Asegura Omella que “la Iglesia no va a hacer batallas para hacer caer gobiernos”. No ha sido siempre así. La Iglesia progre (en realidad, la que emergió del Vaticano II) tiene a gala haber hecho todo lo que pudo por desbancar la dictadura franquista, y de paso, el nacionalcatolicismo, ligado a lo más tradicionalista de la propia Iglesia. Fue la gloriosa época de “contra Franco vivíamos mejor”. Recordemos la manifestación de curas, todos ellos con sotana (los del espíritu del Concilio, ya no la llevaban) en Barcelona, por la Vía Layetana; y las muy notables movidas del clero y del episcopado catalán para hacer caer la monarquía (mucho más que un gobierno) y alzar las repúblicas balcánicas. Esto último, compartido-consentido-gobernado también por Omella. Y recordemos la gran apuesta de Juan Pablo II en el derrocamiento del régimen soviético en Polonia. No es la Iglesia, sino sus momentos. Y hoy la Iglesia no está para batallas ni por la fe, ni por la moral tan vilmente arrastrada, ni por nada. La Iglesia está por pegarse al terreno, vivir el momento, no contrariar al mundo (ni al demonio ni a la carne) y llevarse bien hasta con el diablo.
Bueno, eso en cuanto a la supuestísima neutralidad de los obispos, es decir de la Iglesia jerárquica en cuestiones políticas. Salvo que es el poder vigente, aunque sea del mismo diablo, el que sostiene económicamente a la Iglesia. Porque respecto a quien no toca poder, la cosa es distinta. He ahí un titular: “Los obispos piden a Abascal ‘respeto’ y ‘belleza’ (¡qué finos!) tras sus palabras sobre ‘colgar de los pies a Sánchez’.” Se nota por dónde andan las querencias del “poder eclesiástico” (¿el séptimo poder?). Eso iba a cuenta de esos grupos de católicos asilvestrados que rezan el rosario frente a la sede del PSOE en Madrid, por la conversión del gobierno, o en su defecto, por su caída.
Omella manifiesta que no está de acuerdo con esas movidas ultracatólicas. La Iglesia no debe tomar partido, dice. A no ser que se trate, claro está, de la Iglesia Catalana. Buscar acuerdos es la consigna de Omella. “Crear puentes y no muros”. Aunque los puentes lleven a la muerte de la familia y a la eutanasia de la Iglesia, de España, de Europa y de Occidente, cuya mayor industria es la muerte, tanto al principio como al final de la vida; y ahora también la gran industria de la muerte mediante las guerras. Aunque en éstas, la Iglesia no tiene criterio propio sobre quién es el bueno, y quién el malo (¿sólo en esto?). Se deja llevar por los vientos (de la opinión, vientos del mundo) que soplan con más fuerza; aunque en la mayoría de los casos, el ganador seguro y el promotor sea el mismo (¿Y eso, a quién le importa?), que hace negocio con los dos bandos: es el complejo militar industrial, sostenido entre otros por los todopoderosos fondos de pensiones, dedicados a mejorárnoslas por todos los medios posibles, incluido éste. ¿Hay algo más benéfico que eso? Y, eso sí, “trabajar codo a (mejor ‘con’) codo” por el bien común.
Y justamente pensando en el bien común a su manera y callando lo que hay que callar, la Conferencia Episcopal ha permitido que algunos obispos, hablando en nombre propio, claro está, se manifestasen contra la amnistía de los golpistas y de los que se agregarán de propina. El secretario de la Conferencia Episcopal, en cambio, obviamente hablando en nombre de la institución, se ha manifestado inequívocamente a favor de los indultos, por mantener un clima de “amistad civil” y de fraternidad. Siguiendo la sabia norma monacal para vivir en paz: “Bene esse cum priore”, estar bien con el prior, con el que manda.
El cardenal Omella, que no le ha dirigido ni tan siquiera insinuado ningún reproche al presidente del Gobierno (y no será porque no los merezca, desde la simple perspectiva de la Iglesia), se ha permitido criticar las palabras de Abascal y darle piadosos consejos cristianos o de autoayuda: "Tenemos que aprender a respetarnos y a convivir y siempre que hablamos de las personas, estén en un cargo público o en uno privado, ha de ser siempre con respeto y, si puede ser con belleza, mejor". Y abundando en el argumento, ha sacado eso de “Verum (no es una indirecta a Sánchez por sus continuos embustes), bonum, pulchrum” igual que en su día María Teresa Fernández de la Vega con su “In necessariis únitas, in dúbiis libertas, in ómnibus cáritas”; que los latines visten mucho. Y ya para redondear el buen consejo, añadió: “Diga siempre la verdad -y puntualizó- y la verdad hoy no es siempre lo más evidente (inteligentísima la puntualización; ¡hoy la evidencia no es un elemento de juicio fiable!); dígalo con bondad, no de manera hiriente; y dígalo bellamente, de manera diplomática”.
Y claro, cuando llega aquí la reflexión de Omella, se acuerda uno de la rueda de prensa en el Pontificio Colegio Español San José, en la que nuestro cardenal se nos muestra en estado puro: llano, franco, campechano, con algunos rasgos diplomáticos como ése de “agradecerle al papa la visita apostólica a los seminarios de España”. Algo así como una inspección para ver si se estaban cumpliendo correctamente las órdenes del Vaticano y de paso apretar algunas tuercas. Sí, claro, fue muy diplomático darle las gracias al papa por eso que tan inquietos había tenido a los obispos.
Pues sí, se ocupa de la salud del papa, que lo encuentra muy bien, que en las dos horas que ha durado la audiencia, ni siquiera ha tosido; en cambio se iban escuchando toses de los obispos. No, “el papa no está tan malo, enfermo quiero decir; con la pierna sí: el pobre hombre anda muy mal” (minuto 11,30 de la rueda de prensa). Y ya en el minuto 56, cuando un periodista le pregunta, creo, si vendrá a España para animar a los jóvenes a decidirse por el sacerdocio, Omella responde con toda franqueza: “pero el pobre hombre no puede ir a todos los países del mundo para animar las vocaciones”. Ya van dos. Es una expresión diría que demasiado coloquial, tierna quizá, si así se quiere interpretar; pero nada diplomática. A ningún ministro se le ocurre usar la expresión “pobre hombre” para referirse al presidente o al rey. Ni he escuchado nunca en ningún sermón que ni cura no obispo alguno dijera que Jesús era un “pobre hombre”. Hombre pobre sí, pero no pobre hombre. Y del papa no se puede decir que sea un hombre pobre: no hay más que ver el inmenso séquito que lleva cada vez que se desplaza, que a más de un jeque árabe le producirá envidia. Pero tampoco está bien llamarle “pobre hombre”. Vaya la franqueza y la espontaneidad por el pequeño desliz diplomático.
En el mismo tono de sinceridad y sencillez, cuando confiesa “Soy de letras, y malas letras”. Quizá sobraba tanta humildad, que podría estar bien en la persona, pero no en el cargo, que queda así devaluado. Claro que también a esta afirmación le falta diplomacia. Muy sincero y genuino también cuando los periodistas le insisten preguntando sobre los contenidos de la audiencia, si no ha salido el tema de los abusos, que algo no encaja en este viaje de todos los obispos de España a Roma. La respuesta, que no, que bueno, que no explícitamente, que no miento, que a lo mejor me he dormido cuando ha salido ese tema. Y en todo caso, que intelligenti pauca (¡qué bien le sientan los latines a todo un cardenal!) “Por Jesusito, que te digo la verdad”. Aunque sí que salió lo de los curas con sotana paseándose las sastrerías eclesiásticas de Roma. ¡Pobre hombre! Esa expresión no es ni bella ni diplomática.
Virtelius Temerarius
Hoy te felicito Virtelios has dado en el clavo de la Iglesia derrotando gobiernos, entendiendo la iglesia compuesta de muchas parcelas de poder independientes donde cada parcela va a lo suyo y en este caso la parcela de Omella no derrota ningún gobierno porque no le toca el momento. Hoy tu artículo lo encuentro espectacular digno de colgarlo en un escaparate. Felicidades.
ResponderEliminarEn canvi jo trobo aquest article vergonyós. No sap construir?
EliminarTotalmente de acuerdo con el Sr. Don Silver Garrell.
EliminarY de Gerona na de na. Ya han enterrado al último emérito que quedaba y a este paso van a enterrar al administrador diocesano.
ResponderEliminarPor edad no seria difícil enterrarlo, 77 años
EliminarÉs muy triste que llegues a Cardenal y sigas soltando pendejadas
ResponderEliminar¡Qué gran comentario! ES MUY TRISTE QUE LLEGUES A CARDENAL Y SIGAS SOLTANDO PENDEJADAS.
EliminarLas simplezas, las carga el diablo: “el papa no está tan malo, enfermo quiero decir; con la pierna sí: el pobre hombre anda muy mal” (minuto 11,30 de la rueda de prensa) EL POBRE HOMBRE ANDA MUY MAL. Omella dixit. Y es evidente que no lo dijo de mala fe.
EliminarPero es evidente también que para lo muy mal que anda el papa de teología, de fe (¡hay que ver la de disparates que suelta!), de moral, de caridad cristiana (algunas de sus palabras y de sus actuaciones, rezuman odio, rencor y venganza), lo de la pierna no es nada. En comparación, en el aspecto físico está hecho todo un atleta. ¡Pobre hombre! Menos mal que al decir "el papa no está tan malo" se dio cuenta de que eso no sonaba bien y corrigió enseguida: "enfermo, quiero decir". Porque efectivamente, asociar en el caso de Francisco los términos de "papa" y "malo" es sospechoso ya en español (es una acusación taimada, más propia de los enemigos). Pero cuando intentas traducirlo a otras lenguas que no distinguen entre "ser" y "estar", la cosa queda estridente, dejando al descubierto la posible mala idea.
En fin, se confirma también en este desliz lo del comentarista de las 21:08.
Operación Bollycao o cómo los orgullosos, soberbios y vamodosos de El País cayeron de cuatro patas en su propia trampa en el caso de los abusos, denunciando la mala praxis de El País y usando de una vieja táctica periodística de infiltración (por cierto Omella no quiso comentar esta metedura de pata absoluta de lo que parecen sus amiguitos de El País)
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/live/dng5ACcZCTk?si=zBFuUFb5ceTmMBMT
Joan Josep cardenal Omella ha escrit una carta sobre pastoral vocacional. Tota molt bonica. Ara bé, verba movent, exempla trahunt. Algú pot pensar de debò que un jove, veient com es condueix el senyor Cardenal (pobre home), pot arribar a pensar:"jo voldria arribar a ser com aquest"? Doncs amb això està tot dit. Qui habet aures audiendi audiat.
ResponderEliminarLo último que puede decir un sacerdote es que el rosario es un cuentaavemarías o que no debe rezarse en público. No digamos si es obispo en grado eminente. Son disparates de aurora boreal, que descalifican al que así desbarra. Es manifiesto que todos nos hemos dormido en algún misterio, sino en los cinco. Pero eso no obsta para que la voluntad de orar fuera cierta.
ResponderEliminarLa defensa de la moral privada y la moral pública no está vinculada a ningún partido. Sólo los cobardes hablan de equidistancia en casos flagrantes de indignidad e inmoralidad. Ante el aborto no se puede decir que se habla demasiado y demasiado poco de la pobreza de los vivos. Eso es un sofisma bastardo que oímos en ocasiones de labios de eminentes reverendísimos. Del aborto no se hablará nunca bastante ni de la pobreza tampoco.
No sé si Omella vota al PSOE, el partido del aborto a plazos, incluso cuando en el plazo entra ya el niño perfectamente individualizado en su corporeidad. Lo que sí sé es que presentó un libro sobre uno de los principales azotes de la doctrina de la Iglesia y de sus ministros en tiempos de la República como si fuera nada menos que un cristiano.
Omella desbarra demasiado. Ese error, para quien conozca la historia de Fernando de los Ríos, resultó sorprendente por lo objetivamente perverso de su intención.
Totalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.
EliminarAl final pondrán en los altares al masonazo anti-Catolico Azaña.
El mundo al 🙃🙃🙃
Tiempos recios Valderas.
EliminarEstesen todos tranquilos, que no cunda el pánico.
ResponderEliminarMandarán una soflama en forma de Motu Propio sobre el cambio climático y todo arreglado!
MOTU PROPRIO es lo correcto.
ResponderEliminarPerdonen.
Ésto de autorizar a los Sacerdotes a bendecir sodomitas y demás pecadores públicos por parte del gran jefe está muy mal.
ResponderEliminarQue alguien me explique que pasa aquí!
Gracias.
Ni en el Siglo de hierro del papado se declararon tantas herejias como ahora.
ResponderEliminarPor favor, que alguien sensato haga algo .
Auxilioooo😭🙏
La estatuilla que hay detrás de los semovientes, parece de Zwinglio, verdad?
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