LA VERDAD JUDICIAL

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Cada vez estoy más convencido de que entre las causas más profundas de la corrupción, está la práctica imposibilidad de establecer “la verdad judicial” lo más cercana posible a la evidencia y a lo que muestra el sentido común. En efecto, esa distancia abismal entre lo que vemos con nuestros ojos, y la justicia no consigue verlo, por más medios que se pongan para conseguir que lo vea, justamente eso es lo que contribuye mayormente a que la corrupción más desvergonzada se haya instalado en todas las instituciones, incluida la Iglesia. A partir de esta premisa, lo único que ha de preocupar al acusado, es no perder el poder o el dinero. Si hay poder y dinero, la justicia ni ve, ni oye, ni entiende. Y si para no perder el poder, hay que poner el país o todo el mundo patas arriba, estamos ya acostumbrados a ver que no sufren lo más mínimo tirando el carro por el pedregal. Lo vemos en España, que la tenemos muy cerca; pero lo vemos también en todas las guerras que actualmente están en marcha. 
Según de quién se trate (si es por ejemplo un cardenal o un jefe de Estado o un presidente de gobierno, o un multi-multi-millonario), los juicios que acaso puedan llegar a incoarse, necesitan meses y hasta años para llegar a sustanciarse en una condena de lo que para todo el mundo es evidente. Sin olvidar que la interposición de recursos a las más altas instancias judiciales (costosísimos todos ellos, y por tanto sólo al alcance de altos niveles del poder y del dinero) tienen la virtud de estirar los procesos al infinito.
Es la constatación de la sabia sentencia latina: summu ius, summa iniuria. La justicia (ius) llevada al summum, a su máxima y más escrupulosa perfección es la mayor injusticia (in-juria = no derecho). Con la particularidad de que sólo puede gozar del summum ius el que puede pagárselo. Para los demás, para la gente de a pie, está el ius normalillo (pues como en todos los oficios: si todo se tuviese que hacer con la garantía de perfección que se exige en el derecho aplicado a los poderosos, todavía estaríamos por inventar la rueda). Es decir que en la práctica es imposible demostrar la culpabilidad de un todopoderoso: porque con su poder consigue que siempre le falte algo a la demostración perfecta e indiscutible de su culpabilidad. ¿Cómo puedo demostrar con argumentos que las cosas son lo que son?
Hoy mismo estamos viviendo en la Iglesia escándalos evidentes, públicos y notorios y documentados, de depravación sexual de sacerdotes (super-escandaloso en Roma, pero también en España), que cuentan con un imponente apalancamiento en el poder; por lo que a nadie se le ha ocurrido procesarlos. Y los responsables de vigilar y en su caso castigar esos delitos, hacen como que no se enteran; de manera que se desvanecen sin remedio las esperanzas de que sean llevados a juicio esos casos. 
Y estamos viendo en España la corrupción política tan confortablemente instalada en todas las escalas de poder, en la que su turnan los partidos políticos, que tienen como milagroso argumento para consumo y solaz de los respectivos votantes, el “y tú más”: gran consuelo para los de a pie. Y otro tanto en la Unión Europea, y en nuestro entorno más próximo, y en los Estados Unidos (promotor y sumo pontífice de la democracia -la teocracia laica- como fuente de toda moralidad), y suma y sigue. Para esos, no hay manera de que la verdad judicial coincida con la evidencia.  
 
La cuestión, volviendo a la Iglesia, es que esas cosas tan impactantes de la “tolerancia cero” para los delitos y escándalos que la están castigando desde decenios, funciona tan sólo para los que han sido señalados por el dedo del poder para ser utilizados como chivos expiatorios y servir de escarmiento. ¿A los que incurren en delitos y escándalos de ese género? ¿A todos? No, más bien a los que padeciendo de esos puntos débiles (y eventualmente, hasta sin estar incursos en ellos) se enfrentan al poder. Es a éstos a los que se dirige el escarmiento, y a los que están fuera de la órbita de protección del poder.
¿Y qué se precisa para no convertirse en chivo expiatorio y escarmiento de incautos? La fórmula está al alcance de cualquiera. Basta dejarse llevar por la corriente dominante y no presentar ninguna objeción a los discursos y a los usos que impone el poder, para que no te toque nunca a ti el papel de chivo expiatorio. Porque ese papel está reservado para bajarles los humos a los díscolos.
Ahí tenemos el ejemplo de la demanda descomunal que ha interpuesto el todopoderoso (maneja los tres órdenes del poder) presidente de los Estados Unidos contra un medio de comunicación, el New York Times (forofo defensor de sus rivales políticos): nada menos que de 15.000.000.000 (quince mil millones) de dólares de indemnización por haber manchado su imagen sacando toda la información disponible (es posible que en algún caso hayan resbalado, dando por seguras informaciones que no lo eran) respecto al horrible caso Epstein de abuso de menores. El demandante es nada más y nada menos que el inocentísimo Donald Trump, de cuya vida y milagros circula mucha información perfectamente documentada. Y, sin embargo, no hay manera de que esas verdades tan bien documentadas, alcancen la categoría de “verdades judiciales”. Y con todo y con eso, si conserva su poder omnipotente, hasta podría ser que consiguiese que el más alto tribunal de los Estados Unidos, llegase a la “verdad judicial” de las calumnias del New York Times que han empañado la imagen impoluta del Presidente. Y castigase al medio delincuente con esa pena descomunal, declarando por otra parte la total inocencia del delincuente todopoderoso. Un par de verdades judiciales bien curiosas que tienen la virtud de dejar bien claro contra quién no hay que meterse, por delincuente que sea.  
La audiencia de Málaga juzga a un sacerdote por un presunto delito de odio 
Y viniendo a España, a mi caso particular, me veo metido en un juicio penal por “odio” a los musulmanes. Una ley, la del delito de odio, hecha a la medida de la arbitrariedad. Durante la sesión del 1 de octubre en la Audiencia Provincial de Málaga, defendí ante el tribunal que mis palabras se enmarcan en el ejercicio legítimo de la libertad de expresión. No insulté, no incité a la violencia, no señalé a personas concretas. Lo que hice fue denunciar una realidad que muchos españoles perciben, aunque no se atrevan a decirlo por miedo a represalias. Hablé de una “invasión” porque eso es lo que estamos viviendo: una transformación acelerada del paisaje religioso y cultural de nuestra patria, con mezquitas que se levantan mientras se cierran iglesias, y políticas migratorias que parecen ignorar nuestra cultura enraizada en el cristianismo.
Pero he aquí que la Fiscalía sostiene erre que erre, que mis palabras fomentan el odio contra los musulmanes. Yo afirmo que lo que fomenta el odio es silenciar a quienes defendemos la fe católica y la identidad de España. ¿Desde cuándo es delito alertar sobre el avance del islamismo? ¿Desde cuándo un sacerdote no puede hablar de lo que ve en su barrio, en su parroquia, en su país? ¿Desde cuándo se castiga la palabra mientras se tolera la violencia yihadista que muchos cristianos sufren en tantas naciones donde se ha implantado la sharia? ¿Por qué hay por parte del Estado una discriminación positiva hacia el Islam (violentísimo a ratos) y un desprecio absoluto al cristianismo? 
Este juicio no es sólo contra mí. Es contra todos los que creemos que España debe seguir siendo fiel a su tradición católica. Es contra los que no nos resignamos a ver cómo se sustituye nuestra cultura por otra que no respeta ni nuestra libertad ni nuestros valores. Es contra los que defendemos la verdad aunque incomode.
Gracias a Dios he podido percibir que no estoy solo. Desde Roma hasta Buenos Aires, pasando por Cracovia y México, me han llegado muestras de apoyo, vigilias de oración, comunicados de solidaridad. Hermanos en la fe que comprenden que lo que realmente está en juego no es mi libertad, sino la de todos los católicos que quieren vivir su fe sin ser perseguidos por ello. Me han escrito fieles, religiosos, periodistas, musulmanes incluso que entienden que mi denuncia no es contra ninguna persona concreta, sino contra un sistema que está desfigurando Europa. No puedo sino expresar mi profundo agradecimiento por tan gran apoyo. Sobre todo porque entiendo que no es la pobre persona de un cura absurdamente acusado, el destinatario de este apoyo, sino nuestra santa religión, sobre la que nació la cristiandad extendida desde Europa al Nuevo Mundo. Una cristiandad, es decir una civilización cristiana que hoy se ve ferozmente atacada y en acongojante retroceso en la que fue su cuna.
La verdad nos la sabemos. Pero siendo el que es el poder político (en sus tres vertientes) hoy, es imposible que alcance la categoría de verdad judicial.
Custodio Ballester Bielsa, Pbro
www.sacerdotesporlavida.info

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7 comentarios

  1. Qué excelente OBISPO esta perdiendo la Iglesia. Recemos por los católicos asesinados hoy por los musulmanes, en Nigeria, en Suda, en Eritrea en Irán en.....

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  2. Es obvio que las leyes de odio y antibulo de tipo penal deben de ser eliminadas.

    El derecho a la libertad de expresión debe de estar plenamente despenalizado: si uno dice una palabra de odio, para eso están las réplicas (loco, indigno, irracional, tengo pruebas en contra, eso no es verdad porque...); para los bulos está la información veraz y la libre expresión (esto es falso por esta razón, miente aquí, está comprado por tal grupo, es un embustero...). Incluso con insultos, incluso señalando personas... para eso está la justicia civil para pedir daños civiles si los hay... Y si alguien dice "hacer tal acción mala contra tal grupo", para eso está el delito de amenazas graves dirigidas a atemorizar a un grupo de personas o amenazas a colectivo, castigada con 2 años y un día a 3 años (artículo 170.1 del Código Penal).

    Ningún fiscal ni juez deben de limitar penalmente la libertad de expresión, y muchísimo menos cuando se trata de informar verazmente sobre la yihad y el islamismo: esto que sucede no deja de ser unos delitos encubiertos de coacción (art. 172) y de censura previa (art. 538) contra el libre opinante, eso sí, encubiertos bajo el odioso delito de odio.

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  3. Dicen las informaciones de EEUU esto que me parece lógico.

    Trump demanda al New York Times por difamación (defamation), aunque corra el riesgo de perder o dañar más su imagen, por una serie de ventajas:

    1. Estrategia política y mediática: Trump sabe que demandar a un medio grande como el New York Times genera titulares y atención. Esto le permite mantener a sus seguidores movilizados, presentándose como una víctima de los "medios corruptos progre-wokes". Para su base de seguidores de MAGA, no importa tanto si gana o pierde el juicio; lo que importa es que lo vean luchando contra lo que él llama "noticias falsas" o "bulos" procedentes de los medios linchadores del Partido Demócrata, la "basura progre-woke". Es una forma de reforzar su narrativa.

    2. Presionar a NYT: Aunque sea difícil ganar, o imposible, y además NYT demuestre la veracidad y salga perdiendo Trump en el juicio, en dinero y en honor, la demanda puede intimidar al New York Times o a otros medios. Algunos podrían pensarlo dos veces antes de publicar historias negativas sobre él para evitar problemas legales costosos, incluso si tienen pruebas. Es una táctica para intentar controlar la narrativa.

    Será difícil que Trump gane, pues desde el caso New York Times v. Sullivan (1964), el Tribunal Supremo exige que el demandante demuestre “actual malice”, es decir:

    - que el medio sabía que era falso lo que publicaba, o
    - que actuó con temerario desprecio por la verdad.

    3. Ganar tiempo o negociar y enredar en fango al "basuriento" NYT: Estas demandas no buscan llegar a juicio, sino forzar un acuerdo fuera de los tribunales. Trump puede querer que NYT ofrezca una rectificación, una disculpa o algún tipo de compensación para evitar un proceso largo y caro. Incluso si no gana dinero y pierde a espuertas, pagando todas las costas judiciales propias y ajenas, usará el acuerdo como una "victoria" pública.

    4. Apostar por la percepción pública de sus seguidores MAGA: Trump confía mucho en su capacidad para moldear la opinión de sus seguidores, sin importar lo que diga un tribunal: le importa una higa, un bledo y un comino. Aunque pierda legalmente, puede decir que el sistema está "amañado" y que los jueces o los medios están en su contra. NYT es lo que el llama "basura progre" o "basura woke" (lo son, jeje). Esto fortalecer su imagen de "luchador" frente a sus partidarios.

    5. Arriesgarse porque no tiene mucho que perder: Para alguien como Trump, cuya reputación ya está polarizada (muchos lo aman, otros lo critican), una demanda más no cambia nada. Sus seguidores MAGA lo apoyarán de todos modos, y los que ya lo critican no cambiarán de opinión, y son basura progre y woke. Así que el riesgo de "perder el honor" se la trae al pairo, porque su base no lo juzga por los hechos legales, sino por su actitud: es el gran héroe americano que da la patada y lanza al estercolero a la basura progre-woke (no es difícil dar esa imagen, Biden ha sido un horror, parecido a Sánchez).

    6. La guerra de barro le da beneficios políticos, atención mediática y una oportunidad de presionar a los medios, sin importar si gana o pierde en el tribunal. Para él, el juicio es más una herramienta de imagen que una búsqueda de justicia.

    7. Además, no puede tolerar que le imputen nada en este caso Epstein, muy muy muy maloliente, por los hechos en si mismo y porque Epstein es judío, y en los ambientes conspiracionistas de EEUU, se dice que Epstein servía al sionismo (Israel y Mossad) mediante el chantaje sexual (lo dicen conspiracionistas de izquierdas y derechas) lo que inicia el juego de antisemitismo-conspiracionismo, muy en boga allá en los EEUU, lo que implicaría que Trump estaría chantajeado... eso no se puede tolerar...

    8. Hay que entender y comprender la mentalidad, la comunicación y la judicialización de estos temas en EEUU, que son muy especiales. En España, esto no pasa, se juega más en plan delito de odio, porque allá hay mucha más libertad: aquí Papá Estado te dice "niño malo, niño malo, te castigo con delito de odio porque no me gusta lo que dices".

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  4. La jurisprudencia española y europea (especialmente el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, TEDH) establece que la libertad de expresión, protegida por el artículo 20 de la Constitución Española y el artículo 10 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, incluye el derecho a expresar opiniones que puedan “ofender, inquietar o disgustar”.

    Esto es especialmente relevante en debates de interés público, como los relacionados con la inmigración, la religión o la identidad cultural.

    Para que sus palabras sean punibles, la Fiscalía debe demostrar que hubo una intención clara de incitar al odio o a la violencia, o que sus declaraciones tuvieron un impacto directo en generar hostilidad contra los musulmanes: la carga de la prueba recae en los acusadores, y no podrán probar tales hechos negativos, pues... ¿dónde son?

    En su defensa, el P. expresó una preocupación general sobre cambios culturales y religiosos. Este punto es clave, ya que el TEDH ha protegido en varios casos (como Handyside v. Reino Unido o Jersild v. Dinamarca) discursos controvertidos siempre que no crucen el umbral de la incitación directa al odio o la violencia.

    Pero incluso el mismo delito de odio debería de ser derogado, pues en realidad es un instrumento cancelador, censurador, amordazador, empobrecedor económico y lesionador psíquico y físico si se sufre mucho por ejercer un derecho que se conquistó, el de la libertad de expresión.

    La ratio legis del delito de odio no se sostiene en pie: castigar un subjetivo odio en la libre expresión del mercado de las ideas. Por culpa de este "delito de odio", hay que convocar a todo ciudadano en un costoso juicio para ver, como si fuera un irresponsable, si lo que ha dicho es o no es odio.

    No sólo hay otros delitos que permiten incriminar si hay violencia, sino que además existe la libertad de expresión como contramedida a las expresiones de odio. El ciudadano en España debe de liberarse de este delito de odio, pues para ello tiene el derecho de réplica y dúplica, el usar de la lógica basada en premisa, argumento y conclusión:

    - Tales premisas del islam, de la yihad y de la sharia son estas

    - Se realiza esta argumentación

    - Y se extrae la conclusión


    Y otro podrá realizar la réplica:

    - Al menos estas premisas están mal construidas y sin verdad

    - Estos son mis argumentos

    - La conclusión es otra

    Pero esto es un campo reservado a la libre ciudadanía, libre de políticos, jueces y fiscales, sin que este proceso de libre intercambio de argumentos lógicos sea perturbado y cercenado y yugulado por unos injerentes políticos inútiles, que nos inventan un delito de odio a su medida, y los fiscales y jueces interfieran en nuestra libertad mediante sus discutibles y arbitrarios criterios de "medir y calcular" el odio destilado:

    "Oh, hay 27 grados de odio destilado en estado puro, huy huy huy, entonces no es punible, pero sí si hubiera 28".

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  5. Las experiencias en Política nos enseñan que la Humanidad está condenada a vivir siempre bajo una "dictadura" sea la que sea, de lo contrario las sociedades no funcionan. Otra cosa diferente es que esta "dictadura" sea inmoral en algunos aspectos. Actualmente estamos bajo la dictadura de los LGTBXYZ y de los creyentes de la media luna. Es natural que los "dictadores" de estas dos ideologías impongan por mayoría sus decretos disfrazados de justicia. A los cristianos nos interesa imponer nuestra dictadura al estilo de Trump. Mis agradecimientos al padre Custodio por tener la valentia de criticar la dictadura de la media luna y dar este primer paso para impulsar la "dictadura" de la Cristiandad del futuro. Es todo un juego de poderes, pero si el Clero Cristiano no predica en los púlpitos resonantes el espectáculo bíblico y sólo se ocupa de menudencias, adiós Dictadura Cristiana, y bienvenida Dictadura Islàmica. Conviene tener en cuenta que existen la "dictadura" y la "dictablanda", son dos modalidades.

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  6. ¡Maria Auxilio de los Cristianos le ampare! Esas gentes y sus fiscales odian a lo que representa España. Por eso en Cataluña, comunistas y nacionalistas van de la mano, en su odio a España y al Catolicismo.

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  7. ☄️☄️Los obispos Cerro y Cobo tienen a sendos sacerdotes amparados, el Josete y el canónigo Loriente. ¿Esos también van a ser juzgados o de tapadillo tofo?

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