Este pasado lunes se cumplieron nueve años desde la llegada de Sebastià Taltavull a Mallorca para hacerse cargo de una diócesis castigada con pésimos antecedentes episcopales, el último, Javier Salinas, volvía a Valencia degradado como auxiliar, después de un affaire con su secretaria que acabó llenando todos los espacios locales de la prensa del corazón.
Pero Taltavull no era la solución para la diócesis, ni mucho menos, simplemente era un estorbo para Omella en Barcelona que se tenía que colocar en algún sitio, y los pobres fieles mallorquines y el clero local tuvieron que recibir semejante castigo injusto para que el cardenal turolense pudiera tener su equipo de auxiliares de confianza, nombrados por él y con el estilo que él quería, un estilo que para nada era el del menorquín, que tampoco gustaba a Sistach, aunque lo aceptó porque no tenía otra alternativa.
El pontificado de Taltavull ha sido un verdadero desastre, una pésima acción de gobierno y un crearse problemas donde no los había. Por eso a algunos les sorprendió que al llegar a los 75 años se le concediera una prórroga "oficial" de dos años, algo que sucede muy poco y que tiene que tener alguna argumentación que nunca se dio. Él y sus aduladores han querido hacer creer que es un aval a su buena gestión, algo que no hay quien se lo crea.
El verdadero motivo de esa prórroga es que Omella no quería a un Taltavull jubilado paseándose por Barcelona y removiendo el gallinero, especialmente el clero progresista que tanto le quería, y que se ha mantenido muy calladito, porque saben que con el actual arzobispo no valen tonterías y que quien la hace la paga.
Pero esos dos años ya han pasado, y ahora todo indica que le queda poco tiempo en la isla, porque también Omella está acabando su pontificado en Barcelona y por tanto ya no habría ningún motivo para que continúe. El problema es que Taltavull no se quiere ir, y le gustaría estar muchos años más.
Para eso ha montado un tinglado que es crear un proyecto de 7 grandes objetivos para el futuro de la diócesis, un proyecto que quiere dirigir y capitanear él mismo, pero se equivoca si piensa que ese mal truco le va a salir bien, Sistach también intentó convencer al Papa Francisco de que tenía que continuar en Barcelona porque había empezado a poner en práctica su último Plan Pastoral, y evidentemente la respuesta del pontífice argentino fue decirle que la decisión ya estaba tomada.
Además, los objetivos de Taltavull para la diócesis de Mallorca no son ninguna panacea, son simplemente el resultado de la consulta que se hizo con motivo del Sínodo de la Sinodalidad, algo que más o menos todas las diócesis han hecho y que de alguna manera va a marcar el futuro de estas. O eso era al menos lo que parecía, porque esta era una idea muy francisquista, y aunque el Papa León ha hecho algún comentario aparentemente "continuista" en este tema, está claro que esta no será una de las prioridades de su pontificado.
Además, normalmente los obispos que más presumen de sinodalidad, suelen ser los más autoritarios y los menos sinodales, se llenan la boca diciendo que quieren contar con todo el mundo, pero a la hora de la verdad actúan de una manera bastante dictatorial, y Taltavull es uno de los ejemplos más claros de todo esto.
Pietro Romano
Es increíble que a Taltavull no se le haya aceptado aún la renuncia a pesar de su mala gestión en Mallorca.
ResponderEliminarPrecisamente por ese motivo. Cuanto peor (si eres woke y catalanista) mejor.
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