¿Qué pasa en el Seminario de Toulon?

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Autoritarismo puro y duro, como en el affaire de la parroquia del Espíritu Santo. Lo de la sinodalidad es un camelo para tener entretenido al personal. ¿Se ha dado cuenta alguien de que las “conclusiones” sinodales están tan dictadas desde arriba (¡desde el mismo Vaticano!) como el cambio climático? Por eso se parecen tanto las conclusiones de todas las diócesis (¡incluidas las del “Camino Sinodal” germánico!). Estamos ante el supremo esfuerzo de democratización de la Iglesia: aprovechando para emprender esta reforma profunda de la Iglesia, el momento en que la democracia está más corrompida, más al servicio del autoritarismo por tanto. Tampoco podíamos fallar en esto: la Iglesia comprando la corrupción del mundo. De hecho, hasta los Mandamientos de la Ley de Dios han sido sometidos a escrutinio democrático: y en no posos ámbitos de la Iglesia (especialmente en los jerárquicamente más altos), han quedado arrumbados unos, cuestionados otros, y abolidos el resto. Es la democracia sinodalista que ha invadido la Iglesia.
 
Parece que en el seminario de Toulon pasa algo parecido a lo que estuvo ocurriendo con el seminario de Tarrasa. El de Barcelona, dirigido por el puer haeres de Sistach, no salía adelante, no funcionaba. Entonces, la culpa tenía que estar en el seminario de Tarrasa, que le quitaba los seminaristas o algo así. El obispo de Tarrasa, Saiz Meneses, era un peligroso competidor para ocupar la silla arzobispal -y cardenalicia- de Barcelona; sólo faltaba, para convertirlo en un rival más peligroso aún, que su seminario aventajase en muchísimo al de Barcelona. Y como eso no podía ser, había que poner en marcha toda la maquinaria conspirativa que fuese necesario para neutralizar al obispo de Tarrasa como aspirante a la sede de san Paciano. La solución final fue sacarlo de en medio promoviéndolo como arzobispo de Sevilla. Problema definitivamente resuelto también para el heredero de Sistach. El seminario de Tarrasa no será un problema para Omella.
 
 
Otra cosa parecida ocurrió durante decenios con el seminario de Toledo: cerca de 1.000 sacerdotes se ordenaron en ese seminario desde que lo refundara Don Marcelo, el obispo que al grito de “Volem Bisbes Catalans” acabó expulsando el levantisco clero independentista a fuer de progresista de la diócesis de Barcelona.
 
En el seminario de Toledo se formaron seminaristas de muchas otras diócesis españolas que, obviamente, no encontraban en el seminario de su diócesis, el ambiente formativo que deseaban. Y claro que hubo quejas amargas de todos los obispos a los que Toledo les “robaba” sus seminaristas. Pero la sede de Pedro no estaba ocupada por un papa al que le inquieta mucho más la misa en latín, por decir algo, que las teologías mundanas que han adquirido carta de naturaleza en la Iglesia, o que el cisma germánico que viene fraguándose desde hace años. Las opciones conservadoras más apegadas a la tradición y al Magisterio de toda la vida, producen gran inquietud especialmente entre los obispos que habiendo hecho del progresismo su bandera, contemplan estoicos cómo se hunden sus diócesis. Entre otras razones porque los seminaristas que de ellas surgen, huyen del respectivo seminario para recalar en Toledo. Y efectivamente, esos obispos ponen el grito en el cielo y mueven Roma con Santiago denunciando ese “robo” de seminaristas.
 
 
 
La apariencia del asunto en el caso de Toulon, es que ha de haber en Francia un buen número de obispos apegados al “Espíritu del Concilio” y a la consiguiente reforma de la Iglesia que, viendo la esterilidad de su mensaje (la falta de seguidores que quieran ser sacerdotes para seguir sus pasos), culpan de ello al seminario que es capaz de ofrecerles a los seminaristas opciones de sacerdocio vivas y fecundas.   
 
Fue el caso, aquí en España, de Don Marcelo González Martín, el obispo de Barcelona (sucesor del Dr. Modrego) expulsado por el clero de la diócesis al grito de “queremos obispos catalanes”. Es evidente que les traía al pairo que fuesen buenos o malos obispos; lo esencial era que fuesen catalanes. Y Roma les fue concediendo los obispos catalanes y asimilables que exigían, hasta llegar donde estamos.
 
Que Don Marcelo era un excelente obispo, lo prueba el hecho de que, promocionado a la diócesis primada de Toledo, refundó el seminario; y tal fue su acierto, que llegó a ser el elegido por un gran número de seminaristas de toda España, de tal manera que era de este seminario del que salían más ordenaciones sacerdotales. Evidentemente, esto tenía soliviantados a los obispos cuyos seminaristas preferían formarse en Toledo. Pero no encontraron ni presidente de Conferencia episcopal ni papa que atendiera sus quejas, así que el seminario de Toledo siguió haciendo historia.
 
 
 
Pero lo del obispo Rey y lo del seminario de Toulon se está produciendo en un contexto eclesial muy distinto. Hoy el papa es muy sensible a la existencia de sacerdotes que se inclinan hacia las formas más conservadoras de la Iglesia; y más aún a la existencia de seminarios con esa orientación. Siendo lo más grave del asunto que esta especie de seminarios crecen, mientras decrecen y se extinguen dramáticamente los que se guían por el espíritu de continua adaptación y transformación que hoy se lleva para acercar la Iglesia al espíritu del mundo. Y como es natural, los obispos responsables de estos seminarios ponen el grito en el cielo y en Roma. Y el romano pontífice, celoso guardián de la unidad de la Iglesia, teme que si ésta se escinde lo hará por el lado conservador; porque ya se ha ocupado de acercar posiciones con los más audaces progresistas. La jugada maestra para el acercamiento al secesionismo sinodal germánico, ha sido la convocatoria de ese nuevo pseudoconcilio basado en la sinodalidad, es decir en el “Camino Sinodal”.
 
Obviamente el seminario de Toulon era mucho más que una piedra en el zapato que le impedía al papa seguir su camino triunfal hacia la Nueva Iglesia, amparada en la Nueva Evangelización. Era inevitable por tanto que intentase darle el cerrojazo a ese seminario, prohibiendo las ordenaciones.
 
Ahora a quien le toca mover ficha es al obispo Dominique Rey. O quizá quizá, quien va a mover ficha será Francia (es que eso de la sinodalidad da mucho juego, también para jugar contra el “Camino Sinodal”); porque, para chauvinista, Francia: y eso de que se le intente dirigir desde ámbitos tanto nacionales como ideológicos no franceses, está en el orden de lo intolerable. 
 
La reacción puede venir también del ámbito conservador de toda la Iglesia, no sólo la francesa. En cualquier caso, el revuelo ya está armado y la cosa no quedará ahí. Una de las salidas, es que Roma rectifique, como ha tenido que hacer tantas veces.
 
Virtelius Temerarius          

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5 comentarios

  1. El Seminario de Toulon es de Espíritu Trentino.

    Eso no casa bien con el espíritu profano y rozando lo satánico, según los mandamientos d una buena parte del clero progre.

    Intentarán destruirlos, pero no podrán!

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  2. Lo mismo paso con el obispo Livieres y los Frailes de la Inmaculada, etc etc.
    Demasiadas vocaciones es una bofetada para los estériles progres.
    Pero los progres nunca rectifican, quieren morir matando.

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  3. Las fábricas de superhombres denominadas "seminarios" parece que no funcionan, habría que analizarlas un experto. Me pregunto en que consiste un seminario porque carezco de experiencia porque nunca he estado metido allí dentro, pero con mi asistencia asidua a la misa dominical y con lecturas de libros religiosos ya he tenido mi seminario propio para intentar comprender los misterios divinos. Tal vez convendría extrapolar el concepto de "seminario" a las reuniones dominicales llamadas Misa, con lo cual ya se ha hecho bastante en este sentido con los "sínodos". Hasta ahora solo los clérigos podían hablar en las asambleas y al introducir los "sínodos" ya puede opinar todo cristiano de a pie. Los "sínodos" son unos seminarios en miniatura donde maestros y discípulos intercambian opiniones, queda muy bien en estos tiempos modernos de tanta cultura, antes la gente era ignorante y no se le concedía la palabra para hablar de teologia. Pero como en una empresa que trata de ganar mucho dinero (en nuestro caso ganar ALMAS que es mucho más), a quien no obedece las reglas debe aplicársele la patada al trasero de lo contrario las ganancias bajarían ostensiblemente. Este detalle en la Empresa Iglesia no se cumple por esto andamos muy mal. En este blog siempre lloriquean muchos de lo que no funciona y conviene recordar que la "patada" es la solución.

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  4. Silverio Garrell, sigo con interés sus acertados comentarios. Gracias.

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  5. Los de la siniestra querían acabar con las procesiones en Andalucia y miren por donde, las tendrán para unos añitos más.

    Lástima que la mayoría no votase al ultra-catolico VOX.

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