LA NUEVA MISA ECOLÓGICA

0

Como advierte el texto oficial de la “Missa pro custodia creationis”, esta misa se inserta en el Missale Romanum, entre las Missas et Orationes pro váriis necessitátibus vel ad diversa (Misas y oraciones por varias necesidades o para cosas diversas), en la Sección II Pro circumstantiis públicis (por circunstancias públicas). Es un documento oficial del Dicasterium de Cultu Divino et disciplina Sacramentorum (Prot. N. 283/24), redactado en latín.
De entrada, no hay mucho que decir de esta misa, ni a favor ni en contra. Es una más de las que completan el misal con intenciones singulares (en este caso, se trata de una misa “por circunstancias públicas”), para las que se indican los textos obligatorios (apenas 20 líneas), más las lecturas.
Evidentemente, no tiene nada que ver con la liturgia amazónica ni con los indigenismos que configuran ese rito. Aunque es igualmente cierto que este nuevo rito se caracteriza por una creatividad desbordada. Tal como está diseñada la Missa pro Custodia Creationis, no ofrece ningún riesgo de convertirse en la puerta por la que se cuele en el Novus Ordo el ritual amazónico o el zaireño. Aunque vista la audacia innovadora de tantos curas, podría ocurrir que más de uno la aproveche para dar rienda suelta a su creatividad, y contamine el Novus Ordo con gruesas pinceladas del Ordo Amazonensis, que todavía no está bien definido, y en cualquier caso, en período experimental.
Aunque tenemos como más claro referente, el rito zaireño, totalmente consolidado en la República Democrática del Congo, desde 1988. Un modelo de “inculturación litúrgica” que inspiró al papa Francisco para impulsar el rito amazónico y abrirle camino también al rito maya. Todo ello, dentro del “pluralismo litúrgico” impulsado por el Vaticano II.
Hay que entender que estos ritos nuevos gozan de niveles de opcionalidad y creatividad, por lo menos tan amplios como los que viene practicando el Novus Ordo sin que nadie se oponga, hasta que la costumbre se convierta en ley. Precisamente el rito zaireño que nos sirve de referencia, abunda en danzas africanas, cantos ancestrales, costumbres locales y palmas, ad líbitum: a discreción del celebrante Y es de suponer que por ahí andarán los demás ritos nuevos.
Por otra parte, parece evidente asimismo, que alguien de las altas esferas vaticanas, está encaprichado, muy encaprichado con esta misa, por verle posibilidades como catapulta de nuevas creaciones destinadas a poner de relieve el enorme interés que tiene la Iglesia en el culto religioso a la Naturaleza, que luce en esta ocasión el nobilísimo nombre de “la Creación”. Y, ¡cómo no!, esta misa ha creado grandes expectativas en algunos, y no menores temores en otros. No parece, por tanto, tan inocente como pretende aparecer.
Es que, lamentablemente, no es la naturaleza nuestro mayor problema, sino el hombre. No es “la Creación” la que cometió el pecado original, sino el hombre. Y no es a la Creación a quien Cristo vino a redimir con su pasión, muerte y resurrección (contenido de la Misa), sino al hombre. Por eso, ante el impulso tan desmedido hacia la Naturaleza, seguido por la Iglesia a pies juntillas para complacer al mundo, se me hace presente el genial texto de san Agustín en el libro X de las Confesiones: et eunt hómines mirari alta montium et ingentes fluctus maris, et latísimos lapsus flúminum, et oceani ámbitum, et giros síderum, et relinquunt seipsos nec mirantur… Y van los hombres a admirar las alturas de los montes, y las ingentes olas del mar, y los enormes saltos de los ríos, y el ámbito del océano, y los giros de los astros, y se olvidan de sí mismos y no se admiran de que ellos son el culmen de la creación; y no se dan cuenta de que menguado honor le tributamos a Dios, no reconociéndonos la más excelsa obra de su Creación.
¿Qué sentido tiene una misa pro custodia Creationis, cuando nos olvidamos de nosotros mismos, la obra más sublime de la creación, “a imagen y semejanza de Dios”? ¿Acaso no formamos nosotros la parte más noble de la Creación? ¿Por ventura Dios se hizo hombre para salvar a la creación? No nos quepa la menor duda de que el hombre es la máxima prioridad de Dios. Y no porque se desentienda del resto de la Creación, sino porque por encima del resto de la Creación, está el hombre: ¡para bien y para mal!
 
Evidentemente, esta misa, una más en el apéndice de las misas pro váriis necessitátibus vel ad diversa, no era necesaria en absoluto. Se ha creado para dar satisfacción (previa la encíclica Laudato sí) a los que, desde lo más alto de la Iglesia, están obsesionados por converger todo lo posible con la Agenda 2030, el nuevo código del Bien que encarnan las altas instituciones del mundo, frente a la Iglesia: que se ha quedado tan atrás en la carrera “por la salvación de la humanidad”. No era necesaria, pero dará mucho juego: lo está dando ya. En efecto, el nuevo papa ha celebrado ya la nueva misa: sintió necesidad de estrenarla y dar ejemplo… y quizás dar juego.
Esta nueva misa será lo que la Iglesia quiera (o consienta). Igual que el Novus ordo, en síntesis, no es ni mucho menos lo que decidió el Concilio Vaticano II, ni lo que cedió Pablo VI, sino lo que la Iglesia, toda ella, empezando por los obispos, continuando por el Dicasterio para el Culto Divino y terminando por el papa, han dejado hacer: y no con resignación, sino con evidente complacencia.
En fin, para que se vea que esta misa, por sí misma, es de lo más inocente que se pueda imaginar, ahí van los textos litúrgicos firmados por Victorius Franciscus Viola, O.F.M.:
Para el introito tenemos el verso del salmo 18: Caeli enarrant gloriam Dei… Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia las obras de sus manos.
Collecta: Padre, que en Cristo, primogénito de toda criatura, llamaste todas las cosas a la existencia, concede, te pedimos, que, dóciles al espíritu de vida de tu Espíritu, custodiemos en caridad las obras de tus manos. Por nuestro Señor… 
Súper oblata: Recibe, Padre, estos frutos de la tierra y de nuestras manos: perfecciona en ellos la obra de tu creación para que, transformados por el Espíritu Santo, se tornen por nosotros (pro nobis) en alimento y bebida de vida eterna. Por Cristo...
Ant. ad communionem Ps 97 (98), 3: Vieron todos los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.
Post communionem: El sacramento que recibimos, Padre, aumente la comunión contigo y con los hermanos, a fin de que, esperando los nuevos cielos y la tierra nueva, aprendamos a vivir convenientemente junto con todas las criaturas (una cum ómnibus creaturis). Por Cristo… 
Evidentemente, nada que objetar.
Virtelius Temerarius

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios

ESCRITOS INTERESANTES ANTERIORES

ESCRITOS INTERESANTES ANTERIORES
El cardenal Omella suspende una charla sobre noviazgo del padre Javier Olivera
Los Salesianos de Mataró homenajean a los brigadistas que confiscaron el colegio durante la guerra
«De cómo fue salvada la patrona de Barcelona»
PEDERASTÍA Y HOMOSEXUALIDAD EN EL MONASTERIO DE MONTSERRAT
L'arquebisbat de Barcelona aparta un dels sacerdots de la Casa de Santiago acusat d'abusos
El Vaticà pren el control directe del bisbat d’Urgell per “liquidar” la figura del copríncep episcopal
Apostolado “Transformados”: Dejan el mundo LGTB tras un encuentro con Cristo, sin terapias
La Iglesia catalana no para de arrodillarse ante el separatismo
La Iglesia catalana, partida en dos por el derribo de una parroquia
Omella destituye a un párroco crítico con un plan urbanístico de la Iglesia en Barcelona
Centenares de catalanes acompañan a la Virgen de Fátima por el centro de Barcelona.
Dues nuevas denuncias por abusos sexuales afectan a los Jesuitas de Casp
La CUP elige a un profe de religión como secretario general
El párroco de la Mercè, tras la retirada de la misa: «Tal vez recibamos a las autoridades tocando a muertos»
El Clínic traslada su proyecto de centro de investigación por la imposibilidad de instalarse en una iglesia del Eixample
El gran vitrall de l’església de l’Esperit Sant se salvarà de l’enderroc
Omella no está en su mejor momento: el cambio en Barcelona se acerca
La secta de la Casa de Santiago. El escándalo que la Iglesia catalana ocultó durante 30 años
Omella envía a un cura de 72 años a comerse el Santísimo de la iglesia que quiere derribar
Derribos Omella: el arzobispo desacraliza la iglesia del Espíritu Santo de Barcelona y suspende a divinis al párroco
Los memos del Bisbat de Sant Feliu de Llobregat
El hilo que une Monserrat con el Opus Dei: 85 años de amistad y protección