EUTANASIA: ES QUE ES TAN BUENA LA MUERTE…

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Pues como el aborto: tan bueno, tan bueno, que finalmente aparecen sus beneficios por todas partes. Entre esos beneficios está el del próspero mercado de órganos. Claro que al tener que acomodar el negocio del aborto al complementario de órganos, ha sido preciso modificar de forma sustancial las características del aborto. En aras de ese negocio de órganos, ha sido preciso promocionar con determinación los abortos avanzados incluso hasta el momento del nacimiento. No hay más que ver el empeño de los abortistas más radicales, empeñados hasta la obsesión en que, si existe el derecho al aborto, existe hasta el final, es decir durante todo el tiempo en que pueda ser llamado aborto: justo en la supuesta frontera del infanticidio. Pero claro clarísimo, no olvidemos que detrás de esos abortos talmente avanzados, está el impresionante negocio del tráfico de órganos. Si no existiese este negocio, no sería necesario llegar tan lejos en la reivindicación del aborto. Al final, los hijos de nuestras entrañas, tan mercancía como los de las entrañas de la oveja, de la vaca o de la cabra. A tanto el kilo. Eso sí, unos órganos se cotizan más que otros.
Pero si nos pensábamos que eso sólo les iba a ocurrir a los niños no nacidos, es decir a nosotros mismos cuando éramos incapaces de defendernos, estábamos equivocados: muy equivocados. Al final, nos ha tocado también a nosotros, a los afortunados que nos salvamos del aborto, los que supuestamente nos beneficiábamos de él. Y como en el aborto, se procede aprovechando igualmente el momento de nuestra máxima debilidad e indefensión. Así que vayamos poniéndonos a la cola, que nos ha tocado el turno. Ahora, como las ciencias avanzan que es una barbaridad, el derecho a elegir, la “choice” ésa que llaman, no se reduce al bebé que llevas en el seno, sino que se ha extendido también al anciano, sea tu padre o tu madre, tu abuelo o tu abuela, que llevas en la silla de ruedas (sí, claro, es un derecho específico de la mujer, esclavizada cuidando a sus hijos y luego a sus padres). Tienes, efectivamente tu derecho a elegir cómo deshacerte de él: pronto nos lo incluirán también en los “Derechos humanos”. Al fin y al cabo, se trata de la “buena muerte”, de la muerte buena. Un derecho de tu padre que puedes ejercer tú en su nombre, porque ya no está en plenitud de facultades. Igual que para el hijo que llevabas en tu seno, ejerciste el derecho a la muerte asistida. Le asististe porque él no estaba en condiciones de decidir por su cuenta… y le hiciste el favor porque te autorizaba la ley, igual que te autoriza ahora a decidir por tus padres y tus abuelos diagnosticados como que no gozan de la plenitud de sus facultades.
Y como en la buena muerte de tu hijo, cuentas con la ayuda inestimable del médico. Se te autoriza a no dar demasiadas explicaciones, igual que se autorizó al médico a darte las explicaciones que quisiera y a negarte cosas tan obvias y tan claras como el latido del corazón de tu bebé, o la ecografía chupándose el dedo. Claro, el médico cobraba: pero no por evitar el aborto, sino por realizarlo. Y en el caso de tu padre, tu madre o tus abuelos, el médico cobrará por conseguir que las condiciones de la muerte sean tales, que el aprovechamiento de los órganos aprovechables sea óptimo. Con mayor razón si fueron tan generosos en vida, que se hicieron donantes de órganos.
 
Y ahí tenemos, vaya paradoja, los hospitales convertidos en mataderos. Para el principio de la vida, eso lleva ya medio siglo. Pero ahora le ha tocado el turno a la terminación de la vida, a la eutanasia, es decir a nosotros. Con una particularidad, y es que los avances de la ciencia han convertido nuestros órganos en valiosos, igual que hicieron con los de los bebés abortados. Y aquí viene la segunda parte del invento. Resulta que depende de la diligencia del médico en la certera y oportuna administración de la eutanasia, el que la parte aprovechable del difunto sea mayor o menor y que las condiciones de cada órgano sean mejores o peores. Y obviamente, porque no puede ser de otro modo, al médico se le gratifica en razón del aprovechamiento obtenido. He ahí pues, que además de mataderos, los hospitales se han convertido en factorías de despiece. 
Y todavía hay quien se cuestiona el derecho a la objeción de conciencia. Es que, en este nuevo orden del nuevo mundo, no tenemos derecho a la conciencia: porque ésta va a cargo de los sofisticadísimos sistemas de control a través de nuestros móviles. El orden establecido, el sistema, es el que crea conciencia. Porque por el camino que vamos, la eutanasia no será precisamente voluntaria, sino que obedecerá a la voluntad de ese ente anónimo llamado “Administración”. Lo mismo que ha ocurrido con el aborto: la inmensa mayoría de abortos son “de oficio”, por inercia administrativa, prescindiendo, por defecto, de la voluntad de la “paciente” que ha recurrido al sistema para que la “cure” de esa dolencia que le resta calidad de vida.
Pues es lo mismo, igual de truculento, con la eutanasia. Ahí tenemos el paradigma de la eutanasia forzosa: el caso de Roger Foley en el Hospital Victoria de Londres. Se puso a la familia ante la disyuntiva de pagar 1500 dólares o libras al día para el tratamiento que requería para luchar por la salud, o (piadosísima alternativa) beneficiarse gratuitamente del “suicidio asistido” previsto en el plan comunitario. Un caso publicitado por Caterina Giojelli a través de su proyecto Dying to meet you (“Muriendo por conocerte”), pero que se repite todos los días en todos los hospitales de nuestro maravilloso mundo. Oiga que, siguiendo la normativa del hospital, tiene que llevarse el enfermo a casa para seguir allí el tratamiento (teleasistido por el hospital, claro). Una propuesta que no está ni de lejos al alcance de la inmensa mayoría de las familias. Pero no son tan insensibles, le ofrecen una espléndida alternativa: el hospital se cuidará de administrarle con anticipación los piadosamente llamados “cuidados paliativos”, que es el nuevo nombre de la eutanasia administrativa.  
¿Alguien puede asegurarnos fehacientemente que en el Hospital de San Pablo, en el de San Celoni o el de Granollers, todos ellos cogestionados por las diócesis de Barcelona y Tarrasa respectivamente, no se están realizando eutanasias ni abortos a día de hoy? ¿Y qué decir del Hospital de San Juan de Dios de Esplugues, propiedad de la Orden Hospitalaria? Pues más de lo mismo.
Recuerdo perfectamente cuando, siendo vicario en San Celoni, me enteré de que en su Hospital Comarcal se realizaban esterilizaciones y se dispensaba la píldora abortiva en las Urgencias. Se lo hice saber al párroco del lugar, que ejercía como vicepresidente del patronato del hospital, y me respondió que él no podía hacer nada y, además, debía tragar con todo, ya que estaba condenado por su cargo parroquial a codirigir el hospital a cuenta de un Patronato. Un hospital que, según él, realizaba una gran labor social. Yo le respondí respetuosamente que el hecho era gravísimo, pues si no se actuaba con celeridad, en el futuro sería aún peor: “Este asunto es un pack, le dije. Se empieza esterilizando, luego la píldora abortiva, siguen los abortos quirúrgicos y, finalmente, la eutanasia”.
 A esto respondió envalentonado el anciano párroco: “¿Y qué quieres que haga? ¿Lo mismo que el rey Balduino de Bélgica? Montó un guirigay que no sirvió al final de nada, pues siguieron abortando como si tal cosa”. Tranquilamente, le dije: “Es verdad. Pero la Iglesia se construye con estos testimonios”. 
Y ese es el problema. De un tiempo a esta parte, nuestro testimonio cristiano se manifiesta cada vez más desvaído, desdibujado e impreciso. Los lugares comunes, los tópicos mundanos han sustituido el cuerpo de nuestra doctrina a fin de contrastar lo menos posible con el discurso dominante, el del poder político. Sin embargo, y a pesar de todo, debemos asumir ese liderazgo moral al que parece que hemos renunciado en aras de una supuesta convivencia pacífica con un mundo cada vez más pervertido y desnortado. Sin embargo, el testimonio de la verdad tiene un precio muy alto. ¿Estamos dispuestos a pagarlo?
Custodio Ballester Bielsa, Pbro.
www.sacerdotesporlavida.info
  

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20 comentarios

  1. En el aborto este famoso “to er mundo é güeno” todavía no ha llegado gracias a Dios. Pero si que el “to er mundo é güeno” llegó hace unos 150 aproximadamente al Diluvio y la Pentápolis, ya no se habla en el púlpito de estos temas. Referente a Balduino que abdicó por un breve tiempo para no firmar el asesinato mencionado, tenía muchas más razones para abstenerse porque su esposa Fabiola intentó por varias veces llevar un embarazo deseado y tuvo la mala suerte de padecer ciertos abortos espontáneos no queridos y a la larga no pudieron tener hijos por este problema. Se lo propusieron al rey de España Juan Carlos I y contestó que él era el rey de España no el de Bélgica, y a partir de ahí los obispos españoles le recomendaron que no participara en la Comunión Eucarística, que por tanto no se le vio comulgar desde aquel tiempo en público.

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    1. Diluvio, Pentápolis? ¿Quién ha escrito esto? He acertado: D. Silverio.

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    2. Totalmente de acuerdo con el Sr. Silverio.

      Por ésos crímenes execrables.vendra otro diluvio, pero será de plutonio.

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  2. Otro excelente artículo, P. Custodio.

    Algunos no podemos hacer mucho más sobre estas cosas que procurar que salgan a la luz en todo su horror.

    También muchas gracias por la bendición impartida tras su conferencia en Empel.

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  3. Sin embargo, el testimonio de la verdad tiene un precio muy alto. ¿Estamos dispuestos a pagarlo?

    ---

    Un momento, ¿y el papa y los obispos y los cardenales no están apoyando a sus curas en estos temas? ¿Es que estas tres jerarquías, junto con los laicos y religiosos dirigentes, ya cinco jerarquías, los y nos han abandonado por la ecología, la emigración, el calenturamiento global, la economía y el mundo de serpentinas del todos todos todos?

    El papa es el primero que debería de dar ejemplo:

    --- Revalido lo que dice la doctrina de la Iglesia en Gaudium et spes 27 y 51, Humanae vitae 14 de 1968, Declaración sobre el aborto 26 de 1974, la respuesta auténtica de 23 de mayo de 1988 de Interpretación de los textos legislativos, Donum vitae 2, Evangelium vitae 62 y 73, Catecismo 2270 a 2275 con anticoncepción en 2370, los cánones 871, 874, 893, 987 y 1398 del código de derecho canónico, Dignidad para recibir la Sagrada Comunión de 2004, así como el V Mandamiento, no matarás.

    Declaro solemnemente que el feto y embrión son hijos de Dios que son portadores de los derechos humanos, y que todo aborto provocado es un genocidio y crimen de lesa humanidad. Ningún aborto tiene justificación.

    Además, durante todo mi pontificado habrán misas, intenciones de misas, exorcismos, bendiciones, adoraciones eucarísticas, indulgencias, penitencias, peregrinaciones, oraciones y otros medios espirituales para perdonar a los que cometen aborto y para luchar contra las instituciones abortistas. La Iglesia estará en movilización permanente.

    Finalmente, la Iglesia apoyará la insumisión, resistencia, oposición proactiva y la desobediencia a las leyes inicuas, incluso constitucionales, que promuevan o legalicen el aborto. Nunca jamás en los hospitales, escuelas y universidades católicas se apoyará al aborto, nunca jamás vamos a permitir este genocidio de más de un millón de abortos en Europa y 40 millones en el mundo cada año: para la Iglesia, es un crimen de lesa humanidad y no lo aceptará jamás. Destituiré a todo consagrado que por acción u omisión, no apoye la lucha contra el aborto.

    ¿Dónde está toda esta energía que sí existía con Juan Pablo II y Benedicto XVI?

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  4. ¿Alguien puede asegurarnos fehacientemente que en el Hospital de San Pablo, en el de San Celoni o el de Granollers, todos ellos cogestionados por las diócesis de Barcelona y Tarrasa respectivamente, no se están realizando eutanasias ni abortos a día de hoy? ¿Y qué decir del Hospital de San Juan de Dios de Esplugues, propiedad de la Orden Hospitalaria? Pues más de lo mismo.

    Pues no debería de pasar, los obispos catalanes son directos garantes de lo que los obispos españoles dijeron hace 15 y 30 años atrás, y esta tolerancia y disimulo que practican los obispos catalanes es un pecado mortal, por si no lo saben, siendo responsables de las muertes de cientos y miles de víctimas inocentes, vulnerables, indefensas y desprotegidas, dijo San Juan Pablo II y Benedicto XVI. Su silencio y omisión los hace pertenecer a las estructuras de pecado social (Reconciliatio et Paenitentia, hay 3 estructuras de pecado colectivo, los obispos en su silencio forman parte de las tres), pues con su falta de acción, participan directamente en la continuación e incremento del aborto, que es un acto moral objetivo intrinsece malum per se semper et pro semper in omnibus locis (siempre y en todo lugar, tothora y arreu):

    Aquí están los documentos con los enlaces activos a día de hoy para que todos los obispos se los lean y dejen de ser pastores y perros guardianes dormidos:


    1. SOBRE LA PROYECTADA NUEVA «LEY DEL ABORTO». Declaración de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, 22.9.94

    conferenciaepiscopal.es/wp-content/uploads/boletin/BOCEE044.pdf
    Pág. 155: uniones homosexuales
    Pág. 159: aborto



    2. Comisión Permanente. DECLARACIÓN sobre el Anteproyecto de la "Ley del Aborto": ATENTAR CONTRA LA VIDA DE LOS QUE VAN A NACER, CONVERTIDA EN DERECHO, 17 junio 2009

    Pág. 14: conferenciaepiscopal.es/wp-content/uploads/boletin/BOCEE083.pdf

    En los numerales finales y conclusivos 31 y 32, los obispos de entonces les dicen bien claro a los oídos de los obispos de hoy en día que la Iglesia debe de luchar siempre por la vida de los nasciturus (el que va a nacer), pues la Iglesia se basa en la Civilización del Amor y es, exponen, el PUEBLO DE LA VIDA, mientras que los NO católicos forman parte de la HUMANIDAD DE LA RAZÓN (nadie con sentido de la razonabilidad acepta el aborto provocado porque ve al feto y embrión como miembro de la raza humana), y ordena que ningún católico vote a favor del aborto, crimen abominable para Dios, además de dar un imperativo de usar de las armas espirituales tal como debe de hacer un soldado de Cristo según Efesios 6, pues estamos en guerra espiritual constante y permanente, bajo nuestro general Jesucristo, hasta la derrota del mal, de los perversos y de satanás y sus demonios:

    31... Por tanto, de acuerdo con la doctrina de la Iglesia, ningún católico coherente con su fe podrá aprobarla ni darle su voto. Tampoco debería hacerlo nadie que atienda a los justos imperativos de la razón.

    32. Pedimos al Señor y a su Santísima Madre su gracia y su ayuda para el Pueblo de la Vida. Que las comunidades católicas y todos los fieles perseveren en la plegaria, en especial en este año dedicado a la oración por la vida de los que van a nacer.

    Me parece mentira que los obispos, cardenales y el mismo papa hayan perdido casi totalmente esta visión de milicia combatiente. San Pablo establece la sana costumbre de darnos aquellas armas espirituales de Efesios 6 que siempre vamos a necesitar, y hasta Jesús lo dijo:

    1. Cinturón de la Verda
    2. Coraza de la Justicia
    3. Calzado para hacer proselitismo del Evangelio de la Paz
    4. Escudo de la Fé (y de la esperanza)
    5. Casco de la Salvación
    6. Espada del Espíritu (Palabra de Dios)


    Somos «linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para proclamar las obras maravillosas de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable» (1 Pedro 2, 9). Eso parece que en Roma y en los obispados no se lo creen, ni los religiosos ni los cardenales, ni los movimientos... Son pastores y perros guardianes holgazanes.

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  5. Dicho por un exorcista para que sea sometido a crítica y estudio:


    1. Los niños abortados también pueden ir al purgatorio. ¿Por qué?. Es fácil, porque no son capaces de perdonar suficientemente, tienen odios, resentimientos, contra la madre que solicitó que lo mataran, los médicos que los mataron, los farmacéuticos que dieron la pastilla abortiva, los enfermeros que colaboraron, todos los demás intervinientes (familiares, padre, asesores, sindicalistas, políticos...) que pusieron dinero, servicios, ayuda, palabras o ánimos para abortar.


    2. Estos niños pueden ser ánimas errantes. Se diferencían de las ánimas del purgatorio porque aún habiendo recibido la sentencia divina (todo el mundo es sentenciado después de morir), se convierte en ánima errante porque aún está en un período propedéutico, es decir, en estado de preparación para que acepte y comprenda la sentencia de purgatorio que ha recibido. Tendría tal nivel de no aceptación del crimen que se le ha cometido, que necesita enseñanza y conocimiento para aceptar lo que se le ha impuesto, para que comprenda y acepte tanto el acto perverso de su asesinato como la falta de amor y de perdón que tiene ante este acto.


    3. Un niño puede ser, por tanto, ánima errante o ánima del purgatorio. Esto es así porque si bien no ha cometido ningún pecado ni acto moral de discernimiento en un sentido del bien y del mal (es obvio), no obstante el ser humano está compuesto de cuerpo y espíritu. Y es éste espíritu es el que recibe el juicio de Dios, ya que este espíritu puede estar muy impurificado por la falta de amor y por el exceso de ira y odio por la injusticia que le han hecho aquellos quienes debían de protegerlo: madre, padre, abuelos, familiares, farmacéutico, médico, enfermera, auxiliar de hospital, abogado, sindicalista, asistente social, políticos, curas, obispos, cardenales, papas, diáconos... Ante Dios y el paraíso no entra nadie con el menor defecto. Hasta el Padre Pío sufrió un momento de purgatorio para purificar los pecados veniales que cometió.

    El catecismo diferencia los dos pecados:

    1855 El pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior.

    1857 Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: “Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento”

    1885 in fine. El pecado venial deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere.

    1862 Se comete un pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita por la ley moral, o cuando se desobedece a la ley moral en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento.


    4. Los que cometen aborto, van a sufrir unos tipos de juicios:

    a) el juicio particular, por el que se juzga todos los actos morales de una persona

    b) el juicio universal, cuando todas las personas van a saber todas las gracias y pecados que han habido en la historia, es decir, se van a ver todos los pecados sociales

    c) el juicio de las naciones, por el que se juzga a las naciones, todas, por sus pecados sociales, se verá todo el conjunto de pecados estructurales, todos, hasta los más ocultos y apartados y escondidos. Las naciones cristianas serán juzgadas en las generaciones que han cometido apostasía, como el tolerar el aborto, la eutanasia, la ideología de género, el laicismo de exclusión...

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  6. Esto mismo ocurre en Países Bajos, uno de los lugares pioneros en promover la eutanasia. Allí cuando eres mayor, e incluso estando sano, los médicos te convencen para aceptar el suicidio asistido para no ser una carga para el resto de la sociedad... si estás enfermo, ya ni hablamos.

    Estuve viviendo allí durante tres años y en 2019, sacaron una ley por la cual (salvo que tú dijeras lo contrario) todos tus órganos eran donados al Estado cuando fallecieras.

    Que bonito y solidario todo... leyendo este artículo sobre el negocio del tráfico de órganos me doy cuenta de lo que puede haber detrás... todo ello sin olvidar que el Estado se hace dueño de tus órganos después de muerto (cual impuesto de sucesiones tienen que pagar nuestros herederos) para hacer con ellos lo que quiera. Huelga decir que firmé un documento negándome a que el gobierno de Países Bajos se quede con mis órganos (si soy residente allí y mi fallecimiento acontece allí).

    Una cosa es la solidaridad (voluntaria) de los donantes de órganos (y decidiendo qué organo(s) quieres donar) y otra que, por defecto, sea el Estado quien decida por ti.

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    1. Excelentemente observado y muy bien razonado.

      La cultura de la muerte es satánica y como tal tiene un carácter expansivo.

      No se detiene ante ningún tipo de consideración ética, moral, axiológica o deontológica, ni jurídica ni constitucional.

      Estos medicuchos matasanos son en realidad unos genocidas, unos diocesillos que se piensan que están por encima del bien y del mal y de la vida y de la muerte.

      A estos inhumanos médicos les importa un bledo cualquier tipo de verdad, y lo único que les importa es una firma burocrática en un papelucho que diga que un anciano o un enfermo o alguien debilitado, que está en una situación invol de vulnerabilidad e indefensión evidente y absoluta, falsamente consiente y falsamente conoce la completa licitud y alcance del acto del aborto o de la eutanasia.

      Son unos vulgares agentes del mal y de la perversión, incumplen su deber de atender a la vida vulnerable por razón de edad, capacidad o enfermedad.

      Son la simple extensión malvada de unos políticos corruptos.

      A todos ellos les alcanzará la ira divina, tanto en la tierra como en el más allá, si no hay una verdadera conversión de este camino de ruina y aniquilación de la vida humana.

      Al final con el paso del tiempo, va a resultar que Hitler ya Stalin eran unos simples moderados, pues solo en el tema del aborto se calcula que desde su legalización en 1973 en Estados Unidos, y mucho antes en los países de la órbita soviética y comunista, ya ronda más de los mil millones de abortos...

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  7. Las leyes perversas y criminales contra la vida en todas sus fases, establecidas por el socialismo en España, no hubieran podido ejecutarse si hubiera habido una respuesta contundente del mundo católico. Pero no la hubo. Sólo cuatro y el cabo se han manifestado en la calle y cinco con el sargento en medios públicos.
    Empezaron ganando el relato, que dicen ahora. Es decir los periódicos de todo pelaje, empezando con vehemencia por El País y La Vanguardia, comenzaron a preparar el terreno hablando del derecho a decidir. Lo expandieron los medios afines, la Ser y las radios y televisiones públicas, incluida la catalana. Esa ola letal llegó incluso a los conventos (sor Forcades), parroquias (el cura sufragador de abortos), centros de enseñanza, etcétera.
    Para el relato necesitaban introducir una serie de sofismas que atontaran a la gente y la predispusieran a la aceptación de sus principios criminales. Cada uno aportó su grano de arena. Unos resaltaban el derecho a decidir, es decir a matar, pero no el derecho del interfecto a vivir. Otros apelaban a razones de compasión (sacrificio de ancianos), otros decían incluso apoyarse en la ciencia, con la distinción entre pre-embrión y embrión, según se hubiera implantando o no en la pared uterina. Y lo convirtieron en ley. Empezando por los últimos legalizaron en Oviedo el sacrificio de embriones tempranos creados ad hoc o sobrantes de los ensayos de fecundación in vitro. La eutanasia que los socialistas llevaron a cabo con Illa al frente en la epidemia no fue inferior a muchas masacres de la historia de la humanidad. Y en lo relativo al aborto, pusieron fecha para la guillotina. Ni enfermedades congénitas, ni violaciones, ni nada: se mata y punto hasta determinada fecha. Ante la monstruosidad de esa ley no le tembló la mano a Conde Pumpido para aceptar su constitucionalidad. Y bajó el pulgar.

    ¿Cómo han reaccionado los hombres de Iglesia? O no han reaccionado o el miedo ha impedido oir con claridad sus palabras. Han aparecido como voces de Iglesia los partidarios y entusiasmas, por lo que se ve y lee, de ese criminal proceder en las distintas fases de la vida. Me refiero a tanto sacerdote "progre", a tanto abad y, sobre todo a tanto militante socialista que envuelve de lodo la doctrina de la Iglesia. Es la famosa salida de "que a mí me importan más los pobres ya vivos". Como si a los que piensan en los pobres vivos pero no autónomos no nos importaran los otros. Mucha basura intelectual, mucha miseria moral.

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    1. Total y absolutamente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.

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    2. Conde Pumpido tiene una mirada que puede clasificarse de mefistofélica. Otro pobre hombre más en este entramado corrupto que lleva décadas gobernando, sea izquierdas o derechas, todo R78

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  8. He ordenado en mi testamento vital que no se me aplique la eutanasia, que acepto calmantes, aunque deseo que no me prolonguen la vida artificialmente si mi muerte es inevitable.
    El quid de la cuestión es que esta sociedad hedonista solo acepta los placeres mundanales, y no quiere ni oir hablar del sufrimiento, y menos de la muerte. No creen en Dios ni en otra vida en el más allá.
    Por lo que a mi respecta, mi deseo es tener una muerte lenta, despedirme de los mios, y no perderme esta experiencia única del tránsito de este mundo al otro.

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    1. 12.28 Yo tenía un Testamento vital redactado en los términos del suyo y hará unos 2 años los rescinde porque vi una puerta abierta a los médicos para que me "eutanasiaran", disfrazado de "paliativo". No quisiera sufrir pero ĥágase lo que Dios quiera, eso.si sin darles carta blanca a los "medicos"..así que ellos sabrán si me "paliativan en exceso" pero yo no se lo habré facilitado

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  9. Yo estoy siempre a favor de todo lo que haga Mosén Custodio Ballester Bielsa.

    CON TODO!!!

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  10. Al tráfico de órganos de adultos muertos procedentes de la eutanasia o de una muerte natural, me parece que también hay que añadir el tráfico e investigación de órganos y tejidos procedentes de fetos y embriones que están abortados.

    Me da la sensación de que estamos ante la universalización de una ética pragmática banal: lo moralmente bueno es lo pragmáticamente útil.

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    1. De parece, nada. Existen vídeos en los que los responsables "médicos" de Planned Parenthood hablan de los precios de los órganos fetales y de cómo extraerlos del bebé para mantener su valor comercial.

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  11. Dios le bendiga padre Custodio y el Santo Angel Custodio de España interceda ante Dios por esta patria rota en jirones

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  12. Claro, claro, los ingleses dicen "time is money", que hemos traducido por "el tiempo es oro"; pero lo nuestro, lo cristiano, es "el tiempo, Dios lo da". Es normal que a quien está convencido de que todo tiempo haya que convertirlo en dinero, no le cueste nada llegar a la convicción de que también nuestro cuerpo ha de ser convertido en dinero, todo él si se puede. La cosa es distinta para los que pensamos que la vida nos la ha dado Dios, y que por tanto no podemos disponer de ella... ni de nuestro cuerpo una vez muertos.

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