El auge de los funerales laicos

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Según datos oficiales de ASFUNCAT (la patronal catalana de servicios funerarios) las ceremonias civiles o entierros laicos representan ya un 69% del total en la ciudad de Barcelona. Ese porcentaje va disminuyendo en las zonas rurales, situándose Lérida en el otro extremo con solo un 5%. La media en Cataluña es de un 21 %, avanzando con fuerza.


El dato no puede ser más alarmante. Se conocía el desplome de los bautizos, en el que ya reciben el sacramento menos de la mitad de los nacidos; el hundimiento de las bodas católicas, que solo representan el 21% del total o las primeras comuniones que se sitúan en el 20%. Todo ello según datos de la Conferencia Episcopal. En Barcelona esos números descienden de manera aterradora: los bautizados no llegan al 35 % y los matrimonios católicos que se celebran se sitúan en un exiguo 11%. No obstante, ignorábamos el de las exequias laicas. Se podía pensar con facilidad que, al tratarse de personas generalmente de edad avanzada, se mantendrían unos números óptimos, al haber sido educadas en la práctica cristiana. Lógico sería pensar también que, ante el misterio de la muerte, la persona recibe mayor consuelo con la cercanía del Padre. Ni eso. La Iglesia Católica está perdiendo aquello que parecía uno de sus asideros: la fe en la Vida Eterna y una muerte que no es el final.


Ni fiestas ni entierros. Ni bodas y bautizos ni funerales. Ni se necesita a Dios para iniciar la vida ni se acuerdan de él al finalizarla. Algo se habrá hecho mal por parte de la Iglesia. Especialmente, cuando ni tan siquiera retiene, a la hora de partir, a aquellas personas mayores que han crecido en un ambiente católico. Imagínense que números nos depararán en un futuro, cuando vayan desapareciendo esas generaciones y sean mayoritarias las que han crecido en la ignorancia y la indiferencia religiosa.


Eloy Pastrana, en primer plano, es orador laico para ceremonias funerarias.
Eloy Pastrana, orador laico para ceremonias funerarias 

Uno ha asistido a algunas de esas ceremonias laicas. Las hay bastante surrealistas. Asistí a una en la que había una figura de la virgen de Montserrat puesta por la familia en la mesa que preside la sala. En otra pude comprobar que muerto el marido hace 11 años se había celebrado misa funeral corpore in sepulto y ahora fallecida la esposa se llevaba a cabo un funeral laico. He podido escuchar la plática profesional del funcionario de la empresa funeraria hablando de que la finada ya está con su marido, su mirada al cielo para dirigirse al difunto o hablar con él como si gozase de la vida eterna. No son ceremonias ateas. Si uno no cree en nada, tras la muerte no hay nada más. Ni cielo ni energía ni la tierra que le sea leve. Uno se muere y se acabó. Cuando uno no cree no mira al cielo, ni habla del retorno de la esposa con el marido en un hipotético más allá. Eso sí, un más allá sin Dios.


Ese es el quid de la cuestión: se ha postergado a Dios. Pero se sigue concibiendo la muerte, como si un remedo de Dios todavía existiese. Por eso se mira a las alturas y se habla de los difuntos que esperan al que acaba de fallecer. No se sabe si en el cielo, en la tierra, si en forma de alma o de pajarito inofensivo. Es decir, sigue existiendo una necesidad de explicación del misterio de la muerte; pero en la que no se precisa a la Iglesia como institución.


Y si no se necesita a la Iglesia en ese trance es que la Iglesia ha fallado. Y probablemente ha fallado en la pérdida de trascendencia. Si no se reza por el alma del difunto, si el funeral solo es una alabanza de sus pretendidas virtudes, si no existe el pecado y es innecesario rezar por el perdón de sus faltas, ¿para qué necesitamos sacerdote? Lo hará mejor el funcionario de la empresa funeraria, que se cree su actividad mucho más que algunos curas la suya. Porque ese es otro de los males de algunos de los religiosos que hallas en el tanatorio. Cuatro frases hechas, sin ningún calor especial. Un simple trámite.


El hundimiento de la práctica religiosa ha llegado a aquello que resultaba inimaginable: el entierro de la persona fallecida. En Barcelona un 69% de los mismos se celebra de forma laica. Y va a incrementarse notablemente. Aunque parece que a pocos les inquieta. Que el Titánic siga su curso.


Oriolt 

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17 comentarios

  1. Y la solución son cuatro laicos meapilas que cobran 1500 euros limpios deñ obispado por hacer de curas en las ceremonias, aunque no lo sean

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    1. Es interesante lo que dice. Al parecer, en Barcelona, ante la falta de sacerdotes, eso dicen, las ceremonias fúnebres las celebran diáconos y sobre todo esto laicos con el ministerio funerario.

      Los funerales católicos se han convertido en una forma descompuesta de los servicios conmemorativos protestantes y de los funerales laicos y civiles, y estos tienden a ir copiando algo de los antiguos funerales católicos de Trento, en el sentido de ir añadiendo el boato que para el homo religiosus le es necesario para aplacar la tristeza por la muerte, a veces trágica, de amigos y familiares. Ya los primeros enterramientos funerarios prehistóricos se ponían flores, símbolo de la belleza...

      Pero esto puedo asegurar que es un fenómeno mundial, de la Iglesia del Concilio Vaticano II, de hace unos 40 a 45 años, que igual se da en Barcelona como en Bogotá, y esto es plena culpa y responsabilidad de los obispos.

      Como los protestantes y los funerales laicos y del resto de religiones no creen en el purgatorio y algunas rechazan que se rece por los muertos, en los funerales católicos protestantizados o paganizados de Barcelona se dedican a glosar la figura del fallecido.

      Algunas ceremonias laicas, sorprendentemente, son copias de los entierros paganos romanos o de cualquier otra religión o religiones, indicando así la pervivencia del sentimiento de ultratumba del homo religiosus.

      Una pérdida en el catolicismo es el sentido de la belleza en los funerales: incluso algunos de los templos posconciliares son un culto al feísmo y brutalismo arquitectónicos. Falta belleza, incluso belleza musical...

      Puedes tener el hecho de que, en muchos o algunos casos, los oficiantes católicos recuerden que se requiera haber seguido una vida católica para salvarse y redimirse.

      En los funerales católicos, el fallecido ya está en el Cielo, sí o sí así como así, es un católico con santidad natural y universal, y nunca jamás, al menos yo, no he escuchado la menor indicación de que existe la Iglesia Purgante o Expectante o purgatorio. En el caso del infierno, nada en absoluto.

      En la práctica, se da una verdadera esquizofrenia. Mientras los textos litúrgicos pregonan la Fé de la Iglesia, el celebrante u oficiante manifiesta otra creencia no católica, conservando la liturgia restos del naufragio de la Fé de la Iglesia, pero que se reniega de ella cuando el oficiante laico, diácono o cura se convierte en fiel santificador global de todo occiso que pase por su parroquia o tanatorio.

      Y esto se realiza de la misma manera durante las Misas por el aniversario de un deceso.

      Por ejemplo: “Ofrecemos la Misa de hoy por el hermano Fulano, que hace un año que está en el cielo con Dios».

      A ver, si Fulano está en el cielo con Dios, entonces ¿para qué rezamos y ofrecemos una Misa por el que ha fallecido? ¿Para qué le pedimos a Dios que le acoja en su seno si ya le ha acogido porque tiene una santidad natural que se lo garantiza?

      De hecho, siguiendo con la lógica interna de esta práctica herética, más bien será el fallecido quien deberá de orar y rezar por todos nosotros, lo cual entra en contradicción con la teología.

      Así, tenemos que los funerales católicos pueden ser celebrados por laicos con ministerio especial, diáconos y curas, tenemos que la apostasía se manifiesta en público durante el desarrollo del ceremonial exequial, y tenemos que el funeral puede celebrarse en una sala de uso polivalente de un tanatorio o en una parroquia pero con dificultades en ésta.

      Hubo un obispo que recordó los criterios de todo funeral católico, para que sean ortodoxos en el dogma de la Fé y no sean apostáticos o paganizados por la herejía de la santidad universal y natural:

      1. La muerte y la resurrección no son simultáneas

      2. Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo en el juicio particular

      3. El purgatorio existe por un acto de misericordia de Dios ante las culpas perdonadas pero sin la pena satisfecha por los pecados cometidos

      4. Se debe de ofrecer sufragios en favor de las benditas almas del purgatorio (economía de la salvación)

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  2. Goyo
    Yo me he preguntado en ocasiones que la Iglesia católica no se preocupa por estas situaciones que expone Oriolt, Lo acepto en no creyentes, pero aquellas personas que durante su vida han intentado seguir al Maestro, no soy capaz de aceptar esta postura ante el momento de encontrarse ante Dios Padre. No puedo pensar que es la familia la que decide la ceremonia que quieren para su familiar fallecido, dado que todos quieren cumplir su última voluntad. No quiero entrar en la incineración o sepultura.
    Para un funeral laico, está muy bien es tanatorio, las músicas, los oradores laicos, etc. Para un católico el lugar apropiado es una Iglesia. Que no me digan que es por la comodidad del aparcamiento. Marçia Auxiliadora ruega por nosotros.

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    1. Totalmente de acuerdo con Goyo.

      En mi pueblo, he visto con mis propios ojos, dar sepultura por lo civil a difuntos que en vida fueron más o menos Católicos practicantes.

      Y eso pasa porque sus descendientes son anticlericales ateos y pasan olímpicamente de la última voluntad del finado.

      Así las cosas.

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    2. 1. Cierto: los familiares no católicos infringen las últimas voluntades de un pariente católico, negándole el derecho de una misa exequial


      2. Otro detalle: están prohibidas las exequias en este caso:

      Canon 1184, 1, 1 CDC: “a los notoriamente apóstatas, herejes o cismáticos”


      3. Luego está el lamentable hecho de las crecientes exequias católicas celebradas con la adición de elementos apostáticos, heréticos y anticatólicos


      .....


      La jerarquía de la Iglesia, tanto de Barcelona, Madrid (CEE) y Roma (Vaticano), saben perfectamente de todas y cada una de las irregularidades y abusos de las exequias católicas.

      Eso se demuestra con el Documento del noviembre del 2021 titulado

      «UN DIOS DE VIVOS»
      Instrucción pastoral sobre la fe en la resurrección, la esperanza cristiana ante la muerte y la celebración de las exequias


      Así, estos puntos sobre la percepción de la muerte:


      - En las últimas décadas se ha vivido en nuestra sociedad una profunda transformación en la vivencia de la muerte y en la forma de afrontarla. A ello ha contribuido el pluralismo religioso y cultural que caracteriza el momento histórico en que nos encontramos. La secularización de la vida ha llevado a la secularización en el modo de vivir la muerte. Cada vez es mayor también el número de personas para quienes la inquietud por la salvación no entra en su horizonte vital. Muchas personas la alejan de su contexto vital, no quieren pensar en ella y evitan estar cerca de los enfermos, especialmente de los terminales. Algunos la viven solo como la llegada al final de un camino; otros eluden los interrogantes que el hecho de la muerte debería llevar a formular, disimulando de este modo su dramatismo


      - Todo eso ha provocado cambios en el modo de «despedir» a los seres queridos: a veces, la oración por los difuntos se entiende como un recuerdo y la celebración de las exequias como una despedida. En no pocas ocasiones las ceremonias fúnebres se han convertido en un «servicio» que se ofrece a los familiares sin ninguna presencia de la Iglesia, y acaban siendo actos sincretistas en los que se mezclan elementos cristianos y no cristianos.


      - En estos últimos años, el Magisterio Pontificio, la Congregación para la Doctrina de la Fe y la misma Conferencia Episcopal Española se han ocupado de estas cuestiones ante la difusión de algunas creencias que tienen su origen en religiones o filosofías extrañas al cristianismo (como la doctrina de la reencarnación), o ante algunas ideas teológicas que han tenido consecuencias negativas en la vida pastoral de la Iglesia.


      - La Iglesia celebra las exequias «para que quienes por el bautismo fueron incorporados a Cristo, muerto y resucitado, pasen también con él a la vida eterna, primero con el alma, que tendrá que purificarse para entrar en el cielo con los santos y elegidos, después con el cuerpo, que deberá aguardar la bienaventurada esperanza del advenimiento de Cristo y la resurrección de los muertos.


      - El centro de las exequias cristianas es Cristo Resucitado y no la persona del difunto. Los pastores han de procurar con delicadeza que la celebración no se convierta en un homenaje al difunto. Eso corresponde a otros ámbitos ajenos a la liturgia. En el caso de que algún familiar intervenga con unas breves palabras al final de la celebración, se le debe pedir que no altere el clima creyente de la liturgia de la Iglesia y que, aunque aluda a aspectos de la vida del difunto que puedan ser edificantes para la comunidad, evite un juicio global sobre su persona; y que no emplee expresiones incompatibles con la fe que se expresa y se vive en la celebración («allá donde estés», «si es que estás en algún lugar», etc.).


      - Aunque las exequias ordinariamente deban celebrarse en una iglesia teniendo como centro la Eucaristía, dada la complejidad de la vida moderna [NO, ES DADA LA COMODIDAD DE LOS OBISPOS] hoy es frecuente que no sea así, bien porque tienen lugar en tanatorios u otros espacios que no son sagrados, bien porque no las preside un sacerdote.

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  3. Cuando el enemigo es la Iglesia (a)19 de julio de 2022, 5:23

    "El hundimiento de la práctica religiosa ha llegado a aquello que resultaba inimaginable: el entierro de la persona fallecida. En Barcelona un 69% de los mismos se celebra de forma laica. Y va a incrementarse notablemente. Aunque parece que a pocos les inquieta. Que el Titánic siga su curso."


    Todos hemos estado en un tanatorio asistiendo en algún funeral. Se llama al seguro, la funeraria lo lleva al tanatorio, lo maquillan, lo visten, y lo exponen detrás de un cristal en una cámara refrigerada como si fuera entre museo, espectáculo y película de miedo. Está expuesto detrás del cristal, en una zona aséptica, y delante hay un salón con muchas butacas, donde los familiares lo velan y terminan de mirar de mirar al finado, despedirse y recibir a todos los amigos y parientes que quisieran pasarse por ahí para darles un pésame. Esto es una convención social de hoy en día. Hay muchas manera de hacerlo, pero es eso, una costumbre.


    Luego viene la parte propiamente dicha, el funeral. Hay quienes se consideran ateos o católicos no practicantes, o cristiana y no católica (Cristo sí y los curas no), pero todos, a la hora de la verdad, en general, se acuerdan del cura para que celebre una ceremonia religiosa, donde al menos el cura cree en ella.


    En los tanatorios tienen un salón grande o hangar, que ellos ponen un cartel donde dice "Salón Religioso" o "Capilla" u otro nombre, donde hay sillas, no hay bancos, donde hay una especie de mesa de oficiar totalmente aséptica, donde por supuesto no hay Tabernáculo o Sagrario ni se le espera, y es una sala que NO ESTÁ CONSAGRADA, y allí llega un sacerdote, diácono o laico autorizada, que lleva un cáliz lleno de formas sin consagrar pero que consagra allí, hace la misa de funeral, da la comunión al que quiera recibirla, consuela a los deudos, recoge todo, lo mete en una maleta y se va otra vez a su parroquia.


    Luego llegan los del tanatorio, limpian todo, lo recogen todo, y a continuación entra otro oficiante (hindú, musulmán, Nueva Era, satanista, protestante, ortodoxo), donde en la misa mesa de oficiar, donde estaba el crucifijo, se pone un diamante irradiado por las fuerzas cósmico-telúricas, o se pone un Buda, o un Krishna, o un crucifijo invertido...


    Si al de la Nueva Era, al satanista, al Testigo de Jehová, al protestante... les da igual, y el sitio les va bien, maravilloso. Pero por qué los católicos admitimos que esto se haga así, que se efectúe nuestro funeral en un espacio no consagrado donde se celebran otros oficios de otras falsas religiones. Buena pregunta...


    Pero si es el funeral de un feligrés adscrito a una parroquia católica, y era practicante de verdad, que iba a misa todos los domingos, entonces el funeral DEBE DE CELEBRARSE EN SU PARROQUIA, con el cura que lo confesaba y le daba la comunión, donde están sus vecinos, sus conocidos, los que comulgaban con él, sus confeligreses.


    Los feligreses, los que formamos las Iglesias Domésticas (las familias), no contamos para y con la jerarquía en nada, nos hemos perdido el contacto con la comunidad parroquial, no sabemos del deceso de nadie ni participamos del dolor de los familiares de los feligreses que han fallecido. Estamos aislados, desconocidos unos de otros, separados y atomizados, y eso por culpa de las autoridades eclesiales, tanto presbiterial como episcopal.


    Catecismo 2179:

    “La parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio” (canon 515.1 CDC). Es el lugar donde todos los fieles pueden reunirse para la celebración dominical de la Eucaristía. La parroquia inicia al pueblo cristiano en la expresión ordinaria de la vida litúrgica, le congrega en esta celebración; le enseña la doctrina salvífica de Cristo. Practica la caridad del Señor en obras buenas y fraternas: [sigue]

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  4. Cuando el enemigo es la Iglesia (b)19 de julio de 2022, 5:23

    «También puedes orar en casa; sin embargo no puedes orar igual que en la iglesia, donde son muchos los reunidos, donde el grito de todos se eleva a Dios como desde un solo corazón. Hay en ella algo más: la unión de los espíritus, la armonía de las almas, el vínculo de la caridad, las oraciones de los sacerdotes» (San Juan Crisóstomo, De incomprehensibili Dei natura seu contra Anomoeos, 3, 6).

    ...

    Es lo normal y natural, ¿no?. Pues resulta que ni hablar, es lo más difícil y excepcional, incluso con trabas... y para no tener maldecaps, se pasa de todo y se acepta lo que te echen... no quiero ni saber qué pasaría en las parroquias adscritas a una parroquia principal según el plan de agrupación del obispado, o en las parroquias cerradas o degradadas a centro de culto... Vuelva usted mañana...


    Nos preguntamos por qué los curas y obispos católicos aceptan haber perdido los funerales en los templos católicos y van a este lugar no consagrado, no sagrado y contaminado por los ángeles caídos por causa de la celebración de cualquier falsa religión, creencia o espiritualidad...


    Los curas dicen que es lo que manda el obispado, que en cualquier lugar podemos celebrar una misa (al borde del mar, debajo de un pino, en una cueva, en la pista de esquí)...


    No obstante, nos preguntamos por qué se celebra la misa en un tanatorio no católico, en un espacio no consagrado, en un edificio que carece de la belleza de los templos. Los curas suelen decir que sí pueden hacerse las ceremonias en espacios no consagrados, porque hay un aparcamiento donde todo el mundo puede estacionar el coche, o hay medios de transporte, o es un lugar muy bonito, o hay un bosquecito. Además, dicen, una semana después del entierro, se puede hacer una misa de recordatorio de funeral en la parroquia del finado, y no pasa nada.


    Pero estamos hablando en interés preferente del muerto, dado que el fallecido es un feligrés que iba a misa, se confesaba, rezaba, daba donativos, hacía acción social, repartía comida, iba a recesos...


    Por eso, los jerarcas católicos saben que el verdadero motivo por el cual se celebra la misa de funeral en los salones no católicos de los tanatorios, es para que el tanatorio NO GASTE EN PERSONAL Y TRANSPORTE: en transportar el fallecido del hospital a la parroquia con los coches con las coronas de flores, y luego desplazar dos o tres operarios que son los que sacan el féretro, ponerlo frente al altar, esperar los 45 minutos de la ceremonia de la misa y despedida, poner las flores y acondicionar el féretro, más recoger y limpiar las coronas, flores, guirnaldas y libros, volver a trasladar el féretro al vehículo fúnebre y llevarlo a enterrar al cementerio: eso es un gasto que nos podemos ahorrar por hacerlo en el mismo sitio.


    El cura cobra sus euros si va al tanatorio, y si lo hace en la parroquia también, pues cobra del tanatorio, del seguro de defunción, pues hay que tener claro que se incluya la caja, nicho, cremación, corona, libro de firmas, y se incluye también una ceremonia religiosa donde tiene cabida el cobro del cura, tanto si lo celebra en su parroquia o si debe de desplazarse. Por eso es mejor llevarlo al tanatorio pagano y enterrarlo en el cementerio o crematorio que está al lado.


    Es decir, los feligreses somos tratados como un centro comercial: compramos en las docenas de tiendas, comemos en un restaurante, tomamos chuches y quicos y vemos la película en la multisala, todo en el mismo sitio; velamos al difunto, celebramos el oficio y lo incineramos o enterramos en el mismo tanatorio.


    Realmente, yo he estado en estos funerales paganos-civiles, y es horroroso como católico, pues las salas de tanatorio no tienen la imaginería, estatuas y decoración de iglesia, y lo más importante, NO ES UN ESPACIO CONSAGRADO, con lo que existe la presencia de espíritus impuros en un espacio paganizado: son puros hangares tristes y grises.

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  5. Cuando el enemigo es la Iglesia (c)19 de julio de 2022, 5:24

    Por eso, si se hacen funerales en los tanatorios, eso sólo obedece EN INTERÉS EXCLUSIVO DEL TANATORIO. La CEE y el obispado, aún teniendo derecho a celebrar el funeral en tu parroquia, te dicen que transijas.


    Pero por otro lado, los obispos tienen asegurado el funeral y el entierro en la catedral, en su amada catedral. Pero los feligreses estamos desasistidos: "transige, desiste de tus derechos funerarios, déjanos en paz"... ¿Pero por qué, no es mi derecho fundamental?

    Canon 1176 CDC:

    § 1. Los fieles difuntos han de tener exequias eclesiásticas conforme al derecho.

    § 2. Las exequias eclesiásticas, con las que la Iglesia obtiene para los difuntos la ayuda espiritual y honra sus cuerpos, y a la vez proporciona a los vivos el consuelo de la esperanza, se han de celebrar según las leyes litúrgicas.

    Canon 1177 CDC:

    § 1. Las exequias por un fiel difunto deben celebrarse generalmente en su propia iglesia parroquial.

    Canon 529 CDC:

    § 1. Para cumplir diligentemente su función pastoral, procure el párroco conocer a los fieles que se le encomiendan; para ello, visitará las familias, participando de modo particular en las preocupaciones, angustias y dolor de los fieles por el fallecimiento de seres queridos... ha de ayudar con pródiga caridad a los enfermos, especialmente a los moribundos, fortaleciéndoles solícitamente con la administración de los sacramentos y encomendando su alma a Dios;



    Yo, por mi parte, procuraré no transigir en mis derechos religiosos de funeral, no voy a aceptar que mi funeral se celebre en una sala donde hace un momento se ofició una ceremonia de un satanista, nuevaerano, religión cismática, incrédulos, ateos, pues... ¿Para qué están las parroquias, para que estén vacías? ¿No se hacen las bodas en el templo, y los bautizos, comuniones y confirmaciones? ¿Entonces, qué pasa con los funerales?


    Aquí es un excelente tema para la sinodalidad, pues si nos ciscamos en nuestra propia praxis religiosa, si devaluamos la misa, las exequias, el funeral, el respeto al difunto, la relación del difunto con Dios y su parroquia, es normal que el catolicismo vaya de capa caída.


    Pues resulta, ay las, que la jerarquía de la Iglesia, sí, nos desprecia, al menos hoy por hoy, y por tanto, el feligrés y la gente en general actúan con lógica racionalidad: si tanto da que da tanto la parroquia que el altar, el cura que el tipo de negro, pues hacemos estas horribles ceremonias laicas, que al menos hay música, un hombre de negro que habla bien y dice cosas bonitas, hay una fiestecilla, aplausos, abrazos, podemos charlar...


    Por ello, cuando se va un arzobispo saliente de Barcelona y viene el entrante, la sinodalidad debe de activarse en su plenitud. Para el saliente, la sinodalidad judicial, el juicio de residencia, donde se diluciden las responsabilidades, imputabilidad y culpa o mérito y premio:


    1. ¿Qué HAS HECHO para revertir la caída de las exequias católicas, que han bajado en favor de las ceremonias civiles o entierros laicos, que representan ya un 69%?

    2. ¿Qué HAS HECHO para revertir la caída sacramental de los bautizados, que no llegan al 35 %, y los matrimonios católicos que se sitúan en un exiguo 11%?


    Y para el arzobispo entrante, se trata de realizar una encuesta e interrogatorio sinodal:

    1. ¿Qué HARÁS para revertir la caída de las exequias católicas, que han bajado en favor de las ceremonias civiles o entierros laicos, que representan ya un 69%?

    2. ¿Qué HARÁS para revertir la caída sacramental de los bautizados, que no llegan al 35 %, y los matrimonios católicos que se sitúan en un exiguo 11%?


    En cuanto a los obispos, curas, diáconos, religiosos, teólogos, laicos comprometidos y dirigentes... a quien corresponda... mirad, dejaos de firmas de manifiestos por la independencia, menos burocracia, menos dedicarse a ser sindicalista, ONG o político, y sólo procurad por la salvación de las almas, que es la ley suprema de la Iglesia (canon 1752 CDC).

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  6. Esto pasa por dejar el Catecismo de preguntas y respuestas y por dejar de lado la Apologética. O sea, por dejar de lado la inteligencia y quedarse con el sentimentalismo. Y los curas han perdido la fe por lo que ellos saben, por no rezar ni el breviario ni nada que se le parezca.

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  7. Lo más grave no son los funerales laicos. Lo verdaderamente grave es que las empresas funerarias hacen creer a las familias que los curas no quieren oficiar las exequias en el tanatario. Las empresas funeraris ofrecen un serviio "semi laico" al que denominan "homenaje" en el que un orador (que acostumbran a ser actores) habla del difunto y acaba con la oracion de los fieles y el Padrenuestro. Todo eso adornado con la simbologia cristiana: Altar, cirios encedidos, cirio pascual...

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  8. Los que pugnan contra la Iglesia de Cristo saben muy bien que la mejor manera de degradar su misión es degradar su doctrina y su moral. La izquierda española tiene muy estudiado el tema desde hace tiempo. Por eso, frente al bautismo, se ha implantado el acto civil de instroducción en la comunidad, frente al matrimonio sacramental, el matrimonio civil en todas sus formas (homosexual), frente a la Eucarístía la introducción del adolescente en la sociedad. Las exequias no podían quedar al margen. Primero lo hicieron dentro de la Iglesia, cuando el sacerdote permitía que algún familiar o conocido hablara de las "gestas" del difunto, en vez de orar por su alma, y hablaba de que estaría contento allí donde estuviere, que no se refería al cielo o al purgatorio, sino a una suerte de lugar que sólo ellos parecen conocer.

    La Iglesia tenía que haber cortado en seco ese tipo de intervenciones en los sacramentos y dejar muy claro que el bautismo, o sacramento de la iniciación, no tiene nada que ver con la imposición de un nombre de familia ni con la acogida social.
    Algunos creen ver aspectos positivos en la "secularización" de la vida porque no faltan referencias evangélicas o paulinas (en el matrimonio civil es habitual que el alcalde o celebrante recuerde el texto paulino sin citar la fuente).
    En esa degradación de los sacramentos tienen mucha culpa los obispos Germinans llama curas nacionalprogresistas y no son más que simoníacos de la doctrina y moral.

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    1. Totalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.

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  9. Todo parece indicar que a los tanatorios envían lo peor en sacerdotes y/o diáconos que hay en las diócesis.
    Hace dos meses asistí al funeral de un primo mío en un tanatorio de Barcelona.
    Oficiado por un sacerdote, la ceremonia duró 11 minutos, música incluida.
    El cura en plan funcionario, leyendo los textos como un papagayo, a la carrera, con muy mala vocalización y no se dignó alzar ni un sólo momento la vista para mirar a la familia ni a los asistentes.
    Lamentable.
    Yo creo que la totalidad de los sacerdotes de la diócesis deberían tener 2 días de " guardia" al año en los tanatorios en una especie de ," turno de oficio". Por lo menos muchos funerales se celebrarían con la dignidad que merecen. Eso sí, sería como una lotería el que te tocara un buen sacerdote.

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    1. Tiene usted toda la razón , porque algunos sacerdotes funcionarios se creen dueños de la plaza de Tanatorio. Y lo único que les preocupa es cuantos muertos tengo para hoy y eso cuanto supone de ingresos. Que no se nos olvide que la funeraria paga el funeral al sacerdote o diácono que lo celebra.

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  10. Mi opinión es que el sacerdote tiene una misión especifica de celebrar misas, y con tanto trabajo de atender a los entierros le restan tiempo para su especialidad de consagrar. Hay muchas capillas en ciertas ciudades donde nunca se celebra misa. Esto de que los curas deban vivir a lo bólido presidiendo entierros lo encuentro como "servilismo". Cualquier laico de los que suben a leer lecturas ya vale para decir cuatro palabras en un entierro. Si el difunto es una persona importante no se debe hacer diferencias por dinero a otro difunto pobre y miserable. Hemos llegado a un punto en que el Cura es la "chica para todo" y a los que comen la Comunión no valen ni 5 céntimos para colaborar en nada. Ahora imaginemos a un cura obrero que deba dejar su puesto de trabajo para atender entierros habiendo muchos jubilados de misa dominical que pueden presidir. Un poco más de ORGULLO laical y menos clericalismo, por favor.

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    1. Totalmente de acuerdo con el anónimo de las 12:59.

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  11. Estuve 30 años en diferentes tanatorios de Barcelona. No es muy importante si se es creyente o no, si se practica la religión catòlica o no. Creo que lo mas importante es hablar con la familia, interesarte por cómo era el difunto/a, darles consuelo y que la familia salga del oratorio consolada. Creo que en este caso la família importa mucho ya que es el momento de la separación del difunto/a. Cuando empecé en el antiguo tanatorio de Sancho de Avila los oficiantes no hablaban con las familias y era un desastre. Yo pedi hablar con las familias para conocer un poco la trayectoria vital del difunto/a. Tambien debo decir que en Barcelona se hacen mas ceremonias laicas porque de entrada, algunos tramitadores te ofrecen la ceremonia laica (estas facturan mas). También quiero decir que un Diacono es un ministro ordenado por la iglesia. También pienso que si no hay una buena preparacion para oficiar las exequias mas valdria que la persona que las oficia, si no tiene sensibilidad ni empatia, se retirase. Con 30 años de experiencia jamas se me pidió aplicar mis conocimientos

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L'arquebisbat de Barcelona aparta un dels sacerdots de la Casa de Santiago acusat d'abusos
El Vaticà pren el control directe del bisbat d’Urgell per “liquidar” la figura del copríncep episcopal
Apostolado “Transformados”: Dejan el mundo LGTB tras un encuentro con Cristo, sin terapias
La Iglesia catalana no para de arrodillarse ante el separatismo
La Iglesia catalana, partida en dos por el derribo de una parroquia
Omella destituye a un párroco crítico con un plan urbanístico de la Iglesia en Barcelona
Centenares de catalanes acompañan a la Virgen de Fátima por el centro de Barcelona.
El párroco de la Mercè, tras la retirada de la misa: «Tal vez recibamos a las autoridades tocando a muertos»
El Clínic traslada su proyecto de centro de investigación por la imposibilidad de instalarse en una iglesia del Eixample
El gran vitrall de l’església de l’Esperit Sant se salvarà de l’enderroc
Omella no está en su mejor momento: el cambio en Barcelona se acerca
La secta de la Casa de Santiago. El escándalo que la Iglesia catalana ocultó durante 30 años
Omella envía a un cura de 72 años a comerse el Santísimo de la iglesia que quiere derribar
Derribos Omella: el arzobispo desacraliza la iglesia del Espíritu Santo de Barcelona y suspende a divinis al párroco
Los memos del Bisbat de Sant Feliu de Llobregat
El hilo que une Monserrat con el Opus Dei: 85 años de amistad y protección