El ex-futbolista del Futbol Club Barcelona, Dani Alves, ha vuelto a ser noticia y no por temas deportivos o de la supuesta violación del que fue acusado en una conocida discoteca barcelonesa. El motivo es que ha anunciado su conversión religiosa, después de una vida no muy ejemplar, en una iglesia de Girona, concretamente en el templo pentecostal Elim de un polígono de la capital gerundense.
No es el único caso de futbolista brasileño que después de una vida con bastante desenfreno anuncia que se ha convertido a alguna iglesia o secta evangélica, es lo que algunos llaman el "rezo bonito" en referencia al "jogo bonito" característica con la que se suele definir al juego de los grandes futbolistas de ese país. También hay un buen colectivo de deportistas de todos los ámbitos, que se definen como "atletas de Dios" por su vinculación religiosa a alguna confesión cristiana no católica.
Aunque esta noticia es aparentemente positiva, porque siempre hemos de ver como bueno que alguien deje atrás una mala vida para seguir la palabra de Jesús, aunque tristemente no sea en la Iglesia católica, hay que tener en cuenta que estamos hablando de una de esas muchas confesiones cristianas que dejan mucho que desear. Porque algunos de estos grupos religiosos parecen más un circo que una Iglesia en el sentido como nosotros la conocemos.
La Iglesia de Gerona en la que Dani Alves explicó su conversión es la misma a la que pertenecía el telepredicador norteamericano Jimmy Swaggart, fallecido recientemente, que ha sido uno de los máximos exponentes de esos fenómenos televisivos de predicación por visión, que acumularon fama inmensa y también ingresos económicos de grandes dimensiones. El pastor Swaggart compatibilizaba éxito televisivo con grandes escándalos y polémicas mediáticas.
Por no extenderme citaré la polémica con el cantante del grupo de heavy metal Iron Maiden, Steve Harris, al que acusó de ser el mismo Lucifer y a su grupo de ser satánico, por lo que tuvo que ir a juicio por la denuncia del músico, o cuando hizo apología del asesinato de homosexuales, diciendo que mataría a alguien del mismo sexo que se le insinuara.
Pero la polémica más grande vino por cuestiones morales, Swaggart denunció a dos pastores por mantener relaciones extramatrimoniales, lo que provocó que tuvieran que dejar el ministerio, pero un familiar de uno de los pastores defenestrados siguió al telepredicador y consiguió hacerle unas fotos cuando entraba en un motel con una prostituta, Swaggart lejos de abandonar el ministerio como sus dos colegas denunciados por él mismo, apareció llorando ante las cámaras y pidiendo perdón a Dios y a sus hermanos, todo muy televisivo y muy norteamericano.
Pero esto no es todo, unos años después, la historia se repite, cuando la policía detiene su vehículo por ir en dirección contraria, Swaggart no iba solo, sino acompañado de otra prostituta. La reincidencia trae consecuencias y los ingresos diarios de 500.000 dólares se reducen a 350.000 después del incidente.
Volviendo a la iglesia de Gerona, me sabe mal que más de 500 personas, además de Dani Alves acudan a este templo, cada domingo, la mayoría latinoamericanos, mientras la iglesia católica languidece mayoritariamente en esa ciudad y diócesis, esta gente siguen aumentando sus miembros, demostrando una vez más que si desde nuestra Iglesia no somos acogedores con los que vienen de otras tierras y con su lengua, rápidamente acaban engrosando las filas de estos grupos y grupúsculos evangélicos y pentecostales.
Francisco Fabra


