No lamentarse tanto y actuar

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Así terminaba un comentarista anónimo que aportaba su visión al artículo de Oriolt titulado «Iglesias definitivamente cerradas», tras pronosticar que máximo de aquí a 10 años, sobrarán casi todas las iglesias de Barcelona y otros lugares (no olvidemos que el pastor de esta diócesis, el que supuestamente vela por sus fieles, es el cardenal Omella). Y un comentarista posterior, apostillaba: muy optimista veo al de las 6:07 (es la hora que identifica al comentarista anterior).

Eso es lo que hay, en medio de un goteo incesante de iglesias que se cierran, previa la respectiva operación económica: presidida también por nuestro eminentísimo cardenal. Y mientras asistimos al cierre incesante de iglesias, que irá in crescendo si Dios no lo remedia, asistimos al crecimiento del aparato burocrático de la Iglesia e incluso de la Diócesis.

¡Menuda metáfora! La iglesia, acosada ferozmente por los de fuera y por los de dentro, cada vez con más cardenales, hecha un auténtico eccehomo (y no hay manera de olvidar el de Borja). Se diría que no le cabe un cardenal más en el cuerpo, todo amoratado. Un san Sebastián, pero en vez de martirizado por las flechas, plagado todo él de cardenales. Es delirante que en un momento de dramático retraimiento, la nomenklatura no pare de ir a más.


Quién sabe si en vez de lamentarnos de todo esto, como sugiere el comentarista, no sería hora ya de levantarnos los fieles contra esa estructura absurda, cuya máxima utilidad, bien mirado, es la de ejercer de único y exclusivo interlocutor de la Iglesia católica con los poderes políticos. Es que, mucho más no se ve que produzca toda esa maquinaria. Respecto a la Iglesia, el poder se sentirá seguro y tranquilo mientras no tenga que enfrentarse al pueblo católico (tenga éste las dimensiones que tenga) porque su interlocución será siempre con su representación oficial: la Conferencia Episcopal representada a su vez por su Presidente.


¡Es éste un calco tan lamentable de los sindicatos! Su razón de ser no es representar a los trabajadores, sino silenciar su voz, no tener que dialogar con ellos. El poder público ha decidido que los sindicatos (tan inmensamente verticales como los del franquismo, de los que son legítimos y universales herederos) son la única voz de los trabajadores, les guste a éstos, o no les guste. Y para eso, mantienen viva y muy bien engrasada una nomenklatura sindical que, como quien no quiere la cosa, a base de liberados y de horas sindicales, decuplica la nomenklatura sindical del anterior régimen. Y como cumple su función de tener quietos y callados a los trabajadores, el sistema se sostiene y consolida cada vez con más recursos.

Y claro, el poder político sabe muy bien que el catolicismo no se agota en los obispos, ni en los curas y ni siquiera en los templos y en la vida que se desarrolla en su ámbito. Ni en los colegios religiosos (imponente potencia religiosa hasta no hace tanto). Hay mucho más catolicismo que el que de una u otra forma se mantiene con dinero público (con los impuestos, al fin y al cabo; como los sindicatos). En la batalla de las ideas, que es el deber más urgente que tiene hoy la Iglesia si no quiere extinguirse definitivamente, en esa batalla no se han implicado hasta ahora ni el Vaticano con todo su cardenalato y su mastodóntica y carísima curia, ni la Conferencia Episcopal Española (parece que sí la de algún otro país más combativo), ni los templos con sus curas, ni la inmensa red de colegios religiosos y de universidades católicas. El aparato institucional en absoluto se siente concernido por esa batalla (faenas tiene para apagar fuegos internos, aunque no hay manera de saber si aviva o apaga), que queda totalmente en manos de voluntariosos francotiradores y de instituciones que sobreviven heroicamente fuera del presupuesto.


Y del mismo modo que no es necesario ser un lince para adivinar que el exceso de paro que soporta España respecto a los demás países de Europa es el forzoso tributo que paga el país a los sindicatos oficiales orgánicos (inmenso tributo, ¿no?), del mismo modo una porción nada despreciable de la decadencia de la Iglesia en España, hay que achacársela al acomodo que tiene la nomenklatura con el poder político. La decadencia de la Iglesia española no sería la que es, si la democracia hubiese contado con la anuencia de los obispos para darle el cerrojazo al nacionalcatolicismo, y hubiese dejado de financiarla.

Sí, claro, es cierto que del mismo modo que somos incapaces de imaginarnos otros sindicatos en España, somos igualmente incapaces de imaginarnos otra fórmula de financiación de la Iglesia (que en muchos otros países, se ha apuntado también a la cola de las ONG: «no gubernamentales» sostenidas con dinero gubernamental).


Yo diría que tenemos a la vista dos frentes bien claros en los que actuar: dos frentes en los que las lamentaciones sólo sirven para entorpecer: la autofinanciación de la Iglesia (más vale que no nos preguntemos por la financiación del Vaticano). En cuanto a la financiación, que de entrada parece impensable, indico la idea genial que puso en marcha el Opus para la creación de colegios católicos de verdad, en medio de la ruina de los llamados colegios religiosos. Colegios financiados por las familias. Iniciativas laicas, al fin y al cabo.

Hubo recorrido: con problemas, pero se hizo camino. ¿Y por qué no podríamos emprender un camino parecido para las parroquias? Con una gran ventaja respecto a los colegios, y es que la inversión inicial, la construcción, ya está hecha.
Y respecto a la batalla cultural, parece que la consigna oficial es el silencio o al menos la discreción: no molestar, que no se note que estamos dando la batalla. Para eso está la nomenklatura eclesiástica, igual que para lo mismo (pero en el ámbito laboral) está la nomenklatura sindical. Cada uno a su función. Por lo cual no hay más que confiarnos a los francotiradores que sobre todo desde las redes están desarrollando una actividad que la Iglesia jerárquica ha decidido que no vale la pena y que en cualquier caso, no es el momento.

Es que resulta paradójico que no siendo el patrimonio de la Iglesia y el sostenimiento de su plantilla el campo en el que se está dando la batalla de la supervivencia de la Iglesia, sea éste el campo en que están puestos todos los empeños del poder político (ahí están como gran prueba las inmatriculaciones conseguidas por nuestro cardenal presidente de la Conferencia Episcopal) y correlativamente, al menos en apariencia, el mayor esfuerzo de esta institución por seguir sosteniendo la Iglesia en pie. Porque no, no es probable que sea éste el campo en que se determine la supervivencia de la Iglesia. Como tampoco serán determinantes para este objetivo las inmensas riquezas y maniobras políticas del Vaticano las que determinen en ese ámbito la supervivencia de la Iglesia.

La paradoja está en que siendo el de las ideas y de los principios el campo en que se va a dirimir la supervivencia de la Iglesia, sea éste un campo totalmente descuidado por la jerarquía eclesiástica, y tengan que ser laicos los que se hayan decidido a afrontar esta batalla. Con sus propios medios, teniendo que hacer frente a la imponente maquinaria propagandística y legal con que cuentan aquellos cuyo propósito es hacer desaparecer a la Iglesia. Unos enemigos declarados con los que la jerarquía cultiva las más cordiales relaciones. Es su manera de luchar.


Bueno, ojalá que sea posible actuar en estos campos. El consuelo sólido que nos queda, es que la ruina de las parroquias a la que estamos asistiendo, no es ni de lejos la ruina de la Iglesia. La vida de la Iglesia no se termina en las parroquias. No vale la pena, pues, que nos lamentemos por las que desaparezcan; alegrémonos más bien por las que salvemos que, si Dios quiere, no serán pocas.

Virtelius Temerearius

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15 comentarios

  1. Veo las carencias de nuestros máximos pastores eclesiales. Con todo, no he querido dejar pasar la ocasión a que hoy me ha dado pie el artículo del Defensor del Lector de La Vanguardia sobre la desinformación de un vídeo "fake" con imágenes muy agresivas. También es desinformación que el vídeo del pasado día 3 con la intervención del cardenal Omella no esté accesible. Por ello he escrito al Defensor del Lector de La Vanguardia de esta manera:

    Defensor del Lector La Vanguardia -Barcelona-
    27.11.2022

    A propósito del comienzo de su artículo El límite de los vídeos explícitos: “En los tiempos actuales de sobreinformación…” (La Vanguardia, 27.11.2022), por contraste me quiero referir al vídeo del acto de Foros de Vanguardia en el que el Cardenal, Arzobispo de Barcelona y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, intervino respondiendo a preguntas de tres periodistas el pasado día 3; vídeo que está retirado de la red desde pocas horas después del evento. Claro que he leído resúmenes de las palabras del cardenal en La Vanguardia y en otros medios, pero yo deseaba ver directamente no solo cuáles habían sido las preguntas sino también el tono y la precisión con que estas se habían formulado; igualmente, deseaba fijarme en la expresión del entrevistado así como observar el lenguaje no verbal a lo largo de toda la entrevista, desde la puesta en escena hasta el cierre.
    De la misma manera que hay una ética que se ocupa de restringir la circulación de vídeos explícitos, probablemente la haya para el libre acceso a aquellos que además de no tener crudeza ni violencia a buen seguro sirven para que la sociedad medite acerca de la recuperación del buen sentido o, como decía el clásico, “avive el seso e despierte / contemplando…”. Me pregunto a cuántas personas está dañando la ausencia de ese vídeo. Me pregunto si negar su visión, aunque supuestamente fueran a ser pocos sus espectadores, no es también “desinformación” tan o más grave que la "fake new" comentada sobre una agresión brutal. Me pregunto por qué otros vídeos de Foros de Vanguardia sí están accesibles como el de la Ministra de Economía, Nadia Calviño (13.06.2022) o el del Presidente de la CEOE, Antonio Garamendi (08.09.2022), y este no.
    Y, como comprenderá, todas esas preguntas me las hago con tristeza.

    Muy cordialmente.

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    1. Muy bien. La Vanguardia es prensa del Régimen, que necesita económicamente de la subvención y la publicidad institucional de los gobiernos, y por lo tanto, es prensa progubernamental y nacional-progresista.

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  2. Si no hay un buen líder, del tipo del hombre bajito tocando tambores y clarines, no iremos a ninguna parte.

    Sólo esperar el armagedon.

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  3. Cabal descripción de la situación de la Iglesia en España. Produce grima la declaración de Omella en El Debate. Ni una palabra, hablando de las relaciones con el poder político, sobre las leyes objetivamente perversas de este gobierno socialcomunista e independentita. De hecho bendice el separatismo como una opción política más, en una suerte de adanismo ignaro que pone de relieve hasta dónde llegan las carencias del que se autotitula cardenal de Barcelona. Hasta diez tipos de familia proponen socialistas, incluidos los que Omella recibe en mangas de camisa, y separatistas, incluidos los que Planellas dice que se comportaron éticamente en la pandemia cuando alentaron un triaje criminal. Es obvio que ante la carencia de pulso intelectual y, sobre todo, de coraje ético, habrá que prescindir de ellos y no dejarse engañar por su inacción. Cada uno es responsable de sus actos y por ellos nos juzgará el Señor. No podemos quedarnos cruzados de brazos. Nada más evangelizador que la coherencia de fe y conducta. No podremos escudarnos en que no había magisterio que nos guiara. Hay que buscárselo. Si Omella desconoce los discursos de Juan Pablo II sobre la maldad intrínseca del secesionismo, allá él. Si Planellas ignora la existencia de actos objetivamente buenos y objetivamente malos, allá él. Si las monjas benedictinas de Monistrol defiende el derecho a decidir (id est, derecho a matar), allá ellas. Si Ladaria ignora la ley natural y se ciñe a que los fieles se sentirían inquietos al enterarse de que la doctrina moral ahora es otra, en vez de apelar a una ley natural , que es la doctrina genuina de la Iglesia, allá el cardenal jesuita. Si los amigos de Francisco son los defensores de los diez tipos de familia, allá ellos y sus quiénes soy yo para juzgarlos. Nadie nos va a exculpar de nuestra reponsabilidad.

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  4. 1. Primero es necesario la purificación y la conversión de todos los pecados personales y estructurales o sociales cometidos desde el Concilio Vaticano II hace ya casi 60 años, antes de que venga el rejuvenecimiento que sólo da el Espíritu Santo (no de l'Esperit como dicen pomposamente)



    2. Luego hay que abandonar todo el Nacional-progresismo y toda la política bergogliano-omelliana como segunda condictio sine qua non: están irremediablemente agotados y fracasados



    3. Después, hay que cumplir con lo dispuesto por Benedicto XVI en su carta a los católicos de Irlanda del año 2010:

    vatican.va/content/benedict-xvi/es/letters/2010/documents/hf_ben-xvi_let_20100319_church-ireland.html

    14. Quiero proponeros, además, algunas medidas concretas para afrontar la situación.

    Al final de mi reunión con los obispos de Irlanda, les pedí que la Cuaresma de este año se considerara tiempo de oración para una efusión de la misericordia de Dios y de los dones de santidad y fortaleza del Espíritu Santo sobre la Iglesia en vuestro país.

    Ahora os invito a todos a ofrecer durante un año, desde ahora hasta la Pascua de 2011, las penitencias de los viernes para este fin.

    Os pido que ofrezcáis vuestro ayuno, vuestras oraciones, vuestra lectura de la Sagrada Escritura y vuestras obras de misericordia para obtener la gracia de la curación y la renovación de la Iglesia en Irlanda.

    Os animo a redescubrir el sacramento de la Reconciliación y a aprovechar con más frecuencia el poder transformador de su gracia.

    Hay que prestar también especial atención a la adoración eucarística, y en cada diócesis debe haber iglesias o capillas específicamente dedicadas a este fin.

    Pido a las parroquias, seminarios, casas religiosas y monasterios que organicen tiempos de adoración eucarística, para que todos tengan la oportunidad de participar. Con la oración ferviente ante la presencia real del Señor, podéis llevar a cabo la reparación por los pecados de abusos que han causado tanto daño y, al mismo tiempo, implorar la gracia de una fuerza renovada y un sentido más profundo de misión por parte de todos los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles.

    Estoy seguro de que este programa llevará a un renacimiento de la Iglesia en Irlanda en la plenitud de la verdad misma de Dios, porque es la verdad la que nos hace libres (cf. Jn 8, 32).

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  5. Me parece que en Germinans teneis el disco rayado, siempre dais vueltas sobre el mismo tema.

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  6. Los obispos que No saben escribir homilías, aquí una de Añoveros en el Franquismo que generó mucha polémica, solo hay que googlear "obispo añoveros" y se encuentra en Wikipedia. La parte polémica que hizo saltar chispas de Franco es la siguiente: "El pueblo vasco tiene unas características propias... Entre las que destaca su lengua milenaria. Esos rasgos dan una identidad específica dentro del conjunto de pueblos que constituyen el Estado español. El pueblo vasco tiene el derecho de conservar su patrimonio espiritual, sin perjuicio de un saludable intercambio con los pueblos vecinos dentro de una organización sociopolítica que reconozca su propia libertad". ------Bastaba escribir que en España conviven diferentes regiones con tradiciones diversas que conviene conservar como un tesoro humano, somos unidad en la diversidad, y punto.---- Pero ¡¡ayyy!!!, los políticos vascos empujaban al obispo hacia el nacionalismo.....El gran pintor catalán Dalí ya lo cantaba haciendo juegos de palabras con las erres: "L'amor a la terra porta a la guerra". Lástima y grandísima pena que de esto los obispos no entienden nada de nada.

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    1. No habrá una evaluación del daño causado por algunos obispos vascos y bastantes sacerdotes desde 1960. Eso queda ya para el Juicio Final.

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  7. Totalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.

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    1. Subscribo el comentario del Sr. Garrell.
      Otrosi digo: Su intuición de "revista cristiana" con estos mimbres es imposible.

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    2. Me confieso cristiano, catalán e independentista mal pese a una parte de sus lectores. Pecador, como los iguales y opuestos. No preciso que nadie me exculpe o redima.

      Juan Pablo II no podía hablar ex cáthedra sobre la organización política y administrativa del Estado Español.

      Por otra parte, la CEE es tan insubstancial como la monarquía, ambas instituciones parasitan el Estado y se mantienen por republicanos y ateos.

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    3. Al igual que en los sindicatos, a los que hace mención el columnista, también en la jerarquía eclesiastica,incluido
      sacerdotes, existen los " liberados", es decir, parásitos que viven del cuento sin haber dado nunca un palo al agua, sino para hacer daño a la propia santa Iglesia de Cristo.

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  8. Yo voy por libre...

    Creo en Dios y en todos los Dogmas Católicos hasta la definición Dogmática de la Asunción de la Virgen a los Cielos.
    También creo en la mayoría de apariciones de la Virgen en Lourdes, Fátima y demás apariciones personales.

    Nadie me puede quitar ésto.

    Por lo demás, la jerarquía parece una olla de grillos que en mayoría no creen en NADA.

    Qué cada palo aguante su vela....

    YO A LO MÍO!!!

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  9. A ver, lo que propone el articulista es que en vez de las 2.600 escuelas católicas concertadas en España, haya sólo unas 100, un par por capital de provincia, pagadas por familias ricas, ¿no?, que supuestamente serán muy muy muy católicas.

    Y que las parroquias las sostengan directamente al cien por cien sus parroquianos, con lo cual de 22.000 parroquias quedaríamos en unas 200 parroquias de ricos, que generosamente con donativas mantendrían otras 200 parroquias de pobres. Serían católicos más generosos, supongo, pero no necesariamente mejores en otras virtudes.

    ¡Magnífico plan! [Entiéndase con ironía]

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  10. Yo soy defensor de la parroquia como organizacion de los catolicos, y estoy de acuerdo en que pueden venir por aqui el renacer. No espero renacimiento por los obispos, cardenales o del que al aparecer en su nombramiento dijo que era el obispo de Roma (sin referirse a su dignidad papal). Y mi preocupacion es por dos temas que oigo en cristianos comprometidos, Uno la creacion de una iglesia subterranea, copiada del P. Comunista. plenamente ortodoxa. y otra la existencia de grupos, tipo iglesias domesticas (no comunidades de base, !esas nunca¡¡¡). ambas fallan por lo mismo, si hoy faltan curas, ¿a quien recurriremos para la Eucaristia?

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