SEDEVACANTISMO AD PERSONAM, NO AD MUNUS

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Parece que lo de la muerte, funeral y sepultura del anterior papa, fue hace muchísimo, que es cosa de otros tiempos, de otra época. Lo cierto es que su gloria y su poder, su extraordinario poder, se han extinguido totalmente, igual que se extinguió su vida. Y con él han muerto también todos los poderes y prebendas que procedieron de su libre voluntad o de su generosidad. Creo que sí, que el tránsito de Francisco a León XIV no ha sido sólo un cambio de papa, sino un cambio de época.
El pontificado de Francisco, en efecto, fue un vuelco, o quizás un revolcón en un gran despliegue de poder y de autoridad. De poder cuasi absoluto, suelto de las obvias ataduras que impone la fidelidad al legado evangélico que se va transmitiendo de generación en generación: en este caso, de papa en papa. El pontificado del difunto papa fue tan sorpresivo, tan inesperado incluso para sus electores, como lo fue el de Urbano VI (1378), a las puertas del Cisma de Occidente.
Algo sintomático de Urbano VI es que con él el fenómeno del sedevacantismo, que se sustenta en la disputa del poder supremo de la Iglesia entre el papa y el concilio, se desarrolló en extremo. Porque queda por resolver una gran cuestión: ¿cómo proceder si el papa traiciona su misión de custodiar y transmitir el depósito de la fe? ¿Cómo proceder cuando el papa se comporta (dice y hace) como un auténtico hereje? Un papa evidentemente hereje, ¿sigue siendo papa? ¿No cae sobre él la excomunión automática? Y siendo ésta una situación evidente de sede vacante, ¿no le corresponde actuar al máximo poder colegiado de la Iglesia? ¿Cuál? O el concilio ecuménico (universal de toda la Iglesia), o el colegio de cardenales, cuya actuación en los momentos de sede vacante (a la muerte del papa) está minuciosamente regulada. Y no, no es imposible que el papa le falle a la Iglesia, igual que no es imposible que los gobernantes, por más electos que sean, le fallen a la nación. Y bien que lo estamos viendo.
En el caso de Urbano VI, el punto de partida es la declaración de nulidad de su elección por haberse hecho bajo extrema presión, con violencia física incluida. Y a partir de ahí, la desobediencia al órgano (colegio cardenalicio y concilio) que declara nula la elección e impone (y ejecuta) su repetición. Ahí empieza el caos: el gran cisma. Ahí fue donde la Iglesia aprendió que es más fácil pelear contra el cisma que contra el sedevacantismo.
Urbano VI
 Lo de Urbano VI fue de escándalo. Les salió rana. Claro que había pendientes reformas urgentes entre los cardenales y todo el clero. Pero esas reformas necesitaban tiempo y táctica. Les bastaron a los cardenales 4 meses (los que van de la elección a la anulación) para llegar al límite de la resistencia. Urbano VI logró enemistarse con todos los que le apoyaban. Su forma de gobernar totalmente despótica y atrabiliaria, le creó muchos enemigos. Como que acabó condenando a muerte y ajusticiando a 5 cardenales.    
Entre las acusaciones que pesaron sobre Urbano VI, la principal fue la de no plegarse a la decisión del colegio de cardenales que declaró nula su elección, por las coacciones que la forzaron. De resultas, al no obedecer el papa a los cardenales o al sursum corda, es declarado hereje a los cuatro meses de su elección. La misma suerte corrieron los demás papas implicados en el gran Cisma de Occidente. Se fueron excomulgando y declarando herejes unos a otros. Efectivamente, la acusación más grave tanto contra Urbano VI como contra los otros papas implicados en el cisma, fue la de no ceder a las presiones de los órganos colegiados de la Iglesia que les exigían la renuncia al papado para resolver el cisma. En el caso de Urbano VI, el colegio de cardenales y en el del Papa Luna el mismo concilio Claro que, para acabar de hacer el peso, añadieron cuantos delitos pudieron.
Siguiendo con la comparación, a nadie se le oculta que el pontificado de Francisco fue tremendamente problemático, no sólo por los temas que se abordaron, sino también por el estilo individualista que caracterizó al pontífice. Entre las decisiones de carácter estructural que caracterizaron el pontificado de Francisco, están las elecciones de personal clave, la proliferación de cardenales (en eso también destacó Urbano VI) y la interposición de un extraño organismo colegiado, los originales sínodos, reforzados con la sinodalidad como “nuevo” atributo esencial de la Iglesia. Sin que nadie haya llegado a saber qué son esos sínodos y qué es la sinodalidad, aparecieron suficientes indicios de que pretendía ser un contrapeso “democratizador” del papado. Todo ello muy inquietante, sobre todo se se le añaden los posicionamientos doctrinales tremendamente rompedores.
Es evidente que la declaración de la sede de Urbano VI como sede vacante se debió casi exclusivamente al comportamiento de este papa, que se empleó a fondo para alborotar al colegio cardenalicio y a todo el clero. Es evidente también que la intención fue buena: se empeñó en una reforma necesaria. Pero los métodos empleados hicieron imposible el abordaje de esa reforma. Tal fue la resistencia, que decidieron nada más y nada menos que expulsar al papa que se empeñó en reformarlos. Salvo error u omisión, éste es el primer caso de sedevacantismo provocado. Una sede vacante declarada (no por defunción del papa) que trajo unas consecuencias dramáticas para la Iglesia.
 
¿Y qué nos ocurrió con el pontificado de Francisco? Pues que la paciencia de algunos, llegó al límite; y pusieron en marcha el impecable silogismo sedevacantista: si el papa incurre en herejía, deja de ser papa y, por tanto, queda la sede vacante, a falta de que la autoridad competente (el siguiente papa, según la doctrina dominante) o un concilio, o el colegio cardenalicio declare que efectivamente el papa hereje ha sido depuesto y, por tanto, queda la sede vacante.   
La verdad es que, en este último pontificado, las ansias de sedevacantismo han llegado al paroxismo, adquiriendo formas de lo más sofisticado, y afrontando, los que osaron pasar al ataque, las peores represalias. No alcanzaron, de todos modos, porque los tiempos son otros, la sevicia de las que empleó Urbano VI con los cardenales que le fueron infieles. Pero es bien cierto, y lo vemos en las reacciones post mortem, que el silencio casi universal no se debió ni a fidelidad al papa, ni a acatamiento de su doctrina, sino a miedo en muchos casos; y en muchos otros, a prudencia: porque como vimos en el Cisma de Occidente, el sedevacantismo tiene muy mal arreglo y desastrosas consecuencias; mientras que la herejía del papa. Cierta o supuesta, es mucho más fácil de enmendar, porque queda totalmente en manos de Dios.
Lo que nos queda es curar las heridas del sedevacantismo, que se atenuará y se diluirá él solo al desaparecer la persona que lo motivó, quedando totalmente a salvo la Iglesia porque “el poder de la muerte no la podrá destruir” (Mateo 16:18). Los papas pasan, pero la roca de Pedro permanece firme.
Custodio Ballester Bielsa, Pbro.
www.sacerdotesporlavida.info

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13 comentarios

  1. En mi exclusiva opinión, un papa heresiarca debe de contemplarse desde el punto de vista de Jefe de la Iglesia o poder eclesial, pues el otro añadido, el poder temporal estatal de Rey, se tiene desde la Donación de Pipino en el año 756 con la creación de los Estados Pontificios. Se puede ser Papa sin ser Rey, pero no se puede ser Rey sin ser Papa, por lo que ser Rey no es consubstancial al Papa.

    La condición de papa heresiarca lo solucionó muy fácilmente Benedicto XVI tomando el ejemplo de la herejía arriana y San Atanasio (Athanasius contra mundus). Todo fiel cristiano, laico o consagrado (de religioso a cardenal), en virtud de su sacerdocio bautismal, tiene el derecho y deber de ejercer su estado de soldado de Cristo (Efesios 6) y debe de defender martirialmente a la verdadera Fé católica erga omnes, contra todos, sea el heresiarca un laico, religioso, diácono, presbítero, obispo, cardenal o papa. El laico no puede dar doctrina, pero sí puede defender la doctrina contra los heresiarcas, y lo mismo para el resto de consagrados, quienes han de defender martirialmente la Fé erga omnes, hasta contra el papa hereje, el cual no se obedece y se le opone y resiste.

    Ello se debe a la condición asimétrica entre el laico y todo consagrado: el laico vive su fe en el mundo, forma la Iglesia Doméstica, y es testigo de Cristo desarrollando su misión cristiana en el mundo, mientras que todo consagrado (de religioso al papa) es un servidor del laico (por eso el papa es servidor de servidores... del laico) y debe de nutrir la vida cristiana de los laicos mediante la predicación de la Palabra y la celebración de los sacramentos (Eucaristía, Confesión).

    Finalmente, un papa es servidor de servidores con la misión crística de salvar almas, confirmar la Fé de sus hermanos y extender e intensificar la Fé, justicia, paz y santidad de la Iglesia por el mundo, luchando contra el mal y el error. El papa heresiarca ni salva almas ni confirma la Fé de nadie, ni extiende ni intensifica la Fé, ni lucha contra el mal y el error. Además, Alcuino de York dijo que quien obedece al heresiarca, aun con ignorancia, comete un grave error, y por ello, niega el aforismo "quien obedece nunca se equivoca". La Escuela de Salamanca, de otro lado, afirma que "no se obedece ningún acto del Papa o Emperador en materia grave que cause efecto grave": la herejía lo es. Es pura lógica y derecho.

    ...

    Según el canon 335 CDC, se debe de aprobar una ley para tratar a los papas en sede impedida absoluta o prorsus impedita, pero hay una laguna legal formal porque desde 1983 no se ha promulgado dicha ley de la sede impedida prorsus impedita pontificia papal, ni por Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco y quizás León XIV:

    "Al quedar vacante o totalmente impedida la sede romana, nada se ha de innovar en el régimen de la Iglesia universal: han de observarse, sin embargo, las leyes especiales dadas para esos casos."

    Las causas de sede impedida total o absoluta son el cautiverio, destierro, relegación (el Papa es forzado a abandonar el Vaticano y se le impide ejercer su ministerio desde allí), la enfermedad física y mental incapacitante, y la herejía, cisma (en relación a Cristo-Pontífice) y apostasía.

    Pero sin lugar a dudas, al menos para mí, queda el cauce antes indicado por Benedicto XVI: ante un papa heresiarca por herejía pública y notoria, contumaz y pertinaz, que se niega a retractarse y cumplir la penitencia pública, está excomulgado latae sententiae non declarata (automática y de oficio por imperativo legal) con sede impedida prorsus impedita equivalente a sede vacante y convocatoria de cónclave para elegir nuevo papa.

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  2. No obstante, y esto es una hipótesis, este papa excomulgado quizás estaría en dos situaciones desde el momento en que queda excomulgado ipso facto et ipso iure:

    1. Carece de munus (título) y la corona real, que retorna al Colegio de Cardenales para darlo a otro papa en cónclave, pero puede recuperarlo porque falta la última fase, la de retractación y la debida penitencia: efectuada ésta, sí recupera el munus y el ministerium (ejercicio activo de legislar, gobernar, enjuiciar, enseñar y santificar).

    2. Conserva el munus pero con el ministerium activo totalmente suspendido para todo nombramiento y normativa, y sólo vuelve a ser un ministerium efectivo si realiza la retractación y la penitencia debida.

    La retractación, por tanto, es un elemento necesario, pues es el último aviso u oportunidad del pontífice excomulgado antes de perder o recuperar sus plenas facultades. Su falta implica que el munus se traslada definitivamente del pontífice no retractado al Colegio de Cardenales, la sede papal pasa a sede vacante y pierde la condición de Rey, y se inicia el cónclave.

    No obstante, queda el problema de todos los nombramientos y normativas aprobadas durante su excomunión: sin lugar alguna, o son ilícitos e inválidos y por ello nulos de pleno derecho, o sólo serán vigentes si se expurgan de toda herejía.

    ...

    Es complejo porque no hay ley que regule la sede prorsus impedita porque ningún papa lo ha hecho, pero para los laicos y los consagrados no hay problema, pues queda el cauce consuetudinario y legal de Benedicto XVI: hasta que no se retracte, no se le obedece en normativas y nombramientos, se le resiste con oposición proactiva y se defiende la Fé martirialmente.

    Y es que considerar a un Papa heresiarca excomulgado como un Papa al cual hay que obedecer siempre sus normas y nombramientos sería un pecado grave y mortal de idolatría, la nefasta papolatría. No, el papa es servidor de servidores, administrador de la Fé, no un propietario o tirano que cambia la Fé a su capricho y antojo, por eso el papa tiene sólo PLENITUDO POTESTATIS, potestad plena, suprema, inmediata y universal, pero nunca jamás tiene POTESTAS ABSOLUTA, retorciendo el cuello de la Verdad como un déspota, pues está totalmente limitado por el derecho natural y divino, la Sagradas Escrituras, la Sagrada Tradición y el Magisterio de la Iglesia.

    ......

    El P. Custodio hizo un estudio muy importante del caso del Cisma de Occidente y los papas legítimos y antipapas, pienso que trascendental para los tiempos actuales, que daba un giro revolucionario en relación a los concretos papa válidos e inválidos y la sede vacante de tres años, quedando el Papa Luna con nada menos de 35 años ejerciendo el munus pontificio. Si no yerro, esta sería la lista:

    ...

    A. Papas con munus

    1. Gregorio XI (1370-78): último papa con munus antes del Cisma de Occidente

    2. Clemente VII (1378-1394): papa de Aviñón con munus tras la nulidad del cónclave de 1378.

    3. Benedicto XIII - Papa Luna de Peñíscola (35 años, 1394-1429): papa con munus, nula deposición por el Concilio de Constanza.

    4. Sede vacante (muerte del Papa Luna 1429 - elección de Eugenio IV 1431)

    5. Eugenio IV (1431-1347): fin del Cisma de Occidente y Papa con munus, electo por el cónclave de 1431, dado que los cardenales tuvieron plena libertad y no hubo coacción, estaban separados de Martín V y su cónclave. El munus sigue con Nicolás V, Calixto III, Pío II, Paulo II, Sixto IV, Inocencio VIII, Alejandro VI Papa Borja (1492-1503) o el Papa del Descubrimiento...

    ...


    B. Papas sin munus

    Antipapas:

    1. Urbano VI (1378-89): coacción a los cardenales
    2. Bonifacio IX (1389-1404)
    3. Inocencio VII (1404-06)
    4. Gregorio XII (1406-15)
    5. Alejando V del Concilio de Pisa (1409-1410)
    6. Juan XXIII el pirata (1410-15)
    7. Clemente VIII (1423-1429)
    8. Martín V del Concilio de Constanza (1417-1431)

    ...

    En la Iglesia hubo tres papas simultáneos:

    a) Gregorio XII
    b) el aviñonense Benedicto XIII
    c) el pisano Alejandro V

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  3. A un conocido mío que meses atrás estaba considerando hacerse ortodoxo, no dejaba de repetirle que los Papas pasan, pero la Iglesia permanece.

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  4. Magnífico artículo de Mosén Custodio Ballester.

    Lo de la adoración de la Pachamama y falos diversos fueron una burla al mensaje evangélico.

    Era el momento de echar a alguien y no se hizo por miedo a perder la PAGA.

    MUY MAL POR ELLOS.

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    1. ¿Se atreverá León XIV a hacer la poda de los sarmientos podridos de la Viña del Señor?

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    2. Me sorprende que alguien considere magnífico el escrito de D. Custodio Ballester. Ahora empiezo a entender por qué es tan mal visto por muchos cristianos. Me sorprende que su blog lleve por título "sacerdotes por la vida". ¿La vida de quién, cuando aparecen ideas que son manifestación deodio, resentimiento, ataque a pensamientos basados en el Evangelio?

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  5. Así es señores, así es. Más fácil es decir que un Papa es hereje que arreglar el desaguisado consiguiente. Hubo incluso algún que otro bloguero católico insensato, y que ahora anda muy calladito, que no llegó a comprender.

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    1. Mientras Benedicto XVI estuvo en este mundo la sede estuvo impedida. Cuando murió, vacante y lo que nos queda por dilucidar es a) León XIV fue elegido por 2/3 los cardenales electores que habían sido nombrados por JP2 o B16, b) en este caso, es Papa verdadero y no un Antipapa y debe calmar el desastre que dejó F1, declararlo Antipapa y derogar cuantas herejías haya emitido. Claro que habrá "ruido de sables (o báculos)" entre los cardenales progres que quizá León XIV les resulte indigestión... Confiemos en el Espíritu Santo que guía la barca de Pedro

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  6. Muy buen artículo, coincido con el padre.

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  7. Le recomiendo al padre Ballester que investigue al personaje americano Robert Sungenis que afirma sobre el Heliocentrismo que éste no ha sido nunca demostrado. Muy, muy gordo este asunto que menciono, nada menos que si es verdad es el firmamento entero llamado Cosmos el que gira en torno a la Tierra y no al revés. Mucho más importante este asunto de Cosmología Bíblica que criticar a los pobres hombres llamados "papas".

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  8. Al anónimo de las 15:38
    ¿Le sorprende a usted, que alguien no coincida con su opinión? Evidentemente es usted de los del pensamiento único no sólo en cuestiones de fe, sino hasta en el color de los calcetines. Pero siendo así de unidireccional, es extraño que haya empezado a entender algo, lo que sea. Los de su clase no entienden, se apasionan: normalmente siguiendo la batuta indiscutida e indiscutible.
    Eso sí, lo que más me sorprende es que entienda usted que todos los que atacaron las iniciativas más extravagantes de Bergoglio y de sus secuaces, lo que hicieron fue atacar los más sublimes pensamientos basados en el Evangelio. No se pase, amigo, no se pase, que esas invectivas suyas parecen dictadas por el odio y el resentimiento que usted condena. Mire de sacar la viga de su ojo, antes de empeñarse en sacar tan caritativamente la paja de ojos ajenos. La paz de Cristo resucitado esté con todos nosotros, que dijo el nuevo papa.

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  9. 14/49, totalmente de acuerdo con su comentario.

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