Este martes se celebró en la catedral de Barcelona, la tradicional Misa Crismal con la bendición de los santos óleos, momento de hermandad sacerdotal que continuó con una comida conjunta en el Seminario Conciliar. Más allá del hermoso ritual de ese día, el clero local siempre está pendiente de algunos detalles, este año, además de la lógica ausencia del fallecido obispo auxiliar Don Antoni Vadell, se encontró a faltar a n.s.b.a... y jubilado cardenal Martínez Sistach, del que su sucesor no dijo en ningún momento el motivo de su ausencia en tan emblemática celebración. Sí que es evidente que la presencia del arzobispo emérito en algunos actos eclesiales recientes ha demostrado que no se encuentra en su mejor estado físico.
Pero la gran sorpresa saltó al final de la celebración, cuando Don Juan José después de dar la bendición, dio por finalizada la ceremonia sin haberse hecho el tradicional homenaje a los sacerdotes y diáconos que este año cumplen 50 o 25 años de su ordenación. Ese momento que se ha hecho imprescindible, a pesar de que ha adoptado diversas modalidades, nunca se ha dejado de hacer, ni siquiera el año de la pandemia, en el que no hubo la Santa MIsa Crismal, pero si una posterior celebración en la Sagrada Familia en la que se recuperó ese homenaje que no pudo hacerse en su momento.
Tradicionalmente, un obispo auxiliar o alguien presbítero (secretario general, delegado del clero...) leía la lista de todos los sacerdotes homenajeados, a los que el arzobispo entregaba un regalo con el vistoso abrazo entre ambos. El proceso era algo lento, especialmente si algún presbítero, ya anciano, tenía ciertas dificultades para llegar hasta donde estaba el cardenal, pero el resto del clero aguantaba estoicamente el momento de gloria de sus compañeros. Después de los regalos venía el parlamento de uno de los homenajeados, últimamente sólo uno en nombre de todos, hace unos años eran dos, uno por las bodas de plata y otro por las de oro.
¿Qué ha pasado? Se preguntaba la clerecía asistente, pues simplemente que este año sólo estaba presente uno de los sacerdotes que celebraba aniversario y evidentemente hacer todo el montaje por un sólo sacerdote quedaba bastante ridículo, además se tenía que excusar a los que no habían asistido y en algunos casos era mejor pasar un tupido velo para no menear temas escabrosos. El único sacerdote presente era el Rvdo. Oscar Pueyo, que además tampoco se formó en el Seminario de Barcelona y que pertenece a la comunidad ADSIS.
Así, por ejemplo, entre los sacerdotes que cumplían 50 años de ordenación (1972), se encontraban Mn Jaume Desquens, lejos de la diócesis de Barcelona, que fue acusado de pederastia, aunque hay que darle la presunción de inocencia, ya que muchos afirman que todo fue un montaje, o el Rvdo. Josep Lluis Fernández, miembro de la Casa de Santiago, del que sí se demostró sus actos perversos y sobre el que el arzobispado emitió una nota retirándole de todas sus funciones, al igual que la Generalitat le retiraba la Creu de Sant Jordi, o el Rvdo. Andreu Oliveras, que no se encuentra en condiciones físicas y mentales adecuadas para participar de esta ceremonia. En el grupo estaba el salesiano P. Isidre Serdà, que tampoco acudió. También llama la atención que ese mismo día se hiciera público el fallecimiento del Rvdo. Jordi Jorba, en Chile, también con una acusación de abusos, se le nombró en el memento de los difuntos, pero no se dijo nada de que ese mismo día se estaba celebrando su entierro en la diócesis de Calama.
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El grupo de los 25 años lo conformaban el Rvdo. Vicenç Guinot que desde 2004 está sirviendo a la diócesis de Sant Feliu, el Rvdo. Jose María Labarta que parece que está lejos de Barcelona y el ya citado Rvdo. Oscar Pueyo.
En definitiva, un año muy pobre en cuanto a bodas de plata y oro, y unas circunstancias entre algunos de los posibles homenajeados, que han propiciado esa excepcional situación de eliminación de ese momento. Esperemos que el año que viene todo vuelva a la normalidad y con un poco de suerte, sin mascarilla.
Antoninus Pius
Vicenç Guinot; un santo varón. Tuve la suerte de ser su feligrés durante su pastoreo en Sant Joan Baptista, de Sant Joan Despí. Un joya de sacerdote, solo hay que ver el ensañamiento de ERC, CUP y demás sayones.
ResponderEliminarRezó por su ministerio actual en Castellbisbal.
"Don Juan José después de dar la bendición, dio por finalizada la ceremonia sin haberse hecho el tradicional homenaje a los sacerdotes y diáconos que este año cumplen 50 o 25 años de su ordenación."
ResponderEliminarDa la sensación de que puede intuirse que no lo ha hecho porque la ceremonia es larga, por los curas con problemillas y porque nuestra diócesis es ya una llar d'ancians presbiterial y etimológicamente hablando.
Sobre Mn. Dasquens, tengo entendido que sólo fue por no haber cumplido la totalidad de las medidas cautelares para evitar que la situación fuera siquiera indiciariamente conjetural. Dado que las medidas cautelares iban en su beneficio, me parece que se juzgó que el traslado sería el siguiente grado jurídico para conseguir la finalidad pretendida, que permite la incomunicación personal en un grado más intenso. Nada más.
Y en Molins de Rei.
ResponderEliminarLa Sagrada Liturgia no es momento de homenajes, ni de regalos ni parlamentos. Su ausencia este año solo es muestra del buen criterio de los liturgos actuales y del cardenal. En la comida o en otro momento se pueden hacer los homenajes que correspondan. Ad multos annos
ResponderEliminarJosé María Labarta era el primero a la izquierda del presbiterio. Se ordenó en Roma en el Aquíla. Luego llegó a Zaragoza y de allí a Cornellá de donde es oriundo. No se le conoce cargo parroquial.. pero bien debe cobrar, digo
ResponderEliminarMn. Dasquens fue víctima de una conspiración para sacarlo de la parroquia de Santa Maria de Gracia donde estaba haciendo una magnífica labor y le cogió el ínclito Mons. Sistach que se lo quitó del medio.
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