulencias morales y legales. Fuentes indican que un "mensajero de Dios" —posiblemente un compañero de celda— lo introdujo a la fe, facilitando un reconocimiento genérico de su "caída" (aludiendo a excesos pasados sin detalles explícitos).

Teológicamente, esta fase se alinea con la doctrina pentecostal del "hombre viejo" (Ef 4,22), donde el pecador confronta su fragilidad sin intermediarios eclesiales (el sacerdote ordenado), culminando en contrición emocional —llanto o postración— que prepara el terreno para la entrega.

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Fase 2: Establecimiento del pacto personal con Dios

El núcleo del proceso es el "pacto", un compromiso bilateral con el Divino que sustituye la confesión verbal católica, pero que veremos que ésta se desplaza a la comunidad.

Inspirado en narrativas bíblicas como el pacto de Abraham (Gn 15), este acto implica una renuncia explícita a la vida anterior y una promesa de fidelidad.

Alves lo verbalizó en soledad: "Señor, yo hago un pacto contigo", mientras caminaba por su celda, marcando su transición espiritual.

En la tradición Elim, como todo protestantismo antisacramental y antisacerdotal, este pacto no es ritualizado formalmente, sino es un rito informal experiencial, enfatizando la regeneración por el Espíritu Santo (Jn 3,5).

Psicológicamente, representa una catarsis cognitiva, donde el individuo reescribe su narrativa identitaria.

Socialmente, prepara el testimonio público, diferenciándose de la contrición católica por su aparente ausencia de propósito de enmienda formal.

Fase 3: Testimonio público y confesión comunitaria

Transitando a lo colectivo, el converso narra su historia ante la asamblea, cumpliendo una función pedagógica similar a la penitencia pública medieval (cf. Decretum Gratiani, C.32 q.7).

En Gerona, Alves lo hizo ante 500 fieles, predominantemente jóvenes y latinoamericanos, durante el congreso.

Su discurso evitó detalles escandalosos —como adulterio o acusaciones judiciales—, enfocándose en la dicotomía oscuridad y la luz (algo gnóstico, propio de los siglos II d.C.):

"Encontré luz en medio de la oscuridad" y "Yo soy la prueba de que hay que tener fe en Dios".

La comunidad responde con aplausos, oraciones en lenguas y lágrimas, actuando como testigo del "nuevo nacimiento" (Jn 3,3). Esta fase performativa, carismática en esencia, edifica a los presentes, convirtiendo el pecado en instrumento de evangelización, aunque carece de la confidencialidad del sigilo sacramental católico moderno, pero no en el medieval.

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Fase 4: Oración de Restauración y Confirmación Espiritual

Inmediatamente tras el testimonio, el pastor dirige una oración de imposición de manos, invocando al Espíritu para sellar la transformación.

En Elim, Sammy Thomas oró por Alves, proclamando su renovación como "nueva criatura" (2 Cor 5,17).

Esta intervención pastoral no equivale a la absolución católica (in persona Christi), sino a una confirmación comunitaria de la gracia recibida.

Teológicamente, enfatiza la acción inmediata del Espíritu, con gestos expresivos —abrazos colectivos, cánticos— que fomentan la catarsis grupal.

Psicológicamente, refuerza la resiliencia del converso; eclesialmente, integra al individuo en la "familia espiritual", sin penitencia material impuesta.

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Fase 5: Discipulado y Perseverancia en la Comunidad

El proceso culmina en una etapa de maduración espiritual, análoga a la satisfacción católica post-absolución.

Alves, posicionado como "predicador nato", participa en cultos regulares, grupos de oración y mentorías. En Elim, esto incluye lectura diaria de la Escritura y examen comunitario para prevenir recaídas.

Socialmente, rehabilita la imagen pública del converso —Alves es ahora un "ejemplo" para España, según Thomas—. Esta fase asegura la coherencia del testimonio, transformando la conversión en misión evangelizadora.

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Análisis comparativo con la tradición católica

Desde una lente católica actual, con un rito confesional y penitencial más privado que el medieval (comunitario y público), este rito pentecostal resalta diferencias ontológicas: carece de mediación sacerdotal, absolución objetiva y penitencia proporcionada (CIC 1448).

Sin embargo, su dimensión comunitaria y emocional remite a la reconciliatio medieval, donde el pecado público se curaba públicamente.

Alves, encarna una redención narrativa que prioriza la gracia sobre la reparación, y lo hace al modo medieval profundo, yo diría bajorromano imperial (s. IV-V d.C.) altomedieval (s. V-XII), con la modificación moderna del cisma y herejía protestante


Iglesia de Gerona

Reciben el justo castigo divino de haber abandonado heréticamente la santa y sagrada tradición de nuestros padres. Orgullosos, se levantaron y pretendieron erigir una nueva Iglesia nacional, progresista y alternativa de Cataluña.

Que no lloren. El nacional-progresismo que han asumido los ha hecho fracasar irremisiblemente, su edificio se ha derrumbado y no podrá ser jamás reconstruido, y van directos sin reversión hacia la decadencia y extinción mientras sigan insistiendo en estar separados de Dios, dejados a sus fuerzas, sin haber reflexionado durante 60 años del lento pero evidente abismo ante el cual estaban precipitándose.

No han tenido fuego en el alma, aquel celo por Jesús. Conversión o desaparición.

Se agradecería saber si esos grupos pentecostales son terraplanistas como el Sr. Garrell.

Muchas gracias.

La Iglesia Catòlica.ofrece conversion, estàs otras comunicades protestants ofrecen emocion. El peligro estaria en imitarlas para acoger una poblacion movida mas por el sentimiento que por seguir a Jesucristo en el discipulado.

Según el autor de los infinitos pastones de comentario, la "confesión" de Alves es lo que se hacía en el Catolicismo del Medievo, lo cual indica que a pesar de todos los defectos del Evangelismo en cuanto a la confesión pública son aún más católicos que el Papa.

¿en serio germinans? ¿nos hemos vuelto "revista del corazón" en temas religiosos o de creencias?

En el área metropolitana de Barcelona los templos evangélicos están creciendo muchísimo. La colonia hispanoamericana está abandonado la Iglesia Católica por momentos y el que no lo quiera ver es porque está ciego. Hace tan sólo 3 o 4 años, en mi parroquia, los latinos que acudían a misa los estimaba entre un 12 y un 15 por ciento. En la actualidad y tras la pandemia, me cuesta encontrar a alguno entre los asistentes dominicales.
La mayoría no ha abandonado la religión, simplemente se han pasado al protestantismo y dicen que ahí les hablan de Dios y en su idioma. También un grupito de negros han desaparecido.
Mientras tanto, a los sacerdotes parece traerles sin cuidado, menos complicaciones y menos problemas para ellos. Y para los viperinos " Consells Parroquials " el motivo es que no han sabido integrarse.
Manda huevos!

En un tiempo tuve una cierta relación o vinculación con el obispado de Solsona. Recuerdo perfectamente un retiro o curso de Emaús en el seminario solsonés, en que los participantes y los servidores eran casi todos jóvenes. Eso sucedía porque había un clérigo joven en Solsona que lideraba ese y otros movimientos: el joven obispo Novell.
Dejemos aparte el final de Novell. Y reconozcamos que los jóvenes quieren seguir o rodearse de jóvenes. Y en las iglesias evangélicas hay asistentes de todas las edades, pero se suele ver un nutrido grupo de jóvenes. La juventud atrae juventud.

Le ha bajado la lívido a Alves???

Una de las razones que alegan para abandonar la Iglesia Católica es el idioma. En Cataluña las parroquias se obstinan en seguir siendo oficinas de normalización lingüística y anteponen el catalanismo a la fe. Los evangélicos tienen otras prioridades.

10/55, era,es y será ROMANA, aquí y en la China Popular, hombre.

Todo empezó con los Mártires San Pedro y San Pablo.

A ver si nos enteramos de una vez!!!

Lo que es una lástima es que todos estos modernistas de aquí no puedan ser "teletransportados" a la China Popular e insertados en ese engendro "comunista-sinodal" con anti-obispos que han montado allí. Y que nos traigan a los valientes y fieles chinos católico que permanecen en catacumbas o en las carceles

6/55, totalmente de acuerdo con su comentario.