La última religiosa capuchina de Manresa camino a una residencia
Manresa ha sido tradicionalmente una de las ciudades catalanas con más presencia de comunidades religiosas. En 2008, es decir, hace solo 17 años había 14 comunidades religiosas, actualmente solo quedan 8, pero eso no es lo peor, el panorama religioso en la capital del Bages, es desolador, en ese mismo periodo, hay 79 consagrados menos y lo que queda, tan solo 68 entre religiosos y religiosas, recuerda más a asilos que no a comunidades religiosas.
En la foto que encabeza este escrito podemos ver a la hermana Pilar Lumbreras, llevada en silla de ruedas a una residencia, la última religiosa que quedaba en el convento de las capuchinas, que abandonó a los 92 años el pasado mes de mayo, dejando 4500 metros cuadrados sin habitar. Ese es el triste devenir de muchas comunidades religiosas, y en este caso con conflicto, porque las religiosas decidieron dejar ese espacio en manos del Ayuntamiento, mientras que el obispado de Vic, defendía que ese terreno continuara en manos de la Iglesia.
Entre las ilustres comunidades religiosas de Manresa están los jesuitas en la famosa "Cueva" el lugar donde San Ignacio escribió sus Ejercicios Espirituales, a pesar de tener ese lugar tan emblemático, las cosas tampoco están boyantes, con tan solo cinco miembros, cuando llegaron a tener hasta 66, pero tienen a uno de sus jesuitas más mediáticos, el P. Xavier Melloni, director del Centro Internacional de Espiritualidad Ignaciana.
Otra comunidad manresana conocida en todo el mundo es la de las dominicas por la presencia de la supermediática monja Lucía Caram. Solo son cinco religiosas, y exceptuándola a ella, las otras son ya todas muy ancianas. La Caram consiguió que su paisano y amigo, el fallecido Papa Francisco les montara una Orden a su medida, independiente de la Federación Dominica de la Inmaculada, y autodenominándose como comunidad "en salida". A pesar de todos esos privilegios y de la actividad mediática de la religiosa argentina, ni una sola vocación ha querido apuntarse al carro de ese estrambótico y personalista proyecto.
En cuanto a número, la comunidad más numerosa es la de las Carmelitas de la Caridad Vedruna, que cuentan con una veintena de religiosas, 17 de ellas en el Colegio que teóricamente regentan y 3 más en una pequeña comunidad en otro lugar de la misma ciudad, pero solo hace falta ver la fotografía para ver en la situación en que se encuentran, muchas religiosas pero muy poco futuro.
Ante la crítica situación de los religiosos en Manresa, el obispo Romà Casanova decidió mover ficha, e importar al Instituto del Verbo Encarnado a esa ciudad, Ellos no tienen problemas de vocaciones ni de juventud, pero inmediatamente todo el progresismo civil y religioso se les tiró encima, ya sabemos que algunos prefieren que todo se muera antes de traer a religiosos que no sean catalanes. Además, son de carácter tradicional, en formas e ideología, y las campañas en su contra, acusándoles de grupo ultraconservador, no han parado en ningún momento.
El obispo de Vic no ha repetido la experiencia en religiosos, aunque sí que lo ha continuado haciendo a nivel de sacerdotes diocesanos, importando extranjeros para su diócesis, especialmente africanos. Lo que queda claro es que si no se hace nada ya se sabe el destino de la vida religiosa y sacerdotal en Cataluña, y aun así nadie aprende de la lección, continuando erre que erre en los errores y sin mirar a aquellos que a pesar de la dificultad de los tiempos sí tienen vocaciones y futuro,
Francsico Fabra