No sé si no hubiera sido más acertado titular “El siglo de los inocentes”. Estamos en la celebración de esta fiesta tan singular para la que se requieren víctimas (víctimas bufas), elegidas entre los más bobalicones, totalmente crédulos, a los que es facilísimo colarles las cosas más absurdas. Naturalmente se elige a los más débiles: antiguamente, eran los aprendices en los talleres, a los que los maestros les encomendaban tareas irrealizables o ridículas. En general suelen (solían) ser los niños en los colegios o incluso en la familia, que les pegaban la inocentada a los más pequeños e ingenuos, poco prevenidos respecto a la celebración del día. Y todo ello en un entorno de diversión y jolgorio. Inocentadas que quedaban en eso. No era nada frecuente que, a la vuelta de un año, alguien volviera a ser víctima de otra inocentada. Eso quedaba para los que venían detrás.
Y evidentemente, los inocentes (“¡Inocente, inocente!”) eran una ínfima minoría que se convertía para la inmensa mayoría de gente despierta y avisada, en motivo de jolgorio, también muy inocente. Nunca una broma pesada adquiría naturaleza de inocentada.
Me ha hecho pensar en esta perspectiva, la racha de inocentadas que nos están colando en lo que va de siglo. Sobre todo, en el último decenio. Es que se necesita ser bobalicón para tragarse acríticamente la ristra de sandeces con que nos tienen entretenidos: todo un estudio sociológico que nos da la medida, realmente estremecedora, del lamentable nivel de gregarismo en el que está la población de casi todos los países. Y no afecta sólo a la antigua minoría de bobalicones e inocentones. El problema es que afecta no sólo a los incultos (los no cultivados), sino también a las élites de cultivados académicamente. Todos formando parte del mismo rebaño y del mismo unísono balido. Es estremecedor.
Hace un par de días vi y escuché con suma atención un video de unos 20 minutos que me pareció extraordinario. Y no por el tema que trataba, sino por cómo lo trataba. Algo que el siglo pasado era totalmente habitual y estaba entre las exigencias estándar, como es el análisis del tema y la ponderación de pros y contras, se ha esfumado de la inmensa mayoría de los medios y recursos de comunicación, que han optado por convertirse con esta renuncia, en medios de adoctrinamiento. Han desaparecido los espacios de debate, porque para la gran mayoría de los temas en candelero, no se admite el debate. Persiste todavía en nuestra memoria el genial espacio de debate de José Luis Balbín, “La clave”, en la 2 de Televisión Española. Ahora queda ese subproducto de las tertulias, en que los mismos de siempre y para todos los temas, se reparten adecuadamente los papeles para darles a los televidentes la impresión de que hay diversidad de opiniones. Y eso ocurre en todos los medios… incluidas las redes. ¿Por qué las llamarán redes?
No puedo imaginarme una clave llevada por Balbín, sobre la ideología de género, sobre el calentamiento global, sobre el derretimiento de los polos, sobre el Covid y las gripes de antaño (incluida la aviar, la porcina y las de todos los inviernos), sobre las vacunas, sobre la guerra de Ucrania, sobre la Agenda 2030, sobre las energías renovables, sobre lo verde (hasta al carbón lo han vuelto verde), sobre el vuelco violento de la industria automovilística hacia la electricidad… Y ya de puestos, sobre el endeudamiento de los Estados, sobre las políticas fiscales, e incluso sobre la salud democrática. Hoy el debate sobre todo esto es imposible; y además está prohibido. No sabemos por quién, pero está prohibido discutir esos temas e incluso manifestar dudas o hacer preguntas sobre los mismos: porque al estar de acuerdo todos los medios de comunicación y todos los sistemas de enseñanza, lo único que puede hacer el debate es intoxicar. Elemental, ¿no?
Pues sí, el video al que me refería, trata sobre el hidrógeno verde. (De momento piensa uno en el color del hidrógeno, que es incoloro, y en el color de la electricidad obtenida del sol o del viento, que verdes no son; ¡ah!, y se especula ya con el hidrógeno rosa). Y como es un tema sobre el que aún no se ha dogmatizado ni se han arbitrado aún líneas de actuación política al respecto, pues todavía no se ha lanzado a los medios ni a los centros de enseñanza, la consigna de que todo lo que era discutible ya “se” discutió y de que “se” fijó ya la doctrina sobre el tema. Aún no hemos llegado a eso.
Y claro, el hombre que hacía esta exposición, pasaba por todos los puntos conflictivos, por todas las preguntas sin respuesta. Su punto de partida fue el maravilloso proyecto de “hidroducto” (neologismo que significa “gran tubería conductora de hidrógeno”) que irá de Barcelona a Italia, a través del Mediterráneo. En primer lugar, decía el ponente, se trata de una alternativa a los pocos kilómetros que faltan para unir la red de gasoductos de España con los de Francia y el resto de Europa. Ahí surge la primera avalancha de preguntas sobre la desproporción entre la solución y el problema. Eso que dicen de matar moscas a cañonazos. Pero luego viene la cuestión de lo bellísima que es la idea de romper el enlace entre el hidrógeno y el oxígeno en el agua, que está aún en mantillas y que requiere algunos lustros de investigación y desarrollo. Porque el mayor problema está en la enormidad de energía que se necesita para disociar el hidrógeno del oxígeno; y si el hidrógeno ha de ser verde, se necesita plantar millones de hectáreas de paneles solares y de molinillos. Todo tan verde, que empieza a llevarse bastante mal con la agricultura, que sí es verde. Y luego vienen los problemas del transporte, que requiere una presión tremendamente superior a la que requiere el transporte por tubería de gas y de petróleo. Y más y más problemas.
En fin, que fue una fiesta para mi entendimiento que el autor del video me pusiese ante un tablero de ajedrez tan complicado. Al mover cada pieza había que tener en cuenta todas las demás. Y esto, en el especial contexto de la lucha de los grandes bloques por el monopolio de la energía, que ésa es al fin y al cabo, la madre del cordero.
Y claro, cuando veo cómo nos han colado la complejísima ideología de género, con las implicaciones y ramificaciones que conlleva, hasta llegar a la reivindicación del derecho de los niños a tener relaciones sexuales con quien quieran (eso sí, “consentidas”) y al no menos importante derecho de los niños a cambiar de sexo; pienso en la inocentada en la que hemos caído como bobalicones absolutos, sin el menor debate, sin derecho a dudar para nada. Y no me digan que no es esto mucho más complejo que la descomposición del agua para obtener de ella “hidrógeno verde”. ¡Menuda inocentada!
Pero lo más lamentable es que la lista de inocentadas a las que inocentemente (es decir, estúpidamente) nos hemos sometido, no se detiene ahí ni muchísimo menos. Muchos son los que ven “el relato” de la guerra de Ucrania de muy mal gusto (hasta el Vaticano ha tenido que pedir disculpas a Rusia por haberse apuntado el papa, tan inocentemente, al relato otánico (poniéndose inocentemente del lado de uno de los dos bloques en conflicto).
Y son muchos los que ven que en la gestión de la pandemia han estado colándonos una inocentada tras otra. Y nosotros, sin perder el candor y la inocencia. Y sin liarnos con preguntas inútiles que no sirven más que para sembrar la inseguridad en las inocentes almas de la población.
Y más, y más, y muchas más inocentadas (también en el ámbito de la Iglesia, también) cuyo solo recuento puede incomodar a más de uno que cree no ser víctima inocente. La más reciente, la usurpación del poder judicial por parte del poder ejecutivo. Inocentada que les pareció totalmente inocente a sus inventores.
En fin, que al paso que vamos, llevamos camino de convertirnos en los santos inocentes a los que se cargó Herodes… empeñado en matar al Dios-hombre. Pues eso, parece que de lo que se trata principalmente es de matar a Dios en el hombre. ¡Menuda inocentada!
Virtelius Temerarius
Todo muy diabólico y la gente apoyándolo.
ResponderEliminarDicen que Putin es un criminal y no se dan cuenta que es el último TOPE que detiene al diablo para conseguir sus objetivos.
Cierto y hasta el Papa ha caído en la trampa de criticar preferentemente a Putin antes que a Zelenski.
EliminarCierto, y Benedicto XVI lo dijo muy claro:
ResponderEliminarEl Anticristo, o su prefiguración, tiene dos calendarios:
1. La Dictadura del Relativismo
2. El Credo del Anticristo
Cierto que la inocentada mayor no es de un siglo sinó de algo más, es de tiempos de Darwin. La INOCENTADA en mayúscula es el Evolucionismo, y tirando más atrás en el tiempo casi 1000, años la mentira de Heliocentrismo de Galileo. Galileo no demostró nada (Benedicto XVI). A los creyentes cristianos nos han colado mentiras que son unas inocentadas del tamaño de un camello pasando por el agujero de una aguja, y todos contentos. Por cierto, que, un par de años atrás se puso en el candelero de actualidad si pueden existir habitantes en otros planetas y algunos obispos católicos se manifestaron muy contentos de que así fuese. Se quemó a Giordano Bruno por predicar este disparate antibíblico y gran parte del Clero Católico ni se han enterado que la Iglesia no se puede equivocar llevando a hoguera por cualquier herejía que sea leve, esto en su tiempo era "gravísimo". Hoy en dia las herejías ya no son gravísimas y se permiten las inocentadas de ciertos obispos y ciertos clérigos que nos las cuelan impunemente.
ResponderEliminarSr. Garrell, oi que abans de parlar de l'Evolucionisme podria informar-se seriosament sobre el tema?
EliminarTotalmente de acuerdo con el Sr. Silver Garrell.
EliminarHo día de Los Santos Inocentes. Me ha gustado visitar el video del Corpus en Manhattan, con salida y retorno en la iglesia de Los Santos Inocentes de esta modernísima ciudad. https://www.religionenlibertad.com/video/41996/corpus-christi-por-las-calles-de-manhattan.html
ResponderEliminarOraciones por SU SANTIDAD BENEDICTO!!!
ResponderEliminarHacía tiempo, Virtelius, que uno esperaba un comentario como el suyo sobre la falsedad, la mentira, el sectarismo de los medios de comunicación. Coja, por ejemplo, El País o La Vanguardia, por indicar uno de Madrid y otro de Barcelona. En un lenguaje profesoral, título que nadie les ha concedido y que no parecer merecer si atenemos a los continuos errores de todo tipo de sus editoriales y comentaristas, suelen dar lecciones de democracia, de honradez, etcétera. De democracia cuando los dos han sido defensores acérrimos de la política anticonstitucionalista del gobierno de Sánchez, como se vio en la anulación del Parlamento, denostada por el TC. O en la defensa de la sedición y la malversación, por seguir con los ejemplos más sórdidos de medios que deberían se deontológicamente críticas. Sectarios, o mendaces, en cuanto representantes de la verdad a medias, la peor de las mentiras. Nada informan sobre los graves problemas de la población, la yugulación de derechos elementales como el derecho a la vida, a la educación en lengua propia, a la libertad de enseñanza, etcétera. Tanto los medios del Conde como los de El País son receptores de sustanciosas gabelas por parte del gobierno de Sánchez. Si pasamos a los medios televisivos, la desvergüenza, la deshonrosa y la falsedad de los hechos están a la orden del día. La ridiculización de la Iglesia es el pan nuestro de cada día de televisiones como las cadenas públicas, TVE y TV3. Lo de TV3 es de aurora boreal. Las burlas de Benedicto XVI dejaban en ridículo al cardenal Martínez Sistach cuando éste hablaba de la "nostra". La Iglesia es objeto de chanza constante con el fin de debilitar su crítica al poder político de Sánchez, Junts y ERC, partidarios de una eutanasia cruel, del aborto como medida de regulación de la natalidad y de la perversión de adolescentes con las leyes trans. ¿Cómo va a criticarlo la Iglesia si a cada momento El País, la Ser y Huntington Press, los medios del gobierno, junto con la Vanguardia, no dejan de poner de manifiesto casos de pederastica clerical? Otro gallo cantaría si tuviéramos obispos a la altura de las circunstancias y no los que por desgracia nos han caído en suerte.
ResponderEliminarNo voy a entrar en otro tipo de groserías y desvergüenzas como la de ayer mismo contra el himno nacional ayer en TV3, que en un acto de auténtica estupidez y cretinismo ridiculización su música al son de ventosidades. Luego, El País y La Vanguardia, tanto monta monta tanto, hablarán de crispar cuando se denuncia tanto atropello, de la vida, de los ancianos, de los niños castellanoparlantes... O de la persecución tout court de la Iglesia y su mensaje. Claro que siempre hay algún clérigo --benedictino, jesuita, claretiano, franciscano o secular-- dispuesto a culpar de todo ello a la propia Iglesia.
Totalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.
ResponderEliminarMe pregunto si es una inocentada que el Papa Francisco I pertenezca al Club Rotary (ver Tribuna de "La Vanguardia" del día 22 firmada por Joaquim Montclús. Y ver lo que dice sobre los rotarios el catedrático especialista en masonería Alberto Bárcena en la entrevista del programa de internet "El Buscador" o el largo artículo que publicó Catholic.net acerca del Club Rotary bajo el título "hermano menor de la masonería").
ResponderEliminarEn cuanto a la falsedad de los medios no puedo estar más de acuerdo con el señor JMVG. Hoy mismo, para calificar que aún no se ha podido aprobar la ley de la eutanasia en Portugal por los obstáculos que pone parte de la oposición, "La Vanguardia" titula "Calvario de la eutanasia en Portugal". No sé si el periodista de ha percatado del cinismo tremendo con que encierra esa imagen del Golgota aplicada al asunto de aprobar esa ley. ? ¡Hay que ver cuánto se sufre antes de que se pueda ya legalmente liberar a algunos de sufrir mediante la eutanasia que se les dispensa con todas las garantías!