La semana pasada me detenía en la impiedad que está invadiendo nuestras conciencias y nuestras leyes. Directamente contra el 5º mandamiento, afectando de lleno al 4º, que nos recuerda el respeto debido al padre y a la madre. Porque sí, entre los nuevos “valores” está el de empujar a la muerte a nuestro padre y a nuestra madre cuando han alcanzado el nivel de ancianidad que determinarán en su momento los comités de expertos basados en las leyes. Y tras ellos, todo enfermo conforme a los pronósticos de “viabilidad” que determinen esos mismos expertos. La ley ha puesto no sólo al nasciturus, sino también al moriturus, en manos de los técnicos de la salud: una especie de jueces de toga blanca. Y ahora, como ultimísima novedad, estos comités tienen atribuciones omnímodas sobre la salud colectiva: a la que hay que sacrificar, sin la menor duda, la salud (y la vida) de cada uno. Ante los riesgos de la salud colectiva, la nueva doctrina considera que es de un egoísmo imperdonable frente a la sociedad, exigir derechos individuales de salud. Nos encontramos ante un auténtico terremoto moral (de las costumbres) y ético (de los valores). Nuevos “valores” y nueva escala de valores para un Nuevo Orden Mundial.
Para andar este nuevo camino, ha sido preciso adulterar unas palabras y eliminar otras. Observemos qué le ha ocurrido a la nobilísima palabra “amor”. Llevamos ya decenios dándole la vuelta y volcándola totalmente en el sexo, cuando del prodigio del sexo se ocupó la naturaleza; mientras fue el hombre (y más explícitamente la mujer) quien la llenó de sentido humano. Y respecto a las dos nobilísimas palabras a que hace alusión el 4º mandamiento, las de padre y madre, observemos el enorme y ridículo esfuerzo en que se han embarrado las agendas del Nuevo Orden por deshacerse de ellas. De momento han querido diluirlas en el progenitor uno y el progenitor dos y alguna otra zarandaja, con la clara idea de sacarlas totalmente de la circulación. Y van avanzando en ese camino.
Gran novedad es que están quedando definitivamente descabalgadas de nuestro código de valores, la virtus y la pietas. Que no son precisamente valores humanos de hace dos siglos, ni siquiera de dos milenios. Valores con los que se encontró ya el cristianismo, a los que les dio la vuelta asignándoles nuevos significados.
Ahí tenemos la piedad (que nos suena tan carca); y en su reverso, la impiedad (que nos ayuda a entender qué es realmente la piedad). Con ésta ya no nos llevamos tan bien; tal como ocurre con la inmoralidad, contra la que claman los despreciadores de la moral.
Y es sorprendente que un pueblo tan rudo como el pueblo romano, tuviese la piedad en tan gran estima. Objeto de la piedad eran en primer lugar los padres; pero luego se extendía ésta a los hijos, a los antepasados (pertenecientes ya al plano religioso) y a los dioses. El cristianismo nos ha hecho ver la piedad como relacionada exclusivamente con la religión.
Pero no, en Roma el ámbito de la piedad era realmente extenso: era en primer lugar, la amalgama que mantenía funcionando la familia y que alcanzaba por extensión a los antepasados y a los dioses. Era, junto con la sánctitas (la santidad, que diríamos hoy, la fidelidad estricta a los pactos), la principal virtud en que se sostenía la sociedad civil. Y ¡mira por dónde!, resulta que el máximo paradigma de esa virtud, fue nada menos que el mítico fundador de Roma, el Pius Aeneas, el piadoso Eneas.
Es sorprendente que un pueblo que se distinguió por su crueldad (no sistemática, claro está, puesta al servicio del imperium: recuerden las galeras, las minas y la sublevación de Espartaco); es sorprendente, digo, que ese pueblo proclame su procedencia de un guerrero que apenas ejerce de tal, y que es recordado no por sus hazañas bélicas, sino por su piedad. De ahí el sobrenombre con el que se le quiso caracterizar.
Es importante la imagen que nos da de él la Eneida, la epopeya en que se canta su gran hazaña. Un guerrero que huye de la Troya arrasada, llevando consigo a su padre ya anciano, a su hijo aún niño y los huesos de sus antepasados (piedad para con la familia), más los dioses penates y el fuego sagrado de Troya (piedad para con los dioses). En el grupo escultórico de Gian Lorenzo Bernini, Eneas carga sobre sus hombros a su padre Anquises, que a su vez es portador de las estatuillas de los Penates; y Ascanio, el hijo, lleva el fuego sagrado. Toda la piedad de Eneas concentrada en el grupo escultórico.
A primera vista parece imposible construir una sociedad prescindiendo de la piedad en su doble vertiente familiar y religiosa. Y mucho menos, construirla sobre la impiedad. Y por lo visto, en esas estamos. Es desolador ver cómo nuestro tiempo ha renunciado a la piedad religiosa a cambio de nada. Decenas y decenas de generaciones que crearon y sostuvieron la cultura vigente hasta anteayer, se mantuvieron en una sólida fe religiosa cuyo gran pilar eran los Mandamientos cuya abolición hoy empezamos a lamentar. Y parte esencial de esos mandamientos era la piedad para con los padres y para con los hijos, a la que el Nuevo Orden que alborea ha dado por finiquitada. Una piedad cuyo cimiento era Dios (los 3 primeros mandamientos) como supremo legislador en su calidad de Señor y Creador. Lo único que cabe esperar de semejante sociedad que se ha atrevido a defenestrar a Dios, es una impiedad cada vez más explícita: y vamos viéndolo con tintes cada vez más intensos. “Seréis como dioses”, ¿eh que sí?
La experiencia nos muestra cada vez como más evidente, que la pérdida de la piedad religiosa (que se pretende sustituir por la piedad ecológica) es lo que finalmente ha precipitado la impiedad del hombre contra el hombre: la cultura de la muerte en que nos estamos instalando a marchas forzadas, es buena prueba de ello. Y esa es la pregunta que nos corresponde hacernos al contemplar la deriva del mundo en que nos ha tocado vivir: ¿adónde puede ir el hombre sin Dios?
Cuando contemplo la solidez de los valores con que se construyó esa que historiadores poco despiertos llaman “la Edad Obscura”; cuando comparo la nitidez de ideas en que se movían esas gentes frente a la caótica oscuridad en que estamos nosotros, pensando que “la ciencia” de hoy nos provee de una luz más potente que la luz que proyectó sobre nuestras vidas la religión; cuando considero el depósito de fe y piedad que nos queda aún como herencia de nuestros antepasados, me considero especialmente afortunado al verme aún en pie frente al desmoronamiento ideológico y moral en que está sumida nuestra época.
Y puesto a lamentar, me siento fuertemente inclinado a lamentar incluso la decadencia de la divinidad que nos han colocado para sustituir a Dios, la ciencia. Es una vergüenza cómo la están prostituyendo para hacerle decir lo que mejor se ajuste a las Agendas que marcan nuestro futuro. Lo de Galileo fue una broma en comparación con lo que hoy estamos viendo.
“Yo les daré mis dioses y mis ritos” proclamó Eneas cuando en el libro XII de la Eneida se apresta a la conquista del Lacio. Ésa es la gran aportación que les hará el piadoso Eneas a los latinos con los que acabará fusionándose: “mis dioses y mis ritos”. Mientras nosotros nos aprestamos a la conquista de un Nuevo Orden Mundial sin el Dios al que tanto nos costó descubrir, a lo largo de la larga peregrinación del hombre en busca de Dios, y sin ritos. ¡Con la inmensa riqueza de ritos que ha llegado a acaudalar nuestra santa madre la Iglesia! Es que a este nuevo mundo que está naciendo, le va la miseria. Sobre todo, la miseria moral.
Virtelius Temerarius
Esplendido y lucido articulo, felicidades. Las PIEDRAS GRITAN, Jesús ya indicó sino hablan las piedras gritara, nosotros los laicos y los escasísimos sacerdotes de Cristo en Cataluña estamos GRITANDO.
ResponderEliminarUna realidad, el 24 de marzo de 2020, la Gene publicó una orden "EUTANASICA" sobre los casos de sospecha de covid en mayores de 70 años y disminuidos, no podían subirlos a las ambulancias públicas, solo oxigeno y calmantes con la obligación de "avisar cuando fallezcan". Nos dirigimos por carta a TODOS los miniobispillos de la Tarraconensis pidiendo una respuesta a esta "eutanásica" solución y que nos dijeran a todos que estaba mal, no asistir al enfermo es pecado y aplicar la eutanasia "activa" es un `pecado MORTAL contra el 5º mandamiento y que animasen a los sanitarios a ser piadosos con TODOS los enfermos. Ningún miniobispillo ha dicho NADA al respecto hasta el día de hoy.
Las piedras gritamos: no poniendo la X en el IRPF y abandonado los templos de los estómagos agradecidos llenando los de los sacerdotes de Cristo, pocos, ninguneados, olvidados pero en camino hacia la santidad haciendo SANTOS a los demás, mostrando piedad y AMOR
En esta fecha, todos los obispos catalanes, en un sálvese quién pueda de pánico y omisión de su misión, habían dado la orden de cierre de todas las iglesias en Cataluña, y se habían reunido y refugiado en sus palacios episcopales. La orden eutanásica era un problema de menor cuantía e importancia: quien cierra templos y prohíbe misas, la vida de los enfermos ancianos en hospitales, fuera de su jurisdicción eclesial, fue materia incompetencial y sin interés.
EliminarEn cuanto a la impiedad de Occidente, es un simple caso de sustitución de Dios por unos ídolos de la ecología y de la ideología de género y la cultura de la muerte entre otras cosas, unos idolos que ya demuestran su perversidad y crueldad.
La comunidad española no será menos que las comunidades de las siete iglesias del Apocalipsis o las comunidades paulinas a las que iba dirigidas las Cartas de San Pablo: Gálatas insensatos...
La impiedad de la sociedad empieza por la apostasía de la Iglesia, tal y como demuestran los documentos sinodales apostáticos de Barcelona del 29 de mayo y de España del once de junio, cuando omitían toda referencia a la bioética y pedían heterodoxias y herejías como las cuestiones del sacerdocio, eclesiología y de la vida y familia.
Y es que cuando una sociedad cae en la idolatría y la impiedad, primero hemos de mirar siempre en primer lugar a la apostasía de la Iglesia, porque la Iglesia ha sido puesta por Dios como intercesora de la humanidad ante la divinidad y si la Iglesia se corrompe, luego en segundo término se corrompe la sociedad
Cita: "Lo de Galileo fue una broma en comparación con lo que hoy estamos viendo.". ----Una "broma" que la aprovechan para atacar al Clero y este es incapaz de defenderse con la Verdad de que Galileo no demostró NADA (Benedicto XVI). Si la Iglesia no sabe defenderse de las bromas menos sabrá defenderse de los ataques virulentos, conviene usar el armamento intelectual adecuado, algunos cañones de artilleria espirituales han quedado hoy dia anticuados.
ResponderEliminarEl NO MATARÁS, hace muchas décadas que se borró del vocabulario occidental.
ResponderEliminarPor eso tenemos pandemias,guerras,incendios, NO LLUEVE....
AL LORO!!
Mis felicitaciones más sinceras a Mosén González Granel por el día de la Advocación de su Parroquia.
ResponderEliminarFeliz Día, Monseñor!!!
Una impiedad es lo que hace la Iglesia Católica actual: no defender los principios y negociables evangélicos en la vida pública: vida y bio ética, familia y matrimonio, educación de los hijos por los padres y bien común feto y bien común, tal como estableció San Juan Pablo II y Benedicto XVI
ResponderEliminarEl feto y embrión humanos son personas humanas porque biológicamente tienen mi genética humana que lleva y conduce a una órganogénesis humana al 100%.
Es por todo ello que son titulares de los derechos humanos:
- derecho a la dignidad humana,
- derecho al reconocimiento de la personalidad humana,
- derecho a la vida,
- derecho a la integridad física,
- derecho al libre desarrollo biológico,
- derecho al nacimiento,
- derecho a la salud,
- derecho a la igualdad y no ser discriminado por razón de salud, condiciones socioeconómicas u origen de la concepción,
- derechos funerarios y exequiales,
- derecho a la protección de los derechos humanos
- derecho a la tutela jurídica y a la defensa institucional por el Estado de derecho, democrático y social
- derecho a la seguridad social y asistencia social
- derecho a nacer con un nivel de vida adecuado y medios de subsistencia
- derecho a nivel de vida adecuado y medios de subsistencia
- derecho al reconocimiento de la moral y los valores tradicionales reconocidos por la comunidad
- derecho a la creación de Tribunales y Organismos específicos para la protección de los derechos humanos de los fetos y embriones humanos
- derecho a la protección de los defensores de los derechos humanos de los fetos y embriones humanos
- derecho a denunciar, impugnar o recurrir las violaciones de los derechos humanos contra los setos embriones humanos portadores de los derechos fundamentales
¿Por qué la Iglesia de Bergoglio y Omella no reconocen en un documento eclesial estos derechos fundamentales de los secretos y embriones humanos y realizan una defensa activa y material a favor de los mismos?
¿Porque se pliegan Bergoglio y Omella como esclavos sumisos al diseño satánico de una sociedad regida por la cultura de la muerte y contraria a la civilización del amor?